Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 9 - número 35 - septiembre 2009 - ISSN: 1577-0354
Ramos Álvarez, J.J.; Segovia Martínez, J.C. y
López-Silvarrey Varela, F.J. (2009). Test de laboratorio versus test de campo en
la valoración del futbolista. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de
TEST DE LABORATORIO VERSUS TEST DE CAMPO EN LA VALORACIÓN DEL
FUTBOLISTA
LABORATORY TEST VERSUS FIELD TEST IN
FOOTBALL (SOCCER) PLAYERS ASSESSMENT
Ramos
Álvarez, J.J.1; Segovia Martínez, J.C.1 y López-Silvarrey
Varela, F.J.1
1 Especialista en Medicina de
Clasificación
UNESCO: 5899 Educación Física y Deporte
2411 Fisiología humana
Recibido 13 de febrero de 2009
Aceptado 11 de abril de 2009
RESUMEN
Los diferentes protocolos utilizados en la valoración funcional de los
futbolistas incluyen pruebas de campo y laboratorio. Es evidente que, por las
características del fútbol, no existe un test específico en futbolistas, tanto
en el campo como en el laboratorio, por lo que pudieran existir diferentes
argumentos entre la utilización de un tipo u otro de test.
En el presente artículo
analizamos las ventajas e inconvenientes de la utilización de los diferentes
test. Ambos tipos de mediciones pueden ser complementarias y podrían utilizarse
en distintos momentos de la temporada, prevaleciendo la utilización de test
intermitentes en la valoración de los futbolistas.
PALABRAS
CLAVE: Fútbol, test
de campo, test de laboratorio
ABSTRACT
Field
and laboratory tests are included in the different protocols used to evaluate
football (soccer) players. Because of the specific characteristics of football,
there isn´t a specific test to evaluate the players. That´s why there cloud be
controversy in which test sould be used.
In the article
above we analyze the benefits and difficulties in the utilization of different
tests. Both kinds of measure can be
complementary and they could be used in differents moments of the season,
prevailing the use of intermittent tests in the football (soccer) players assessment.
KEY WORDS: Football
(soccer), field test, laboratory test
INTRODUCCIÓN
Distintos
autores vienen postulando diferentes tipos de tests para la valoración fisiológica
de los futbolistas. No obstante, hasta el momento no se han establecido
protocolos unificados para la valoración funcional de los mismos. Este fenómeno
puede deberse a diferentes factores que indican la complejidad de este deporte.
A continuación comentaremos algunas características del fútbol que habrán de
tenerse en cuenta a la hora de establecer un protocolo de valoración de los
futbolistas, tanto en el laboratorio como en el campo de juego.
Por
un lado, para un mayor rendimiento no sólo influyen las características
fisiológicas, sino también y sobremanera los fundamentos técnicos y tácticos.
Años atrás podíamos encontrar, por ejemplo, futbolistas profesionales con muy
baja capacidad aeróbica en relación con otros deportes, sin embargo, el
rendimiento deportivo era bueno. La baja capacidad física era suplida en el
terreno de juego por una buena capacidad técnica. También nos podíamos
encontrar con el fenómeno contrario, jugadores con pocas posibilidades técnicas
que obtenían un nivel aceptable de juego al aplicar su potencial físico durante
el partido.
Por
otro lado, el fútbol es
un deporte que precisa de esfuerzos intermitentes. Durante un partido, el
futbolista realiza diferentes tipos de esfuerzos que van desde muy baja
intensidad (estar parado, andando…)
hasta esfuerzos de muy alta intensidad (sprints, saltos…). Para añadir más complejidad al estudio del
juego, los esfuerzos son realizados de una manera aleatoria.
En la mayor parte del partido, se
realizan esfuerzos de baja y media intensidad, mientras que los esfuerzos de
alta intensidad son breves (J Bangsbo, Norregaard, & Thorso,
1991; Dawson, Hopkinson, Appleby, Stewart, & Roberts, 2004; Reilly, 2000). No obstante dichos esfuerzos son determinantes en el
desarrollo del juego, ya que se realizan en las jugadas decisivas de un partido
(remate, tiro, despeje…). Se ha comprobado que estos esfuerzos de alta
intensidad son más frecuentes en delanteros y defensas (Luhtanen, 1994; Mohr, Krustrup, &
Bangsbo, 2003), mientras que los esfuerzos de mediana y baja intensidad
son más frecuentes en centrocampistas (Di Salvo et al., 2006).
