Manrique Arribas, J.C. (2014).
Actividad física y juventud en el franquismo (1937-1961) / Physical
activity and youth in the Franco dictatorship
(1937-1961). Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad
Física y el Deporte, vol. 14 (55) pp. 427-449. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista55/artactividad494.htm
ORIGINAL
ACTIVIDAD FÍSICA Y
JUVENTUD EN EL FRANQUISMO (1937-1961)
PHYSICAL
ACTIVITY AND YOUTH IN THE FRANCO DICTATORSHIP (1937-1961)
Manrique
Arribas, J.C.
Profesor contratado doctor de
Código
UNESCO / UNESCO Code: 5599 Otras Especialidades: Historia
(Historia de la actividad física y el deporte) / Others:
History (History of sport and physical activity)
Clasificación
del Consejo de Europa / Council of Europe Classification: 7. Historia
del deporte / History of sport
Recibido 4 de enero de
2012 Received January
4, 2012
Aceptado
17 de
diciembre de 2012 Accepted December
17, 2012
RESUMEN
El presente artículo
analiza las competencias que en materia de actividad física tuvieron diferentes
organismos políticos franquistas con respecto a la juventud, especialmente
PALABRAS
CLAVE: Franquismo,
adoctrinamiento, Frente de Juventudes, actividad físico-deportiva, Delegación
Nacional de Deportes, juventud, Juegos Escolares.
ABSTRACT
This article analyzes
the competences that different nationalist political organisations
had in the field of physical activity had with regard to youth, particularly
the “Delegación Nacional del Frente
de Juventudes” and the “Delegación
Nacional de Deportes”. Through the revision of the official documentation of
the era and the contribution of studies already carried out on the subject, we
try to show some common aspects and friction points that existed between the
two institutions. While both delegations prioritized sport and physical
activity as a tool for the indoctrination and adherence to the regime, however,
the “Frente de Juventudes”
tried it harder. Their instructors infiltrated into the educational system and
promoted after-school activities, especially school games and outdoor
activities, which both attracted attention among schoolchildren during the
first two decades of Franco Era.
KEY WORDS: Franco,
indoctrination, physical activity, sports, youth, school games.
INTRODUCCIÓN
La juventud ha sido
siempre un grupo socialmente atractivo para cualquier tipo de Estado. La fuerza
de este colectivo, como dinamizador de conductas que se adaptan a cada contexto
social e histórico, reside en su facilidad para captar y asimilar las premisas
ideológicas. Sin embargo, también es especialmente sensible si éstas no se adaptan
a sus intereses y pensamientos, pasando a la crítica y a la desestabilización
del orden establecido.
A lo largo de
Por lo tanto, podemos
decir que, aplicando esta socialización política de la juventud, sus
integrantes se iban a convertir en la cantera de ciudadanos, convenientemente
instruidos y atendidos en sus intereses físicos y de salud, que garantizaban la
permanencia y estabilidad del Estado.
Para poder llevar a
cabo estos cometidos hubo que crear instituciones que se encargaran
directamente de este grupo social y desarrollaran los programas relacionados
con la actividad física y el deporte. Nos centramos en el período 1937-1961,
puesto que son los años en los que el franquismo se presentó tal cual era, con
sus planteamientos ideológicos más o menos intactos, sin las influencias del
exterior que más tarde motivarán un nuevo orden social.
El Presente trabajo
pretende abordar los siguientes objetivos:
-
Definir
las competencias que tuvieron las Delegaciones Nacionales dependientes de
-
Explicar
si hubo coordinación o si por el contrario hubo discrepancias entre los más
importantes organismos que fomentaron la actividad física entre los jóvenes
durante el período objeto de este estudio.
-
Determinar
si la actividad físico-deportiva fue utilizada para fomentar el deporte y la
educación física o sólo fue utilizada para encuadrar, formar y adoctrinar a la
juventud española durante las dos primeras décadas del régimen.
METODOLOGÍA
El método de investigación utilizado para este trabajo es
el historiográfico, puesto que el proceso histórico
se configura siempre por la interacción de las estructuras y el sujeto.
