Manríquez, P.; Tuesta M. y
Reyes A. (2013) Broncoconstricción inducida por ejercicio sin reposición hidroelectrolítica / Exercise-induced bronchoconstriction
without fluid replacement. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la
Actividad Física y el Deporte vol. 13 (51) pp. 495-505. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista51/artbroncoconstriccion389.htm
ORIGINAL
BRONCOCONSTRICCIÓN
INDUCIDA POR EJERCICIO SIN REPOSICION HIDROELECTROLÍTICA
EXERCISE-INDUCED
BRONCHOCONSTRICTION WITHOUT FLUID REPLACEMENT
Manríquez, P. 1;
Tuesta M. 2 y Reyes A.3
1 Kinesiólogo, Magíster
en Ciencias mención Fisiología. Facultad
de Ciencias, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. p.manriquez.v@gmail.com
2 Kinesiólogo, Máster
en Fisiología Integrativa. Laboratorio de Fisiología
del Ejercicio, Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar, Chile. mtuestar@santotomas.cl
3 Kinesiólogo,
Magíster en Bioestadística. Escuela de Kinesiología, Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, Chile. alvaroreyesponce@gmail.com
Código
UNESCO / UNESCO code: 2411 Fisiología humana / Human physiology
Clasificación Consejo de Europa / Classification Council of Europe: 6. Fisiología del ejercicio / Exercise physiology
Recibido 9
de junio de 2011 Received June 9, 2011
Aceptado 10
de septiembre de 2011 Accepted September
10, 2011
RESUMEN
La deshidratación
del epitelio respiratorio ha sido identificada como una posible causa de la broncoconstricción inducida por ejercicio (BIE). El
objetivo del estudio fue determinar los efectos de la deshidratación corporal
en la BIE. Se midió el VEF1, VEF1/CVF y FEF25-75
en 19 futbolistas universitarios (edad: 20.5 ± 2 años) al minuto 5, 10 y 15
tras la realización de ejercicio en ambiente caluroso, con y sin hidratación.
En el grupo deshidratado el 47.3% desarrolló broncoconstricción
a los 5 minutos de finalizado el ejercicio, un 42.1% continuó con esta
condición a los 10 minutos y un 26.3% la mantuvo luego de 15 minutos de
finalizado el ejercicio. Ningún sujeto euhidratado desarrolló
BIE. Los
resultados observados nos permiten inferir que algunos deportistas son
susceptibles de desarrollar una menor función pulmonar posterior a una
deshidratación mayor al 2% del peso corporal.
PALABRAS
CLAVE:
Broncoespasmo, hidratación, espirometría.
ABSTRACT
Dehydration of the
respiratory epithelium has been identified as a possible cause of exercise-induced
bronchoconstriction (EIB). The aim of study was determine
the effects of body
dehydration on EIB. We measured
FEV1, FEV1/FVC and FEF25-75
in 19 university soccer players (age: 20.5 ±
2 years) at 5, 10 and 15 minutes after exercise in hyperthermic conditions, with and without
hydration. A 47.3% of the dehydrated group developed
bronchoconstriction at 5 minutes post-exercise,
42.1% continued with
this condition at 10 minutes and 26.3% kept
it after 15 minutes
post-exercise. None of the subjects rehydrated developed EIB. Results
allow us to infer that some athletes are at
risk for reduced lung function by more than 2% of body weight.
KEY WORDS: Bronchospasm, hydration, spirometry.
INTRODUCCIÓN
La ocurrencia de broncoconstricción es común en asmáticos que realizan
ejercicio. En efecto la mayoría, sino todos los pacientes presentarán
sintomatología como tos, sibilancias y disnea,
situación conocida como asma inducida por ejercicio (1). Sin embargo, es posible que sujetos
sin antecedentes de asma o atopía experimenten obstrucción bronquial por
actividad física (2). Esta disminución en el diámetro de
la vía aérea se denomina broncoconstricción inducida
por ejercicio (BIE) (3).
Algunos grupos de
investigación han determinado que la prevalencia de BIE se halla entre un 11 y
50% en deportistas de elite (4-7). Estos valores son similares a los
encontrados en sujetos sanos no deportistas. En este contexto, el grupo de Rupp observó que el 28.6% (n=230) de un grupo de escolares
no asmáticos, pero con factores de riesgo, sufrieron BIE (8). Aissa y
cols. evaluaron a 196 futbolistas adolescentes sin
antecedentes clínicos de asma, de los cuales el 30% desarrolló broncoconstricción posterior a una prueba de ejercicio
vigoroso (9). De esta forma, podemos observar que
la BIE ocurre de manera frecuente en sujetos aparentemente sanos y sin antecedentes
de asma, por lo que resulta imprescindible contar con nuevas estrategias
diagnósticas para su detección.
