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REVISIÓN
ACTIVIDAD FÍSICA Y DEPRESIÓN: REVISIÓNSISTEMÁTICA
PHYSICAL ACTIVITY AND DEPRESSION: A
SYSTEMATIC REVIEW
Almagro Valverde, S.1; Dueñas Guzmán, M.A.2
y Tercedor Sánchez, P.3
1
almagro@ugr.es Universidad de Granada
(España)
2
dgma@correo.ugr.es Universidad de
Granada (España)
3
tercedor@ugr.es Universidad de Granada
(España)
Código UNESCO / UNESCO code: 3210 Medicina
preventiva / Preventive Medicine
Clasificación Consejo de Europa / Council of Europe classification: 17 Otras: actividad física y salud / Others: Physical activity and health
Recibido 5 de diciembre de 2011 Received December 5, 2011
Aceptado
6 de febrero de 2012 Accepted February 6, 2012
RESUMEN
Esta revisión tiene como objetivo
examinar las investigaciones originales que tratan la asociación entre
actividad física (AF) y la depresión o síntomas depresivos en todo tipo de
poblaciones.
Se realizó una búsqueda en las
principales bases de datos electrónicas. Tras aplicar los criterios de
inclusión, se obtuvieron un total de 12 artículos de los cuales 10 eran
estudios observacionales y 2 estudios de intervención.
Los resultados de los estudios
muestran una relación inversa entre
práctica de actividad física y probabilidad de presentar síntomas depresivos o
capacidad de la misma para atenuar dichos síntomas en personas deprimidas. La
mayoría de los estudios analizan la frecuencia y regularidad de práctica de AF.
La AF actúa como efecto protector de padecer depresión o
como atenuante de síntomas depresivos.
PALABRAS CLAVE:
Depresión, salud mental, actividad física y ejercicio.
ABSTRACT
This review examines original pieces of research which have investigated overall associations
between physical activity (PA) and depression or symptoms of depression in.
A search in the most important electronic databases
was performed. A total of 12 articles were included, 10 of them were
observational studies and 2 of them were intervention studies.
Results show an inverse relationship between physical
activity and symptoms of depression or the ability to mitigate those symptoms
in depressed people. Most studies examine the frequency and regularity in PA.
PA mitigates depression symptoms and it is a
protective effect of risk depression.
KEYWORDS:
Depression, mental health, physical activity and exercise
INTRODUCCIÓN
La depresión afecta a más de 340
millones de personas en todo el mundo (Greden, 2001), siendo considerada como
la principal causa de discapacidad en el mundo desarrollado (López, A.D.,
Mathers, C.D., Ezzati, M., Jamison, D. y Maurray, C.J.L., 2006). La depresión
se caracteriza por la presencia de signos y síntomas que afectan gravemente al
estado de ánimo y a la actividad diaria (OMS, 2011), participando en el
tratamiento de la misma profesionales como médicos generales, psicólogos y
psiquiatras, y empleándose a menudo medicación antidepresiva (Commonwealth
Departamento of Health and Aged Care, 1999,).
La depresión es una enfermedad común
en el envejecimiento de la población y la probabilidad de padecer esta
enfermedad psicológica es de dos a tres veces mayor en pacientes con
enfermedades crónicas (Anderson, 2001; Rudisch, 2003; Rosemann, 2007). Muchos
estudios transversales han demostrado que los pacientes deprimidos son más
sedentarios (Weyerer, 1994). Sin embargo, esta asociación puede ser
bidireccional: la depresión puede conducir a la disminución de práctica de
actividad física, debido a la baja motivación y energía que presentan estos
sujetos; y la disminución de ejercicio puede ser un factor de riesgo para
padecer depresión.
En los últimos tiempos, se ha estudiado la aplicación de
actividad física como tratamiento y/o prevención de la depresión y los síntomas
depresivos (Paluska y Schwenk, 2000). En este sentido, Países como, Reino
Unido, Estados Unidos y Australia, han desarrollado pautas de actividad física
relacionadas con la salud, que por lo general recomiendan que todos los adultos
hagan al menos 30 minutos de actividad física moderada, todos o casi todos los
días de la semana (CDHAC, 1999; American College of Sports Medicine [ACSM],
2000; ChiefMedical Officer’s Report [CMOR], 2004). Estas directrices fueron
desarrolladas para mejorar la salud de la población y para prevenir
enfermedades como la diabetes tipo 2 y la hipertensión (Saxena et al., 2005).
