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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte-
vol. 11 -número 43 - septiembre 2011 - ISSN: 1577-0354
Martínez-de-Haro, V.; Pareja-Galeano,
H.; Álvarez-Barrio, M.J.; del-Campo-Vecino, J.; Cid-Yagüe, L. y Muñoa-Blas, J.
(2011). Sistema gráfico para evaluar la actividad
física en relación a la salud / Graphic system evaluation in physical activity and health. Revista Internacional
de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 11 (43) pp.
608-618. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista43/artsistema207.htm
ORIGINAL
SISTEMA GRÁFICO PARA EVALUAR
GRAPHIC SYSTEM EVALUATION IN PHYSICAL ACTIVITY
AND HEALTH
Martínez-de-Haro, V.1; Pareja-Galeano, H.2;
Álvarez-Barrio, M.J.1; del-Campo-Vecino, J.1; Cid-Yagüe,
L.1 y Muñoa-Blas, J.1
1 Grupo de investigación “Actividad Física, Salud y Educación-UAM”.
Departamento de Educación Física, Deporte y Motricidad Humana. Universidad
Autónoma de Madrid. vicente.martinez@uam.es,
mjose.alvarez@uam.es, juan.delcampo@uam.es, lourdes.cid@uam.es, jose.munnoa@uam.es
2 Universidad de Valencia superhpg@hotmail.com
Código UNESCO: 3212 Salud
Pública
Clasificación del Consejo de
Europa: 17. Otras: Actividad Física y Salud
Recibido: 16 de
octubre de 2009
Aceptado: 16 de octubre de 2010
RESUMEN
El Grupo de investigación “Actividad Física, Salud y
Educación-UAM” del Departamento de Educación Física, Deporte y Motricidad
Humana de
En el presente artículo tiene como objetivo exponer
cuáles deben ser los parámetros configuradores de los diferentes ámbitos a
tener en cuenta en el establecimiento de un protocolo de actuación con las
personas que practican cualquier tipo de actividad física y/o deporte, tomando
como punto de partida su estado de salud, utilizando para ello el “cubo de la
salud” como un instrumento muy útil para la evaluación, diseño y control de
planes de actividad física saludable para todo tipo de personas.
PALABRAS CLAVE: Salud, Actividad Física, Evaluación, “Cubo de la salud”.
ABSTRACT
The research group "Physical Activity, Health and
Education-UAM" of the Department of Physical Education, Sport and Human
Movement at the “Universidad Autónoma” of Madrid,
researchers looking for a possible way to resolve questions about how they
could systematize the areas that should be professional account of the physical
activity to establish a protocol for the treatment of persons who practice any
type of physical activity and sports, taking as a reference point (base) state
of health found.
In the present article we tried to present what should be the parameters
configured for the areas to consider when establishing such a protocol to do
this, use the "health cube" as a useful tool for the assessment,
design and control healthy physical activity plans for all types of people.
KEY WORDS: health, Physical Activity, Evaluation, “health cube”.
INTRODUCCIÓN
El sedentarismo es considerado, desde el ámbito de
la salud pública, como una de las pandemias del S.XXI y, por lo tanto, uno de
los focos de atención de
Por otra parte desde que en
La afirmación de que “la salud es el resultado de la interacción de la
biología y la conducta individuales, el medio ambiente físico y social, las
políticas y las intervenciones gubernamentales y el acceso a cuidados médicos
de calidad” es lo que se reflejó en el documento Healthy
people 2010, realizado por el U.S. Department of Health and Human Services (2).
Según
Sin embargo, a pesar de que los profesionales que utilizan la
actividad física para mejorar la salud, como es el caso de Pate (4), dicen que sus referencias de salud se basan en la
definición de
Para ello, buscamos las
representaciones gráficas de la salud, encontrando como referencia más antigua
la citada por Bruhn y cols. en
1977.
Algunos autores hablan del concepto
dinámico y del continuum de la salud, identificando la salud como un flujo
continuo entre la enfermedad y la óptima salud. Entre ellos, y siendo el
primero en presentar dicho continuum en forma de gráfico se encuentra Bruhn y cols. (5).
Terris(6) (1980) desarrolla un gráfico simple I en el que por
medio de cuadros con cruces, diferencia entre enfermedad y salud. Se trata de
un gráfico unidimensional dividido en dos grandes columnas: “Salud” y
“Enfermedad”. Cada columna está subdividida a su vez en otras cuatro, en cada
una de ellas, desde el extremo hacia el centro, van de más cruces a menos,
indicando el mejor y el peor estado de la persona, hasta llegar a los estados
más pobres tanto de salud como de enfermedad que se indicaría con una cruz
(fig.1).
