Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte – vol. 2 - número 4 -
marzo 2002 - ISSN: 1577-0354
“POR
"BY
THE EDUCATIÓN TOWARD THE REVOLUTION": THE CONTRIBUTION OF THE PHYSICAL
EDUCATION TO THE BUILDING OF THE
IMAGINARY SOCIAL OF THE FRANQUISMO
Herrero, H.
Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales,
Universidad de Valladolid.
RESUMEN
Este breve
artículo pretende constituir una contribución a la interpretación y el
esclarecimiento del imaginario social del franquismo. Para ello hemos elegido
el observatorio de
Desde esta
óptica, trataremos de evidenciar las intencionalidades “formativas” subyacentes
e implícitas en la concepción y la articulación de
PALABRAS CLAVE: Franquismo,
revolución, Frente de Juventudes, imaginario social, Educación Física.
ABSTRACT
This
short article intends to constitute a contribution to the interpretation and
the clarification of the imaginary social of the franquismo. For this have
elected the observatory of the Physical Education, formal so much as not
formal, and, for the most concrete aspects, the performance of the “Frente de
Juventudes”, also known as the " favorite Work of the Regime".
From
this optics, we will try to evidencing the premeditations "formative"
underlying and implicit in the conception and the joint of the masculine
Physical Education of the first franquismo, as well as their/its potentials
doctrine and models of consciences.
KEY WORDS:
Franquismo, revolution, Frente de Juventudes, imaginary social, Physical
Education.
1. PREÁMBULO
Desde hace tiempo venimos ocupándonos, desde diferentes perspectivas, de
la reconstrucción del imaginario social del franquismo, o lo que es lo mismo,
de la conformación de las representaciones colectivas que rigieron este sistema
de identificación e integración social (J.L. PINTOS, 1995). Así pues, nuestro
interés se centra en tratar de sacar a la luz la invisibilidad del tejido
social de aquella época, así como en determinar los mecanismos, los recursos, las
técnicas y las estrategias “didáctico-pedagógicas”
gracias a los que este orden social, -ilegítimo en origen-, llegó a ser
considerado como algo natural o, cuando menos, prácticamente incontestado, sin
olvidar, por supuesto, el descollado papel que jugó la represión, en todas sus
modalidades y vertientes.
Como es obvio, nos hallamos frente a una muy sutil y tupida red de
interacciones que apelan, preferentemente, al subconsciente colectivo y que se
dirigen a las facetas más afectivas o sensitivas del intelecto, lo que nos
obliga a penetrar en territorios necesariamente crípticos y movedizos.
En este sentido, -y tal y como ya preconizaron los
estudios que han abordado la transmisión ideológica, y muy particularmente los
que han atendido a las cuestiones relacionadas con la reproducción cultural (P.
BOURDIEU y J.C. PASSERON)-, entendemos que, a la hora de tratar de desentrañar
los procesos de alumbramiento de nuevas cosmovisiones, el análisis del papel
desempeñado por
Así pues, en las breves páginas que suceden, trataremos de ofrecer
algunas pinceladas sobre cómo
2. POR
No cabe duda de que entre los tópicos del ideario franquista más
recurrentes y, por supuesto, entre los principios básicos del Movimiento, se
cuenta la urgente e inexcusable, noble y cristiana REVOLUCIÓN, bástenos retomar
las palabras de J. Ibáñez, -el que fuera
Ministro de Educación-, quien se expresa así de taxativamente:
“El nervio de nuestro Movimiento es
Se aspiraba a una Revolución de talante básicamente espiritual, que
pretendía cambiar de raíz el estilo del
alma de los españoles. Una Revolución que se debía plasmar en dos ámbitos
diferenciados y complementarios: el nacional y el individual.
Por lo que respecta al orden nacional, se perseguía la unidad total en el
pensamiento, en la voluntad y en el sentimiento, mientras que la revolución
individual se centraba en la regeneración del hombre a través de la
consolidación y la generalización de una serie de principios, tales como: la
obediencia, la jerarquía, la disciplina, la aristocracia de espíritu, el
servicio y el amor a España, virtudes todas ellas que debían tener, entre los
españoles, una “auténtica dignidad
imperial”. (J. IBÁÑEZ, 1942, p. 15).