Sin embargo, se ha estudiado relativamente poco la dosis óptima de actividad
física que se requiere para prevenir la depresión o para atenuar sus síntomas.
Estudios previos se han centrado en
el análisis de la relación entre actividad física y depresión (O'Neal, H.,
Dunn, A.L. y Martinsen, E.W., 2000; Brosse, A.L., Sheets, E.S., Lett, H.S. y
Blumenthal, J.A., 2005; Paluska y Schwenk, 2000; Lawlor y Hopke, 2001; Craft y
Perna, 2004; Teychenne, M., Ball, K. y J. Salmon., 2008). Estos
trabajos, en general, llegan la conclusión de que la actividad física se asocia
positivamente con la salud mental, ejerciendo una función preventiva.
Sin embargo, sabemos que se puede
dar una relación bidireccional: en un sentido
(padecer depresión da como resultado una reducción de la actividad física) u
otro (la falta de actividad física induce sentimientos disfóricos) (Landers DM,
Arent SM., 2001).
El objetivo de esta revisión es
analizar si la actividad física sigue la tendencia anterior a 2008 o si por el
contrario, la tendencia está cambiando y en caso de ser así analizar en
estudios posteriores las causas.
MATERIAL Y MÉTODO
Estrategia de búsqueda
Se realizó una búsqueda detallada de artículos originales
publicados entre el año 2008 y noviembre del 2011. Se buscó en las bases de
datos electrónicas siguientes: MEDLINE, PUBMED, WEB OF KNOWLEDGE y PSYCOINFO.
Se utilizaron como palabras clave: Depression, mental health, physical
activity, exercise and adults. La búsqueda se llevó a cabo por parte de dos de
los autores (SA, MD) de manera independiente. Inicialmente, se obtuvieron 50
artículos.
Criterios de inclusión / exclusión
Sobre los artículos encontrados se aplicaron los criterios de inclusión que indicamos a continuación, de forma que fueron excluidos aquellos que no cumplían con alguno de los siguientes: (1) que fueran artículos originales (2); que fuesen estudios observacionales o en los que se hubiese llevado a cabo un programa de intervención; (3) que se hubiesen publicado a partir del año 2008 incluido (4) y que abordasen la temática objeto de estudio de forma específica.
Siguiendo
los criterios indicados se incluyeron en la revisión un total de 12 estudios,
como se puede apreciar de manera detallada en la siguiente figura.
Excluidos por no
ser artículos originales (N=11) Excluidos por
estar publicados antes de 2008 (N=25) Artículos
originales (N=39) Fecha de publicación
(N=14) Artículos
incluidos en la revisión (N=12) Excluidos por no
ajustarse a la temática (N=2) Palabras clave
(N=50)
Figura
1.- Selección de estudios aplicando los criterios de inclusión
Nivel de evidencia científica
Los estudios se han analizado
por nivel de evidencia científica, muestra empleada, instrumentos de
medida, tipo de actividad física, y la
relación existente entre la actividad física y la depresión. En la
Tabla 1 se muestra un análisis detallado de cada estudio.
RESULTADOS
En la mayoría de los trabajos analizados, los adultos y
mayores fueron la población estudiada, excepto un estudio sobre adolescentes,
realizado en institutos (Hong X., Li J,., Xu F., Tse LA., Liang Y., Wang Z., Yu IT y Griffiths S., 2009), uno en el
que se incluyeron jóvenes, adultos y mayores (18-69 años) (Baxter, H., Winder, R., Chalder, M., Wright, C., Sherlock, S.,
Haase, A., y Wiles, N., 2010), y otro en el
que se incluyeron jóvenes y adultos (18-45 años) (Teychenne, M., Kylie, B. y Jo, S., 2010).
A continuación mostramos los resultados encontrados en
estos grupos de población en función del grado de evidencia científica.
