C—digos QR / Qr Codes Baena-Extremera, A. y Granero-Gallegos, A. (2013) Estudio cuasi-experimental de un programa de supervivencia en el medio natural / Quasi-experimental study of a program for survival in the natural environment. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad F’sica y el Deporte vol. 13 (51) pp. 551-567. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista51/artestudio384.htm

 

 

ORIGINAL

 

ESTUDIO CUASI-EXPERIMENTAL DE UN PROGRAMA DE SUPERVIVENCIA EN EL MEDIO NATURAL

 

QUASI-EXPERIMENTAL STUDY OF A PROGRAM FOR SURVIVAL IN THE NATURAL ENVIRONMENT

 

Baena-Extremera, A.1 y Granero-Gallegos, A.2

 

1 Doctor en Educaci—n F’sica. Profesor de la asignatura de Deportes de Aventura. Facultad de Ciencias del Deporte (Universidad de Murcia, Espa–a) abaenaextrem@um.es

2 Doctor en Educaci—n F’sica. Profesor de la asignatura de Actividades F’sico-Deportivas en el Medio Natural. Facultad de Ciencias del Deporte (Universidad de Murcia, Espa–a) agranero@um.es

 

C—digo UNESCO / UNESCO code: 6114.02 Actitudes / Attitudes

Clasificaci—n del Consejo de Europa / Council of Europe classification: 17 Otras (actitudes) / Other (attitudes).  

 

Recibido 30 de mayo de 2011  Received May 30, 2011

Aceptado 5 de diciembre de 2012  Accepted December 5, 2012

 

RESUMEN

 

El objetivo de este trabajo fue analizar los cambios en las actitudes ambientales y la permanencia en el tiempo de las modificaciones actitudinales, en un grupo de alumnado universitario, tras recibir un curso de supervivencia en baja monta–a. La muestra fue de 243 personas, repartidas en un grupo control (n=75) y un grupo experimental (n=168). Como instrumento de medida se utiliz— un cuestionario autoadministrado constituido por escalas relacionadas con las actitudes medio-ambientales: conciencia ecol—gica, preocupaci—n ecol—gica, escala del nuevo paradigma ecol—gico (NEP) y escala de preocupaci—n ambiental (ECS). Se tomaron medidas antes (pretest) y despuŽs (postest1) del curso de formaci—n, y otra (postest2) cuatros meses despuŽs en el grupo experimental. Tras la intervenci—n se observan cambios actitudinales en la preocupaci—n ecol—gica y ambiental, en la conciencia ecol—gica y el ecocentrismo. Por œltimo, se demuestra la permanencia de estos cambios en el alumnado cuatro meses despuŽs de la intervenci—n.

 

PALABRAS CLAVE: educaci—n ambiental, conciencia ecol—gica, preocupaci—n ecol—gica, NEP, preocupaci—n ambiental.

 

 

ABSTRACT

 

The aim of this study was to analyze changes in environmental attitudes and retention time of attitudinal changes in a group of university students, after receiving a survival course in low mountain. The sample was 243 people, divided into a control group (n = 75) and an experimental group (n = 168). As a measuring instrument used a self-administered questionnaire consisting of scales related to environmental attitudes: environmental awareness, ecological concern, the new ecological paradigm scale (NEP) and scale of environmental concern (ECS). Measures were taken before (pretest) and after (postest1) training course, and another (postest2) four months later in the experimental group. After intervention attitudinal changes are observed in ecological and environmental concerns in environmental awareness and ecocentrism. Finally, it proves the permanence of these changes in the pupil four months after intervention.

 

KEYWORDS: environmental education, environmental awareness, ecological concern, NEP, environmental concern.

 

 

1. INTRODUCCIîN

 

La Educaci—n Ambiental (EA) intenta crear nuevas formas de pensar y actuar, contribuyendo a conseguir una alfabetizaci—n medioambiental de la poblaci—n (Carlenton-Hug y Hug, 2010). Con frecuencia, los contenidos de la EA se ense–an a travŽs de un programa educativo, e incluso de forma transversal con otros contenidos (Beas, Rodr’guez y Mart’nez, 2009; Granero-Gallegos y Baena-Extremera, 2011) en busca del cambio cognitivo del alumno, la mejora del conocimiento afectivo-participativo y la mejora de las aptitudes y comportamientos.

 

La EA ha tenido presencia en una amplia variedad de ambientes sociales y dentro de culturas muy diversas (vŽase, por ejemplo De White y Jacobson, 1994), y en el ‡mbito educativo(Granero y Baena, 2007), la realizaci—n de cursos al aire libre (Baena y Granero, 2008) y programas de educaci—n ecol—gica y ambiental, han sido una pr‡ctica comœn en la vida de los discentes (Bogner, 2002).

