Ureña, A.; Morales-Rojas, J.S.; León, J. y
González, M. (2014). El voleibol
español infantil. Estudio del nivel de participación en el juego / Volleyball spanish child. Study level
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Actividad Física y el Deporte vol. 14 (56) pp. 771-786 Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista56/artestudio519.htm
ORIGINAL
EL
VOLEIBOL ESPAÑOL INFANTIL. ESTUDIO DEL NIVEL DE PARTICIPACIÓN EN EL JUEGO
VOLLEYBALL SPANISH CHILD. STUDY LEVEL OF PARTICIPATION IN THE GAME
Ureña, A.1;
Morales-Rojas, J.S.2; León, J.3 y González, M.4
1 Dr. en Educación
Física. Profesor Titular del Departamento de Educación Física y Deportiva de
2
Doctorando. Facultad del Deporte. Universidad
de Granada, España. javitxu81soy@hotmail.com
3 Doctoranda. Facultad
del Deporte. Universidad de Granada, España. juleon@ugr.es
4 Dr. en Educación
Física. Profesor del Departamento de Expresión musical, plástica y corporal de
la Universidad de Granada, España. mgortiz@ugr.es
Código UNESCO / UNESCO code: 5899 Educación
Física y Deporte / Physical Education
and Sport
Clasificación
Consejo Europa / Council of Europe classification: 17 Otras: Análisis del Juego / Other: Game Analysis
Recibido 3 de febrero de 2012 Received February 3,
2012
Aceptado 11 de noviembre de 2012 Accepted November 11, 2012
RESUMEN
El
objetivo del estudio fue determinar qué factores inciden sobre el nivel de
participación de los jugadores de equipos infantiles de voleibol masculino. Se
analizaron número de transiciones hacia el campo contrario, la continuidad,
forma de culminación del punto y resultado de éste.
El
estudió se centró en el Campeonato
de España Escolar masculino del año 2002, en torno a las edades de 12- 14 años, mediante
un diseño de investigación sincrónico simétrico y multidimensional.
El número de
transiciones hacia el campo contrario y la continuidad mostraron relación
directa con el criterio focal del estudio no produciéndose, sin embargo,
significación estadística entre un incremento de la participación con una mayor
probabilidad de culminar los puntos en remate ni con una consecución de mayor
cantidad de puntos.
Podemos
concluir que en esta categoría
predomina un estilo de juego especializado y jerarquizado donde los mejores
jugadores tienen mayor participación en el juego.
PALABRAS CLAVE: “Análisis del
juego”, “iniciación deportiva”, “reglamento”, “táctica”, “voleibol”.
ABSTRACT
The aim of this study was to establish the factors which affect the
level of participation among players of different youth male volleyball teams.
Number of transitions, continuity, point finalization and its result,
were analyzed.
The study was focused on the 2002 Male under 14 Scholar Spanish
Championship, through a synchronic, symmetric and multidimensional
investigation design.
The Number of transitions to the other court and continuity had a
straight relation with the focus of the research; however, there is no
statistical signification between the increased participation with more likely
of completing finish points and achieving a most points.
We concluded that it can be considered that this volleyball category is
characterized by the existence of a specialized and hierarchical game style, in
which the best players show a highest level of involvement during the game.
KEY WORDS: “Analysis of the game”, “sports initiation”,
“regulations”, “tactical”, “volleyball”.
INTRODUCCIÓN
La participación es
considerada como uno de los valores
propios de la cooperación (Vanzan, 2000), ya que cooperar en equipo reclama la
participación de todos los componentes del mismo, cada cual desde sus propias
posibilidades personales y funciones, más o menos específicas, a desarrollar
durante el juego.
Asimismo, podemos señalar que
la participación conlleva, por un lado, un compromiso mental-emocional hacia
las metas, siendo una reflexión personalizada que permite compartir
responsabilidades para el logro de objetivos (Cañizares, 2002), y la evidente contribución al
aumento de motivación de los jugadores (Moreno, 2000; Santos, 1995).
El compromiso deportivo está
determinado por el grado de diversión que obtenga el deportista de la participación
deportiva, las inversiones personales, las oportunidades de implicación, así
como de la influencia de las alternativas de implicación y el apoyo social
(García, Leo, Martín & Sánchez, 2008; Scanlan, Russell, Beals &
Scanlan, 2003).
