Berdejo-del-Fresno, D.; Lara Sánchez, A.J.;
Martínez-López, E.J.; Cachón Zagalaz, J. y Lara Diéguez, S. (2013).
Alteraciones de la huella plantar en función de la actividad física realizada / Footprint modifications according to the physical
activity practised. Revista
Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol.13
(49) pp.19-39. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista49/artalteraciones340.htm
ORIGINAL
ALTERACIONES DE
FOOTPRINT MODIFICATIONS ACCORDING TO THE PHYSICAL
ACTIVITY PRACTISED
Berdejo-del-Fresno,
D.1; Lara Sánchez, A.J.2; Martínez-López, E.J.2;
Cachón Zagalaz, J.2 y Lara Diéguez, S.2
1England Futsal National Team (The FA-Reino Unido) y Sheffield F.C. Futsal
(Sheffield-Reino Unido) daniberdejo@gmail.com
2University of Jaén
(Jaén-España) sldieguez@gmail.com; alara@ujaen.es; emilioml@ujaen.es; lzagalaz@ujaen.es
Código
UNESCO / UNESCO Code: 2406.04 Biomecánica / Biomechanics 2410.02 Anatomía Humana
/ Human Anatomy 5312.04 Educación / Education
Clasificación Consejo de Europa / European Council Classification: 4. Educación física y deporte
comparado / Physical Education
and compared sport
Recibido 28 de enero de 2011 Received January 28, 2011
Aceptado 13 de enero de 2013 Accepted January 13,
2013
RESUMEN
El objetivo de este trabajo ha
sido describir las características de la huella plantar en tres grupos de
mujeres con distintos niveles y tipo de actividad física (sedentarias,
jugadoras de élite de fútbol sala y hockey hierba) y analizar la evolución del morfotipo de pie tras un período de intervención marcado
por la disciplina deportiva que practiquen.
Han participado 33 mujeres con unas medias de edad, masa y estatura de 22,6 ±
3,0 años, 62,2 ±
PALABRAS CLAVE: fotopodograma, índice del arco, método Hernández
Corvo, fútbol sala femenino, hockey hierba femenino.
ABSTRACT
The aim of this paper was (1) to describe the
characteristics of the footprint of three groups of women that practise
different levels and types of physical activity (sedentary group, elite futsal
players and elite hockey players) and (2) to analyse the modifications suffered
by their footprints after an intervention period characterised by the sport
discipline that they practise. 33 women participated in this study - age: 22.6
± 3.0, weight: 62.2 ±
KEY WORDS:
photopodogram, arch index, Hernández Corvo method, women futsal, women hockey.
INTRODUCCIÓN
El
pie, como estructura locomotriz que es, y la base de nuestro cuerpo por ser el único
contacto que tenemos con la superficie de apoyo, precisa de especial mención.
En este sentido son muchos los autores que lo han estudiado. Así, Viladot (2000) expone que “el pie es una estructura
tridimensional variable, base del servomecanismo antigravitatorio y que
constituye una pieza fundamental para la posición bipodal
y la marcha humana”.