Mas esta Revolución, que nutría y articulaba ideológicamente al Régimen,
no podía permitirse perecer con el paso del tiempo sino que, por el contrario,
debía permanecer inamovible, imponiendo sus principios tanto en el presente
como en el futuro.
Así, a fin de lograr la pervivencia de estos ideales y de “eternizar” el
Movimiento, sus protagonistas arbitraron toda suerte de vías entre las que
destacó la acción educadora, pues, a juicio de los “prohombres” del Régimen,
Por todo ello, resultaba perentorio definir qué tipo de educación se
practicaría, ya que, como es obvio, tan alta empresa requería unas
características muy determinadas, que en este caso se materializaron en un
proyecto de educación “CRISTIANA Y ESPAÑOLA”: “Toda la juventud debía formarse en católico, en humano y en español”,
de modo que se produjera una “recristianización” y una “renacionalización” de
la enseñanza, inspiradas, respectivamente, en la tradicional fe cristiana y en
“el signo permanente de la sustancia
histórica tradicional española” (J. IBÁÑEZ, 1942, p. 22).
Así las cosas, la misión prioritaria de la educación debía ser preparar a
las juventudes en el servicio a España desde dos ámbitos bien definidos: el del
esfuerzo físico y el espiritual, o, dicho de otra manera, el del trabajo del
músculo y el del cultivo de la inteligencia y, por aquellos entonces, esta
necesidad se hacía especialmente acuciante en el primero de los terrenos,
debido a que según J. MALLART (jefe del Departamento del Instituto Nacional de
Psicotecnia):
“nuestros rudos campesinos,
nuestros fuertes marinos, nuestros montañeses endurecidos en el contacto y en
la lucha con los elementos naturales están perfectamente capacitados para tomar
parte en hazañas de las que han dado más honra y gloria a nuestra Patria. Pero
nuestras masas urbanas ahora tan hipertrofiadas, y que suman cerca de la mitad
de nuestra población total, de seguro no responderían debidamente a un
llamamiento algo exigente en el esfuerzo físico (J, MALLART, 1941, p. 38).
Desde
esta perspectiva, no cabía duda de que una de las plataformas educativas idónea
para formar a los futuros “monjes-soldados” era
3. EL PAPEL DE
De cara a comprender en toda su magnitud la trascendencia de
3.A.
Moscardó
considera un signo de modernidad el que los gobiernos recurran a
(El Deporte) Por su poder
extraordinariamente educativo, se ha convertido en la actualidad en arma de
gobierno, que todos los pueblos esgrimen cuando piensan en la formación de sus
juventudes, y ello es común a los pueblos grandes como a los pequeños, a los
extensos como a los reducidos, a los de todas las morfologías, a todas las
razas fuertes, a todos, en una palabra, a los que quieren valerse por sí mismos
para contar con un puesto en el concierto mundial, o quieren labrar y defender
por sí su independencia. (J. MOSCARDÓ, 1941, p. 21).
3.B.
Del mismo
modo y habida cuenta que, desde los planteamientos del fatalismo heroico
del franquismo, la última y suprema
vocación de todo joven español había de ser la de servir a España y, si fuera
necesario, hasta morir por ella, no debe sorprendernos que
Que no es admisible negar a esta juventud estos
derechos que invoca con la fuerza de su razón, con la de sus aspiraciones
legítimas y altruistas, con la fe puesta en hacerse fuertes y sanos para mejor
servir a España y con más eficacia y
alegría morir por ella, y que es precisamente por esta legitimidad de su
aspiración por la que nosotros, los que por razón de nuestro empleo y cargo
ejercemos funciones de mando y de dirección, por la que hemos de fomentar y
facilitar la práctica de los deportes.
