Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 10 -  número 37 - enero 2010 - ISSN: 1577-0354

 

Chulvi-Medrano, I. y Solà Muñoz, S. (2010). Programa de acondicionamiento neuromuscular en la diabetes mellitus 2. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 10 (37) pp. 77-92 Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista37/artdiabetes139.htm

 

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REVISIÓN

 

PROGRAMAS DE ACONDICIONAMIENTO NEUROMUSCULAR EN LA DIABETES MELLITUS 2

 

NEUROMUSCULAR CONDITIONING PROGRAM IN DIABETES MELLITUS 2

 

Chulvi-Medrano, I.1 y Solà Muñoz, S.2

 

1Licenciado en Ciencias de la Actividad Físíca y el Deporte. Universidad de Valencia.  DEA en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad de Valencia. chulvi77@hotmail.com

2Licenciada en Medicina. Universidad Autónoma de Barcelona. ssolamun@yahoo.es

 

Código UNESCO: 2411.06 Fisiología del ejercicio

Clasificación del Consejo de Europa: 6. Fisiología del ejercicio.

 

Recibido 17 de marzo de 2009

Aceptado 16 de noviembre de 2009

 

RESUMEN

 

La diabetes mellitus tipo 2 (DM 2) es una patología que conlleva asociadas alteraciones biológicas que disminuyen la calidad de vida, sobretodo aquellas que acontecen sobre sistema neuromuscular. El tratamiento integral incorpora la utilización de programas de acondicionamiento neuromuscular como herramienta complementaria. El objetivo de esta revisión ha sido recopilar la evidencia actual sobre esta materia realizándose por mediación de los descriptores “diabetes mellitus 2”, “non insulin dependent”, “glycemic control”, “resistance training”, “strength training”, “muscular fitness,” una búsqueda bibliográfica en las bases de datos PubMed, SportDiscus, Web of Knowledge (WOK)  obteniendo 42 trabajos originales y 31 de revisión. Se concluye que el diseño de los programas de acondicionamiento neuromuscular para diabetes tipo 2 deberán realizarse de 1 a 3 series de 8 a 15 repeticiones con carga submáxima (60-80% de una repetición máxima voluntaria) distribuyendo en circuito de 8 a 10 ejercicios que  movilicen los grandes grupos musculares.

 

PALABRAS CLAVE: Diabetes mellitus tipo 2, entrenamiento contra-resistencias, ejercicio físico y enfermedad muscular.

 

 

ABSTRACT

 

Diabetes is a disease that takes to asociate common alterations on biological systems that can diminish quality of life among them those that affect neuromuscular system. Integral treatment incorporates neuromuscular conditioning programa among other recomendations. Aim of this review has been gathering the evidence on this topic made through literature research using descriptors “diabetes mellitus 2, non insulin dependent, glycemic control, resistance training,strength training,muscular fitness in PubMed, SportDiscus and Web of Knowledge (WOK)  data bases. We obtained 42 original papers and 31 reviews. We conclude that the design of neuromuscular conditioning programs for diabetes type 2 must be performed 1 to 3 sets of 8 to 15 repetitions with a sub-maximal load (60-80% of a maximalvoluntary repetition) distributing circuit 8 to 10 exercises that mobilize major muscular groups of the body.

 

KEY WORDS: Diabetes mellitus type 2, resistance training, physical exercise, muscular disease.

