Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 8 - número 30 - junio 2008 - ISSN: 1577-0354
De la Vega Marcos, R.; Del Valle Díaz, S.; Maldonado
Rico, A. y Moreno Hernández, A. (2008).
Una nueva herramienta para la comprensión táctica del fútbol. Revista Internacional
de Medicina y Ciencias de
UNA NUEVA
HERRAMIENTA PARA LA COMPRENSIÓN TÁCTICA EN EL FÚTBOL
A NEW TOOL FOR UNDERSTANDING TACTICS IN SOCCER
De
la Vega Marcos, R.*; Del Valle Díaz, S.**; Maldonado Rico, A.* y Moreno
Hernández, A.*
*Universidad Autónoma de Madrid
e-mail: ricardo.delavega@uam.es
**Universidad de Castilla
Código
UNESCO 6199 "Psicología del
Deporte"
Recibido 15
de noviembre de 2007
Aceptado 11
de junio 2008
Este estudio analiza el
papel que tienen los procesos de comprensión y de toma de conciencia en el
razonamiento táctico que tiene lugar en un deporte abierto como es el fútbol.
El interés central de la investigación alude al desarrollo de la comprensión
táctica desde la práctica reglada formal, esto es, desde los ocho años. Para
ello se ha desarrollado una herramienta novedosa como es un juego de mesa en el
que el niño debe proyectar sus conocimientos del juego en tres dimensiones
básicas de análisis: los aspectos tácticos colectivos, los grupales y los
individuales.
PALABRAS CLAVE:
Táctica, conocimiento
táctico, comprensión, fútbol, entrenamiento, psicología del deporte.
ABSTRACT
East study analyzes the role
that there have the processes of comprehension and awareness in the tactical
reasoning that takes place in a complex sport like the football. The central interest
of the research goes to the development of the tactical comprehension from the
ruled formal practice, this is, from eight years old. For this reason we have
developed a new tool like a board game in which the child must project his
knowledge of the game in three basic dimensions of analysis: the tactical
collective, the grupales and the individuals aspects.
KEY WORDS:
Tactics, tactical knowledge,
comprehension, football, training, sport psychology.
INTRODUCCIÓN
Uno de los aspectos más
novedosos que se proponen en este trabajo, es la inclusión de un juego de mesa
para analizar el nivel de desarrollo de la comprensión táctica que poseen los
niños que practican el fútbol y, además, mejorarlo mediante su empleo. Este
uso, absolutamente inexistente en el terreno deportivo -al menos en el fútbol-,
abre nuevas líneas de investigación que pensamos que ofrecen posibilidades muy
interesantes a los profesionales de la educación física y del deporte porque
contiene diferentes elementos que permiten regular el nivel de complejidad
cognitiva al que se somete a los diferentes jugadores, así como establecer una
relación muy estrecha entre el esfuerzo por tomar conciencia de las diferentes
variables que intervienen en el éxito de la tarea, y la propia naturaleza del
conocimiento deportivo que se pone en práctica, permitiendo enmarcar a la
perfección estos conocimientos dentro de un contexto concreto y complejo como
es el fútbol.
Durante el periodo comprendido desde la
fecha convencional de fundación de la psicología experimental hasta el
predominio de la visión conductista como estrategia única de rigor
metodológico, el juego fue objeto de distintas aportaciones interesantes y de
numerosas reflexiones. La gran dificultad para definir operacionalmente las
conductas de juego, dio lugar a una estigmatización sobre su estudio, como
sucedió con tantos otros ámbitos de la psicología y, especialmente, en el del
estudio del desarrollo.
A continuación
comentamos brevemente aquellas aportaciones que han tenido más relevancia, en
nuestra opinión, desde el punto de vista de los enfoques actuales (de modo que
no es exhaustiva, ni pretende serlo), y que justifican el interés que posee el
juego como medio de profundización de la toma de conciencia en el ámbito
motriz.
