DOI: 10.15366/rimcafd2020.77.010
ORIGINAL
EFECTOS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN LA SALUD GENERAL
PERCIBIDA DE DOCENTES
EFFECTS OF PHYSICAL
ACTIVITY ON THE PERCEIVED GENERAL HEALTH OF TEACHERS
Jodra,
P.1,2 y Domínguez, R.3
1 Departamento
de Ciencias de la Educación, Universidad de Alcalá de Henares (España) pablo.jodraj@uah.es
2 Departamento
de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Universidad Alfonso X El Sabio
(España) pjodrjim@uax.es
3 Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Isabel I (España) raul.dominguez@ui1.es
Código
UNESCO / UNESCO code: 6306.05 Sociología de la Educación / Educational Sociology
Clasificación
Consejo de Europa / Council of Europe Classification: 16. Sociología del Deporte
/ Sociology of Sport
Recibido
12 de marzo de 2018 Received March 12, 2018
Aceptado 14
de julio de 2019 Accepted July 14, 2019
RESUMEN
La función docente conlleva un desgaste físico y
emocional que repercute en el estado de salud de las personas. Este estudio
pretende evaluar el efecto ser físicamente activo sobre la percepción del
estado de salud y el síndrome de burnout en el profesorado. Para ello, una
muestra de 65 docentes que fueron distribuidos en tres grupos según su nivel de
actividad física (alta, moderada y baja) correspondiente al Cuestionario Internacional de Actividad
Física (IPAQ), cumplimentaron el General
Health Questionnaire (GHQ-28) y el
Maslach Burnout Inventory (MBI). Los resultados confirman que la actividad
física tiene efectos positivos en las dimensiones que definen la percepción de
la salud y el burnout; no obstante, en algunas de las dimensiones se obtienen
diferencias significativas cuando la intensidad de actividad física es
moderada.
PALABRAS CLAVE: Actividad
Física, Salud, Docentes, Burnout.
ABSTRACT
Teaching can lead to
both physical and emotional exhaustion and this can have serious repercussions
on a person's health. This study examines the impacts of being physically
active on a teacher's perception of health state and burnout syndrome. After
stratifying the teachers enrolled (n=65) by physical activity level (high, moderate
or low) based on the International Physical
Activity Questionnaire (IPAQ), they completed the General Health Questionnaire (GHQ-28) and the Maslach Burnout Inventory (MBI). Results indicate that moderate and
high levels of physical activity have beneficial effects on the dimensions that
define the perception of health and burnout. However, in the dimension social
dysfunction, significant impacts emerged only when the intensity of physical
activity was moderate.
KEY WORDS: Physical
Activity, Health, Teachers, Burnout
INTRODUCCIÓN
La actividad docente supone un proceso de interacción con
el alumnado y con las familias, en un contexto específico como es el aula de un
centro escolar, donde las condiciones retributivas, materiales y de recursos
humanos vienen reguladas por modelos de organización y de gestión instaurados
en un marco laboral. Las exigencias laborales que se desprenden del desempeño
profesional tienen incidencia en el estado de salud y el bienestar de los
docentes, y pueden tener consecuencias a nivel físico como el aumento de la
presión arterial, problemas gastrointestinales o afecciones
musculo-esqueléticas (Bermúdez, Martínez, Rius y Esteve, 2004; Erick y Smith,
2011), y a nivel psicológico causando estrés, ansiedad o fatiga general (Moyano
y Riaño-Hernández, 2013; Sándström, Rhodin, Lundberg, Olsson y Nyberg, 2005;
Sangganjanavanich y Balkin, 2013). Numerosos estudios han puesto de relieve los
problemas de salud que están asociados al profesional docente (Aluja, 1997;
Cropley, Steptoe y Joekes, 1999; Chan, Lai, Ko y Boey, 2000; Jamal, 1999;
Kinnunen y Salo, 1994; Leung, Siu y Spector, 2000).