Estudios con
nivel Ib de evidencia científica
Encontramos dos estudios en este
nivel, realizados respectivamente por Nguyen, Q., Koepsell, T. y Unuetzer, J
(2008) y Baxter et al. (2011). Se
trata de estudios de intervención, en los cuales hay un grupo control y un
grupo experimental, con la diferencia de que en el primero los sujetos tienen
más de 65 años y en el segundo los sujetos de la población objeto de estudio
tienen unas edades comprendidas entre los 18-69 años. El primero de los dos
estudios citados va dirigido al tratamiento de la depresión mientras que el
segundo va dirigido a la prevención. En ambos se utilizan cuestionarios como
instrumentos de medida. A cada grupo experimental se le aplica un programa de
actividad física de intensidad baja-moderada durante un tiempo prolongado (8
meses en el primer estudio / 1 año en el segundo estudio), y se observan
diferencias significativas entre los grupos de control y los grupos
experimentales, encontrándose que la
actividad física puede ser un tratamiento eficaz para los sujetos con
depresión, además de una buena herramienta para prevenirla.
Estudios
con nivel III de evidencia científica
El estudio de Hong et al. (2009) analiza los efectos de la
actividad física sobre la depresión en adolescentes. A través de dos
cuestionarios (uno para medir la actividad física y otro para medir los
posibles síntomas depresivos) se establece una escala de actividad física
(horas/semana) y se observa una relación inversa significativa entre la
cantidad de actividad física y los síntomas depresivos que presentan los sujetos.
En otro estudio con madres llevado a cabo por Craike, M.,
Coleman, D., y MacMahon, C. (2010), se
analizaron a 4720 madres de niños de entre 3 y 19 meses de edad, a las cuales
se le suministraron dos cuestionarios: uno para medir el nivel de actividad
física y otro para medir los síntomas depresivos. Los resultados mostraron como
las madres que realizaron actividad física en niveles moderados (2-3 días por
semana) o en niveles altos (4 o más días por semana) fueron menos propensas a
padecer depresión ante grandes niveles de estrés.
En el estudio de Spaderna, H., Zahn, D., Schulze Schleithoff, S., Stadlbauer, T.,
Rupprecht, L., Smits, J. M. A., Krohne, H. W., Munzel, T. y Weidner, G.
(2010) realizado con pacientes incluidos en las listas de espera para recibir
un corazón, administraron dos cuestionarios para luego comparar las dos
variables (actividad física y síntomas depresivos). Se observó que ante los
altos niveles de estrés que podría causar estar esperando un corazón, la
actividad física actuó como un agente mitigador, disminuyendo la probabilidad
de padecer depresión. El estudio de Stroud y Minahan (2009) mostró que la
actividad física atenuaba los síntomas depresivos en pacientes con esclerosis
múltiple.
Como estudio novedoso en este sentido destacar el llevado
a cabo por Both, F., Hoogendoom, M. y Klein, M.
(2010). A través de tres casos de sujetos simulados por ordenador, con
sus correspondientes esquemas de comportamiento en cuanto a la frecuencia de
práctica de actividad física (baja, media, alta), se llegó a la conclusión de
que existe una relación positiva entre frecuencia de actividad física y el
estado de ánimo y una relación inversa entre la frecuencia de actividad física
y probabilidad de padecer depresión o que aparezcan síntomas depresivos.
Teychenne et al.
(2010), analizaron la influencia de la actividad física, en diferentes ámbitos
(tiempo libre, en el trabajo o como medio de transporte) sobre los síntomas
depresivos, en mujeres de entre 18 y 45 años. Obtuvieron como resultados, una reducción de los
síntomas depresivos solo cuando se realiza actividad física durante el tiempo
libre y no en el trabajo o como cuando la utilizan como medio de transporte.
Siguiendo esta misma línea Charlotte, M., Schmidt, D. y Sanderson, K. (2009) analizaron la actividad física en el
trabajo y durante el tiempo libre medida a través de un podómetro. Observaron
la misma relación que Teychenne et al.
(2010), encontrando además una relación inversa entre la medida obtenida
mediante el podómetro (pasos/día) y la depresión.
Salguero, A., Martínez-García, R., Molinero, O. y
Márquez, S. (2010)
realizaron un estudio mediante cuestionarios con 436 personas mayores (60-98
años), de las cuales el 42% estaba interno en una residencia de mayoress.