Por
último, José Moscardó parece haber encontrado en -el Deporte-la Educación
Física- la auténtica piedra filosofal pues, según sus propias palabras, su
práctica ejercita todas aquellas virtudes que adornan al buen
nacionasindicatolicista y que son imprescindibles para la consolidación del
Movimiento y el advenimiento de la “Revolución”, hasta el extremo de favorecer
y facilitar el acercamiento a Dios. Estas virtudes pueden ser “grosso modo” las que se relacionan
seguidamente:
Es por este medio (el deporte) por el que se ejercita
una DISCIPLINA, una SUBORDINACIÓN, el ACATAMIENTO a la autoridad de un
árbitro, el SOMETIMIENTO a unas reglas o
leyes,
Mas el
poder transfigurador o metamórfico de
Esto es evidente para quien haya meditado, siquiera
someramente, en ello. El deporte, por su calidad, por su condición, tiene un
PODER EDUCATIVO, UN PODER DISCIPLINANTE, UN PODER HIGIÉNICO, MORAL Y
MATERIALMENTE HABLANDO, que sería ciego o suicida negarlo o tan sólo
despreciarlo. Es por este medio por el que se consigue que una sociedad que
trabaja o estudia encamine sus pasos al campo de deportes, donde cultiva sus
músculos, sus pulmones, su organismo en general, en lugar de encaminarse a
lupanares. Es por este medio por el que una juventud se dirige los domingos a
la sierra, cargada su espalda con un morral y sus hombros con un par de esquís,
regresando henchida de oxígeno y de sol o después de luchar con la ventisca y
con los elementos atmosféricos, sin rojeces de vino y de lujuria, groserías ni
“chiribís”. (J. MOSCARDÓ, 1941, p. 22).
Ciertamente,
la fe de Moscardó en la capacidad adoctrinadora y modeladora de conciencias de
4.
Una vez
vistas las virtualidades propagandísticas, las potencialidades para acuñar
cosmovisiones y la capacidad de articular
4.A. LOS FINES
Antes de seguir adelante, hay que tener en cuenta que el recurso a
Así las cosas, la formación física, a la que el ideario franquista alude
constantemente, fue entendida como un vehículo o un cauce que, por sus
características, podía resultar de suma utilidad en la canalización del
adoctrinamiento.
En este sentido,
4.A.1. LOS FINES BIOLÓGICOS Y FISIOLÓGICOS
Comenzaremos, pues, por acercarnos a los fines de índole
más biológica o fisiológica, aunque sea absolutamente imposible disociarlos de
la acción espiritual.
De este modo y por lo que respecta al fortalecimiento
físico,
1.
Buscar la robustez general.
2.
Adiestrar los sentidos.
3.
Habilitar los órganos y sistemas de ejecución del movimiento.
4.
Estimular la coordinación funcional y plena.
5.
Conseguir la belleza fisiológica, como exponente de la armonía funcional.
6.
Alcanzar la armonía psicofisiológica.
Pero, como ya anunciábamos, la cosa no quedaba aquí,
pues, revalidando el aforismo latino “mens sana in corpore sano”, el desarrollo
de las potencialidades fisiológicas debía formularse en íntima conexión con la
promoción de las capacidades intelectuales, de modo que fuera posible alcanzar
el predominio intelectual sobre los instintos primarios.
Así, el objetivo último era preparar generaciones
fuertes, en camino constante a la perfección y en marcha hacia un destino
“prometedor” que, conforme a la retórica vacua del franquismo, sería “la unidad
de destino en lo universal”, para cuya consecución era indispensable que la
perfectibilidad y el acrecentamiento vital se concibiesen como una forma de
colaboración a la obra divina.
Por consiguiente la acción de carácter físico se
subordinaba a la renovación espiritual pues, según J. Mallart, los principales
problemas que debía afrontar
Veamos, pues, la capacidad e
4.A.2. LOS FINES PSICOLÓGICOS
I.
