Pérez-Guisado, J.1
¹ Departamento
de Medicina, Facultad de Medicina, Universidad de Córdoba. PhD, Especialista en Medicina Deportiva pv1peguj@uco.es
Clasificación de
La lumbalgia es un problema que se caracteriza por su alta
prevalencia en la población, de hecho hasta el 80% de
la población lo padece al menos una vez en la vida En cerca del
90% de los casos no se encuentra ningún tipo de lesión que justifique el
proceso, por lo que el problema será catalogado como lumbalgia inespecífica. La
lumbalgia tiene una gran trascendencia debido a sus grandes repercusiones
económicas y sociales asociadas, ya que se ha convertido en una de las primeras
causas de absentismo laboral. En la cronificación de la lumbalgia se produce
una asociación entre factores musculares y psicosociales que favorecerán la
cronificación e incapacidad asociada al proceso.
El reposo está contraindicado, pues debilita y atrofia la musculatura
de la espalda, debiéndose de restringir por este motivo a no más de 2-3 días y
cuando sea absolutamente necesario. Por el contrario, el
ejercicio físico ha demostrado su eficacia a la hora de proteger contra la
lumbalgia, contra el dolor asociado a la misma, de favorecer la recuperación en los procesos que
se han cronificado, disminuir las recidivas,
el número de días de baja laboral y ayudar en el tratamiento de los componentes
psicológicos asociados a la lumbalgia crónica.
En las personas aquejadas de lumbalgia crónica hay una pérdida en
la fuerza del tronco, flexibilidad del tronco y capacidad cardiovascular, por
lo que una terapia de ejercicios adecuada debería de tener en cuenta estos tres
parámetros, ya que los buenos resultados que se pueden obtener indican la
conveniencia de la misma.
En relación a la frecuencia de entrenamiento muscular, de forma
genérica una vez a la semana es suficiente para progresar y mantener los
resultados obtenidos. Por último, en cuanto a la intensidad de dicho entrenamiento,
es mejor entrenar con alta intensidad pues los resultados son mayores y más rápidos.
PALABRAS CLAVE: absentismo laboral, baja laboral, capacidad cardiovascular, dolor de espalda, dolor lumbar, ejercicio físico, estiramientos, fuerza, flexibilidad, incapacidad laboral.
ABSTRACT
Low back pain is a problem with a high prevalence in
the population. About 80% of the population has low back pain at least once in
their life. There are no injuries that
justify the pain in about 90% of the cases. Thus, this type of condition is
classified as an unspecific low back pain. Low back pain has associated high
economic and social repercussions, since it has become in one of the first
causes for absenteeism from work.
Chronification of low back pain is associated with muscular and psychosocial
factors that will favour physical disability.
Resting
is not advisable since it weakens and atrophies the muscles of the back. For
this reason, the resting period must be under 2-3 days and only when it is
absolutely necessary. On the contrary, physical exercise has shown to
efficiently protect against low back pain, to favour the recuperation of
chronic patients, to reduce the number of relapses and sick leaves and to help
in the treatment of the psychological components associated with chronic low
back pain.
People
with low back pain have impairments strength of the trunk, flexibility and
cardiovascular capacity. Therefore, a correct work out with physical exercises
targeting these three areas have demonstrated to efficiently improve these
impairments.
Regarding
strength training frequencies, once a week is enough to develop and to maintain
the improvements. Finally, a high intensity work out is better than a low
intensity work out since the improvements are higher and faster.
KEYWORDS: absenteeism from work, back pain, cardiovascular capacity, flexibility, sick leave, low back pain, physical exercise, strength, stretch.
1. INTRODUCCIÓN
El
dolor lumbar es una afección muy frecuente, prueba de ello es que es la segunda
causa en frecuencia de visitas médicas, la quinta en frecuencia de
hospitalización y la tercera en frecuencia de intervención quirúrgica1. Además es la tercera causa de
incapacidad funcional crónica después de las afecciones respiratorias y traumatismos27. Se ha comprobado que
independientemente del nivel de una población determinada, los problemas de
lumbalgia son de alta prevalencia2-4.