Por ello, una participación baja podría contribuir al abandono de la práctica deportiva por parte de algunos
jugadores (González,
Tabernero & Márquez, 2000; Salguero, Tuero & Márquez, 2003), mientras
que un mayor nivel de participación es el objetivo fundamental que se busca
dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que el conjunto de experiencias
motrices vividas repercutirá en la mejora individual (Brown, 1986; Cárdenas,
2004; Corbeau 1990; Piñar, Cárdenas, Miranda & Torre, 2008; Tinberg, 1993).
Así, para conseguir
una mayor participación de los jugadores y continuidad en las acciones de
juego, Pérez & Caño (2000) consideran que en la etapa formativa es
importante el uso del saque de abajo. Por otro lado, debe dominarse la
recepción para lograr la construcción con éxito y conseguir un ataque
victorioso (Ureña et al., 2001).
De lo expuesto
anteriormente, se desprende la posibilidad de alterar el reglamento y adaptarlo
a los fines formativos que se plantean para el voleibol en las categorías
infantiles, con la pretensión de una conducción del juego exitosa (Arias, 2008;
Arias, Argudo & Alonso, 2008, 2009;
Boyce, Coker & Bunker, 2006; Dyson, Griffin & Hastie, 2004;
Garoz, 2005; Piñar, 2005; Piñar, et al.
2008). Los objetivos de la adaptación de las condiciones de práctica se resumen
en que los niños puedan: jugar y disfrutar de acuerdo con sus posibilidades;
desarrollar patrones motores técnicamente correctos; aumentar el éxito de las
acciones motrices; y, crear hábitos de práctica deportiva (Arias, Argudo & Alonso,
2011).
De este modo, el
objetivo de este estudio fue determinar la relación entre la participación y el número de transiciones, entendido
este último concepto como la cantidad de intercambios entre un equipo y otro.
Por otro lado, la relación que existe entre participación y continuidad,
entendida, ésta, como el número de contactos que se producen en un equipo a lo
largo de las diversas transiciones de una misma jugada. Asimismo, la relación
entre participación y la forma de culminación del punto, entendida a través de
la forma técnica del remate. Por último, entre participación y el resultado del
punto, es decir, con éxito o sin él.
La muestra estudiada
fue extraída de la competición de voleibol correspondiente al Campeonato de
España Escolar masculino del año 2002, en torno a las edades de 12- 14 años.
Se grabaron para la
observación 13 partidos sobre 24 disputados, lo que supuso un total de 2021
casos (54.26%). Para evitar que las formas y estructura de juego de alguno de
los equipos observados se impusieran con relación al número de eventos
registrados en la observación, se determinó que el número mínimo de partidos
registrados por equipo fuese de dos y el máximo de tres. Se trata, por tanto,
de un muestreo de eventos aleatorio estratificado.
La percepción de los
eventos analizados se controló situando en el lugar de la observación (cancha
de juego) una videocámara, Panasonic PVDV52, colocada en un lugar que
permitiese un registro de los datos claro, nítido y sin interferencias, así
como que captase las acciones globales en su totalidad. Se situó a una altura
de cuatro metros y a una distancia del centro de la línea de fondo de la cancha
de juego de ocho metros.
Las imágenes fueron
registradas en cinta Mini DV sin modificación de imagen mediante gran angular o
zoom. Las imágenes se visualizaron en un Acer Aspire 300, utilizando el
programa Windows Media Player 9.0. Para el análisis estadístico se utilizó el
paquete SPSS 11.5 para Windows, utilizando el sistema operativo Windows XP.
Se realizó un diseño
de investigación sincrónico (nomotético y puntual) simétrico y
multidimensional. Las unidades de observación fueron eventos, complejos y de
naturaleza categórica, con un alto nivel de molecularidad.
