Reigal, R.; Videra,
A. y Gil, J. (2014). Práctica física, autoeficacia general y satisfacción vital
en la adolescencia / Physical exercise,
general self-efficacy and life
satisfaction in adolescence.
Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el
Deporte, vol. 14 (55) pp. 561-576.
Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista55/artdiseno480.htm
ORIGINAL
PRÁCTICA FÍSICA, AUTOEFICACIA GENERAL Y SATISFACCIÓN VITAL EN LA
ADOLESCENCIA
PHYSICAL EXERCISE, GENERAL SELF-EFFICACY AND
LIFE SATISFACTION IN ADOLESCENCE
Reigal, R.1; Videra, A.2
y Gil, J.3
1
Doctor
en Ciencias de la Actividad Física y Deporte. Grupo de Investigación CTS-642.
Universidad de Granada (España). Email: rafareigal@gmail.com
2 Doctor en
Psicología. Profesor en la Facultad de Psicología. Universidad de Málaga
(España). Email: avidera@uma.es
3
Licenciado
en Psicología. Universidad de Málaga (España). Email: manuelgil52@hotmail.com
Código UNESCO / UNESCO code: 6302.02:
Psicología social / Social physchology
Clasificación Consejo de Europa / Classification Council of Europe: 16. Sociología del deporte / Sport sociology
Recibido 17
de enero de 2011 Received January 17, 2011
Aceptado 25
de mayo de 2013 Accepted May 25, 2013
RESUMEN
El propósito de este trabajo es examinar las relaciones
entre práctica física, autoeficacia general y satisfacción con la vida. Participan
en la investigación 2.079 adolescentes de la ciudad de
Málaga (España), en edades comprendidas entre los 14 y 17 años (M=15,62; DT= 0,95). Se trata de un estudio
transversal en el que se usa la encuesta como método para recoger los datos. Los
instrumentos utilizados son un cuestionario de tipo sociodemográfico y sobre la
práctica física realizada, la Escala
de Autoeficacia General (EAG) y la Escala de Satisfacción con la Vida (SWLS).
Los resultados indican que las personas activas tienen mayores niveles de
autoeficacia general y satisfacción con la vida, y que existe una relación
positiva entre estos constructos. Además, hay diferencias significativas en la
percepción de autoeficacia en función de la frecuencia de práctica semanal y el
contexto social en el que la desarrollan.
PALABRAS CLAVE: Actividad física,
adolescencia, autoeficacia general, satisfacción vital.
ABSTRACT
The aim of this study is to examine the relationships
between physical exercise, general self-efficacy and life satisfaction.
Research participants are 2079 adolescents from the city of Malaga (Spain),
aged between 14 and 17 years (M=15.62; ST= .95). It is a cross-sectional study, in which surveys are used
to collect data. The instruments include a questionnaire about sociodemographic
variables and physical exercise, the General Self-Efficacy Scale (GSE) and the
Satisfaction with Life Scale (SWLS). Results show that people who are physically
active have higher levels of general self-efficacy and life satisfaction and
that there is a positive relationship between these constructs. In addition,
there are significant differences in the perception of self-efficacy according
to the frequency of physical exercise per week and the social context in which
the exercise takes place.
KEYWORDS:
physical activity, adolescence, general self-efficacy, life satisfaction
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, se ha extendido el uso de variables
de índole positiva en el estudio del bienestar psicológico, dejando a un lado
otras como la depresión, ansiedad o neurosis (Laca, Verdugo y Guzmán, 2005; García,
Matute, Tifner, Gallizo y Gil-Lacruz, 2007; Arruza et al., 2008; Oliva et al.,
2010). Entre ellas, Reina, Oliva y Parra (2010) destacan la autoeficacia o la
satisfacción vital como algunos de los constructos más relevantes,
especialmente en edades como la adolescencia. Durante este periodo, se producen
numerosos cambios y aprendizajes, algunos de los cuales pueden influir
seriamente sobre la salud, perjudicando al correcto desarrollo (Kimmel y
Weiner, 1998; Alvariñas, 2004; Buhring, Oliva y Bravo, 2009).