 

La conciencia ecol—gica es definida por BignŽ (1997), como la informaci—n referida a las cuestiones ecol—gicas y de los agentes causantes de da–os ecol—gicos. As’, los programas de EA y conciencia ecol—gica se centran en la educaci—n y mejora del conocimiento, la actitud y el comportamiento de los participantes en relaci—n a los objetivos de conservaci—n medioambiental, aumentando la satisfacci—n de los individuos en su relaci—n con la naturaleza y ofreciendo un enfoque prometedor para cambiar sus comportamientos y actitudes en relaci—n al medio ambiente (Sia, Hungerford y Tomera, 1985).

 

Gonz‡lez y AmŽrico (1999), realizaron un estudio en el campo de las actitudes ambientales en una poblaci—n espa–ola, tratando de ahondar en el denominado ÒNuevo Paradigma MedioambientalÓ propuesto por Dunlap y Van Liere (1978). A partir de este paradigma, se desarroll— la Escala del Nuevo paradigma Ecol—gico (NEP: New Ecological Paradigm) de Dunlap, Van Liere, Merting y Jones (2000), recientemente utilizada por Vozmediano y San Juan (2005), adapt‡ndola a la poblaci—n espa–ola. Estos autores han distinguido dos dimensiones que subyacen en los temas medioambientales, basados en los constructos de actitudes de preocupaci—n ambiental de los creadores de estas escalas: el ecocentrismo, en relaci—n a actitudes formadas sobre la base de proteger el medio ambiente por tratarse de un bien en s’ mismo que es necesario conservar; y el antropocentrismo, en relaci—n a las actitudes basadas en la protecci—n del medio ambiente por cuanto proporciona beneficios a las personas satisfaciendo su bienestar.

 

Arcury, Johnson y Scollay (1986) definieron el ecocentrismo como la informaci—n acerca de las cuestiones ecol—gicas y de los agentes causantes de da–os ecol—gicos; a diferencia de la preocupaci—n ecol—gica, que hace referencia a sentimientos de intranquilidad acerca del deterioro de la naturaleza (Grunert y Jorn, 1995). En diversas investigaciones se ha encontrado cierta asociaci—n significativa entre conciencia ecol—gica, preocupaci—n ecol—gica y actitudes (Ling-Yee, 1997). Para medir estos cambios, se han realizado diversas investigaciones con cuestionarios sobre el an‡lisis de actitudes y comportamientos sobre el medio ambiente (D'Agostino, Schwartz, Cimetta, y Welsh, 2007; Smith-Sebasto y Semrau, 2004).

 

Leeming, Dwyer, Porter y Cobern (1993) realizaron una recopilaci—n de hasta 34 estudios publicados entre 1974 y 1993, comprobando que se hab’an producido cambios en el conocimiento, actitud o comportamiento de los sujetos tras un programa de EA. Un ejemplo puede ser el trabajo realizado por Hines, Hungerford y Tomera (1987), quienes encontraron correlaciones entre el conocimiento/actitud y su comportamiento hacia el medio ambiente en alumnos tras un programa de EA.

 

Posteriormente, Bogner y Wiseman (1999) realizaron un an‡lisis lineal de ecuaciones estructurales para encontrar pruebas adicionales de la capacidad de un cuestionario sobre la medici—n de las percepciones ambientales espec’ficas de los adolescentes en Europa occidental. Bogner (1999) efectu— dos estudios comparando dos tratamientos diferentes, uno al aire libre y otro de interior, para comparar la evoluci—n de las actitudes hacia el medio ambiente tras un programa de intervenci—n, pudiendo comprobar las mejoras en el primer tratamiento.

 

Respecto a la conciencia ecol—gica, Kals (1996) la evalu— a travŽs de un cuestionario, utilizando tres escalas de medici—n de diferentes tipos de preparaci—n (la disposici—n a adoptar comportamientos que son f‡ciles de realizar, la disposici—n a adoptar conductas que son dif’ciles de realizar, la voluntad de aceptar las prohibiciones gubernamentales), como predictores del comportamiento ecol—gico.

 

Grodzinska-Jurczak (2002) realiz— un estudio con 200 estudiantes de educaci—n secundaria para analizar el nivel que mostraban sobre conciencia hacia el medio ambiente, el conocimiento del mismo, as’ como su relaci—n hacia comportamientos y actitudes responsables. Pudieron comprobar los escasos conocimientos y actitudes que presentaban hacia esta problem‡tica. Kuhar, Bettinger, Lehnhardt, Townsend y Cox (2007b) desarrollaron un programa de intervenci—n pr‡ctica en el bosque Kalinzu. Este programa de educaci—n para la conservaci—n comprob— el aumento del conocimiento hacia el medio ambiente, la mejora de actitudes y el comportamiento de los estudiantes que viven cerca del bosque, a travŽs de sesiones interactivas de aprendizaje y realizando una incursi—n pr‡ctica a pie por el mismo. Adem‡s, estos autores demostraron aumentos a corto plazo en el conocimiento y los cambios de actitud, resultando positivos tras un programa de educaci—n de medio d’a, llevado a cabo con cinco ni–os de primaria de escuelas cerca del bosque Kalinzu (Kuhar Bettinger, Lehnhardt, Townsend y Cox, 2007a).

