Seguí-Urbaneja,
J.; Inglés, E.; Alcaraz, S. y De Bosscher, V. (2020) Sport
Pyramid Metaphor: Trickle Down and Up Effect in Spain. Revista
Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 20
(77) pp. 1-20. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista77/artmetafora1117.htm
DOI: 10.15366/rimcafd2020.77.001
ORIGINAL
LA METÁFORA DE LA PIRÁMIDE
DEPORTIVA: EL EFECTO TRICKLE DOWN Y UP EN ESPAÑA
SPORT PYRAMID METAPHOR: TRICKLE DOWN AND UP EFFECT IN SPAIN
Seguí-Urbaneja, J.1; Inglés, E.2;
Alcaraz, S.3 y De Bosscher, V.4
1 Dr.
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Instituto Nacional de Educación
Física de Cataluña. España. jsegui@inefc.es
2 Dr.
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Instituto Nacional de Educación
Física de Cataluña. España. eduard.ingles@gencat.cat
3 Dr.
Psicología del Deporte y de la Salud. Universidad Autónoma de Barcelona.
España. Saul.Alcaraz@uab.cat
4 Dra.
Ciencias Actividad Física y el Deporte. Vrije Universiteit Brussel, Bruselas.
Bélgica. Veerle.de.bosscher@vub.ac.be
Agradecimientos
Con el apoyo del Institut Naciona
d'Educació Física de Catalunya (INEFC) de la Generalitat de Catalunya.
Código UNESCO: 5902.99 Política
Deportiva / Sport policy; 5902 Ciencias políticas / Political sciencies.
Clasificación del
Consejo de Europa: 1. Administración, organización y gestión del deporte /
Sport administration, organization and management.
Recibido 4 de abril de 2018 Received
April 4, 2018
Aceptado 28 de diciembre de
2018 Accepted December 28, 2018
RESUMEN
La metáfora de la pirámide deportiva (efecto trickle down y trickle up)
es utilizada por la administración para justificar la inversión en el deporte
de élite. Las evidencias de este efecto son difusas y estudios previos ponen en
entredicho su veracidad. Este artículo examina el efecto de esta metáfora en
España.
Mediante coeficientes
de correlaciones de Spearman (ρ), se estudia la relación entre el éxito
deportivo y la evolución de las licencias federativas de 23 modalidades
deportivas, desde 1992 hasta 2016. Los resultados muestran tres grupos
distintos: 1) aquellos con indicios de la posible existencia de los efectos trickle down y up; 2) aquellos que muestran correlaciones negativas entre número
de licencias y éxito deportivo; y 3) aquellos que no muestran ninguna relación
entre variables. En conclusión, se corrobora que no existe una evidencia clara
y generalizada que confirme la existencia de la metáfora de la pirámide
deportiva en España.
PALABRAS
CLAVE: Metáfora de la pirámide
deportiva; Trickle up; trickle down; deporte de élite; deporte base
ABSTRACT
The sports pyramid metaphor (trickle
down and trickle up effect) has been used by several governments to justify
their public investments in elite sport. The scientific evidence of this effect
is fragmented, previous studies question their veracity. This study examines the
effect of the sports pyramid metaphor in Spain.
Using Spearman's correlation coefficient
(ρ), we tested for possible relationships
between sporting success and the evolution of the federation membership history
of 23 sports modalities during 1992-2016. According to results, three different
groups of sports could be identified: 1) those that could be assumed to present
both trickle down and up effects; 2) those with negative correlations between
sporting success and membership figures; and 3) sports that do not show any
relationships between those variables. As a conclusion, it is stated that there
is no clear and generalized evidence to confirm the existence of the sport
pyramid metaphor in Spain.
KEYWORDS: Sport pyramid metaphor; trickle
up; trickle down; elite sport; mass participation.
1 INTRODUCCIÓN
Las administraciones públicas
(AAPP) estatales, autonómicas y municipales, destinan parte de su presupuesto
anual al deporte de élite. Dicha cantidad es imposible de cuantificar puesto
que en los respectivos presupuestos no existen partidas económicas específicas
en deporte de élite. La inversión de las AAPP en el deporte de élite se realiza
mediante diferentes conceptos, unos con repercusión directa mientras que otros
la tienen de forma indirecta. Así, para conocer la inversión pública en el
deporte de élite, deberíamos atender las cantidades destinadas a:
1) repercusión directa: a) a las
federaciones deportivas (FD), estatales y autonómicas. Así, por ejemplo, el
Consejo Superior de Deportes (CSD), destinó 46M€ en subvenciones a la alta
competición durante el año 2017; b) a los centros de alto rendimiento y los
centros de perfeccionamiento, con cantidades no publicadas; y c) ayudas a los
deportistas olímpicos a través del plan ADO, promovido por el Gobierno a través
del CSD (quien aporta parte del presupuesto) y con la participación de Radio
Televisión Española, (quien posibilita la retransmisión de reportajes y/o
competiciones a costa del presupuesto público), ambas cantidades no publicadas.
2) repercusión indirecta: a) la exoneración
de tributación del Impuesto de la Renta de la Personas Físicas de los
deportistas de alto nivel (competencia estatal) y deportistas de alto
rendimiento (competencia autonómica), cantidad no cuantificada públicamente; b)
la reducción de tributación del Impuesto de Sociedades de aquellas sociedades
que patrocinen eventos deportivos considerados por el Estado de interés general
(cantidad no cuantificada públicamente); c) la aportación de los beneficios de
Loterías del Estado para determinados eventos; por ejemplo en el caso de los
Juegos del Mediterráneo de Almería 2005 fue de 4,7M€; d) ayudas directas
(inversión) para la organización de eventos deportivos internacionales, como
por ejemplo los Juegos del Mediterráneo de Tarragona 2018, con 9M€ procedentes
del Estado y 14M€ de la CA de Catalunya; en los Juegos del Mediterráneo,
Almería 2005, la cantidad ascendió a 40M€ provenientes del Estado; e) la lucha
contra el dopaje, a través de la AEPSAD; f) el gasto de los cuerpos nacionales
y autonómicos para garantizar la seguridad y el orden en eventos deportivos; y
g) la cantidad abonada por Radio Televisión Española en concepto de derechos
para la retransmisión de competiciones deportivas.
