Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte-
vol.12 - número 46 - ISSN: 1577-0354
Buscà, B.
y Febrer, J. (2012). La lucha temporal entre
el bloqueador central y el colocador
en voleibol de alto nivel / Temporal fight between the
middle blocker and the setter in high level volleyball.
Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 12 (46) pp. 313-327 Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista46/artlucha286.htm
ORIGINAL
La lucha temporal entre el bloqueador central y el
colocador en voleibol de alto nivel
Temporal fight between the middle blocker and the setter
in high level volleyball
Buscà, B.1 y
Febrer, J.2
1 Doctor en
Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona. Profesor de la Facultat de Psicologia, Ciències de l’Educació i de l’Esport Blanquerna. Universitat Ramon Llull
(Barcelona, España). Grupo de Investigación en Ciencias del Deporte del Institut Nacional d’Educació
Física de Catalunya (Barcelona, España) bernatbusca@gmail.com
2 Estudiante de Licenciatura en
CAFE. Institut Nacional d’Educació
Física de Catalunya (Barcelona, España) Jaumefm_@hotmail.com
Código UNESCO / UNESCO Code: 6199 deporte / sport
Clasificación del Consejo de
Europa / Council of
Europe Classification: 17. Otras: Procesos de percepción / Others: Perception processes
Recibido 22 de
julio de 2010 Received July
22, 2010
Aceptado
1 de mayo de 2011
Accepted
May 1, 2011
RESUMEN
En el presente estudio se analiza la
lucha temporal del colocador de voleibol de alto nivel español y el central
oponente para conseguir ventaja en la construcción del ataque y el bloqueo,
respectivamente. A través del análisis de recuento de imágenes registradas con vídeo de alta
velocidad, se aportan datos temporales descriptivos de las trayectorias de pase
y las conductas anticipatorias del central oponente con gran precisión.
Posteriormente se contrastan dichas conductas con el tiempo de respuesta motora
propuesta por Broker y Crawley
(2001) en una tarea de bloqueo y se constata que los centrales se anticipan en
un 60,94% de las acciones. Finalmente se analizó la relación del comportamiento
del central con la eficacia en el bloqueo.
PALABRAS
CLAVE: voleibol, tiempo de reacción, evaluación del
rendimiento, competición, capacidad motriz.
ABSTRACT
The aim of the present study was to analyze the
temporal fight of the volleyball Spanish high-level setter and the opponent
middle-blocker to get advantage in the attack construction situations and
blocking, respectively. A frame-by-frame high-speed video sequences analysis
was used to calculate temporal descriptive data from setting trajectories and
the anticipatory behaviour of the middle-blocker. In
addition, middle-blockers behaviours were analyzed
according to temporal motor response proposed by Broker and Crawley (2001) in a
similar task. There was some evidence that middle-blockers develop anticipated
responses for 60,94% of the actions. Finally, the
relationship with block effectiveness was analyzed.
KEY
WORDS: volleyball, reaction time, performance evaluation,
competition, motor ability
1. INTRODUCCIÓN
El voleibol es
un deporte de acciones fugaces en el que el tiempo constituye un parámetro
esencial en el juego. En deportes dinámicos como el voleibol, las limitaciones
temporales exigen una respuesta motora aún en aquellas situaciones donde no ha
sido posible una completa comprensión de una situación determinada. Dichas
limitaciones están estrechamente relacionadas con la naturaleza coordinativa de
la tarea, la incertidumbre de la situación y la cantidad de tiempo disponible.
Ante esta realidad, el jugador tiene que solventar el dilema de actuar más
lentamente y recabar gran cantidad de información sobre la situación, por un
lado, o arriesgarse a actuar más rápidamente y anticiparse sin disponer de toda
la información sobre la situación, por el otro (Moreno, Del Campo, Reina, Ávila
y Sabido, 2003; Macquet, 2009). Exceptuando el saque,
difícilmente se encuentra una situación en la que no exista el citado dilema en
el voleibol moderno de alto nivel.
