Ramírez, G.;
Piedra, J.; Ries, F. y Rodríguez, A.R. (2014). La mujer y el deporte en el cine
del siglo XXI (2000-2009) / Women and sport in films
in twenty-first century
(2000-2009). Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física
y el Deporte vol. 14 (56) pp. 719-734 Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista56/artABFR506.htm
ORIGINAL
LA MUJER Y EL DEPORTE EN EL CINE DEL SIGLO XXI (2000-2009)
WOMEN AND SPORT IN FILMS IN
TWENTY-FIRST CENTURY (2000-2009)
Ramírez, G.1; Piedra, J.2; Ries, F.3 y
Rodríguez, A.R.4
1 Profesor
Ayudante Doctor. Universidad de Sevilla (España) grm@us.es
2 Profesor
Ayudante Doctor. Universidad de Sevilla (España) jpiedra@us.es
3 Profesor
Ayudante Doctor. Universidad de Sevilla (España) fries@us.es
4 Doctorando en Educación Física y Deporte. Universidad de Sevilla
(España) rembrandt@us.es
Código UNESCO / UNESCO
Code: 5899
Otras especialidades pedagógicas (Educación Física y Deporte) / Other educational specialties (Physical Education and Sport)
Clasificación del Consejo de Europa /
Council of Europe classification: 16. Sociología
del Deporte / Sport Sociology
Recibido 4 de
febrero de 2012 Received February 4, 2012
Aceptado 23 de
mayo de 2012 Accepted May 23, 2012
RESUMEN
Este documento profundiza
en el rol y cualidades asociadas a la mujer en el cine deportivo de la primera
década del siglo XXI, objeto de estudio poco habitual en el campo de la
investigación cinematográfica. Para ello, se determinó una muestra compuesta
por 74 películas, seleccionadas a través de un muestreo
no probabilístico por cuotas y mediante un diseño de investigación de tipo
descriptivo, siendo el análisis de contenido el instrumento elegido para
llevarlo a cabo. Los resultados mostraron que se reflejaba con fidelidad el modelo
deportivo imperante en la actualidad, así como el canon moderno que se atribuye
al sexo femenino, lo cual debería cuestionar el modelo que se muestra y
perpetúa en este tipo de producciones.
PALABRAS CLAVE: deporte, cine, mujer,
roles de género
ABSTRACT
This paper explores the
roles and qualities of women in sport films from the first decade of the
twenty-first century, which is an unusual subject of study in the field of film
research. For this purpose we analysed a sample of 74
films that were selected through a non-probability quota sampling and using a
descriptive investigation model. The sample was determined by way of content
analysis. The results showed that the films reflected the current sports model,
as well as the modern female stereotypes. This should help to question the
current model shown in these types of films.
KEY
WORDS: sport, cinema, women,
sex roles
INTRODUCCIÓN
Con el
gran desarrollo de los medios de comunicación del siglo anterior, éstos han ido
cobrando gran importancia en la socialización de las personas dentro de nuestra
cultura global (Bandura, 1986). Los estereotipos de la imagen femenina en los
medios ha sido una de las áreas más estudiadas, demostrándose en muchos de
ellos, que la mujer continua siendo vista en la sociedad occidental en modo
estereotipadamente negativo, retratando una imagen irreal de la mujer (Bishop, 2003; King, 2007; Rowe,
2004). La belleza femenina perpetuada por los medios de comunicación como un
individuo escultural, muy delgado, con pocas caderas y extremadamente
atractivo, solo se corresponde con el 5% de la población total de mujeres
adultas (Neuendorf, Gore, Dalessandro,
Janstova y Snyder-Suhy,
2010).
En la
cultura global en la que vivimos, todo aquello que se produce en el cine
occidental se exporta al resto del mundo; por ello, las grandes productoras
cinematográficas tienen un papel importante en la construcción de la sociedad.
Los roles que hombres y mujeres desempeñan en sus historias son observados y en
muchos casos asumidos como normales por los espectadores. Las prácticas
deportivas de las mujeres en las pantallas de los cines son, por lo tanto,
modelos a seguir por las chicas, repercutiendo en la cantidad y tipos de
actividades deportivas.
Las
películas de género deportivo, cuya condición es que su argumento gire en torno
a una o varias actividades deportivas, constituyen dentro de la sociedad
occidental, una fuente más de transmisión de los cánones corporales y de los
estereotipos existentes respecto al género femenino (Pearson, Curtis, Haney y Zhang, 2003). Por estereotipo de género se entiende
el sistema de creencias acerca de los grupos de hombres y mujeres en general o
sobre las características de masculinidad y feminidad por ellos desarrolladas.