 

INTRODUCCIÓN. DEFINICIÓN Y EPIDEMIOLOGÍA

 

La diabetes mellitus (DM)  está caracterizada por  un cuadro patológico de enfermedades micro y macrovasculares cuyo origen principal es la hiperglucemia debido a defectos en la secreción insulínica, defectos en la acción insulínica o ambas alteraciones (Klein, 1995; ADA, 2004). La DM tipo 2 (DM 2) es una de las epidemias del siglo XXI, debido a cambios culturales y de estilo de vida. La afectación de la diabetes en el contexto español se ha incrementado del 4,1% registrado en 1993 al 6% (Estrategias en diabetes del Sistema Nacional de Salud 2007), siendo aproximadamente el 90-95% de casos de Diabetes Mellitus tipo 2 (Estrategia en diabetes del Sistema Nacional de Salud, 2007) y alcanzando un máximo en los grupos de edad más avanzada. Está situación es confirmada por los recientes trabajos de Valdés et al. (2007) y Basterra-Gortari et al. (2007) quienes destacan que existe un alarmante incremento de la incidencia de la diabetes mellitus 2 en el territorio español. Entre las múltiples causas que explican la variabilidad encontrada en la prevalencia de la DM  2 se citan raza, la longevidad media, la migración, la obesidad, el tipo de dieta, la actividad física y la nutrición fetal/neonatal. Entre los factores adquiridos la obesidad es, probablemente, el factor de riesgo más reconocido para desarrollar DM 2, junto al envejecimiento, atribuyéndose un rol fundamental de la grasa abdominal (Klein et al., 2007). En general, las poblaciones más afectadas son aquellas que han cambiado bruscamente del estilo de vida tradicional hacia un estilo de vida occidental.

 

Paralelamente a las alteraciones metabólicas de la patología subyacen otras situaciones preocupantes que pueden disminuir la calidad de vida. Destaca la pérdida de masa muscular,  y con ello sus capacidades funcionales (Pérez-Martín et al., 2001; Kim et al., 2001; Wu et al., 2003; Ozidirinc et al., 2003; De Rekeneire et al., 2003; Andersen et al., 2004; Ugur-Altun et al., 2005;  Park et al., 2006;).Ha sido sugerido que la fuerza muscular pueda estar inversamente relacionada con la sensibilidad insulínica (Jurka et al., 2004; Karelis et al., 2007). Existe la posibilidad de una  relación entre la obesidad (IMC) y la incapacidad funcional en sujetos con diabetes mellitus tipo 2 (Park, 2006) pudiéndose ser atribuido  las propias  alteraciones metabólicas (Park, 2006) o a modificaciones en los patrones de movimiento (Wearing et al., 2006; Browning y Kram, 2007).

Por tanto la DM 2 es una enfermedad crónica, de alta prevalencia y creciente en número, que supone un elevado coste social y económico y de gran impacto sanitario en complicaciones cardiovasculares, que condiciona la duración y la calidad de vida de una gran cantidad de personas. De forma asociada existe una esta reducción funcional, e incluso estructural del sistema neuromuscular.

 

Ante esta preocupante situación debe actuarse con tratamientos eficaces para poder detener o revertir su evolución. Esta revisión sistemática cualitativa abordará la importancia de la incorporación de los programas de acondicionameinto neuromuscular en diabéticos tipo 2.

                                           

METODOLOGÍA

 

Ha sido realizada una revisión sistemática de la literatura específica con el objetivo de analizar la bibliografía más reciente donde se estudia la importancia del entrenamiento contra resistencias en el abordaje y tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2. En este sentido se realizó una búsqueda bibliográfica en las bases de datos PubMed, SportDiscus y Web of Knowledge (WOK) aplicándose la combinación de los siguientes descriptores: diabetes mellitus 2, non insulin dependent, glycemic control, resistance training, strength training, muscular fitness. La búsqueda fue restringida a trabajos originales realizados sobre humanos en los que en el protocolo de intervención se incluyera un programa de acondicionamiento neuromuscular. La búsqueda se extendió  hasta septiembre del 2008.  Se identificaron 73 trabajos de los cuales 31 fueron revisiones y 42  investigaciones originales.

 

TRATAMIENTOS ACTUALES: FARMACOLÓGICOS

 

La literatura describe diferentes tratamientos para la DM 2 entre ellos deben ser destacados los farmacológicos, los nutricionales y el ejercicio físico. Estas estrategias deben estar enfocadas al incremento de la sensibilidad insulínica como factores principales para el control de la diabetes mellitus tipo 2 y sus complicaciones.