Se
calcula que hasta el 80% de la población lo padece al menos una vez en la vida.
Datos recientes indican que su incidencia y prevalencia han permanecido
estables durante los últimos 15 años y no existen diferencias entre países
industrializados y países en vías de desarrollo. Ahora bien, no ocurre así con
un fenómeno asociado a las sociedades industrializadas que es la aparición de
una epidemia de incapacidad asociada al dolor lumbar; ésta tiene unas tremendas
repercusiones socioeconómicas y laborales que, además, tienden a incrementarse5.
Sirva como ejemplo que Sauné y col.6 observaron que la mediana de
duración de la incapacidad temporal fue de 112 días (con un percentil 25 de 60
días y un percentil 75 de 183.75 días, lo que corresponde entre dos y seis
meses aproximadamente). Más de la mitad de los casos tuvieron un período de
incapacidad temporal superior a los 30 días e inferior a 150 y la curación se
produjo en el 77.4% de los afectados6.
La
patología lumbar común tiene, debido a su prevalencia, una influencia
considerable en la salud pública y se ha convertido en una de las primeras
causas de absentismo laboral7,8.
No existe una correlación
lineal entre la clínica referida por el paciente y la alteración anatómica
hallada por las técnicas de imagen, por lo que llegar a un diagnóstico
etiológico o causal de certeza sólo es posible aproximadamente en el 20%9
o incluso en el 10% de los casos10, es decir, entre el 80% y el 90%
de las lumbalgias serán inespecíficas. Este es el motivo de que
el 90% de los pacientes con dolor de espalda pueden ser controlados por el
médico de atención primaria y tan solo el 10% tendrá que ser enviado a una
unidad de espalda1
Es muy importante tener en
cuenta que las manifestaciones de la lumbalgia no se correlacionan con la
gravedad o las causas de las mismas, de tal forma que pueden haber procesos
con una gran intensidad algésica en
pacientes con mínimas lesiones y viceversa11. En cuanto al curso del
dolor éste suele ser recurrente, intermitente y episódico12, de tal
forma que el 73% de los pacientes afectados refieren haber tenido al menos un
episodio recurrente en los primeros 12 meses13.
Otro
dato a tener muy en cuenta es que, como norma general, está contraindicado el
reposo absoluto ya que prolonga el estado lumbálgico y la incapacidad laboral14-17.
Por ello, la mejor recomendación es mantener el mayor
grado de actividad física que el dolor permita y, si en algún caso eso
significa verse obligado a hacer reposo en cama, éste deberá de ser lo más
breve posible y durar un máximo de 2 días, ya que se estima que cada día de
reposo en cama conlleva una pérdida del 2% de la potencia muscular14. Teniendo en cuenta esta
afirmación, resultan lógicos los resultados de Malmivaara y col.18
que encontraron un menor número de días de baja laboral entre los trabajadores
que habían sido aconsejados de mantenerse activos frente a los que se les
prescribió reposo en cama.
Según el tiempo de evolución las lumbalgias se pueden
clasificar como:
a.Lumbalgias agudas
Mientras que hay autores que consideran que estas
lumbalgias son las que tienen un tiempo de evolución inferior a las
4 semanas19 para otros serían las que no van más allá de las de 2 semanas14 o incluso de
la semana de evolución5
b. Lumbalgias subagudas
Hay autores que consideran que estas lumbalgias son
las que tienen un tiempo de evolución comprendido entre las 4
y 12 semanas19, para otros
serían las comprendidas entre las 2 y 12 semanas14 o incluso entre la semana y las 7 semanas5.
c. Lumbalgias crónicas
Para
unos autores serían las que tienen un tiempo de evolución superior a los 3
meses14,19 mientras que para otros serían las que superan las 7
semanas de evolución5.
2. EJERCICIO: ¿EFECTOS
POSITIVOS O NEGATIVOS?
