Reigal, R. y
Videra, A. (2013) Efectos de una sesión de actividad física sobre el
estado de ánimo / The effects of a physical activity session on mood states. Revista
Internacional de Medicina y Ciencias de
ORIGINAL
EFECTOS DE UNA SESIÓN DE ACTIVIDAD FÍSICA SOBRE EL ESTADO DE ÁNIMO
THE EFFECTS OF A PHYSICAL ACTIVITY SESSION
ON MOOD STATES
Reigal, R.1 y Videra, A.2
1
Doctor
en Ciencias de
2 Doctor en
Psicología. Profesor de
Código UNESCO / UNESCO code: 6302.02 Psicología social / Social Psychology
Clasificación Consejo de Europa / Council of Europe
Classification: 16.
Sociología del deporte / Sociology of sport
Recibido 2
de septiembre de 2011 Received September 2, 2011
Aceptado 25
de noviembre de 2011 Accepted November 25, 2011
RESUMEN
Este trabajo analiza los efectos de una
sesión de actividad física sobre el estado de ánimo en un grupo adolescentes de
la ciudad de Málaga (España). Participaron en este estudio 67 personas con
edades entre los 14 y 17
años (M=14,93; DT= 0,99). Para evaluar el estado ánimo de la muestra se utilizó el
cuestionario POMS (Profile of Mood States
- McNair, Lorr y Droppleman, 1971), analizándose los siguientes factores:
tensión-ansiedad, depresión-melancolía, angustia-hostilidad-cólera,
vigor-actividad, fatiga-inercia y confusión-orientación. Los resultados
indicaron que, tras la sesión de actividad física, disminuyeron las puntuaciones
en depresión, angustia y confusión, aumentando en vigor. En función del sexo,
los cambios fueron similares, aunque el estado de tensión mejoró únicamente en
chicos y el vigor tuvo un aumento mayor en chicas.
PALABRAS CLAVE: estado de ánimo,
actividad física, adolescencia.
ABSTRACT
This article analyses the effects of a physical
activity session on mood states in a group of adolescents from the city of
KEYWORDS:
mood states, physical activity, adolescence.
INTRODUCCIÓN
A pesar de los beneficios que la actividad física regular
tiene sobre la salud, en la sociedades desarrolladas se ha instalado un exceso
de sedentarismo que debería ser tratado como una cuestión de salud pública (Candel,
Olmedilla y Blas, 2008; Casis y Zumalabe, 2008; Coelho, Junior, Vilarouca,
César y Nasser, 2009). De hecho, las personas que llevan una vida activa
experimentan mayores niveles de bienestar en diversos ámbitos de sus vidas (Blacklock, Rhodes y Brown, 2007). Las diferentes
aplicaciones de las nuevas tecnologías y las ofertas de ocio, que evitan
cualquier esfuerzo físico, han ido provocando cambios en el comportamiento de
las personas que los alejan de estilos de vida activos (Niñerola, Capdevila y
Pintanel, 2006). En la adolescencia, este asunto adquiere una relevancia especial
al tratarse de un periodo en el que se asientan muchos hábitos que acompañarán
al resto de la vida, además de las consecuencias que pueda tener en ese momento
(Buhring, Oliva y Bravo, 2009).
Concretamente, sobre el bienestar psicológico, son
diversos los estudios que han puesto de manifiesto los efectos positivos de la
actividad física. Se han observado relaciones significativas con variables como
la percepción de salud, el autoconcepto, la autoeficacia, autocontrol o los
estados de ánimo, entre otras (Karageorghis, Drew y Terry, 1996; Karageorghis y
Terry, 1997; Toskovic, 2001; Annesi, 2005; Macone, Baldari, Zelli y Guidetti,
2006; Casis y Zumalabe, 2008; Olmedilla, Ortega y Madrid, 2008). En nuestro
estudio, hemos focalizado la atención sobre los estados de ánimo, los cuales
representan un estado emotivo general que actúa sobre las personas. Se originan
por acontecimientos que se van viviendo, dependiendo de la forma de
interiorizarlo cada individuo. Su duración pueden ser más efímera o duradera y
tienen importancia en el ser humano, ya que influyen en los procesos cognitivos
de las personas e incluso en su conducta (Lane y Terry, 2000).