Dichas creencias están fuertemente arraigadas en la conciencia y escapan al
control de la razón (Martín Casares, 2006).
Aun
existiendo investigaciones sobre el papel de un personaje femenino en una
película concreta de género deportivo (Caudwell,
2008), escasean los trabajos que, dentro del cine más comercial y de mayor
difusión en las salas occidentales, estudien de manera general la imagen
corporal y los roles sociales de la mujer en las películas de género deportivo
de las últimas décadas. Pearson (2001) analiza las diferencias y similitudes
entre las representaciones de las mujeres en las películas deportivas en el
cine americano entre 1930 y 1999. Pero es durante la última década, cuando
mayores cambios a nivel social se han producido en la cultura occidental. Ante
esta situación, el objetivo de este trabajo es describir los personajes
femeninos de las películas de género deportivo de la primera década del siglo
XXI, valorando si reproducen los cánones corporales y estereotipos sociales que
se imponen en la sociedad occidental con respecto al género femenino.
REVISIÓN DE LA LITERATURA
La
introducción de la mujer y otras minorías en el cine moderno del pasado siglo
es un indicativo del impacto tanto de los derechos civiles como de los
movimientos feministas. Según Pearson et al. (2003), en el ámbito
norteamericano, la ley Título IX de prohibición de discriminaciones en función
del sexo en instituciones que perciban ayuda estatal, ha conducido a un
incremento en las películas deportivas con protagonistas femeninos. Sin
embargo, las películas de Hollywood sobre deporte generalmente se centran en el
cuerpo masculino (Cook, 1982 citado por Guttman,
1996).
Como
afirma Kuhn (1982, citado por Duncan y Hasbrook, 2002),
las películas tienen con frecuencia una función de represión de la feminidad en
las sociedades patriarcales. Según Neuendorf et al.
(2010) y Huggins (2007), se pueden clasificar en tres
los principales roles desempeñados por las mujeres en las tramas cinéfilas. Por
un lado, el de “heroína
subversiva”, entendiéndose por aquella mujer fuerte y valiente
que transgrede los cánones femeninos y de la sociedad y que suele ser
sexualmente activa. Por otro lado, la mujer “villana o femme fatal”, sería aquella mujer fuerte, en
ocasiones manipuladora y corruptora, que puede tener a su mando a un hombre y
que es activa sexualmente. El tercer tipo es denominada por Clemente (2007)
como “Cenicienta”,
que sería la mujer bondadosa y tierna, que cuida de los demás y que normalmente
necesita la ayuda de su amado, suele ser pasiva y “pura” sexualmente. Azzarito (2010) llama a este tipo de mujeres como “Chicas Normales”.
Siguiendo
los estudios de Gilpatric (2010) y Guttman (1996), los estereotipos asignados a hombres y mujeres
en el cine son, para los primeros: dominantes, agresivos, competitivos, hipermusculados, independientes, ambiciosos, decididos y
aventurados; para las segundas: afectivas, sumisas, emocionales, simpáticas,
gentiles y comunicativas.
También la
imagen corporal juega un papel importante en la construcción del yo de las
personas (Garrett, 2004), sobre todo en el caso de las mujeres. Por ello, la
imagen no realista del cuerpo femenino que se ofrece en las películas puede
llevar a algunas mujeres a desviaciones en su identidad e incluso a
enfermedades como la anorexia o la bulimia.
En su
análisis de género dentro de las películas deportivas del cine americano, Baker
(2006) afirma que las mujeres, salvo en contadas ocasiones, son representadas
con papeles de débiles animadoras y jugadoras de deportes de equipo. En la
mayoría de las películas en las que la mujer practica un deporte trasgrediendo
los cánones heteronormativos de la sociedad patriarcal, el final de la historia
se presenta cuando ésta abandona la carrera deportiva y se casa con el amado,
volviendo así, al lógico equilibrio patriarcal de la sociedad americana. En
muchas de estas películas se muestra el miedo de las mujeres deportistas de ser
vistas como mujeres masculinizadas, miedo que se produce por la no aceptación
en la cultura occidental de diferentes rasgos que se aparten del binomio
clásico masculino-femenino.