Las AAPP españolas justifican el gasto público en el deporte
de élite con el argumento que el éxito deportivo generará efectos positivos en
la población (efecto trickle down):
consolida y refuerza la identidad nacional (patriotismo), mejora el
reconocimiento diplomático (prestigio internacional), desarrolla el deporte
base (talentos) y amplia el deporte base (licencias deportivas y hábitos
deportivos; Houlihan y Green, 2008; van Bottenburg et al., 2011; De Croock et al.,
2012). Sin embargo, aun siendo un discurso muy utilizado, no
existen estudios científicos, internacionales o nacionales, que sustenten o
contradigan dicha afirmación (De Bosscher, Sotiriadou y Van Bottenburg, 2014).
Así, las AAPP utilizan el efecto trickle down como coartada muy posiblemente porque se da por hecho
que el efecto es real y evidente y, por lo tanto, no resulta necesario
demostrarlo (Grix y Carmichael, 2012). Pero si verdaderamente nos cuestionamos
por qué las AAPP deben destinar fondos públicos al deporte de élite, seguimos
sin una respuesta justificada (Coalter, 2007). Es por ello que cada vez son más
las voces que cuestionan dicha política en pro de un gasto dirigido a la
población general, al deporte para todos y deporte base (Van Bottenburg, 2003;
Houlihan y Green, 2008). El objetivo de este trabajo es el
de analizar la existencia de la metáfora de la pirámide deportiva en España y
de los efectos trickle down o up.
2 MARCO TEÓRICO
2.1 DEFINICIÓN DE CONCEPTOS BÁSICOS
El objeto de este artículo pivota
sobre algunos conceptos (deporte de alta competición, deporte de élite, deporte
de alto nivel, deporte de alto rendimiento, deporte de masas, deporte para
todos, deporte base y práctica deportiva) que, básicamente, presentan dos
problemáticas: 1) terminología, muchos de ellos carecen de una definición clara
e inequívoca en todos los ámbitos científicos: jurídico, académico, deportivo,
educativo, administrativo, lo que genera conflictos y habitualmente son
utilizados como sinónimos; y 2) cuantificación, resulta muy difícil
cuantificar, mediante datos objetivos, la capacidad de cada tipo de deporte. Así,
para evitar confusiones, definimos los dos conceptos básicos objeto de este
artículo:
DEPORTE DE
ALTA COMPETICIÓN, DEPORTE DE ÉLITE O DEPORTE DE ALTO NIVEL Y ALTO RENDIMIENTO
Son términos jurídicamente
indeterminados. Sí existen las definiciones jurídicas de deportista de alto
nivel, deportista de alto rendimiento (Real Decreto 971/2007) y deportista
profesional (Real Decreto 1006/1985), pero no existe una definición jurídica de
deporte de alta competición, élite o alto nivel. Desde un punto de vista
administrativo, se considera “el deporte
de alto nivel de interés para el Estado, en tanto que constituye un factor
esencial en el desarrollo deportivo, por el estímulo que supone para el fomento
del deporte base, en virtud de las exigencias técnicas y científicas de su
preparación, y por su función representativa de España en las pruebas o
competiciones deportivas oficiales de carácter internacional” (Ley 10/1990
del Deporte, art. 6). Desde un punto de vista académico, los tres conceptos se
utilizan como sinónimos. En España, el desarrollo del deporte de alto nivel y
alto rendimiento reside en las FD en colaboración con las administraciones
públicas. Está financiado principalmente por el Estado.
A efectos del presente artículo, utilizaremos
el término deporte de élite como genérico de deporte de alta competición o deporte
de alto nivel y rendimiento y se entenderá por aquella práctica deportiva
institucionalizada (existe competición reglada, récords y ránquines), con
efecto internacional (reconocimiento), con independencia de la naturaleza
jurídica de la organización (federada o no) y de los deportistas (profesionales
o amateur), el objetivo de la cual es
la especialización deportiva y la obtención del máximo rendimiento. Normalmente,
se cuantifica el éxito del deporte de élite por número de medallas.
DEPORTE BASE
También se trata de un término
jurídicamente indeterminado. A efectos de este artículo, se entiende por
deporte base la actividad deportiva practicada con el objetivo de iniciarse o formarse
en una modalidad deportiva e incluso la práctica del ocio, con independencia de
la edad del practicante. Puede, o no, implicar la participación en competición,
oficial o no, siendo el objetivo de ésta la formación, técnica, táctica y/o
estratégica, y no la mejora del rendimiento y/o la especialización deportiva.
En la mayoría de sistemas deportivos, es el paso previo al deporte de élite y
es el que nutre a este último. A los efectos de este artículo, se cuantificará
en número de licencias deportivas.
2.2 LA METÁFORA DE LA PIRÁMIDE DEPORTIVA
La relación existente entre el
deporte de élite y el deporte base, históricamente, ha sido vinculada mediante la
metáfora de la pirámide deportiva. La metáfora de la pirámide deportiva
interrelaciona el deporte de élite con el deporte base mediante una relación
dependiente del uno con el otro. Así, cuantos más practicantes haya (deporte
base) mayor será el éxito del deporte de élite, puesto que el primero nutrirá
al segundo (efecto trickle up). A su
vez, los éxitos logrados por el deporte de élite servirán de inspiración para
que nuevos practicantes se inicien en el deporte base (efecto trickle down).
