Urdampilleta, A. y Gómez-Zorita,
S. (2015) Aspectos ergonutricionales
e interacciones fármaco-alimentarias en el alpinismo / Nutritional
Ergogenics Aspects And Drug-Food Interactions In Mountaineering. Revista Internacional de Medicina y
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, vol. 15 (58) pp. 387-404. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista58/artaspectos579.htm
REVIEW
/ REVISIÓN
ASPECTOS ERGONUTRICIONALES E INTERACCIONES FÁRMACO-ALIMENTARIAS
EN EL ALPINISMO
NUTRITIONAL ERGOGENICS ASPECTS AND DRUG-FOOD
INTERACTIONS IN MOUNTAINEERING
Urdampilleta, A.1
y Gómez-Zorita, S.2
1 Doctorado en
Educación en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Profesor en el
Departamento de Fisiología. Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko
Unibertsitatea (UPV-EHU). Profesor en el Centro de Enseñanza para el deporte,
Kirolene. Gobierno Vasco. Asesor Nutricional y Deportivo. Nutriaktive.
Vitoria-Gasteiz (España) a.urdampilleta.kirolene@gmail.com
2
Doctorado
en Farmacia y Ciencias de los Alimentos. Licenciada en Farmacia.
Investigadora en el Departamento de Farmacia y Ciencias de los
Alimentos. Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU)
(España) saioa.gomez@ehu.es
Código UNESCO / UNESCO code: 3210
Medicina Preventiva / Preventive Medicine.
Clasificación del Consejo de Europa /
Council of Europe classification:
11. Medicina
del deporte / Sport medicine.
Recibido 18 de abril de 2012 Received April 18, 2012
Aceptado 30 de julio de 2013 Accepted July 30, 2013
RESUMEN
Entre los principales factores limitantes del rendimiento
en el alpinismo destacan el agotamiento de los depósitos de glucógeno muscular
y catabolismo proteico elevado, desequilibrio hidroelectrolítico y Mal Agudo de
Montaña (MAM). Ante esta situación de gran estrés que se vive en las altitudes
elevadas y en estancias superiores a las 3 semanas, se hace imprescindible una
óptima alimentación. Aún así, en ocasiones el MAM en los alpinistas es inevitable
y en estos casos se hace uso de fármacos para afrontar dicha situación, que si
no se realiza bajo un control riguroso, la suplementación puede poner en
peligro la salud del alpinista por las posibles interacciones que se dan con
los alimentos o ayudas ergonutricionales ingeridas.
PALABRAS CLAVE: alpinismo, nutrición,
ayudas ergonutricionales, fármacos, interacciones.
ABSTRACT
The main factors limiting climbing performance are the following: muscle
glycogen depletion, increased protein catabolism, fluid and electrolyte
imbalance and acute mountain sickness (AMS). In this situation of high stress
at high altitudes and at stances longer than 3 weeks, the diet it is essential.
In the case of AMS, it is also essential the use of drugs, if it is not used in
proper conditions, such supplementation could endanger the health of the
mountaineer because of the possible interactions with the food and the
nutritional ergogenics aids.
KEY WORDS: mountaineering, nutrition, nutritional ergogenics sports, drugs,
interactions.
INTRODUCCIÓN
Cada vez son más turistas los que acuden a montañas
elevadas, como al Aconcagua (monte más alto de Sudamerica, Argentina) o a hacer travesías a altas altitudes. Muchos de ellos,
sin anteriormente tener experiencia en altas montañas antes de acudir a grandes
altitudes (el 51% de los turistas que acuden a altas altitudes, no realiza
trekking por encima de los 3000m de altitud) (Borm et al, 2011). Estas
estancias inducen grandes cambios a nivel fisiológico, como el aumento de la
frecuencia cardiaca, aumento de la presión arterial sistémica y pulmonar,
hiperventilación, retención de líquidos, disminución de la saturación de
hemoglobina (SaO2), entre otros (Napoli et al, 2009). Por las dificultades que
entraña la situación de hipoxia, frío intenso y ejercitarse en condiciones de
poca alimentación subir a grandes altitudes, hace que se recurra habitualmente
a ayudas ergonutricionales o fármacos. Por ello, la información actualizada
sobre la evidencia científica en referencia a las ayudas ergonutricionales y
farmacológicas y posibles interacciones entre ellas, es de vital importancia.