La hipótesis más
aceptada para la aparición BIE dice relación con un incremento de la velocidad
de flujos ventilatorios y el enfriamiento del aire
inspirado durante el ejercicio vigoroso, los cuales provocarían la sequedad del
epitelio de la vía aérea distal modificando su osmolaridad
(10). Este incremento osmolar
del epitelio causaría la liberación de mediadores inflamatorios desarrollando broncoconstricción (11,12).
Ahora bien, es
conocido que una deshidratación sistémica mayor al 2% del peso corporal (2PC)
modifica significativamente el volumen celular y el equilibrio iónico de sodio y cloro(13). El control hídrico epitelial depende
directamente de estos factores, por lo que una deshidratación profunda después
de un ejercicio de larga duración y moderada intensidad en un ambiente
caluroso, podría favorecer el desarrollo de broncoconstricción
al modificar la osmolaridad del epitelio respiratorio
Actualmente no existe
evidencia científica que relacione los efectos de una deshidratación sistémica
inducida por ejercicio moderado en ambiente caluroso sobre la función pulmonar.
Por ello, el objetivo de esta investigación es evaluar la respuesta broncoconstrictora aguda en deportistas universitarios,
posterior a una prueba de ejercicio en estado estable con deshidratación mayor
ó igual al 2% del peso corporal.
MATERIAL Y METODOS
Participantes
Se
evaluó una muestra intencionada de 19 deportistas hombres de la Universidad
Santo Tomás en Viña del Mar, Chile. Los promedios de edad, estatura y peso
fueron 20 ± 2 años, 177.8 ± 7,1 cm y 73 ± 7,5 kg, respectivamente.
Se establecieron como
criterios de inclusión que los universitarios realizaran entrenamiento
deportivo (actividad física) a lo menos tres veces por semana, que tuviesen
salud compatible con la prueba de esfuerzo y una evaluación espirométrica
normal previa a la visita al laboratorio. Por otro lado, fueron excluidos
aquellos sujetos que durante las tres últimas semanas presentaron patologías
agudas que pudieran alterar la fidelidad de los resultados o afectar su
integridad física. Asimismo fueron descartados los sujetos con historia clínica
sugerente de asma y/o atopía.
El
estudio fue aprobado por el comité de
ética de la Facultad de Salud de la Universidad Santo Tomás. Los
deportistas fueron informados e instruidos previamente sobre el procedimiento y
manifestaron su voluntad en participar
mediante la firma de un consentimiento informado escrito, de acuerdo con
la declaración de Helsinki.
Procedimientos
Protocolo de Ejercicio
Los
sujetos realizaron ejercicio en ambiente caluroso y humedad relativa normal
(T°: 30°C y HR: 60%) bajo condiciones de hidratados (H) y no hidratados (NH)
con diferencia de una semana entre evaluaciones. Primero se evaluó a los
sujetos en condiciones de NH, el protocolo consistió en la realización de
ejercicio prolongado en estado estable en cinta ergométrica
(SportArt-T610, USA). La velocidad programada le permitió a cada sujeto
mantener una intensidad al 60% de la frecuencia cardiaca de reserva (14). Luego de
45 minutos de ejercicio se evaluó el nivel de deshidratación a través de la
observación en la variación del peso corporal.
En
la evaluación bajo condiciones H, los participantes debieron realizar ejercicio
hasta el tiempo obtenido individualmente en condiciones NH previas; durante ese
período se les administró 300 ml de bebida isotónica cada 15 minutos, a una
temperatura de 15-21ºC (15).
Deshidratación
El nivel de deshidratación se
observó a través de la medición del peso corporal al inicio y al final del
ejercicio (balanza Detecto-439, USA). Todos los participantes alcanzaron el 2PC
por sudoración a los 45 ± 2 minutos de ejercicio. Una vez finalizado el test,
se dio inicio a la evaluación espirométrica (ver
apartado de Espirometría).
Espirometría
La
espirometría fue realizada 5 minutos previos al
ejercicio (valores basales) y a los 5, 10 y 15 minutos posteriores a la
finalización de éste, de acuerdo a los procedimientos descritos por Gutiérrez y
cols. (16). Todas las
mediciones se realizaron en condiciones de reposo, según recomendaciones de la AmericanThoracic Society (17).