Del análisis de la literatura
académica internacional se observa que es contradictoria y sigue sin aportar
evidencias claras que justifiquen la relación entre el deporte de élite y el
deporte base (Heinilä, 1982; Renson, 2002; van Bottenburg, 2003; Green 2005;
Sotiriadou et al., 2008; Sotiriadou y
Shilbury, 2009; Grix y Carmichael, 2012). La metáfora de la pirámide deportiva
ha sido criticada porque, por un lado, mucha gente practica deporte sin ningún
deseo de competir en élite (Eichberg et
al., 1998); y, por el otro, el deporte de élite no se puede relacionar como
una simple extensión del deporte base porque es posible construir un sistema
deportivo de élite sin disponer de base deportiva (van Bottenburg, 2003; Green,
2005; De Bosscher y van Bottenburg, 2011). Deporte de élite y deporte base pueden
evolucionar independientemente y la conexión entre ellos es compleja. Esta
divergencia permite cuestionar cualquier política pública que utilice la
metáfora de la pirámide deportiva para legitimar sus inversiones de gasto
público (De Bosscher et al., 2008b).
En el caso de la literatura académica nacional, es del todo inexistente, así no
existen estudios previos que intenten analizar la metáfora de la pirámide
deportiva.
2.3 LA BÚSQUEDA DE
EVIDENCIAS: EL EFECTO TRICKLE DOWN
El
efecto trickle down explica que el éxito
del deporte de élite sirve de inspiración a los deportistas jóvenes (van
Bottenburg, 2001) y se basa en la asunción de que existe la evidencia de dicho
efecto sin ser, realmente, demostrada (Weed, 2009). Así, la asunción del efecto
trickle down implica que el éxito del deporte de élite tiene una función
inspiradora mediante: a) el rendimiento del deporte de élite; b) los
deportistas de élite (como estrellas o figuras mediáticas); y c) el legado de
los eventos deportivos.
Estos
elementos (factores independientes) pueden afectar al número de practicantes (factor
dependiente). Los efectos de los factores independientes pueden examinarse en
relación a cuatro áreas: a) efectos en la participación deportiva: la atracción
(captación de nuevos participantes), la retención (motivación o fidelización
para continuar con la práctica deportiva), la motivación (avanzar hacia niveles
más altos de la competición) y la base deportiva (asociado a incrementar el
compromiso para avanzar en la élite deportiva); b) efectos de la elección de la
modalidad deportiva; c) efectos en el comportamiento deportivo (i.e.; la
elección de una determinada posición en deportes colectivos, la inspiración
para copiar técnicas o tácticas deportivas, o incluso malas prácticas); y d) efectos
en el comportamiento externo al deporte (i.e.; vestimenta, cortes de pelo,
preferencias musicales, valores vinculados a consumo, o no, de drogas, racismo
o género).
Siguiendo
esta estructuración y tras la revisión de referencias bibliográficas se hace
evidente que las investigaciones, hasta la fecha, a menudo se limitan a la
literatura “gris” (conferencias, revistas no científicas, divulgación de
opinión sin estar sujeta a revisión externa; Grix y Carmichael, 2012). Realizar
un estudio empírico con el objetivo de determinar la metáfora de la pirámide
deportiva no es sencillo ya que resulta muy difícil comprobar, filtrar y aislar
las variables que intervienen (Wicker et al., 2012). Así, la variabilidad en la
participación puede explicarse por muchos condicionantes a corto plazo
(Sotiriadou y Shilbury, 2009; Grix y Carmichael, 2012): a) cambios en la
disponibilidad de infraestructura deportiva: la natación española ha tenido
éxito cuando en España se han construido piscinas climatizadas; b) la vida en
un vecindario propenso a una actividad concreta: la ciudad de Terrassa aporta
el 80% de los jugadores de la selección española de hockey hierba; Terrassa es
la cuna del hockey hierba español, allí residen 4 clubes centenarios que vieron
su apogeo en la celebración de los Juegos Olímpicos (JJOO) de Barcelona, dónde
Terrassa fue sede deportiva de dicha modalidad. Así, en Terrassa, ser jugador
de hockey hierba socialmente está mejor reconocido que ser futbolista; c) el
efecto de los compañeros: el éxito del waterpolo femenino español puede
explicarse por la determinación de un grupo nacido de los JJOO de Barcelona; d)
el estado de un deporte en una escuela: el éxito del bádminton español nace de
los programas escolares; y e) actividades organizadas para atraer a los jóvenes
o incluso aumentar los ingresos o el Producto Interior Bruto: la organización
de pruebas de trail running o de triatlón
como estrategia para el desarrollo del turismo territorial. Teniendo en cuenta
la complicada influencia de todos estos condicionantes, la investigación
realizada hasta ahora no ha logrado encontrar una evidencia clara de que el
éxito del deporte de élite tenga un efecto sobre el deporte base (efecto trickle down; Misener et al., 2015; Storm y Asserhoi, 2016).
A
continuación, presentamos la discusión sobre la evidencia de los impactos de
los tres factores independientes.
LA FUNCIÓN INSPIRADORA DEL DEPORTE DE ÉLITE
En los
últimos años se han publicado algunos estudios en las áreas de política y
gestión mediante el análisis de correlación o regresión para determinar la
relación entre el éxito deportivo y las licencias deportivas principalmente en
un único deporte (Frick y Wicker, 2016; Haut y Gaum, 2017). Los resultados de
los estudios publicados son controvertidos; así varios investigadores
identifican contra efectos en algunos deportes. Estos son deportes que han
tenido éxito con el tiempo o han tenido deportistas relevantes pero cuya
evolución de licencias deportivas ha disminuido (Stokvis y Minnee, 1986; van
Bottenburg, 2003; Steward y Nicholson, 2004; Green, 2005; Feddersen et al., 2009). Este fue, por ejemplo, el
caso del tenis en Alemania después del periodo de éxito de Boris Becker y
Steffi Graff, o del voleibol en los Países Bajos después de ganar la medalla de
oro en los JJOO de Atlanta 1996. Steward y Nicholson (2004) no encontraron
ninguna correlación positiva significativa entre el éxito de la élite y la
evolución en número de licencias deportivas en seis deportes en Australia
durante un periodo de 14 años. Por el contrario, otros estudios han encontrado
relaciones positivas entre el éxito deportivo y el incremento de licencias
deportivas. Por ejemplo, Hanstad y Skille (2010) encontraron correlaciones
positivas entre la evolución en licencias y las medallas conseguidas en JJOO y
mundiales (r = 0,597; p <0,05) y los primeros 15 lugares (r = 0,690; p<0,05) en modalidades deportivas como el esquí de fondo y el tiro
en Noruega. Un estudio de De Bosscher y De Knop (2003) revela que el éxito en
el tenis en 43 naciones europeas estaba altamente correlacionado con el número
de tenistas afiliados (r = 0,724; p<0,001) y el número de pistas de
tenis (r = 0,858; p<0,001). Finalmente, van Bottenburg
(2002; 2003) encontró una correlación significativa entre el porcentaje de la
población que participa solo en un deporte organizado y el número de medallas
por millón de habitantes en 20 estados europeos (r = 0,535; p<0,01).