 

Por œltimo, y en relaci—n al trabajo anterior, Kuhar Bettinger, Lehnhardt, Tracy y Cox, (2010) realizaron una investigaci—n longitudinal con alumnos de primaria, quienes recibieron un programa de intervenci—n pr‡ctico en el bosque en 2004, realizando un pretest y un postest. En a–os posteriores, se han ido realizando actividades de refuerzo de los objetivos del programa, y con sucesivas tomas hasta el a–o 2006, comprobando que el aumento en el conocimiento ambiental no es transitorio.

 

Teniendo en cuenta lo expuesto, el presente trabajo se plante— como objetivo analizar los cambios en las actitudes ambientales, as’ como la permanencia en el tiempo de las modificaciones actitudinales, en un grupo de alumnado universitario, tras recibir un curso de supervivencia en baja monta–a

 

2. MƒTODO

 

2.1. Desarrollo de la propuesta de intervenci—n

 

Una vez revisada la literatura, es necesario indicar que la propuesta de intervenci—n que se presenta en este documento se centra en la aplicaci—n de un curso de supervivencia en baja monta–a para alumnado universitario, dentro de la oferta de formaci—n universitaria de diversas provincias espa–olas. Se dise–aron para tal fin varios cursos acogidos por los Vicerrectorados de Formaci—n AcadŽmica e Innovaci—n en la Convergencia Europea, avalados por diversas universidades de prestigio en Espa–a (Murcia y Granada).

 

Los cursos tuvieron como contenido principal la supervivencia en baja monta–a. Cada curso se estructuraba en dos clases te—ricas de cuatro horas cada una, en las cuales se form— a los alumnos en aspectos tŽcnicos de supervivencia en monta–a (refugios, purificaci—n de aguas, primeros auxilios, etc.). Adem‡s, se presentaron recursos alimenticios basados en la flora comestible del lugar de acampada y las diversas tŽcnicas para su preparaci—n (secado, conservaci—n, maceraci—n, infusi—n, decocci—n), fabricando a partir de las mismas, alimentos, vahos, pomadas, etc. Las siguientes sesiones se desarrollaron a travŽs de una acampada de cuatro d’as en baja monta–a, donde se practicaron todos los contenidos dise–ados para el curso. Durante Žstas pr‡cticas, los alumnos obtuvieron de la flora silvestre todos los recursos necesarios, como plantas comestibles, plantas arom‡ticas para infusiones y plantas medicinales para la urgencia del momento.

 

            Durantes los d’as de campamento, en la primera hora de cada ma–ana se llev— a cabo una peque–a charla de una hora aproximadamente, sobre la flora que se recolectar’a ese d’a, con explicaci—n de las caracter’sticas de cada planta, los cuidados necesarios, y las posibles orientaciones ecol—gicas imprescindibles para hacer un buen uso del medio. A partir de aqu’, se organizaron los grupos para realizar una batida de recolecci—n, primero para desayunar (arom‡ticas para hacer una infusi—n) y luego para almorzar y cenar (comestibles). Toda la recolecci—n se llev— a cabo bajo la supervisi—n del profesorado, intentado evitar al m‡ximo cualquier posible da–o al medio ambiente.

 

2.2. Dise–o

 

Dadas las caracter’sticas propias de estos cursos de formaci—n, se opt— por trabajar con un dise–o cuasi-experimental, descriptivo y seccional. Se trabaj— con un grupo control no equivalente (puesto que no han sido asignados al azar), formando parte de Žl, alumnos de otros cursos de formaci—n que no ten’an relaci—n con la supervivencia en la naturaleza, pero s’ con contenidos relacionados con el medio ambiente. Se incluy— un grupo experimental sobre el que se aplic— el programa de intervenci—n, para establecer los contrastes. Se realizaron varias medidas: un pretest antes del curso, un postest(1) justo al terminar la actividad formativa y un postest(2) a los cuatro meses de la intervenci—n mediante la aplicaci—n del mismo cuestionario a los grupos experimentales.

 

2.3. Poblaci—n y muestra

 

Siguiendo a Ingenkamp, Parey y Tent (1973), en estudios de este tipo no se puede comparar al grupo control con el experimental si los dos no han tenido experiencias al aire libre, ya que ser’a inadecuado comparar un grupo con experiencias s—lo en el aula y otro con experiencias en el medio natural. Por ello, el grupo control estuvo formado por alumnado que recibi— cursos con experiencias en Educaci—n F’sica relacionadas con el medio ambiente; mientras que el grupo experimental lo formaron, exclusivamente, aquellos alumnos que participaron en los cursos de supervivencia ofrecidos por las universidades citadas.