Así, en primer lugar y en nuestra
opinión, las aportaciones de Buytendijk (1933), han ejercido una notable
influencia. La consideración de que el juego es el principal exponente de la
inmadurez infantil, constituye un precursor de la concepción de Bruner. Destaca
dentro de su perspectiva la idea de que el juego permite al niño liberarse de
la realidad y crear un mundo bajo su control lo que, a nuestros efectos,
explica que el juego se constituya como un entorno óptimo para el estudio de la
comprensión táctica en tanto que el niño proyecta sus ideas y representaciones
sobre las acciones que realiza –en este caso en el tablero- mostrando, de ese
modo, parte de su conocimiento.
También de esta época de entreguerras cabe destacar
las reflexiones de Kurt Lewin (1935) acerca
del juego como un estrato singular de la "realidad", al tiempo que se
asemeja a "estratos irreales". Esta dualidad, a la que han aludido
Elkonin (1978), Linaza (1981), Maldonado (1981) y Ortega (1992), creemos que
constituye una aportación muy relevante respecto a la existencia en el juego de
dos niveles o de dos planos. Esa forma
de entender el juego tuvo una especial influencia en la concepción de Vygotski,
como se pone de manifiesto en las notas de su
conferencia impartida en 1933
(Elkonin, 1978), especialmente a la hora de formular las ratio
acción/significado y significado/acción.
Centrándonos en los juegos
de reglas, si realizamos un breve repaso a la concepción piagetiana, partiremos
de la consideración de la coordinación de las acciones como su elemento básico, cuyo comienzo sitúa
a partir de los cuatro años -si bien
considera que a esa edad se trata más de ritualizaciones que de reglas-.
El juego simbólico subsistirá a lo largo del periodo de las operaciones
concretas, si bien sugiere que se reducirán en diversidad, pero aumentarán en
complejidad, practicándose incluso durante varios días consecutivos.
Es interesante
mencionar, para nuestros intereses, la
ausencia de referencias a los juegos deportivos. Las observaciones –esto es,
las entrevistas- sobre los juegos de reglas se producen a finales de los años
veinte o principios de los años treinta, de modo que, a pesar de estar publicada “La formación del símbolo”(1941),
cabe suponer que no se interesó por otros juegos que practicaban, fundamentalmente,
los adolescentes y los adultos.
Respecto a los juegos de
reglas de mesa, en una publicación de Piaget
(1966), escrita como respuesta a la crítica de Sutton-Smith (1966) sobre
el escaso papel del juego en el desarrollo del pensamiento divergente o
creativo, el autor suizo afirma que
permite poner de manifiesto la consolidación de las operaciones
intelectuales que se producen gracias a la coordinación interindividual
(Linaza, 1981).
Por otra parte, en dos de
los trabajos publicados en “Las formas
elementales de la dialéctica” (1980), Piaget describe dos juegos de reglas
de mesa inventados para estudiar la representación de las acciones recíprocas y
el progresivo descubrimiento de los niños de distinta edad de las dependencias
de las acciones; un trabajo en el que se analiza cómo la comprensión del
movimiento de las fichas de un ajedrez simplificado se atribuye primero al tipo
de ficha (con diferente movimiento), más tarde a las posiciones relativas que
ocupan en el tablero y sólo en el nivel III (11-12 años) de los movimientos
previstos del adversario. En este nivel aparecerían, por tanto, las estrategias
como estructura que engloba tanto las acciones propias como las previsibles en
el adversario.
Esta misma línea de trabajo es la que hemos
continuado en el diseño y desarrollo del “Fútbol Inteligente”, juego que nos ha
permitido profundizar en la comprensión que el niño tiene sobre el fútbol y
que, en este contexto lúdico, proyecta sobre el tablero.
