DOI: https://doi.org/10.15366/rimcafd2022.85.006
ORIGINAL
PERFIL ANTROPOMÉTRICO DE LA SELECCIÓN MADRILEÑA (ESPAÑA) DE
FÚTBOL FEMENINO SUB-16 Y SUB-18
ANTHROPOMETRIC
PROFILE OF THE MADRID (SPAIN) WOMEN'S SOCCER TEAM U-16 AND U-18
Pedrero-Tomé,
R.1,2; Marrodán, M.D.1,2 y Cabañas, M.D.1,3
1
Grupo de Investigación EPINUT. Grupo de investigación acreditado nº 920325 de la Universidad Complutense de Madrid (https://webs.ucm.es/info/epinut/) (España).
Sociedad Internacional para la Antropometría Aplicada al Deporte y la Salud
(SIANADS). International
Society for Anthropometry Applied to Sport and Health (ISANASHE) (http://www.antropometria.net/)
2
Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución. Universidad Complutense de
Madrid (España) robertpe@ucm.es ; marrodan@ucm.es;
3
Departamento de Anatomía y Embriología Humanas y Veterinarias. Universidad
Complutense de Madrid (España) lolacaba@ucm.es
Código
UNESCO/ UNESCO code: 2402.03 Antropometría y Antropología
Forense / Anthropometry and Forensic
Anthropology; 2402.04 Composición del Cuerpo / Body Composition
Clasificación
Consejo de Europa / Council of Europe
classification: 9 Cinantropometría
/ Kineantrhopometry.
Recibido 17 de noviembre de
2019 Received November
17, 2019
Aceptado 13 de abril de
2020 Accepted April 13, 2020
RESUMEN
Durante la temporada 2017-2018 y siguiendo el
protocolo de la Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría,
se evaluó la composición corporal el somatotipo y proporcionalidad de 25
jugadoras españolas de elite de 15-18 años (15,48 ± 1,05). El porcentaje de
grasa corporal (%GC) analizado por antropometría estuvo en un rango de 14,21% -
17,30 % y mediante BIA entre 24,20%-29,63%. La menor adiposidad correspondió a
jugadoras de banda y la mayor a porteras y delanteras. El somatotipo medio fue
3,67-4,10-1,90 para el conjunto de la muestra; En la categoría sub-18
(3,10-4,33-1,82) la dispersión somatotípica fue menor y la mesomorfia mayor que
en la categoría Sub 16 (3,20-3,97-1,95). En análisis de proporcionalidad,
mostro que las jugadoras, sobre todo las Sub18, presentan
menores pliegues subcutáneos y mayores perímetros en la extremidad inferior que
el modelo Phantom.
PALABRAS
CLAVE: Cineantropometría;
Composición corporal; Proporcionalidad corporal, fútbol femenino, Phantom.
ABSTRACT
During the 2017-2018 season and following the protocol
of the International Society for the Advancement of Kineanthropometry,
the body composition, somatotype and proportionality of 25 female elite Spanish
soccers players aged 15-18 were evaluated (15.48 ±
1.05). The percentage of body fat (%BF) analyzed by anthropometry was in the
range of 14.21% - 17.30% and by BIA between 24.20%- 29.63%. The lowest
adiposity corresponded to female wing players and the highest to female
goalkeepers and strikers. The average somatotype was 3.67-4.10-1.90 for the
whole sample; in the under 18 years category (3.10-4.33-1.82) the somatotypic dispersion was lower and the mesomorphia higher than in the under 16 years category
(3.20-3.97-1.95). In proportionality analysis, it showed that the players,
especially the under 18 players, had lower subcutaneous skinfolds and higher
perimeters in the lower limb than the Phanton model.
KEY
WORDS: Kinanthropometry; Body composition; Body proportionality; Women´s football, Phantom.