En este caso, nos interesa conocer un momento de la historia de España para
aclarar cómo las actuaciones de las jerarquías gobernantes franquistas
influyeron con sus decisiones en plantear un modelo de actividad física y
deportiva con la intención de integrarlo en el modelo de sociedad establecido
durante la primera parte del franquismo. Como dice Aróstegui (2001:352): “la
historiografía, el conocimiento de la historia, se encuadra, sin ninguna duda,
dentro del conocimiento de lo social. Es conocimiento de la sociedad”. A partir
de este acercamiento, queremos incidir sobre los contenidos objeto de estudio
con la aportación de fuentes primarias y estudios ya realizados sobre la
temática que nos ocupa: la juventud y su relación con la actividad física. Por
tanto, el universo de análisis lo conforman los materiales documentales
publicados y producidos por el Régimen e instancias oficiales ligadas a él
(legislación, textos políticos fundamentales, pensamiento de los jerarcas,
aparato jurídico, propaganda, etc.) durante el período 1937-1961, además de las obras ya publicadas que han
profundizado sobre los temas que aquí se abordan.
DESARROLLO
1. Razones e intereses para controlar a la juventud durante
el franquismo.
El régimen franquista
se dilató mucho en el tiempo, 1939-1975.
Por esta razón, los historiadores han convenido desglosar este largo
período en etapas o fases, para dar a conocer mejor los acontecimientos que
posibilitaron la permanencia en el poder de Franco, así como mostrar la
evolución de las instituciones políticas creadas que refrendaron este mando
autoritario. Entre ellas se encontraban las relacionadas con el ámbito de la
juventud y de la actividad física. El período que queremos estudiar se refiere,
aproximadamente, a los veinte primeros
años del franquismo: la década de los años cuarenta, que ha sido denominada por
algunos autores como: “primer franquismo”
(de Riquer, 2010), “franquismo
totalitario” (Temine, 1985), “neotomismo español” (Tamames, 1977), “era azul” (Tusell, 2001), “fase semifascista”
(Payne, 1987) o “nacionalsindicalismo y autarquía” (Tuñón de Lara, 2003); y la década de los cincuenta, que
culminaría con los Planes de Desarrollo puestos en marcha por los dirigentes opusdeístas, que
a su vez provocaron la reestructuración de muchas instituciones políticas
debido al cambio producido en la propia sociedad española. Así, entre otros,
Tuñón de Lara (2003) denomina a esta segunda década el “decenio bisagra”, Tusell (2001) de “estabilidad del franquismo”, de Riquer
(2010) de “debates políticos y
rectificación” o Payne, (1987)
“década de corporativismo católico”. En general, son años caracterizados
por un fuerte control social ejercido mediante la disposición y ejecución de
leyes que trataban de evitar el desafecto público al régimen, además de crear
un estado de represión, autarquía, mercado negro y retroceso económico. En este
ambiente, la juventud tuvo pocas oportunidades para desarrollar una actividad
física bien planificada y con pocos medios puestos a su alcance. Más bien, este
colectivo se convirtió en un grupo sobre el que se volcaron los dirigentes
políticos para captar afectos y escoger a los mejor preparados para llevar las
riendas futuras de la sociedad (Vizuete, 1996).
Las
instituciones encargadas de dirigir la evolución de la juventud pertenecían a
las Delegaciones Nacionales creadas desde
Así, primero,
Una vez acabada la
guerra, los dirigentes del Movimiento deseaban ampliar sus horizontes en cuanto
al control de todos los jóvenes españoles, creando una nueva organización,
Tras la desaparición
de la OJ, se crearon en 1942 las Falanges Juveniles de Franco, como grupo
integrado en el FJ (Cruz Orozco, 2012), que eran “unidades de voluntarios que
aspiraban a lograr, por el ejercicio de las mejores virtudes de la raza, la
primacía en todas las empresas falangistas” (Delegación Nacional del FJ, 1943,
pp. 14-15).