Lippert (2005) comenta que el pie humano es
el resultado de la transformación del pie prensil de los monos en un pie
estático de apoyo. El pie tiene una función tanto estática como dinámica
(Escobar, 2007; Torrijos et al., 2009). La funcionalidad del pie humano está
claramente influenciada por su estructura (McCrory et al.,
1997; Shiang et al., 1998; Menz
y Munteanu, 2005) ya que gracias a la forma cupular (Hernández Corvo, 1989; Kapandji, 1998; Viladot, 2000) de
la bóveda plantar y sus puntos de apoyo en talón y metatarsianos,
es capaz de soportar todo el peso del cuerpo sin hundirse. Además la altura del
arco longitudinal interno tiene influencia sobre otras estructuras del cuerpo,
como la espalda (Hernández Corvo, 1989; Gómez, 2003; Menz
y Munteanu, 2005). Las características morfológicas en el pie humano varían
tanto con la edad (Scott, Menz y Newcombe, 2007) como
entre individuos (Cowan, Jones y Robinson, 1993; Shiang et al., 1998; Mayorga-Vega et al., 2012). Estas
variaciones se escapan en la valoración visual. Es por ello que hay que
analizar los pies de cada individuo de forma pormenorizada. Para ello existen
una gran cantidad de técnicas tanto directas (radiografías...) como indirectas
(antropometría, fotopodograma...). En base a ellas se
podrían realizar análisis del tipo de la altura del escafoides hasta el suelo,
el índice de Chipaux, el ángulo de Clarke (1933) o la
línea de Feiss (López et al., 2005). Una forma
sencilla y válida de analizar la huella del pie es mediante la obtención de la
huella plantar (Shiang et al., 1998). Además de variaciones estructurales
debidas a la propia evolución marcada por la edad, los pies presentan
variaciones en su estructura debido a numerosos factores, como pueden ser: la
edad a la que se comienza a usar calzado (Sachithanandam y
Joseph, 1995), la edad a la que se empieza a practicar un deporte con
dedicación media o alta (Aydog
et al., 2005a; Martín, 2008, Zahínos, González y Salinero,
2010), el sobrepeso (Sachithanandam y Joseph, 1995; Hills et al., 2001; Masaun, Dhakshinamoorthy y Parihar,
2009; Vidal et al., 2010), la propia realización de una técnica deportiva, la
posible fatiga (Abián et al., 2005), o el hecho de practicar
deporte o incluso una disciplina concreta (Sirgo y Aguado, 1991; Sirgo et al., 1997; Aydog et al., 2005a; López et al., 2005;
López et al., 2006; Cain et al., 2007; Elvira et al., 2008a; Antolinos y Martínez, 2010; González, Pérez y Floría, 2012).
Los objetivos de este trabajo han sido: 1) describir las
características de la huella plantar en tres grupos de mujeres con distintos
niveles y tipo de actividad física, 2) analizar la evolución del morfotipo de pie tras un período de intervención marcado
por la disciplina deportiva que practiquen y 3) comparar varios métodos de
evaluación de la huella plantar descritos en la bibliografía según el método de
Hernández Corvo (HC), el índice del arco (IA), la altura del escafoides (AE) y
la determinación de la superficie de la huella (SH) con Autocad 2007.
METODOLOGÍA
En este estudio longitudinal (dos mediciones: inicial al
inicio de la pretemporada y final al acabar la misma) han participado 33
mujeres jóvenes, con una media de edad, masa y estatura de alrededor de 23 años
(22,6 ± 3), 62,23 ±
§ El primer grupo estaba compuesto por
11 jugadoras de fútbol sala (FS), pertenecientes a un equipo de élite (División
de Honor Femenina).
§ El segundo grupo estaba formado por 12
jugadoras de hockey hierba (HH), miembros de un equipo de élite (División de
Honor Femenina).
§ El tercer grupo estaba formado por 10 mujeres
sedentarias (S) que participaron de manera voluntaria en el estudio.
Todas las participantes de este estudio fueron informadas
acerca del carácter del mismo y se prestaron voluntariamente a ser parte de la
investigación.
Los criterios de inclusión para los grupos HH y FS han
sido: estar federados en su correspondiente federación deportiva y haber estado
practicando su deporte de manera competitiva durante al menos dos años (Elvira
et al., 2008a). Por último, se ha considerado necesario una regularidad en la
asistencia a los entrenamientos durante el periodo de intervención (López et
al., 2005). Por su parte, los criterios de inclusión para formar parte del
grupo sedentarias han sido ser mujer de entre
Se registraron
las huellas plantares de ambos pies mediante fotopodograma
(Viladot, 2000) y se analizaron siguiendo el método
de HC (Hernández Corvo, 1989) y el IA (Cavanagh y Rodgers, 1987). También se han medido el ATC (ángulo
tibio-calcáneo) (Stacpoole-Shea et al.,
1998; Viladot,
2000; Hertel, Gay y
Denegar, 2002; López et al., 2005; Albert, 2009),
-
Método de HC: éste método consiste en tipificar el
pie según unas medidas que se realizan en base a la impresión plantar. Se ha
elegido por presentar una buena precisión, tanto en la realización como en la
clasificación del tipo de pie, que va desde el pie plano hasta el pie cavo
extremo (Sirgo y Aguado, 1991; Sirgo et al., 1997; Abián et al., 2005; López et
al., 2006; Zurita, Martínez y Zurita, 2007; Abián, 2008). El procedimiento ha
sido el siguiente (Figura 1): se marcan dos puntos, en las prominencias más
internas de la huella (1 y 1´), se realiza el “trazo inicial” que es el que une
ambos puntos. Después se marca otro punto en la parte más anterior de la huella
(incluyendo los dedos) y en la parte más posterior otro (2 y 2´). Se trazan
perpendiculares a estos últimos puntos respecto al trazo inicial. La distancia
entre este trazo y el punto 1 es la “medida fundamental” y se ha de trasladar
tantas veces como quepa en el trazo inicial (3, 4 y 5). Se traza una
perpendicular a la línea 3, pasando por la parte más externa de la huella; otra
perpendicular a 4 y otra a 5 pasando también por la parte más externa (6, 7 y 8
respectivamente). La distancia entre el trazo inicial y 6 es X (ancho del metatarso); la distancia
entre 9 y 7 es Y (arco externo,
superficie apoyo mediopié).