El profesorado representa un grupo con alto riesgo de
padecer burnout (Schamer y Jackson, 1996; Serrano, Moya-Albiol y Salvador,
2008), lo que repercute en la calidad de vida de los docentes (Schwab, Jackson
y Schuller, 1986; Yang et al., 2009) y un deterioro progresivo de su función
profesional, y representa una disfunción personal y profesional en un contexto
laboral de tipo asistencial. Las consecuencias del burnout se transfieren al
desarrollo profesional, donde existe una mayor frecuencia de ausencias del
puesto de trabajo, falta de compromiso con la labor docente, impuntualidad e
incluso el abandono (Bardo, 1979; Moriana y Herruzco, 2004). En uno de los
primeros estudios donde se analizan las causas que subyacen a las bajas
laborales de profesores de enseñanza, Chakravorty (1989) concluye que un 77% de
las bajas de larga duración se debían a patologías de tipo psicológico como la
depresión, la ansiedad y el estrés.
El modelo multidimensional del burnout (Maslach y Leiter,
1999) incluye la experiencia de estrés, la evaluación de los otros y la
evaluación de uno mismo, que conforman un proceso que se inicia con el
cansancio emocional donde el docente es incapaz de mantener recursos
emocionales necesarios para afrontar las demandas laborales, dando paso después
a la despersonalización donde surgen sentimientos negativos de distanciamiento
con respecto a los alumnos, y confluye en una carencia de realización personal,
con sentimientos de insatisfacción con el desempeño profesional (Dorman, 2003).
En la valoración de la salud encontramos diversidad de
metodologías en función de la perspectiva objetiva o subjetiva que se
considere, y también de aquellos indicadores internos o externos que se tomen
de referencia. Destaca el grado de funcionalidad, que incide sobre las
capacidades físicas para acometer las tareas diarias y para satisfacer los
cometidos profesionales y las funciones sociales. Este proceso en la vida
humana puede verse interrumpido, de forma más o menos transitoria, por alguna
circunstancia que pueda acaecer a lo largo de la vida, y que pueda afectar a la
percepción del individuo sobre su salud. Los cuestionarios de salud percibida
contienen indicadores de bienestar y de sintomatología, que suponen una
valoración global del estado de salud (Robine, Jagger y Egidi, 2000).
La condición física de las personas influye en la
flexibilidad, fuerza, coordinación y equilibrio, lo que propicia una mayor
estabilidad postural, reduciendo el riesgo de caídas y fracturas. Además, la
actividad física mejora la autoestima, retrasa el deterioro cognitivo, alivia
los síntomas de depresión y posibilita la integración social (Nelson et al.,
2007), demorando el envejecimiento y aumentando el periodo productivo de la
vida.
El objetivo de este estudio consiste en analizar los
efectos que pueden derivarse de ser una persona físicamente activa en la salud
percibida de los docentes y su incidencia sobre los componentes que definen el
síndrome de burnout.
MÉTODO
PARTICIPANTES
Para este estudio se ha contado con una muestra de 65
profesores cuya participación ha sido voluntaria. De ellos, el 52,31% (N = 34)
son hombres, y el 47,69% (N = 31) mujeres. Las edades oscilan entre los 25 y
los 62 años (M = 44,80; DT = 9,23). Como criterio de inclusión en la muestra,
los profesores debían estar en activo en cualquiera de los niveles de enseñanza
infantil, primaria o secundaria, siendo seleccionados por muestreo no
probabilístico de tipo causal de acuerdo a la facilidad de acceso a los
participantes. La muestra se dividió en tres grupos, alta participación,
moderada participación y baja participación, en función del volumen de
actividad física que realizaban en sus tareas cotidianas y específicas de
ejercicio físico, que fue calculado en los participantes según el análisis del
Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ).
INSTRUMENTOS
En este estudio se utilizó el Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ) elaborado por
el International Consensus Group, y traducido al español por Román, Ribas, Ngo,
y Serra (2013), que mide el patrón de actividad física a través de preguntas en
todas las áreas de la vida diaria y obteniendo como resultado una mediana en
MET-minutos. Establece tres categorías (Craig et al., 2003): alta participación
(sujetos que realizan actividades semanales de intensidad vigorosa al menos 3
días sumando un mínimo total de al menos 1500 MET-minutos/semana, o cualquier
combinación de actividad física de al menos 3000 MET-minutos/semana), moderada
participación (sujetos que realizan 3 o más días semanales de actividad física
vigorosa de al menos 20 minutos por día, o 5 o más días de intensidad física
moderada al menos 30 minutos por día, o cualquier combinación de actividad física
de al menos 600 MET-minutos/semana) y baja participación (sujetos que no
realizan actividad física o ésta es escasa).