Invariablemente,
se presentan situaciones que precisan de gran cantidad de información y muy
poco tiempo para procesarla, de mucha incertidumbre en relación al tiempo
disponible para acertar en la respuesta. En este sentido, las velocidades y las
aceleraciones que experimenta el balón en voleibol representan un condicionante
esencial en las acciones aparentemente decisivas para el tanteo como el
saque-recepción y el ataque-defensa (Sellinger y Ackermann, 1985; Salas, 2006; Moras, Buscà, Peña,
Rodríguez, Vallejo, Tous-Fajardo y Mújika, 2008; Macquet, 2009). De
todas formas, dicho parámetro temporal es un factor a considerar en la mayoría
de conductas perceptivas que se suceden en el juego deportivo colectivo y en la
lucha entre la defensa y el ataque en toda sus vertientes (Baker, Coté y Abernethy, 2003; North y
Williams, 2008). Engañar, sorprender, camuflar, simular, ayudar, cubrir, son
conductas que se pueden identificar dentro del terreno de la táctica deportiva
(Buscà, Riera y Garcia-Sevilla, 2007). Entre estas conductas se encuentran las
desarrolladas por la figura del colocador y el bloqueador central oponente en
el juego de red. El colocador ejerce una de las responsabilidades más
importantes en el voleibol de alto nivel
por su significación en la construcción de las acciones de ataque y el
contraataque (Zhang, 1996, Moreno y Moreno, 2004). El rol del bloqueador central
es fundamental para la formación de bloqueos en la red. La visible vinculación
del colocador con los receptores y con los atacantes del propio equipo esconde
una de las principales luchas tácticas en el voleibol de alto nivel. Ésta es la
lucha entre el colocador y el bloqueador central oponente para obtener ventaja
en el juego de red. La formación de bloqueos colectivos bien formados disminuye
las posibilidades de éxito del ataque porque resta espacio libre disponible
para el ataque de potencia y dificulta la visión de la defensa de segunda línea.
Para evitar dichas situaciones, el colocador pone todas sus habilidades técnico
tácticas para confundir al jugador que tiene la principal responsabilidad en el
bloqueo por el centro de la red y en las ayudas a los laterales (Sellinger y Ackermann, 1985; Liviotti, Lobietti, Fantozzi y Merni, 2007). En
definitiva, cuanto más retardo e incertidumbre sea capaz de motivar la acción
del colocador sobre la tarea defensiva del central, más posibilidades habrá
para que sus compañeros atacantes afronten una situación con ventaja en la
resolución del punto en la red. Del otro lado de la red, el bloqueador tiene
que disponer de “buenas manos y buenos ojos” (Ker,
1990; p.36) para contrarrestar las estrategias de su oponente.
La
vinculación de las claves perceptivas con los tiempos de movimiento (Matsuhashi y Hallett, 2008) y con
los requerimientos de las acciones de juego en voleibol (Kao,
Sellens y Stevenson, 1994) parece ser necesaria para
abordar las claves del éxito en el deporte y para conducir la metodología del
entrenamiento de la táctica individual hacia propuestas óptimas. En efecto,
parece constatarse que el tiempo de intención de movimiento en tareas de
estímulo-respuesta simple se acerca a los 0.2 s (Libet, 1982). Recientemente,
se ha contrastado dicha referencia temporal en situaciones de elección con un
mayor grado de incertidumbre. En situaciones en las que el sujeto tiene que
escoger entre varias opciones de respuesta, el tiempo de intención de
movimiento se puede situar hacia los 0.35 s ante estímulos visuales complejos (Lau, Rogers, Haggard y Passingham, 2004).
En consecuencia, las conductas que se producen antes de dicho umbral se podrían
considerar conductas anticipatorias. Dichas conductas podrían responder a la
percepción de indicios posturales de las acciones del colocador, a las
intuiciones del bloqueador delante de cierta tendencia del colocador en el
partido, a la información previa procedente del scouting o a la simple obediencia
de una orden de juego del entrenador.