El impacto de las situaciones y circunstancias que vive
el ser humano tiene una repercusión notoria sobre la salud. Diversos trabajos
han puesto de manifiesto dicho efecto, demostrando que estímulos y acciones
concretas provocan reacciones particulares a nivel psicobiológico (Watanuki y
Kim, 2005; Barak, 2006). Los estudios que han indagado sobre la influencia de
la práctica de actividad física sobre los estados de ánimo, han observado que
pueden llegar a modificarlos sustancialmente. Se ha valorado tanto el resultado
de un programa prolongado como el efecto agudo de una sesión, se ha investigado
sobre poblaciones sanas y con diversas patologías, o con experiencia en este
tipo de conductas y sedentarias (King, Taylor, Haskell y DeBusk, 1989; O’Neil, 1989;
Barabasz, 1991; Toskovic, 2001; Annesi, 2002; Candel et al., 2008).
Algunas de las teorías que han intentado explicar este
fenómeno se basan en la acción de hormonas como las endorfinas, que pueden
funcionar como analgésico, neutralizando procesos que generan sensaciones de
dolor y malestar. Otras, centran sus argumentos en la liberación de neurotransmisores
implicados en las emociones, como la dopamina o la noradrenalina (Salvador et
al., 1995; Paffenbarger, Lee y Leung, 1994). No obstante, las más subjetivas se
basan en el aumento de la temperatura corporal o la teoría de la distracción como
el origen de las sensaciones de mayor bienestar (Arruza et al., 2008). En
cualquier caso, como señala Morgan (1985), los diferentes mecanismos tienen un
alto grado de sinergia, no siendo excluyentes. Por otro lado, podemos señalar
que la optimización de los sistemas de neurotransmisión cerebral, a los que se
asocia un mejor estado de ánimo, tiene implicaciones en un mejor funcionamiento
insulínico o cardiovascular, así como en el rendimiento cognitivo, tanto en
poblaciones clínicas como sanas (Cervilla y Prince, 2000; Flory, Manuck,
Matthew y Muldoon, 2004; Vázquez, Hervás, Rahona y Gómez, 2009; Latha y Jaya,
2010).
Cuando se plantean estudios de este tipo, hay que tener
en cuenta una serie de puntualizaciones y críticas que se han ido haciendo a lo
largo de los años, solventándolas para que las conclusiones sean adecuadas. Por
un lado, hay que tener cuidado cuando se generalizan resultados encontrados en
poblaciones clínicas con algún problema de salud mental, dado que podemos
incurrir en errores al extrapolarlos a otras sanas. Además, debemos ser
rigurosos en los planteamientos metodológicos y diseños de investigación,
definiendo correctamente los procesos llevados a cabo (Wilfley y Kunce, 1986;
Ismail, 1987; Rehor, Dunnagan, Stewart y Cooley, 2001). Además, se hace
necesario concretar el tipo de ejercicio que se realiza, la intensidad,
frecuencia y duración, para que los resultados sean más fiables y exactos, pues
no todo tipo de actividad tiene los mismos efectos (Steptoe, Edwards, Moses y
Andrew; 1989; Gleser y Mendelberg, 1990; Plante y Rodin; 1990; Byrne y Byrne,
1993; Jiménez, Martínez, Miró y Sánchez, 2008).
Por ejemplo, hay trabajos que ponen de manifiesto la
importancia de controlar la intensidad del esfuerzo, dado que una práctica muy
exigente puede generar efectos negativos o ausencia de mejoras en el estado de
ánimo (Mack, Huddleston, Dutler y Bian, 2000). En esta línea, Weinberg, Jackson
y Kolodny (1988) señalaron que la natación, el tenis y el racquetball no
provocaron cambios positivos en un estudio que realizaron, siendo la carrera la
única actividad que influyó en el estado de ánimo. Estos autores sugirieron,
además, que la orientación competitiva o no de cada una de las actividades
pudieron determinar los resultados. De igual modo, Rehor et al. (2001)
consideraron, tras valorar la participación en varias tareas, que la dificultad
técnica necesaria para afrontarlas o el estrés producido por la competición,
pueden incidir en que la práctica física no tenga efectos significativos sobre
la mejora de los estados de ánimo.