Con las medidas resultantes y
utilizando
%X = (X-Y) * 100/X
Ecuación 1. Ecuación de Hernández Corvo (1989) para evaluar el tipo
de pie. 0-34%: Pie plano;
35-39%: Pie plano/normal; 40-54%: Pie normal; 55-59%: Pie normal/cavo; 60-74%:
Pie cavo; 75-84%: Pie cavo fuerte; 85-100%: Pie cavo extremo.
-
IA: Está definido como la proporción entre las áreas de contacto de las
diferentes partes de la huella plantar excluyendo los dedos. Para dividir el
pie en tres partes iguales se tiene que tomar primero el eje axial del pie, que
es una línea que va desde el centro del talón hasta lo más alto del segundo
dedo. El IA se mide como la proporción del área del medio pie entre la
superficie total del pie exceptuando los dedos (Ecuación 2).
Ecuación 2: ecuación para evaluar el tipo de pie en función del IA (Si IA ≤ 0,21: pie
cavo; Pie normal: 0,21 < IA< 0.26; Pie plano: IA ≥ 0.26).
-
SH: se escasearon las huellas plantares
en el programa Autocad 2007 (Figura
2) para medir la superficie de las mismas (Gómez, 2003; Yu, Lo y Chiou, 2003; Hurtado, 2006; Nikolaidou y Boudolos, 2006;
Paiva et al., 2009).
- ATC:
es el ángulo que forma el talón con el resto de la pierna (Figura 3). Según la
línea de Helbing, la vertical tiene que pasar por el
centro del hueco poplíteo y por el centro del talón (Viladot,
2000; Hertel, Gay y
Denegar, 2002; Redmond, Crane
y Menz, 2008; Albert, 2009).
Existe un grado fisiológico de valgo, de unos 5º a 10º según Viladot (2000) y Albert (2009) y de hasta 7º según Ricard (2001) en individuos sanos menores de edad. Esta
línea se debe hacer en descarga, después apoyar el pie en el suelo repartiendo
el peso del cuerpo entre ambos pies y después medir con el goniómetro. También
se puede tomar la medición en función de la horizontal con el suelo (Sell et al., 1994; Elvira et al., 2008a y Elvira,
Vera-García y Meana, 2008b); pero en este estudio se ha hecho
según el primer método de medición. Se midió con un goniómetro manual.
Según Elvira et
al. (2008a), la eversión y consecuentemente el valgo
de calcáneo, se considera negativo y la inversión o varo de calcáneo se
considera positivo, a la hora de registrar los datos. Se siguió el
siguiente protocolo:
o
Con
ambos pies desnudos, apoyar en estancia bipodal sobre
una superficie lisa.
o
Se
marcó con un rotulador la línea vertical que pasa por el centro del hueco poplíteo,
hasta el tendón de Aquiles.
o
Se
marca por otro lado la bisectriz del calcáneo tomando como referencia la
protuberancia posterior del mismo, lugar de inserción del tendón de Aquiles.
o
Finalmente
se pasa a medir con el goniómetro el ángulo formado por ambas líneas.