 

En el proceso de selecci—n de la muestra se sigui—, adem‡s, el procedimiento que se detalla a continuaci—n: 1) Se introdujo una pregunta filtro al inicio del cuestionario para conocer la participaci—n de los sujetos en otros cursos de formaci—n; 2) En la fase de introducci—n de datos, se descartaron los cuestionarios de los estudiantes que hab’an participado en varios cursos de formaci—n, quedando un total de 243 participantes en la investigaci—n. De Žstas personas, 75 pertenecieron a grupos control y el resto, 168, formaron parte de grupos experimentales.

 

2.4. Hip—tesis

 

Las hip—tesis planteadas para esta investigaci—n son:

 

1.» Partiendo de grupos homogŽneos, no existir‡n diferencias significativas de medias en el pretest, segœn las puntuaciones de las dimensiones analizadas, entre los sujetos de los grupos experimentales y los de los grupos de control (pretest intergrupos).

 

2.» Se cree que a partir de la intervenci—n se producir‡n diferencias significativas de medias en el primer postest (postest1) entre los sujetos de los grupos experimentales, respecto al pretest (postest intragrupos). Se cree que no habr‡ diferencias entre las medidas de los grupos control respecto a las medidas pretest (postest intragrupos).

 

3.» Tras la aplicaci—n del programa, se cree que permanecer‡n los cambios actitudinales en los sujetos del grupo experimental (medida postest2).

 

2.5. Instrumentos

 

Se acudi— a la bibliograf’a y se seleccionaron variables y factores probados en relevantes investigaciones relacionadas con las actitudes medio ambientales. Este instrumento incluy— diversas bater’as de preguntas con las que se recopil— informaci—n sobre dos tipos de variables actitudinales y conductuales.

 

Escala de Conciencia Ecol—gica, adaptada de la propuesta de Bohlen, Schlegelmilch y Diamantopoulos (1993) para recabar informaci—n acerca del conocimiento sobre el da–o ecol—gico y el impacto de las propias acciones en la naturaleza. Esta escala consta de 4 ’tems, con respuestas en escala tipo Likert de cinco puntos. Ha sido demostrada la validez de su estructura factorial y fiabilidad en castellano por D’az, Beerli y Mart’n (2004), con valores alfa de Cronbach (a)=0,88. En el presente trabajo los resultados de fiabilidad del alfa de Cronbach demuestran una alta consistencia interna en el pretest (a=0,86), postest1 (a=0,84) y postest2 (a=0,85).

 

Escala de Preocupaci—n Ecol—gica, adaptada en base a los trabajos de Dunlap y Van Liere (1984) y Grendstad (1999) con el objeto de recabar informaci—n acerca de la intranquilidad sobre el equilibrio de la naturaleza y la posibilidad de una crisis ecol—gica. Esta escala consta de 4 ’tems, con respuestas en escala tipo Likert de 5 puntos. Ha sido demostrada la validez de su estructura factorial y fiabilidad en castellano por D’az et al. (2004), con valores de a=0,67. En el presente trabajo los resultados de fiabilidad del alfa de Cronbach demuestran una aceptable consistencia interna en el pretest (a=0,69), postest1 (a=0,70) y en el postest2 (a=0,67). Aunque esta dimensi—n muestra una fiabilidad o valor alpha inferior al recomendado 0,70 (Nunnally, 1978; Peterson, 1994), debido al peque–o nœmero de ’tems que la componen (4), la validez interna observada puede ser aceptada (Hair, Anderson, Tatham y Black, 1999; Nunnally y Bernstein, 1994).

 

Escala Nuevo Paradigma Ecol—gico (NEP). Se utiliz— la versi—n espa–ola (Vozmediano y Sanju‡n, 2005) de la escala NEP de Dunlap et al. (2000). La versi—n abreviada en castellano consta de 11 ’tems y se demuestra como una herramienta œtil para estudiar las creencias sobre la naturaleza y las relaciones entre ser humano y medio ambiente. Se divide en dos subescalas, Antropocentrismo (6 ’tems) y Ecocentrismo (5 ’tems), siguiendo la terminolog’a de Thompson y Barton (1994). Las respuestas se recogieron en una escala tipo Likert (de 0 a 10). La consistencia interna obtenida por Vozmediano y Sanju‡n (2005) para ambos factores fue de a=0,71. En el presente trabajo los resultados de fiabilidad demuestran una aceptable consistencia interna: Antropocentrismo (pretest: a=.0,70; postest1: a=0,71; postest2: a=0,70); Ecocentrismo, (pretest: a=0,70; postest1: a=0,72; postest2: a=0,71).