Para determinar la percepción del estado de salud de los
docentes, se empleó el General Health
Questionnaire (GHQ-28) de Goldberg y Hillier (1979), en su versión de 28
ítems. Consta de 4 escalas formadas cada una por 7 ítems con respuesta tipo
Likert que evalúan las dimensiones de síntomas somáticos, ansiedad e insomnio,
disfunción social y depresión grave. En el análisis de la consistencia interna
de la prueba, se obtuvo un alfa de Cronbach de 0,94; y en los factores
oscilaron entre 0,77 y 0,93.
Para la evaluación del burnout, se utilizó el Maslach Burnout Inventory (MBI) de
Maslach y Jackson (1986), en la versión traducida al español por Seisdedos
(1997), que consta de 22 ítems referidos a actitudes, emociones y sentimientos
que el docente muestra hacia el trabajo y hacia el alumnado, y que analizan
tres dimensiones: cansancio emocional, despersonalización y realización
personal. Las respuestas son tipo Likert de 0 a 6, donde 0 significa que lo
expuesto no sucede nunca y 6 que sucede todos los días. En la consistencia
interna, se encontraron alfas de Cronbach que oscilaron entre 0,79 y 0,86.
PROCEDIMIENTO
La metodología empleada en esta investigación es
transversal. Se contactaron con los docentes de forma presencial explicándoles
el propósito del estudio y requiriendo su participación voluntaria. Fueron
convocados individualmente para que cumplimentaran los cuestionarios en un espacio
de su centro escolar donde hubiera un ambiente tranquilo y en un horario que
permitiera la realización de las pruebas en el tiempo necesario. Se recabó el
consentimiento informado de todos los participantes, asegurando además la
confidencialidad de los datos ya que los cuestionarios eran anónimos.
ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Inicialmente se aplicó la prueba de Shapiro-Wilk para
comprobar la normalidad de las distintas variables, cumpliéndose en todas las
variables los criterios de normalidad. Posteriormente, se realizó un ANOVA de
un factor, tras comprobar que existía homocedasticidad mediante el estadístico
de Levene, aplicándose un test post-hoc de Scheffé en aquellas variables en las
que se habían encontrado diferencias estadísticamente significativas entre
grupos. El nivel de significación estadística fue establecido en p<0,05.
Todo el análisis estadístico se realizó en el paquete
estadístico SPSS para Windows (versión 17.0).
RESULTADOS
El análisis de la actividad física de los sujetos de la
muestra mediante el IPAQ estableció que el grupo de alta actividad física
estuvo conformado por 23 docentes, mientras que el de moderado nivel de
actividad lo constituyeron 17 docentes y 25 el de bajo nivel de actividad
física. La distribución de los participantes en el estudio en función del nivel
de actividad física que realizan, aparece en la Tabla 1.
Tabla
1.
Distribución de los participantes en grupos según el nivel de actividad física
Alta Actividad Física |
Moderada Actividad Física |
Baja Actividad Física |
Total |
||||
n |
% |
n |
% |
n |
% |
n |
% |
23 |
35,38% |
17 |
26,16% |
25 |
38,46% |
65 |
100% |
En la Tabla 2 se muestra el análisis del efecto de los
distintos niveles de actividad física con las dimensiones de los cuestionarios
GHQ-28 y MBI, comprobándose que existe diferencias estadísticamente diferentes
entre los distintos grupos de nivel de actividad física en todas las
dimensiones de ambos cuestionarios (p<0,05).
Tabla 2. Puntuaciones en los cuestionarios
GHQ-28 y MBI en función del nivel de actividad física. Valores presentados
como media + desviación típica
Variable |
Alta |
Moderada |
Baja |
F |
p |
|
GHQ-28 |
Síntoma
S. |
3,35
+ 2,12 |
5,29
+ 3,53 |
5,56
+ 3,64 |
3,440 |
0,042* |
Ansiedad |
3,52
+ 2,43a |
3,76
+ 2,54 |
6,44
+ 5,46 |
4,001 |
0,023* |
|
Disf.