Curiosamente, esta correlación se acrecentaba en aumentar la intensidad y la
competitividad.
Si
consideramos los estudios expuestos anteriormente de forma colectiva, estos
sugieren la inexistencia de una evidencia clara del efecto trickle down, o simplemente la inexistencia de dicho efecto. Los
resultados sugieren que, si existe una relación, puede ser específica para el
deporte, el país y el contexto. Weed (2009), en su estudio con 1509
participantes de rugby y cricket en Nueva Zelanda, concluye que el efecto de
modelo como consecuencia del éxito del deporte de élite no tiene un impacto
significativo en aquellos que rara vez o nunca han participado y, por lo tanto,
ya no están emocionalmente comprometidos con el deporte. Weed descubrió que
este efecto sí afectaba a los que ya participaban en el deporte analizado, de
tres maneras: 1) fomentaba una nueva participación de los participantes caducos
-que se habían retirado-; 2) provocaba un aumento en la frecuencia de
participación entre los participantes actuales; y 3) entre los participantes
actuales, aumentaba la probabilidad de cambiar de actividad. Además, el efecto
del modelo puede verse influido, entre otras, por otras variables como la
cobertura de los medios de comunicación, la financiación, y los programas de
participación masiva (van Bottenburg 2003, Feddersen et al. 2009).
En
consecuencia, la naturaleza de la relación es complicada y los factores son
difíciles de analizar. Por lo tanto, las preguntas sobre los mecanismos que
afectan al incremento del deporte base siguen sin respuesta.
LA
FUNCIÓN INSPIRADORA DEL DEPORTE DE ÉLITE (DEPORTISTAS COMO ESTRELLAS)
Una de
las explicaciones más utilizadas y conocidas sobre el aumento de la popularidad
de determinadas modalidades deportivas es que la participación se impulsa en
respuestas a las victorias de campeones que captan la imaginación del público
(van Bottenburg 2001). Esta área de investigación se relaciona con los efectos
de los modelos a seguir. La literatura en esta área está mucho más desarrollada
y se origina principalmente en la investigación de la psicología deportiva, ya
sea en el contexto de individuos de logros sobresalientes (p. ej.: Lockwood y
Kunda, 1997) o en el contexto de personas que tienen cualidades que nos
gustaría poseer (p. ej.: Guiliano et al.,
2007). Esta literatura ofrece ideas sobre qué modelos de rol escogen los
jóvenes, por qué los eligen, si estos modelos influyen en el comportamiento de
los jóvenes y, de ser así, cómo. En consecuencia, padres, hermanos, profesores,
entrenadores, estrellas del pop y héroes deportivos han sido estudiados como
modelos en varios contextos: teorías de aprendizaje social (Bandura 1977; Jung,
1986, Lockwood y Kunda, 1997), estudios de comportamiento dentro y fuera del
deporte (Biskup y Pfister, 1999; Carr y Weigand, 2001; Vescio et al., 2005; Guiliano et al., 2007; Lines 2011), sociología
(Fleming et al., 2005; Buford 2009),
pedagogía (Bromnick y Swallow, 1999) y educación (Nauta y Kokaly, 2001). Un
hallazgo interesante de Lockwood y Kunda (1997) es que las superestrellas, como
modelos a seguir, provocan inspiración y autoevaluación cuando su éxito parece
alcanzable para el observador, pero provocan la autodeflación cuando parece
inalcanzable. Además, varios autores han encontrado que los varones son más
propensos a elegir un deportista como modelo a seguir que las niñas (por
ejemplo, Ewens y Lashuk, 1989; Biskup y Pfister, 1999; Bromnick y Swallow,
1999; Jones y Schumann, 2000; Guiliano et
al., 2007; Lines 2011). Algunos autores también destacan los posibles
efectos negativos de los héroes como modelos (por ejemplo, Hindson et al., 1994; Globus, 1998; Payne et al., 2003; Lines 2011) y cómo los
medios de comunicación transmiten y amplían el impacto de los modelos de rol
para los jóvenes (French y Pena, 1991; Biskup y Pfister, 1999; Fleming et al., 2005; Lines 2011).
Si bien esta literatura proporciona información sobre los
efectos de los modelos a seguir, muy pocas investigaciones han examinado el
efecto de los deportistas de élite como modelos a seguir en la participación
deportiva o desarrollo deportivo (Green 2005; Sotiriadou et al., 2008).
LA FUNCIÓN INSPIRADORA Y EL LEGADO DE LOS EVENTOS
DEPORTIVOS DE ÉLITE
El
legado de un mega evento deportivo se ha convertido en un resultado que se presume
que se produce y, además, ha tenido un impacto en cómo las organizaciones los
planifican e implementan (Leopkey y Parent, 2012). A pesar de los beneficios
potencialmente comprobables de organizar un mega evento deportivo, no existe un
método fiable y ampliamente aceptado para evaluar sus efectos (London East
Research Institute, 2007; Veal et al., 2012). Por un lado, muchos son los
autores que cuestionan que los grandes eventos deportivos realmente generen un
impacto positivo en la participación deportiva (Coalter, 2007; EdComs, 2007;
Girginov y Hills, 2008; Veal et al., 2012); mientras que, por otro lado, son
pocos los estudios que muestran efectos positivos y estos son,
predominantemente, a corto plazo (Hanstad y Skille, 2010). Por ejemplo, Frawley
y Crush (2011) y Veal et al. (2012) determinaron que hubo un crecimiento
acelerado del número de jugadores de rugby en Australia dos años después de la
Copa del Mundo de 2003.