En general, para personas
que no tienen problemas de espalda, la realización de ejercicio o la práctica
deportiva no se identifica como un factor mayor de riesgo para desarrollar
dolor de espalda o degeneración discal. De hecho, en niños20,
estudiantes de secundaria21 y adultos22,23, el ejercicio
regular se relaciona con una buena salud de espalda y un menor riesgo de desarrollar episodios de dolor de espalda durante
un año. Prueba de ello es que en un estudio de seguimiento de 5 años de
duración, se comprobó que la falta de realización de ejercicio físico era un
factor de riesgo para la degeneración discal lumbar24, lo cual deja
claro que la práctica deportiva o la realización de ejercicio físico no
representa un factor de riesgo para desarrollar problemas de espalda baja
sino más bien todo lo contrario. Incluso
entre trabadores que levantan
Teniendo en cuenta todo lo
anterior, el ejercicio sería una herramienta para mejorar la función de la
espalda. Hay estudios que demuestran que la discapacidad en la fuerza de la
espalda28-31, la flexibilidad32-34 y la capacidad
cardiovascular35 están presentes en muchas personas que tienen
lumbalgia y en una proporción superior a la de la población general. Esta
discapacidad está asociada al hecho de que la persona afectada presenta durante
un largo tiempo una inhibición de los movimientos y una mayor inactividad física
que provocan una serie de cambios neurológicos y fisiológicos en la columna
vertebral. Estos cambios incluyen debilidad de la musculatura paraespinal con
una pérdida selectiva de fibras musculares tipo 231, alteración de
la respuesta de relajación de la musculatura paraespinal36 y
acortamiento de los músculos y el tejido conectivo de la región espinal. Esta
limitación de los movimientos y de la actividad es en parte voluntaria
debido a que las personas afectadas,
tanto de forma consciente como inconsciente, limitan las actividades que
producen lumbalgia o evitan éstas actividades por miedo a que se pueda producir
dolor o daño36
3. EFECTOS BENEFICIOSOS DEL
EJERCICIO FÍSICO EN LAS LUMBALGIAS
Dado que el ejercicio no
incrementa el riesgo de tener dolor de espalda baja en la población
asintomática, sino más bien lo contrario, sería razonable pensar que la
prescripción de ejercicio físico en personas aquejadas de dolor de espalda
debería de ser segura e incluso beneficiosa. En efecto, estudios de calidad han
demostrado un descenso significativo en las recurrencias de lumbalgias en
pacientes que habían sido sometidos a ejercicio físico en comparación con el
grupo control. En la búsqueda bibliográfica realizada, sólo se ha encontrado un
estudio que afirme la ausencia de beneficios del ejercicio físico a la hora de disminuir las recurrencias en
las lumbalgias37, sin embargo no se ha encontrado ningún estudio que
demuestre que éste tenga un efecto pernicioso. En los estudios en los que los
días de dolor eran utilizados como una medida indirecta del problema de
espalda, se ha comprobado que éste puede tener una influencia neutral38-41
o positiva27,42-45 pero nunca negativa. En un estudio de 14 meses de
duración, se vio que el grupo de personas que mantuvieron el hábito de realizar
ejercicio físico después de la prescripción de éste, tuvieron una menor
recurrencia de episodios de lumbalgia y absentismo laboral46.
Los mecanismos que pudieran
intervenir en la reducción del dolor asociado a la lumbalgia podrían deberse a
un proceso de adaptación neurológica o fisiológica de desensibilización del
dolor en el tejido afectado mediante la aplicación de sucesivas fuerzas sobre
ese tejido47.