- AE:
se ha utilizado la medida del escafoides de forma manual, tomando como referencia
la protuberancia del escafoides y midiendo la distancia existente desde ésta al
suelo. Existen también métodos más sofisticados para medir esta variable, como
por ejemplo a través de radiografías. Cowan, Jones y
Robinson (1993) recoge la altura del escafoides medida de forma manual y su
correspondencia con el tipo de pie que observó en su estudio (medidas tomadas
en centímetros): Plano:
2.72-4.08; Normal: 4.09- 5.08; Cavo: 5.09- 6.05
El
procedimiento de actuación fue el siguiente:
o
Con ambos pies desnudos y con el peso del cuerpo
repartido entre ambos, trazar una línea que pase por la tuberosidad del
escafoides, por la parte más inferior.
o
A continuación, con uno de los brazos del
goniómetro, con una resolución de 1mm, se colocó en contacto con el suelo hasta
la línea marcada en la piel.
El método de
obtención de la huella ha sido el fotopodograma
(Figura 4) que, según Viladot (2000), es el sistema más útil para la obtención de
la huella plantar. Para realizar determinadas mediciones, como la del IA o
Las mediciones de
los grupos FS y HH se han realizado previas a la realización de ejercicio, es
decir, antes de los entrenamientos (Cowan, Jones y
Robinson, 1993). Del mismo modo las huellas se tomaron en estancia bipodal repartiendo el peso entre ambos pies (Chu et al.,
1995; Viladot, Cohí y Clavell, 1997; Shiang et al.,
1998; Michelson, Durant y McFarland, 2002).
Como variables
dependientes incluidas en este estudio estarían todas las mediciones que se han
realizado en los dos momentos. Así tendríamos el análisis de la huella plantar
mediante el método HC, el IA, la delimitación de
Para describir las características antropométricas de la
población se ha utilizado un tallímetro SECA (SECA Ltd, Alemania) y una báscula de pie SECA (SECA Ltd, Alemania). Para realizar la
impresión de las huellas mediante fotopodograma, se
ha utilizado papel fotográfico ILFORD,
líquido revelador y fijador. Por su parte, para realizar la evaluación
fisioterápica ha sido necesario utilizar un lápiz demográfico y un goniómetro
manual estándar de plástico, escalado de 2º en 2º, con un error máximo de 1º,
utilizado por algunos estudios específicos para medir al ángulo del retropié (Stacpoole-Shea et al., 1998; Kaufman et al., 1999; Hertel,
Gay y Denegar, 2002). También se usó una planilla de evaluación o examen
clínico que propone la valoración de la alineación sagital de las piernas en
bipedestación (varo o valgo de piernas y retropié), el desnivel pélvico y la
posible deformidad de la tibia (Salazar, 2007). Esta plantilla incluía
además los grados del ángulo
tibio-calcáneo y los centímetros de la altura del escafoides respecto al suelo.
Para la digitalización y análisis de las imágenes se utilizó el programa “AutoCad
Para
el análisis estadístico de los datos, se empleó el programa SPSS v. 15.0 para
Windows. Se han realizado pruebas de estadística descriptiva. Se realizó
análisis de varianza ANOVA mediante medidas repetidas, utilizándose como
análisis pos hoc el proceso de Scheffé. En las pruebas inferenciales se ha usado el
criterio estadístico de significación de p<0.05.
RESULTADOS
A continuación, se muestran los resultados
más destacados que se desprenden del estudio realizado. En este sentido, en las
Tablas 2 y 3, aparecen los resultados descriptivos de todas las variables
analizadas en este estudio (ATC, HC, AE, SH e IA) para los pies derecho e
izquierdo tanto al inicio de la pretemporada como al inicio de la temporada.
Del mismo modo, aparecen las diferencias encontradas en cada variable en los
distintos momentos evaluados.