MÉTODO
Participantes
La muestra queda dividida en un grupo "con alto nivel de pericia” (“ap”)
y por otro "con bajo nivel de pericia” (“bp”). La condición "con
alto nivel de pericia" implicaba pertenecer a uno de los equipos de fútbol
federado de mayor nivel de destreza del Getafe Club de Fútbol S.A.D., mientras
que la muestra perteneciente al grupo "con bajo nivel de pericia” exigía
que los jugadores pertenecieran a los equipos que disputan las ligas locales no
federadas y que pertenecen a
La razón para escoger la edad inicial en los 8 años
se basa, en primer lugar, en los diferentes estudios que existen en psicología
cognitiva y en el desarrollo motor, en los cuales hacia los 7-8 años (estadio
de las operaciones concretas) se inician una serie de cambios en el pensamiento
de los niños, alcanzando formas de organización en su conducta, que son muy
superiores a las anteriores: en esta edad se produce un periodo de
transformaciones cualitativas en relación con el pensamiento y la acción
(Azemar, 1976, Cratty, 1973, 1982; Gallahue, 1982; Moreno, 1988; Hay, 1990;
Ruiz Pérez, 1993). En segundo lugar, a los 8 años comienza la práctica reglada
por la federación de fútbol y, en este sentido, tiene un interés particular su
análisis.
El total de sujetos que formaron parte de la muestra
es de 37, de los que el 21,6% pertenecía a la categoría benjamín, el 24,3% a la
alevín, el 21,6% a la infantil y el 32,4% a la cadete. Como característica a
tener en consideración, en la tabla inferior se aprecia como para la categoría
benjamín no se diferencia entre el grupo “ap” y “bp” debido a que, a esta edad,
todos los niños seleccionados competían en las mismas ligas al no haberse
producido un proceso de selección previo por parte del club.
TABLA I
Representación
muestral
EDAD |
GRUPO “CON ALTO NIVEL DE PERICIA” |
GRUPO “CON BAJO NIVEL DE PERICIA” |
TOTAL |
8 |
8 |
8 (21,6%) |
|
10 |
3 |
6 |
9 (24,3%) |
12 |
3 |
5 |
8 (21,6%) |
14 |
8 |
4 |
12 (32,4%) |
TOTAL |
14 |
23 |
37 |
Material
El objetivo
principal de este trabajo de investigación trata de analizar la importancia del
tipo de representación táctica que poseen los jugadores respecto a su toma de
conciencia en niveles que no tienen por qué ser necesariamente conscientes, de
manera que podamos contrastar en qué medida se puede utilizar un juego adaptado
a los contenidos tácticos del fútbol, que hemos bautizado como “Fútbol
Inteligente”, para el análisis y mejora de los esquemas tácticos que poseen los
sujetos.
En el diseño del juego,
como es lógico, tratamos de hacer una síntesis de cada una de las reglas
principales que se encontraban presentes en el fútbol y de cada uno de los
factores de la táctica, tanto individual como colectiva, a los que se otorgan,
en la actualidad, una mayor importancia: los aspectos de la táctica individual,
de la grupal y de la colectiva (Castelo, 1986, 1994, 1996, 1998; Fradua, 1999;
De
El tablero de
juego se compone de un total de trece casillas en el plano horizontal (ancho
del campo), y de catorce en el plano vertical (largo del campo). El total de
casillas en las que se pueden encontrar las fichas/jugadores es de ciento
ochenta y dos. El diseño de estas dimensiones se estructuró en función de las
dimensiones aproximadas de un terreno de juego de noventa metros de ancho
(anchura máxima permitida), lo que supone que cada casilla, en el terreno real,
mediría
Las características básicas del juego que se
explicaban a cada uno de los participantes y que, en cualquier momento de duda,
nos podían consultar, pueden analizarse en De
TABLA 2
Distribución del
número de jugadores en el “Fútbol Inteligente”, respecto a la práctica real.
CATEGORÍA |
TÁCTICA COLECTIVA |
TÁCTICA INDIVIDUAL/GRUPAL |
|
Nº JUGADORES “Fútbol Inteligente” |
Nº JUGADORES “Fútbol real” |
Nº JUGADORES “Fútbol Inteligente” |
|
Benjamín |
4 + P |
7 |
2 + P |
Alevín |
6 + P |
7 |
2 + P |
Infantil |
6 + P |
11 |
2 + P |
Cadete |
10 + P |
11 |
2 + P |
Como se puede apreciar en la tabla superior, las
partidas realizadas por niños de la categoría benjamín en el análisis de la
táctica colectiva, se hacían con cinco jugadores, dos menos de los que disputan
los “partidos reales” en esta categoría, debido a que el estudio piloto que
realizamos reflejó que a esta edad un número superior a cinco resulta muy
complejo de analizar y uno inferior solaparía los datos con los que encontramos
en los aspectos de la táctica individual/grupal. Respecto a los niños de
categoría alevín e infantil, el número de jugadores ascendía a siete, con lo
que el juego comienza a hacerse bastante complejo y, en categoría cadete, el
número de jugadores ya es similar al del “fútbol adulto” con once por cada
bando.