“El deporte como ejercicio físico, y no como
espectacularidad, debe ser practicado por todos los españoles. Y ha de ser un
deporte que no se limite a desarrollar determinados músculos o miembros, sino
la totalidad del organismo. Pues el deporte no ha de servir para hacer
acróbatas, sino para acrecentar el vigor físico, tonificar el cuerpo y MEJORAR
No cabe duda de que el valor de la “raza” es un referente omnipresente en el ideario franquista. Sin
embargo, este concepto ha de asociarse a cuestiones patrióticas y nacionalistas
más que a las estrictamente étnicas. Desde esta premisa,
II.
Por encima de todo, y como acabamos
de ver, había que formar buenos patriotas o, lo que venía a ser lo mismo por
aquellos entonces, buenos católicos, para lo que había que dotar a los jóvenes
de férreos códigos conductuales y morales, en los que destacaban valores tales
como:
II.A. La obediencia, la disciplina,
el sacrificio y la sumisión
“En
La concepción franquista del Estado
que, se articulaba en torno al principio de la desigualdad social, preconizaba
una suerte de predestinación, en función de la cual el más competente estaba
llamado a mandar y el que estaba llamado a obedecer, obedecía, aunque a la
larga absolutamente todos debieran obedecer al Caudillo. Salvando las
distancias, no resulta difícil detectar claras reminiscencias de la visión
organicista de la estructura social del Antiguo Régimen y la concepción
estamentalista de la sociedad.
Este planteamiento venía reforzado
por la difusión del terror al anarquismo y de mensajes apocalípticos que
presentaban el caos social como resultado del libre pensamiento. Así, y por su
bien, el sujeto debía desprenderse o sacrificar sus propios pensamientos y
opiniones, sobre todo en materia de política, y depositar su destino en manos
ajenas, con lo que los españoles se convertirían en unos eternos menores de
edad, tutelados por el Estado y, en último extremo, por el Caudillo que eran
quienes, realmente, sabían los que les convenía.
Es indudable que la práctica del
ejercicio físico, en cualquier circunstancia, requiere un alto grado de
disciplina y de “sacrificio”, por lo que esta particularidad fue magistralmente
aprovechada. Pero convendremos en que
entre la disciplina y la sumisión, que era el fin postrero, media un
abismo insondable que se salvó de muy distintos modos.
Así, por ejemplo, a fin de
estimular a los jóvenes, de compensar sus esfuerzos y de retarles a la
superación, tanto en el terreno personal como en el colectivo, se arbitró un
sistema permanente de competición, concursos, campeonatos, pruebas, exámenes...,
que se materializó en la concesión o retirada de puntos y, finalmente, la
consecución de un premio que, como no podía ser menos, se recibía a lo largo de
un acto emocionante y, desde luego,
solemne. Aunque, todo ello no quitase para que, según los teóricos, la mayor recompensa que podía recibir un
joven español fuera “la íntima
satisfacción del deber cumplido”.
II.B. El Servicio y la disolución del
individualismo
“Yo sé que sirvo a la comunidad de la que formo parte
cumpliendo mis deberes de niño, como son los escolares. Con ellos me preparo
para ser ciudadano de mi España y cumplir mis deberes de hombre que se reducen
a OLVIDARME DE MÍ MISMO PARA RECORDAR QUE SOY ESPAÑOL”. (LECTURAS CÍVICAS, 1944, p. 37).
“El
individualismo es absorbente, egoísta y disgregador. Todo lo contrario de
lo que España necesita. España necesita
que todos, altos y bajos, grandes y pequeños, unamos nuestras voluntades y
sentimientos para querer lo que a ella le convenga y no lo que convenga a
nuestros caprichos” (LECTURAS
CÍVICAS, 1944, p. 33).
Tanto el rechazo del
individualismo, como la vocación de servicio están estrechamente relacionados
con la obediencia, la disciplina, la sumisión y el sacrificio pues, todos ellos
apuntan en una misma dirección: la negación del yo en pro del Estado o, si se
quiere, de Franco, pero aquí, hemos tomado por separado el tema del servicio y
del individualismo por cuanto
II.C. El júbilo y la
alegría
“Para el
ideal, el ímpetu; para el obstáculo, la constancia; para el esfuerzo, la fe,;
para el trabajo, la disciplina; para el bien general, el sacrifico, y PARA
TODO,
Ciertamente, y aunque la componente lúdico-recreativa no constituyera, al
menos de partida, uno de los objetivos teóricos prioritarios del Movimiento o
del Frente de Juventudes, el esparcimiento y la diversión fueron cuidadosamente
atendidos, pues la práctica evidenciaba que el principal atractivo de esta “organización” radicaba en su oferta
de “pasatiempos”,
no olvidemos que corrían tiempos grises y que los muchachos no contaban con
muchas opciones para divertirse y emplear su tiempo libre.