Los futbolistas recorren durante un
partido entre
Hay que tener en cuenta que durante un
partido, el tiempo y la frecuencia de los esfuerzos puede variar, a su vez, en
función de las circunstancias del juego, el planteamiento táctico, la capacidad
de los futbolistas y el momento del partido (J Bangsbo, Mohr, & Krustrup,
2006; Chamari et al., 2005).
Es
por tanto que los resultados encontrados en los diferentes estudios pudieran
variar bastante entre unos y otros futbolistas, dificultando de esta manera la
aplicación práctica de los hallazgos obtenidos.
Llegados
a este punto nos podríamos plantear diferentes cuestiones ¿Realmente los
factores fisiológicos son determinantes del rendimiento en el fútbol? Al
encontrarnos con un deporte en el que se realizan diferentes tipos de esfuerzos
¿Cuál sería el limitante metabólico del mismo?
Si
queremos establecer protocolos de valoración funcional debemos de intentar
valorar todos los patrones metabólicos que intervienen en un partido de fútbol:
aeróbicos, anaeróbicos y factores neuromusculares. Por otro
lado, habría que tener en cuenta el tipo, la intensidad, la duración y la
frecuencia de los esfuerzos realizados en los partidos jugados durante la
temporada para poder establecer un estudio real. Es evidente que las circunstancias
de la competición en el fútbol hacen inviable poder concretar dichos
parámetros.
TEST DE LABORATORIO VERSUS TEST DE
CAMPO
Los
diferentes protocolos utilizados en la valoración funcional de los futbolistas incluyen
pruebas de campo y laboratorio.
Existen
diferentes puntos de vista entre la utilización de test de campo y laboratorio
para evaluar las características fisiológicas de los futbolistas y de todos los
deportistas en general. Es evidente que, por las características específicas
del fútbol, no existe un test específico en futbolistas (Kemi, Hoff,
Engen, Helgerud, & Wisloff, 2003). Se han diseñado múltiples
test de campo para futbolistas y la validación se realiza en pruebas en el
laboratorio.
El test de campo puede ser más barato,
más específico y precisa de menos equipamiento (Svenson & Drust, 2005). Sin embargo en el test de laboratorio
obtenemos una información en unas condiciones estándar que nos permitirían
comparar con futuros test en las mismas condiciones de medición. Este último
punto no sería posible con un test de campo, ya que las condiciones ambientales
serían difícilmente reproducibles. Por
otro lado, algunos autores, entre los que nos encontramos, sugieren que, en los
futbolistas, el consumo máximo de oxígeno
pudiera ser mejor predictor de la potencia aeróbica que el umbral de
lactato (Wiswell et al., 2000),
umbral habitual en los tests de campo.
Pudiera
existir la posibilidad de intercambiar los resultados entre ambos tipos de tests,
aunque algunos autores muestran sus dudas a esta posibilidad (Kunduracioglu,
Guner, Ulkar, & Erdogan, 2007). Kemi, OJ et al comparando los
datos obtenidos en un test incremental de velocidad en laboratorio y un test
especifico de campo diseñado por ellos no encontraron diferencias
significativas en el VO2máx (Kemi et
al., 2003). Otros
autores no han encontrado correlación en los datos obtenidos en el laboratorio
con el test de Bangsbo (Chamari et
al., 2004) ni con el
yo-yo test en futbolistas profesionales (Metaxas,
Koutlianos, Kouidi, & Deligiannis, 2005). En este mismo estudio Metaxas
et al concluyen que es necesario la realización de pruebas ergoespirométricas
para estimar con precisión el consumo máximo de oxígeno en futbolistas. En este
sentido Stolen et al en una reciente revisión recomiendan el yo-yo test cuando
no se pueda disponer de un laboratorio para obtener los datos del consumo
máximo de oxígeno (Stolen et
al., 2005).