La anticipación y la relación que se
establece entre el espacio y el tiempo entre las acciones de colocación y
bloqueo en el voleibol ha sido una línea de investigación recurrente en los
últimos años. En un estudio que se aproxima a la especificad del estímulo y la
respuesta motora objeto del presente artículo, Broker
y Crawley (2001) utilizaron una plataforma de fuerzas
para determinar el tiempo de reacción de un bloqueador ante tres estímulos
visuales que simulaban la intención de pase del colocador (delante, detrás y
por el centro). El tiempo de reacción se calculó utilizando el criterio de
variación de la fuerza ejercida sobre el dispositivo en referencia a la emisión
del estímulo. Los citados autores hallaron una media de 0.15 s en el tiempo de
reacción en dicha tarea. Además, el estudio aportó datos sobre el tiempo de
movimiento hasta el contacto con un balón situado a 6,4 m al otro lado de la
red. En otro estudio de análisis del tiempo de reacción en el bloqueo de los
jugadores por las alas (Liviotti et al., 2007), se
utilizaron cámaras de alta velocidad (100Hz) para determinar el tiempo que
trascurría entre la emisión de un estímulo visual complejo (mano arriba,
derecha o izquierda) y la emisión de la respuesta motora determinada por y el
primer fotograma en el que se movía el centro de masas del tronco y las
extremidades inferiores. Se observaron tiempos de reacción medios de 0.31 s en
los bloqueos hacia la zona derecha y de 0.26 s hacia la zona izquierda. Un
estudio posterior sobre el tiempo de reacción se circunscribió al terreno de la
psicología experimental, más alejada ésta de la tarea específica del
bloqueador. En esta línea, Barcelos, Morales, Maciel,
Azevedo y Silva (2009) estudiaron el tiempo de
reacción en jugadores de voleibol noveles y expertos mediante la administración
de una tarea inespecífica. Los participantes debían responder a la pulsación de
una estímulos visuales simples por un lado y complejos por otro, pulsando una
tecla de ordenador. La tarea consistía en reconocer figuras encuadradas en las
que, aleatoriamente se mezclaban figuras cercadas con un círculo que ejercían
de distractores. La media en los tiempos de reacción discriminatoria fue de
0.324 s en lo expertos y de 0.408 s en los inexpertos. Reconociendo el valor de
los citados estudios, tanto las propuestas más específicas como las más
inespecíficas carecen de plena validez ecológica porque no explican exactamente
lo que sucede respecto al objeto de estudio en competición. En este sentido,
Alfonso, Mesquita y Palao (2005) estudiaron el
comportamiento de los centrales en la Liga Mundial 2001. Dichos autores
relacionaron las conductas anticipatorias en relación con la formación de
bloqueos colectivos y concluyeron que la anticipación del bloqueador
dificultaba la formación de bloqueos colectivos en las alas y este hecho hacía
disminuir su eficacia. Este estudio consideró las conductas de todos los
bloqueadores, no sólo del central, y no calculó los tiempos de anticipación a
través del recuento de fotogramas.
Así, el propósito principal de esta
investigación fue el de estudiar las conductas temporales y espaciales del
colocador y del bloqueador central en situaciones reales de juego en el
voleibol de alto nivel mediante el recuento de fotogramas en registros de vídeo
a alta velocidad. A través de la observación de la tipología temporal de las
acciones del bloqueador central, se quiere refutar la hipótesis que el
bloqueador anticipa la respuesta motriz a la finalización del gesto por parte
del colocador y que este hecho contribuye a mejorar la eficacia del bloqueo. En
el estudio no se pretende explicar las razones que llevan a la citada conducta
temporal aunque se sugieren posibles interpretaciones en la discusión de los
resultados.
2.
MATERIAL Y MÉTODOS
2.1.