Soc. |
6,39
+ 1,30 |
6,18
+ 1,18b |
8,16
+ 3,60 |
4,481 |
0,150* |
|
Depresión |
0,74
+ 1,89 |
0,29
+ 0,98 |
3,16
+ 4,10c |
6,653 |
0,002* |
|
GHQ
T |
14,00
+ 5,18a |
15,53
+ 6,48 |
23,32
+ 14,28 |
5,939 |
0,004* |
|
MBI |
Cans.
Em. |
15,35
+ 7,98a |
17,94
+ 8,79 |
25,36
+ 11,92 |
6,597 |
0,003* |
Despers. |
2,78
+ 3,50 |
2,53
+ 4,51 |
8,24
+ 6,45c |
9,274 |
0,000* |
|
Real.
Pers. |
40,83
+ 4,26 |
41,41
+ 5,32 |
34,84
+ 9,80c |
5,825 |
0,005* |
GHQ-28: Health Questionnaire; MBI: Maslach Burnout Inventory
*
Diferencias estadísticamente significativas para el factor grupo (p<0,05); a Diferencias
estadísticamente significativos mediante post-hoc de Scheffé entre nivel de
actividad física alta y baja; b Diferencias estadísticamente significativos
mediante post-hoc de Scheffé entre nivel de actividad física moderada y baja; c
Diferencias estadísticamente significativos mediante post-hoc de Scheffé entre
nivel de actividad física alta y moderada con respecto a baja.
En el cuestionario GHQ-28, el análisis post-hoc de
Scheffé reflejó que el nivel de alta actividad física dio lugar a una
puntuación significativamente inferior en la puntuación total del GHQ (14,00 +5,18
vs 23,32 + 14,28, p=0,008)
(Figura 1), así como en la dimensión ansiedad-insomnio (3,52 + 2,43 vs
6,44 + 5,46, p=0,042). Por su
parte, tanto el nivel de alta y moderada actividad física fueron eficaces en la
reducción de la dimensión depresión (0,74 + 1,89 vs 3,16 + 4,10, p=0,017 y 0,29 + 0,98 vs 3,16 +
4,10, p=0,008). En cuanto a la
dimensión disfunción social, sin embargo, únicamente hubo interacción en el
nivel de actividad física moderada con respecto al de baja actividad (6,18 +
1,18 vs 8,16 + 3,60, p=0,043).
Figura 1.
Puntuaciones medias + desviación típica en la puntuación total en el test GHQ
a
Diferencias estadísticamente significativas entre alta actividad vs baja
actividad física (p<0,05)
Figura 2.
Puntuaciones medias + desviación típica en la puntuación de las distintas
dimensiones del test GHQ
a
Diferencias estadísticamente significativas entre alta actividad vs baja
actividad física (p<0.05)
b
Diferencias estadísticamente significativas entre moderada actividad vs baja
actividad física (p<0,05)
c
Diferencias estadísticamente significativas entre alta y moderada actividad vs
baja actividad física (p<0,05)
En el cuestionario MBI el análisis post-hoc de Scheffé
reflejó que el nivel de alta actividad física dio lugar a una puntuación
significativamente inferior en la dimensión cansancio emocional (15,35 +
7,98 vs 25,36 + 11,92, p=0,004),
mientras que tanto el nivel de alta y moderada actividad física fueron eficaces
en la reducción de las dimensiones despersonalización (2,78 + 3,50 vs
8,24 + 6,45, p=0,002 y 2,53 +
4,51 vs 8,24 + 6,45, p=0,003)
y un aumento de la realización social (40,83 + 4,26 vs 34,84 +
9,80, p=0,020 y 0,29 + 0,98 vs
34,84 + 9,80, p=0,019).
Figura 3.