|
Tabla
2: Diferencias en el pie derecho entre el inicio de
la pretemporada y el inicio de la temporada. |
||||||||
|
FS
pre |
FS
temp |
DIF |
HH
pre |
HH
temp |
DIF |
S
pre |
S
temp |
DIF |
ATC
(º) |
-7,1 ± 3,9 |
-8,7 ± 5,4 |
- |
-7,3 ± 2,8 |
-7,1 ± 1,2 |
- |
- 6,7 ± 4,2 |
- 7,0 ± 4,1 |
- |
HC (%) |
66,07 ± 3,98 |
59,39 ± 9,29 |
* |
62,94 ± 4,17 |
61,08 ± 4,77 |
*** |
66,44 ± 15,48 |
65,31 ± 14,56 |
- |
AE (cm) |
- |
4,4 ± 0,6 |
- |
4,0 ± 0,5 |
3,9 ± 0,4 |
- |
3,9 ± 0,4 |
3,9 ± 0,4 |
- |
SH (cm2) |
87,9 ± 15,2 |
90,1 ± 14,4 |
* |
88,26 ± 8,14 |
90,0 ± 9,5 |
- |
89,52 ± 12,33 |
93,5 ± 13,45 |
** |
IA |
0,23 ± 0,06 |
0,23 ± 0,04 |
- |
0,23 ± 0,02 |
0,24 ± 0,03 |
- |
0,22 ± 0,04 |
0,23 ± 0,04 |
- |
Resultados obtenidos
en la evaluación del pie derecho al inicio de la pretemporada y de la
temporada ( = media aritmética; σ = desviación estándar; FS = grupo
de fútbol sala; HH = grupo de hockey hierba; S = grupo de sedentarias; pre =
medición realizada antes del inicio de la pretemporada; temp
= medición realizada antes del inicio de la temporada (final pretemporada); ATC
= ángulo tibio calcáneo; HC = porcentaje pie según Hernández Corvo; AE = altura
del escafoides; SH = superficie de la huella; IA = índice del arco).
|
Tabla
3: Diferencias en el pie izquierdo entre el inicio de
la pretemporada y el inicio de la temporada. |
||||||||
|
FS
pre |
FS
temp |
DIF |
HH
pre |
HH
temp |
DIF |
S
pre |
S
temp |
DIF |
ATC (º) |
-6,8 ± 4,5 |
-8,1 ± 4,9 |
- |
-8,3 ± 4,5 |
-7,6 ± 2,9 |
- |
-6,6 ± 3,5 |
-7,2 ± 3,2 |
- |
HC (%) |
65,75 ± 8,22 |
65,23 ± 14,84 |
- |
63,96 ± 7,20 |
60,88 ± 6,00 |
* |
74,11 ± 19,66 |
74,95 ± 19,53 |
- |
AE (cm) |
- |
4,3 ± 0,4 |
- |
4,1 ± 0,4 |
4,0 ±0,3 |
- |
4,0 ± 0,3 |
4,0 ± 0,4 |
- |
SH (cm2) |
87,8 ± 11,1 |
88,7 ±12,8 |
- |
87,5 ± 8,7 |
89,1 ± 8,3 |
* |
84,5 ± 13,8 |
88,0 ± 15,2 |
** |
IA |
0,23 ± 0,03 |
0,22 ± 0,04 |
- |
0,23 ± 0,03 |
0,23 ± 0,03 |
- |
0,20 ± 0,05 |
0,21 ± 0,05 |
- |
Resultados obtenidos
en la evaluación del pie izquierdo al inicio de la pretemporada y de la temporada (= media aritmética; σ = desviación estándar; FS = grupo
de fútbol sala; HH = grupo de hockey hierba; S = grupo de sedentarias; pre =
medición realizada antes del inicio de la pretemporada; temp
= medición realizada antes del inicio de la temporada (final pretemporada); ATC
= ángulo tibio calcáneo; HC = porcentaje pie según Hernández Corvo; AE = altura
del escafoides; SH = superficie de la huella; IA = índice del arco).
Al realizar el análisis estadístico de las variables se
ha observado que no existen diferencias significativas, en ninguna de las
variables, entre los distintos grupos estudiados (FS, HH y S). Por otro lado,
al comparar cada grupo por separado en distintos momentos de la pretemporada sí
se han encontrado ciertas diferencias significativas en determinadas variables.
Así, el grupo FS ha mostrado diferencias significativas en la variable HC en el
pie derecho y no en el pie izquierdo (Figura 5). Por su parte, el grupo HH ha
mostrado diferencias en esta variable en los dos pies (Figura 6). Por último,
el grupo S no ha presentado diferencias en ninguno de los pies en esta
variable.