Muestra
Se
analizaron 300 acciones de ataque seleccionadas aleatoriamente de los 8
partidos de la Copa del Rey de voleibol masculino en su edición 2009. En dicha
competición participaban los 8 mejor equipos del voleibol español de la
temporada 2008-2009.
2.2.
Instrumental
Para grabar las acciones de juego en
competición, se utilizó una videocámara digital de alta velocidad (Casio EX-F1 High Speed, Casio Computer Co., Tokyo, Japan), colocada detrás
del campo y elevada en el medio de la grada fondo. Se observaron las jugadas
ocurridas en el medio campo proximal. La observación indirecta se realizó a
partir de la observación de los archivos, capturados a 300 Hz y en formato .mov, en un software de reproducción de
video (Avidemux vs 2.4.3 para Windows, Free Software Foundation Inc., Boston, MA, USA), teniendo en cuenta que
cada archivo corresponde a un determinado punto del partido. La observación de
las variables seleccionadas para el presente estudio constituye una fase
exploratoria que permitirá la sistematización del análisis (Anguera,
2000).
2.3.
Diseño de la observación y procedimiento
Los datos fueron recogidos en una hoja de cálculo Excel
XP desde grabaciones en video digital (ordenador portátil de 15 pulgadas) de
los encuentros de la Copa del Rey 2009. Para calibrar el espacio se utilizó un sistema
de referencias reales en el terreno de juego mediante el pre registro en vídeo,
con la misma configuración de cámara a utilizar en los registros reales, de una
cuadrícula realizada con cinta adhesiva de 0.05 m de color blanco. Cada línea
de 9 m de largo se situó a intervalos de 1 m definiendo, así, áreas de 1 m2.
Posteriormente se realizó una superposición de imágenes para ensamblar el
sistema de referencias y los archivos de juego real. Dichas referencias fueron
utilizadas para delimitar áreas en función de las variables observadas.
Las
variables independientes que se analizaron fueron:
-
La posición del
colocador en la rotación: a) delantero (Dl) o b) zaguero (Z). Estas
referencias se justifican por la función de amenaza en el ataque que puede representar
la posición de colocador delantero (posiciones II, III y IV).
-
La zona de
colocación: se divide la zona de 3m en 8 sub-zonas (2, 6, 3, 4) a lo largo
de la red separándolas por profundidades a y b. Se justifica la inclusión de
una zona 6a y 6b para codificar una acción de recepción en la zona perfecta
(6a), ya que irá a la zona 6 de la red (1 m de ancho) que es la posición
consensuada de idoneidad para el pase del colocador y a una distancia menor a
1’5 m de la red (ver figura 1) Por consiguiente, la zona 3 tiene una anchura de
2 m.
-
El tipo de
trayectoria de colocación en función de la altura percibida de la
trayectoria: a) primer tiempo (pases bajos), b) segundo tiempo (pases medios) y
c) tercer tiempo (pases altos).
-
La zona de ataque:
se discriminaron 3 zonas de ataque de 3 m de red cada una: a) zona izquierda
(z4), b) zona central (z3) y c) zona derecha (z2) (ver figura 1).
-
El tiempo de pase
colocación (s): se trata del tiempo que pasa desde que la pelota sale de
las manos del colocador hasta que el balón contacta con la mano del atacante
que remata. Se trata de la misma realidad expresada por la trayectoria de pase
pero medida mediante el recuento de fotogramas.
Figura 1: Gráfico de las zonas de
colocación y zonas de ataque
Las
variables dependientes analizadas fueron:
-
El tiempo de
movimiento del central (s): se trata del tiempo que transcurre entre que el
central empieza la acción (levanta el primer pie del suelo) hasta que la pelota
sale de las manos del colocador.
-
La eficacia del
bloqueo (según sistema de la Federación Internacional de Voleibol, FIVB)
atendiendo a las siguientes categorías y supuestos:
Bloqueo directo (4):
§ Punto anotado. El
adversario no es capaz de devolver el balón.