En los
últimos años han sido rodadas diversas películas deportivas cuya trama central
la desarrolla un personaje femenino (Boyle, Millington y Vertinsky, 2006; Caudwell, 2008). Sobre una de ellas (Girlfight,
2000), la investigadora británica Caudwell (2008)
afirma que la actividad y el cuerpo físico de la protagonista pueden ser leídos
como transgresivos. Como afirman Pearson et al. (2003), las condiciones
sociales existentes a finales del siglo XX y principios del siglo XXI tienen su
impacto sobre la sociedad occidental y en su representación en el cine,
especialmente en el cine deportivo. Dichas películas producen un cierto tipo de
imágenes e historias de las mujeres. Esta representación define pocas
posibilidades de feminidad de la mujer e incluye una versión particular de la
sexualidad femenina (Caudwell, 2008). Las chicas
adolescentes están influidas por una cultura social de la feminidad (Hendley y Bielby, 2011), que a su
vez está fuertemente influida por la comercialización del cuerpo femenino (Hargreaves, 1994).
Históricamente,
el deporte ha sido origen de estereotipos sexistas hacia las mujeres (Pfister, 2010). En la actualidad se ha logrado que las
mujeres tomen parte, sin ser consideradas varoniles, en los deportes
típicamente masculinos tales como el boxeo, la lucha, el fútbol, el triatlón…
Las cotas de práctica deportiva femenina han subido en gran medida en las
últimas décadas, llegando a niveles casi parejos al de los hombres, e incluso
superándolos en algunos casos. Sin embargo, en el deporte de ocio, los
intereses de mujeres y hombres se mueven en direcciones diferentes. Las mujeres
tienen motivos más relacionados con la salud y la estética (Garret,
2004), mientras que los hombres lo hacen más por diversión y competitividad (Pfister, 2010). Además, también es de resaltar que mientras
que las mujeres toman parte en deportes masculinos, no sucede lo mismo con la
participación de los hombres en los deportes más femeninos.
De igual
modo, también se ha producido un aumento general en el número de programas,
películas y retrasmisiones que contienen imágenes estéticamente agradables
dirigidas a un público femenino. Tanto para los medios de comunicación como
para los consumidores masculinos del deporte, las atletas femeninas que
irradian un aura de erotismo en los deportes masculinos parecen tener una
atracción especial. Por ello, hoy se considera a las mujeres futbolistas
particularmente atractivas e incluso sexys (Pfister,
2010). La objetivización y erotización del cuerpo femenino con finalidades
comerciales es muy claro en el deporte (Messner,
2002). Muchas atletas transforman sus indumentarias convirtiéndolas en puros
objetos del deseo y mostrando así un mensaje ambiguo, las deportistas son
mujeres sensuales (Hargreaves, 1994).
Siguiendo
a Messner (2002), las mujeres deportistas sufren
cuatro formas de discriminación por los medios de comunicación y que pueden ser
aplicadas al cine de género deportivo: “Silencio”
(no existe presencia, o muy poca, de mujeres en este tipo de películas), “Sexualización cómica” (se muestran
prácticas y actividades no serias del deporte femenino para darle un cariz no
serio y una sexualización del cuerpo femenino), “Réplicas al deporte femenino”
(resaltando con posturas misóginas y homofóbicas aspectos o actuaciones de la
mujer de manera negativa) e “Incorporación
selectiva de las deportistas” (utilizando los personajes
femeninos para intereses políticos o sociales).
Las
mujeres, dentro del deporte, tienen que equilibrar sus habilidades deportivas
con feminidad para poder ser aceptadas (Huggins,
2007) y ser felices (Wright, 2004). Si no, rápidamente son calificadas como
poco femeninas, ya que se alejan de su estereotipo y se acercan a los
masculinos. El legado histórico junto con las férreas asunciones actuales de
sentido común se traducen en la institucionalización de normas, prioridades y
prácticas específicas para cada género (Scraton,
1992). Dichas prácticas y normas de género en el deporte, siguiendo a Schneider
(2000), Blández, Fernández y Sierra (2007) y Crawford
y Unger (2004), son para la mujer: ritmo, expresión,
elasticidad, flexibilidad, belleza; por otro lado, los estereotipos deportivos
para el hombre son: fuerza, resistencia, activo, agresivo y arriesgado.
MUESTRA
El
universo de los datos queda conformado por películas de temática deportiva
estrenadas entre los años 2000 y 2009. Debido a la gran cantidad de películas
que cumplían estos criterios fue necesaria la selección de una muestra, que
quedó conformada por 74 películas, las cuales fueron seleccionadas por el
método de muestreo no probabilístico por cuotas (Bogan, 2007).