A altas altitudes, sobre todo por encima de los 4000m, y
según la susceptibilidad individual a la hipoxia, es habitual que disminuya el
apetito y que haya pérdidas de peso considerables (Shukla et al, 2005;
Urdampilleta y Martínez-Sanz, 2012). Sobre todo cuando se duerme por encima de
4000m, es habitual padecer MAM (Mal Agudo de Montaña), que se caracteriza por
la aparición de síntomas como dolor de cabeza, mareos, nauseas, insomnio,
fatiga generalizada y falta de apetito entre otros (Dumont et al, 2000).
Aparece en montañeros sanos que ascienden montañas elevadas. Típicamente estos
síntomas se desarrollan durante las primeras 6-10 horas de la ascensión (Hackett y Roach,
2001), y presentan un pico
en el segundo o tercer día de la estancia. La incidencia del MAM es variable,
pero relativamente alta. En altitudes entre los 4000-5800m afecta a un 67% de
los sujetos, con un rango entre el 25 y el 100% (Dumont et al, 2000,
Pesce et al, 2001; Wagner et al, 2006). Si el MAM no se controla
adecuadamente, puede derivar en edema cerebral y riesgo de muerte. En esta
situación, el alpinista no es consciente, esta desorientado y no coordina adecuadamente, llevando a fallos que pueden
provocar un grave accidente (Schommer et al, 2011).
Las últimas investigaciones sugieren que un
pre-acondicionamiento anterior a la ascensión en hipoxia intermitente, con un
mínimo de 12 sesiones (2-4 sesiones/semana) realizando actividad física de
carácter aeróbico-anaeróbica por encima de los 4000m de altitud, ayuda a
prevenir el MAM (Hetzler et al, 2009; Urdampilleta et al, 2012). Así mismo, se
ha demostrado que es un entrenamiento eficaz en diferentes deportes para mejorar
la capacidad de recuperación (Millet et al, 2010; Urdampilleta et al, 2012).
Una situación de frío intenso, hipoxia y actividad física
aeróbico-anaeróbica (escalada), hace que se estimen unas necesidades
nutricionales de 4500-6000 kcal/día en las ascensiones (Koehler et al, 2011;
Westerterp et al, 1994). También se han encontrado estudios que alegan un gasto
de 3000 kcal/día (Mariscal-Arcas et al,
2010), pero han sido realizados en el campamento base (4000-4500m de altitud),
donde los alpinistas suelen estar en reposo la mayor parte del tiempo, con la
intención de aclimatarse a la altitud. Investigaciones más recientes estiman un
gasto de 4944 kcal/día, con el
inconveniente de que se produzcan pérdidas aproximadas de 10kg durante una
expedición de unas 3 semanas, porque los alpinistas no realizan ingestas
energéticas mayores a 2250 kcal/día (Koehle et al, 2011), lo que puede llevar a
cierto grado de desnutrición (Urdampilleta y Martinez-Sanz, 2012).
Entre los principales factores limitantes del rendimiento
en el alpinismo encontramos, el agotamiento de los depósitos de glucógeno
muscular y catabolismo proteico elevado, desequilibrio hídroelectrolítico
(Westerterp et al, 1994) así como el MAM.
Los objetivos de la presente revisión son: 1) analizar
las situaciones nutricionales y de salud que se dan en la altitud, 2) buscar las
ayudas ergonutricionales y farmacológicas que se utilizan habitualmente, 3)
valorar las interacciones fármaco-nutricionales que se pueden dar, y 3) valorar
los riesgos de estas interacciones en la salud de los alpinistas.
MÉTODO
Diseño: Estudio descriptivo transversal de los trabajos
recuperados de la revisión de la
literatura biomédica acerca de la base científica sobre las necesidades
nutricionales, ayuda ergonutricionales y fármacos utilizados en el alpinismo.
Fuente de obtención de datos:
Las bases de datos utilizadas fueron Medlars Online International Literature
(MEDLINE) via PubMed, EMBASE, Web of Knowledge, Institute for Scientific
Information (ISI), The Cochrane Library Plus, International Pharmaceutical
Abstracts (IPA) y SportDiscus.
Tratamiento
de la información: Se estudiaron los artículos publicados en en inglés y
castellano. Se seleccionaron y revisaron los
artículos publicados desde enero de 2002 hasta febrero de 2013 (momento de la
última actualización). Se utilizaron las siguientes palabras clave en habla
española e inglesa según el estudio del Thesaurus, Medical Subject Headings (MeSH),
desarrollado por la U.S. National
Library of Medicine: “mountaineering”, “mountainering AND nutrition”,
“nutritional ergogenics AND sports”, “drug” “interactions”. Al no encontrar apenas artículos sobre interacciones
fármaco-alimentarias con las palabras clave utilizadas, de los artículos
encontrados, se utilizó la estrategia de bola de nieve para aumentar la
cantidad de información.