1. INTRODUCCIÓN
El fútbol es uno de los deportes colectivos más
practicados en todo el mundo cuyo reconocimiento como tal se remonta al
año 1863, momento en que se separa del “rugby-football” y surge el primer órgano rector, la Asociación de Futbol de Inglaterra. Actualmente, es practicado a nivel mundial por
hombres y mujeres de diferentes nacionalidades y edades (Fédération Internationale
de Football Association FIFA, 2018)
Durante el siglo XXI, las categorías de fútbol
femenino han tenido mayor impacto mediático, culminando con la representación
de 135 selecciones nacionales. El primer puntapié del fútbol femenino se
efectuó en México, durante el Congreso de la (FIFA) asociado al mundial de
fútbol masculino de 1986. Allí, las futbolistas noruegas demandaron una competición
femenina a nivel mundial, organizándose un torneo experimental en 1990, en
China (Almagà et
al., 2008). El éxito fue tal, que al año siguiente se dispuso la
conformación de la Copa Mundial de Fútbol Femenino de la FIFA con periodicidad
de 4 años impares. De esta manera, las mujeres se han ido posicionando poco a
poco en el deporte rey, incorporando varias categorías formativas y aumentando
en España las competiciones locales, regionales y universitarias. A nivel
nacional, cabe destacar la creación oficial de la Selección Española de Fútbol
Femenino, por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) en el año 1983,
aunque ya existía desde el año 1971, cuando el fútbol femenino no estaba
reconocido a nivel oficial ni por la RFEF, ni por la FIFA.
En España, el fútbol femenino crece a una
velocidad vertiginosa. En 2004, la Selección Sub-19 se proclamó campeona de
Europa, mientras que la Sub-17 jugó la final del Mundial y quedó subcampeona.
Posteriormente, en 2015 la Selección Absoluta logró clasificarse por primera
vez en su historia para la Fase Final del Campeonato del Mundo. Fue en 2018
cuando acontecen los éxitos más laureados de las categorías inferiores del
fútbol femenino a nivel nacional: la Selección Sub-19 se proclama campeona de
Europa; la Selección Sub-20 subcampeona del Mundo y la Selección Sub-17
campeona de Europa y del Mundo, logrando así el primer título mundial femenino
del fútbol español.
El fútbol demanda una actividad física intensa e interválica, determinada por la
alternancia de esfuerzos cortos e intensos, en períodos de trabajo de baja o
moderada intensidad y pausas de recuperación anárquicas, utilizando vías metabólicas aeróbicas, pero con
un 70-80% del perfil anaeróbico. De esta manera, el consumo de
oxígeno
es lo que
diferencia a la futbolista de élite con el resto de las deportistas (Cabañas y Esparza, 2009). Dentro de esta disciplina
deportiva, el rendimiento motor depende de diferentes planos como el técnico,
táctico, físico, fisiológico y psicológico (Stolen et al., 2005). Dentro de ese plano
fisiológico suele incluirse la valoración nutricional y del rendimiento
deportivo mediante la antropometría. Este aspecto es considerado fundamental
(Garganta et al., 1993; Casajús y
Aragonés, 1997; Clark et al., 2003)
ya que la forma, la proporcionalidad y la composición corporal (CC) juegan un
papel determinante en el potencial de éxito en una determinada especialidad
deportiva (Norton et al., 1996). La
antropometría es por tanto una herramienta para la detección de jóvenes
talentos que permite evaluar el progreso y el morfotipo
más adecuado para una especialidad deportiva en función de la similitud de los
jóvenes deportistas con el referente de élite para el deporte que desea
practicar. (Carrasco et al., 2005
Reilly, 2008.)
Los clubes y las jugadoras interesadas en adquirir
información acerca de su proyección deportiva, desde sus comienzos, pueden
orientar y personalizar los entrenamientos hacia los valores de referencia
característicos de su posición en el terreno de juego, minimizar las lesiones y
obtener el máximo rendimiento deportivo (Pacheco, 1993; Maestre, 2004; Mujika et al., 2009). Sin embargo, la
literatura científica ofrece pocos estudios que emplean la CC para la
evaluación directa del rendimiento en fútbol femenino, debido a que la mayoría
de los trabajos contemplan como indicadores de rendimiento el uso de sistemas
GPS, la valoración de la frecuencia cardíaca, indicadores de lactato, escalas
de percepción subjetiva del esfuerzo, test de saltos y test de resistencia,
entre otros (Brocherie et al., 2014).
2. OBJETIVOS
Bajo la hipótesis de que la categoría de edad y
la posición en el terreno de juego pueden conducir a diferencias en la condición
física y corporal de las deportistas, el objetivo general del presente estudio
es analizar el somatotipo, la composición corporal y la proporcionalidad
respecto al Phantom de una muestra de futbolistas
españolas.