El efecto beneficioso que
tiene el ejercicio a la hora de reducir la intensidad del dolor de la lumbalgia
queda de manifiesto en multitud de estudios científicos29, 32, 34, 35, 46,
48-51, en todos estos estudios resulta interesante observar que aquellos
en los que se observa una mayor reducción del dolor son los que se realizaron
durante un mayor número de semanas, habiendo mejorías del 60% para programas de
entrenamiento de 14 semanas de duración29 y del 50% para programas
de entrenamiento de 12 semanas46 y 8 semanas49. Además de
la duración del programa de entrenamiento y la intensidad del mismo también
parecen influir, de tal forma que a mayor intensidad mayores mejorías en la
lumbalgia51-55. Uno de los problemas que pudiera tener el ejercicio
sería la aparición de dolor a las 24-48 horas de realizar el ejercicio, lo cual
serían unas agujetas y no una exacerbación del proceso56. Esto
podría llevar al paciente al error de
pensar que el ejercicio más que beneficioso resulta perjudicial, hecho
que debería de tener muy en cuenta el personal sanitario para disuadir o
prevenir al paciente de esta falsa creencia.
En cuanto al tipo de
ejercicios a realizar, en un exhaustivo metanálisis llevado a cabo por Liddle y
col., observaron que teniendo en cuenta todos los estudios con buena calidad
metodológica que había publicados en revistas internacionales, la terapia a realizar en las personas con
problemas de lumbalgia crónica se daba con las siguientes frecuencias en
el total de trabajos estudiados: 75% que
sólo realizaban ejercicios de fortalecimiento, 13% que sólo realizaban
ejercicios de flexibilidad, 6% que sólo realizaban ejercicios aeróbicos y 6%
que realizaban una combinación de ejercicios de
fortalecimiento-flexibilidad-aeróbicos57. Como vemos, la práctica
menos frecuente y que probablemente sea más eficaz, es la que requiere una
mayor inversión de tiempo y supuestamente de dinero.
Algo que resulta de gran
interés en la adherencia al tratamiento basado en el ejercicio y en unos buenos resultados a largo plazo, es
el hecho de que el entrenamiento del paciente sea supervisado por una persona
capacitada para ello58 ya que se ha comprobado que esto se asocia a
un mantenimiento de los beneficios obtenidos en los pacientes con lumbalgia
crónica59. Y no sólo eso, sino que además, la supervisión del
entrenamiento permite a la persona encargada de esta tarea ajustar el programa
de rehabilitación a los progresos que se produzcan en el paciente60,61.
4. EJERCICIO FÍSICO Y
LUMBALGIA AGUDA
Para
poder decir que un tratamiento es eficaz en el tratamiento del dolor lumbar
agudo, éste debería de ser capaz de modificar significativamente su historia
natural, por lo que habría que tener en cuenta que el 75% de los casos se
resuelven de forma espontánea en 4 semanas. La revisión sistemática de la
bibliografía pone de manifiesto que hasta el momento no ha habido ningún
tratamiento, solo o en combinación, capaz de acortar significativamente la
duración de un episodio de dolor lumbar agudo62 .No obstante si hay
formas de hacer que el episodio lumbálgico sea más llevadero mediante terapia
farmacológica.
Los tratamientos realizados
de forma temprana puede ser que no sean eficaces porque es difícil acelerar un
proceso que de por sí es rápido63, por ello, la realización de
ejercicio hasta el día 50 del episodio inicial de la lumbalgia no supone un
ventaja a la hora de acelerar la vuelta al trabajo42. Van Tulder y
col.64 también llegaron a la conclusión de que
la terapia mediante la realización de ejercicios tampoco supone una ventaja a
tener en cuenta en el tratamiento de la lumbalgia aguda. Considerando todo esto, podríamos
decir que el ejercicio físico no es de utilidad en procesos agudos de
lumbalgia, de tal forma que lo ideal sería empezar en la transición entre agudo
y crónico, es decir, entre los 2 y 3 meses de inicio de la baja laboral65-67.
Estos
argumentos corroboran que probablemente la recomendación más razonable en
pacientes con dolor lumbar agudo es que se mantengan activos y vuelvan cuanto
antes a realizar sus actividades habituales para mejorar la recuperación y
reducir la discapacidad, pero no prescribir ejercicio68-70
5. EJERCICIO FÍSICO Y
LUMBALGIA SUBAGUDA
Debido a que no existe
consenso internacional sobre el tiempo exacto que dura una lumbalgia subaguda,
esto tiene el problema de que lo que para unos autores es lumbalgia subaguda,
para otros puede ser aguda o incluso crónica, de tal forma que la hora de hacer
la revisión pueden aparecer resultados aparentemente contradictorios.