A la hora de analizar este aspecto del juego, es
importante tomar conciencia de la importancia que tiene el hecho de que cada
uno de los jugadores que componen los equipos están dotados (ver De
Diseño
Este trabajo de
investigación responde a un diseño “ex post facto
prospectivo” en donde los niveles de la variable independiente se asignan
una vez que ya se han cumplido las condiciones exigidas.
Procedimiento
Una vez que dispusimos de la base de
datos total de jugadores con los que íbamos a contar, establecimos un cuadrante
en el que se citaba a cada jugador por parejas de modo que, en una misma
partida, pudiéramos evaluar a dos jugadores de manera simultánea. El club puso a nuestra disposición las
instalaciones del “Coliseo Alfonso Pérez” de Getafe, estadio de nueva
construcción dotado de múltiples comodidades, de manera que situamos el “Fútbol
Inteligente” en un espacio adecuado, en donde cada jugador tuviera una silla
con apoyadero, o bien si lo prefiriera, un espacio en donde apoyar la hoja.
Una vez que los jugadores
estaban dispuestos, se les explicaban las reglas, sus principales características
(modos de mover el balón, desplazamiento simultáneo de los jugadores, cómo se
marcaba un gol, etc.) y se les invitaba a realizar un partido de 1 Vs. 1 en el
que pudiéramos comprobar si comprendían aspectos básicos como el desplazamiento
del balón y de los jugadores así como, lo que para nosotros era el principal
motivo de preocupación, que registraran correctamente los movimientos que con
posterioridad iban a realizar. Esta partida inicial tenía una duración
aproximada inferior a cinco minutos.
Una vez que se comprobaba
el dominio básico de las reglas del juego, se daba comienzo a la partida de
táctica individual/grupal que servía, al mismo tiempo, para prepararse mejor
ante la tarea posterior, más compleja, en la que el número de jugadores por equipo
aumentaba de un modo considerable. En esta partida el número de jugadores era
de dos más el portero y cada uno de los participantes podía escoger sus
fichas/jugadores en función de las puntuaciones que cada dorsal tenía en
habilidad, fuerza y velocidad.
La partida, una vez que
daba comienzo, finalizaba al concluir la acción atacante con un disparo o con
la pérdida del balón y, una vez que esto sucedía, se intercambiaban los roles
atacante-defensor para posteriormente, una vez que hubieran finalizado con esta
primera parte, dar paso a la táctica colectiva, en la que utilizaba la misma
secuencia.
Criterios de análisis
Los criterios de análisis que vamos a considerar son
aquellos que nos permiten constatar que se ha producido un progreso en la
conceptualización de la acción y, por lo tanto, en la posibilidad de
autorregulación del propio sujeto. Para realizarlo, vamos a seguir el proceso
ya descrito por Piaget (1974), y
retomado posteriormente por Lacasa y Villuendas (1988) y, en el ámbito motriz,
por Del Valle (1999), donde el proceso de toma de conciencia exige el paso
paulatino desde la consideración de los observables de la acción tomados de
forma aislada, hasta la llegada de coordinaciones inferenciales entre los
diferentes elementos que componen cada situación planteada (ver también De
Nivel 1.
Ausencia de estructura organizada de los movimientos. No sabe qué mover y los
movimientos que realiza los hace “para mover algo”. Lo que hace no tiene
ninguna relación táctica con el juego (por ejemplo desplaza un jugador por el
campo con el balón y sigue moviéndolo sin contar con sus compañeros hacia zonas
ofensivas y defensivas sin ningún orden).