3. MATERIALES Y MÉTODOS
Se evaluó, según el
protocolo completo ISAK 2018, el perfil antropométrico de 25 jugadoras
pertenecientes a la Selección Madrileña de Fútbol Femenino, 16 de la Selección
Sub-16 y 9 de la Selección Sub-18 durante la Segunda Fase del Campeonato
Nacional de Fútbol Femenino 2017-18 en la Comunidad de Madrid, España.
Respetando las recomendaciones
de la
Declaración
de Helsinki
(WMA, 2013), se
contó con el previo consentimiento informado firmado por las propias jugadoras
mayores de edad o por los padres, madres o tutores legales en el caso de las
menores, además del permiso
de la directiva del club, cuerpo técnico y cuerpo médico.
Las
medidas fueron tomadas con material homologado y debidamente calibrado por
personal acreditado ISAK Nivel 3 y 1, recogiendo los datos por duplicado. Se
tomaron 4 medidas básicas: Masa Corporal (MC) mediante una balanza digital
SECA, con una precisión de 100 gramos; estatura (cm) y talla sentado (cm)
mediante estadiómetro portátil (GPM) con un error del Instrumento 0.1 cm y
envergadura de brazos (cm). Empleado un
adipómetro (Holtain) con precisión de 0,2mm, se tomó el grosor de 7 panículos
cutáneos (mm) y utilizando una cinta métrica metálica flexible (Cescorf) con precisión 0,1 cm, 12 circunferencias
corporales (cm). Mediante un segmómetro Roscraff con precisión (0,1 cm) se midieron 8 longitudes y
con el paquimetro Cescorf
Innovare 4 de precisión 0,1 mm, 8 diámetros óseos. En todos los casos se
calculó el error técnico de medida.
A partir de las medidas directas se estimó el
índice de masa corporal (IMC= Kg/m2) y se clasificó el estado
nutricional de las jugadoras utilizando los puntos de corte para IMC de Cole et al. (2000, 2007).
Siguiendo el protocolo de Alvero et al. (2009), para
la estimación del componente adiposo se registró el %GC mediante bioimpedancia
eléctrica (BIA) tetrapolar (Tanita) y mediante la
fórmula de Yuhasz (1977), que contempla el sumatorio de seis pliegues
subcutáneos (pliegue del tríceps, subescapular, suprailíaco o cresta iliaca,
abdominal, muslo-frontal y pantorrilla medial).
A partir de ambos %GC y de la MC, se estimó el peso graso (PG) y el peso
magro o masa libre de grasa (MLG), según el modelo bicompartimental y la masa
grasa (MG), masa muscular (MM), masa residual (MR) (Würch,
1974) y masa ósea (MO) (Rocha, 1975), según el modelo tetra compartimental (Matiegka, 1921). Los tres componentes del somatotipo se
calcularon según Heath-Carter (1967), estudiándose la proporcionalidad mediante
el modelo Phantom (Ross y Wilson, 1974). Frente al
análisis de clásico a partir de índices, este modelo, permite evaluar las
proporciones de un individuo o grupo independientemente de sus características
particulares como sexo, edad, etnia o actividad física (Cabañas et al 2008).
Para su análisis, la muestra se subdividió en
función de categoría de edad de las jugadoras y de la posición en el terreno de
juego, siguiendo las cinco categorías protocolizadas: porteras, defensas,
centrocampistas, delanteras y extremas o jugadoras de banda. El procedimiento
estadístico se efectuó empleando el software IBM SPSS Statistics 23.0 estimando
estadísticos descriptivos y empleado test paramétricos o no paramétricos para
el contraste de medias.
4. RESULTADOS
La tabla 1 muestra
los valores promedio en función de la posición en el terreno de juego, obtenidos
para la MC, estatura, envergadura, MO, MR y %GC, PG, MLG y MM obtenidos
mediante BIA y antropometría. Como puede comprobarse existe un mayor contraste
entre la demarcación de portera y jugadora de banda o extrema. Las porteras
presentan una mayor MC,
estatura y envergadura, así como un mayor %GC, PG, MLG, MR y MM con
independencia del método empleado para su estimación. Las centrocampistas y
delanteras registraron valores más elevados para %GC. Por el contrario, las jugadoras de banda
tienen los valores más bajos para todas las medidas tomadas y estimadas. Llama
la atención que el %GC y el PG obtenido por BIA
resultan mayores a los obtenidos mediante antropometría, mientras que con
la MLG y la MM sucede lo contrario.