Este
trabajo tiene como objetivo observar el efecto agudo que la práctica física
tiene sobre el estado de ánimo en una muestra de adolescentes. Para intentar
corregir los posibles errores que han acarreado este tipo de trabajos, hemos intentado
concretar exhaustivamente el diseño de investigación y procedimiento que íbamos
a llevar a cabo, determinando también el tipo, duración e intensidad de la práctica
a la que someteríamos a los participantes. La hipótesis que da lugar a esta
investigación es que una sesión de actividad física basada en juegos colectivos
de moderada intensidad y organizando a los participantes por grupos de nivel,
influirán positivamente en el estado de ánimo de la muestra objeto de estudio.
MATERIAL Y MÉTODO
Muestra
Participaron en esta investigación 67 adolescentes de
Málaga capital, siendo el 52,24% chicos (n=35) y el 47,76% chicas (n=32). Eran
estudiantes de un centro de educación secundaria y participaron voluntariamente
en el estudio. No padecían enfermedad reseñable de ninguna naturaleza, ni tenían
dificultades en realizar actividad física. La muestra se dividió en dos grupos naturales,
estando formados cada uno de ellos por una clase de 3º de ESO y otra de 4º de
ESO. Del total de la muestra, el 47,76% (n=32) formaron el grupo 1, considerado
grupo control (17 chicos y 15 chicas), y el 52,24% (n=35) el grupo 2, que sería
el experimental (18 chicos y 17 chicas). Las edades de los componentes de la
muestra oscilaban entre los 14 y 17 años (M=14,93;
DT= 0,99). En el primer grupo, 10
chicos y 4 chicas realizaban actividad física de forma habitual, y en el
segundo 9 chicos y 5 chicas.
Instrumentos
a) Cuestionario sociodemográfico: mediante varias
preguntas recogimos información sobre su sexo y edad.
b) Cuestionario de Perfil de los Estados de Ánimo (POMS, Profile of Mood States) de McNair, Lorr
y Droppleman (1971) en su adaptación al español (Balaguer, Fuentes, Meliá,
García-Merita y Pérez, 1993; Balaguer, Fuentes, Meliá, García-Mérita y Pons, 1994).
Este instrumento mide seis aspectos: tensión-ansiedad, depresión-melancolía,
angustia-hostilidad-cólera, vigor-actividad, fatiga-inercia y
confusión-orientación. Se utilizó la versión formada por 58 ítems y una escala
de respuesta con cinco posibilidades, desde 0 (nada) hasta 4 (mucho). Este
instrumento fue diseñado con la finalidad inicial de medir los cambios
resultantes de la psicoterapia y la medicación psicotrópica en pacientes
psiquiátricos, aunque posteriormente se ha probado en otras poblaciones y se ha
convertido un instrumento muy utilizado en áreas de investigación como la
psicología del deporte (Andrade, Arce y Seoane, 2000). Aunque su uso ha sido
más frecuente en áreas como el rendimiento deportivo, en los últimos años se ha
extendido su uso para valorar la incidencia de la práctica física sobre la
salud o en la recuperación de lesiones (O’Neil, Dunn y Martinsen, 2000; Abenza,
Olmedilla, Ortega y García-Más, 2010).
Procedimiento
Este trabajo se encuentra ubicado dentro del paradigma
experimental, en concreto siguiendo una metodología cuasi-experimental, con un
diseño con grupo control no equivalente, de tipo pretest y postest (Cook y
Campbell, 1976; Fitz- Gibbons y Morris, 1978; Ato y Vallejo, 2007; Ramos, 2011).