Bloqueo fuerte
(3):
§ El equipo
bloqueador gana la iniciativa. Mantiene todas las opciones de ataque en el
contraataque.
§ El balón vuelve
al campo atacante y estos lo devuelven en forma de freeball.
Bloqueo débil
(2):
§ El equipo
bloqueador controla el balón aunque sin poder construir correctamente el
ataque.
§ El bloqueo está
bien formado y el atacante sólo puede pasar el balón con un toque suave sobre
la defensa.
§ Se bloquea el
balón, que vuelve al campo atacante y éste puede construir otro ataque pero sin
grandes opciones.
Bloqueo malo (1):
§ El equipo
bloqueador no consigue controlar de manera óptima el balón y lo devuelve en
forma de freeball.
§ El bloqueo se
forma pero no disminuye las opciones del atacante.
Bloqueo error (0):
§ Punto para el
oponente.
§ Falta técnica
cometida por el bloqueo (toque de red, invasión…)
§ El ataque
retorna del bloqueo sin posibilidad de que la defensa pueda mantener el balón
en juego.
§ No se forma el bloqueo
y el equipo contrario consigue punto.
2.4.
Análisis de los datos
La observación de las secuencias de vídeo se llevó a cabo
por dos observadores expertos (entrenadores nacionales de voleibol por la Real
Federación Española de Voleibol). En la variable zona de colocación, dichos
observadores mostraron una fiabilidad de 0.960 (correlación intraclase)
en una muestra piloto de 60 jugadas. Utilizando la misma muestra y
procedimiento, se hallaron fiabilidades de 0.938 y de 0.946 en las variables de
tiempo de movimiento del central y de eficacia en el bloqueo, respectivamente.
Para el análisis estadístico, los datos fueron tabulados
en una hoja de cálculo de Microsoft Excel (Versión 2007) y exportados al
paquete estadístico SPSS para Windows (versión 15.0). En un primer estudio
descriptivo se calculó el promedio del tiempo (ms) de ataque por cada una de
las tipologías de trayectorias de ataque (1r tiempo, 2º tiempo y 3r tiempo).
Después se calculó la distribución de dichas tipologías de ataque en porcentajes
(%) así como la distribución de la eficacia del bloqueo.
Posteriormente, se categorizó la variable tiempo de respuesta del central en 2
categorías correspondientes a las acciones <0.15 s y las acciones con un
tiempo de respuesta >0.15 s (atendiendo al umbral temporal de anticipación
en una tarea específica determinado por Broker y Crawley, 2001). También se realizó el estudio considerando
6 intervalos de tiempo de 100 ms (desde < -0.1 s hasta >0.3 s) para observar los
distintos niveles temporales de respuesta en relación con la eficacia en el
bloqueo. Por otro lado, se categorizó la variable eficacia del bloqueo en 2
categorías: bloqueos negativos (valores de 0 y 1) y bloqueos positivos (valores
2, 3 y 4). A partir de esta consideración de los datos se establecieron las
tablas de frecuencias con el valor de los residuos corregidos para cada celda y
se calculó el estadístico chi-cuadrado de Pearson. Si
el valor de chi-cuadrado era significativo, se
examinaron los residuos corregidos (equivalente no paramétrico de las
puntuaciones z) de cada porcentaje de
las celdas. Un residuo corregido superior a 1.96 o inferior a -1.96 para un
subgrupo indicaba que el subgrupo difería significativamente del porcentaje
total del grupo. Se aceptó un valor de significación de p<.05 para todas las
pruebas estadísticas.
3.
RESULTADOS
A partir de la observación de los parámetros temporales de colocación de
acuerdo con la categorización de los tres tiempos, se establecieron los
siguientes tiempos medios para cada categoría (ver Tabla 1). Se puede observar
que el tiempo medio empleado para las acciones de primer tiempo significa
aproximadamente una cuarta parte del tiempo empleado para un pase de tercer
tiempo.