Selección
de los artículos: En total se
encontraron 305 artículos analizando al final estudios realizados en humanos
(101).
PÉRDIDA DE PESO CORPORAL Y CAMBIOS EN
LA COMPOSICIÓN CORPORAL EN ASCENSIONES A ALTAS MONTAÑAS
A altas altitudes se produce pérdida de apetito, y se suprime en parte la percepción de los
sabores. El efecto de
esta anorexia es la pérdida de peso corporal a partir de los 4000
metros de altitud, aunque existe variabilidad al respecto (Westerterp et al,
2001). Se cree que la anorexia puede estar inducida por los cambios en los
niveles hormonales, que se experimentan en altitud, especialmente disminución
de los niveles plasmáticos de leptina (Zaccaria
et al, 2004), y el incremento de la
colecistocinina plasmática (Bailey et al, 2000).
Otro hecho que parece estar
involucrado consiste en el incremento de la insulinemia durante la primera
semana, que vuelve a sus niveles normales tras 15 días de estancia. Así mismo
estos sujetos presentan hiperglucemia (Shavney et al, 1991), por lo que
demuestra cierta resistencia a la insulina transitoria que se puede deber al
incremento del cortisol y de las catecolaminas (Larsen et al, 1997). Esto puede
disminuir la utilización de glucosa y lípidos como fuente de energía,
produciéndose un gran catabolismo protéico (Urdampilleta y Martínez-Sanz, 2012).
Sin embargo Larsen y colaboradores (2004) observaron que dos días a alta
altitud eran suficientes para que el organismo revirtiera la hiperinsulinemia inicial.
Por otro lado, junto a la pérdida de
apetito, la escasa ingesta de energía en relación con el elevado gasto
energético parece ser otro punto clave en la pérdida de peso (Koehler et al,
2011), así como otros condicionantes como el frío intenso, la actividad física
intensa y la hipoxia, aumentan el gasto calórico en reposo y durante la propia
actividad física (Kechijan, 2011).
Figura 2: Causas que justifican los riesgos médico-nutricionales en las ascensiones
a altas montañas y en el alpinismo (elaboración propia)
LA ALIMENTACIÓN EN
LAS ASCENSIONES A GRANDES MONTAÑAS
En las ascensiones duras como supone
un 8000m y una estancia media de 4 semanas, se produce un déficit energético
que lleva a una desnutrición proteica y a la disminución de las proteínas
plasmáticas en el alpinista. Esto hace que los alpinistas sean más susceptibles
a padecer edemas, ya que disminuye la presión oncótica, mantenida por las
proteínas plasmáticas (Bourrilhon et al, 2010). Es por ello, que durante este
tipo de estancias, se observan casos de edema en la cara, manos o peor aún,
edema cerebral o pulmonar (Bourrilhon et al, 2010).
Es por ello la importancia de la ingesta proteica, se recomienda una
ingesta de 1,2-1,4g de proteínas por kg de peso corporal en los deportistas de
resistencia y de 1,7 g en deportes de fuerza (Urdampilleta et al, 2012). No
obstante en estas situaciones, puede resultar más interesante tomar más
hidratos de carbono (HC), para no activar el ciclo de glucosa-alanina y llevar
al organismo al catabolismo proteico, situación que se suele dar en altas
altitudes. Por otra parte, puede ser interesante la ingesta tras la actividad
física en la montaña de proteínas de alta calidad biológica y de rápida
absorción. En este sentido, el suero de proteína puede ser ideal, para que la
absorción sea lo más rápida posible y parar cuanto antes el gran catabolismo
proteico que se produce durante la actividad a grandes altitudes. Respecto a la
forma de ingerirlo, los hidrolizados de proteína resultan ser los más adecuados,
incluso mejores que los propios aminoácidos de manera individual (Urdampilleta
et al, 2012).