Después de esta
recomposición de los organismos responsables, los y las jóvenes podían
pertenecer al FJ voluntariamente y se adscribían a los diferentes grupos según
la edad y el sexo. La rama masculina se clasificaba en: Flechas (7-10 años),
Arqueros (10-17 años) y Cadetes (17-21años). Y la femenina en: Margaritas (7-10
años), Flechas Femeninas (10-17 años) y Flechas Azules (17-21). Aunque también
se encuadraba, obligatoriamente, a todos aquellos jóvenes por el hecho de ser
estudiantes.
En la propia Ley
fundacional del FJ, con el primer Delegado Nacional José Antonio Elola Olaso al mando, ya se
recogían las intenciones y los campos de actuación para conseguir los objetivos
previstos. Para ello se crearon unas asesorías que tenían delimitadas una serie
de competencias: educación política, educación física y deportiva, religión y
moral, educación premilitar, cultura, arte y sanidad. Las que más se han
conocido en el tiempo y en las que más incidieron en la Organización fueron: la
iniciación a los jóvenes del país, de ambos sexos, en las consignas
nacionalsindicalistas; la realización de la educación física en los centros
educativos y de trabajo, estos últimos en menor medida; las actividades
extraescolares, excursiones y campamentos; y la promoción de la actividad
deportiva entre los jóvenes, tanto a afiliados como a estudiantes; aparte de la
formación premilitar para ellos y las enseñanzas del hogar para ellas. Por
tanto, el FJ tuvo presencia, con personal especializado en la materia, en los
centros de enseñanza (privados y públicos) y en los centros de trabajo, aunque
sin llegar a pertenecer este profesorado al Ministerio de Educación Nacional.
Desde un primer
momento, y siguiendo con el ideal expresado en el Decreto de 28 de diciembre de
1939: “Dios, Patria y Hogar”, estaba
claro que el sentido de acción y de milicia, valores específicamente masculinos
según la ideología nacionalsindicalista, no cuadraban con los objetivos
formativos de la Delegación Nacional de la Sección Femenina (SF) de FET y de
las JONS para la joven mujer. Por eso, tras
Todos los encuadrados,
voluntaria o forzosamente, recibían educación política, física y deportiva. En
el caso de los chicos se especificaba la educación premilitar, que posibilitaba
el mito del hombre perfecto: vigor físico, caballero, austero, sacrificado y
corporalmente fuerte (González Aja, 2005). Este modelo se concretaba en una
serie de virtudes concordantes con los principios ideológicos
nacionalsindicalistas: obediencia, jerarquía, disciplina, servicio y amor a
España; lo que conformaba una “auténtica
dignidad imperial” (Ibáñez, 1942). Para las chicas, el centro de su
formación era la “iniciación al hogar”, apelando al importante papel que debía
desempeñar en la familia (Manrique, 2007). Además de estos principios éticos,
se unieron otros religiosos, marcadamente católicos. Esta incidencia de la
religión católica tuvo un mayor apoyo a partir del 1945, tras la finalización
de la segunda guerra mundial y después de comprobar que el Movimiento perdía
fuerza en los órganos de gobierno del Estado español y la afiliación al FJ
disminuyera considerablemente.
Si seguimos la
evolución que llevó la Delegación Nacional del FJ, la primera acción que tuvo
que afrontar esta Institución fue la de crear un cuerpo profesional de
instructores e instructoras convenientemente preparados y adoctrinados para
hacer cumplir los cometidos planteados (Decreto de 2 de septiembre de 1941, de
la Jefatura Nacional del Movimiento, por el que se creaban las Academias
Nacionales “José Antonio” e “Isabel la Católica”. Boletín Oficial del
Movimiento nº 122).