Tabla 1: Media de los
tiempos de ataque (s) por categorías
|
Media |
Desviación Estándar |
Primer tiempo |
0.403 |
0.830 |
Segundo tiempo |
1.052 |
0.178 |
Tercer tiempo |
1.543 |
0.373 |
Respecto la distribución de los tiempos de
ataque de las unidades de observación,
se puede observar como en el voleibol masculino de alto nivel se juega
predominantemente con pases de segundo tiempo (Figura 2). La utilización del
primer tiempo se ha observado en una cuarta parte de las acciones analizadas
mientras que el ataque de tercer tiempo tiene un papel residual. Dichos pases
de trayectoria alta se suelen producir únicamente cuando el colocador necesita
realizar un pase de emergencia ante una recepción de baja calidad.
Figura 2: Distribución de los tiempos de pase-colocación de la muestra (%)
La
distribución de la eficacia del bloqueo sobre el ataque del oponente se puede
observar en la figura 3. Más de la mitad de los bloqueos (54%) tienen el valor
de “bloqueo error”. Sin duda la iniciativa del ataque en el juego de red se
puede observar en este hecho y en la constatación de que solo un 18% de la
lucha bloqueo-ataque (suma de los casos con valor 3 y valor 4) se decanta de la
parte del bloqueo.
Figura 3: Distribución de la eficacia del bloqueo (%)
A partir de
la categorización de las tipologías de los tiempos de ataque, se calculó la
media de tiempo de movimiento del central respecto al momento de salida del
balón de las manos del colocador (0.99±0.14 s)
y se hallaron las medias diferenciadas para los pases de primer tiempo,
segundo tiempo y tercer tiempo (ver Figura 4). Se puede observar que el tiempo
de movimiento del central es mayor cuanto menor es el tiempo de
pase-colocación. Por lo tanto, se constata el hecho que el movimiento
anticipado del central predomina en aquellas acciones en las que se puede
prever una tendencia de pase. Ésta es la situación temporal de la mayoría de
los pases de tercer tiempo.
Figura 4: Media del tiempo de movimiento del central
(s) por categorías de pase-colocación
Teniendo en
cuenta el umbral de los 0.15 ms como tiempo de respuesta motora del central
ante el pase colocación (Broker y Crawley,
2001), se observó que la conducta anticipatoria se produce en un 60,94% de los
casos mientras que el 39,16% restante se produce una conducta de lectura. La
dependencia entre el tiempo de movimiento del central y la eficacia del bloqueo
por categorías (negativa y positiva) se puede observar en la Tabla 2. Al
superar el umbral temporal de 0.15 s., el porcentaje de bloqueos negativos
aumentó significativamente (χ2=4,87;
p<,05).
Tabla 2: Relación entre el tiempo de movimiento del central (2 categorías) y
eficacia del bloqueo
En la tabla 2 se puede observar que el valor
positivo del bloqueo mejora significativamente (42%) cuando el tiempo de
respuesta es inferior a los 0.15 s respecto cuando el tiempo de respuesta es mayor
de ese umbral temporal (29,3%).
En la tabla
3 se puede observar la distribución de casos cuando el tiempo de movimiento del
central se ha categorizado en 6 niveles. Se puede observar un claro predominio
de los bloqueos negativos cuando el tiempo de respuesta es inferior a los 0.1
ms antes que el colocador toque el balón (70,7% de negativos por 29,3% de
positivos), cuando el tiempo de respuesta va de los 0.1 s hasta los 0.199 s
después que el colocador toque el balón (65,2 % de negativos por 43,8% de
positivos), cuando va de los 0.2 s hasta los 0.299 s (71,4% por 28,6%) y en la
última celda cuando el tiempo de respuesta supera los 0.3 s (71,8% por 28,2%).
Así mismo, estos porcentajes se equilibran cuando el intervalo de respuesta va
de los 0.1 s antes que el colocador toque el balón hasta el momento 0 donde el
colocador toca el balón (49% de bloqueos negativos por 51% de bloqueos
positivos) y cuando el intervalo va des de los 0 s hasta los 0.099 s (54,5% por 45,5%).