Figuras 5 y 6. Diferencias al evaluar las huellas plantares
del grupo de Fútbol Sala y del grupo de Hockey Hierba mediante el método de
Hernández Corvo en distintos momentos de la pretemporada .
Por otro lado, no se han encontrado diferencias
significativas en ninguno de los grupos en la variable IA. No obstante, la
variable SH sí ha presentado ciertas diferencias, diferentes en cada uno de los
grupos. Así, en el grupo S las diferencias se han observado en los dos pies,
mientras que el grupo FS solo se han observado en el pie derecho y en el grupo
HH sólo se han observado en el pie izquierdo.
DISCUSIÓN
Al comparar los resultados obtenidos con los métodos
utilizados en este trabajo para evaluar la huella plantar, IA y HC, se observa
cómo existe una elevada variabilidad entre los mismos. Así, utilizando el
método HC se podría considerar que un pie es cavo, mientras que evaluando el
mismo pie mediante el IA, obtendríamos un pie normal, en la mayoría de los
casos. Por otro lado, también hay que considerar que ambos métodos utilizan
diferentes clasificaciones. Así el IA sólo considera tres morfotipos
de pie (plano, normal y cavo), mientras que el método de HC considera seis
(plano, normal, normal-cavo, cavo, cavo fuerte y cavo extremo). En este
sentido, consideramos que el método HC aporta una clasificación más amplia, por
lo que a priori, hará una diferenciación más exacta entre las distintas
tipologías de pies. Del mismo modo, Wearing et al.
(2004) concluyeron que el IA se encontraba muy relacionado con el porcentaje de
masa corporal y que se vería influenciado por este parámetro. La
limitación más relevante que proponen los autores de este estudio es que no se
incorporó una medición de la altura del arco medial (toman únicamente la huella
plantar con una plataforma de presiones, y digitalizan la imagen de la misma).
Aún así sugieren que se tenga especial cuidado en las mediciones de la huella
plantar basándonos en fotopodograma, como el IA, en
grupos con porcentajes de masa magra elevados. No obstante, Gómez (2003) propone que existe una relación
significativa entre la masa y la huella plantar. Según este autor, en
condiciones normales una persona que pese menos de
A diferencia de estos
autores, Shiang
et al. (1998) concluyen que los parámetros en los que se toman dos o tres
dimensiones, como por ejemplo el IA, son mejores predictores del arco del pie
que las medidas que se toman en una sola dimensión como, por ejemplo, el método
HC. Del mismo modo, autores como Abián (2008) también afirman que el IA es un
método más efectivo que el de HC, ya que éste puede determinar error en algún tipo de pie, como falso
pie cavo extremo o no detectar bien los planos de primer grado.
Respecto a
Por otro lado, Macrory et al. (1997) encontró una
correlación de -0,71 entre el IA y
En función de los resultados de este estudio, sería
posible pensar que la variable SH, por sí sola, no tenga validez para predecir el
tipo de pie. No se puede considerar una medida del morfotipo
de pie. Esta variable sólo proporciona la superficie de la huella impresa y
digitalizada.
En este mismo sentido, cabe destacar que ningún autor la
proponga como medida única de evaluación del tipo de pie. Únicamente Gómez
(2003) usa este parámetro para ver las diferencias que existen en la superficie
de la huella antes y después de recibir una manipulación del raquis
(concretamente un ilíaco posterior).
Sirgo y Aguado (1991) demostraron las adaptaciones agudas
que se producían en el pie como consecuencia de una situación de competición
deportiva (un partido de voleibol). Estos autores observaron un aumento de la
huella tanto longitudinalmente como transversal, existiendo variaciones en
función de la composición corporal (entre ectomorfos
y mesomorfos). Según estos autores, es de esperar que
estas modificaciones agudas se hagan crónicas en el tiempo en una persona
deportista que somete a sus pies a una gran carga y esfuerzo. En
nuestro trabajo se ha encontrado un aumento del porcentaje de la huella plantar
mediante el método de HC tras un periodo de intervención. Del mismo modo, también tendrá cierta
influencia el tipo de deporte practicado (Sirgo et al. 1997). Así, Sirgo et al. (1997) encontraron
diferencias en la huella y en el apoyo entre futbolistas y nadadores.
Por su parte, López et al.