La creación de las
Escuelas de Mandos e Instructores Juveniles permitió sacar promociones de un
personal muy vinculado inicialmente al proyecto falangista. En 1942, además de
acreditar estos su adhesión absoluta al Nuevo Estado, debían estar incluidos en
alguno de los grupos como: oficiales provisionales o de complemento,
excombatientes, excautivos, huérfanos de guerra e hijos de asesinados o
cruzados de la enseñanza (Sáez, 1988). Sin embargo, eran insuficientes para
cubrir todas las demandas que requería el plan. Aparte de la labor realizada en
los centros de enseñanza y de trabajo, también se ofrecían numerosas
actividades extraescolares y extralaborales: deportes, actos culturales,
desfiles, marchas, casas de Flechas, concentraciones y, sobre todo, campamentos
de verano (para los varones) y albergues, cátedras ambulantes y preventorios
(para las jóvenes).
Los egresados de
estas academias, durante estas dos primeras décadas, aunque se declaraban
mayoritariamente falangistas auténticos, joseantonianos
y antifranquistas, se vieron vinculados por ley desde el primer momento a la
SGM. Estos presentaban una triple orientación: a) la docente, tanto como
profesores de Formación del Espíritu Nacional como de Educación Física; b) la
de entrenadores, como preparadores de los equipos que participaban en las
diferentes competiciones escolares y federadas; y c) la de dirigentes
juveniles, en las actividades recreativas extraescolares que organizaba directamente
el FJ (Manrique, 2013).
A falta de
instructores especialistas en la política de juventud,
La propia evolución
social, política y económica de España, desde los años cuarenta hasta comienzos
de los sesenta, con las primeras revueltas estudiantiles en 1956 y sobre todo
tras el Decreto Ordenador de 20 de julio de 1957, con un nuevo Delegado Nacional
a partir de 1955, López Cancio, se reorganizó
El deterioro
progresivo de la imagen del Frente de Juventudes en cuanto a popularidad,
consideración político-social y capacidad de convocatoria hacia la juventud; la
pérdida de poder adquisitivo en las retribuciones de los oficiales instructores
e instructoras generales, que les obligaba a realizar jornadas muy largas de
trabajo en diferentes centros (Manrique, 2013) y el ingreso de nuevos alumnos
en la Academia sin una vinculación tan emocional y comprometida como se produjo
en los primeros años, hicieron perder ese grado de compromiso adquirido durante
los primeros tiempos. Por tanto, estos instructores de juventudes buscaron más
una salida profesional a estos estudios que una manifiesta vinculación
ideológica.
2. El fomento de la actividad deportiva entre los españoles.
Como ya hemos
comentado, las instituciones encargadas de organizar la actividad física
durante el franquismo pretendieron que tanto
Las posibilidades del
deporte como convocador de masas, como aglutinador de intereses y como factor
de desarrollo económico no han pasado nunca desapercibidas para los órganos de
poder, y menos aún para los gestores políticos del franquismo. También fue
considerado por los dirigentes del Movimiento Nacional un medio para participar
en la vida pública y un instrumento para la puesta en práctica de
planteamientos y filosofías educativas basados en la formación por la acción.
Con estos planteamientos propagandísticos del deporte se creó una institución
especialmente dedicada a su organización, dependiente de
Desde los primeros
momentos del régimen franquista, la Educación Física y los deportes se
incluyeron en los programas de educación ciudadana. Este planteamiento no variaba
del que ya se propuso durante la Dictadura de Primo de Rivera y durante la II
República (Bielsa y Vizuete, 2005). Las actividades físico-deportivas se
utilizaron como medios educativos promovidos y organizados con una
intencionalidad manifiesta de control sobre la población más joven, siguiendo
los planteamientos que ya hemos comentado de la política juvenil, de la misma
manera que ya lo había planteado el Partido Nacional-Socialista alemán, a
través de la Federación Nacional-Socialista para el Ejercicio Físico (NSRL).
También fueron abundantes los contactos con los dirigentes de las Juventudes
Hitlerianas, Hitler Jungend, a las que intentaban
copiar su estructura organizativa, aunque mantuvieran con ellos diferencias
doctrinales y propagandistas (Sanz
Campos, 2003).