En este sentido, el papel jugado por
III.
“No nos referimos especialmente a los soldados, sino
al espíritu militar que debe informar la vida española. Los soldados defienden
Todos, absolutamente todos, los
órdenes de la vida debían ser entendidos como milicia, pues los valores que
habían nutrido a esta institución eran precisamente los que se deseaba exportar
al común de la sociedad. Desde siempre, la formación militar había concedido
gran relevancia a la preparación física y esta vertiente fue adoptada por el
franquismo, pero con matices, pues, si la vida era milicia no podía ser
deporte, fundamentalmente, porque al deporte le faltaba de severidad lo que le
sobraba de espectáculo. Así, practicar deportes sería bueno siempre y cuando se
pusiera al servicio del más alto ideal de la milicia vital.
4.B. LOS MEDIOS
Si hasta aquí nos
hemos detenido en las finalidades de
4.B.1.
“Mi padre me ha
dicho alguna vez que en sus tiempos los chicos vagaban libremente por las
callejas, calles y plazas, como potrillos recentales, sin que nadie se
preocupase de reunirlos y darles lecciones de DISCIPLINA y OBEDIENCIA.
Actualmente las Organizaciones Juveniles se preocupan de reunir a los niños
cuando han terminado las clases escolares, y enseñarles sus deberes como ciudadanos,
así como también juegos, EJERCICIOS FÍSICOS, premilitar, etc..., e inspirarles
principios de OBEDIENCIA, SACRIFICIO Y RESPONSABILIDAD (...) y acostumbrarles a
vencer los obstáculos que ofrece la naturaleza, hacer vida higiénica, ayudarse
mutuamente y FORMAR SU CARÁCTER”. (LECTURAS CÍVICAS, 1944, p. 118).
Desde el
nacimiento del Frente de Juventudes, un 6 de diciembre de 1940 (B.O.E. nº 342),
este encuadramiento general de niños y jóvenes aspiró a convertirse en “la promesa de
Así,
los mayores esfuerzos del Frente se dirigieron a proporcionar a los jóvenes una
correcta educación política, física y
deportiva y premilitar, para lo que no se dudó en fundar, campamentos,
albergues, colonias, academias... (I. SAEZ, 1988). A tal fin, era preciso “enseñar a amar el cuartel, a respetar a los
superiores, a despreciar la vida en aras a los supremos ideales de
No en balde, el propio Franco declaraba abiertamente, catorce años
después de la fundación del Frente de Juventudes, que:
“El Frente de Juventudes ha sido para
nosotros el instrumento más perfecto para enraizar el Movimiento en el futuro.
Era necesario cuidar de la juventud, trabajar con la juventud y evitar que en
ella pudiera retoñar la flor aquélla de la disidencia y de la división. Había
que educar a nuestros futuros hombres en un sentimiento común de servicio y
sacrificio por la grandeza de la patria; había que coger la cera virgen de nuestra
juventud para moldear con ella los hombres nuevos...” (A. DEL RÍO, 1964, p. 187-188).
Así las cosas, la campaña de modelado de la juventud de la postguerra se
orquestó en torno a un rudimentario corpus de principios, que debían
convertirse en el horizonte referencial de las vidas, los sentimientos, las
ambiciones... de cualquier joven de la época, a fin de hacer de él un buen
español y un buen cristiano, obediente, sacrificado, servicial y heroico.