El propio proceso de
definición y redefinición de las categorías de observación, unido a las
condiciones de exhaustividad y mutua exclusividad que cumplió el sistema de observación
elaborado, determinó que todas las manifestaciones de la conducta objeto de
estudio se encuentran representadas. A continuación se detallan los distintos
criterios y respectivos niveles de respuesta codificados que las componen:
1. Participación de los jugadores:
Nula (ningún jugador del equipo contacta el balón en el transcurso del punto), Muy
Baja (solo un jugador), Baja (dos jugadores), Media (tres), Media-Alta
(cuatro), Alta (cinco), Muy Alta (los seis jugadores intervienen).
2. Número de transiciones del balón
hacia el campo contrario (Ninguna, Una
transición, Más de una transición).
3. Continuidad en las acciones de juego:
3.1. Nula
3.2. Baja; el equipo observado realiza entre uno y tres
contactos con el balón pero no logra la transición del mismo hacia el campo
contrario en el transcurso del punto analizado.
3.3. Media; pueden darse varias posibilidades del equipo
observado:
- Está en Complejo 2 (K2: defensa, colocación y ataque) y solo logra una
transición del balón el saque hacia el campo contrario, pero no logra construir
el contraataque.
- Está en K2 y logra la transición del balón con el
saque hacia el campo contrario y construye un solo contraataque con uno o dos
contactos al balón.
- Está en Complejo 1 (K1: recepción, colocación y
ataque) y logra construir el ataque con dos o tres contactos, pero no logra
construir el contraataque en el transcurso del punto analizado.
- Está en K1 y logra construir el ataque con un solo
contacto y un contraataque con un solo contacto en el transcurso del punto
analizado.
- Está en K1 y logra la construcción del ataque con uno
o dos contactos y la de uno o más contraataques con uno o dos contactos
3.4. Alta; pueden darse dos posibilidades:
- Está en situación inicial de K1 y logra construir
el ataque y más de un contraataque utilizando cuatro o más contactos con el
balón.
- Está en situación de K2 y logra la transición del
saque del balón hacia el campo contrario y más de un contraataque con cuatro o
más contactos con el balón.
4. ¿Culmina en remate? (Sí, No)
5. Resultado del punto (Positivo, Negativo)
La reactividad se
descartó al realizarse la observación en contexto natural y no informando a los
jugadores de que los partidos de la competición iban a ser grabados o
evaluados, más allá de los hábitos de sus equipos.
El sesgo por
interpretación se evitó dotando de buena contextualización a los datos,
realizando asimismo una fragmentación del flujo de conducta que ha huido de la
radicalización, en base a una adecuada molecularización en unidades de la
misma.
El conocimiento previo
y la expectancia se controlaron mediante la no participación de los autores de
la investigación en la observación, así como con el entrenamiento de los
observadores. Este entrenamiento, basado en el modelo formulado por Medina
& Delgado (1999), dotaba a los observadores de toda la información sobre la
metodología del estudio, pero no sobre su objeto. Además, se rediseñó la
herramienta de observación, por lo que cualquier sesgo por influencia de los
investigadores fue neutralizado.
Al final de la fase
de entrenamiento se realizó el estudio de concordancia interobservadores e
intraobservador. Para el cálculo se aplicó la fórmula: (número menor/número
mayor) x 100 que recomienda Anguera (1986). Los resultados de la concordancia
interobservadores demostraron que ninguno bajó del índice 0.80 en cada código
registrado, considerado como el grado mínimo de confiabilidad necesario que
debe alcanzar un observador antes de participar en una investigación (Medina
& Delgado, 1999), estando siempre por encima del 0.85. Igualmente, los
niveles intra-observador demostraron estar muy por encima del coeficiente del
0.80.
Se emplearon tablas
de contingencia para el análisis Chi-Cuadrado, tanto en la obtención de la
significación unilateral como bilateral que se produce en el cruce de
variables. La existencia de significación se consideró a partir de p<0.05.
La condición de
validez para poder aplicar el Test de Chi-Cuadrado fue que no existiera ninguna
frecuencia esperada menor que uno, y que no hubiese más del 20% de las casillas
de la tabla con frecuencias esperadas menores de cinco.
Para el análisis de
los residuos corregidos se tomó como criterio un valor >2 para establecer
relación excitatoria y <-2 para establecer relación inhibitoria.