La
DND tenías plenas competencias en materia deportiva, según se reflejaba en el
Estatuto Orgánico, que apareció publicado en el Boletín del Movimiento de FET y de las JONS (reproducido en el BO de la DND, 28, agosto de 1945). En su
organigrama quedaron fijados tres Departamentos encargados de regir los
deportes federativos, los del ejército o militares y los del Partido.
Si bien el deporte
federativo se refería al deporte reglado, y por tanto no debería mantener
relaciones con las instituciones políticas, durante este período no tuvieron
esa independencia. Tanto los presidentes de las federaciones como los
dirigentes de los clubes eran depurados por los órganos de gobierno,
especialmente por los gobiernos civiles y por la propia DND, lo que suponía un
control absoluto de la actividad deportiva por parte de la Falange, con la
clara finalidad de seguir teniendo el control social y político: “los miembros
de las Federaciones Nacionales y los rectores de los clubes o sociedades
deportivas habrán de tener una probada adhesión al Movimiento Nacional” (BO de la DND, 28, agosto de 1945, p. 8).
El Departamento de
Relaciones con
El tercer
departamento de
Entre los conflictos
que se crearon a la hora de delimitar las competencias en cuanto a la
organización de la actividad física entre los jóvenes, en ese mismo Decreto
fundacional de
Como se
puede advertir, si el FJ tenía como objetivo genérico el fomentar y disciplinar
Objetivos políticos y educativos se solapaban. La propia DND, a través de su vinculación en la planificación y organización de los deportes del Movimiento, también contribuía a añadir una mayor indefinición de competencias en materia deportiva referida a la población juvenil. Todavía más significativa fue la fricción que hubo entre las jerarquías políticas y religiosas a este respecto. Las direcciones de los centros religiosos vieron con recelo la integración en sus claustros de personas, instructores e instructoras de juventudes y profesores de Educación Física, ajenas a su congregación. Sin embargo, más adelante, estos mismos centros privados, con la creación de los Juegos Escolares Nacionales, vieron como reclamo publicitario que sus equipos obtuvieran buenos resultados precisamente en esos campeonatos. Esta decisión les llevó a realizar importantes inversiones en sus colegios para mejorar las instalaciones deportivas y contratar a personal especialmente preparado en los diferentes deportes, con la intención de atraer a las familias españolas de clase media y alta.
Las diferentes
delegaciones de la SGM asumieron responsabilidades directa o indirectamente
referidas a los campos de la EF y el Deporte. Sin embargo, éstas nunca
estuvieron bien definidas, probablemente por interés del propio régimen que,
habitualmente, dispersaba competencias y responsabilidades, precisamente para
evitar que hubiera demasiado poder en unas solas manos.
Durante
la larga postguerra que finalizó casi a finales de los cincuenta, las
dificultades de la vida cotidiana convirtieron el ocio y la búsqueda de
diversión y de evasión en una auténtica necesidad psicológica para la mayoría
de la población, y especialmente para la juventud. Por esta razón,
Esta concentración de
competencias que tuvo
El ambiente deportivo
que se respiraba durante los años cuarenta y cincuenta en España fue bastante
sombrío. El aislamiento político al que estaba sometida la nación y la economía
autárquica desarrollada no eran buenos indicios para un desarrollo de la
actividad deportiva. A mediados de los años cincuenta, la adecuación a los
tiempos exigía nuevos modos y formas, de ahí que la propia Delegación Nacional
de Deportes, ahora de Educación Física y Deportes (por el Decreto de 17 de mayo
de 1956 de
3. Campos de actuación más destacados de la actividad física
y deportiva entre la juventud
Como
ya hemos apuntado, la actividad deportiva relacionada con la juventud española,
durante las dos primeras décadas del franquismo, estaba regulada por
a)
Actividades
físicas con clara intencionalidad educativa e interés político, aunque éste no
manifestado de manera explícita. Estas actividades se realizaban en los centros
escolares y eran dirigidas por personal del FJ y de la SF.
b)
Actividades
planteadas desde una clara posición de política institucional del régimen en
las que se suponía también una intencionalidad educativa. Aprovechaban la
capacidad de convocatoria que tenía entre el sector joven de la población y se
utilizaba la masiva participación para realizar posteriormente exhibiciones
gimnásticas con proyección política. Se instauraron los Juegos Escolares
Nacionales y se organizaron actividades en la naturaleza en campamentos y
albergues, aunque no se les permitiera luego participar en competiciones
federadas (Manrique, 2011).