Se tomó
como referencia para la selección de la muestra los rankings de los siguientes
portales de internet, los cuales son referencia a nivel mundial en el ámbito
cinematográfico: Box Office Mojo, de FilmAffinity
y de IMDb (Internet Movie
Database).
La
argumentación por la que se han utilizado como referencia los rankings de estos
sitios web para determinar la muestra definitiva, era elegir películas con una
mayor distribución comercial en la sociedad occidental, descartándose aquellas
con escasa difusión. Este criterio se estableció no sólo con la finalidad de
elegir películas que hubieran sido vistas por un gran número de personas sino
porque, como afirma Guarinos (2007), el cine es el
medio de comunicación pionero en la absorción y proyección de elementos para la
realimentación de la sociedad de la que procede y a la que sirve, hecho
especialmente patente en las películas comerciales, es decir, en aquellas que
tienen una mayor difusión entre el público. Es por esto que eran películas
especialmente relevantes para este estudio aquellas con una mayor difusión
comercial.
MÉTODO DE INVESTIGACIÓN
El diseño
de esta investigación de corte descriptivo, queda definido por tres fases:
1. Preanálisis: A partir de una revisión bibliográfica sobre estudios
precedentes se determinó que la técnica de investigación que mejor se adaptaba
a esta investigación era el Análisis de Contenido. Como afirma Neuendorf (2002), el Análisis de Contenido se utiliza para
descodificar mensajes manifiestos y ocultos plasmados en diferentes tipos de
medios: prensa, documentos personales, radio, televisión, películas…, pudiendo
analizar diferentes tipos de signos: verbales y no verbales, icónicos-sonoros e
icónicos-visuales.
Además, se procedió a definir las categorías descriptoras del
objeto de investigación, a partir de dicho objeto y de las propuestas
realizadas en estudios precedentes por Huggins
(2007), Gilpatric (2010), Baker (2006), Pearson et
al. (2003), Caudwell (2008) y Ramírez (2011). La
formación del sistema categorial es la fase más significativa del Análisis de
Contenido, ya que refleja directamente el propósito del investigador y la
teoría subyacente que organiza el estudio.
Con objeto
de corregir y mejorar la propuesta metodológica, se consultó a tres expertos, entendiendo como tales a
investigadores de reconocido prestigio (seleccionados tanto por su
especialización en esta técnica de investigación, como por la afinidad de sus
líneas de investigación con el objeto de estudio de este artículo). A partir de las aportaciones de dichos expertos, el sistema
de categorías descriptoras fue redefinido con mayor precisión. De esta forma,
el instrumento de registro abarca datos como la nacionalidad, año, género y
premios de cada película, así como un análisis de todos los personajes, tanto
primarios como secundarios, en relación al género, etnia, edad, estructura
corporal y orientación sexual. Específicamente en relación a los personajes
femeninos se valoró también la indumentaria, las cualidades comportamentales y
el tipo de actividad física que practicaban en la película. Adicionalmente, se
incluyó un registro anecdótico para las cuestiones que pudiesen aportar
información adicional a la ya recogida en las categorías.
Posteriormente,
los investigadores se sometieron a un proceso de preparación como
codificadores, conformado por dos fases: En primer lugar la exposición de la
técnica de investigación y de las categorías descriptoras. En segundo lugar,
una fase de entrenamiento a partir de la presentación y codificación individual
de películas de género deportivo, con la posterior puesta en común de los
resultados. Este periodo de entrenamiento tenía como principal objetivo
alcanzar la fiabilidad necesaria y se mantuvo hasta lograr de forma estable un
índice de correlación de 0,8 o superior.
Una vez
definida la técnica de investigación y estando preparados los codificadores, se
realizó una prueba piloto a una muestra de 10 películas de temática deportiva.
A partir de esta prueba las categorías descriptoras fueron redefinidas por
segunda vez, clarificándose y puntualizándose ítems que en la práctica eran
confusos. Finalmente, se realizó una nueva consulta a otros tres expertos en
relación a la validez de la metodología propuesta, especialmente en relación al
sistema de categorías descriptoras.
2. Codificación: A la muestra seleccionada se le aplicó la metodología de
investigación determinada en la fase previa, de forma que cada uno de los
investigadores codificó individualmente las películas de la muestra.
Posteriormente, y al igual que sucedió en la fase de preanálisis,
los resultados de cada investigador fueron comparados con el resto; de esta
forma se comprobó que existía un índice de correlación medio entre
codificadores de 0,83.
3. Análisis de los datos: Una vez obtenidos los datos, con objeto de profundizar en
el significado de los mismos, se realizó un análisis descriptivo de
frecuencias.