Puntuaciones medias + desviación típica en la puntuación de las distintas
dimensiones del test MBI
a
Diferencias estadísticamente significativas entre alta actividad vs baja
actividad física (p<0,05)
b
Diferencias estadísticamente significativas entre alta y moderada actividad vs
baja actividad física (p<0,05)
DISCUSIÓN
Los resultados encontrados en este trabajo muestran que
los profesores que se mantienen físicamente activos presentan una percepción
más positiva de su estado de salud que aquellos docentes que tienen un estilo
de vida con una baja actividad física. En las dimensiones que definen la salud
subjetiva, se han hallado diferencias significativas entre los grupos de
profesores que realizan una actividad física alta o moderada, y el grupo de
docentes físicamente sedentarios o de baja actividad, obteniendo en todos los
factores puntuaciones que definen un mejor estado de salud cuando se realiza
actividad física. Por lo tanto, podemos afirmar, al igual que lo hacen otros
estudios (De Miguel, Schweiger, Mozas y Hernández, 2011; Pérez y Devís, 2003;
Rodríguez, Márquez y De Abajo, 2006; Toker y Biron, 2012), que la actividad
física realizada de forma regular, produce beneficios físicos y psicológicos en
las profesionales que se dedican a la docencia, disminuyendo los niveles de
percepción en los factores que denotan disfunciones o patologías en el estado
de salud subjetivo. Estos aspectos suponen mecanismos de protección ante
patologías como la ansiedad, cuya diferencia es significativa entre docentes
físicamente activos y no activos (McAuley, Márquez, Jerome, Blissmer y Katula,
2002); como la depresión, con diferencias significativas entre el grupo de
docentes que tiene alta o moderada actividad física donde el nivel de depresión
es bajo respecto de los docentes sedentarios (Anderson et al., 2009); o como la
disfunción social, con diferencias significativas entre los docentes que tienen
una moderada actividad física y los que son sedentarios, favoreciendo el
bienestar y la calidad de vida de las personas (Infante, Goñi y Villarroel,
2011; Netz, Wu, Becker y Tenenbaum, 2005; Pino y Pria-Bankoff, 2007).
En cuanto al efecto que tiene la actividad física sobre
los factores que definen el síndrome de burnout de los docentes, encontramos
que, al igual que en otros estudios (Kotova, Rozanov, Alexandrov, e Ivanova,
2017; Papastylianou, Kaila y Polychronopoulos, 2009; Sane, Devin, Jafari y
Zohoorian, 2012), existe una relación inversa entre la práctica de actividad
física y los niveles de cansancio emocional y despersonalización, y una
relación directa con los valores de realización personal; en concreto, se
constata que cuanto más activo físicamente sea el docente menor nivel de
cansancio emocional percibe, y que una actividad física moderada produce
efectos más positivos en la sensación de despersonalización y de
autorrealización. Por lo tanto, podemos afirmar que, mantenerse físicamente
activo, con una intensidad adecuada, reduce el estado de burnout en los
docentes, incrementando la percepción de salud física y mental (García,
Carbonell y Delgado, 2010; Oña, 2002). El cansancio emocional impide el
desarrollo positivo de la función docente, mostrando una menor implicación y
una sensación de agotamiento, mientras que los niveles altos en el factor de despersonalización
sugieren una tendencia al distanciamiento profesional respecto del alumnado,
revelando una actitud poco sensible a la problemática escolar y a cualquier
dificultad que pudiera surgir.
La vida laboral ocupa una gran parte del tiempo diario de
las personas, por lo que combatir el sedentarismo, tanto con la actividad
habitual en los diferentes momentos del trabajo, del transporte o de las
rutinas cotidianas, como con la práctica específica de ejercicio, supone un
reto en el desarrollo del bienestar físico y psicológico de los trabajadores
(Rosales et al., 2017; Tu, Stump y Clar, 2004). Es preciso que en la función
docente se incorporen tanto estrategias de intervención externas, relacionadas
con la organización del sistema educativo y la gestión de los centros docentes,
como estrategias personales que supongan factores de protección que compensen
el agotamiento físico y el desgaste emocional. Para ello, el docente debe tomar
conciencia de la importancia de mantenerse físicamente activo como estilo de
vida relacionado con la salud, y la necesidad de establecer intensidades en la
actividad física adecuadas al desarrollo de sus rutinas diarias tanto del
ejercicio profesional como de la vida personal, familiar y social.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. X
- número X - ISSN: 1577-0354