Nivel 2. Se
hace alusión a observables de la acción de forma aislada, no relacionada. Los
principales observables en ataque son el balón y la portería contraria, de modo
que algún ejemplo clásico de jugadores que se sitúan en este nivel serían los
que sólo se preocupan de mover al jugador que posee el balón y mantienen
estáticos a los jugadores que no lo poseen sin razón evidente, de manera que
realizan un juego en el que parece que “le sobran todos los jugadores que no
tienen el balón”. En el plano defensivo los principales observables son el poseedor
del balón y la propia portería. Es fácil observar algunos jugadores que van
siempre a la casilla en donde está el balón y no se preocupan de equilibrar el
equipo ni de ofrecer alternativas válidas al juego.
Nivel 3. En
este nivel se relacionan los observables de la acción y se puede apreciar cómo
se coordinan algunas acciones que ya integran a varios jugadores aunque se
aprecia todavía que no existe una noción clara de juego colectivo. Los
observables siguen marcando las pautas de las acciones pero ahora se coordinan
en algunos de sus elementos.
Nivel 4. Lo
propio de este nivel, el de las coordinaciones inferenciales, será que el
jugador realiza movimientos que, aparentemente, no persiguen a corto plazo el
fin último de marcar gol o de evitarlo, sino que supone una operación para que,
a medio plazo, este objetivo se consiga y además se prepare al equipo ante
posibles acciones imprevistas como pérdidas del balón en el proceso ofensivo o
recuperaciones en el proceso ofensivo (sentido del equilibrio del juego). La
limitación de este nivel respecto al posterior es que se pueden apreciar
movimientos de líneas de juego o de varios jugadores de un modo todavía aislado
del juego colectivo.
Nivel 5. En este nivel se aprecia un sentido global y
detallado del juego colectivo y de sus principios de equilibrio, movilidad de
los jugadores, circulación del balón, coberturas defensivas, apoyos, ocupación
de espacios libres, amplitud ofensiva, etc.
A pesar de que en un
principio tratamos de llevar a cabo el análisis a partir de estos cinco niveles
básicos que ya utilizamos con anterioridad con verdadero éxito (De
En este sentido, los
niveles de análisis y toma de conciencia finales quedaron establecidos del
siguiente modo:
MUY BAJA:
Sujetos con una puntuación global de niveles 1 o 1/2.
BAJA: Sujetos
con una puntuación global de niveles 2 ó 2/3.
MEDIA:
Sujetos con una puntuación global de nivel 3.
ALTA: Sujetos
con una puntuación global de niveles 3/4 ó 4.
MUY ALTA:
Sujetos con una puntuación global de niveles 4/5 ó 5.
El hecho de considerar de
este modo cada uno de los niveles finales de análisis nos permite agrupar mejor
las puntuaciones y obtener, de este modo, resultados más significativos en
tanto que cada categoría puede incluir un número amplio de sujetos y, además,
reflejar de un modo bastante acertado el proceso de toma de conciencia que
venimos defendiendo a lo largo del presente trabajo de investigación.
RESULTADOS
Debido a las lógicas limitaciones de
espacio impuestas en la publicación de artículos científicos, los resultados
que se presentan son un resumen de las puntuaciones generales obtenidas en la
prueba, así como la representación gráfica de cada uno de los subfactores que
la componen, pues la discusión de resultados se establece en función de todo el
conjunto.
La puntuación táctica general
La puntuación táctica
general se obtiene a partir de la puntuación final que otorgábamos a cada
jugador en cada una de las partes componentes del análisis táctico. A
continuación se presenta la gráfica que recoge los niveles de solución y de
toma de conciencia alcanzados en cada una de las categorías que componen la
muestra:
Gráfico 1. Niveles de toma de conciencia de la acción táctica respecto a
la puntuación general obtenida en la prueba.
Para una mayor claridad en
el proceso de análisis, vamos a dividirlo en función de cada una de las categorías
y de los niveles de toma de conciencia:
1. Benjamín: Resulta llamativo observar como en toda la
muestra nadie logra superar el nivel de toma de conciencia intermedio en el que
comienzan a tomar importancia las coordinaciones inferenciales de la acción.