Esto sucede en todas las subseries con independencia de las posiciones del
campo.
Tabla 1.
Perfil antropométrico de las jugadoras de
la Selección Madrileña de Fútbol Selección Sub-16 y de la Selección Sub-18 por
posiciones en el terreno de juego. Media y Desviación Estándar (DE).
Atendiendo a la
clasificación propuesta por Cole et al. (2000,
2007) para el IMC se detectan únicamente tres jugadoras de la selección Sub-16
con sobrepeso: dos porteras y una delantera. Su %GC sin embargo, se encuentra
por debajo del 22% (estimado por antropometría) e inferior al 30% (estimado por
BIA).
Figura 1. Componentes somatotípicos de las
jugadoras de fútbol de la Selección Madrileña Sub-16 y Sub-18 en función de la
posición en el terreno de juego.
En la figura 1 donde
se representan los componentes somatotípicos se observa un predominio de la
mesomorfia, con independencia de la posición en el terreno de juego, seguido de
la endomorfia y ectomorfia, respectivamente. Esto cambia según las categorías
de edad, ya que en las jugadoras Sub-16 la endomorfia (3,99 ± 0,96) y
mesomorfia (3,97 ± 1,07) presentan valores similares, mientras que en la
categoría Sub-18 existe el componente mesomórfico (4,33 ± 0,51) es claramente
superior al endomórfico (3,10 ± 0,62), tal como se refleja en la figura 2.
Figura 2. Componentes somatotípicos de las
jugadoras de fútbol de la Selección Madrileña en función de la categoría de
edad.
En la figura 3 se
puede observar una menor dispersión somatotípica de las jugadoras Sub-18:
cuatro jugadoras presentan un somatotipo mesomorfo balanceado, cuatro un
somatotipo meso-endomórfico y una central. En contraposición, las jugadoras
Sub-16 albergan una mayor variedad de somatotipos: cinco jugadoras
meso-endomórficas, siete endomorfa-mesomorfia, cuatro centrales, una endo-mesomórfica y una ectomorfa-endomorfa.
No se aprecia
relación clara entre somatotipo y posición en el terreno de juego. Aun así,
cabe destacar la presencia de jugadoras con un somatotipo meso-endomórfico en
todas las posiciones del terreno de juego, a excepción de las defensas, y la
presencia de cuatro somatotipos diferentes dentro de las centrocampistas
(Figura 4).
Figura 3. Somatocarta de las jugadoras de fútbol
de la Selección Madrileña Sub-16 y Sub-18.
Figura 4. Somatocarta
de las jugadoras de fútbol de la Selección Madrileña de Fútbol Femenino Sub-16
y Sub-18 agrupados por posición en el terreno de juego.
El modelo de proporcionalidad
que ilustra la figura 5 muestra que la adiposidad de las jugadoras aquí
estudiadas es inferior a la del modelo Phantom,
particularmente de las pertenecientes a la categoría Sub-18. Por el contrario,
están aumentados ciertos perímetros como el gluteal,
el del muslo y la pantorrilla. Por otra
parte, en la figura 6, se distinguen claramente cinco perfiles de
proporcionalidad distintos según la posición en el terreno de juego. Así, las
mayores desviaciones en relación con el modelo (ya sean positivos o negativos)
corresponden a las jugadoras de banda, seguidas de las delanteras,
centrocampistas, defensas y porteras por este orden.
Figura 5. Modelo de proporcionalidad Phantom de las jugadoras de la Selección Madrileña de
Fútbol Femenino Sub-16 y Sub-18.
Figura 6. Modelo de proporcionalidad Phantom de las jugadoras de la Selección Madrileña de Fútbol
Femenino Sub-16 y Sub-18 según la posición en el terreno de juego.