 

El tratamiento farmacológico, en pacientes con diabetes mellitus tipo 2, debería estar indicado en sujetos que no presenten un elevado grado de adherencia al cambio de estilo de vida (Padwal et al., 2005). Aquellos pacientes a los que no se les observe una tendencia hacia la normoglucemia se deberán tratar como a los diabéticos tipo 1, por lo que estará fundamentada la utilización de terapia hormonal insulínica bajo la prescripción y control médico (Holman y Turner, 1995). En la interesante revisión llevada a cabo por Padwal et al. (2005) se concluye que los agentes hipoglucemiantes son los más eficaces a la hora de reducir la incidencia de diabetes mellitus tipo 2 obteniendo datos inconcluyentes sobre el resto de medicamentos como son los agentes anti-obesidad, las drogas antihipertensivas, las estatinas, los fibratos o los estrógenos. Debido a que no es el propósito del presente texto, se insta a la lectura de los textos específicos que profundizan sobre este aspecto.

 

TRATAMIENTOS ACTUALES: NUTRICIONALES

 

La literatura actual muestra una fuerte correlación entre los grados de obesidad central y las alteraciones metabólicas, como es el caso de la diabetes mellitus tipo 2 (Oguma y Sesso 2005; Park, 2006). En este sentido existe el consenso de estratificación de riesgo de padecer alteraciones metabólicas cuando la circunferencia de la cintura es igual o superior a 102 centímetros en hombres y 88 centímetros en mujeres (Racette et al., 2006; Klein et al., 2007). Se debe destacar que aproximadamente el 75% del riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 es atribuible a la obesidad (Hu et al., 2001), por ello, la recomendación más común para mejorar la tolerancia a la glucosa es la reducción del peso corporal (Joseph et al., 2001).

 

Por lo tanto, las pautas dietéticas generales para estos casos consideran una dieta hipocalórica en la que la ingesta total debe estar estratificada en 10-20% de proteínas, en menos de 30% de grasas con menos de 10% de éstas de saturadas, el resto será destinado a los hidratos de carbono, aunque deberán ser evitados los de absorción rápida (Simó y Hernández 2002; Gaede y Pedersen, 2004). En general, las dietas basadas en hidratos de carbono de bajo índice glucémico se han mostrado superiores a las convencionales. Se aconseja el reparto de la ingesta durante el día para facilitar la secreción de insulina y evitar los picos de glucemia posprandial.

 

TRATAMIENTOS ACTUALES: EJERCICIO FÍSICO

 

El ejercicio físico es un tratamiento eficaz para el control de la patología reduciendo su severidad y las alteraciones asociadas (Helmrich et al., 1994; Yvy et al., 1998; ACSM, 2000; Kelley y Goodpaster 2001; Pedersen y Saltin, 2004; ADA, 2004; Zacker, 2005  Warburton et al., 2006). Es renombrado que el ejercicio es un tratamiento que permite incrementar la sensibilidad insulínica desde la primera sesión (Yvis et al., 1998; Horowitz ,2007). En este mismo sentido, ha sido atribuido a  la carencia de ejercicio físico una mayor resistencia a la insulina y una mayor predisposicón a generar DM 2 (Hawley, 2004). De igual manera, es conocido, que el pobre control glucémico en pacientes con alteraciones glucémicas desemboca en incrementos de la hemoglobina glucosilada [HbA1c], cuando los valores exceden de los fisiológicos –siendo recomendado que sus valores sean menores a un 7% (ADA, 1998)-, se incrementa el riesgo de padecer los efectos adversos de la diabetes mellitus (De Rekeneire et al., 2003; Park et al., 2006; Won et al., 2006).