En
la revisión sistemática de Van Tulder y col71sobre el papel de
diversos programas de ejercicios, de duración variable, en el tratamiento de
pacientes de
Por
otro lado, Hagen y col.72 comprobaron que una intervención temprana
sobre pacientes con lumbalgia subaguda con exploración, información y
recomendaciones para mantener y mejorar la actividad física implicaba una
reducción en el tiempo de incapacidad laboral de los pacientes con lumbalgia.
De tal forma que en el tratamiento de estos pacientes subagudos el ejercicio
era eficaz46, 73-75 y la combinación de éste con terapia conductual
ha demostrado asimismo ser eficaz46, aunque hasta el momento ninguna
técnica específica de ejercicios ha demostrado ser superior a las demás76.
6. Ejercicio físico y
lumbalgia crónica
Teniendo en cuenta que en
los casos crónicos se suman factores musculares como la pérdida de fuerza y
atrofia muscular, y psicosociales como son las conductas de miedo y evitación
que generan pensamientos catastrofistas y actitudes pasivas, nos encontraríamos
ante un círculo vicioso que dificultaría la recuperación espontánea14,
por ello, lo más adecuado sería abordar todos estos problemas de forma
integral, añadiendo terapia analgésica si fuera necesario. Desde hace tiempo,
el ejercicio se encuentra entre los tratamientos más prescritos para las
lumbalgias crónicas77, pues
puede resultar de gran utilidad
en estos procesos para retomar la actividad diaria y favorecer la vuelta al
trabajo64. Prueba de ello es que en una revisión sistemática,
teniendo en cuenta toda la información recogida, los autores llegaron a la
conclusión de que el ejercicio físico empleado en la lumbalgia crónica es más efectivo que otras terapias utilizadas
para este fin78. Considerando esta afirmación y añadiendo que es una
terapia fisiológica, fácil, barata y sin efectos secundarios, podríamos afirmar
que resultaría de elección en los procesos lumbálgicos crónicos.
7. ¿SE DEBEN DE UTILIZAR ENTRENAMIENTOS
DE INTENSIDAD EN PACIENTES CON LUMBALGIA?
Considerando que aproximadamente en el 90% de los
casos no existe una lesión anatómica que justifique el proceso lumbálgico, el
entrenamiento que podría llevar mayores beneficios asociados sería, al igual
que en la población sana, el de intensidad. Parece ser que esta hipótesis no es
tan descabellada pues se ha demostrado que a mayor intensidad del mismo mayores
mejorías en la lumbalgia53-55.La utilización de entrenamientos de intensidad para el tratamiento de la lumbalgia crónica,
dentro de un periodo de
Lamentablemente, muchos profesionales de la salud se
muestran cautelosos a la hora de recomendar actividades físicas por miedo a que
si el paciente se queja de dolor al realizarlas, esto pudiera indicar daño o
degeneración de las estructuras de la columna vertebral88,89. Esto
pudiera ser el factor limitante más importante hacia la prescripción de
ejercicios de intensidad para el tratamiento del dolor crónico de espalda,
aunque afortunadamente las tendencias están cambiando, pues la evidencia
científica, como hemos visto, está apoyando la realización de ejercicios de
intensidad tras demostrar que son seguros y eficaces en las personas aquejadas
de este mal.
Muchos estudios han
certificado la eficacia de los estiramientos a la hora de mejorar las carencias
en flexibilidad en pacientes con dolor crónico de espalda, observándose una
mejoría de aproximadamente el 20%28, 34, 48, 90-93. Otra ventaja que
puede tener una rutina de estiramientos
es que se ha comprobado que su adherencia a largo plazo suele ser alta92
lo cual debería de ser tenido muy en cuenta.