Los
análisis comparativos en el estudio fueron realizados sobre el volumen
espiratorio forzado en el primer segundo (VEF1), capacidad vital
forzada (CVF) y flujo espiratorio medio (FEF25-75), obtenidos con un
espirómetro Pony FX (Cosmed,
Italia).
Frecuencia Cardiaca
La
frecuencia cardiaca (FC) fue medida a través de un monitor de pulso cardiaco
RS800cx (Polar, Finlandia). La monitorización de la intensidad de trabajo al
60% de la FC de reserva fue mantenida durante todo el protocolo de ejercicio.
ANALISIS ESTADÍSTICO
Para observar los efectos de la
deshidratación sobre la respuesta broncoconstrictora
aguda fueron comparados los promedios basales del VEF1, VEF1/CVF
y FEF25-75 con los obtenidos a los
5, 10 y 15 minutos postejercicio. La prueba
estadística utilizada fue U Mann-Whitney para datos
pareados. Además son presentados los porcentajes de cambio promedios e
individuales respecto de sus basales, considerando una caída mayor al 10% en el
VEF1 y 30% en el FEF25-75 como indicador de obstrucción
bronquial. También se determinó un
límite inferior de normalidad (LIN) para el índice VEF1/CVF
de cada sujeto, donde todo valor menor a éste determinaba la aparición de broncoconstricción (16). Se
consideró un resultado estadísticamente significativo cuando el tamaño del
error tipo I fue <0,05.
RESULTADOS
En la tabla 1 se
observan la edad, características físicas y variables espirométricas
basales de los participantes. Los valores demuestran la homogeneidad de la
población.
Tabla 1. Promedios ± desviación
estándar de la edad, características físicas y variables espirométricas
basales de los participantes |
|||||||||||||
Variables |
|
Preejercicio |
|
Postejercicio |
|||||||||
|
|
Hidratado |
|
No Hidratado |
|||||||||
Edad (años) |
|
20.5 |
± |
2.0 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Talla (cm) |
|
177.8 |
± |
7.1 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Peso (kg) |
|
73.0 |
± |
7.5 |
|
73.7 |
± |
5.4 |
|
71.4 |
± |
5.5 |
|
IMC (kg/m2) |
|
23.1 |
± |
2.2 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
VEF1 basal
(L) |
|
|
|
|
|
4.62 |
± |
0.45 |
|
4.63 |
± |
0.45 |
|
VEF1/CVF
basal |
|
|
|
|
|
0.84 |
± |
0.05 |
|
0.85 |
± |
0.05 |
|
FEF25-75 basal
(L/s) |
|
|
|
|
|
5.34 |
± |
0.32 |
|
5.32 |
± |
0.38 |
|
IMC: Índice de masa
corporal, VEF1: Volumen espiratorio forzado al primer segundo, VEF1/CVF:
Capacidad vital forzada y FEF25-75:Flujo
espiratorio forzado entre el 25% y 75% de la CVF. |
|||||||||||||
VEF1
Como se aprecia en la tabla 2, sólo en el
grupo NH se observaron caídas significativas de los promedios postejercicio del VEF1 respecto al basal
(p<0.05).
Estas caídas no superaron el índice de
obstrucción bronquial, es decir no fueron mayores al 10% del basal. Sin
embargo, un 47.3% (n=9) de los valores individuales en el grupo NH tuvieron una
caída del VEF1 mayor al 10% a los 5 minutos de finalizado el
ejercicio. De este grupo, el 88.8% (n=8) continuó con broncoconstricción
a los 10 minutos, y de estos últimos un 62% (n=5) la mantuvo luego de 15
minutos de finalizado el ejercicio (figura 1). Cuando los participantes
realizaron el ejercicio en condición de hidratados, los niveles de VEF1
no presentaron diferencias (figura 1).
FEF25-75
Los
sujetos del grupo NH mostraron diferencias significativas (p<0.05) y caídas
mayores al 30% en todos los promedios postejercicio
del FEF25-75 respecto al basal (tabla 2).
Al analizar las diferencias
individuales del FEF25-75 fue posible observar que un 47.3% (n=9) de
los sujetos del grupo NH mantuvieron caídas mayores al 30% respecto al basal en
los 5, 10 y 15 minutos postejercicio (figura 1).
Cuando los participantes realizaron ejercicio en condición de hidratados, los
niveles de FEF25-75 no presentaron diferencias (figura 1).