 

De forma añadida, incluso en ausencia de pérdida de peso, el ejercicio físico facilita la homeostasis de la glucosa (Boulé et al., 2005) mostrando una reducción adicional de la hemoglobina glucosilada [HbA1c] de hasta el 1% al cabo de un año, y mejoría de otros factores de riesgo cardiovascular concomitantes.

 

En la actualidad el tipo de ejercicio aplicado como prevención y tratamiento de desórdenes metabólicos y diabetes mellitus tipo 2 se ha centrado en dos modalidades, el ejercicio cardiovascular y los programas de acondicionamiento neuromuscular.

 

EJERCICIO CARDIOVASCULAR

 

Tradicionalmente se ha recomendado ejercicio de tipo cardiovascular para los sujetos que tenían riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 o en aquellos que ya la padecían obteniendo resultados favorecedores para la salud (Castaneda et al., 2002; Alam et al., 2004).

 

En este sentido, Sigal y colaboradores (2004) recomiendan una selección adecuada del ejercicio cardiovascular basada en evitar molestias en posibles regiones dañadas por las neuropatías periféricas. Una de las neuropatías periféricas más acusadas entre los diabéticos se ubica en el pie, por lo que se ha recomendado realizar el ejercicio elíptico cardiovascular para evitar molestias o incrementos de la lesión (Cuff et al., 2003).

 

El protocolo mínimo consensuado y  sugerido está caracterizado por la realización de 150 minutos semanales, repartido en tres días, con una intensidad del 50-70%Fcmáx ó 40-60%VO2máx (Sigal et al., 2004, 2006).

 

PROGRAMAS DE ACONDICIONAMIENTO NEUROMUSCULAR (PANM)

 

En la última década, se ha despertado el interés por determinar los efectos del entrenamiento contra-resistencias o programa de acondicionamiento neuromuscular sobre la salud frente a la visión tradicional del rendimiento (ACSM, 1998, 2002; Kraemer et al., 2002; Kraemer y Ratamess, 2004; Warburton et al., 2006). Esta línea de investigación también ha mostrado su preocupación por las patologías más importantes asociadas la falta de movimiento, destacando entre otras, la diabetes mellitus tipo 2.

 

Debe ser destacado que ha sido descrito que los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 poseen una peor condición física (De Rekeneire et al., 2003; Ugur-Altum et al., 2005) y su fuerza muscular está reducida (Andersen et al., 2004; Cetinus et al., 2005). Aunque existe una marcada controversia sobre si la diabetes “per se” genera el incremento de incapacidad funcional por reducción de la fuerza muscular, o ésta es consecuencia  de las situaciones asociadas (De Rekeneire et al., 2003). Específicamente ha sido constatado que la capacidad funcional del sistema neuromuscular es menor en los sujetos afectos que en sujetos que no padecen esta patología (Özdirenç et al., 2004). En esta línea, De Rekeneire et al. (2003) determinan que la DM 2 está asociada con un 40 % de riesgo incrementado de limitación funcional subclínica. Por otro lado, Wu et al. (2003), coincidiendo con los resultados previos de Gregg et al. (2002), determinan que las limitaciones funcionales fueron aproximadamente 2 veces más grandes en sujetos diabéticos tipo 2 que en sus homónimos no diabéticos.

 

Recientemente, se ha encontrado la relación entre el estatus neuromuscular y funcional en diabéticos tipo 2 y un pobre control glucémico (De Rekeneire et al., 2003; Park et al., 2006; Won et al., 2006), el cual sirve como indicador de la severidad de la diabetes mellitus. Este parámetro registra los valores de la hemoglobina glicada (HbA1c), recomendándose que el  valor debe ser menor a 7%, e idealmente ubicarse en 6% para reducir el riego de complicaciones (ADA, 1998). Respecto a esto, Won et al. (2006) han sugerido que el empeoramiento sobre el sistema neuromuscular pueda deberse al catabolismo inducido por la hiperglucemia descontrolada. Igualmente, existen evidencias que sugieren la existencia de una relación inversa entre la sensibilidad insulínica y la fuerza muscular (Jurka et al., 2004, 2005; Karelis et al., 2007). Por último, debe citarse la existencia de otra limitación asociada a la funcionalidad del sistema locomotor. Se trata de la glicación de las estructuras articulares, situación que desembocará en una limitación articular por fibrosis del sistema ligamentario (Herriot et al., 2004) y con ello, una posible reducción de la capacidad de movimiento.