5. DISCUSIÓN
En la literatura científica existen numerosos
trabajos en los que se estudia el perfil antropométrico de los futbolistas
masculinos españoles, pero no de futbolistas femeninas, lo que limita encontrar
referencias (Garrido et al.,
2004). A la escasez de bibliografía
sobre el tema se debe añadir la variabilidad en el rendimiento deportivo de
futbolistas con una similar tipología corporal (Liparotti,
2004). De esta manera, mientras que algunos autores consideran que el fútbol es
un deporte de baja MG en el que se juzga la técnica y la apariencia física
(Cabañas y Esparza, 2009), otros consideran que el peso corporal, la talla y
%GC no son determinantes en el rendimiento deportivo, debido a que el rango de
valores observados en futbolistas de élite es muy amplio y se debe tener en
cuenta la destreza de cada jugador (Ekblom, 2004).
Tras analizar el perfil antropométrico de las
jugadoras de la Selección Madrileña de Fútbol según la posición en el terreno
de juego, observamos que las de banda presentan los
valores estimados más bajos para %GC, PG, MLG y MM, tanto mediante BIA como
por antropometría. En este sentido, las jugadoras de banda en comparación con
las porteras o defensas realizan esfuerzos físicos más acusados y recorren
largas distancias durante los partidos. Siguiendo la misma línea, las porteras
son las jugadoras que presentan una mayor estatura y envergadura, lo que les
permite abarcar y defender una mayor área de portería. Estos resultados
coinciden con los obtenidos por González-De Los Reyes et al. (2019),
quiénes también registran una mayor estatura en el grupo de jugadoras juveniles
compuesto por porteras y defensas centrales. Debemos
señalar que quizá contra lo esperado, las porteras no son las más ectomórficas; a pesar de ser las jugadoras con mayor
estatura y envergadura, también presentan el mayor peso y nivel de adiposidad,
lo que reduce el índice ponderal que sustenta el tercer componente somatotípico.
Por otro lado, cuando analizamos el perfil
antropométrico de las jugadoras atendiendo a su categoría de edad, observamos
un menor %GC, PG y componente endomórfico del somatotipo a favor de un
incremento en la MLG, MM y componente mesomórfico en las jugadoras Sub-18.
Además, mientras que todas las jugadoras Sub-18 se encuentran dentro del rango
del normopeso, tres jugadoras Sub-16 presentan sobrepeso. Estas diferencias
pueden ser explicadas por una mayor profesionalización del deporte en la categoría
Sub-18, donde existe un mayor control nutricional y un mayor volumen de
entrenamientos y partidos (Cabañas y Esparza, 2009). Pero no hay que olvidar que el IMC es un
indicador que no distingue si el exceso de peso para la estatura corresponde a
masa musculoesquelética o a MG. Muchos han sido los autores que han puesto de
relieve las limitaciones del IMC para evaluación del
sobrepeso y la obesidad durante la adolescencia, momento en el que se producen
grandes variaciones en la CC y particularmente en el deporte (Teixeira et
al., 2018; Carvalho et al.,2017)
Los resultados obtenidos en el presente estudio
coinciden con los de Bahamondes et al. (2012), quienes pusieron de manifiesto
el beneficioso efecto del entrenamiento para reducir el componente adiposo a lo
largo de la temporada. Así mismo, se alinean con los estudios realizados por
Pacheco (1993) o Rebato y Rosique (2003), que ponen de manifiesto el predominio
del componente mesomórfico en los deportistas de ambos sexos, en relación con
la población no deportista, que presenta mayor endomorfia.
En cuanto a la variabilidad somatotípica
detectada en este estudio, las jugadoras Sub-16 presentan una mayor diversidad
de somatotipos que tienen como denominador común un predominio musculoadiposo,
dónde los valores negativos de X corresponderían con una forma corporal
redondeada y los valores positivos de Y con un predominio músculo-esquelético
(Cabañas y Esparza, 2009). Por su parte, las jugadoras Sub-18 presentan una
menor dispersión somatotípica, caracterizándose por un predominio del
componente mesomórfico. De esta manera, a medida que se incrementa la edad, la
variación en los componentes del somatotipo es menor, identificándose un área
de distribución somatotípica más restringida, lo cual indica que las jugadoras
Sub-18 constituirían una subpoblación más homogénea. En referencia a la
posición en el terreno de juego, cabe mencionar la presencia de somatotipos
meso-endomórficos en todas las demarcaciones posibles, a excepción de las
defensas, y la elevada variabilidad de somatotipos registrados en las
centrocampistas, las cuales combinan labores defensivas y ofensivas durante los
partidos.
