Reigal, R.E. y
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y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 13 (49) pp. 107-120. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista49/artfrecuencia349.htm
ORIGINAL
FRECUENCIA DE PRÁCTICA FÍSICA Y AUTOEFICACIA EN LA TERCERA EDAD
FREQUENCY OF PHYSICAL
ACTIVITY AND SELF-EFFICACY IN THE ELDERLY
Reigal, R.E.1 y Videra, A.2
1
Doctor
en Educación Física. Profesor de la FDE Santa María de la Victoria. Málaga.
España. rafareigal@gmail.com
2 Doctor en
Psicología. Profesor de la Facultad de Psicología. Málaga. España. avidera@uma.es
Código UNESCO / UNESCO Code: 6302.02 Psicología social / Social psicology
Clasificación Consejo de Europa /
Council of Europe classification: 16. Sociología del deporte / Sport psicology
Recibido 2 de marzo de 2011 Received March 2, 2011
Aceptado 26 de junio de 2011 Accepted June 26, 2011
RESUMEN
Este trabajo pretende poner de
manifiesto las relaciones existentes entre la frecuencia semanal de práctica
física y la percepción de autoeficacia general en la tercera edad. Participaron
en este estudio 289 individuos de la ciudad de Málaga (España), practicantes de
actividad física, fundamentalmente de tipo aeróbico, que lo hacían con una
intensidad moderada y con una duración aproximada de una hora. El 27.7% (n=80)
eran hombres y el 72.3% (n=209) eran mujeres, con edades comprendidas entre los
65 y 85 años (M=74.15; DT=5.71). Para obtener los datos, se
entrevistó a cada uno de los participantes, que respondieron a cuestiones de
tipo sociodemográfico y a la Escala de Autoeficacia General (AEG; Schwarzer y
Jerusalem, 1995). Los principales resultados obtenidos indican que aquellos que
realizaban actividad física con una frecuencia media (tres o cuatro días
semanales) tenían mejor percepción de autoeficacia general que aquellos que
practicaban con una frecuencia menor o mayor.
PALABRAS CLAVE: Actividad
física, autoeficacia, tercera edad
ABSTRACT
The purpose of this research paper
is to highlight
the relationship between weekly physical activity and perceptions of general self-efficacy
in the elderly. A total of
289 individuals from Malaga city, Spain,
took part. They took mostly
aerobic exercise with a moderate intensity and for about one
hour at a time. The sample comprised 27.7% (n=80) of men and 72.3% (n=209) of women between 65 and 85 years of age (M=74.15; DT=5.71). Data was
collected by means of interviews to each one of the
participants who answered questions of a socio-demographic kind and the General Self-Efficacy Scale (GSE; Schwarzer and Jerusalem, 1995). The main results suggest
that those who took physical
activity with a moderate frequency (three or four
days a week) got better perception
of general self-efficacy than
those who practised with either a lower or a higher frequency.
KEY WORDS: Physical
activity, self-efficacy, elderly
INTRODUCCIÓN
Un
importante número de investigaciones ha puesto de relieve los beneficios que
tiene la práctica de actividad física para el ser humano (Sonstroem, 1984;
Biddle, 1995; Nieman, 1999; Casimiro, 2001; Carranza y Mora, 2003; Capdevila,
2005). El envejecimiento de la población ha generado un gran interés por
estudiar estos efectos en la tercera edad, provocando la aparición de diversos
estudios relacionados con este grupo de edad (Whetsell, Frederickson, Aguilera
y Moya, 2005). Además, dados los acusados cambios psicosociales y físicos que
acontecen, que requieren un equilibrio mental y emocional adecuado para
adaptarse a ellos, los aspectos relacionados con el bienestar psicológico han
adquirido una relevancia muy alta (Krzemien, Urquijo y Monchietti, 2004). Como
ejemplo, tenemos trabajos como los de Langan (1997) y Navarro, Bueno, Buz y
Mayoral (2006), relacionados con la autoeficacia, o los de Barriopedro, Eraña y
Mallol (2001) y McAuley et al. (2000), relacionados con la satisfacción vital.