 

Con el fin de mejorar la propia patología y la afectación específica sobre el sistema neuromuscular, los programas de acondicionamiento neuromuscular (PANM de ahora en adelante) han sido incluidos como tratamiento para los sujetos con diabetes mellitus tipo 2 (Sigal et al., 2006), puesto que puede representar una modalidad de ejercicio físico atractiva para combatir la diabetes mellitus 2 y sus complicaciones (Boulé et al., 2001; Willey y Fiatarone, 2003; Holten et al., 2004).

 

Diversos trabajos de revisión han recopilado los efectos  y la relación dosis respuesta más importantes de los estudios más relevantes sobre el entrenamiento de acondicionamiento neuromuscular y la diabetes mellitus. Los resultados prácticos para la prescripción del ejercicios físico de estas investigaciones más recientes han sido resumidas en la tabla 1.

 

 

Autor

Frecuencia

Carga (series-repeticiones-intensidad)

Ejercicios

ACSM, 1998

2 días/sem

1 x 10-15 (10-15RM)

8-10 globales

Sigal et al., 2004

3 días/sem

1-3 x 8-10

 

Zacker, 2005

2-3 días /sem

1-3 x 8-15 (60-90% 1RM); 1-2 min de descanso

 

Sigal et al., 2006

1-3 días/sem

1-3 x 8-10

Principales grupos musculares

Colado y Chulvi (2008)

2 días/sem

1 x 10-15 (carácter submáximo)

8-10 poliarticulares que engloben los principales grupos musculares

Tabla 1. Características básicas del programa de acondicionamiento neuromuscular.

 

 

La relación del entrenamiento de fuerza y la DM 2 ha sido estudiada principalmente por la variable de la intensidad del ejercicio (basada en el porcentaje de peso en función de una repetición máxima 1-RM).  En este sentido, Castaneda et al. (2002) sugiere una  eficacia de los PANM de alta intensidad (60-80%1RM –una repetición máxima voluntaria) aproximadamente del doble de la conseguida por programas de intensidad  moderada (menor de 60% de una repetición máxima). Resultados muy similares muestra Dunstan et al., (2002) quienes realizan un PANM progresivo desde 50% 1RM a 85%1RM y reportan mejoras significativas en sujetos diabéticos. Más recientemente, ha sido manifestado que puede ser requerido un estímulo mayor, ubicado  entre el 70 y el 90% de una repetición dinámica máxima voluntaria para mejorar los niveles de control glucémico (Braith y Stewart, 2006), no obstante, se recomienda cautela en la aplicación de estas intensidades.

 

A partir de los datos consultados, parece lógico pensar que la dosis debe basarse en un rango de entrenamiento que consiste en la realización de 8-10 ejercicios que engloben a los principales grupos musculares, estableciendo un rango entre 1 y 3 series con 8 a 15 repeticiones cada serie con un carácter de esfuerzo moderado-alto. Esta dosis de PANM ha demostrado generar efectos positivos para el paciente con DM 2. Estos beneficios serán descritos en el apartado siguiente.

 

EFECTOS POSITIVOS DE LOS PROGRAMAS DE ACONDICIONAMIENTO NEUROMUSCULAR  (PANM)

 

Los PANM favorecen los cambios positivos en los parámetros bioquímicos que influyen sobre la sensibilidad insulínica tanto en sujetos diábeticos de diferentes edades (Miller et al., 1984; Dunstan et al., 2002; Holten et al., 2004; Ibañez et al., 2005; Brooks et al., 2007) como en sujetos con niveles alterados de tolerancia de la glucosa (Dengel et al., 1996). Una posible justificación manifestada por McGarry (2002) sugiere que las mejoras sobre sensibilidad insulínica pueden derivar de modificaciones en el contenido lipídico intramuscular generado por los PANM.