Tabla 3: Relación entre el tiempo de movimiento del central (6 categorías) y
eficacia del bloqueo
No se
observaron diferencias significativas cuando se consideraron las zonas de
ataque, el tipo de trayectoria, la posición del colocador y la zona del
colocador.
4.
DISCUSIÓN
La
primera aportación de este estudio, meramente descriptiva, se refiere a los
parámetros temporales de los diversos tipos de pase aceptados en voleibol. Así
se diferencian, a juicio de los observadores, las tres tipologías de pase por
diferencias próximas a los 0.5 s con una desviación estándar homogénea de ±
15%. A partir de la precaución que exige el tamaño de la muestra, se analizó la
distribución de los tiempos de pase realizados por los colocadores de alto
nivel español participantes en la competición observada. En dicha distribución
se puede constatar la utilización residual del pase de 3r tiempo (7%) por su
carácter poco sorpresivo para la defensa contraria. Destaca la masiva
utilización del pase de segundo tiempo (66%) con la intención de acelerar la
construcción del ataque y el uso de un 27% de ataques de primer tiempo para
poner en mayores dificultades el sistema de defensa del oponente. Estos datos
pueden contribuir en la explicación de la baja eficacia del bloqueo en este
nivel competitivo. En efecto, en más de la mitad de las acciones de ataque (54
%) el bloqueo no consigue nada favorable y sólo en un 18% de las acciones (6% y
12% de valores 3 y 4, respectivamente)
consigue un resultado positivo, cercano a los datos encontrados por
Salas, Palou y Schelling (2004) con un 4% y un 11.9%
respectivamente.
En
contraste con las conclusiones extraídas por Alfonso et al. (2005) sobre la
conducta anticipatoria en bloqueo, podríamos afirmar que el central se mueve de
forma anticipada en dos de cada tres acciones de bloqueo. Las diferencias se
pueden explicar por las características de la muestra, por la metodología
utilizada para el juicio de las conductas y la precisión temporal de la imagen.
Además, en el presente estudio se ha determinado el criterio de anticipación,
atendiendo al umbral temporal de 0.15 s propuesto por Broker
y Crawley (2001) en una tarea de las mismas
características estudiada “in vitro”. En este sentido, analizando los datos por
tipologías de ataque (1r tiempo, 2º tiempo y 3r tiempo), se pueden observar
conductas anticipatorias diferenciadas por parte del central (ver figura 4). De
los resultados obtenidos, se podría indicar que el bloqueador central tiene la
necesidad de anticipar su respuesta motora en un porcentaje elevado (60,94%) de
las acciones aunque dicho comportamiento dependa del tipo de pase colocación al
que se enfrenta. En este sentido, los resultados muestran una media significativamente
diferente entre los tres tiempos de ataque y una clara tendencia a aumentar el
tiempo de respuesta en las acciones de construcción del ataque más rápidas
(0.158 s. de media) respecto las más lentas (0.056 s.). Este comportamiento se
podría explicar por la dificultad de los bloqueadores centrales para recabar la
información suficiente sobre la intención de pase del colocador en los ataques
de primer tiempo. Por otro lado, cuando el pase colocación es más alto, mejor
se puede predecir su destino y mejor puede anticiparse el bloqueador.
Efectivamente, de nuestros resultados se puede interpretar que cuanto más
duradera es la trayectoria del pase (tercer tiempo) el tiempo de movimiento del
colocador central es inferior. Sin duda, la respuesta al ataque rápido requiere
de una respuesta lo más rápida posible pero las conductas de movimiento medidas
en el central respecto el pase-colocación permiten afirmar que el bloqueador
central se mueve antes ante pases menos rápidos. Este parece ser el principal
argumento para explicar la clara tendencia a acelerar las acciones de
construcción del ataque en el voleibol de alto nivel.