Encontraron que los mayores internos en residencias practicaban menos actividad
física que los que vivían en casa propia, y además como en los estudios
anteriores se observó una relación inversa entre nivel de actividad física y la
aparición de síntomas depresivos. Mikkelsen, S., Schumann, J., Meulengracht, E.
y Lykke, E. (2010) realizaron un estudio con sujetos de entre 20 y 93 años y
encontraron una relación significativa en mujeres, mientras que en hombres no,
en el sentido en que las más activas presentaban menores síntomas depresivos.
Jacka, F., Pasco, J., Williams, L. y Leslie, E. (2010)
van más allá y estudian la relación entre la actividad física en la infancia
con los síntomas depresivos que presentan estos mismos sujetos en edad adulta, encontrando
que los sujetos que fueron más activos en su infancia presentaron menos
síntomas depresivos en la edad adulta.
DISCUSIÓN
Esta revisión examina la evidencia
existente en la literatura sobre la relación entre actividad física y
depresión. Se trata de una revisión sistemática realizada sobre estudios
publicados entre los años 2008 y 2011, periodo durante el cual no se ha
publicado ninguna abordando este tema. A pesar de la evidencia empírica que
muestra una relación positiva entre la práctica de actividad y la salud mental,
con referencias al respecto incluso desde antes de nuestra Era (véase por
ejemplo el legado de Hipócrates o Galeno al respecto), la intención de la
presente revisión es analizar la tendencia de los resultados en estudios actuales,
donde la práctica de actividad física difiere respecto a otros momentos
históricos dado que precisamente debido a las características de la práctica
actual, ésta podría (o no) ser
suficiente para contrarrestar la aparición de síntomas depresivos. Hubiera
dejado de ser suficiente si se hubieran encontrado resultados relacionados con
un gran número de sujetos que realizan actividad física y aún así presentan un
gran número de síntomas depresivos. Los resultados encontrados han sido
similares a los de la revisión realizada por Teychenne et. Al (2008),
corroborándose la relación inversa entre práctica de actividad física y
síntomas depresivos en todos los estudios, excepto en uno en el que los hombres
se mostraron al margen de dicha relación inversa. No obstante en ninguno de los
estudios se analizó la incidencia de la crisis económica sobre la población
objeto de estudio, lo que consideramos importante dado que la crisis no afecta
por igual a todos los sectores sociales o colectivos.
Nos encontramos con que la mayoría
de los estudios seleccionados tuvieron un seguimiento de al menos un año,
cuestión importante ya que la depresión no es una enfermedad en la que podamos
registrar cambios inmediatos, sino que se observarán cambios a medio plazo
producidos por terapias específicas y/o programas de actividad física o de
salud principalmente.
En los estudios en los que se
analizaban personas sin depresión diagnosticada, no existe la variable
medicación, sin embargo, en los estudios en los que se analizó a personas con
síntomas depresivos o depresión diagnosticada estaban controlados por la
variable medicación lo que permitió conocer los efectos independientes de la
práctica de actividad física sobre la enfermedad.
Los estudios tienen en común que no
hace falta hacer una actividad física de gran volumen, ni vigorosa en
intensidad, pero si es importante la frecuencia (a más frecuencia, menos
probabilidad de presentar síntomas depresivos) y parece ser suficiente una
intensidad baja o moderada. En este aspecto coinciden las anteriores
revisiones, en las cuales no catalogan a la intensidad como un factor
importante en la reducción de los síntomas de la depresión (O’Neal et al., 2000; Brosse et al., 2005; Paluska y Schwenk, 2000;
Lawlor y Hopke, 2001; Craft y Perna, 2004; Taychenne et al, 2008). Es importante seguir indagando en la relación
existente entre actividad física y depresión, empleando diseños experimentales
que permitan profundizar en la misma.