 

La evidencia apoya la inclusión del entrenamiento de fuerza para el incremento del control glucémico y la sensibilidad en sujetos con diabetes mellitus tipo 2 (Castaneda et al., 2002; Eves y Plotnikoff, 2006), aunque actualmente no se dispone de un consenso cerrado sobre la dosis-respuesta (Kelley y Goodpaster, 2001), existen datos de fundamentan la aplicación de la dosis descrita en el párrafo anterior. Añadidamente, existen datos que fundamentan la distribución del PANM en circuito, para facilitar el control glucémico en pacientes no insulino-dependientes, por lo que resulta atractivo para los sujetos diabéticos con sobrepeso, puesto que obtendrán beneficio metabólico sin generar un gran estrés articular (Dunstan et al., 1998).

 

Un beneficio colateral del entrenamiento contra resistencias en la diabetes tipo 2 afecta al sistema óseo. Parece ser que la calidad ósea también está afectada por eventos microvasculares comunes a la diabetes mellitus (Schwartz et al., 1997; Chau y Edelman, 2002), siendo mayor la pérdida de densidad mineral ósea en sujetos con peor control glucémico (Gregorio et al., 1994). Esta desmineralización ósea puede ser atribuida a la interferencia que el pobre control glucémico  genera sobre la funcionalidad de los osteoblastos (Brown y Sharpless, 2004). Para esta situación de mayor fragilidad ósea los programas de acondicionamiento neuromuscular han sido ampliamente demostrados como una terapia eficaz para incrementar la densidad mineral ósea en pacientes con osteoporosis (Conroy y Earle, 2000; Beck y Snow, 2003; Turner y Robling, 2003; ACSM, 2004). Así pues, parece lógico pensar, que en pacientes con diabetes mellitus y desmineralización ósea también se produzca este efecto positivo.

 

A la hora de aplicar los programas de acondicionamiento neuromuscular deben tenerse presente las consideraciones manifestadas por Zacker (2005) que cita la existencia de contraindicaciones absolutas en las que no se debe realizar PANM en sujetos con diabetes mellitus 2: a)angina inestable, b)hipertensión no controlada, c)disritmias no controladas, d) cardiomiopatía hipertrófica, e) ciertos estados de retinopatía.

 

En esta línea, el mismo autor,  también nos advierte de la necesidad de una evaluación médica previa en las  siguientes situaciones: a) fallo cardíaco, b) isquemia miocárdica, c) reducida función ventricular izquierda, d) neuropatías (Zacker, 2005).

 

 

PROGRAMAS DE ACONDICIONAMIENTO NEUROMUSCULAR INTEGRAL

 

Existen comunicaciones científicas donde el programa de acondicionamiento neuromuscular ha sido realizado sinérgicamente con un programa de acondicionamiento cardiovascular. El objetivo de estos trabajos fue potenciar los efectos positivos de ambas estrategias de ejercicio físico para los sujetos con diabetes mellitus tipo 2 sobre la reducción de la resistencia a la insulina (Wallace et al., 1997). En esta línea debe ser destacado el trabajo de Maiorana et al. (2002), que  reporta beneficios como el incremento del control glucémico y la mejora de la composición corporal cuando se combina un PANM realizado 15 repeticiones al 55% 1RM con ejercicios aeróbicos de 45 segundos de duración durante 8 semanas a razón de 3 días semanales. Más recientemente, Sigal et al. (2007) comparó los efectos de tres tipos  intervenciones de ejercicio físico realizados 3 veces por semana durante 22 semanas sobre el control glucémico de 251 adultos con diabetes mellitus tipo 2. Un primer grupo realizaba únicamente ejercicio cardiovascular en bicicleta o cinta y fue generada una progresión de 15-20 minutos por sesión con una intensidad del 60% de las pulsaciones máximas hacia 45 minutos por sesión a una intensidad del 75% de las pulsaciones máximas. El segundo grupo realizaba entrenamiento contra-resistencias caracterizado por la ejecución 7 a 9 repeticiones hasta la fatiga voluntaria en 2 a 3 series para 7 ejercicios diferentes. Un último grupo combinó ambas tipos de ejercicios. Los resultados han demostrado que la combinación de ejercicio cardiovascular con un programa de acondicionamiento neuromuscular  generan mayores mejoras sobre el control glucémico que las mismas intervenciones realizadas de forma aislada (Sigal et al., 2007).