Destacan en esta definición “ideológica” los principios del Movimiento, los de
CUADRO
1. FUENTE: I. SALVADOR ALDEA, 1942, p. 106.
PUNTOS
BÁSICOS DEL FRENTE DE JUVENTUDES |
1.La fe cristiana es el fundamento de mis
actos. |
2. Sabemos que España es |
3. afán supremo. |
4. El Caudillo es mi jefe. Le querré y
obedeceré siempre. |
5. Amamos las genuinas
tradiciones de nuestra Patria, substancia de nuestro porvenir imperial. |
6. Nadie es pequeño en el deber de la
patria. |
7. Vivimos en el
conocimiento y afición a lo campesino, de lo que huele y sabe a Tierra madre. |
8. La vida es milicia. Mi fe, tesón y
disciplina harán a España Una, Grande y Libre. |
9. Ser Nacional-sindicalista
significa no tener contemplaciones con privilegios injustos. Luchamos por la patria, el pan y la
justicia. |
10. Para servir a España, un cuerpo ha de ser fuerte y un alma sana. |
11. Cada día he de alcanzar una meta más alta. El que no se supera
en el deber de la Patria desciende. |
12. Por tierra, mar y
aire nosotros haremos el Imperio. |
Para
lograr que todos los niños españoles interiorizasen y obrasen en consecuencia
con el “do-decálogo” del Frente de Juventudes cualquier recurso podía ser útil,
pero no cabe duda que
El Frente
de Juventudes, impregnado de afanes ordenancistas y reglamentadores, articuló
con precisión y exhaustividad las diferentes actividades que tenían que
realizar los niños y jóvenes y, en particular las centurias que se integraban
en las “Falanges Juveniles de Franco”. Por lo que respecta a las actividades
de Educación Física, su presencia estuvo
asociada a la formación premilitar y se materializó en las denominadas clases
prácticas que, generalmente, se desarrollaban a lo largo de las mañanas de los
domingos o de cualquier otro día festivo, en el seno de las que fueron
conocidas como “Mañanas Deportivas”.
Las
actividades debían programarse de modo que fueran amenas y divertidas, aunque
siempre ateniéndose a los programas, textos o indicaciones del Plan Nacional de
Formación o de
·
Juegos Deportivos, (carreras de
sacos, carreras de aro, marro, lanzamiento de piedra, tracción de cuerda...).
·
Juegos Recreativos, (canicas,
peonzas...).
·
Juegos utilitarios, (prácticas
de orientación a ciegas, de memoria
visual...).
También existieron las “Tardes Deportivas”, destinadas a la
organización de campeonatos de deportes que se pudieran practicar en lugares
cerrados, y muy particularmente en el “hogar”, así se jugaba a las damas, al
parchís, al ajedrez e incluso al ping-pong.
De la misma manera, una vez al mes, se celebraba la “Revista General de toda la
legión”, el acto daba comienzo con una Santa Misa, para inmediatamente
proceder, entre otras cosas, al desarrollo de los concursos de premilitar, de
canciones y de deportes. A modo de colofón, no podía faltar un desfile por la
localidad y un Acto ante
Menos frecuentes fueron las marchas cuya periodicidad no se
previó, pero, por el contrario, su planificación y desarrollo fueron
minuciosamente trazados. De tal modo,
además de caminar como máximo dos horas, entre la ida y la vuelta, al
ritmo de canciones de talante aleccionador, debían llevarse a cabo actividades
de Educación Física, Premilitar, Cultura, Arte..., al igual que se tenía que
impartir clases de formación Política y de Trato Social, las primeras en forma
de consignas y las segundas a través de
la reconvención y corrección de todas las faltas que se pudieran cometer.
Bien merece la pena detenernos, aunque sea muy someramente, en las
consignas ya que estas fórmulas breves y contundentes de divulgación de
conductas aquilataban los principios ideológicos, políticos y morales del
Régimen. A ello habría que unir su incesante reiteración, casi a modo de
repetición salmódica. Así, estos pseudoeslóganes publicitarios ocuparon un
papel protagónico en la campaña propagandísitca. De igual modo, estas consignas
servían de recordatorio de las grandes efemérides del Movimiento, que, por otra parte tenían dedicado
un día de reflexión y conmemoración, nos referimos por ejemplo a “el día de
la raza”, “el día del caudillo”, “el día del dolor, “el día del estudiante
caído” y un largo etcétera.