En el
estudio del bienestar psicológico existe, actualmente, una tendencia a usar
índices de valoración positivos como la autoeficacia o el autoconcepto, dejando
a un lado otros negativos como la depresión, ansiedad o neurosis (Reina, Oliva
y Parra, 2010). En concreto, la autoeficacia es un factor muy importante para
el bienestar de las personas y ha sido objeto de múltiples investigaciones en
los últimos años (Salvador, 2009). Este constructo nació de la Teoría Cognitivo
Social y se concibe como los juicios que posee cada individuo sobre sus
competencias, considerándose fundamentales en la organización y ejecución de
sus actuaciones (Bandura, 1977, 1982, 1986). Es un criterio que pone de
manifiesto la evaluación que las personas hacen de la eficacia personal para
hacer frente a una determinada situación, actuando de forma independiente de
las habilidades que se posean (Ortega, 2005).
Por
otro lado, el envejecimiento tiene una serie de consecuencias como la
disminución de las capacidades físicas o cognitivas, que puede perturbar la
sensación de eficacia ante las demandas de la vida (Bandura, 1986). Además, las
personas mayores deben adaptarse a nuevas circunstancias en el seno de una sociedad
que no siempre sabe valorar la importancia de la experiencia y sabiduría
existentes en ellas (Trujillo, 2005). Este hecho es peligroso, dado que puede
llegar a generar rechazo ante tareas que se consideran difíciles de superar
aunque se posean las capacidades necesarias para afrontarlas, lo que podría
crear sensación de frustración y conformismo
(Ortega, 2005; Prieto, 2007; Casis y Zumalabe, 2008). De hecho, las
personas que tienen una baja autoeficacia experimentan evaluaciones pobres
sobre sus destrezas, mostrando una baja autoestima, realizando incluso una
valoración negativa de sus vidas (Sanjuán, Pérez y Bermúdez, 2000).
Frente a los argumentos que defienden el uso de este constructo en
situaciones específicas (González y Tourón, 1992), diversos investigadores
consideran adecuado utilizar la autoeficacia para valorar circunstancias más
generales (Schwarzer, 1992; Grau, Salanova y Peiró, 2000; Salanova, Grau y
Martínez, 2005). La autoeficacia general nace para evaluar un sentimiento de
competencia que abarca un conjunto amplio de tareas, generando una
predisposición para
llevar a cabo múltiples conductas que supongan un reto, con entusiasmo y
estando preparados para afrontar un amplio abanico de estresores asociados a
ellas (Sanjuán et al., 2000; González y Landero, 2008).
Diversos estudios han puesto de
manifiesto el impacto de la práctica física sobre el bienestar psicológico en
estas edades, en concreto sobre la percepción de eficacia personal (Jimeno,
Peña, Expósito y Zagalaz, 2009). Montaner, Llana, Domínguez, Moreno y Benedicto
(2005) realizaron un estudio con mujeres en edades con una media de 65 años, en
el que observaron relaciones positivas entre la práctica física y la
autoeficacia física, autoestima global y satisfacción con la vida. Por otro
lado, McAuley, Shaffer y Rudolph (1995) argumentan que una práctica física
agradable contribuye a un aumento de la percepción de eficacia tras el
ejercicio. Emery y Blumenthal (1990) consideran que la adherencia en estas
edades a los programas de ejercicio físico y la satisfacción experimentada con
ellos se relacionan positivamente con la percepción de eficacia. Consideramos
que en la tercera edad, la práctica física influye en la
autoeficacia general, entre otros aspectos, por el incremento la actividad
cotidiana, la motivación ante nuevos retos y la participación en la sociedad
que les rodea (Gálvez, 2004; Ortiz y Castro, 2009).
El
tipo y cantidad de práctica necesaria para obtener beneficios para
El
trabajo que presentamos a continuación explora las relaciones entre actividad
física y autoeficacia en la tercera edad, haciendo énfasis en la cantidad de
ejercicio que mejor se relaciona con altos niveles de autoeficacia y teniendo
en cuenta el tipo de actividad practicada por nuestros participantes. La
hipótesis central de este estudio considera que la frecuencia de práctica
semanal determinará diferentes percepciones de autoeficacia general entre los
grupos objeto de estudio en nuestro trabajo.
MATERIAL Y MÉTODO
Muestra
Los participantes en esta investigación fueron 289
individuos de la ciudad de Málaga (España), practicantes de actividad física,
que accedieron a participar de manera voluntaria. Realizaban ejercicio de intensidad
moderada y predominantemente aeróbico (actividades en diversos polideportivos
municipales u otras en la vía pública, como bailar, andar o correr) con una
duración aproximada de una hora cada sesión. El 27.7% (n=80) eran hombres y el
72.3% (n=209) eran mujeres, con edades comprendidas entre los 65 y 85 años (M=74.15; DT=5.71).