En
el presente estudio se obtuvieron resultados inferiores a los hallados por Liviotti et al. (2007) en el tiempo de movimiento del central.
En el estudio citado se observó una media de tiempo de movimiento del central
de 0.31 s y 0.26 s en inicio de desplazamiento a derecha e izquierda,
respectivamente. En el presente análisis, la media de los tiempos de movimiento
del central (0.099 s) obtenidos parecen
diferir significativamente si se realiza una simple comparación. Ante esta
constatación es preciso determinar las diferencias metodológicas en el análisis
y otras consideraciones relacionadas con la información que debe procesar un
jugador en situación real de competición y un sujeto en un experimento ante una
situación estandarizada. En efecto, Liviotti y
colaboradores analizaron la reacción a un estímulo visual y la conexión con el
desplazamiento del centro de masas mientras que el jugador de voleibol de alto
nivel en competición tiene la necesidad de percibir otros estímulos e indicios
previos al contacto con el balón en el pase-colocación que le impulsan a
anticiparse en un porcentaje elevado de las acciones para poder completar el
tiempo de movimiento hacia la zona de bloqueo con ciertas garantías de poder
oponerse al ataque contrario. Además, existe cierta consistencia en las
diferencias de resultados cuando los comparamos con el tiempo de intención de
movimiento de 0.2 s en tareas de estímulo-respuesta simples (Libet, 1982) o los
0.35 s en tareas motoras de respuesta múltiple hallados por Lau
et al. (2004).
Respecto
el análisis del tiempo de respuesta del central y su impacto sobre la eficacia
del bloqueo categorizada, se pudo observar un aumento significativo (p<,05)
de los bloqueos negativos cuando superaba los 0.15 s. (70,2%) en contraste con
el número de acciones cuando no se superaba dicho umbral (58%). Estos
resultados refuerzan la hipótesis del impacto positivo de las conductas
anticipatorias sobra la eficacia del bloqueo. De todas formas, el segundo
análisis sobre esta cuestión permite una mejor comprensión del fenómeno. En
efecto, cuando se analizaron los tiempos de respuesta categorizados por
intervalos de 0.1 s. (desde <-0.1 s. hasta >0.3 s) se observó una
destacable mejora de la eficacia cuando la respuesta del central se producía en
el intervalo -0.1 s. ־ -0.001 s. (51% de bloqueos positivos por 49% de negativos) y en
el intervalo 0 s ־ 0.999 s. (45,5% por 54,5%). Esta tendencia observada cuando la acción
del bloqueador es próxima al momento de pase del colocador no se puede observar
cuando el central se anticipa por debajo de -0.1 s. (70,2% de negativos por
29,3% de positivos), o cuando la respuesta se produce más allá de 0.1 s, en los
que las proporciones otra vez se aproximan al 30% de bloqueos positivos y el
70% de negativos.
5. CONCLUSIONES
Este estudio
apunta algunas tendencias del comportamiento anticipatorio de los bloqueadores
centrales en el voleibol masculino español de máximo nivel. Se aporta un nuevo
enfoque del fenómeno gracias a la metodología observacional de las conductas
basada en el recuento de fotogramas de secuencias de competición registradas
con vídeo de alta velocidad. Se puede concluir que el bloqueador central
utiliza estrategias de anticipación y que dichas estrategias contribuyen a la
mejora de la eficacia del bloqueo del equipo. Así mismo, se apunta la
existencia de un intervalo óptimo de anticipación próximo al momento de la
salida del balón de las manos del colocador oponente. La interpretación de los
resultados está sujeta a la condición de estudio exploratorio y se circunscribe
al ámbito del voleibol masculino en competición española de clubes de máximo
nivel. En futuras investigaciones se deberían considerar muestras más grandes
(con la inclusión del contraataque) y el estudio del fenómeno en otras
realidades competitivas a nivel internacional en hombres y mujeres.
6.
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Referencias
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Referencias
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol.12 - número 46 - ISSN: 1577-0354