Se ha realizado una medida pre-test y otra post-test a dos grupos, control y
experimental. El grupo control rellenó el cuestionario antes y después de una
clase ordinaria de Ciencias de
Análisis de los datos
El programa estadístico utilizado para analizar los datos
fue el SPSS en su versión 15.0. Las pruebas usadas fueron análisis de la
varianza multivariada (MANOVA), seguidos de los correspondientes análisis
univariados (ANOVAs) para observar si existieron diferencias entre las medidas
pretest de los grupos control y experimental, así como entre las postest. Por
otro lado, se aplicaron análisis de varianza mixto 2x2 con un primer factor de
grupos independientes (grupo control y experimental) y un segundo factor de
medidas repetidas (pretest y postest), para observar si había diferencias
significativas en la variación de las puntuaciones pre y post entre grupos
control y experimental. Por último, también efectuamos análisis de la varianza
en cada uno de los grupos, para observar si el valor de cada factor había tenido
cambios significativos.
RESULTADOS
Fiabilidad de los instrumentos
Los análisis de fiabilidad realizados para nuestro estudio
muestran una consistencia interna adecuada para cada subescala del POMS, medida
a través de Alfa de Cronbach (1951), tanto para la muestra total, como en
función del tratamiento y de las medidas pre-test y post-test. Los valores
estuvieron comprendidos entre 0,76 y 0,94.
Análisis
descriptivo y comparaciones entre e intra grupos
En primer lugar, si observamos la tabla 1, podemos
comprobar que no hubo diferencias en el pre-test, entre los que habían sido
sometidos a la clase de deportes colectivos y los que habían seguido la clase
de una asignatura teórica. El
MANOVA realizado indicó que no existían diferencias significativas en función
del tratamiento en las puntuaciones obtenidas en las diferentes subescalas del
cuestionario POMS (λ de Wilks = 0,92, F[6,60]= 0,85; p>
0,05) (tabla 1).
Tabla
1. Diferencias
en PRE-TEST en función del tipo de tratamiento
|
|
|
|
|
|
Grupo 1 M(DT) |
Grupo 2 M(DT) |
F |
Sig, |
Tensión |
8,19 (6,27) |
8,26 (6,40) |
0,00 |
0,964 |
Depresión |
8,28 (6,11) |
8,83 (8,07) |
0,10 |
0,756 |
Angustia |
9,26 (7,29) |
9,95 (7,78) |
0,14 |
0,710 |
Vigor |
15,34 (7,11) |
15,03 (5,62) |
0,04 |
0,840 |
Fatiga |
8,75 (5,07) |
8,17 (6,06) |
0,18 |
0,675 |
Confusión |
7,91 (4,23) |
9,23 (5,49) |
1,20 |
0,277 |
El MANOVA realizado
sobre las medidas post-test indicó que existieron diferencias en función del
tratamiento (λ de Wilks = 0,67, F[6,60]=
4,94; p< 0,001), en concreto
en las subescalas depresión (F[1,65]= 5,16; p< 0,05), angustia (F[1,65]=
10,29; p< .01), vigor (F[1,65]= 8,16; p<
0,01) y confusión (F[1,65]= 6,20; p<
0,05) (tabla 2).
Tabla
2. Diferencias
en POST-TEST en función del tipo de tratamiento
|
|
|
|
|
|
Grupo 1 M(DT) |
Grupo 2 M(DT) |
F |
Sig, |
Tensión |
7,69 (6,51) |
8,03 (6,76) |
0,04 |
0,834 |
Depresión |
7,86 (5,75) |
4,64 (5,82) |
5,16 |
0,026 |
Angustia |
10,18 (6,26) |
4,99 (6,90) |
10,29 |
0,002 |
Vigor |
15,19 (7,71) |
19,90 (5,72) |
8,16 |
0,006 |
Fatiga |
8,03 (3,70) |
8,29 (5,25) |
0,05 |
0,821 |
Confusión |
7,63 (4,52) |
5,23 (3,31) |
6,20 |
0,015 |
Los análisis
efectuados de medidas repetidas indicaron que existió un efecto significativo
en la interacción entre las medidas pre-post y la variable tratamiento, en
algunas de las subescalas del POMS. Aquellas en las que se observó un resultado
estadísticamente significativo fueron depresión
(F[1,65]= 8,90; p< 0,01), angustia
(F[1,65]= 16,12; p< 0,001), vigor (F[1,65]= 17,23; p< 0,01) y confusión (F[1,65]= 17,92;
p< 0,001). Sin embargo no tuvo efectos significativos en tensión (F[1,65]= 0,06; p>
0,05) ni fatiga (F[1,65]=
0,40; p> 0,05).