La Teoría de la Autoeficacia nace de la Teoría Cognitivo
Social (Bandura, 1977, 1982), poniendo de manifiesto el papel fundamental que
tienen los aspectos cognitivos de cada persona en la determinación de la
conducta. Bandura (1986) define la autoeficacia como los juicios que posee cada
individuo sobre sus competencias, considerándolos fundamentales en la organización
y ejecución de sus actuaciones. Además, argumenta que estas percepciones
determinan el uso de las habilidades personales, pues funcionan
independientemente de éstas y elevan la confianza para ponerlas en práctica.
Además, explica que se construye mediante un complejo proceso en el que influyen
factores como los logros de ejecución, la experiencia vicaria, la persuasión
verbal y los estados fisiológicos (Weinberg y Stockham, 2000; Álvarez y
Villamarín, 2004; Prieto, 2007).
La percepción de eficacia genera en los individuos un
grado de motivación más elevado para afrontar situaciones a las que se
enfrentan, invirtiendo mayor esfuerzo y persistiendo en aquellas que tienen un
alto grado de complejidad. De igual forma, se acometen las que se creen poder
dominar, dejando a un lado las que se consideran no poder llevar a cabo con
éxito (Bandura, 1997). A pesar de existir posturas que inclinan el uso de este
constructo en situaciones específicas (González y Tourón, 1992), diversos
autores ponen de manifiesto que se puede utilizar como medida válida una
percepción general de autoeficacia para valorar las competencias en un sentido
amplio (Schwarzer, 1992; Schwarzer y Jerusalem, 1995; Sanjuán, Pérez y
Bermúdez, 2000; Luszczynska, Scholz y Schwarzer, 2005; González y Landero,
2008).
Las decisiones que se toman en la vida dependen, en
parte, de la capacidad de afrontar los retos que se van sucediendo y de
asimilar nuevas situaciones. Por eso, cuando se opta por iniciar o mantener una
conducta, como la de realizar una actividad física determinada, la autoeficacia
juega un papel fundamental (Ortega, 2005; Prieto, 2007). Sin embargo, la
autoeficacia tiene un carácter evolutivo, de tal forma que, dependiendo de las
experiencias de cada persona y la interacción con el entorno, puede variar. De
hecho, si alguien se encuentra en un contexto adecuado y los acontecimientos
son satisfactorios, aunque inicialmente su autoeficacia fuera baja, ésta puede mejorar
(González y Valdez, 2004).
La satisfacción vital es el componente cognitivo de la
calidad de vida (Arita, 2005), mediante la cual los individuos evalúan aquello
que les gusta de su existencia (Veenhoven, 1994). Está basada en criterios
personales que comparan sus circunstancias actuales con las deseadas, valorando
prioridades, gustos, satisfacción laboral, estado de salud, relaciones con los
demás, capacidades, etc. (Diener, Emmons, Larsen y Griffin, 1985; Pavot y
Diener, 1993; García y González, 2000; Laca et al., 2005). Es un juicio consciente, relacionado, entre otros, con la
capacidad de hacer frente a determinadas circunstancias, puntuales o cotidianas
(Moreno, Muñoz, Pérez y Sánchez, 2005). Por otro lado, Nuñez, Martín-Albo y
Domínguez (2010) señalan que son aspectos claves, para elevar dicha percepción,
satisfacer de manera adecuada necesidades psicológicas básicas como la
autonomía personal, la competencia percibida o la percepción de las relaciones
interpersonales.
Diversos estudios han identificado dichas relaciones
positivas entre autoeficacia y satisfacción vital (Klein-Hessling, Lohaus y
Ball, 2005; Khan y Husain, 2010). Las características personales son
fundamentales para predecir el nivel de bienestar subjetivo, y la autoeficacia
es uno de las aspectos que más influye en los pensamientos
y sentimientos de las personas (Bandura, 1992; Van Heck, 1997; DeNeve y Cooper,
1998). Entre otros factores, la manera de afrontar los acontecimientos
estresantes y la sensación de control empleados en cada situación es
fundamental para el correcto funcionamiento psicosocial de los individuos,
tanto en edad adulta como adolescente (Chang, 1998; Grey, Boland,
Sullivan-Bolyai y Tamborlane, 1998; Kohler, Fish y Greene, 2002; Wu, Tang y Kwok,
2004).
Podemos destacar la existencia de múltiples
investigaciones que han indagado en la repercusión de la práctica física en el
bienestar psicológico, actuando sobre un amplio número elementos (Salmon, 2001;
Macone, Baldari, Zelli y Guidetti, 2006; Infante y Zulaica, 2008).