Hay que tener en cuenta la calidad de
ácidos grasos que se ingieren en la dieta, ya que tienen gran
importancia en la salud y en el estado nutricional. La toma de ácidos grasos
saturados (AGS) y poliinsaturados (AGP) puede ser prejudicial, si sobrepasan el
20% de la ingesta calórica total de la dieta. Los AGS provocan un aumento de
los niveles de colesterol total y los AGP (excepto ácidos grasos omega-3), son
más susceptibles sufrir peroxidación lipídica lo que puede llevar a un mayor
estrés oxidativo en el organismo, y en el alpinismo de por si están aumentados
estos procesos (Fisher-Wellman et al, 2009). Con lo cual, los ácidos grasos monoinsaturados (AGM) son los más
recomendables tanto para el colectivo deportivo como para el alpinismo, sin
olvidarnos de los ácidos grasos omega-3 tal y como se expondrá posteriormente
(De Rosa y Luluaga, 2011). Es por ello que se podría recomendar llevar como
alimento básico a la montaña el aceite de oliva u otros frutos secos como
almendras, ricas en AGM.
El déficit de sodio en el organismo puede ser un factor desencadenante
de hiponatremia. Las altas ingestas de agua que se requieren en esta actividad,
hace que si no se beben suficientes sales junto a la bebida (recomendable tomar
bebida isotónica, con proporciones adecuadas de sales e HC) (Palacios et al,
2008), puede desencadenar una hiponatremia.
En estados hipóxicos, la
eritropoyetina (EPO) aumenta, especialmente en los primeros 3-7 días de
aclimatación. Si se aporta la cantidad suficiente de hierro dietético, este podrá
intervenir directamente en la síntesis de nuevos glóbulos rojos (Smith et al,
2011). Un aumento de hierro en la
dieta (o farmacológico en el caso
que lo requiera) no mejora el rendimiento deportivo de atletas sin déficit de
hierro. No obstante los alpinistas en las expediciones superiores a las 3 semanas, son un colectivo de riesgo
de sufrir déficit (Beard y Tobin, 2000). Además, un estudio demostró que su
suplementación en deportistas no deficitarios estaba asociado a la mejora de la
fatiga muscular (Brutsaert et al, 2003). Es importante ir a las expediciones
con elevadas reservas de hierro, así como en las estancias superiores a las 2
semanas, seguir estrategias dietético-nutricionales y/o llevar suplementos de
hierro farmacológico. Esto se debe a las necesidades más elevadas que tiene el
organismo al exponerse a altitudes elevadas (hipoxia) y a tener mayores
necesidades energéticas y de nutrientes por el gran esfuerzo fisiológico que
supone una expedición.
Las vitaminas liposolubles serán otro problema para el alpinista, especialmente
la vitamina E, debido nuevamente al déficit energético y alimentos pocos
grasos. Para solventar dicho problema, se recomienda hacer una carga de
vitaminas liposolubles antes de acudir a la montaña. Al ser liposolubles, se
pueden almacenar en el tejido graso, no como las hidrosolubles que se deben de
tomar diariamente (Kechijan, 2011). Estudios recientes sugieren que la altura
puede causar una deficiencia en la respuesta antioxidante de adaptación
(Mariggio et al, 2010), aconsejando tomar vitamina E durante 3-4 semanas (200-400
IU/día). La vitamina C al ser hidrosoluble se debe tomar a diario en la misma
montaña, además es útil para ayudar a la absorción del hierro no hemo
(Urdampilleta et al, 2010).
AYUDAS ERGONUTRICIONALES
CIENTÍFICAMENTE JUSTIFICADAS PARA LOS DEPORTES DE RESISTENCIA
Entre los objetivos de las ayudas
ergonutricionales en el alpinismo, destacan la potenciación de alguna cualidad físicas especialmente la
resistencia aeróbica, disminución de la fatiga, control del peso corporal, aceleración
de la recuperación del organismo e incremento del rendimiento deportivo en
definitiva (Garnés y Mas, 2005).
Lo único que está claramente evidenciado,
es que una hidratación adecuada mediante bebidas
isotónicas en los deportes de resistencia es la mejor ayuda ergonutricional
(Clarke et al, 2011, Kreider et al, 2010), Por lo tanto es un aspecto
crucial para el aumento del rendimiento en el alpinismo, y no solo esto, sino
que es un aspecto clave para mantener la salud. Las bebidas isotónicas, según varias
investigaciones deberían seguir una serie de características que están consensuadas
(Palacios et al, 2008):
Tabla 1. Características de las bebidas isotónicas en los deportes de resistencia
de larga duración (elaboración propia).
La hiperhidratación
inducida por el glicerol ha
demostrado que puede aumentar el rendimiento de resistencia en situaciones
extremas (altitud, calor y humedad relativa elevadas) ya que puede mantener una
pérdida de peso inferior al 2% (Goulet,
2010). Esto se debe a que induce reabsorción renal de agua, lo cual resulta
interesante especialmente en los deportes de resistencia de larga duración.