(2005) encontraron el mismo tipo de pie en futbolistas de distintas categorías.
Los resultados indicaban que la mayoría de los sujetos presentaban un pie
normal y más valgo en el ATC del pie derecho que del izquierdo. Estos
resultados coinciden en parte con los que se desprenden del tipo de pie
encontrado en los sujetos de nuestro estudio mediante la utilización del método
IA. En cambio, al utilizar el método HC los resultados de morfotipo
de pie se aproximan más hacia el cavo. Además, López et al. (2005) encontraron
un pie cavo asociado a un valgo de calcáneo, de manera similar a lo que se ha
encontrado en nuestro trabajo. Volkov (1977), por su
parte, encontró un aplanamiento del arco plantar en jóvenes deportistas de ski
y gimnasia. A diferencia de estos, Elvira et al. (2008a) encontraron que la
marcha atlética no provocaba asimetría ni adaptaciones concretas hacia un tipo
de pie. No obstante, obtuvieron diferencias significativas entre pies. Estos
autores exponen como causa de este hecho la dirección del circuito.
Por otro lado, Aydog et al. (2005a y 2005b) encontraron valores más bajos
del IA en bailarinas que en sujetos sanos sedentarios, al contrario que en
nuestro estudio, donde se han encontrado valores más altos en los grupos de
deportistas que en los sedentarios. Por lo tanto, podemos considerar que en
función de la actividad que se realice se pude encontrar un morfotipo
de pie u otro.
Respecto al sexo, Igbigbi y Msamati
(2002), encontraron que los hombres tienen valores del IA mayores a las
mujeres, y que mediante éste método había más probabilidad de obtener pie plano
(24,26%) que utilizando otros métodos. Al contrastarlo con los resultados de
nuestro estudio se observa, como se ha comentado, que mediante el método HC los
tres grupos presentan un pie normal/cavo, con tendencia en algunos casos a pie
cavo, mientras que con el método IA presentan un pie normal.
Como dicen López et al. (2006), la tendencia
habitual es hacia una dilatación de la huella en todas sus partes (antepié,
mediopié y retropié), aunque según la disciplina y las actividades deportivas,
se verán unas zonas más afectadas que otras. En nuestro estudio se ha observado
lo mismo en los dos grupos de deportistas, que el pie tiende a aplanarse tras el
periodo de intervención.
Kulthanan, Techakampuch y Bed (2004)
encontraron diferencias entre las huellas de deportistas y no deportistas. No
obstante, estos autores utilizaron otro tipo de mediciones que no se han
empleado en nuestro trabajo, como son el Flat
Index o la distancia metatarsal. En este sentido,
en nuestro trabajo no se han encontrado diferencias entre las huellas de los
grupos de deportistas respecto al grupo de sedentarias. No obstante, sí que se
han encontrado diferencias en el grupo de sedentarias entre el pie izquierdo y
el pie derecho. Estas diferencias no se han presentado entre los grupos de
deportistas, coincidiendo con diferentes autores (Sirgo y Aguado, 1991; Aydog et
al., 2005a y 2005b; Cain et al., 2007) que explican que el deporte provoca
determinadas variaciones en el tipo de pie y que esas variaciones se producen
de manera homogénea.
Como se desprende de los resultados, no se han encontrado
diferencias entre los grupos objeto de estudio de este trabajo. Este hecho,
podría deberse bien a que el número de sujetos estudiados no fue demasiado
elevado o bien a que el periodo de intervención no fue suficiente para que se
mostraran las diferencias entre los tipos de pies de los distintos grupos.
En nuestro trabajo, se han tomado las medidas de los dos
pies en ambos momentos, antes y después de la intervención. Existen
determinados estudios en los que solamente se han realizado las mediciones en
el pie dominante (Hamil et al., 1989; Cowan,
Jones y Robinson, 1993; Elvira, Vera-García y Meana, 2008b). No obstante, tal y
como hemos observado, existen variaciones entre pies, por lo que se hace
necesario realizar la evaluación de los dos. Además, la mayoría de autores
utilizan las mediciones de ambos pies (Sirgo y Aguado, 1991; Sirgo et al.,
1997; López et al. 2005; Aydog et al., 2005a y 2005b;
López et al., 2006, Elvira et al., 2008a).