Si observamos la tabla 3, podemos observar que aquellos
adolescentes que habían sido sometidos a la sesión de actividad física
experimentaron un descenso significativo en depresión
(F[1,34]= 15,08;
p< 0,001), angustia (F[1,34]= 13,79; p<
0,001), confusión (F[1,34]= 28,18; p<
0,001), aumentando en vigor (F[1,34]= 20,45; p< 0,001). Las diferencias entre el
pre-test y post-test en el grupo que había continuado las clases con normalidad
no fueron significativas.
Tabla 3.
Diferencias
entre los valores pretest y postest para cada uno de los grupos
Grupo control |
Grupo experimental |
|||||||
|
Pre-test M (DT) |
Post-test M (DT) |
F |
Sig, |
Pre-test M (DT) |
Post-test M (DT) |
F |
Sig, |
Tensión |
8,19 (6,27) |
7,69 (6,51) |
1,23 |
0,277 |
8,26 (6,40) |
8,03 (6,76) |
0,05 |
0,824 |
Depresión |
8,28 (6,11) |
7,86 (5,75) |
0,55 |
0,462 |
8,83 (8,07) |
4,64 (5,82) |
15,08 |
0,000 |
Angustia |
9,26 (7,29) |
10,18 (6,26) |
3,97 |
0,055 |
9,95 (7,78) |
4,99 (6,90) |
13,79 |
0,000 |
Vigor |
15,34 (7,11) |
15,19 (7,71) |
0,11 |
0,739 |
15,03 (5,62) |
19,90 (5,72) |
20,45 |
0,000 |
Fatiga |
8,75 (5,07) |
8,03 (3,70) |
1,74 |
0,197 |
8,17 (6,06) |
8,29 (5,25) |
0,01 |
0,922 |
Confusión |
7,91 (4,23) |
7,63 (4,52) |
0,95 |
0,337 |
9,23 (5,49) |
5,23 (3,31) |
28,18 |
0,000 |
Por otro lado, la interacción entre las medidas pre-post
con las variables tratamiento y sexo, indicó la existencia de efectos
significativos en las subescalas tensión (F[1,63]= 5,31; p<
0,05) y vigor (F[1,63]=
4,07; p< 0,05), aunque no en depresión
(F[1,63]= 1,87; p> 0,05), angustia
(F[1,63]= 0,17; p> 0,05), fatiga
(F[1,63]= 0,16; p> 0,05) y confusión (F[1,63]= 0,41; p> 0,05). Como podemos ver
en la tabla 4, el comportamiento entre grupo control y experimental es diferente
en función del sexo. En tensión, los
chicos del grupo que realizaban actividad física experimentaron una disminución
significativa (F[1,17]= 4,55; p< 0,05) mientras que las chicas
del grupo participante no modificaron su tensión
de manera significativa (F[1,16]= 1,04; p> 0,05). Por otro lado,
en la subescala vigor, observamos que
tanto chicos como chicas aumentaron esta sensación cuando practicaron la sesión
de actividad física, aunque en chicos (F[1,17]= 4,66; p< 0,05) fue
un aumento menos acusado que en ellas (F[1,16]= 19,23; p< 0,001).
Tabla 4.