Finalmente,
se puede concluir que, en términos generales, todavía no existen evidencias
claras de las consecuencias del efecto trickle
down del éxito del deporte de élite, los deportistas de élite y los eventos
deportivos, y que es especialmente difícil determinar una relación
causa/efecto.
Así, el
presente estudio examina la relación bidireccional entre el éxito del deporte
de élite y el deporte base, evaluando, así, la existencia de los efectos trickle down y up. El artículo constituye la primera aportación que se hace en
España y, a su vez, incrementará el conocimiento supraestatal en relación a la
metáfora de la pirámide deportiva.
3 MÉTODO
3.1 RECOGIDA DE DATOS
Se analizan 23 modalidades deportivas que han obtenido, como mínimo, una
medalla en campeonatos mundiales o JJOO celebrados en el periodo 1992-2016.
Se identifica el éxito del deporte de élite utilizando el
Índice de Deporte de Élite (ESI, por sus siglas en inglés) similar al utilizado
en De Bosscher et al. (2013). El ESI se calcula a partir de adjudicar 10 puntos
a la medalla de oro, 8 a la de plata y 6 a la de bronce. Asimismo, siguiendo el
razonamiento de investigaciones anteriores (De Bosscher et al., 2008, 2013) se
multiplican estos valores por 6 (JJOO) o por 4 (campeonatos mundiales). De la
suma de estas puntuaciones se obtiene una calificación total de éxito deportivo
por año y modalidad deportiva. Cabe tener en cuenta que la celebración de
campeonatos mundiales no es homogénea entre modalidades deportivas (i.e.;
algunos son anuales -ciclismo-, otros bianuales -atletismo, tiro con arco- y
otros bienales -futbol, baloncesto-), por ello se adapta el cálculo ESI a cada
modalidad deportiva teniendo en cuenta la puntuación obtenida en un campeonato
hasta la celebración de la nueva edición. También hay que señalar que, en el
caso del tenis, y a los efectos de este estudio, se contabilizan los Grand Slam
como campeonatos del mundo.
Para identificar el deporte base, a los efectos de este artículo se analiza
el número de licencias deportivas de cada modalidad deportiva analizada. El
número de licencias se obtiene a partir de los datos oficiales publicados por
el CSD en su página web (http://www.csd.gob.es/). Se excluyen
aquellas modalidades en que la tipología de licencia deportiva no se
corresponde con la tipología de competición (por ejemplo, la natación. Existe
una licencia deportiva única con diferentes competiciones: natación, waterpolo,
natación sincronizada o saltos).
3.2 ANÁLISIS
DE DATOS
El planteamiento del análisis de datos se basó en el desarrollado
en investigaciones previas (e.g.; De Bosscher et al., 2013). En primer lugar,
se realiza un análisis descriptivo de las puntuaciones ESI y el número de
licencias, mediante el cálculo de la media de ambas variables para cada deporte
en el periodo 1992-2016. A continuación, se calculan las correlaciones de Spearman
(ρ) entre las puntuaciones ESI y el número de
licencias para cada deporte. Se utiliza el coeficiente de correlación de
Spearman dada la naturaleza no paramétrica de los datos del estudio. La
expresión matemática de este coeficiente es la siguiente: .
Teniendo en cuenta que se esperaba que los efectos no se produjeran
en el mismo año que se celebraba un acontecimiento, sino en los años anteriores
(trickle up) o posteriores (trickle down), las puntuaciones ESI se
correlacionaron con el número de licencias de ese año (X), de los años
anteriores (i.e.; X-1, X-2, X-3, X-4) y de los años posteriores (i.e.; X+1, X+2,
X+3, X+5, X+8, X+10). Con X nos referimos a cualquier año dentro del rango de
años analizados en el presente estudio (1992-2016). Las correlaciones se
calculan únicamente para aquellos años en que se dispone de datos. Estas
correlaciones se plantean también entre las puntuaciones ESI y el
incremento/decremento anual en el número de licencias. En todos los análisis de
correlación se utiliza un nivel de significación de .05. Los coeficientes de
correlación han sido interpretados siguiendo el criterio de Safrit y Wood
(1995), según el cual éstos se clasifican en ausencia de correlación (0–,19),
correlaciones bajas (,20–,39), correlaciones moderadas (,40–,59), correlaciones
moderadamente altas (,60–,79), y correlaciones altas (,80). Todos los análisis
de datos fueron efectuados con el programario estadístico PASW Statistics v.
17.
4 RESULTADOS
4.1 Datos descriptivos de las puntuaciones ESI y el
número de licencias por deporte
Las Figuras 1 y 2
ilustran una visión general del deporte de élite en España durante el periodo
1992-2016. Por un lado, la Figura 1 presenta las puntuaciones ESI medias para
cada uno de los 23 deportes durante ese periodo. Puede observarse que deportes
como el ciclismo, la vela, el taekwondo y el piragüismo muestran los mejores
resultados deportivos y, por el contrario, el voleibol, la halterofilia, la
lucha olímpica y el remo tuvieron escaso éxito. La media ESI para el deporte
español en el periodo 1992-2016 fue de 66,42 puntos (DT = 72,70). Por otro lado, la Figura 2 presenta el número medio de
licencias por deporte durante el periodo 1992-2016. Así el fútbol destaca como deporte
mayoritario, seguido del baloncesto y el judo. Por el contrario, la
halterofilia y el boxeo son los deportes minoritarios. La media de licencias
por año y deporte durante el periodo de estudio fue de 75000 licencias (DT = 148188,09).