Aunque no
existen evidencias que los resultados obtenidos en los test de campo y
laboratorio puedan ser intercambiables, la utilización de ambos nos permitiría
obtener datos complementarios, que serían de gran utilidad en la valoración del
futbolista en el transcurso de la temporada (Ramos,
Segovía, López-Silvarrey, & Legido, 2007).
Existe una
gran variedad de pruebas no específicas, utilizadas en el fútbol para valorar
cada una de las cualidades metabólicas independientemente. Pruebas aeróbicas en
pista y laboratorio, en las que se utilizan protocolos incrementales de
velocidad, con diferentes variaciones en la intensidad y duración de los
escalones y los tiempos de recuperación. Pruebas anaeróbicas y de valoración
neuromuscular como las pruebas de velocidad, de salto y diferentes pruebas de
fuerza: isocontrol, isocinéticos…(Ramos
Álvarez, Segovía Martínez, López-Silvarrey Varela, & Legido Arce, 2007)
En la tabla
I y II establecemos un resumen de los inconvenientes y las ventajas de la
utilización de ambos tipos de test.
Tabla I. Inconvenientes. Test
de laboratorio versus Test de campo
TEST DE LABORATORIO |
TEST DE CAMPO |
Menor motivación |
Dificultad de transporte del material |
Mayor dificultad de reproducción de los gestos
deportivos |
Inestabilidad ambiental |
Dificultad de adaptación a los ergómetros |
Menor control de los protocolos |
Tabla II. Ventajas. Test de laboratorio versus
Test de campo
TEST DE LABORATORIO |
TEST DE CAMPO |
Disponibilidad de material |
Más baratos |
Accesibilidad |
Requieren poco equipamiento |
Control de medios materiales |
Especificidad: utilización medio habitual |
Medio estable |
Mayor motivación |
Asepsia |
Utilización ergómetros específicos |
Reproducibilidad de los resultados |
Facilidad de aplicación al entrenamiento |
Actualmente
se tiende a establecer protocolos intermitentes que puedan simular el tipo de
esfuerzo realizado durante un partido. Se han establecido diferentes protocolos
intermitentes, tanto en el laboratorio (Drust,
Reilly, & Cable, 2000) como en el
campo (J. Bangsbo,
Iaia, & Krustrup, 2008; Bishop & Spencer, 2004; Edwards, Macfadyen,
& Clark, 2003; Krustrup et al., 2003; Krustrup et al., 2006; Nicholas,
Nuttall, & Williams, 2000; Rico-Sanz, Zehnder, Buchli, Dambach, &
Boutellier, 1999; Rostgaard, Iaia, Simonsen, & Bangsbo, 2008), las
diferentes intensidades de los esfuerzos demandados durante las pruebas se
realizan en función de los estudios previos sobre los tipos de esfuerzos
empleados.
Drust y col.
diseñaron un protocolo en tapiz rodante con una duración de 46 minutos, divididos
en dos ciclos con 23 periodos de actividad cada uno: 6 periodos caminando, 6
con carrera lenta, 3 carrera continua y 8 sprints. Los periodos de esprint se
iban alternando con actividad suave (andando o carrera lenta). El rango de
velocidad oscilaba entre
Así mismo se
han establecido diferentes protocolos intermitentes en pista para simular el
patrón de actividad en el fútbol. Nicholas et al describieron el test de carrera intermitente
de Loughborough (LIST), dividida en dos partes, la primera parte consta de 5
bloques de 15 minutos cada uno con periodos de recuperación de 3 minutos, en
los que se incluye caminar, esprintar, carrera a velocidad baja (55% VO2
máx) y carrera a velocidad alta (95% VO2 máx). La segunda parte con
periodos alternativos de carrera a velocidad baja (55% VO2 máx) y
carrera a velocidad alta (95% VO2 máx) hasta la fatiga (Nicholas et
al., 2000). Rostgaard
et al, diseñaron un test para evaluar la capacidad física y técnica de los
jugadores de fútbol, combinan esfuerzos intermitentes con diez patadas en
largo, evaluando la precisión de los diez golpeos durante la realización del
test (Rostgaard
et al., 2008). Bangso et
al diseñaron el yo-yo test, especialmente útil en el fútbol el yo-yo test de
resistencia intermitente y el yo-yo test de recuperación intermitente, en los
que intercalan esfuerzos intensos con pequeños periodos de recuperación activa (J. Bangsbo
et al., 2008; Krustrup et al., 2003; Krustrup et al., 2006)
Las mayores
limitaciones de estos protocolos están relacionadas con la imposibilidad de
realizar un número de cambios de actividad similar a los observados durante un
partido, y en la dificultad de incorporar las acciones con balón (Drust et
al., 2007),
determinantes en el desarrollo del juego (J. Bangsbo,
1994).