RESULTADOS
El
análisis descriptivo de frecuencias muestra los siguientes resultados. En primer
lugar se destaca el gran predominio de las producciones estadounidenses
(59,46%), las cuales sobresalen en relación a las europeas (17,57%) y las
asiáticas (9,46%). Al respecto es preciso subrayar el número de producciones
mixtas, que representan
el 12,16% (la mayoría de estas producciones tienen colaboración
estadounidense).
En este
tipo de películas se constata el alto número de premios cinematográficos que
suelen recibir, con un total en la muestra de 311 premios de los cuales 112 (36,01%)
corresponden a festivales internacionales.
El género
de estos largometrajes gira en torno al drama (55,41%), la acción (18,92%) y la
comedia (17,57%). De esta categoría, se concluye que la mayoría de estas
películas recurren al ámbito dramático del deporte. Por ejemplo, son frecuentes
las historias de equipos con grandes dificultades que acaban saliendo
victoriosos gracias al trabajo y al esfuerzo colectivo.
Ya ha sido
comentado que la muestra seleccionada es de películas de temática deportiva pero,
¿sobre qué deporte o deportes giraba el argumento de cada una de ellas? En
primer lugar deportes de equipo (42,67%), destacando el fútbol con un 16% y el
fútbol americano con un 13,33%. En segundo lugar los deportes de combate
(21,33%), con el boxeo (14,67%) como claro exponente. En tercer lugar se
encuentran los deportes de motor (16%), cuyo máximo representante es el
automovilismo con un 12%. Otros grupos de actividades relevantes, aunque en
menor medida, son el de artes marciales (8%), el de actividades gimnásticas
(4%) y, por último, el de actividades deportivas de invierno y en el medio
natural (con un 2,67% cada uno de ellos).
Muy
relacionada con la categoría anterior está la categoría de “ejercicio físico
practicado por los personajes femeninos”. De la muestra, en 46 películas
aparece algún personaje femenino realizando algún tipo de actividad física. El
porcentaje más representativo es el 21,74% de las actividades coreográficas,
dentro del cual destacan el cheerleading y la
danza con un 8,70% cada una de ellas. En segundo lugar se hallan los deportes
de equipo (15,22%), siendo el fútbol la disciplina más importante (6,52%). En
tercer lugar están las actividades de motor (13,04%), correspondiente
exclusivamente a automovilismo. Otras actividades deportivas practicadas por
las féminas, que es preciso destacar, son las propias del medio natural y las
artes marciales (8,70% cada una) y las actividades de invierno, de fitness y
gimnásticas, todas ellas con un 4,35%.
De estas
manifestaciones físico-deportivas llevadas a cabo por los personajes femeninos,
se estima que un 58,06% tienen una finalidad competitiva, mientras que el resto
se realiza con un fin lúdico (32,26%) o utilitario (9,68%).
Tal y como
aparece en la Figura 1, es muy
destacable el desfase existente entre la categoría relativa al ejercicio físico
en torno al cual giran las películas y la categoría referida a las actividades
practicadas por los personajes femeninos. En especial es llamativa la
diferencia existente en el caso de los deportes de equipo y en el de los
deportes de combate. En el polo contrario se hallan las películas sobre
actividades coreográficas (sólo existe un caso en la muestra seleccionada), ya
que el número de películas en el que las féminas practican actividades de esta
índole asciende a 10.
Figura 1: Comparación de las categorías “Ejercicio físico en
torno al cual gira la película” y “Ejercicio físico practicado por los
personajes femeninos”.
En relación
a los personajes, se ha registrado la aparición de 830 protagonistas en la
muestra, de los cuales 564 son de género masculino (67,95%) y 263 femeninos
(31,68%). En el caso de los personajes principales, 104 eran masculinos
(80,62%), mientras que sólo 24 eran femeninos (18,60%). En cuanto a los
personajes secundarios, de los 701 personajes totales de esta categoría, 460
son personajes masculinos (65,62%), 239 femeninos (34,09%) y sólo 2 personajes
quedaron incluidos en la categoría “otros” (0,29%).
En cuanto
a la etnia, los personajes masculinos principales son blancos (61,90%),
mientras que los porcentajes correspondientes a las razas negra (20,98%) y asiática (12,38%) son
sensiblemente menores. Las actrices principales son también mayoritariamente
blancas (54,17%), siendo los valores otras etnias (29,17%) y asiáticas (16,67%)
las que aglutinan al resto de valores. Al respecto cabe señalar que no aparece
ningún personaje femenino principal de raza negra. En cuanto a los femeninos
secundarios, sigue siendo prevalente la etnia blanca (68,46%), seguida de la
asiática (14,11%) y la negra (12,03%).