Por lo tanto estaríamos ante un grupo de edad con unos límites evidentes para
razonar sobre acciones posibles que no se encuentran presentes y para hacerlo,
además, sobre un conjunto amplio de situaciones en las que se debe considerar
el equipo como colectivo para conseguir maximizar el rendimiento. Un ejemplo
muy característico de este grupo de edad consiste en que, en el momento en el
que ponen la pelota en movimiento, los jugadores que no actúan sobre ella pasan
a un segundo plano y será tan solo el poseedor, y a lo sumo algún compañero,
los que resuelvan las situaciones.
Un aspecto importante que
debe destacarse es que los datos que refleja el “Fútbol Inteligente” parecen
consistentes con los resultados encontrados con anterioridad utilizando otras
pruebas (De
2. Alevín: Existe un cambio evidente en la capacidad de
razonamiento abstracto y en las posibilidades que se les abren a los jugadores
al poder reflexionar sobre lo posible. El 89% de la muestra maneja
coordinaciones inferenciales, si bien aun no las termina de coordinar y mucho
menos aún de relacionar de un modo consistente a nivel de conjunto. Estos datos
nos presentan una realidad sobre las posibilidades del entrenamiento táctico
con jugadores alevines que dista bastante de la mantenida en la actualidad en
la que tan solo parece potenciarse el entrenamiento técnico y enseñarse a un
jugador a que se sitúe en un punto concreto del terreno de juego.
En anteriores trabajos ya
señalamos que este salto en la toma de conciencia de los niños de categorías
benjamines a los de alevines era muy pronunciado. También el juego nos acentúa
esta distancia que a nivel pedagógico resulta tan interesante y llamativa.
3. Infantil: El porcentaje de jugadores que se sitúan en
niveles de utilización de coordinaciones inferenciales es ligeramente inferior
para esta categoría que para los alevines, aunque un dato importante es que
comienzan a producirse niveles de toma de conciencia máximos que permiten que
el jugador perciba el conjunto de aspectos tácticos presentes en el juego y las
diferentes relaciones que se pueden llegar a establecer entre estos elementos.
Al igual que sucede en otros juegos como el ajedrez, es evidente que pueden
existir variables que faciliten y que beneficien la capacidad de reflexión
táctica de los jugadores, aspectos que resultarían de un gran interés
investigador para futuras ocasiones.
4. Cadete: El aspecto que más llama nuestra atención es que los
niveles de toma de conciencia se van agrupando cada vez más en el extremo que
lleva a obtener la mejor puntuación, de manera que podemos afirmar que la edad
es una variable que favorece la capacidad de razonamiento táctico de los
jugadores (al menos en las condiciones que representa el juego en donde el
tiempo de elección es amplio). La edad, como es lógico, no sería el único
factor que explicaría el rendimiento táctico alcanzado, pero parece al menos
tratarse de un factor que debe tenerse muy en cuenta.
5. Puntuaciones totales: Si tomamos los datos de un
modo general, se aprecia con claridad cómo las puntuaciones obtenidas se
encuentran bastantes repartidas a excepción del nivel inicial, en donde no se
encontraría ningún jugador. Este dato puede reflejar la importancia del empleo
de un instrumento como éste para evaluar la comprensión táctica respecto a
otros como, por ejemplo, la entrevista clínica o la reflexión en el propio
momento de la acción, en donde la limitación temporal y la necesidad de acceder
a niveles conscientes de razonamiento pueden esconder el manejo real que tiene
el jugador a edades tempranas de ciertas nociones tácticas que pasarían
desapercibidas si se utilizaran esos otros métodos de análisis.
Por otra parte, la
importancia de relacionar de manera progresiva los diferentes observables de la
acción y de establecer coordinaciones inferenciales entre los elementos del
juego, parece que comienza a producirse de un modo más consistente a una edad
que en principio no cabía prever como es la alevín, de manera que defenderíamos
que es precisamente a partir de esta edad en donde debe comenzar a concederse
un peso progresivamente mayor a la táctica del juego en tanto que comprensión
sobre la acción y planificación de la misma.