En un estudio con un enfoque similar al
nuestro, Caballero-Ruiz et al. (2019) analizan la CC de 19 jugadoras de
fútbol de un equipo universitario mexicano. Dichas jugadoras presentan una edad
promedio superior a las del presente estudio (20,6 ± 2,2). En su somatotipo
medio (4,30 – 3,60 – 2,00) predomina el componente endomórfico, siendo su
mesomorfia más baja y su ectomorfia semejante a la de las españolas
(3,67-4,10-1,90). Por lo que respecta a la posición en el terreno de juego la
endomorfia más elevada se reporta en las defensas mexicanas (5,10) frente a las
delanteras españolas (4,06). En el caso
de las futbolistas de México el componente mesomórfico alcanzó la cifra más
elevada entre las porteras (4,58) y de ectomorfia entre las defensas (1,5).
Cabe añadir que, tras hacer una exhaustiva
búsqueda bibliográfica, se han encontrado muy pocas referencias científicas
sobre futbol femenino, aun menos en España. Las escasas investigaciones
realizadas, se centran en describir las características antropométricas y
fisiológicas de las jugadoras dejando de lado el análisis de la distribución de
la adiposidad o el análisis de la proporcionalidad. El estudio de Gómez (2006) sobre 52
jugadoras españolas del club Atlético B con edad promedio de 20,73 años,
durante la temporada 2003-04, analiza únicamente promedios de estatura (163 ±
0,06 cm); peso (50,1 ± 8,16) y %CG (16,01± 3,08). Los trabajos de Juric
et al., (2007) sobre futbolistas
croatas o los de Ritschard y Tschopp
(2012) sobre mujeres que participaron en la copa mundial de la FIFA tienen una
orientación muy descriptiva. La revisión efectuada por Oyón et al. (2016) pone de relieve en primer
lugar que los estudios a nivel mundial cuentan con muestras muy limitadas, ya
que la inmensa mayoría de las publicaciones se basan en series de entre 10 y 22
jugadoras. En segundo término, que los métodos de análisis, sobre todo del %GC
son variados y dificultan la comparación y en tercer lugar, que las dimensiones
antropométricas evaluadas se centran sobre todo en la descripción del tamaño,
pero aportan escasa información sobre CC detallada o proporcionalidad y ninguna
sobre perfil somatotípico.
Este suceso pone de manifiesto la necesidad de
promover los estudios de somatotipo, CC y proporcionalidad dentro de las
selecciones y/o los clubes profesionales con la finalidad de mejorar la salud y
el rendimiento de las jugadoras, así como contribuir de manera positiva al
proceso de selección de talentos que se verá traducido en un mayor éxito deportivo
a nivel individual y colectivo en este género, que está en alza porque
actualmente en la prensa incluyen periódicamente comentarios sobre este
deporte.
6. CONCLUSIONES
El presente estudio proporciona valores actuales
sobre proporcionalidad, composición corporal y somatotipo de una muestra de
futbolistas españolas en las categorías Sub-16 y Sub-18, que pueden servir como
valores de referencia para técnicos, investigadores y profesionales del fútbol.
La adiposidad relativa oscila entre el 24,20%
de las jugadoras de banda y el 29,63% de las porteras (aplicando BIA) y entre
el 14,21% de las primeras y el 17,30% de las delanteras (aplicando método
antropométrico). La MLG estimada por BIA se situó en un rango de 39,24 kg
(banda) y 46,36 kg (delanteras) y en un intervalo de 44,52 (banda) y 55,06
(porteras) si era estimada por antropometría.
El somatotipo promedio resultó meso-endomorfo
(3,67-4,10-1,90) para el conjunto de la muestra, si bien la mesomorfia es más elevada
en la serie sub-18 (3,10-4,33-1,82) respecto de las Sub 16 (3,20-3,97-1,95) que
además presentan una mayor dispersión somatotípica. No se detectó asociación
entre somatotipo y posición en el terreno de juego, si bien las centrocampistas
son el grupo más heterogéneo.
El análisis de
proporcionalidad pone de relieve que las futbolistas en su conjunto y en
particular las de categoría Sub-18, presentan menor adiposidad en todos los
pliegues subcutáneos y mayor perímetro en todas las localizaciones de la
extremidad inferior con relación al modelo Phantom.
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. X -
número X - ISSN: 1577-0354