 

Escala de Preocupaci—n Ambiental (ECS), de la original Environmental Concern Scale de Weigel y Weigel (1978) y cuya adaptaci—n ya fue utilizada con buenos resultados por otros autores (AragonŽs y AmŽrigo, 1991; AmŽrigo y Gonz‡lez, 1996; Gonz‡lez y AmŽrigo, 1999). Consta de 16 ’tems con respuestas tipo Likert de 5 puntos. Esta escala es una medida tradicional de la preocupaci—n ambiental, tratando la conservaci—n y la contaminaci—n del medio ambiente, temas indicados para medir este constructo por Van Liere y Dunlap (1981). La consistencia interna obtenida por Gonz‡lez y AmŽrigo (1999) de la adaptaci—n al castellano fue de a=0,70. En el presente trabajo los resultados de fiabilidad demuestran una aceptable consistencia interna en el pretest (a=0,71), postest1 (a=0,72) y postest2 (a=0,71).

 

2.6. Agentes educativos y procedimiento

 

El programa de intervenci—n se llev— a cabo por cinco docentes en cada curso, tres de ellos profesores titulados con el Doctorado en Ciencias de la Actividad F’sica y del Deporte relacionados con el Medio Natural, y dos Militares expertos en Supervivencia del Mando de Adoctrinamiento del Ministerio de Defensa Espa–ol. El trabajo de campo se realiz— durante los meses de septiembre de 2008 a junio de 2010. En cada curso formativo se pas— un cuestionario de manera individual y autoadministrada en la primera sesi—n y se volvi— a pasar finalizada la actividad. Cuatro meses despuŽs se volvi— a pasar el cuestionario a los sujetos del grupo experimental para comprobar la permanencia de las variables estudiadas.

 

2.7. An‡lisis de datos

 

Se calcularon los estad’sticos descriptivos, media (M) y desviaci—n t’pica (SD) para cada uno de los ’tems. Se realizaron las pertinentes pruebas de normalidad y homocedasticidad para asegurar la homogeneidad de la varianza. Se han calculado los ’ndices de asimetr’a y curtosis siendo, en general, pr—ximos a cero y <2, tal y como recomiendan Bollen y Long (1994), lo que indica semejanza con la curva normal de forma univariada y permite utilizar tŽcnicas factoriales. El an‡lisis de Kolmogorov-Smirnov confirm— la normalidad en la distribuci—n de la muestra (Z, entre 0,63 y 0,92; p>0,06). Se ha calculado la fiabilidad de cada dimensi—n propuesta a travŽs del ’ndice de consistencia interna alfa de Cronbach. De forma preliminar y para analizar si exist’an diferencias estad’sticamente significativas en las variables entre los dos grupos antes de la intervenci—n, se realiz— la prueba T de Student para muestras independientes con los datos recogidos en la toma pretest (experimental vs control). Asimismo, para estudiar las diferencias intra-grupo en las diferentes tomas (pre, postest1 y postest2) se ha realizado un an‡lisis de las puntuaciones de diferencia o an‡lisis de puntuaci—n de ganancia (Best, 1970). Para ello se ha calculado la diferencia entre las puntuaciones postest1 y pretest para cada persona, analizando a continuaci—n las diferencias intra-grupo mediante la prueba T de Student para muestras relacionadas. De igual manera se calcularon las diferencias transcurridos cuatro meses de la intervenci—n, aunque, en este caso, se tuvieron en cuenta las puntuaciones obtenidas en el postest2 y el postest1 del grupo experimental. Se realiz— tambiŽn un an‡lisis de correlaciones can—nicas. Para todo ello se emple— el paquete estad’stico SPSS en su versi—n 17.0 para Windows.

 

3. RESULTADOS

 

3.1. An‡lisis preliminar

 

En primer lugar, para comprobar si se part’a de dos grupos homogŽneos, se analizaron las diferencias inter-grupos mediante la Prueba T para muestras independientes. Los datos m‡s relevantes y que hacen referencia a la M y DT de las medidas pretest, as’ como la prueba T, se recogen en la tabla 1. En la primera hip—tesis se pens— que no existir’an diferencias significativas de medias en el pretest en las distintas escalas. Los datos obtenidos mostraron que no exist’an diferencias significativas en ninguna de las dimensiones analizadas, trat‡ndose, pues, de grupos homogŽneos de partida: conciencia ecol—gica (F=4,19; p²0,103), preocupaci—n ecol—gica (F=1,34; p²0,796), antropocentrismo (F=3,46; p²0,192), egocentrismo (F=3,47; p²0,119), ECS (F=6,32; p²0,958).

Tabla 1. Media (M) y desviaci—n t’pica (DT) de pretest, postet1, postest2 y puntuaci—n de ganancia. Diferencias intra-grupos en grupo experimental y grupo control. Prueba T para muestras relacionadas.