Específicamente, existen estudios que han evidenciado, tanto en edad
adolescente como en otras edades y tipo de población, la incidencia de la
práctica física sobre el nivel de autoeficacia, tanto general como específica
(Holloway, Beuter y Duda, 1988; Kimiecik, Horn y Shurin, 1996; Ortega, 2005;
Olivari y Urra, 2007) y la satisfacción vital (Menec, 2003; McAuley et al., 2006;
Stubbe, Moor, Boomsma y Geus, 2007; Castillo y Molina-García, 2009).
El objetivo de este estudio es determinar los vínculos entre
la práctica física con los constructos autoeficacia general y satisfacción
vital, así como las relaciones entre ambas medidas psicológicas. Las hipótesis
de la investigación son: a) los adolescentes que realizan actividad físico
deportiva tienen mejor percepción de autoeficacia y satisfacción vital, b) el
valor de la percepción de eficacia es diferente en función del contexto social
en el que se realice, y c) la autoeficacia y satisfacción vital están
relacionadas positivamente entre sí.
MATERIAL Y MÉTODO
Muestra
Los participantes de este estudio son 2079 adolescentes
de la ciudad de Málaga (España), siendo el 46.6% chicos (n=969) y el 53.4%
chicas (n=1110). Pertenecen a los niveles educativos 3º y 4º de secundaria y 1º
de bachillerato, con edades entre los 14 y 17 años (M=15.62; DT= .95). La
muestra se ha obtenido del conjunto de adolescentes que estudian esos cursos en
Málaga capital, seleccionados mediante proceso aleatorio por conglomerados,
polietápico estratificado (Ramos, Catena y Trujillo, 2004). Las unidades de
primera etapa son los centros escolares, las de segunda etapa las aulas y las
de tercera los alumnos. El error para el conjunto de la muestra, utilizando la
fórmula de poblaciones finitas y asumiendo la hipótesis de máxima varianza
poblacional (p=q=50) es de 2.14% al nivel de confianza del 95%.
Instrumentos
La toma de datos se ha llevado a cabo mediante varios
cuestionarios gracias a los que se ha obtenido información sobre aspectos
sociodemográficos, de práctica física, contexto social en el que practicaban, nivel
de autoeficacia general y satisfacción vital.
La percepción de eficacia personal se ha medido a través
de la Escala de Autoeficacia General
(EAG) de Schwarzer y Jerusalem (1995), en concreto la versión en castellano
desarrollada por Baessler y Schwarzer (1996). Formada por 10 ítems (e.g., Puedo encontrar la manera de obtener
lo que quiero aunque alguien se me oponga), mide el sentimiento estable de
competencia para manejar situaciones en la vida y ha sido analizada en
población española en diversas ocasiones, siendo sus propiedades psicométricas
adecuadas para su uso (Martín et al., 2002). En el estudio realizado por
Sanjuán et al. (2000) se obtiene una
consistencia interna de .87 (Alfa de Cronbach, 1951) y una correlación entre
dos mitades de .88 (Spearman-Brown). Se responde con una escala de respuesta
tipo Likert con 4 posibilidades, desde muy
en desacuerdo (puntuación= 1) hasta muy
de acuerdo (puntuación= 4).
La satisfacción con la vida se mide con la Escala de Satisfacción con la Vida
(SWLS, Diener et al., 1985), la cual
está constituida por 5 ítems (e.g., Estoy
satisfecho con mi vida). En el estudio original, realizado sobre población
universitaria, alcanzó una buena consistencia interna (α= .87) y un
coeficiente de correlación test-retest alto (r= .82). Los participantes del
estudio han utilizado para responder una escala tipo Likert con 4 posibles
respuestas, desde muy en desacuerdo
(puntuación= 1) hasta muy de acuerdo
(puntuación= 4). Esta escala ha tenido su correspondiente adaptación y
validación al castellano en población adolescente (Atienza, Pons, Balaguer y
García-Merita, 2000). Se han realizado estudios en población española, demostrado
buenas propiedades para medir el constructo (Tarazona, 2005; Martínez, Buelga y
Cava, 2007; Nuñez et al., 2010).