Además, en el alpinismo la disponibilidad de agua está limitada y los
requerimientos son mayores por la hipoxia. No obstante, no se ha evidenciado
que aumente el rendimiento en deportes de resistencia, aunque sí ayuda a
alargar los posibles procesos de deshidratación y aumento de la temperatura
corporal, y es por ello que podría ser tomada como ayuda ergonutricional en el
alpinismo.
De todos los suplementos encontrados
en la literatura científica, se ha respaldado la eficacia ergonutricional de: cafeína (en deportes aeróbicos y
anaeróbicos), bicarbonato sódico
(deportes anaeróbicos que compiten entre 1-8´de duración al VO2max), creatina
(deportes explosivos e intermitentes como los de equipo), y sin lugar a duda, siendo
los más eficaces como anteriormente hemos comentado, en los deportes de
resistencia aeróbica, las bebidas
isotónicas (Bishop, 2010; Kreider et al, 2010; Ranchordas et al, 2012).
En el alpinismo, las bebidas isotónicas tienen la mayor eficacia.
La evidencia no está aún tan clara
sobre la ingesta de L-alanina y calostro. Tampoco lo está la ingesta de ribosa,
β-hidroxi-β-metilbutirato
o aminoácidos de cadena ramificada (aaR), aunque
respecto a los aaR decir que se está comprobando su eficacia en la recuperación
muscular (Urdampilleta et al, 2012). Estas tres últimas ayudas
ergonutricionales únicamente han sido probadas en atletas
bien entrenados (Ranchordas et al, 2012; Rodriguez et al, 2009), con
lo que deberíamos ser cautelosos en sujetos no entrenados.
Están investigándose profundamente la
suplementación con L-arginina (Alvares et al, 2011; Kern y Robinson,
2011) y omega-3 (Filaire et al, 2011)
por sus efectos inmunomoduladores y vasodilatadores, los cuales pueden resultar
interesantes para el rendimiento y la salud del alpinista. Los efectos
vasodilatadores y las posibles mejoras del rendimiento también están
investigándose con los precursores del óxido
nítrico (ON) (L-alanina y nitrato) (Bescos et al, 2011). La vasodilatación
a nivel sistémico, aumenta la oxigenación de los tejidos y lleva a los
mismos mayor cantidad de nutrientes. No obstante cabe mencionar que la
propia hipoxia estimula la síntesis de óxido nítrico.
Los suplementos de ácidos grasos omega-3 están cada vez más en boga en
el deporte, disminuyen la inflamación (Machado y Tavares, 2004), producen
vasodilatación (Simopoulos, 2007) y disminuyen la ansiedad competitiva (Ferraz
et al, 2011), entre otros efectos. Dicho suplemento podría suponer una ayuda
ergonutricional en el alpinismo, por cubrir las necesidades mínimas
nutricionales así como por sus efectos vasodilatadores.
Algunos
autores recomiendan suplementes ergonutricionales para afrontar el MAM, como el
ginkgo
biloba (ginkgo). Un ensayo clínico de en 26 individuos encontró que el
uso del ginkgo empezando el día anterior a un ascenso rápido reducía de manera
significativa los síntomas del MAM (Gertsch et al, 2002). No obstante, no está
consensuado internacionalmente su uso.
La glutamina ha sido ampliamente estudiada
en el campo del deporte, ya que los niveles decrecen en estados de sobreentrenamiento,
que se asocia a un aumento en los niveles de cortisol y a una disminución de
las defensas. No obstante, no se ha demostrado con suficiente rigor si el
aumento de este aminoácido puede potenciar el sistema inmunológico (Phillips, 2007). Por
cuestiones de prevención podría estar justificada su suplementación en
estancias superiores a 3 semanas, ya que una disminución de esta, disminuye el
rendimiento.
Un ensayo a doble
ciego, con 18 alpinistas que escalaron al campamento base del Monte Everest, se
observó que el uso de un suplemento antioxidante (que proporciona 1000 mg de vitamina C, 400 IU de vitamina E y 600 mg de ácido lipoico diariamente)
mejoraba el MAM (Bailey y Davies, 2001). El
tratamiento se inició tres semanas antes del ascenso y continuó durante los 10
días de escalada. No obstante, las últimas investigaciones no han consensuado que
los antioxidantes mejoren el MAM (Bailie et al, 2009).