 

 

Grupo experimental

Grupo control

Variables dependientes

 

M

DT

Puntuaci—n de ganancia

M

DT

Puntuaci—n de ganancia

Conciencia Ecol—gica

Pretest

3,56

0,41

 

3,45

0,40,0

 

Postest1

4,12**

0,32

0,56

3,51

0,41

0,06

Postest2

4,10

0,32

-0,02

 

 

 

Preocupaci—n Ecol—gica

Pretest

3,77

0,32

 

3,68

0,33

 

Postest1

4,43**

0,17

0,66

3,48

0,32

-0,20

Postest2

4,53

0,17

0,10

 

 

 

Antropocentrismo

Pretest

5,31

0,76

 

5,24

0,77

 

Postest1

5,80*

0,68

0,49

5,35

0,79

0,11

Postest2

6,15

0,68

0,35

 

 

 

Ecocentrismo

Pretest

3,87

0,87

 

3,78

0,87

 

Postest1

4,91**

0,73

0,57

3,61

0,86

-0,17

Postest2

4,74

0,73

-0,17

 

 

 

ECS

Pretest

4,02

0,29

 

4,10

0,28

 

Postest1

4,49**

0,12

0,93

3,99

0,28

-0,11

Postest2

4,42

0,12

-0,07

 

 

 

*p<0,05; **p<0,01

 

Tomando como referencia al grupo experimental, y para comprobar las relaciones existentes entre los diferentes constructos, se realiz— un an‡lisis de correlaciones bivariadas en los resultados del pretest (tabla 2). Se observa una significativa correlaci—n positiva entre la conciencia ecol—gica y la preocupaci—n ecol—gica, ambiental y ecocentrismo. TambiŽn es importante la correlaci—n entre la preocupaci—n ecol—gica y la ECS. En cambio, es rese–able la relaci—n negativa y significativa del antropocentrismo con las diferentes dimensiones estudiadas, sobre todo, con la ECS.

 

 

Tabla 2. Correlaci—n de las subescalas analizadas en el grupo experimental en el pretest y postest1.

Dimensiones

I

II

III

IV

V

I. Conciencia Ecol—gica

 

0,26**

-0,13*

0,20**

0,29*

II. Preocupaci—n Ecol—gica

0,43**

 

-0,23*

0,29**

0,44**

III. Antropocentrismo

-0,36**

-0,38**

 

-0,09

-0,37**

IV. Ecocentrismo

0,57**

0,45**

-0,19

 

0,25**

V. ECS

0,61**

0,64**

-0,19

0,54**

 

*p<0,05; **p<0,01

Nota.- en la diagonal superior se indican las correlaciones del pretest y en la diagonal inferior las del postet1.

 

3.2. Efectos de la intervenci—n

 

Al comparar los resultados obtenidos por el grupo experimental y el grupo control en el pretest y en el postest1 al finalizar la intervenci—n (tabla 2), la prueba de T arroja diferencias significativas intra-grupos entre las medias de las cinco dimensiones estudiadas. En el grupo control no se encontraron diferencias significativas. En cambio, en el grupo experimental las m‡ximas diferencias se hallaron en la preocupaci—n ecol—gica (F=14,67; p²0,000) y en la ECS (F=12,32; p²0,000), con puntuaciones de ganancia de 0,66 y 0,93, respectivamente. Le siguen la conciencia ecol—gica (F=9.89; p².004) y el ecocentrismo (F=5,19; p²0,032), con una ganancia de 0,56 y 0,57, respectivamente. Finalmente, es en la dimensi—n de antropocentrismo (F=7,67; p²0,004) en la que se presentaron menos diferencias, aunque tambiŽn significativas. Se puede afirmar que se cumple la segunda hip—tesis planteada, pues que el programa ha resultado eficaz. El grado de concienciaci—n de los participantes qued— de manifiesto en las cinco subescalas estudiadas.

 

Tras la intervenci—n, y con el grupo experimental como referencia, se llev— a cabo de nuevo un an‡lisis de correlaciones bivariadas para comprobar, una vez m‡s, las relaciones existentes en los diferentes constructos. Como se puede observar en la tabla 2, las correlaciones se intensifican. La conciencia ecol—gica presenta ahora una alta y positiva correlaci—n, sobre todo con la ECS y con el ecocentrismo. TambiŽn es muy alta y significativa la correlaci—n entre la preocupaci—n ecol—gica y la ECS, as’ como entre el ecocentrismo y la ECS. Por otro lado, el antropocentrismo se continœa relacionando de forma negativa y significativa con el resto de las dimensiones, destacando que ha aumentado la significatividad y el coeficiente de correlaci—n, sobre todo con la ECS.