La intención
monopolística de los órganos rectores del deporte era la de encuadrar a todos
los practicantes. Sobre estos se practicaba un seguimiento que se acercaba al
proselitismo, buscando tanto a los talentos deportivos como a los que
manifestaban mayor afinidad al proyecto ideológico. Por esta razón,
Según Vizuete (1996),
este sistema primario de captación estaba convenientemente planificado y seguía
una metodología que debía “enganchar” a los practicantes mediante una serie de
estrategias: la realización de pruebas deportivas en los centros de enseñanza
para detectar a los valores deportivos, motivar convenientemente a los alumnos
para que participaran en el campeonato provincial, solicitarles la afiliación a
las Falanges Juveniles de Franco por ser requisito imprescindible para la
participación en sus propios campeonatos y realizar grandes concentraciones y
exhibiciones gimnásticas en las que se movilizaba a una gran cantidad de
personas: escolares, profesores, órdenes religiosas, jerarquías del Movimiento
y militares. Todo ello con la finalidad de realizar un gran impacto social y
político a favor del régimen.
Una de las acciones
más importantes encaminadas a dar salida a los escolares con mejor talento
físico y deportivo fueron: la creación de las normas reguladoras de los
Diplomas y distintivos de Aptitud Física Escolar Primaria (Comunicación de 21
de octubre de 1959), creadas por
Las pruebas
planteadas en dicho Diploma trataban de distinguir a los escolares (chicos y
chicas) que presentaban una mejor y más completa condición física, mediante la
realización de una serie de pruebas para conseguir los Emblemas de Aptitud
Física en sus categorías de oro, plata y bronce, lo que ayudaba a su vez a dar
una mayor propaganda a los centros donde cursaban sus estudios. Todo ello para
encumbrar a los más aptos, a los “elegidos”, sobre los que se lanzaban las
redes de captación para que ingresaran posteriormente en los grupos de
afiliados de las secciones masculinas y femeninas de las organizaciones
juveniles del Movimiento y continuar así la labor misional que todo dirigente o
mando debía ejercer sobre sus pupilos.
3.1 La creación de los Juegos Escolares Nacionales
La historia del
deporte escolar en España se ha estudiado paralelamente a la de
Como ya hemos
comentado, el profesorado específico que impartió
El deporte escolar y
sus competiciones comenzaron en España en el año 1949, en el que se celebraron
los primeros Juegos Nacionales Escolares (solamente en sus fases provinciales),
organizándose al año siguiente, por primera vez, la fase nacional en Madrid. El
FJ era el órgano rector del deporte escolar, por lo que las primeras
competiciones eran únicamente masculinas. Hay que esperar hasta 1969, y organizados
por
A finales de los
cincuenta, con el final del período del Delegado Nacional del FJ Elola Olaso y el comienzo de las
reformas con López Cancio, nace el deporte escolar
con sentido educativo, debido a: la consolidación del régimen franquista, la
entrada en escena de la Organización Juvenil Española -OJE-, iniciándose un
proceso de “desfalangistización”, y la mejor
consideración y aceptación del personal del FJ en los centros de enseñanza.