Relativo a
los rangos de edad, los personajes masculinos principales son preferentemente
jóvenes (71,43%) y en segundo lugar adultos (20%), apareciendo en menor medida
adolescentes (6,67%) y ancianos (1,90%). Sin embargo, los personajes femeninos
principales presentan una concentración pareja en adolescentes (45,83%) y
jóvenes (41,67%), correspondiendo el resto a adultos (12,50%). Estos datos
difieren claramente respecto a los masculinos y serán objeto de un análisis
pormenorizado con posterioridad, ya que es imposible obviar que las chicas
jóvenes no tienen tanta relevancia en el rol de personajes principales en
comparación con los chicos y, sin embargo, si tienen bastante peso como
personajes secundarios (el 50,21% de las mujeres con un papel secundario son
jóvenes, por el 29,05% de adultas y el 13,28% de adolescentes; el resto de
valores son poco significativos).
El último aspecto
a analizar en relación a los personajes es su estructura corporal, cuyos datos
(Figura 2) son muy elocuentes y
destacan a los modelos somatotípicos masculino-mesomórfico y femenino-ectomórfico.
Figura 2: Estructura
corporal de los personajes.
Acerca de
las categorías de análisis exclusivamente femeninas y comenzando por la
sexualidad de las mismas, destacar que los personajes femeninos principales presentan
una concentración mayoritariamente heterosexual (75%), siendo el otro valor
registrado “no se aprecia” (25%); lo cual da gran relevancia al hecho de que
ninguno de los personajes principales femeninos tenga su sexualidad definida
como homosexual. En el caso de las secundarias, nuevamente se muestra un alto
porcentaje de heterosexualidad (71,78%), seguido de la categoría “no se
aprecia” (27,39%); al igual que en el caso de las protagonistas ninguna de las
personajes secundarias era homosexual. Esta ausencia total de personajes
femeninos homosexuales será objeto de análisis posterior, ya que cabe
plantearse si es simple casualidad o un reflejo de la sociedad actual, en la
que el lesbianismo es aún tema tabú en el deporte.
La
indumentaria mostrada por los personajes femeninos principales es
mayoritariamente de vestir (60,89%), estando en un segundo nivel el referido a
la indumentaria deportiva (23,27%). El resto de categorías presentan
porcentajes poco significativos: ropa de gala (4,21%), laboral (3,22%),
desnudez (2,23%) u otras (4,21%).
Las
secundarias también responden a la misma distribución, aunque con una
diferencia más acusada entre los dos primeros niveles, estando la ropa de
vestir en un 74,47% y la deportiva en un 8,60%; a mucha distancia aparecen la
ropa laboral (3,92%), de gala (3,10%) y otras (5,09%). Finalmente, se hallan
las situaciones de desnudez (1,51%), ropa interior (1,38%) y traje de baño
(1,86%).
Como
aparece en la Figura 3, tanto
en el caso de los personajes femeninos principales como en el de las
secundarias, la indumentaria, independientemente de la tipología de la misma,
presenta porcentajes similares de seducción (37,43% en el caso de las
principales y 34,87% en el caso de las secundarias) y funcionalidad (62,57%
para las protagonistas y 65,13% para las secundarias). Estos datos indican que
la indumentaria femenina tiene un cierto carácter seductor, aunque la temática
propia de las películas abogaría por un carácter funcional, más apto para la
práctica deportiva.
Figura 3:
Características de la indumentaria femenina
Los datos
relacionados con las cualidades positivas y negativas mostradas por los
personajes femeninos, nos pueden dar una idea de qué cualidades se asocian a
los modelos de mujeres ideales y cuales son propios de modelos femeninos
perversos. Las protagonistas principales se caracterizan positivamente por el
apasionamiento y la belleza estética con un 16,13% cada uno, la valentía
(14,52%), la tenacidad y la rebeldía (ambas con un 11,29%), la agresividad
(9,68%), la competitividad y la independencia (con 8,06% respectivamente) y,
finalmente, por la ternura (4,84%). En el polo opuesto, se hallan como
características valoradas negativamente como la agresividad y la manipulación
(28,57% respectivamente), así como la competitividad, la belleza estética y la
ternura (con un 14,29% cada una de ellas). Llama la atención el carácter
ambivalente de la belleza estética, la agresividad y la ternura; sin embargo no
dan lugar a dudas en cuanto a su carácter negativo la manipulación y la
competitividad.