En cuanto al tipo de
ejercicios a realizar, lo más lógico es que fueran ejercicios que permitieran
ejecutar los 6 movimientos posibles que puede llevar a cabo el raquis, es
decir, extensión anterior-posterior, flexión lateral derecha-izquierda y
rotación derecha-izquierda.
Los pacientes con lumbalgia crónica se caracterizan
por tener una menor fuerza en el tronco que la población que no tiene este
problema 28,82,95-101, siendo la pérdida de fuerza extensora,
proporcionalmente mucho más grande que la de la flexora95-98.
Normalmente el ratio entre fuerza extensora y flexora debería de ser de
La capacidad de levantamiento de carga es una
actividad que se realiza a diario con mucha frecuencia y que implica la
integración de la función lumbar con otras unidades funcionales como pueden ser
los músculos de los miembros inferiores, superiores y flexores del tronco. Se
ha comprobado que en personas con lumbalgia crónica, se producen deficiencias
en esta capacidad de levantamiento de entre el 40% y 60%83,102.
Los entrenamiento de
resistencia son los más empleados para el desarrollo de la musculatura lumbar
extensora. Hay autores que defienden el empleo de aparatos que aíslan la
musculatura espinal y eliminan la acción pélvica mediante fijación de ésta29,30,
49, 101-105 y otros que por el contrario permiten una cierta participación de la musculatura
extensora lumbar durante la extensión28,31,52,
53, 108.
Parece ser que el
entrenamiento óptimo de fuerza debería de estar conformado por series de
En una exhaustiva revisión
bibliográfica, Liddle y col. analizaron
en los ejercicios de fortalecimiento, cuáles eran las tendencias actuales en
relación al tipo de musculatura que se ejercitaba, observando que: en el 33% de
los casos se centraba en la musculatura lumbar, en el 25% de los casos la
combinación de musculatura lumbar-abdominal-piernas, en el 17% de los casos la
combinación de musculatura lumbar-abdominal-piernas-brazos, en otro 17% de los
casos la combinación de musculatura lumbar-abdominal y en un 8% de los casos
sólo la musculatura abdominal57.Como
ya sabemos la musculatura abdominal y el psoas tienen una función importante en
la estabilización de la columna vertebral, los glúteos contribuyen a la
fijación de la columna a la pelvis y un acortamiento de la musculatura
isquiotibial puede repercutir
negativamente en la columna lumbar, favoreciendo la adquisición de posturas
inadecuadas. Además los brazos contribuyen en la capacidad de levantamiento de
carga, favoreciendo el levantamiento del peso y tracción del mismo hacia el
tronco. Teniendo en cuenta todo esto, podríamos afirmar que de forma genérica,
lo más correcto y completo sería un entrenamiento que incidiera sobre la
musculatura lumbar, flexores del tronco (abdominales y psoas), miembros
inferiores (sobre todo glúteos e isquiotibiales) y superiores.
Como ya dijimos muchos individuos con
problemas de lumbalgia crónica exhiben una reducida capacidad cardiovascular si
los comparamos con sujetos sanos35. Teniendo en cuenta esto
deberíamos conseguir que nuestros pacientes mejoraran este perfil, que como ya
sabemos es un factor asociado a una mayor salud y longevidad. Prueba de ello es
que médicos de
Una mejor capacidad cardiovascular puede mejorar la
tolerancia hacia las actividades físicas, tener efectos beneficiosos en el
humor, sueño y capacidad de relajación113-117.
Se ha comprobado que
frecuencias de entrenamiento de tres
veces a la semana35,118,119 con un mínimo de 15 minutos al 75% de
intensidad de frecuencia cardíaca, son
eficaces en la mejora del acondicionamiento cadiovascular118.
Además, en estos pacientes se han hallado mejoras en actividades cardiovasculares
después de realizar este tipo de
entrenamiento34,35,48,120,121.
Por todo ello el entrenamiento cardiovascular sería
una práctica muy aconsejable en pacientes con lumbalgia crónica.