Instrumentos
La toma de datos se llevó a cabo mediante entrevista con
las personas que iban a formar la muestra de nuestro estudio. Respondieron a
preguntas relativas al sexo, práctica física, edad y percepción eficacia
general. Esta última variable se midió a través de la Escala de Autoeficacia
General (AEG) de Schwarzer y Jerusalem (1995), en concreto la versión en
castellano desarrollada por Baessler y Schwarzer (1996). Esta escala, formada
por 10 ítems, mide el sentimiento estable de competencia para manejar un rango
amplio de situaciones en la vida y ha sido analizada en población española en
diversas ocasiones, siendo sus propiedades psicométricas adecuadas para su uso
(Sanjuán et al., 2000; Martín et al., 2002). Se respondía con una escala tipo
Likert con 4 posibilidades, desde muy en
desacuerdo (puntuación= 1) hasta muy
de acuerdo (puntuación= 4) respecto a las indicaciones de cada ítem.
Procedimiento
Este trabajo sigue una metodología no experimental de
tipo transversal y correlacional (Salkind, 1999; Ramos, Catena y Trujillo,
2004), en el que se usa la encuesta como herramienta para la toma de datos. La
recogida de información se llevó a cabo en lugares en los que estas personas
realizaban las actividades físicas (lugares públicos, como paseo marítimo o
parques de la ciudad, e instalaciones deportivas municipales), entrevistando a
los participantes tras aceptar formar parte de la investigación. Los
cuestionarios los rellenó el entrevistador gracias a las respuestas dadas por
los participantes, siendo explicado adecuadamente y resolviéndose las dudas que
pudieran surgir. La duración media para explicar y cumplimentar el mismo fue
aproximadamente de 15 minutos.
Análisis de los datos
Se han realizado en este trabajo análisis descriptivos e
inferenciales, siendo las técnicas usadas para procesar los datos: t-student y
ANOVA de un factor. Para ello, se ha usado el paquete estadístico SPSS en su
versión 15.0.
RESULTADOS
Fiabilidad del instrumento
En la tabla 1 se muestran los estadísticos descriptivos
(media, desviación típica, asimetría y curtosis) de los ítems de la Escala de
Autoeficacia General (AEG), así como para la media total de la misma. Como
puede observarse, los valores de asimetría y curtosis cumplen el criterio de
normalidad propuestos por Curran, West y Finch (1996). Los análisis de
fiabilidad realizados (Alfa de Cronbach, 1951) para nuestro estudio mostraron
unos niveles de consistencia interna adecuados para la escala AEG, tanto para
la muestra total (α= .87) como para los grupos de sexo masculino (α= .83) y femenino (α= .89).
Tabla
1. Estadísticos
descriptivos de la escala AEG
|
M |
SD |
Asimetría |
Curtosis |
AEG 1 |
2.73 |
.93 |
-.30 |
-.76 |
AEG 2 |
3.15 |
.81 |
-.83 |
.39 |
AEG 3 |
3.00 |
.79 |
-.65 |
.27 |
AEG 4 |
3.11 |
.80 |
-.69 |
.06 |
AEG 5 |
3.02 |
.77 |
-.54 |
.12 |
AEG 6 |
3.09 |
.74 |
-.50 |
.03 |
AEG 7 |
3.16 |
.77 |
-.74 |
.33 |
AEG 8 |
3.04 |
.83 |
-.49 |
-.47 |
AEG 9 |
3.13 |
.75 |
-.66 |
.32 |
AEG 10 |
3.01 |
.77 |
-.44 |
-.16 |
Total |
3.04 |
.55 |
-.56 |
.61 |
Comparaciones entre grupos
Los resultados encontrados indican, en primer lugar, que los
hombres tuvieron mejores resultados en la Escala de Autoeficacia General (M=
3.15; DT= .47) que las mujeres (M= 3.00; DT= .57), siendo estas diferencias
estadísticamente significativas (t 287= 2.06; p< .05). Sin
embargo, por edades, al dividir la muestra en dos grupos, observamos que la
puntuación obtenida por el que tenía entre 65 y 74 años (M= 3.04; DT= .53) fue
similar a la del conjunto que tenía entre 75 y 85 años (M= 3.05; DT= .57), sin
diferencias significativas entre ellos (t 287= -.28; p> .05). De
igual forma, cuando dividimos la muestra en cuatro grupos de edad (g1= 65-69
años; g2= 70-74 años; g3= 75-79 años; g4= 80-85 años) tampoco encontramos
diferencias significativas entre ellos en la percepción de autoeficacia general
(F[3,285]=
.06; p> .05).