Por su
parte, las cualidades positivas de las féminas secundarias registran una mayor
frecuencia de la ternura (37%), seguida de la belleza estética (19,67%) y de la
maternidad (18,83%). Otras características positivas pero con porcentajes poco
relevantes son la pasividad, el no tener inquietudes de superación y la
tenacidad (con un 6,28% cada una de ellas), la fragilidad (5,44%), la
independencia (5,02%) y el apasionamiento (4,60%). Mientras, las cualidades
consideradas de forma negativa expresan una distribución más uniforme,
destacando la manipulación (20,93%), la
pasividad (16,28%), la agresividad y la competitividad (11,63% respectivamente), sin inquietudes de
superación (9,30%), la fragilidad (6,98%), la rebeldía, la tenacidad, la
frialdad y la astucia (con un 4,65% cada una de ellas) y, por último, la
exigencia y la belleza estética (2,33%).
Por
último, indicar que la tabla de categorías descriptoras contaba con un epígrafe
abierto denominado “registro anecdótico”. Dicho epígrafe recogía aspectos
destacados de la muestra que no entraban en las categorías anteriormente
descritas pero que, sin embargo, eran relevantes para el objeto de estudio. En
torno a este epígrafe hay que subrayar dos aspectos. En primer lugar el uso del
lenguaje como vehículo discriminatorio y de asignación de estereotipos
femeninos, con frases como “…esto no es un juego para chicas” (Shaolin Soccer); “…va a ser muy duro […] por
eso las chicas no juegan al fútbol” (Equipo
a la fuerza); o “…nunca sé quien lo pasa peor ellos o nosotras, tenemos que
esperar a que ellos lo arreglen todo” (Cinderella Man). En segundo lugar, destacar el uso constante y
excesivo del cuerpo de la mujer, desnudo, insinuante y sensual, como figurantes
o extras; ya sean bailarinas con poca o ninguna ropa, cheerleaders
con faldas cortas o primeros planos de pechos, traseros, etc.
DISCUSIÓN
Los
resultados comentados anteriormente determinan que la imagen de la mujer
presente en las películas de género deportivo estudiadas, responde a los
siguientes caracteres: mujer blanca con rol secundario, delgada, joven y
heterosexual, que tiene como cualidades positivas la maternidad, la belleza y
la ternura. Estos resultados coinciden con los datos sobre mujeres y medios de
comunicación obtenidos por Azzarito (2009) y Pearson
(2001). Sin embargo, existen algunas películas (Million Dollar Baby, Bend It Like Beckham, Girlfight,
Offside) en las que esta visión tradicional de la mujer es trasgredida (Rowe, 2004), presentando un patrón de mujer que no está
acorde con el “ideal”
femenino (Williams et al., 1985) y de resistencia a las asunciones biológicas
del patriarcado (Richardson, 2008). Estas mujeres transgresoras, como lo hicieron
las primeras deportistas en el cine, son una esperanza para el cambio de
percepción de la mujer en el deporte (Cashmore,
2000). Esta posición parece ser compartida por la crítica cinematográfica, ya
que muchos de los premios obtenidos por este género, han sido otorgados a estas
películas.
Los
cánones de belleza exigidos a la mujer en la sociedad occidental se reflejan en
las películas analizadas. La necesidad de la mujer de mantenerse guapa, delgada
y joven se materializa en la presencia mayoritaria de estos atributos en los
personajes femeninos (Cáceres y Díaz, 2008; Neuendorf
et al., 2010) si bien existe un estudio que afirma lo contrario, el realizado
por McCullick et al. (2003) sobre los profesores de Educación Física en las
películas.
Del mismo
modo que al varón (que en el análisis se presenta con una estructura corporal
eminentemente mesomórfica), se le exige mantenerse
musculado para ajustarse a su propio canon (Fanjul, 2008). También los datos de
edad de los personajes femeninos parecen concordar con la sociedad actual,
apreciándose desde la adolescencia un descenso paulatino de la práctica
deportiva de las mujeres conforme se avanza en la edad. Estos datos coinciden
con los obtenidos por estudios sobre el abandono de la práctica deportiva
(Brown et al., 1991; Sarrazin, 2002 citado por
Cecchini et al., 2005).