En esta fase del
franquismo se empezó a plantear una operación de maquillaje para aportar una
visión más participativa y plural, lejos del monolitismo que caracterizó la
acción deportiva de la primera década del régimen. Se fue cambiando la unidad
operativa del encuadramiento, que ya no era sólo del FJ y de
Aunque el esplendor de esta actividad se concretaría en
la década siguiente, como balance de la implantación de los Juegos Escolares
Nacionales, podemos servirnos de la opinión de Cagigal (1979) para quien esta
es la labor más destacada que realizaron los organismos del Movimiento en el
cumplimiento de la labor que se les había encomendado de promoción de la
Educación Física y el deporte entre la juventud española. Los jóvenes se
convirtieron así en practicantes y no en meros observadores, además de cubrir
vacíos de ocio que no se podían rellenar con otras actividades. En la enseñanza
reglada, el deporte pasó de ser un contenido marginal en los currículos de las
primeras fases del franquismo a considerarse más adelante un recurso básico, y
a veces único, que proporcionaba un cierto reconocimiento al docente. Sin
embargo, el nivel de exigencia con el que en muchas ocasiones se planteaban las
competiciones provocó una falta de adherencia a la práctica deportiva por parte
de aquellos que no eran tan habilidosos motrizmente y entre los que no estaban
preparados para asumir la competitividad que generaba el deporte.
También, y como objetivo no logrado por los mandatarios
del régimen, se puede decir que los efectos políticos, el adoctrinamiento, y el
de afiliación a la organización juvenil, encuadramiento, que se pretendían
conseguir con el deporte escolar, no fueron los esperados. Las causas se pueden
deber a que el modelo de deporte que se transmitió era especialmente
competitivo, escasamente pedagógico, recogiendo el modelo que fomentaban las
diferentes federaciones, poco adaptado a los interés educativos (Velázquez
Buendía, 2001); aunque Pastor Pradillo (1997, p. 460) lo matiza alegando que
“el FJ, en cualquier ámbito y manifestación deportiva primaría, siempre tuvo un
sentido humanista que evitó una excesiva preocupación por los rendimientos
físicos, el récord o las marcas deportivas”.
La participación de los escolares estuvo marcada por una
selección de los más aptos, dejando en el camino a jóvenes que abandonaron la
actividad física por la creencia de su incapacidad aprendida. El interés por
buscar la promoción, tanto del oficial o del maestro instructor, del
entrenador, como de la dirección del centro privado, y en menor medida del
público, provocó que los objetivos a conseguir con el deporte sobre los
escolares pasaran a un segundo plano, buscando más el interés propio. Por
último, y como consecuencia de la situación global en que vivió la mujer, las
chicas participaron en un número bastante inferior a los chicos, sin llegar a
la promoción de la actividad física que se quería fomentar desde la propia SF,
siempre condicionada por los agentes sociales más influyentes: políticos y
religiosos, principalmente. Según Vizuete (1996), el resultado de estas
prácticas deportivas fue más social que político y más cultural que deportivo.
3.2 Actividades en la
naturaleza, de “aire libre”
Las actividades en la
naturaleza, o de “aire libre”, también pueden ser consideradas como actividades
físico-deportivas destacadas dentro del abanico ofertado por el FJ. Según
Chaves (1968, p. 46), el concepto de “aire libre” es “el conjunto de
actividades de índole física que determinan en el individuo una serie de
destrezas que le permiten ocupar el tiempo libre en finalidades de distensión y
formación, viviendo en la naturaleza”. No es una aportación que el régimen
franquista quisiera hacer valer como una novedad entre la sociedad española.
Más bien recogió los logros asentados que otras asociaciones, tanto laicas como
religiosas, ya habían experimentado con bastante éxito. El más conocido era el
movimiento Scout (Badem, 1914; Martínez Navarro,
1983), que entró en España de la mano de
Según
Las actividades y la planificación
de los turnos recogían la experiencia que en este terreno poseían ya los scouts
y el ejército. El estilo de convivencia que predominaba estaba cargado de una
impronta militar, característica de los mandos que acudían a dirigir a los
acampados, apoyados en una disciplina “cuartelaria”
para hacer cumplir el reglamento muy exigente que se seguía (Villegas, sin
fecha). Entre las prácticas más desarrolladas se encontraban, aparte de las de
educación física (especialmente las tablas de gimnasia y los deportes más
populares), otras más específicas como: las marchas, las acampadas, los juegos
en la naturaleza y el socorrismo, que procuraban el endurecimiento del carácter
y el robustecimiento del cuerpo (Granados y Lorente, 1974).