Respecto a
las ayudas ergonutricionales, un meta análisis realizado sobre el efecto
placebo de estas ayudas en el deporte, alega que el efecto placebo puede ser el
responsable de la mejora del rendimiento en la mayoría de los casos y que los
estudios de ergonutrición deberían ser estudios de doble ciego y en situaciones
reales de competición, en la que se mezclan los factores psicobiológicos que
influyen en el rendimiento final (Beedie y Foad, 2009).
FÁRMACOS PARA
EL ALPINISMO
Para hacer
frente al MAM muchos alpinistas utilizan fármacos (acetazolamida, ibuprofeno y especialmente ácido acetilsalicílico para evitar el dolor de cabeza, inducido por
el MAM) con la intención de evitar o enmascarar la respuesta natural del
organismo y por tanto poder continuar con la ascensión. Es el riesgo que tienen
los utilizar fármacos. Tenemos que entender que en
el alpinismo, tanto por la altitud, desnutrición o por el frío intenso la
eficacia de las ayudas ergonutricionales o fármacos puede variar
considerablemente, por ello no se deben utilizar estas ayudas si no está demostrada
científicamente su eficacia y aún así utilizarlas cautelosamente, ya que el
entorno en las montañas de gran altitud cambia considerablemente.
La efedrina estimula el sistema nervioso
simpático causando vasoconstricción en la mucosa nasal. La efedrina y
pseudoefedrina tienen la capacidad de dilatar los conductos bronquiales y por
ello se utilizan cuando hay problemas en las vía respiratorias altas. A la vez
pueden estimular el corazón, mejoran el desarrollo muscular de los atletas,
promoviendo la desaparición de grasa. La efedra eleva los receptores
adrenérgicos incrementando el ritmo metabólico y el consumo calórico. El
resultado neto es la liberación de ácidos grasos desde los adipocitos y un
consumo más rápido de triglicéridos para generar energía. Se ha prohibido por
sus efectos en la mejora de rendimiento en el deporte, aunque los estudios
sobre su eficacia son contradictorios (Chu et al, 2002; Gillies et al, 1996).
El efecto mínimo que puede ofrecer la efedrina lo podría aportar la cafeína (Hodges
et al, 2006) y con menos efectos secundarios, con lo cual su uso no estaría
justificado en el alpinismo.
El glicofosfopeptical o AM3
(inmunoferón®), es un inmunomodulador de naturaleza polisacáridica, con un
efecto importante sobre la respuesta inmunoinflamatoria. Es capaz de aumentar
la respuesta efectora de células implicadas en la respuesta antiinfecciosa
(Pradas de la fuente, 2009). Este inmunomodulador resulta interesante para los
deportes de resistencia y para el alpinismo ya que la hipoxia, el balance
energético negativo, el frío y la actividad física intensa aumentan los niveles
de cortisol empeorando el sistema inmunitario (Cordova, 2010).
La
administración de glucocorticoides
(por sus efectos antiinflamatorios y aumento lipolitico) está prohibido por la
AMA durante la competición. La creciente evidencia ha demostrado que a corto
plazo mejora el rendimiento deportivo. Sin embargo se asocia a numerosos
riesgos para la salud (Duclos, 2010), tiene efecto preferentemente supresor del
sistema inmunológico (Pradas de la fuente, 2009). Dentro de los corticoides, la
dexametasona es el más utilizado
para el tratamiento del MAM.
Parece ser
que el fármaco más eficaz para afrontar el MAM es la acetozalamida (Edemox) (Luks et al, 2010). El Ibuprofeno y el acido
acetilsalicílico, se utilizan para el dolor de cabeza que genera el MAM. La
acetozalamida puede mejorar la oxigenación cerebral en las estancia a altitudes
elevadas y en consecuencia mejorar las capacidades psicomotoras y de toma de
decisiones en momentos puntuales (Vuyk et al, 2006). No obstante, su uso está
limitado a la preaclimatación (sobre todo en ascensiones rápidas como pueden
ser montañas de los Andes, no los 8000m), ya que una vez aclimatado a la
altitud no es efectivo.
La nipedifino o el sindenafilo (viagra), salmeterol, o inhibidores de fosfodieterasa (Luks et al, 2010) han resultado
eficaces para el tratamiento del edema pulmonar, así como el oxido nítrico inhalado (Bailey et al,
2010; Duplain et al, 2000). Por otra parte, las últimas investigaciones también
han observado que el ibuprofeno
puede ser muy eficaz para la cefalea (Gertsch et al,
2010).
Tabla 2. Nutrientes,
ayudas ergonutricionales y fármacos utilizados en el alpinismo (elaboración
propia).