RESULTADOS
A
continuación, se presentan los resultados que se obtuvieron de la asociación de
la participación en el juego con los distintos criterios objeto de estudio,
como fueron el número de transiciones hacia el campo contrario, el índice de
continuidad, la forma de culminación del punto y el resultado de éste.
·
Número de transiciones del balón hacia el campo contrario por equipo
El Test de Chi-Cuadrado de Pearson
indicó significación estadística de p<0.001, entre la participación de los
jugadores en cada punto de juego y el número de transiciones del balón hacia el
campo contrario logradas por equipo (tabla 1).
Tabla 1. Relación
entre la participación de los jugadores sobre el número de transiciones del balón
hacia el campo contrario logradas por equipo
0
casillas (0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia
mínima esperada es 12.68.
El análisis
de los residuos corregidos mostró una asociación excitatoria entre las jugadas
con más de una transición y las que tuvieron una participación media-alta o
superior. Cuando se produjo una sola transición la asociación fue inhibitoria
para una participación media-alta o superior.
·
Continuidad en las
acciones de juego
El porcentaje mayor
se correspondió con aquellos puntos resueltos por los equipos con continuidad
media, seguidos en porcentaje decreciente por los resueltos con continuidad
alta, baja y nula (tabla 2).
En la Tabla 2 se presentan los residuos corregidos de las asociaciones
entre los criterios participación de los jugadores en cada punto de juego y
continuidad en las acciones de juego, los cuales obtuvieron una significación
de p<0.001 en el Test de Chi-Cuadrado
de Pearson.
Tabla 2. Relación
entre participación de los jugadores y continuidad en las acciones de juego
1 casillas (3.6%) tienen
una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es
3.84.
Atendiendo al
análisis de residuos corregidos, se produjo una asociación excitatoria entre
continuidad nula y una participación nula, también entre continuidad alta y
participación media-alta. La asociación inhibitoria se produjo entre
continuidad media y participación nula, también entre continuidad alta con
participación muy baja.
·
Culminación en remate
El Test de Chi-Cuadrado de Pearson
indicó una significación estadística de p<0.001, lo que supone que hubo una
relación de dependencia significativa entre los dos criterios (tabla 3).
Tabla 3. Relación entre participación de los jugadores
y culminación en remate
0 casillas (0%) tienen
una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es
21.36.
Atendiendo al
análisis de residuos corregidos, se produjo una asociación excitatoria entre la
culminación del punto en remate y una participación media y superior. Asimismo,
se produjo una asociación excitatoria entre la culminación de la jugada sin
remate y una participación muy baja y nula.
·
Resultado del punto
El Test de Chi-Cuadrado de Pearson indicó una
significación estadística de p<0.001
entre participación de los jugadores en cada punto de juego y el resultado del mismo (tabla 4).
Tabla 4.
Relación entre la participación de los
jugadores y el resultado del punto
0 casillas (0%) tienen
una frecuencia mínima esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada
es 22.97.
En este caso es
importante reseñar que una participación nula se asoció positivamente con un
resultado positivo, debido a los puntos ganados por error de saque del
oponente. Si nos centramos en el nivel de participación baja, encontramos
asociación excitatoria con un resultado negativo e inhibitoria
con un resultado positivo.
DISCUSIÓN
Conocer cuántos contactos ha realizado con el balón
cada equipo no es un dato suficiente si nos situamos en el ámbito de la
iniciación deportiva y de la formación de las categorías inferiores, pues, tan importante
o más que saber el número de contactos, es averiguar de qué forma se
distribuyen dichos contactos en el proceso competitivo. Los resultados
obtenidos indicaron que los porcentajes mayores se corresponden con puntos que
fueron resueltos contactando con el balón tan sólo un jugador, lo que hace
referencia al saque que consigue el punto directo para el equipo propio o punto
para el adversario por error.
Sánchez
(2001) manifiesta que todos los jugadores son importantes dentro del grupo, sin
diferenciar entre titulares o suplentes. Por ello, un déficit en el grado de
participación de los jugadores, bien sea, por inhibición, o bien, por un protagonismo excesivo de alguno
o algunos, supondría un problema. En este último caso, es un hecho observado,
aunque no registrado, que la mayoría de los equipos cuentan con algún
jugador que, bien por sus características antropométricas (estatura sobre
todo), técnico-tácticas, por llevar más tiempo jugando y, por tanto, disponer
de mayor nivel de experiencia, o por sus características psicológicas y
sociológicas, sobresale sobre los demás, concentrando los equipos sobre ellos
el mayor número de contactos con el balón. Hecho éste que Ortega, Cárdenas & Velasco (1999) destacan
como poco adecuado en periodo de formación.