11. EJERCICIO PARA EL TRATAMIENTO DE
Se acepta que los
componentes cognitivos, conductuales, psicológicos y afectivos juegan un papel
fundamental en la lumbalgia crónica y su
incapacidad asociada. El individuo puede actuar de 2 formas conductuales totalmente
opuestas frente a ese dolor afrontándolo o
evitándolo, es decir: afrontamiento o evitación122. La
actitud de evitación del dolor parece estar asociada al hecho de que el
individuo piensa que la exposición frente a determinadas situaciones o
estímulos resultará en dolor y sufrimiento123 de tal forma que
actuará evitando estas situaciones. Teniendo en cuenta este hecho se ha
comprobado que el miedo asociado al posible dolor124,125, a una
actividad laboral concreta33, a determinados movimientos que presumiblemente
pudieran producir daño126,127 y determinadas actitudes y creencias128,129
influyen de forma decisiva en la incapacidad asociada a la lumbalgia. Estos comportamientos evitativos pudieran ser
inconscientemente potenciados por el entorno del paciente: familia, amigos,
trabajo, etc. De tal forma que el paciente percibiría una ventaja que antes,
cuando estaba bien, no tenía. Así por ejemplo en la familia pudiera tener la
justificación perfecta para no contribuir con las tareas domésticas y en el trabajo
la baja laboral podría suponer unas merecidas y justificadas vacaciones que lo
van alejando cada vez más de cuál es la verdadera realidad.
El papel del ejercicio
físico sería fundamental pues podría actuar como una herramienta útil de
afrontamiento y reorganización de esas actitudes, creencias y conductas
asociadas al dolor. Prueba de ellos es que
en la última década multitud de estudios que utilizan el ejercicio como
una forma primaria de tratamiento han demostrado que se produce una reducción
significativa de la incapacidad después del tratamiento, muy probablemente como
consecuencia en parte de la influencia del ejercicio sobre estos parámetros
psicológicos30,35,46,47,53,130,131. La recuperación funcional del
paciente influirá en sus actitudes y creencias, siendo la magnitud de esta influencia fuertemente predictiva de una posible incapacidad tras el
tratamiento132. El ejercicio
físico por tanto actuaría favoreciendo la pérdida del miedo hacia el dolor o el
daño adicional y mejoraría la autoestima y la confianza en realizar actividades
diarias, contribuyendo por tanto en la reducción de los días de baja laboral132,133.
Estos factores cognitivos influyen fuertemente en el
nivel de funcionalidad que pueda tener el individuo afectado por su dolor de espalda.
Sin embargo no podemos pasar por alto el hecho de que todavía hay muchos
profesionales de la salud, que no estando al día en las últimas tendencias
médicas, aconsejan a sus pacientes al reposo e incluso que no hagan actividades
que pudieran favorecer el dolor de espalda,
reforzando por tanto la restricción de actividades que pudieran realizar88.
Todo esto daría lugar, como consecuencia de esa restricción en las actividades
físicas, a una pérdida de acondicionamiento físico y un reforzamiento de los factores
cognitivos asociados al miedo.
Aparte del miedo y las
consecuencias asociadas a éste, en los pacientes aquejados de lumbalgia se ha
demostrado que hay una mayor prevalencia de depresión, ansiedad, abuso de
sustancias y somatizaciones si los comparamos con la población general. Así la depresión está presente en el
40-65% de los afectados de lumbalgia30,134-136, mientras que este
porcentaje se reduce al 5-17% en la población general137. Algo
similar pasa con el abuso de sustancias y la ansiedad134. También se
ha comprobado que la presencia de depresión y somatizaciones son predictores de
mala evolución en la lumbalgia138 o que una mala relación social en
el trabajo y poca satisfacción en el mismo actuarían como factores de riesgo de
lumbalgia139. El ejercicio puede tener un gran peso en el alivio de
estos problemas mentales, actuando como una forma de liberar tensiones y
mejorar la percepción de la realidad. Así, existen muchos estudios que
demuestran las mejoras asociadas a la
práctica deportiva en trastornos depresivos46,25,48,91,140, siendo
algunos de los estudios de gran calidad metodológica141,142.
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