Procedimiento
Este trabajo sigue una metodología no experimental de
tipo transversal y correlacional (Salkind, 1999; Ramos et al., 2004), en la que se usa la encuesta como
herramienta para obtener los datos. Para la recogida de información se ha ido a
los centros escolares, pidiendo permiso previamente. Los cuestionarios son
auto-administrables, aunque se han explicado adecuadamente y se ha estado
presente durante su cumplimentación para resolver posibles dudas. Se han
rellenado en el aula, siendo la duración media de 30 minutos. Los cuestionarios
recogidos han sido 2237, de los cuales se han utilizado finalmente 2079 por
estar rellenados correctamente.
Análisis de los datos
Se han realizado en este trabajo análisis descriptivos e
inferenciales, siendo las técnicas usadas para procesar los datos: t-student,
correlación de Pearson y ANOVA de un factor. Para ello, se ha usado el paquete
estadístico SPSS 15.0.
RESULTADOS
Análisis descriptivo y fiabilidad de
los instrumentos
En la tabla 1 se muestran los estadísticos descriptivos de
los diferentes ítems de las escalas EAG y SWLS, así como para el total de las mismas.
Además, los análisis de fiabilidad
realizados (Alfa de Cronbach) muestran unos niveles de consistencia interna
adecuados para la escala EAG (α= .86) y SWLS (α= .82).
Tabla
1.
Estadísticos descriptivos (EAG y SWLS)
|
M |
SD |
Asimetría |
Curtosis |
EAG 1 |
3.04 |
.73 |
-.53 |
.26 |
EAG 2 |
3.24 |
.66 |
-.63 |
.69 |
EAG 3 |
2.95 |
.75 |
-.35 |
-.17 |
EAG 4 |
2.94 |
.70 |
-.29 |
-.05 |
EAG 5 |
2.95 |
.71 |
-.37 |
.13 |
EAG 6 |
2.70 |
.76 |
-.15 |
-.34 |
EAG 7 |
2.78 |
.71 |
-.21 |
-.10 |
EAG 8 |
3.12 |
.65 |
-.51 |
.75 |
EAG 9 |
2.90 |
.69 |
-.28 |
.03 |
EAG 10 |
2.93 |
.72 |
-.35 |
.00 |
Total |
2.96 |
.47 |
-.06 |
.73 |
|
|
|
|
|
SWLS 1 |
2.88 |
.77 |
-.41 |
-.06 |
SWLS 2 |
2.97 |
.72 |
-.35 |
-.04 |
SWLS 3 |
3.12 |
.75 |
-.63 |
.18 |
SWLS 4 |
2.73 |
.94 |
-.18 |
-.90 |
SWLS 5 |
3.11 |
.72 |
-.63 |
.48 |
Total |
2.96 |
.60 |
-.32 |
.13 |
Análisis de EAG y SWLS en función de
la práctica física
Previamente a la comparación de
medias, se ha efectuado análisis de normalidad (Kolmogorov-Smirnov), para cada escala y grupo. Tras ello, los resultados encontrados indican que los
encuestados activos (n= 1246), aquellos que realizan actividad física
extraescolar, obtienen mejores resultados en la escala de autoeficacia general
que aquellos que no realizan actividad física extraescolar (n= 833), siendo
estas diferencias estadísticamente significativas (t 2077= -8.18,
p< .001). De igual forma, los participantes activos obtienen mejores
resultados que aquellos que no lo son en la escala de satisfacción con la vida,
siendo estadísticamente significativos (t 2077= -5.07, p< .001)
(tabla 2).
Tabla 2. Análisis de EAG y SWLS en función de la práctica
física.
|
|
Z |
M |
DT |
t-student |
|
Practica |
|
|
|
|
EAG |
No |
1.16a |
2.85 |
.47 |
-.8.18*** |
|
Sí |
1.23a |
3.02 |
.46 |
|
|
|
|
|
|
|
SWLS |
No |
.87a |
2.88 |
.60 |
-5.07*** |
|
Sí |
1.04a |
3.02 |
.60 |
|
ap> .05;
***p< .001
Si clasificamos a los
adolescentes activos en función de su frecuencia de práctica semanal, 833
participantes no realizan actividad físico deportiva, 757 de ellos 3 o menos sesiones a la semana [(EAG, M=
2.99; DT= .46) y (SWLS, M= 2.99; DT= .60)] y 489 encuestados 4 o más sesiones a la semana [(EAG; M=
3.08; DT= .60) y (SWLS, M= 2.99; DT= .60)]. Existen diferencias significativas
en el valor de EAG (F[2,2076]=39.41;
p< .001) y SWLS entre los tres grupos (F[2,2076]=14.79; p<
.001). Dada la homogeneidad de varianza entre ellos, tanto en EAG (Levene, F[2,2076]= .49; p> .05) como SWLS
(Levene, F[2,2076]= .14; p> .05), las comparaciones múltiples se
han efectuado mediante HSD de Tukey (tabla 3).