Figura 1. Puntuaciones
medias españolas del índice de deporte de élite (ESI) para cada deporte durante
el periodo 1992-2016. La línea en naranja marca la puntuación media ESI para
ese periodo (66,42 puntos; DT
= 72,70).
Figura 2. Número de
licencias promedio por deporte en España para el periodo 1992-2016. La línea en
naranja marca la media de licencias por deporte durante ese periodo (75000; DT = 148188,09)
4.2 Correlaciones entre PUNTUACIONES
ESI Y EL número de licencias en España
La Tabla 1 presenta las correlaciones entre las
puntuaciones ESI y el número de licencias, tanto para el año en cuestión como
para los años anteriores (efecto trickle
up) y posteriores (efecto trickle
down). Como puede observarse, la mayoría de los deportes exhiben
correlaciones estadísticamente significativas, como mínimo para una de las
relaciones analizadas. Es interesante señalar que dichas correlaciones pueden
ser tanto positivas (i.e.; el comportamiento de las puntuaciones ESI y el
número de licencias van en la misma dirección) como negativas (i.e.; el
comportamiento de las puntuaciones ESI y el número de licencias van en
direcciones opuestas). Así, por ejemplo, el baloncesto muestra correlaciones
altas y positivas entre ambas variables en distintos momentos temporales, manifestando
tanto un efecto trickle up como trickle down. En cambio, la gimnasia
muestra correlaciones moderadamente altas y negativas entre las puntuaciones
ESI y el número de licencias, indicando que ambas variables se relacionan de forma
inversa (i.e.; los momentos de éxito deportivo se vinculan con años con menor
número de licencias, y viceversa). Con el propósito de identificar de qué distintas
maneras pueden relacionarse las puntuaciones ESI con el número de licencias, en
el apartado siguiente se agrupan los 23 deportes en función del comportamiento de
las correlaciones presentadas.
Tabla 1. Coeficientes
de correlación Spearman entre el éxito deportivo (ESI) en un año X (cualquiera
dentro del rango 1992-2016) y las licencias en ese año X, en los años anteriores
X -1, X – 2, X – 3, X – 4 (trickle up)
y en los años posteriores X + 1, X + 2, X + 3, X + 5, X + 8, X + 10 (trickle down).
X |
X-4 |
X-3 |
X-2 |
X-1 |
X+1 |
X+2 |
X+3 |
X+5 |
X+8 |
X+10 |
|
Atletismo |
,590** |
,189 |
,342 |
,393 |
,518** |
,573** |
,564** |
,152 |
,120 |
,194 |
,238 |
Bádminton |
,397* |
,337 |
,288 |
,243 |
,313 |
,152 |
,022 |
a |
a |
a |
a |
Baloncesto |
,821** |
,858** |
,853** |
,832** |
,822** |
,833** |
,831** |
,787** |
,561* |
,089 |
-,062 |
Balonmano |
,430* |
-,027 |
,156 |
,362 |
,535** |
,442* |
,336 |
,304 |
,529* |
,334 |
,586* |
Boxeo |
-,052 |
-,028 |
-,077 |
-,053 |
,125 |
-,058 |
-,151 |
-,284 |
-,199 |
,123 |
,108 |
Ciclismo |
-,269 |
-,486* |
-,477* |
-,410* |
-,338 |
-,192 |
-,098 |
,032 |
,329 |
,871** |
,685** |
Esgrima |
,133 |
-,089 |
-,018 |
,053 |
,089 |
-,012 |
-,083 |
-,221 |
-,380 |
-,261 |
,013 |
Fútbol |
-,481* |
-,446* |
-,460* |
-,512** |
-,484* |
-,457* |
-,360 |
-,370 |
-,457* |
-,630** |
-,592* |
Gimnasia |
-,787** |
-,581** |
-,624** |
-,658** |
-,751** |
-,733** |
-,704** |
-,655** |
-,557* |
-,135 |
-,379 |
Halterofilia |
,341 |
-,053 |
,196 |
,018 |
,233 |
,305 |
,419* |
,361 |
,338 |
-,153 |
-,309 |
Hípica |
,004 |
-,552** |
-,407* |
-,237 |
-,094 |
,092 |
,143 |
,249 |
,565** |
,686** |
,531* |
Hockey |
-,410* |
-,044 |
-,231 |
-,213 |
-,339 |
-,363 |
-,443* |
-,401 |
-,437 |
-,744** |
-,826** |
Judo |
-,548** |
-,646** |
-,589** |
-,570** |
-,681** |
-,471* |
-,398 |
-,453* |
-,349 |
,531* |
,585* |
Luchas olímpicas |
,240 |
,483* |
,282 |
,373 |
,340 |
,301 |
,308 |
,056 |
,219 |
,306 |
-,371 |
Piragüismo |
-,008 |
,218 |
,113 |
,001 |
-,053 |
,044 |
,094 |
,047 |
,072 |
-,407 |
-,681** |
Remo |
,002 |
-,130 |
-,164 |
-,188 |
-,118 |
-,009 |
,028 |
-,024 |
,044 |
,194 |
,147 |
Taekwondo |
-,405* |
-,130 |
-,097 |
-,076 |
-,244 |
-,074 |
,272 |
-,116 |
,120 |
-,163 |
,350 |
Tenis |
,401* |
,355 |
,455* |
,457* |
,456* |
,396 |
,169 |
-,165 |
-,704** |
-,588* |
-,046 |
Tiro con arco |
-,560** |
-,030 |
-,151 |
-,348 |
-,484* |
-,646** |
-,657** |
-,650** |
-,694** |
-,651** |
-,384 |
Tiro Olímpico |
,125 |
,100 |
,173 |
,056 |
,071 |
,130 |
,251 |
,458* |
,189 |
-,241 |
-,563* |
Triatlón |
,766** |
,720** |
,754** |
,769** |
,764** |
,740** |
,693** |
,694** |
,568** |
,641** |
,449 |
Vela |
-,323 |
-,294 |
-,065 |
-,180 |
-,268 |
-,503* |
-,544** |
-,514* |
-,056 |
-,052 |
-,047 |
Voleibol |
-,287 |
-,106 |
-,424* |
-,454* |
-,393 |
-,129 |
,052 |
,074 |
,043 |
,226 |
,694** |
Nota. * p ≤ ,05, ** p ≤ ,01. a La
correlación no pudo ser calculada por no hallarse éxito deportivo (i.e.;
puntuación ESI distinta de cero).