Por
tanto, dicho problema influiría, no ya tanto en el resultado final de la
competición sino, sobre todo, en el caso de los jugadores de categorías
inferiores, en un déficit de cara a su formación deportiva futura y un elemento
de pérdida de motivación y de satisfacción personal en el juego (Cañizares,
2002; González, 2001; González et al., 2000).
En cuanto a la
transición del balón desde la fase de defensa a la de ataque, éste es un
concepto clave para lograr un alto nivel de continuidad en las acciones de
juego (Díaz, 2000). En este sentido, se puede considerar al saque como una
acción fundamental que facilita o dificulta las posibilidades de transición del
balón al equipo que debe recibirlo (Quiroga et al., 2010).
Analizando los
resultados obtenidos, llegamos a la conclusión de que casi tres cuartas partes
de los puntos se resolvieron con menos de dos transiciones, lo cual es
indicativo de un juego con interrupciones constantes y con pocas alternativas
en el mismo entre las acciones de un equipo y otro, disminuyendo el índice de
participación.
Si tenemos en cuenta
el criterio de Banachowski (1992) y de Ejem (1995), la falta de transición del
balón de un campo a otro durante el
juego es un dato demostrativo de falta de control del balón y, por tanto, de
carencia de calidad y de madurez en el dominio de los gestos técnico-tácticos a
escala general, por parte de los jugadores de los equipos observados. No parece
existir coincidencia, en función de los datos disponibles, entre el proceso
formativo llevado a cabo por los jugadores de los equipos observados y las
directrices existentes en la literatura sobre el tema que abogan en el proceso
de iniciación por que se mantenga a toda costa el balón en juego (Díaz, 2000).
En relación a la continuidad, los datos que nos
proporcionaron tanto su análisis como el de participación, corroboran la
afirmación de Baacke
(1993), según la cual un número alto de contactos con el balón indica una gran
participación, la cual está directamente relacionada con la continuidad. Sin
embargo, un incremento de los mismos no se relaciona necesariamente con mayores
posibilidades de lograr un resultado positivo en el punto.
Callejón y Hernández
(2009) afirmaron que las modificaciones realizadas en los últimos años por la
Federación Internacional centraban su atención en encontrar un equilibrio entre
la supremacía de las acciones de ataque frente a las defensivas. La finalidad
de dichos cambios era conseguir una mayor continuidad en el juego, obteniendo
de este modo una mayor espectacularidad al incrementarse la duración de las
jugadas y, por ende, la participación, por la relación directamente
proporcional que, como hemos observado en los resultados, existe entre
continuidad y participación. Sin embargo, en un estudio anterior, Ureña,
Gallardo, Delgado, Hernández & Calvo (2000), sobre la evolución de las
reglas de juego desde
Atendiendo a la
relación entre participación y si culmina en remate o no, como hemos podido
comprobar con los resultados obtenidos, no necesariamente una mayor
participación de los jugadores puede inducir una mayor probabilidad de culminar
los puntos en remate. Fueron los niveles de participación más propicios para
que los puntos culminen de esta forma técnico-táctica el de tres y cuatro jugadores. Aunque, los estudios analizados ratifican la
lógica que sitúa al remate como la forma más frecuente de culminar la jugada
(Bellendier, 2002; Fröhner & Zimmermann, 1996; Marcelino, Mesquita &
Afonso, 2008; Marelic, Resetar & Jankovic, 2004; Monteiro, Mesquita &
Marcelino, 2009) debemos destacar que son referidos al alto nivel.
Los resultados negativos que mostraron la
asociación entre participación y éxito se deben especialmente al saque.