Tabla 2. Promedios ± desviación
estándar del VEF1, VEF1/CVF y FEF25-75 medidos
en ambos grupos antes y después del ejercicio, con y sin hidratación. |
|||||||||||||||||||
Variables Espirométricas |
|
Grupos |
|
Preejercicio |
|
Postejercicio |
|||||||||||||
|
|
Basal |
|
5 min |
|
10 min |
|
15 min |
|||||||||||
VEF1 (L) |
|
H |
|
4.62 |
± |
0.43 |
|
4.53 |
± |
0.47 |
|
4.62 |
± |
0.42 |
|
4.63 |
± |
0.41 |
|
|
|
NH |
|
4.63 |
± |
0.45 |
|
4.24 |
± |
0.5 a |
|
4.28 |
± |
0.47a |
|
4.35 |
± |
0.47a |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
VEF1/CVF |
|
H |
|
0.85 |
± |
0.05 |
|
0.85 |
± |
0.05 |
|
0.85 |
± |
0.05 |
|
0.85 |
± |
0.05 |
|
|
|
NH |
|
0.84 |
± |
0.05 |
|
0.78 |
± |
0.07a |
|
0.78 |
± |
0.06a |
|
0.8 |
± |
0.06a |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
FEF25-75
(L/s) |
|
H |
|
5.34 |
± |
0.32 |
|
5.28 |
± |
0.9 |
|
5.31 |
± |
0.8 |
|
5.31 |
± |
0.8 |
|
|
|
NH |
|
5.32 |
± |
0.4 |
|
3.45 |
± |
1.2a,b |
|
3.63 |
± |
0.9a,b |
|
3.7 |
± |
0.8a,b |
|
VEF1:
Volumen espiratorio forzado al primer segundo, VEF1/CVF: Cociente
entre el Volumen espiratorio forzado al primer segundo y Capacidad vital
forzada (Índice de Tiffenau) y FEF25-75:
Flujo espiratorio forzado al 25% y 75% de la CVF. H: Grupo hidratado y NH:
Grupo no hidratado. a: p<0.05 respecto al basal; b: caída promedio mayor
al 10% para el VEF1 y 30% para el FEF25-75 |
|||||||||||||||||||
VEF1/CVF
El
grupo NH presentó diferencias significativas en todos los promedios del VEF1/CVF
postejercicio respecto al basal (tabla 2, p<0.05).
Al analizar las diferencias
individuales del VEF1/CVF fue posible observar que a los 5 minutos
tras el ejercicio un 31.5% (n=6) de los participantes deshidratados obtuvieron
valores bajo su LIN (figura 2). De éstos, el 83.3% (n=5) continuó con esta
condición a los 10 minutos y de estos últimos el 80% (n=4) se mantuvo bajo el
LIN luego de 15 minutos de finalizado el ejercicio. En este contexto ninguno de
los sujetos del grupo H obtuvo valores bajo su LIN (figura 2).
Figura 1. Porcentajes individuales basales y postejercicio del VEF1 y FEF25-75
para ambos grupos. La línea punteada muestra el porcentaje límite de caída para
el VEF1 mayor al 10% (y=90%) y 30% para el FEF25-75 (y=70%). VEF1:
Volumen espiratorio forzado al primer segundo y FEF25-75: Flujo
espiratorio forzado entre el 25% y 75% de la capacidad vital forzada.
DISCUSIÓN
Los resultados del
presente estudio permiten inferir que algunos deportistas son susceptibles de
desarrollar broncoconstricción por deshidratación
inducida por ejercicio. En efecto, las caídas individuales en este estudio
fueron mayores al 10% para el VEF1, al 30% en el FEF25-75
y al LIN para el VEF1/CVF, sólo en el grupo NH.
Un aspecto importante
de nuestros resultados fue que durante las evaluaciones espirométricas
correlativas posterior al ejercicio no existieron casos nuevos de broncoconstricción. Cabe destacar además que la muestra fue
dividida en 2 grupos, los cuales fueron integrados por los mismos sujetos en 2
condiciones de intervención distintas (con y sin reposición hidroelectrolítica).
Esto quiere decir que los resultados reflejan una tendencia inferencial
sobre los efectos de la deshidratación en la BIE.
Figura 2. Variaciones individuales del VEF1/CVF
respecto al límite inferior de normalidad para cada sujeto en condiciones de
hidratado y deshidratado. VEF1/CVF: Cociente entre
el Volumen espiratorio forzado al primer segundo y Capacidad vital forzada.