La
sociedad occidental, patriarcal y heteronormativa,
tiene como una de sus características el rechazo de la homosexualidad (Pronger, 2000; Messner, 2007). En
el caso de las mujeres se agrava provocando una doble discriminación, por su
condición de mujer y además homosexual. A pesar de que entre las películas
estudiadas existen casos de ruptura con lo tradicional (ver ejemplos citados
con anterioridad), el caso de la sexualidad, en especial la femenina, es
todavía un campo lleno de prejuicios y restricciones casi insalvables en
películas de este tipo. Así, todos los personajes femeninos analizados
presentan tendencias heterosexuales o al menos no homosexuales. Las cualidades
asignadas a las mujeres en estas películas se corresponden con los estereotipos
sexistas presentes en la sociedad patriarcal (Gilpatric,
2010; Guttman, 1996): maternal, tierna, estética,
manipuladora,… son escasas las ocasiones en las que estos estereotipos no
aparecen asociados a la mujer.
El
argumento de las películas estudiadas gira en torno a la práctica de deportes
tradicionalmente no adecuados al ideal femenino. El boxeo clasificado por Snyder y Spreitzer (1983 citados
por Cashmore, 2000) como categóricamente inaceptable
para la mujer, y deportes como el fútbol o el fútbol americano catalogados como
generalmente inaceptables, son los que mayor presencia tiene en este género de
películas.
La
práctica deportiva de las mujeres en estas películas se refiere
mayoritariamente, coincidiendo con Baker (2006), a actividades coreográficas,
normalmente aparecen como animadoras.
Asumen, por tanto, un rol de apoyo a un personaje masculino o incluso premio
para un exitoso deportista (Messner, 2002). Estos
hechos no hacen más que redundar en la subordinación de la mujer como individuo
inferior en las películas deportivas (Kuhn, 1982 citado por Duncan y Hasbrook, 2002).
Sin
embargo, pueden destacarse las películas que tratan las actividades de riesgo y
en la naturaleza en las que hay una destacada presencia de mujeres ya que,
según Messner (2002), estos deportes se presentan
como alternativas en las que la mujer cambia la hegemonía masculina en el
ámbito deportivo.
De manera
general, las características de los personajes femeninos en las películas
deportivas hacen que se pueda catalogar a la mayoría de estas como “Cenicientas”, mujeres pasivas que dan apoyo al varón protagonista. Sin embargo,
existen algunos casos en los que se rompe este estereotipo presentando a
personajes de la tipología “Heroína subversiva”.
En el
análisis de los personajes sin un papel destacado, que aparecen como
figurantes, a través del “registro anecdótico”, se observa el uso del cuerpo de
la mujer como herramienta provocativa-sexual y con poca o inapropiada ropa (Messner, 2002; Pfister, 2010,
McCullick et al., 2003). Es lo que el sociólogo estadounidense Messner (2002) denomina “Sexualización
cómica” como forma de discriminación
de la mujer y que ha aumentado en el deporte en los últimos años (Wanneberg, 2011).
Finalmente,
destacar otra forma de discriminación que se observa en este género de
películas, la denominada discriminación por “Silencio”. La poca presencia de personajes principales en
las películas lleva a la invisibilización de la
imagen de la mujer como individuo deportivo, no dando ejemplos positivos a
seguir para las espectadoras.
CONCLUSIONES
A la luz
del estudio realizado sobre las películas deportivas en la sociedad occidental,
se observa que las películas de este tipo, estrenadas en los primeros diez años
del siglo XXI, reproducen los cánones corporales y estereotipos sociales
propios de la sociedad actual en relación al género femenino. Así, se ha
hallado el predominio de hombres con estructura corporal mesomórfica
y de mujeres corporalmente ectomórficas. La
preponderancia de la etnia blanca muy por encima del resto; el hecho de que la
sexualidad femenina sea fundamentalmente heterosexual (no existiendo ningún
caso de homosexualidad). La presentación de la mujer como objeto de deseo
vestida con ropa seductora, con independencia de la actividad que esté
realizando; o el hecho de que la práctica deportiva preferida de las féminas
sean las actividades coreográficas, en las que destacan como animadoras de equipos masculinos.
Además,
las películas suelen encumbrar valores tradicionalmente ligados al sexo
masculino: virilidad, fuerza, honor, lucha, orgullo. Este hecho no es casual y
es un ejemplo más del orden social actual, altamente jerarquizado y dominado
por el hombre. En dicho orden el modelo impuesto, que se refleja en múltiples
aspectos de la realidad cotidiana, se ajusta al esquema viril. La mujer suele
aparecer como la acompañante tierna, fiel y comprensiva, teniendo el rol de
madre o pareja sentimental, en este último caso se le suele sumar la cualidad
de belleza física.
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