4.3 ANÁLISIS DE LAS RELACIONES
ENTRE PUNTUACIONES ESI Y NÚMERO DE LICENCIAS
4.3.1 Deportes que muestran efectos trickle up y
trickle down
El primero de los
subgrupos incluye una serie de deportes que muestran correlaciones positivas y
altas o moderadamente altas entre la evolución en el número de licencias y las
puntuaciones ESI. En este grupo se incluyen el atletismo, el balonmano, el
baloncesto y el triatlón, siendo los dos últimos los ejemplos más claros. En
base a la Tabla 1, podría deducirse que las luchas olímpicas también podrían
formar parte de este grupo dado que las correlaciones irían en la misma
dirección, a pesar de ser menores y no estadísticamente significativas.
En este primer grupo
se puede observar tanto el efecto trickle
up para los años precedentes, como el efecto trickle down para los años posteriores a un año X. Así, estos
deportes se caracterizan por un incremento tanto en el número de licencias como
en el éxito deportivo (i.e.; puntuación ESI). Por ejemplo, en la Figura 3 se
presenta la evolución de las puntuaciones ESI y el número de licencias a lo
largo de los años en el triatlón. Así, se advierte que el incremento en el
número de licencias va de la mano de la época con mayor éxito deportivo (a
partir de 2001). En el caso del triatlón, la correlación entre la puntuación
ESI y el número de licencias en ese mismo año X fue de ,766 (p ≤ ,01).
Figura 3. Evolución del número de
licencias y las puntuaciones ESI en el periodo 1992-2016 en el triatlón.
Un caso especial dentro de este grupo de deportes es el del
tenis (ver Figura 4). Como puede observarse en la Tabla 1, este deporte exhibe solamente
un efecto trickle up, dado que
únicamente las correlaciones entre el número de licencias en los años
precedentes y las puntuaciones ESI son positivas y muestran significación
estadística. Este efecto se puede observar más fácilmente en los periodos
1992-1994 y 2002-2011, donde el incremento en el número de licencias precede al
incremento del éxito deportivo. Además, el tenis muestra correlaciones
negativas y significativas en los efectos a largo plazo (i.e.; X + 5 y X + 8),
seguramente explicadas por los descensos e incrementos en los éxitos deportivos
que, 5 y 8 años después, coinciden con una evolución opuesta en el número de
licencias. Por ejemplo, los descensos en el rendimiento deportivo de los periodos
1995-1997 y 1999-2000, van acompañados de un aumento en el número de licencias
5 y 8 años después. Por último, la halterofilia presenta únicamente un ligero
efecto trickle down, siendo la
correlación con el año X + 2 la única
que presenta significación estadística (ρ
=,419; ver Tabla 1).
Figura 4. Evolución del número de
licencias y las puntuaciones ESI en el periodo 1992-2016 en el tenis.
4.3.2 Deportes
con relación negativa entre las puntuaciones ESI y el número de licencias
Un segundo grupo de deportes incluye aquéllos con una
correlación negativa entre el número de licencias y las puntuaciones ESI, tanto
en los años anteriores al año X como en los posteriores. Este grupo incluye el
fútbol, la gimnasia, el judo y el tiro con arco. En estos deportes, la
evolución del número de practicantes y del éxito deportivo va en direcciones
opuestas. Así, por ejemplo, un incremento en el número de licencias se
relaciona con un menor éxito deportivo en los años posteriores, y un buen
rendimiento deportivo en los años precedentes conlleva, paradójicamente, un
descenso en el número de licencias de los años posteriores. En la Figura 4 se
muestra la evolución del judo en el periodo 1992-2016. Como puede observarse,
el número de licencias se incrementa ligeramente en este periodo, pero el éxito
deportivo disminuye con el paso de los años. Asimismo, en los años 2008-2010,
el número de licencias disminuye ligeramente, pero el éxito deportivo se
incrementa. Complementariamente, el judo también muestra correlaciones
moderadas y positivas a largo plazo (ρX
+ 8 = ,531 y ρX + 10
= ,585; p < ,01). La correlación global
entre la puntuación ESI y el número de licencias en ese mismo año fue de -,548
(p < ,01). Finalmente, en este segundo
grupo también hay que incluir el ciclismo, la hípica y el voleibol, que
muestran correlaciones negativas entre el número de licencias y las puntuaciones
ESI únicamente en los años precedentes a un año X, y el hockey y la vela, que
solamente las presentan en los años posteriores (ver Tabla 1).
Figura 5. Evolución del número de
licencias y las puntuaciones ESI en el periodo 1992-2016 en el judo.
4.3.3 Deportes
sin relación entre las puntuaciones ESI y el número de licencias
El tercer y último grupo de deportes agrupa aquellas
disciplinas sin correlaciones estadísticamente significativas entre las
puntuaciones ESI y el número de licencias. Es decir, se trata de deportes cuyo
éxito deportivo y cuya evolución en el número de licencias no están vinculados,
incrementando o disminuyendo los valores de uno de ellos sin tener repercusión
en el otro. En este grupo se incluyen el bádminton, el boxeo, la esgrima, el
piragüismo, el remo, el taekwondo y el tiro con arco. A excepción del
piragüismo y el taekwondo, estos deportes se caracterizan por haber obtenido un
bajo éxito deportivo (ver Figura 1). Tal como puede observarse en la Tabla 1, los
momentos puntuales de éxito deportivo no se relacionan con la evolución en el
número de licencias. En la Figura 6 se presenta la evolución en las
puntuaciones ESI y el número de licencias para el periodo 1992-2016 para el
remo. Como puede observarse, los éxitos deportivos alcanzados en los años 1993,
2002 y 2006 no tienen demasiada repercusión en el número de licencias.