 

3.3. Permanencia de la intervenci—n

 

Trascurridos cuatro meses desde el programa, se compararon los resultados obtenidos -en el postest(1)- nada m‡s finalizar la intervenci—n, con los resultados obtenidos tras los meses indicados con respecto a los mismos alumnos del grupo experimental. Se llev— a cabo un segundo postest(2) para comprobar la permanencia en el tiempo de las actitudes y valores analizados en las diferentes dimensiones estudiadas. En este caso la puntuaci—n de ganancia se hall— restando los resultados del postest1 a los del postest2. Como se puede observar en la tabla 1, la prueba T no arroja diferencias entre la media de las puntuaciones de los dos postest. Esto indica que las distintas actitudes y valores adquiridos por los participantes en el programa de intervenci—n se han mantenido y consolidado en las distintas personas a lo largo del tiempo.

 

4. DISCUSIîN

 

Esta investigaci—n se ha centrado en estudiar la influencia de la aplicaci—n de un curso de supervivencia en baja monta–a como programa de EA, en las actitudes de alumnado universitario, medidas antes y despuŽs del programa a travŽs de varias escalas estandarizadas y utilizadas en otras investigaciones previas.

 

Los resultados de la primera hip—tesis, est‡n en la l’nea del trabajo de Bogner (1998), quien asegura que la realizaci—n de simples actividades al aire libre sin un programa bien desarrollado dentro de un contexto ecol—gico, terminar’a por no mostrar ningœn cambio en la percepci—n ambiental por parte de los adolescentes. Por consiguiente, se puede entender que para fomentar actitudes ambientales es necesaria una propuesta educativa estructurada y guiada en este sentido, con un car‡cter pr‡ctico e interactivo con el medio. Tras la aplicaci—n del programa, se puede decir que existe coincidencia con Bogner (1998) y Ewert, Place y Sibthorp (2005), al asegurar que es posible influir en variables como la conciencia ecol—gica y la preocupaci—n ecol—gica hacia el medio natural, ya que como se ha demostrado en este trabajo, se obtienen diferencias significativas en todas las dimensiones. Szagun y Pavlov (1995) sugieren que la conciencia y preocupaci—n ambiental es, en parte, una funci—n dependiente de la experiencia; por ello, para poder influir en las actitudes de los alumnos, adem‡s de posibles clases te—ricas, son necesarias actividades pr‡cticas donde los discentes interactœen con las experiencias ambientales.

 

Acorde con los resultados de Ewert et al. (2005) y Kuhar et al. (2007a), se puede apreciar c—mo los alumnos de esta investigaci—n han modificado sus actitudes hacia el medio ambiente, su conciencia ecol—gica e interŽs por la EA. Y es que, tal y como aseveran Fazio y Zanna (1981), se confirma que los posibles cambios de actitud en los alumnos tienden a ser m‡s permanentes cuando son causados por una experiencia vivida en la naturaleza. Esto hace pensar que existen diversas circunstancias que influyen en las actitudes de las personas hacia el medio natural, como pueden ser, la cantidad y calidad de experiencias que hayan tenido en este entorno (Corcoran, 1999) o la educaci—n formal que han recibido (Palmer, 1993), entre otras. De hecho, Bogner (2002) y Kuhar et al. (2010) se muestran a favor de las experiencias al aire libre con escolares, para que los alumnos tengan conciencia de la preocupaci—n que existe hacia el medio ambiente. Por ello, a partir de lo expuesto en el presente trabajo, se cree fundamental realizar una acampada en el medio natural, como pr‡ctica final en programas de esta ’ndole.

 

Sobre la preocupaci—n hacia el medio ambiente, Gonz‡lez y AmŽrigo (1999), concluyen que los sujetos que reciclan materiales de forma habitual muestran unas actitudes m‡s positivas hacia la preocupaci—n ambiental, y que los sujetos que deciden reciclar habitualmente o alguna vez, son m‡s ecocŽntricos y menos antropocŽntricos que los que deciden no hacerlo. Igualmente, este trabajo coincide con el de Kortenkamp y Moore (2001), tambiŽn con estudiantes universitarios, pues se ha podido comprobar como al incluir clases te—ricas sobre el impacto ambiental ocasionado por las actividades dise–adas dentro del programa de intervenci—n, se ha producido un aumento en el ecocentrismo y el antropocentrismo. As’, se observa que las distintas actuaciones del alumnado en las sucesivas recolecciones de plantas y recursos naturales necesarios para sobrevivir, tuvo incidencia en el aumento de la preocupaci—n ambiental y del ecocentrismo (Ewert et al., 2005; Thompson y Burton, 1994), debido probablemente a la pŽrdida cont’nua de la riqueza ambiental cercana. En este sentido se manifiestan los resultados expuestos, tambiŽn en las correlaciones halladas entre las diferentes dimensiones estudiadas, pues se correlacionan positivamente el ecocentrismo, la conciencia ecol—gica y la preocupaci—n ecol—gica y ambiental. A los mencionados estudios se pueden a–adir los de D’az et al. (2004), Fraj, Grande y Mart’nez (2003),  Mart’n y Simintiras (1995) y Ling-Yee, (1997), pues tambiŽn hallaron una correlaci—n positiva entre conciencia ecol—gica, preocupaci—n ecol—gica y actitudes medidas a travŽs de escalas como la ECS.