Limitaciones del estudio
La
mayoría de los estudios encontrados son observacionales, mostrando menos nivel
de evidencia científica y expresando una relación puntual en el tiempo entre
nivel de actividad física y depresión, sin poder explicar con determinación la
relación entre ambas. Los resultados de los estudios fueron recogidos a través
de cuestionarios, y estos tienen ventajas por poder atender a una población
amplia en poco tiempo, tener un bajo coste económico o ser poco invasivos; sin
embargo representan una medida indirecta de la conducta actividad física así
como de los síntomas de depresión, siendo necesario evaluar ambas variables con
métodos más directos, válidos y fiables que los cuestionarios. De todos los
estudios analizados, solamente uno de ellos empleó podómetro como medida
directa de la actividad física.
Se hace
necesario continuar indagando sobre los efectos de la actividad física,
diferenciada por sus factores constituyentes (tipo, frecuencia, duración,
intensidad) sobre la prevención de depresión y sobre la terapia de esta
enfermedad, tanto de forma aislada como junto a otras terapias. A buen seguro
que supondría una mejora de la calidad de vida de las personas en general y un
ahorro para los sistemas de salud de los países.
CONCLUSIÓN
En esta
revisión se han analizado tanto estudios observacionales como de intervención
que muestran la asociación inversa entre actividad física y la probabilidad de
depresión en adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos. Los estudios sugieren
que la actividad física puede ser
efectiva incluso a intensidad baja como efecto protector de la depresión.
Actualmente,
se utiliza a la actividad física como remedio para combatir enfermedades
fisiológicas (hipertensión, diabetes, …), pero no se
le da tanta importancia para combatir enfermedades mentales, como la depresión.
Los resultados de esta revisión sugieren la necesidad de potenciar el papel de
la actividad física, haciéndose necesario sensibilizar a la sociedad (a través
de médicos, docentes, medios de comunicación, …) de que una práctica adecuada
de actividad física, entendida esencialmente como que ésta sea adecuada para el
tipo de persona, regular y con una intensidad de ligera a moderada hará que las
personas mejoren su calidad de vida relacionada con la salud y, además, se
reduzca la probabilidad de padecer depresión sea menor que si mantenemos un
estilo de vida sedentario.
Anexo I. Tabla 1. Resumen de los estudios que examinan la relación entre actividad física
y depresión
Autor,
año y país |
Muestra |
Instrumentos
de Evaluación |
Duración
y/o Frecuencia y/o Intensidad |
Relación
de |
Nivel
de evidencia científica (AHRQ) |
Baxter et al.
(2010); Inglaterra. |
Pacientes
entre 18-69 años (360). Reclutando pacientes desde Agosto de 2007 hasta
octubre de 2009. < 1 mes tomando antidepresivos. GC* (180) y GE* (180) |
-BDI* -SF-12 |
GE:
AF durante 8 meses, 2 días a la semana, sesiones de 1 hora. (Actividades de
baja o moderada intensidad) |
Seguimiento
a los 4, 8 y 12 meses. A los 12 meses se evidencia que |
Ib |
Both et al. (2010); Holanda |
3
sujetos simulados mediante esquemas de comportamiento. (Modelo computacional) |
- |
Nivel
bajo, medio y alto de AF. |
A
mayor nivel de AF, mejor estado de ánimo y disminuye la probabilidad de
padecer depresión. |
III |
Charlotte et al. (2009); |
1.995
sujetos (950 hombres y 1.045 mujeres) de entre 26 y 36 años |
-International Physical Activity Questionnaire
(IPAQ). -Podómetro
durante 7 días. - DSM-IV* |
Dividen
-Pasos/día -Horas/semana
(en el trabajo y en el tiempo libre) |
Solo
en mujeres se encuentran resultados significativos: >AF
tiempo libre = < Depresión >AF
en el trabajo = > Depresión >
Pasos al día = < Depresión. |
III |
Craike et al.