Sin embargo, si comparamos a los
participantes en función de la práctica física realizada podemos apreciar que
se establecen diferencias en la percepción de eficacia. Al clasificar la
muestra en función de su nivel de actividad semanal, aquellos que practicaban
pocas veces a la semana, 1 o 2 días (n= 133), obtuvieron una puntuación en la
escala AEG (M= 2.97; DT= .63) menor que los que lo hacían 3 o más veces a la
semana (n= 156) (M= 3.11; DT= .46), siendo las diferencias estadísticamente
significativas (t 237.72=
-2.10; p< .05).
Por otro lado, si dividimos al grupo que
practicaba más días a la semana en dos (3 o 4 días a la semana, n= 88;
Como podemos apreciar en la tabla 2 y
figura 1, aquellos participantes que practicaban de forma moderada (3-4 días a
la semana) obtuvieron diferencias significativas a su favor respecto a los que
tenían una frecuencia de participación baja o alta (p< .01) en la Escala de
Autoeficacia General (AEG). Entre los grupos que participaban con una frecuencia baja y alta
no existieron diferencias significativas (p> .05).
Tabla 2. Comparaciones múltiples (Games-Howell). VD= AEG,
Factor de agrupación= Práctica física
(I) Práctica |
(J) Práctica |
Diferencia de medias (I-J) |
Error típico |
Sig. |
|
Baja (1-2 días) |
Media |
-.23** |
.07 |
.003 |
|
Alta |
-.02 |
.08 |
.979 |
||
Media (3-4 días) |
Baja |
.23** |
.07 |
.003 |
|
Alta |
.22* |
.07 |
.012 |
||
Alta (5-7 días) |
Baja |
.02 |
.08 |
.979 |
|
Media |
-.22* |
.07 |
.012 |
Figura 1. Medias obtenidas en AEG en función del nivel de práctica
física semanal
DISCUSIÓN
Los resultados hallados en
nuestro trabajo indican, en primer lugar, que los hombres tenían niveles más
altos de autoeficacia que las mujeres. La literatura consultada refleja que no
existe un claro consenso en este sentido, pues aunque diversos estudios han
encontrado diferencias entre sexos a favor de los chicos, en otros las chicas
tuvieron resultados más favorables o no encontraron diferencias significativas
(Britner y Parajes, 2001; Smith, Sinclair y Chapman, 2002; Reina et al., 2010).
Si nos centramos en nuestros datos, diremos que coinciden con otros
desarrollados con poblaciones en edades diferentes, como adolescentes (Olivari
y Barra, 2005) o adultos (Aguirre y Vauro, 2009). Nuestro estudio contribuye, en
esta línea, a poner de manifiesto diferencias encontradas en un tramo de edad
tan interesante como es la tercera edad.
Respecto a la edad de los
participantes, considerábamos que podríamos hallar diferencias significativas
entre los distintos intervalos, dado que hemos trabajado con un rango
considerable y a los que asociamos, a priori, diferentes características.
Bandura (1986) advertía que la evolución de la autoeficacia tenía una fase
crítica en la tercera edad debido a la pérdida de capacidades personales y
funciones sociales. En nuestro estudio, la percepción de eficacia ha tenido una
similitud notable entre los individuos constituyentes de la muestra en los
diferentes periodos. No podemos establecer unas conclusiones sólidas sobre este
aspecto, aunque creemos que una línea de investigación probable es la
estabilidad en el tiempo que mostrarían aquellas personas que son físicamente
activas. Otra sugerencia ante estos datos es la lógica consideración que indica
la diferencia entre la edad biológica y el envejecimiento real del individuo,
como apunta Párraga,
Zagalaz, Moreno y López (2002), y que hubiera necesitado otros criterios de
clasificación del conjunto participante.