Análisis
comparativo de los grupos “ap” y “bp”.
Como ya señalamos al
indicar el número de jugadores que formaban parte de cada uno de los dos
grupos, en el caso del grupo con alto nivel de pericia es muy reducido, lo que
nos obliga a utilizar un contraste no paramétrico, como es la prueba de
Ji-cuadrado, para poder comprobar si las puntuaciones obtenidas son o no
significativas. A continuación se presenta la tabla del análisis estadístico
realizado:
Pruebas de chi-cuadrado
|
Valor |
gl |
Sig. asintótica (bilateral) |
Chi-cuadrado de Pearson |
25,830 |
10 |
,004 |
Razón de verosimilitud |
30,578 |
10 |
,001 |
Asociación lineal por lineal |
7,364 |
1 |
,007 |
N
de casos válidos |
35 |
|
|
Como podemos
comprobar, el p-valor asociado es menor a 0,05, luego, al nivel de
significación 0,05, rechazamos la hipótesis nula de independencia de las
muestras y podemos concluir que existen diferencias significativas entre ambos
grupos.
Análisis
de la fiabilidad interjueces
El análisis
de fiabilidad de la prueba se ha realizado mediante su evaluación por medio de
un segundo observador ajeno a la presente investigación y, por lo tanto,
neutral. Para poder llevarlo a cabo, se le ha realizado un entrenamiento en la
metodología de análisis de la prueba, de manera que no existiera ninguna duda
sobre la correcta utilización de este instrumento.
Una vez analizados,
obtuvimos el coeficiente de correlación de PearsonRho de 0.87; lo que nos
muestra un valor que, según Grosser et al. (1986), debe considerarse alto en
tanto que es igual o mayor a 0.85.
DISCUSIÓN
El análisis de los
resultados nos ha permitido constatar varios aspectos relevantes para el
análisis del papel que tiene el juego como facilitador de los procesos de toma
de conciencia en el fútbol. El primero de ellos es el de la importancia de
utilizar una herramienta como el “Fútbol Inteligente”, para facilitar el
análisis de la comprensión táctica que tienen los jugadores. Una parte de estas
representaciones que manejan no tienen por qué poder manifestarse a nivel
consciente y explícito y, de esta forma, un juego puede ser un instrumento de
gran utilidad para que el jugador pueda “proyectar” los conocimientos que posee
sobre el tablero, de manera que nos ofrezca varias “pistas” sobre las nociones
que deben comprenderse y en qué grado.
Esta prueba parece que nos
ofrece algunas sugerencias que a nivel práctico resultan muy importantes y que
serían susceptibles de ser estudiadas en futuras investigaciones. Algunas las
presentamos a continuación:
2. El polémico paso que se produce entre el fútbol 7
y el fútbol 11, que en diferentes clubes puede suceder entre las edades
benjamín y alevín o alevín e infantil parece que implica un cambio importante
en la capacidad de toma de conciencia de las acciones. Esta modificación del
entorno puede llevar consigo un cierto nivel de “estancamiento cognitivo” por
incapacidad del jugador para actuar sobre su medio, de tal forma que resulta
importante que se parta del análisis del desarrollo cognitivo y motor del
infante para que podamos establecer cuál es la secuencia lógica ideal para los
jugadores.
En este sentido, el paso de
jugar en un terreno de reducidas dimensiones a uno que puede llegar a doblarlas
(de hecho un campo de fútbol 11 se suele dividir en dos para permitir hacer dos
campos de fútbol 7) no parece que facilite el desarrollo de la comprensión
táctica de los jugadores, que unido al limitado significado que otorgan a los
compañeros desde un punto de vista grupal y colectivo, impide un desarrollo más
armónico de estas nociones. Desde nuestro punto de vista, las condiciones
contextuales del entorno deben permitir que las posibilidades cognitivas del
niño le faciliten la comprensión progresiva del entorno de juego, para lo que
proponemos, en primer lugar, un aumento más progresivo de las dimensiones del
espacio de juego y, en segundo lugar y lo que es más importante, un aumento
progresivo en jugadores que facilite la toma de conciencia de las relaciones
que se establecen entre ellos.