Esta prueba indica, para la
escala EAG, la existencia de diferencias significativas entre
Tabla 3. Comparaciones múltiples. Análisis de EAG y SWLS en
función de la frecuencia de práctica física
(I) FPS |
(J) FPS |
Diferencia medias (I-J) |
|
|
|
EAG |
SWLS |
3 o
menos SPS |
4 o más
SPS |
-.09** |
-.07 |
No |
.13*** |
.11** |
|
4 o SPS |
3 o más
SPS |
.09** |
.07 |
No |
.23*** |
.18*** |
|
No |
3 o
menos SPS |
-.13*** |
-.11** |
4 o más
SPS |
-.23*** |
-.18*** |
**p< .01, ***p< .001
FPS= Frecuencia de práctica semanal; SPS= Sesiones de práctica
semanal
Además, se ha realizado un análisis de las correlaciones
entre EAG y SWLS que indica una correlación significativa entre ambos
constructos, tanto en la muestra general (r 2079= .41; p< .01), como en participantes activos
(r 1246= .37; p< .001) y
no activos (r 833=
.43; p< .001).
Análisis
del contexto social de práctica física y EAG
Dentro de conjunto que aspectos
que caracterizan la práctica física, se ha analizado el contexto social en el
que se desenvuelven los adolescentes cuando realizan estas actividades. No hay
diferencias en el nivel de EAG entre
Tabla 4. Análisis de EAG en función del contexto social en
el que realizan actividad física
Tipo de práctica |
|
M |
DT |
t-student |
Practica
solo |
No |
3.02 |
.46 |
-.45 |
|
Sí |
3.03 |
.47 |
|
|
|
|
|
|
Practica
con amigos |
No |
3.02 |
.50 |
.03 |
|
Sí |
3.02 |
.45 |
|
|
|
|
|
|
Practica
con familia |
No |
3.02 |
.46 |
-.11 |
|
Sí |
3.03 |
.48 |
|
|
|
|
|
|
Practica
en un equipo |
No |
2.98 |
.46 |
-4.05*** |
|
Sí |
3.09 |
.46 |
|
***p< .001
DISCUSIÓN
Y CONCLUSIONES
Los datos encontrados en este trabajo ponen de manifiesto
la relación positiva existente entre la práctica de actividad física y
variables relacionadas con el bienestar subjetivo. De hecho, aquellos
adolescentes que son activos obtienen puntuaciones más elevadas que los no activos,
tanto en el cuestionario de Autoeficacia General como en el de Satisfacción con
la Vida. Estos resultados coinciden con los encontrados en la literatura consultada
que da origen a esta investigación y que asocia de igual manera dichos
fenómenos, tanto en población española como de otros países (Holloway et al., 1988; Kimiecik et al., 1996; Blasco, 1999; Rimal, 2001;
Olaz, 2004; Ortega, 2005; Stubbe et al.,
2007; Castillo y Molina-García, 2009).
Respecto a las expectativas de eficacia general, se
considera que la práctica física continuada genera experiencias de éxito que,
sumado a la adquisición de un mayor repertorio de competencias y destrezas
físicas, repercuten en una mayor confianza personal (León, Medina y Munduate,
2008). En esta línea, aquellos que practican con más frecuencia tienen mayores
niveles de autoeficacia, lo que coincide con lo postulado por Marcus, Eaton,
Rossi y Harlow (1994), quienes informan a través de su trabajo de dicho efecto.
Argumentan la existencia de conexiones entre la realización de una elevada
cantidad de ejercicio físico y un mayor sentimiento de autoeficacia, basados en
el refuerzo que genera sobre las fuentes de información básicas que alimentan
dicho constructo.