Respecto al grupo FS, se han encontrado diferencias
significativas en el pie derecho tras el periodo de intervención, no
encontrándose estas diferencias en el pie izquierdo. Las diferencias
encontradas mostraban una dirección hacia el aplanamiento del pie tras el
periodo de intervención. Estos resultados pueden deberse a la distinta función
que realizan los pies en esta modalidad deportiva. Autores como Aydog et al. (2005b) obtuvieron resultados similares en
futbolistas. Estos autores justificaron este hecho explicando el uso de pie
dominante en fútbol. El pie que más funciones realiza (el dominante) verá
modificada su morfología por diferentes tensiones musculares y ligamentosas y
acabará dando valores más altos en los diferentes métodos de medición. Estos
autores, también proponen que el hecho de ser deportista de alto nivel y
estar sometido a un entrenamiento intenso, puede provocar también estos cambios
estructurales en el sistema musculoesquelético y
ligamentoso. En el grupo
FS de nuestro estudio, todas las jugadoras eran diestras, por lo que el pie
dominante, que era el derecho, es el que realiza las funciones de conducción,
control, pase y lanzamiento. Por lo tanto, el pie izquierdo lo utilizan
únicamente de apoyo. Además, según Hamill et al. (1989), otra de las causas a las que se puede
deber esta diferencia entre pies, es a la actividad muscular del pie plano que se verá
incrementada. Así, el pie que tiene más actividad o función, en este caso el
pie derecho, mostraría una tendencia a aplanarse. Por lo tanto, además se
podría considerar que el
gesto técnico de pisar el balón y el de parar el balón con la zona del antepié
plantar, gestos muy utilizados en fútbol sala,
provocan un desplazamiento hacia arriba de la cabeza de los
metatarsianos y consecuentemente un estiramiento de la fascia plantar, que
puede dar una tendencia a pie plano como se ha observado.
Por el contrario, en el grupo HH ambos pies se utilizan
para la función de locomoción exclusivamente, teniendo los dos la misma función
ya que la bola se golpea con un stick y no con las extremidades inferiores. En
este caso, al realizar los dos pies la misma función en el grupo HH, sí se han
encontrado diferencias significativas en ambos pies tras el periodo de
intervención realizado.
Por lo tanto, las diferencias encontradas en la variable
HC entre los grupos FS y HH pueden deberse a la técnica deportiva, ya que en el
FS se utiliza un pie de pivote o apoyo y otro para la conducción, pases,
control del balón y lanzamiento, mientras que en HH los dos pies realizan la
misma función.
CONCLUSIONES
§ No se puede afirmar que exista un morfotipo de pie determinado asociado ni a la práctica de
actividad física y deportiva ni a la disciplina que se practique en los grupos
analizados.
§ La práctica continuada de actividad
física y deportiva ha provocado modificaciones diferentes en la huella plantar
de los jugadores estudiados en función de la disciplina practicada. Estas
modificaciones han sido debidas a que la técnica es diferente en cada una de
las disciplinas.
§ Existe variabilidad entre los
distintos métodos que se han usado para caracterizar el tipo de pie en los 3
grupos participantes en este trabajo. De este modo, el método Hernández Corvo
ha sido un método más apropiado que el método del Índice del Arco para
caracterizar el tipo de pie estudiado. Por su parte, la superficie de la huella
no ha sido un indicativo apropiado por sí mismo para clasificar el tipo de pie.
§ Las diferencias en la técnica entre el
fútbol sala y el hockey hierba han provocado que las diferencias ocasionadas por
la práctica deportiva continuada en la huella plantar de las deportistas
analizadas sean distintas. Así las jugadoras de fútbol sala han presentado
modificaciones solamente en el pie dominante, mientras que las jugadoras de
hockey hierba las han presentado en ambos pies. Por su parte, el grupo de
sedentarias no ha presentado diferencias.
§ Se ha encontrado una mayor
heterogeneidad en el morfotipo de pie en el grupo de
sedentarias analizado. La práctica de actividad física y deportiva continuada
provoca que las jugadoras participantes hayan presentado una mayor homogeneidad
en las huellas plantares de sus pies.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 13
- número 49 - ISSN: 1577-0354