 

Por otro lado, la relaci—n del antropocentrismo con las diferentes variables actitudinales y de protecci—n del medio ambiente fueron negativas, coincidiendo en esta l’nea, adem‡s de los autores expuestos, con los datos aportados por AmŽrigo y Gonz‡lez (1999), AmŽrigo, Gonz‡lez y AragonŽs (1995) y Vozmediano y San Juan (2005), en poblaci—n espa–ola. En cambio, esta relaci—n negativa difiere de la hallada por Thompson y Burton (1994).

 

Uno de los resultados obtenidos m‡s interesantes es la comprobaci—n de que perduraran las modificaciones en las variables estudiadas tras el programa de intervenci—n de supervivencia, cumpliŽndose de esta manera la tercera hip—tesis. Incluso, es necesario destacar que la correlaci—n entre los diferentes constructos estudiados tambiŽn se ve incrementada tras el programa. Diferentes autores han propuesto para futuras investigaciones, la posibilidad de comprobar si al terminar el programa de intervenci—n y transcurrido unas 4-5 semanas, exist’an variaciones en esas variables; as’ lo proponen (Kuhar et al., 2010), y como ocurre en los trabajos de Randler, Ilg y Kern (2005) y Dettman-Easler y Pease, (1999). Varios estudios han mostrado un incremento a corto plazo en intenci—n de participar en actividades de conservaci—n, pero las actitudes pueden disminuir en ausencia de refuerzo de las experiencias posteriores (Dotzour, Houston, Manubay, Schultz y Smith, 2002). En cambio, otros investigadores han demostrado, y el presente trabajo coincide con los resultados de Kuhar et al. (2010), que la mejora de las variables estudiadas puede perdurar en el tiempo. Los autores anteriores comprueban la retenci—n a largo plazo de los contenidos de su programa de EA, en el que el rendimiento no s—lo se reduce a los niveles pre-programa, sino que tambiŽn en algunos casos parece haber una tendencia con el tiempo a un continuo aumento en el rendimiento.

 

5. CONCLUSIONES

 

Como conclusi—n general, se puede afirmar que las tres hip—tesis se han cumplido segœn lo previsto. En la primera, los datos mostraron que no exist’an diferencias significativas en ninguna de las dimensiones analizadas, partiendo por tanto de grupos homogŽneos.

 

En la segunda hip—tesis, se demostr— que el programa de intervenci—n result— eficaz, intensific‡ndose las correlaciones entre las escalas. Mejor— sobre todo la relaci—n entre la conciencia ecol—gica con la ECS y con el ecocentrismo. Igualmente, mejor— la relaci—n entre la preocupaci—n ecol—gica y la ECS, as’ como entre el ecocentrismo y la ECS. Y por œltimo, se mantuvo como al principio la relaci—n negativa del antropocentrismo con el resto de dimensiones.

 

En relaci—n a la tercera hip—tesis, podemos concluir destacando que es uno de los resultados m‡s interesantes de este trabajo, pues se pudo comprobar la permanencia de las modificaciones en las variables estudiadas tras el programa de intervenci—n de supervivencia, cumpliŽndose de esta manera dicha hip—tesis.

 

De los datos y resultados obtenidos en el presente trabajo de investigaci—n pueden emanar recomendaciones e informaci—n relevante para mejorar los planes de EA, tanto llevados a cabo por instituciones pœblicas, como privadas (vŽase por ejemplo Luque, Baena-Extremera y Granero-Gallegos, 2011). Aœn as’, una posible limitaci—n del estudio puede ser la utilizaci—n de una muestra compuesta por alumnos universitarios participantes en cursos de supervivencia, pues es predecible que estas personas presenten interŽs por contenidos desarrollados en este medio, siendo por tanto, interesante llevar esta experiencia a otras poblaciones o en otras actividades de formaci—n diferente. Otra de las limitaciones de esta investigaci—n, es la realizaci—n de una evaluaci—n sobre el cambio actitudinal y no sobre los comportamientos. En relaci—n a las fortalezas de este trabajo, habr’a que destacar el objetivo de esta investigaci—n, pues se trata de un trabajo aœn novedoso dentro de nuestro pa’s y parte de Europa. Otro de los puntos importantes es la realizaci—n de esta investigaci—n, teniendo como intervenci—n un curso de supervivencia en el medio natural, siendo totalmente innovador y muy en la l’nea de la metodolog’a propuesta por Baena-Extremera (2011). Por œltimo, se–alar que esta investigaci—n ha permitido discutir los trabajos ya existentes.

 

 

 

6. REFERENCIAS BIBLIOGRçFICAS

 

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Rev.int.med.cienc.act.f’s.deporte- vol. 13 - nœmero 51 - ISSN: 1577-0354