3. Los aspectos de la táctica grupal son los más
complejos de adquirir y esto puede reflejar la necesidad de otorgarles una
mayor importancia, sobre todo a partir de la edad alevín, en donde se puedan
representar y explicar las principales relaciones que se tienen que establecer
entre los diferentes jugadores que componen el juego.
Un aspecto verdaderamente
interesante que nos introduce en un debate muy fructífero es el que apunta
hacia la necesidad de adaptar la comprensión de los aspectos grupales a la
realidad de las diferentes demarcaciones que existen en un equipo de fútbol, de
manera que los aspectos grupales que maneja un portero, es muy posible que sean
diferentes a los del central, a los del lateral derecho y éstos, a su vez, a
los de un medio centro o a los de un delantero.
El entrenamiento por
puestos de juego en donde se facilite la comprensión de las variables a las que
se va a tener que atender (por ejemplo, el lateral derecho deberá prestar una
especial atención al interior de su banda, al medio centro, al central de su
equipo y al portero), sin renunciar en absoluto a la toma de conciencia que exigen
los demás puestos de juego generará, con bastantes posibilidades, jugadores
tácticamente más inteligentes en tanto que van a poseer una mayor toma de
conciencia de los aspectos tácticos que intervienen en el juego.
Esta concepción, como
podemos observar, se contrapone a aquella que limita a edades tempranas a un
jugador en un puesto concreto. Un jugador, desde un punto de vista táctico, no
puede ser portero, delantero o lateral izquierdo, sino que debe comprender
todas las relaciones que se establecen en cada uno de los diferentes puestos
aunque llegada una edad, y eso formaría parte de un debate diferente, puede ser
bueno para el jugador que pase a ocupar una determinada demarcación. En este
sentido, debemos mostrarnos contrarios a políticas de especialización temprana
de jugadores en puestos concretos de juego, en donde clubes de la talla del F.
C. Barcelona o el Ajax de Ámsterdam aún continúan formando jugadores concretos
en puestos concretos que solo sirven para esas demarcaciones y que, en el
momento en el que salen de ella, se convierten en auténticos “vagabundos” del
área que ocupan.
Por último, parece
interesante destacar la importancia pedagógica que puede ofrecernos una
herramienta como ésta en el entrenamiento de base de los jugadores de fútbol (e
incluso de cualquier deporte si se adaptaran algunas de sus características).
El porcentaje de tiempo que
se dedica al entrenamiento táctico en edades tempranas es, como ya sabemos,
ínfimo si se compara con el volumen total de horas de entrenamiento semanales.
Estas diferencias quedan acentuadas por dos factores: en primer lugar, por el
escaso tiempo de entrenamiento que ya de por sí se tiene en el fútbol y, en
segundo lugar, porque a medida que las categorías de edad son inferiores,
también lo es el entrenamiento táctico en beneficio, esencialmente, del
técnico.
El hecho de disponer de un
juego como este, hace que el tiempo que el niño no esté entrenando de un modo
formal y reglado lo esté haciendo, en realidad, a nivel de las representaciones
tácticas y conceptuales que posee, en tanto que necesita reflexionar no sólo
sobre las acciones que deben realizar los componentes de su mismo equipo, sino
también sobre los movimientos que puede realizar el contrario, lo que implica
uno de los aspectos que otorgan mayor riqueza a la noción de táctica en el
fútbol: la capacidad que deben tener los jugadores para razonar sobre el ámbito
de lo posible, es decir, la necesidad de ir más allá de los observables de la
acción, como son los jugadores que intervienen directamente en la jugada, para
situarse ante un mundo de múltiples posibilidades de elección en donde los
movimientos que puede realizar el contrario son muy importantes para conseguir
optimizar el rendimiento en la partida.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 8
- número 30 - junio 2008 - ISSN:
1577-0354