(2010); Australia |
4720
madres de niños de entre 3 y 19 meses del LSAC* |
-Health and Lifestyle of the LSAC
questionnaire -Parent 1 Self Complete Questionnaire
(P1SC) |
Niveles
bajos de AF = 0-1 día por semana. Niveles
moderados de AF = 2-3 días por semana. Niveles
altos de AF = 4 o más días por semana |
Las
madres que realizan AF de manera moderada o alta, son menos propensas a
padecer depresión ante grandes niveles de estrés. |
III |
Hong et al. (2009); |
2.452
adolescentes (72 clases de 24 institutos) 1.272 chicas y 1.180 chicos. |
Cuestionario con
ítems relacionados con -YPAS -Children's Depression Inventory (CDI) |
Clasificados
en AF que practican por semana: 0-0,9
horas/semana 1-7
horas/semana 8-14
horas/semana +15
horas/semana |
Relación
inversa entre AF y depresión: Cuanto más aumenta la práctica de AF, menos
casos de depresión o síntomas depresivos aparecen. |
III |
Jacka et al.
(2010); Australia. |
2152
adultos (758 mujeres 1404
hombres, de 38-72 años). |
-DSM-IV -Levels of physical activity in childhood, defined
as <15 yr of age |
>
6 METs = Frecuencia alta 3-6
METs = Frecuencia baja |
Bajos
niveles de AF en la infancia se relacionan con síntomas depresivos en la edad
adulta. |
III |
Mikkelsen et al.
(2010); Dinamarca. |
10625
mujeres y hombres de entre 20–93 años. 5937 mujeres y hombres 4688 |
-Depresión: ICD -AF: “The |
+
4 horas/semana = Frecuencia Alta 2-4
horas/semana = Frecuencia Moderada -
2 horas/semana = Frecuencia baja |
Un
bajo nivel de AF va significativamente relacionado con riesgo de depresión en
mujeres. En hombres no se encontró significación |
III |
Nguyen et al.
(2008); Estados Unidos |
13.801
sujetos de 65 o más años. 4766 GE y 9035 GC. |
- GDS |
Al
grupo experiemental, entrada libre en el complejo deportivo “Silver Sneakers”
(A medida de la tercera edad) durante 1 año. |
Los
sujetos del GE que iban regularmente al Centro (3 o más días/semana) tenían
significativamente menos riesgo de padecer depresión que los del GC. |
Ib |
Salguero et al.
(2010); España. |
436 ancianos (234 mujeres y 202
hombres, de 60-98 años). 42% residencia de ancianos. |
-AF:
YPAS -HRQoL:
SF-36 -Depresión:
GDS |
El
tiempo de AF, multiplicado por: 1. Sentado. 2. De pie. 3. En movimiento. 4.
Caminar. 5. Actividad vigorosa. |
Relación
entre los tres test: >
AF = Mujeres >
AF = > HRDQoL >
AF = < Depresión <
AF = Residencia de ancianos |
III |
Spaderna et al. (2010); Alemania. |
318
pacientes del estudio: “Esperando un Nuevo corazón”. Edad 53.5 ± 11.4 años,
18% mujeres. |
-Physical Activity Questionnaire for Older Adults -Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS-D) |
Diferencia
entre AF regular (al menos 4 días a la semana) y no regular. |
Se
observa que en pacientes a los que se les administra un programa de AF cuando
entran en la lista de demandantes de corazón, el índice de depresión es más
bajo. |
III |
Stroud y Minahan
(2009); Australia. |
121
pacientes entre 25 y 65 años con esclerosis múltiple que hacen (52) y no
hacen (69) AF. |
-Health Status
Questionnaire Short Form 36 -Becks Depression Inventory -Modified Fatigue Impact Scale. |
-
Hacen AF: Al menos dos sesiones por semana de 30 minutos cada una. |
Existe
una relación inversa significativa entre AF y depresión. |
III |
Teychenne et al. (2010); |
3645
mujeres entre 18-45 años de barrios marginales |
-International Physical Activity Questionnaire
(IPAQ-L). -Centre for Epidemiologic Studies Depression Scale
(CES-D) |
<40
min. / semana = nivel bajo. 41
min. – 3,4 horas /semana = nivel moderado. >3,5
horas = nivel alto. |
Solo
se observan diferencias significativas en el apartado de AF en el tiempo
libre (moderada y alta), mientras que |
III |
BDI: Beck Depression Inventory
LSAC: Longitudinal Study of Australian
Children
DSM-IV: Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders, fourth edition
GE:
Grupo Experimental
GC: Grupo Control
GDS:
Escala de Depresión Geriátrica.
AF: Actividad Física
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 14 - número 54
- ISSN: 1577-0354