En la línea de lo señalado por Balaguer, Escartí y
Villamarín (1995), aunque los cambios en una tarea motora repercuten
inicialmente sobre la autoeficacia física, la mayor seguridad y autoestima que
provoca puede generalizarse a otro tipo de tareas. Más si cabe en estas edades,
dado que las circunstancias físicas invaden notablemente otros aspectos de la
realidad de los adolescentes. Además, las mejores sensaciones físicas llevan a
obtener un estado de ánimo más positivo y a una disminución de los niveles de
ansiedad ante las dificultades que plantea cualquier cuestión (O’Neil, 1989; Biddle,
1995; Ortega, 2005; Macone et al.,
2006). Todo ello contribuye a aumentar la confianza ante un amplio espectro de
tareas y refuerza la posibilidad de utilizar el constructo autoeficacia general
como válida ante este tipo de situaciones.
Por otro lado, a los beneficios psicológicos de la
práctica física se pueden sumar otros, de índole fisiológica, como son los
producidos a nivel cardiorrespiratorio, metabólico o locomotor, entre otros, (Bailey,
1994; Landers y Petruzzello, 1994; Nieman, 1999; Salmon, 2001; Capdevila, 2005).
Además, los adolescentes que se implican en actividades de este tipo suelen
ampliar el número de interrelaciones personales, lo que aumenta su red de apoyo
social, influyendo decisivamente en su bienestar (Ponce de León, 1998; Abril y
Musitu, 2000). Todas estas circunstancias hacen que la práctica física genere
en los individuos sensaciones muy gratificantes, contribuyendo a elevar su
satisfacción con la vida que llevan (Palenzuela, Gutiérrez y Avero, 1998).
Otro de los aspectos estudiados en este trabajo es la
relación positiva entre autoeficacia personal y satisfacción vital, en la línea
de las conclusiones extraídas de otras investigaciones en diversas poblaciones
y edades (Bandura, 1999; Rueda y Pérez-García, 2004; Navarro, Bueno, Buz y
Mayoral, 2006; Avendaño y Barra, 2008; Khan y Husain, 2010). En la adolescencia,
se producen una serie de desajustes emocionales, afectivos y cognitivos, que
pueden ser controlados gracias a una mayor sensación de eficacia personal, lo
que produce una mejor adaptación a las circunstancias que se van viviendo
(Bandura, 1986; Guillén, Castro y Guillén, 1997; Chang, 1998; Grey et al., 1998; Salvador, 2009). Una mejor
percepción de eficacia tiene como resultado una evaluación más positiva en
diferentes ámbitos de pertenencia y funcionamiento, lo que empuja a percibir la
vida de manera más satisfactoria (Sousa y Lyubomirsky, 2001).
Se ha analizado el contexto en el que los adolescentes
realizan actividad física, y se ha comprobado que aquellos que practican en el
seno de un equipo tienen un grado de autoeficacia general mayor. La
autoeficacia tiene relación con la manera de encarar los desafíos y las
dificultades encontradas (Devellis y Devellis, 2000), por lo que aquellos ambientes
más hostiles sólo son asumidos por aquellas personas que se perciben más
eficaces (Stock y Cervone, 1990). Por otro lado, estar inmerso en un ambiente
de este tipo genera continuas interacciones que crean en los adolescentes una
fuente inagotable de información y mejora para sus propias destrezas y
habilidades (Bandura, 1986). Además, cuando se juega en estas circunstancias hay
mayores exigencias, lo que proporciona mayores dosis de trabajo y mejora de la
condición física, pudiendo aumentar los beneficios en la percepción de las
competencias personales.
Este estudio pone de manifiesto la relación existente entre
la práctica física con la percepción de eficacia y la satisfacción vital.
Siendo conscientes de las limitaciones de un estudio transversal, los datos
señalan vínculos entre los estilos de vida activos y el bienestar psicológico.
Además, las características de la práctica física son elementos que determinan
una mayor o menor percepción de eficacia personal, de tal manera que sería
interesante analizar en profundidad dichos matices para conocer mejor el
fenómeno. Por todo esto, vemos necesario concluir que la práctica de actividad
física debe ser un ingrediente esencial para alcanzar mayores índices de
bienestar, coincidiendo con lo postulado por otros autores (Jones et al., 1998;
Crews, Louchbaum y Landers, 2004), haciendo especial énfasis en etapas de la
vida como la adolescencia, que tan crucial es para el desarrollo de las
personas.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 14 - número 55
- ISSN: 1577-0354