Por último, se contemplaba la realización de campamentos que se
entendían como la culminación de todo el proceso formativo, pues debían servir
de repaso general de las actividades realizadas durante todo el año y, lo que
quizás sea más importante, eran concebidos y organizados con la clara intención
de formar Jefes de Escuadra. Así, la
embriaguez de la camaradería y de la vida campestre, adornada con toda
suerte de cantos, consignas, desfiles,
símbolos... se convertía en el caldo de cultivo óptimo para despertar entre
los Flechas (los niños) y los cadetes (los adolescentes) la vocación de mando
y, subsidiariamente, contar con buenas unidades de Falanges Juveniles.
En este rápido repaso a los recursos empleados para
divulgar el rudimentario ideario franquista, sólo nos queda añadir que las
diferentes actividades se vieron acompañadas de un efectismo y una parafernalia
que buscaba crear un clima propicio a la permeabilidad y la adhesión, en los
que estribó buena parte de los “éxitos” conseguidos.
Se trataba de llegar directamente
al corazón sorteando todos aquellos filtros que la razón pudiera interponer, y
para ello nada mejor que intervenir en los dominios más afectivos y sensibles
del talante humano.
Conviene recordar también que, aunque en el Frente de Juventudes se
integraba la generalidad de los chicos españoles, que participaban masivamente
en sus diversas actividades, animados sobre todo por los maestros de
educación primaria pública,
pertenecientes en su mayoría al SEM (Servicio Español de Magisterio), o en el
caso de la secundaria pública por los
profesores de las disciplinas vinculadas al “Movimiento”, era en las “Falanges Juveniles de Franco”, un
encuadramiento voluntario y bastante más selectivo, donde tenían lugar las
actividades más reguladas y más sometidas a un planteamiento ideologizador,
pues estas falanges desempeñaban “por el
ejercicio de las mejores virtudes de la raza, la primacía en todas las empresas
falangistas”(B.O.E. de 24-4-44, art. XXIII).
Y
hasta aquí llega nuestro sinuoso discurrir por las sendas del subconsciente
colectivo, a través de sus expresiones más concretas y objetivables. Confiamos,
pues, en haber satisfecho las expectativas despertadas al inicio de nuestro
devenir, así como en haber hecho una pequeña contribución en el sacar a la luz
lo invisible.
5. EPÍLOGO
Con este
trabajo además de pretender contribuir a la ampliación del conocimiento de un
fenómeno tan fascinante como es, en nuestra opinión, el de los imaginarios
sociales, es nuestro deseo hacer una
aportación de carácter metodológico.
En este
sentido, constatamos como, hasta ahora, las sendas de las identidades
colectivas han sido preferentemente transitadas por los estudiosos y los
métodos de la sociología, la psicología, la historia de las mentalidades o la
historia de la educación y, a nuestro entender, sería necesario complementar
estas perspectivas con las aportaciones de la epistemología y los métodos de
trabajo de las didácticas específicas.
Nuestra
propuesta se fundamenta en el hecho de que, tal y como se puede comprobar en
las páginas que preceden, una de las vías de acceso al esclarecimiento de los
imaginarios sociales es el análisis de la selección de contenidos (en esta
ocasión conceptuales y actitudinales) y de la metodología empleada para la
transmisión de estos conceptos y subsidiariamente del ideario que connotan, con
el fin de alumbrar una nueva cosmovisión. Y, ¿cabe alguna duda de que ambos
extremos, el de la selección de contenidos y el de la metodología comunicativa,
constituyen algunos de los campos esenciales de la investigación de las
didácticas específicas, aunque hasta ahora su referentes principales hayan
venido siendo los del tiempo presente y
Si su
respuesta es afirmativa, veríamos confirmada nuestra hipótesis acerca de las
potencialidades de las Didácticas específicas, y más concretamente de
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