Del mismo modo, también
se organizaron las actividades de “aire libre” para las jóvenes españolas. Sin
embargo, el interés de las dirigentes de
CONCLUSIONES
Durante las dos primeras décadas del
franquismo se pudo comprobar la esencia del régimen totalitario en que se
convirtió éste. El intervencionismo por parte del Estado a la hora de controlar
y canalizar todas las acciones entre la población hizo que la actividad física
y deportiva se incluyera entre sus objetivos preferentes. Por esta razón, tanto
el FJ como
Los dos organismos
estatales tenían bien delimitadas sus funciones según indicaban sus Decretos
fundacionales. Sin embargo, en el caso de
Las federaciones
deportivas organizaban sus propios campeonatos, sin que pudieran participar
menores de 18 años. Esta duplicidad de competiciones provocó que aquellos jóvenes
deportistas, con buenas aptitudes para la actividad física, tuvieran que pedir
permiso a los dirigentes correspondientes para poder participar en ambas. Si el
FJ tenía claro que su objetivo era adoctrinar a la juventud mediante la
actividad física, por qué no podía hacer lo mismo
A pesar de estas
circunstancias de fricción, también hubo acercamientos entre el FJ y
El profesorado fue
adquiriendo una mejor preparación técnica, alejándose poco a poco de la
formación doctrinal. Las Escuelas Nacionales, creadas ex profeso para formar a
los futuros profesores de Educación Física y entrenadores deportivos, fueron
adecuando sus planes de estudio para dar salida a los diferentes campos de
acción que se les pedía a la finalización de sus estudios.
Las políticas del
franquismo relativas a la juventud y a la actividad física se vieron
enormemente condicionadas por las necesidades ideológicas que se crearon para
justificar el régimen político Esta subordinación a la doctrina oficial se
refleja en un afán por buscar la “afiliación” o la adhesión de los individuos a
los organismos gestores del régimen. El éxito de estas políticas fue relativo,
puesto que si bien se consiguió transmitir entre la comunidad la necesidad de
practicar una actividad física y deportiva desde las primeras edades, la
afiliación a
Las bases de esa
ideología –la influencia fascista, los modelos de
La actividad deportiva entre los escolares,
mediante la organización de los Juegos Escolares Nacionales y las actividades
de aire libre, sobre todo en los turnos de campamentos y albergues, fue un
inicial reclamo entre los más jóvenes. La atracción que ejerció este tipo de
actividades se orientó hacia una mayor afiliación a los órganos políticos directivos,
cuestión esta que no se produjo en la cantidad deseada. Sin embargo, fue casi
la única posibilidad de poder disfrutar de la actividad física y deportiva
entre la juventud durante este período objeto de estudio, que, sin embargo,
estuvo condicionada por la selección de los más aptos, los cuales se pretendió
que se convirtieran en los futuros dirigentes del Movimiento.
Por último, durante
todo este período histórico existió una clara diferenciación entre la enseñanza
de la educación física masculina y femenina y entre el deporte masculino y el
femenino. El sector femenino fue el que más condicionamientos tuvo que soportar
desde cualquier ámbito de poder.
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
FUENTES PRIMARIAS
Documentación oficial
Comunicación de 21 de
octubre de 1959 del Director General de Enseñanza Primaria al Inspector General
de Enseñanza Primaria sobre distintivos de Aptitud Física.
Decreto de 4 de
agosto de 1937, por el que se aprueban los estatutos de FET y de las JONS. BOE
nº 291, de 7 de agosto de 1937, Cap. V, art. 23.
Decreto de 17 de mayo
de 1956. BOE del 17 de junio.
Creación de
Decreto de 2 de
septiembre de 1941 de
Decreto de 22 de
febrero de 1941 de Jefatura del Estado. Art. 7º, BOE, de 5 de marzo, de Creación de
Decreto de 28 de
diciembre de 1939, por el que se encomienda con carácter exclusivo a
Decreto de 29 de
marzo de 1944 se crea
Decreto Ordenador de
20 de julio de 1957 por el que se reorganizaba
Decreto Ordenador de
Ley de
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