Los
esfuerzos de alta duración y corta intensidad están presentes en todas las
acciones decisivas de un encuentro. El limitante metabólico para este tipo de
esfuerzo, independientemente de los factores neuromusculares se encuentra en
los depósitos de ATP y fosfocreatina (CP) muscular, que proporcionan la
inmediata fuente de energía para este tipo de esfuerzos (Calderon,
2007; McGilvery, 1975; R. Shephard, 1982). No obstante al cabo de varios
segundos de esfuerzo intensivo, los niveles de CP se agotan casi totalmente y
los niveles de ATP caen entre un 15 y un 20% (Bowers
& Fox, 1993; R. J. Shephard, 1992). Según algunos autores el
tiempo necesario para rellenar dichos depósitos está en torno a los tres
minutos (Conley,
2000). Estos tres
minutos pudieran ser de gran importancia en el fútbol, porque sería el tiempo
necesario para que un futbolista volviera a replecionar sus depósitos de
CP-ATP, y por tanto, la posibilidad de realizar esfuerzos de máxima intensidad.
Lo deseable durante un partido, es que el futbolista pudiera realizar el mayor
número de veces esfuerzos de máxima intensidad con los menores tiempos de recuperación
posibles.
Nuestro
grupo ha comprobado que los jugadores de primera división tienen valores
significativamente mayores en determinados parámetros cardiorrespiratorios
(consumo de oxígeno, ventilación y frecuencia cardiaca) si los comparamos con
jugadores de segunda división a los tres minutos de recuperación tras una
prueba máxima en laboratorio, mientras que el comportamiento de estos
parámetros era el mismo en ambos grupos durante el primer minuto. Estos datos
nos sugieren que la diferencia entre los patrones de recuperación de los
futbolistas pudiera ser uno de los factores que influiría en el rendimiento en
deportes que precisaran de esfuerzos intermitentes como el fútbol.
Basándonos
en estos resultados, estamos diseñando protocolos intermitentes, que pudieran
utilizarse tanto en el terreno de juego como en el laboratorio. Estudiamos
diferentes tipos de esfuerzos y analizamos el comportamiento de la recuperación
en los primeros tres minutos (Ramos et
al., 2007).
El protocolo
propuesto es el siguiente:
Esfuerzo intermitente
aeróbico: 3 series de 10 minutos entre el 65-70% del VO2 máx con 3
minutos de descanso.
Esfuerzo
intermitente anaeróbico intenso: 2 series de 10 minutos a la intensidad del
umbral ventilatorio anaeróbico (VT2) con 3 minutos de descanso.
Esfuerzo
intermitente anaeróbico muy intenso: 5 series de 1 minuto a una intensidad
superior al VO2 máx con 3 minutos de descanso entre series.
Esfuerzo
intermitente anaeróbico exhaustivo. 10 series de 1 minuto a una intensidad
superior al VO2 máx con 3 minutos de descanso entre series.
La
aplicación práctica de los resultados podría ser de gran importancia, ya que
nos basaríamos en los resultados de la recuperación para establecer
entrenamientos individualizados, no en función de las capacidades máximas y submáximas
para los diferentes tipos de esfuerzos, sino en función de los parámetros de
recuperación. Factor determinante en los deportes intermitentes como el fútbol.
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