 

Destacables son los resultados obtenidos en el trabajo liderado por Rice et al. (1999) quienes registraron el cambio desencadenado por la combinación de dieta adecuada -restricción de 1000 kilocalorías- con diferentes tipos de ejercicio físico. Un grupo realizó ejercicio aeróbico mientras que el otro realizó PANM. Ambos grupos redujeron su peso corporal y fue incrementada la sensibilidad insulínica, sin embargo el grupo de PANM generó una mayor adhesión al ejercicio (96%) frente al ejercicio aeróbico (92%).

 

Taylor (2007) encuentra que las capacidades cardiovasculares y de aptitud neuromuscular pueden incrementarse en sujetos con diabetes mellitus tipo 2 aunque se requerirá de una adherencia al programa para poder mantener estas mejoras. Tal y como ha sido citado anterior, es conocido que el ejercicio es un tratamiento que permite incrementar la sensibilidad insulínica desde la primera sesión (Yvis et al., 1998; Horowitz ,2007), sin embargo, la adherencia a estos cambios, incluido la práctica de ejercicio físico debe ser prioritaria para los diabéticos, principalmente para favorecer  el control glucémico (Norris et al., 2001).  Para conseguirlo Delamater (2006) recomienda mantener un control telefónico, proporcionar instrucciones escritas, utilización de automonitoreos, apoyos y refuerzos sociales y contactos continuos con especialistas de la salud. La presencia de los especialistas en entrenamiento está justificada para poder mantener la eficacia de los PANM en personas de edad avanzada con diabetes mellitus tipo 2, puesto que cuando abandonan las instalaciones específicas y son instruidos en el PANM progresivo para realizar en casa no resulta suficiente para mantener la efectividad en el control glucémico (Delamater, 2006). Esta reducción de la eficacia del tratamiento mediante el ejercicio física ha sido atribuido a la reducción en la adherencia y en el volumen-intensidad del PANM (Dunstan et al., 2005).

 

CONCLUSIONES

 

El ejercicio físico resulta un tratamiento eficaz, seguro y agradable para los sujetos con diabetes mellitus tipo 2. Los programas de acondicionamiento neuromuscular deben generar sinergia con el ejercicio cardiovascular y otros tratamientos si fueran requeridos como el nutricional o el farmacológico. El ejercicio aeróbico-cardiovascular eficaz se realizará con carácter extensivo de 30-60 minutos del 50-70% de la frecuencia cardíaca máxima. Por su parte, la adecuada prescripción del PANM debe estar distribuido en circuito incluyendo  de 8 a 10 ejercicio poli-articulares que involucren los principales grupos musculares realizados con volúmenes entre 1 y 3 series, de 8 a 15 repeticiones realizadas con una carga submáxima (60-80% de una repetición máxima). Cuando no exista contraindicación se podría hacer uso de cargas cercanas a las máximas (80-95% de una repetición máxima). La inclusión del PANM debería ser tomada en cuenta debido a las posibilidades de mayor adherencia al ejercicio, menor estrés articular e incluso mayores beneficios sobre el perfil metabólico.

 

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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 10 -  número 37 - enero 2010 - ISSN: 1577-0354