Asimismo, el mayor incremento de licencias experimentado en los años 2012-2014
no tiene repercusión en la consecución futura de éxitos deportivos. La
correlación global entre las puntuaciones ESI y las licencias de remo en un año
X fue inexistente (ρ =,002; p > ,05).
Figura 6. Evolución del número de
licencias y las puntuaciones ESI en el periodo 1992-2016 en el remo.
5 DISCUSIÓN
Y CONCLUSIONES
El presente trabajo ha tratado de explorar la metáfora de
la pirámide deportiva en el contexto del deporte español. Para ello se ha analizado
la relación entre el éxito del deporte de élite y el deporte base, mediante el
análisis de la correlación entre los resultados en competiciones
internacionales y la evolución del número de licencias del deporte español
entre los años 1992-2016 y, además, se asume que, si esta relación existiera,
podría no materializarse inmediatamente y hacerlo hasta varios años después del
éxito deportivo.
Tras el análisis estadístico de 23 modalidades deportivas
en España se han identificado tres grupos: 1) un primer grupo formado por 4 modalidades
deportivas (atletismo, balonmano, baloncesto y triatlón) con indicios
estadísticos de la existencia del efecto trickle
down y up; 2) un segundo grupo formado
por 4 modalidades deportivas (gimnasia, judo, fútbol y tiro con arco) con correlaciones
negativas entre el número de licencias y el éxito deportivo; y 3) un tercer
grupo formado por el resto de modalidades deportivas y que no muestra
relaciones entre el número de licencias y el éxito deportivo.
De esta forma, el presente estudio corrobora que, en
España y para las modalidades deportivas analizadas, no existe una evidencia
clara que confirme la existencia del efecto trickle
down, tal y como apuntan estudios previos (van Bottenburg, 2002; De
Bosscher y De Knop, 2003; Stewart y Nicholson, 2004; Feddersen et al., 2009; Hanstad y Skille, 2010; De
Bosscher y van Bottenburg, 2011; De Bosscher et al., 2014). También apunta la dificultad de discernir tendencias
generales, coincidiendo con la conclusión principal del estudio de De Bosscher et al. (2014). Y todo ello nos lleva a
contradecir la afirmación, sin fundamento científico que, en muchas ocasiones,
justifica la política e inversión de las AAPP sobre el deporte de élite y, por
lo tanto, evidencia la necesidad de continuar con la exploración empírica la
metáfora de la pirámide deportiva antes de afirmar su aceptación y existencia.
Sobre el estudio presentado cabe tener presente algunas
limitaciones. En primer lugar, se identifica el deporte base mediante el número
de licencias federativas publicadas por el CSD; siendo esta asunción no real
puesto que existen muchos practicantes fuera del paraguas federativo. De este
modo, las licencias federativas reflejan la participación en un entorno
principalmente competitivo y, de acuerdo con van Bottenburg (2003), ofrecen una
visión limitada de la realidad. En segundo lugar, el hecho de centrar el
análisis en un único país, tal y como ocurre en la mayoría de estudios previos
(i.e.; De Bosscher et al., 2011), reduce las posibilidades de generalizar los
resultados y poder, así, confirmar la existencia de los efectos de trickle up y down. Por último, el hecho que exista correlación estadística no
significa que haya relación de causalidad puesto que existen múltiples
variables que pueden influir ineludiblemente sobre la posible relación entre el
deporte de élite y el deporte base, que no se han contemplado en el presente
estudio, y algunas de las cuales si han sido estudiadas en trabajos previos: 1)
la cobertura de los medios de atletas y disciplinas deportivas (van Bottenburg
2003; Fleming et al., 2005; Sotiriadou y Shilbury, 2009; Hanstad y Skille,
2010; Lines, 2011); 2) La existencia de organizaciones, programas, concursos o
instalaciones orientadas a la promoción deportiva de base (van Bottenburg 2002,
Sotiriadou et al., 2008; Hanstad y
Skille, 2010). Así, se recomienda que futuras investigaciones utilicen métodos
estadísticos más avanzados, como los análisis con datos de panel (e.g.; Weimar,
Wicker, y Prinz, 2015) o la regresión lineal (e.g.; Frick y Wicker, 2016), que
permitan la inclusión de estas covariables en los análisis estadísticos.
Los resultados de este estudio permiten generar nuevas
preguntas: ¿qué características tiene el atletismo, balonmano, baloncesto y
triatlón que hacen que se produzca la metáfora de la pirámide deportiva?; ¿por
qué estudios parecidos (De Bosscher et
al., 2014) realizados en otros territorios las modalidades que presentan
correlaciones positivas son otras (atletismo, gimnasia, judo y tennis)?; ¿qué
particularidades tienen la gimnasia, judo, futbol y tiro con arco que hace que
tengan una correlación negativa en ambos sentidos? y ¿qué características
tienen el resto de modalidades analizadas en las que no hay relación?
En conclusión, este artículo supone el primer estudio
realizado en el contexto deportivo español que ha puesto a prueba la metáfora
de la pirámide deportiva. Los hallazgos evidenciados son parciales y no
muestran una evidencia definitiva de la metáfora de la pirámide deportiva. Pero
si se reafirma la necesaria precaución a la hora de hacer afirmaciones
definitivas sobre la metáfora de la pirámide deportiva, su existencia y sus
efectos. Las instituciones y organizaciones deportivas nacionales deben ser
conscientes de que su efecto no es un fenómeno evidente que fluye
automáticamente del éxito deportivo y tampoco en todos los deportes.
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vol. 20 - número 77 - ISSN: 1577-0354