Diferencias
entre los valores pretest y postest para cada grupo en función del sexo
Grupo control |
Grupo experimental |
|||||||
|
Pre-test M (DT) |
Post-test M (DT) |
F |
Sig, |
Pre-test M (DT) |
Post-test M (DT) |
F |
Sig, |
Chicos |
|
|
|
|
|
|
|
|
Tensión |
9,68
(7,73) |
9,76
(8,01) |
0,017 |
0,899 |
10,56
(5,94) |
8,44
(6,90) |
4,55 |
0,048 |
Vigor |
16,59
(7,56) |
16,53
(8,20) |
0,007 |
0,933 |
16,28
(6,52) |
18,97
(4,92) |
4,66 |
0,045 |
Chicas |
|
|
|
|
|
|
|
|
Tensión |
6,50
(3,61) |
5,33
(3,07) |
4,54 |
0,051 |
5,82
(6,12) |
7,59
(6,79) |
1,04 |
0,323 |
Vigor |
13,93
(6,52) |
13,67
(7,08) |
0,18 |
0,678 |
13,71
(4,28) |
20,88
(6,47) |
19,23 |
0,000 |
DISCUSIÓN
Y CONCLUSIONES
Cuando
trabajamos con este tipo de diseños de investigación, hablar de grupo control
es, en ocasiones, algo arriesgado. Sin embargo, y basándonos en los
planteamientos de Ramos (2011), podemos identificar al grupo que mantiene su
actividad normal como grupo control, aunque sea sometido a una actividad
concreta. Al tratarse de grupos naturales, consideramos que esa tarea no
provoca en ellos un efecto extraordinario dada la cotidianeidad de la misma.
Por otro lado, y siguiendo las indicaciones del autor, podemos decir que se han
cumplido las exigencias para que este tipo de diseños tengan validez. Por un
lado, no han existido diferencias significativas entre los dos grupos en el
pretest, aunque sí en el postest. El grupo control no generó diferencias
significativas entre el pretest y postest, aunque sí el experimental, dado que
se hallaron diferencias significativas entre ambas medidas.
Tal y
como expusimos en la introducción, nuestro estudio ofrece conclusiones que
coinciden con otras que pusieron de manifiesto la mejora producida por el
ejercicio físico en el estado de ánimo (McLafferty, Wetzstein y Hunter, 2004; Taylor-Piliae,
Haskell, Waters y Froelicher, 2006). En concreto, los resultados se encuentran
en la línea marcada por otros estudios realizados sobre población adolescente y
universitaria, en los que se aprecia el efecto inmediato de una sesión de
actividad física sobre el mismo (Barabasz, 1991; McGowan, Pierce y Jordan,
1991; Mack, et al., 2000; Rehor et al., 2001; Macone et al., 2006). Podemos
añadir, que se exploran los efectos en una muestra no clínica, lo que
contribuye a consolidar el uso de esta herramienta para valorar poblaciones
sanas.
Desde
hace varias décadas, se tiene presente la importancia de especificar el tipo de
intervención que se va a efectuar, indicando el tipo, la frecuencia,
intensidad, etc (Byrne y Byrne, 1993). De hecho, no todos los tipos tienen las
mismas consecuencias sobre el estado de ánimo de las personas. Una actividad agradable,
voluntaria o gratificante, tiene más posibilidades de generar beneficios que
otra intensa y exigente, sobre todo en aquellos individuos que no tienen una
experiencia en las mismas muy dilatada (Díaz, 2004; Peluso y Andrade, 2005). En
nuestro caso, hemos observado grandes variaciones en algunos factores del
cuestionario, lo que achacamos al tipo de práctica llevada a cabo,
independientemente del efecto que tiene la propia actividad física. La
participación grupal controlada, sin proponer grandes obstáculos a nivel de
rendimiento, contribuye, posiblemente, al disfrute de la misma, a la cohesión
del grupo y a la creación de lazos afectivos entre los diferentes alumnos.
La
mejora de los estados de ánimo no sólo representa beneficios en éste ámbito,
sino que de forma indirecta repercute favorablemente en otros, como las
relaciones con los demás o tareas académicas, dado que se afrontarán con mayor
entusiasmo (Sallis y Patrick, 1994; López, González y Rodríguez, 2006). Estos
argumentos son de gran relevancia en edad adolescente, dado que identidades que
no están formadas o hábitos que no están consolidados podrían verse influidos por
estados de ánimo positivos. Tener en cuenta esto en Educación Física permite
enfocar esta disciplina como una herramienta eficaz para influir en los
aspectos anteriormente señalados, lo que supone un elemento muy a tener en
cuenta en el centro escolar.