Diversos trabajos han
puesto de manifiesto la incidencia de la práctica física sobre la competencia
personal, que redunda en la confianza y autoestima, afectando positivamente a
aspectos como la autoeficacia (León, Medina y Munduate, 2008). Las experiencias
de éxito obtenidas en actividades motoras, acompañadas de un estado físico u
otros aspectos, como mejores sensaciones en el estado de ánimo, generan
transferencias positivas en tareas de otra naturaleza, lo que permite una
mejora en la sensación de competencia general (Balaguer, Escartí y Villamarín,
1995; Macone, Baldari, Zelli y Guidetti, 2006). No obstante, cuando se
relaciona actividad física y salud, es imprescindible valorar ciertos aspectos
como las características personales o condiciones en que se practica para
establecer verdaderos parámetros saludables (Veiga, 2004).
En nuestro trabajo se
encontraron diferencias en función del nivel de práctica física, aunque
aquellos que practicaban tres o cuatro días a la semana fueron los que
obtuvieron mejores puntuaciones en la Escala de Autoeficacia General. Estudios
como los de Marcus, Eaton, Rossi y Harlow (1994) señalan que el aumento de la
frecuencia de práctica tiene una relación positiva con la mejora de la
autoeficacia personal. Nuestros resultados coinciden en señalar que existían
diferencias en función del nivel de práctica, aunque no con una tendencia
lineal positiva. Consideramos que el tipo de muestra utilizada en nuestro
estudio posee unas peculiaridades diferentes a otras, como la del estudio
indicado que es más joven, y a la que el impacto de la actividad física posiblemente
afecte de forma distinta.
Para poblaciones de estas
edades, las recomendaciones de práctica física encontradas en la literatura
consultada son diversas aunque, en general, recomiendan que se realice mínimo
tres días a la semana y normalmente con una intensidad moderada, aunque algunos
sugieren que pueda realizarse todos los días (Jimeno et al., 2009). Otros
trabajos concretan en una serie de indicaciones que sugieren no aumentar mucho
la intensidad a medida que se vaya adquiriendo más experiencia en este tipo de
tareas, aunque sí el volumen de trabajo, incrementando la duración de las
sesiones hasta un tiempo prudencial y no muy exigente, procurando dotar durante
la semana de descansos y practicando días alternos para que existan dichas
pausas (ACSM, 2000; Millán, 2006).
Nuestro estudio coincide
en la necesidad de tener en cuenta los descansos y otras pautas, encaminadas a
obtener mayores beneficios de tipo psicológico a nivel de autoeficacia,
autoestima o reducción de la ansiedad. Entre ellas, podemos destacar las que
recomiendan realizar actividad física de forma regular, con una frecuencia de
tres a cinco días por semana, siendo la intensidad predominantemente moderada y
fundamentalmente de tipo aeróbico como correr, andar, montar en bicicleta, etc.
Estas tendencias añaden que, para alcanzar estos objetivos, las actividades
aeróbicas son las más aconsejables, aunque las de fuerza u otro tipo puedan
conllevar diferentes efectos positivos a otros niveles (Guillén, 1997; De
Gracia y Marcó, 2000; Ströhle, 2009).
Es importante conocer en
profundidad las vías que tenemos para promocionar
CONCLUSIONES
Este trabajo nos ha
permitido analizar las diferencias en la percepción de eficacia general entre
hombres y mujeres activos de la tercera edad. Aunque está en consonancia con
otros trabajos consultados, es un tema controvertido que no termina de poner de
acuerdo a los investigadores en la materia. Sería interesante seguir incidiendo
en este fenómeno, observando si la práctica física afecta de manera desigual a
hombres y mujeres.
Por otro lado, la
evolución de la autoeficacia en la tercera edad, así como otras
autoevaluaciones, se presenta como un tema interesante dado el aumento de la
esperanza de vida en las sociedades desarrolladas. Además de seguir
corroborando los efectos positivos de la práctica física sobre ellas, una línea
de investigación futura que nos plantearemos será si estas actividades
contribuyen a mantener percepciones altas de dichos constructos a lo largo de
este periodo, mejorando de esta forma el bienestar y calidad de vida.
Son diversas las
recomendaciones que se hacen desde diferentes perspectivas sobre el régimen de
participación en actividad físicas. Siguiendo las sugerencias señaladas en
literatura consultada sobre las influencias a nivel de salud psicológica,
nuestro estudio ha puesto de manifiesto que los valores más altos en la
percepción de eficacia general los han obtenido aquellos que participaban en
tres o cuatro sesiones semanales, teniendo en cuenta que la llevaban a cabo con
una intensidad moderada y siendo de tipo predominantemente aeróbico.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 13
- número 49 - ISSN: 1577-0354