Callejón (2006) observó que, en categorías superiores masculinas de alto nivel,
un 25.2% de las jugadas finalizan con el mismo saque, ya sea por error o por la
consecución de un punto directo, lo que, claramente, va en perjuicio de una
alta participación en el juego. En la misma línea, según podemos observar en
los resultados obtenidos en el estudio de Ureña, Vavassori,
León y González (2011), en las jugadas en las que se inició el punto con saque
en suspensión, disminuyeron las opciones de completar el juego de ataque y de
culminar la acción con un remate por parte del equipo que recibió. Un
importante factor de calidad en el juego, según Ejem (1995), aún en el caso de
que el número de contactos por equipo fuese alto.
Un estilo de juego bastante especializado y
jerarquizado, como se desprende de los resultados, si bien genera un conflicto
con los preceptos de la iniciación deportiva, no resulta extraño para los
conocedores del voleibol español en estas categorías.
Sin embargo, nos parece revelador, la asociación que
se produce entre las jugadas culminadas con remate, las cuales requieren de una
mayor capacidad y pericia técnica con una participación de tres o cuatro
jugadores. Esta puede ser una asociación clave para promover propuestas que
mejoren el potencial formativo del voleibol en estas categorías.
Como
limitación del estudio podemos encontrar que los datos, tomados en el año 2002,
son poco actuales. Sin embargo, se tomaron en el Campeonato que fue,
excepcionalmente, el primer año donde se incluía la figura del líbero en el voleibol
infantil. Por tanto, la finalidad del estudio no era reflejar la actualidad del
voleibol en esta categoría, sino completar un hueco histórico para el continuum
de una línea de investigación cuyo interés se ha visto aumentado en estos
últimos años.
CONCLUSIONES
1)
La
participación de los jugadores ha sido
baja o muy baja, resolviéndose casi la tercera parte de los puntos con la
intervención de un solo jugador y no lográndose en más de la mitad de los
mismos la intervención de tres jugadores
distintos en el desarrollo de la jugada.
2) El número de transiciones hacia el
campo contrario, así como la continuidad contribuyen a una mayor participación
de los jugadores. Consideramos que estos elementos se relacionan con el control
del balón por parte de los jugadores, de lo que se infiere la importancia del
desarrollo técnico de los mismos.
3)
Una mayor participación de los
jugadores no conlleva necesariamente una
mayor probabilidad de la consecución de jugadas ganadas. Por ello, resultará
más difícil inculcar a los equipos la promoción de un juego más participativo,
ya que no se relaciona este concepto con el resultado exitoso del mismo.
Incluir adaptaciones reglamentarias en estas edades, podría ser una opción
compensatoria.
4)
Culminar la jugada en remate
es una aspiración desde el punto de vista del desarrollo técnico de los
jugadores y, comprobamos que la participación de tres o cuatro jugadores es la
que se asocia positivamente con esta situación. Por tanto, si el reglamento
primase o ponderase las acciones culminadas en remate, de forma indirecta, se
estaría fomentando un nivel de participación deseable.
5)
El estudio sobre el análisis
de la participación nos hace concluir que en esta categoría predomina un estilo
de juego especializado y jerarquizado donde los mejores jugadores tienen una
mayor participación en el juego. Dicha conclusión se baraja de los bajos
resultados obtenidos a pesar de las recomendaciones de los expertos en
iniciación.
APLICACIONES
a)
De
forma general, desde la perspectiva formativa nos parece relevante que se
promulgue una revisión reglamentaria en estas categorías y se busque una
adaptación que fomente sus necesidades considerando la participación un
objetivo formativo, se podrían implementar reglas que limitasen el número de intervenciones
de un mismo jugador por transición o por jugada.
b)
En
esta la misma dirección de una revisión reglamentaria y como fue,
anteriormente, explicitado en las conclusiones, se propone la ponderación de aquellos
puntos que son obtenidos cuando la jugada finaliza en remate, lo que significa
directamente enriquecer la lógica interna del juego y el desarrollo técnico de
los jugadores, así como de forma indirecta, tales como los resultados, en este
estudio, obtenidos, un grado de participación positivo.
c)
Asimismo,
resultaría interesante realizar un estudio de caso de diseño cuasi-experimental
evaluando si existe mayor fluctuación del rendimiento en un mismo equipo con
una estrategia de juego más participativa.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 14
- número 56 - ISSN: 1577-0354