Por
otro lado, sería necesario seguir investigado sobre el impacto que las
diferentes tareas físicas pueden tener sobre la adherencia a la práctica física,
dado que, actualmente, estamos encontrando un alto grado de sedentarismo entre
los adolescentes, cesando su actividad a medida que se hacen mayores. Según diversos
autores, los adolescentes suelen seguir practicando las mismas actividades que
iniciaron años atrás y que fueron agradables para ellos. Además, ciertos
agentes sociales, como son los amigos, tienen una repercusión esencial sobre
dicho fenómeno (Alvariñas y González, 2004; Amigó et al., 2004). Consideramos
que las tareas colectivas potencian los propios efectos que la actividad física
tiene sobre la salud y el bienestar, pues estamos añadiendo la red de apoyo
social que se crea cuando interaccionamos de forma eficaz con los demás (Morgan,
1985; Ransford, 1982).
Veiga
(2004) pone de manifiesto la importancia de los factores psicosociales a la
hora de provocar adherencia a la práctica física. Además, si hacemos un repaso
por algunas de las teorías que han postulado sobre este fenómeno, como la
teoría de motivación de logro (Cecchini, Méndez y Muñiz, 2003), automotivación
(Dishman, Ickes y Morgan, 1980), modelos de creencias de salud (Becker y
Maiman, 1975), teoría de la autodeterminación (Deci y Ryan, 1985), teoría de la
acción razonada (Azjen y Fishbein, 1980), autoeficacia (Bandura, 1986) o el
modelo de Welk (1999), hay una serie de factores clave que, bajo nuestro punto
de vista, cumplen actividades como las planteadas en nuestra sesión. Se permite
la participación de todos los alumnos, se adapta por grupos el nivel para que
todos se sientan competentes y con la capacidad de alcanzar objetivos, se
comparte la actividad con compañeros que refuerzan nuestras acciones, y los objetivos
se adaptan. Hay quienes compiten de forma más intensa, pero hay otros que
participan por el simple hecho de pasarlo bien.
Es
importante tener en cuenta que los estados de ánimo son procesos dinámicos que
pueden transformarse gracias al impacto del ambiente y las actividades
realizadas por el hombre (Corral, 2003). Como ya sabemos, tanto con una
relación directa o indirecta, la mejora en la percepción del bienestar
psicológico se asienta sobre una serie de mecanismos fisiológicos y
psicológicos combinados (Blasco, 1997). Cuando empleamos actividades de este
tipo para inducir mejoras en estos factores, intentamos potenciar el efecto
subjetivo que tiene la actividad física, buscando un efecto evasivo más fuerte
y reforzando los efectos psicosomáticos que acompañan a muchas de las
reacciones en los seres humanos (Márquez, Rodríguez y De Abajo, 2006; Arruza et
al., 2008).
Nuestro
trabajo aporta nuevos datos sobre el impacto de la actividad física sobre la
salud psicológica en las personas, centrándonos en una población tan
interesante como la adolescente. Además, hemos llevado a cabo la investigación
interviniendo con un tipo de actividad concreta, como es la práctica colectiva
y adaptada a las capacidades de los participantes. Nuestro estudio ha indicado
que una sesión de actividad física de deportes colectivos ha modificado
positivamente los estados de ánimo en la muestra objeto de estudio. Consideramos
interesante esta línea de trabajo, proponiendo futuras investigaciones que
ayuden a encontrar los parámetros más adecuados para incidir en el bienestar de
las personas y, en segundo lugar, contribuir a la adherencia y creación de
hábitos de vida más saludables.
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Referencias totales / Total references: 69
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/ Journal's own references: 1 (1,45%)
Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 13 - número 52 - ISSN: 1577-0354