Grupos de investigación
han reforzado la hipótesis de que la BIE es desencadenada por los cambios osmolares en las células epiteliales. Estos cambios
ocurrirían debido a un alto flujo de aire escasamente humedecido cuando el
sujeto realiza ejercicio vigoroso en un ambiente frío de baja humedad (18,19). Estas modificaciones osmolares, de todo el epitelio, favorecerán el deterioro
celular permitiendo la salida de elementos vasculares provenientes desde plexos
subepiteliales. Lo anterior dará inicio a una
respuesta exudativa que involucra participación de células inflamatorias como eosinófilos, basófilos y mastocitos (12,20). Las intensidades de ejercicio
necesarias para desencadenar este efecto son mayores al 80% de la capacidad
máxima de esfuerzo (2,3,18,21,22).
A pesar de lo
anterior, creemos que la osmolaridad epitelial podría
verse afectada por una deshidratación sistémica profunda por ejercicio de larga
duración en ambiente caluroso.
Una posible hipótesis
se relaciona con los elevados niveles de deshidratación y pérdida electrolítica
de sodio y cloro por transpiración luego del ejercicio en estas condiciones.
Cabe recordar que una deshidratación mayor o igual al 2PC provoca disminuciones
significativas en el volumen intracelular de agua alterando la osmolaridad (13). Asimismo el sodio y cloro son
elementos esenciales en el proceso de intercambio hídrico entre el interior y
exterior del epitelio respiratorio (23).
Para corroborar lo
anterior recordemos lo descrito por Chen y cols.
(2000). Este grupo propuso que el flujo neto de agua a través de la membrana
apical y basolateral de las células epiteliales en el
tracto respiratorio (JWNET), se encuentra determinado por
la suma de dos factores: el flujo de agua asociado a gradiente osmótico (JWOsm) más el flujo de agua asociado
movimiento iónico transmembrana (JWIon).
Esto es JWNET = JWOsm
+ JWIon (24). De esta forma, la
pérdida de agua epitelial celular por deshidratación profunda, así como la
pérdida de sodio y cloro por transpiración difusa, comprometerán el gradiente
osmótico y el movimiento iónico transmembrana
alterando el flujo de agua neto hacia el epitelio.
De acuerdo a lo
anterior, el desarrollo de BIE en sujetos susceptibles dependerá de la
capacidad del deportista para mantener la hidratación de su vía aérea durante
el ejercicio en un ambiente caluroso. Del mismo modo y de acuerdo a nuestros
resultados, podemos confirmar que una adecuada hidratación será capaz de
mantener a estos individuos con una función pulmonar adecuada para finalizar la
competencia.
Por otro lado, será
importante en los deportistas el lugar donde se lleve a cabo la actividad
física. Este sentido, el grupo de Rundell (2008)
observó diferencias significativas en la función pulmonar entre pruebas de
provocación realizadas en laboratorio y en campo, ya sea al aire libre o en
recintos deportivos cerrados (25). Es posible que los sujetos evaluados
en nuestro estudio presenten valores espirométricos
más bajos posterior a la deshidratación inducida por ejercicio en ambientes
calurosos externos, determinando una mayor sensibilidad para desarrollar
obstrucción bronquial en campo. Del mismo modo, Haathela
y cols. (2008) hipotetizaron que las partículas
inhaladas en el terreno deportivo pueden desencadenar una mayor respuesta broncoconstrictora en los deportistas (26). Un ejemplo de lo anterior son los
nadadores, los cuales constantemente inhalan sustancias desinfectantes
presentes en el agua como los derivados del cloro.
Otro aspecto a
considerar son los deportistas que no realizan adecuados protocolos de
hidratación durante una competencia de larga duración (27), por ejemplo el maratón. Esto también
podría ocurrir en un deporte que no permita la reposición hidroelectrolítica
durante su desarrollo, tal como ocurre en el fútbol. Si a lo anterior agregamos
los incrementos en la intensidad de esfuerzo durante una competencia, es
posible que estos deportistas desencadenen un mayor grado de broncoconstricción, provocando una disminución significativa
de su rendimiento.
CONCLUSIONES
Nuestros resultados
permiten concluir que la función pulmonar puede verse afectada por
modificaciones significativas de la hidratación sistémica luego de ejercicio de
intensidad moderada en ambiente caluroso. Por lo tanto, una correcta
hidratación evitaría el desarrollo de broncoconstricción
en deportistas susceptibles pudiendo mejorar su rendimiento.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol.
13 - número 51 - ISSN: 1577-0354