Nutrientes
básicos
|
Ayudas
Ergonutricionales
|
Fármacos
|
Hidratos de
Carbono
|
Bebida Isotónica
|
Acetozalamida
|
Proteínas:
-Suero
|
Cafeína
|
Ácido
acetilsalicílico
|
Lípidos
-AGM
|
Glicerol
|
Paracetamol
|
Hierro hemo/ no
hemos
|
aaR
|
Ibuprofeno
|
Vitamina C
|
Precursores del
ON
|
Hierro
farmacológico
|
Vitamina E
|
Ginkgo Biloba
|
Vitaminas C y E
|
Omega 3
|
Guaraná
|
Dexametasona
|
Ácido lipico
|
Panax Ginseng
|
Sildenafilo
|
Magnesio
|
Efedra
|
Salmeterol
|
Referencias
|
Beard et al,
2000; Bourrilhon et al, 2010;De Rosa, 2011; Fisher-Wellman et al, 2009; Kechijan, 2011;
Mariggio et al, 2010; Smith et al, 2011
|
Bailie, 2009;
Bescós, 2011; Birshop et al, 2010; Clarke et al, 2011; Garnés et al, 2005; Getsh
et al, 2002; Goulet et al, 2010; Kreider et al, 2010; Palacios et al, 2008;
Ranchordas et al, 2012; Rodriguez et al, 2009.
|
Bailei et al,
2010; Chu et al, 2002; Cordova et al, 2010; Diclos, 2010; Getsch et al, 2010;
Hodger et al, 2006; Luks et al, 2010; Vuyk et al, 2006
|
INTERACCIONES
DE LAS AYUDAS ERGONUTRICIONAL Y NUTRIENTES CON LOS FÁRMACOS UTILIZADOS EN EL
ALPINISMO
Resulta
interesante investigar las interacciones de diferentes ayudas ergonutricionales
o fármacos en este ámbito (Kreider et al, 2010). No obstante apenas hay
estudios sobre interacciones en el ámbito deportivo a pesar de las numerosas
ayudas ergonutricionales que se emplean. Informes anecdóticos sugieren que en
diferentes deportes, los atletas suelen ingerir más de un suplemento dietético
y muy poco se sabe sobre los posibles efectos adversos de la ingesta
concominante de múltiples suplementos (Bishop, 2010).
Algunas
ayudas ergonutricionales eficaces como la cafeína,
por su efecto diurético y su efecto sobre el sistema nervioso central, a
grandes dosis (por encima de 500mg) puede ser perjudicial, como en ambientes
calurosos o de gran humedad relativa (Roelands et al, 2011). Así se debe conocer que
el uso de cafeína junto con otros diuréticos (por ejemplo la acetozalamida habitualmente
tomada la alta montaña) puede ser perjudicial para el rendimiento deportivo, al ser la
deshidratación un factor limitante, por el aumento de la temperatura corporal y
por el mayor trabajo a nivel cardiovascular que implica.
Respecto a la
cafeína, su toma con zumo de pomelo o con alcohol aumenta su biodisponibilidad (Pardo et al, 2007). Así la cafeína
puede interaccionar también con el eleuterococo, dándose un efecto aditivo, y
con la efedra (Boletín de la tarjeta amarilladle las farmacias). Por otro lado,
la carne carbonizada así como algunas crucíferas
disminuyen sus concentraciones plasmáticas. A su vez, aumenta la absorción y
biodisponibilidad de otros fármacos como el paracetamol, ácido acetilsalicílico
y ergotamina y por lo tanto su efecto analgésico (Pardo et al, 2007). Además, el guaraná interfiere con la cafeína
disminuyendo un 30-50% el aclaramiento renal de esta (Brinker, 2001).
De todas
estas sustancias que pueden interaccionar con la cafeína, el fármaco más utilizado en la montaña el ácido
acetilsalicílico (curiosamente esta se vende también junto a dosis moderadas de
cafeína, 50mg). A la vez el paracetamol también se utiliza para el dolor de
cabeza causado por el MAM, es por ello que cuando lo ingerimos a la vez, se
debería tomar menor cantidad de cafeína, al aumentar su biodisponibilidad.
Respecto a la
suplementación del hierro farmacológico
(hierro no hemo), decir que interacciona negativamente con el calcio, zinc,
fibra insoluble (salvado de cereales integrales), fitatos (cereales integrales,
frutos secos o legumbres), tanatos (café
o té), polifenoles (verduras, legumbres,
frutas, frutos secos y bebidas como el té, vino tinto, ciruela, cerveza, cacao,
café) y ciertas proteínas lácteas como la caseína. De la misma manera son
favorecedores de su absorción la vitamina C, vitamina A, fructooligosacaridos
(FOS) o ciertos aminoácidos de origen cárnico (Urdampilleta et al, 2010).
El Ginkgo
Biloba puede interaccionar con el ajo (muy empleado en expediciones) y
la vitamina E (aceite de girasol) en el mismo sentido. Sin embargo no se ha
encontrado evidencia científica de que el ajo interaccione con los antiinflamatorios
no esteroideos (AINE). La toma crónica de ácido acetilsalicilico a dosis elevadas, debe llevar consigo un incremento de la
ingesta de vitamina C y ácido fólico (verduras, legumbres) y limitar por si
acaso el consumo de ajo, jengibre, Ginkgo
Biloba, castañas y alimentos ricos en cafeína, así como evitar la ingesta
de alcohol (Vademecum).
Las perlas de
omega 3, pueden llevar a interacciones
negativas por ejemplo con anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios como el
ácido acetilsalicílico, ajo, jengibre, Ginkgo Biloba y Ginseng entre otros,
por lo que se debe tener cuidado. Además pueden disminuir los niveles de
vitamina E, aunque la causa es desconocida. No obstante no se ha encontrado
ninguna otra interacción con alimentos (Medlineplus). En el alpinismo suele ser
habitual la toma de vasodilatadores como perlas de ajo, omega 3, además de
otros fármacos antiagregantes plaquetarios como la aspirina, y esto podría
llevar a problemas en casos de herida o causar hemorragias internas.
El ibuprofeno al igual que el ácido acetilsalicilico se deben tomar
con alimentos ya que disminuyen la irritación gástrica y en cuanto a la
limitación de alimentos las recomendaciones son similares que para el ácido
acetilsalicílico (Anderson et al, 2008). Así mismo, se ha visto que la vitamina
E, puede incrementar el efecto antiagregante del
ácido acetilsalicílico.
Los corticoides inducen los enzimas
hepáticos y por tanto si se administra con acetaminofén (paracetamol) se ve
incrementada la formación de metabolitos hepatotóxicos. Su uso concominante con
AINE aumenta el riesgo de úlceras y sangrado. Por otro lado su uso con
esteroides o con comidas ricas en sodio aumenta el riesgo de hipertensión
arterial y edemas. Así mismo los antiácidos disminuyen la absorción de
prednisona y dexametasona, dos glucocorticoides muy utilizados en el alpinismo
que por tanto no deberían mezclar con antiácidos (USPDI, 2003). El uso de
diuréticos disminuye el efecto de ambos fármacos, con lo cual no se recomienda
mezclar en la montaña, la dexametasona con la acetozalamida. Por último, decir
que su uso aumenta los requerimientos de ácido fólico (USPDI, 2003).
Tabla 3.
Algunas interacciones entre los nutrientes, ayudas ergonutricionales y fármacos
utilizados en el alpinismo (elaboración propia)
*Boletín tarjeta
amarilla farmacias y vademécum.
CONCLUSIONES
-
A grandes altitudes la gravedad del MAM repercute en el
apetito y en la ingesta alimentaria en los alpinistas.
-
Se debe prestar especial atención a la utilización fármacos
para el MAM, ya que pueden ocultar los síntomas habituales del MAM y en
consecuencia se puede seguir ascendiendo
hasta el momento en el que organismo no puede aclimatarse a la altitud.
-
La suplementación nutricional con vitamina E antes de la
estancia y la toma de hierro y vitamina C durante la actividad alpinistica resulta crucial.
-
Como suplementos ergonutricionales, las bebidas
isotónicas, el glicerol, cafeína, aaR, los AG omega 3 y el Ginkgo Biloba, pueden resultar eficaces.
-
Se utilizan suplementos (Ginkgo Biloba), diuréticos, analgésicos y en último término
corticoides para hacer frente al MAM, así como inmunomoduladores. La acetozalamida
ha resultado ser el fármaco más eficaz para prevenir el MAM.
-
En estados de desnutrición, las interacciones entre
nutrientes-ayuda ergonutricionales y fármacos pueden ser mayores, siendo las
más peligrosas las que se dan entre suplemementos vasodilatadores (omega3,
ginkgo biloba, perlas de ajo, precursores de ON y ácido acetilsalicílico).
-
No se recomienda mezclar diuréticos (acetozalamida) y
corticoides (prednisona o dexametasona).
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 15 - número
58 - ISSN: 1577-0354