Fig.1- Terris,
M. (1980) La revolución epidemiológica y la medicina social. México: Siglo XXI
Insistiendo en el modelo lineal, Catford (7) en 1983, hace una figura que llama “Health Status as a Continuum”, que gradúa siguiendo el
modelo de Terris, con rangos positivos y negativos de
salud, desde el “bienestar” (++++) hasta la “muerte” (----) pasando por “riesgo
minimizado” (+++), “sólo factores de riesgo” (++), “desórdenes asintomáticos”
(+), “síntoma de desorden” (0), “daño” (-), “discapacidad” (--) y “minusvalía”
(---) (fig.2).
Fig.2- Gráfico de Catford (1983)
En el mismo sentido de considerar la
salud como un continuum, Salleras(8) en 1985, realiza una variación sobre el modelo de Terris. A partir de una zona neutra central, donde dice que
no es posible distinguir lo normal de lo patológico, salen dos flechas en
sentido contrario. Hacia la derecha la “salud positiva” que lleva al “óptimo de
salud” o un “elevado nivel de bienestar” representado por la definición de
salud de
Fig.3- Continuo salud-enfermedad
de Salleras (1985)
Lorenz y Davis(9), en 1981, basándose en Bruhn,
desarrollan un gráfico tridimensional, que llaman “Health
Care System”, con un eje X
donde se encuentra “No enfermo” y “Enfermo”; en el eje Y “Bien (bienestar)” y
“No bien (malestar)” y en el eje Z se encuentra el “Vector Tiempo”, que
representa la modificación del estado de salud-enfermedad y bienestar-malestar
a lo largo del tiempo o edad del individuo. A partir de esta gráfica se
describen cuatro categorías (Tipo I: Bien, Tipo II: Bien pero preocupado, Tipo
III: Enfermo asintomático y Tipo IV: Enfermo) (fig. 4).
Fig. 4- Gráfico bidimensional de Lorenz y Davis
(1981)
Downie y cols.(10), en 1990 proponen un modelo cíclico, basándose en
el modelo lineal de Catford, situando en el centro un
esquema interrelacionando los aspectos físico, mental y social; en el extremo
derecho la salud negativa (afectación, enfermedad, estado desconocido, lesión,
deformidad, discapacidad e invalidez; y en el extremo izquierdo, salud positiva
(verdadero bienestar y forma física) (fig. 5).
Fig. 5- Modelo de salud cíclico de Downie (1990)
Estos modelos no satisficieron a nuestro grupo de investigación,
porque resultaba imposible evaluar la situación de la persona con respecto a su
salud, ni el efecto de la actividad física sobre ésta. Así que se diseñó un
gráfico (11-14) propio al que se denominó “cubo de la salud” y se
comenzó por presentar un diseño simple de un cubo, que representaba el
ambiente, en cuyo interior se encontraban tres ejes que se cruzaban en el
centro, cada eje representaba un ámbito de la salud (físico, psíquico y social)
y en cada extremo se representaba la óptima o pésima salud (física, psíquica o
social); sin embargo, este diseño simple no fue satisfactorio por diferentes
razones. En primer lugar no se cuantificaba el estado de salud, por lo que
determinamos usar una escala decimal para cada eje, asignando al peor estado el
valor 0 y al mejor estado el valor 10, siendo evidente que esta valoración
podía ser tanto subjetiva como objetiva. Y en segundo lugar, parecía exagerado
que a partir de un valor medio (5 en nuestro caso), donde se cruzaban los ejes,
se marcara la frontera entre enfermedad y salud, coincidiendo con Salleras; así que se optó por representar con una esfera lo
que correspondería a la “normalidad estadística”. Es decir, en cada eje se
representó una curva normal de distribución de la población, agrupándose el 95
% de la población entre ±2 DS (entre los valores
Fig.6- Cubo de la salud diseñado por nuestro equipo
(Martínez-de-Haro, V. y cols, 2009)
Por todo ello, los objetivos propuestos son: mostrar
en un sistema gráfico la ubicación y evolución de las personas según su salud
en relación a la actividad física, mostrar la representación de los programas
físicos sobres su salud, la representación gráfica de los riesgos de la
actividad física en detrimento de la salud y su posible prevención y la
influencia del ambiente.
METODOLOGÍA
La metodología que usamos es la analítico-deductiva,
mediante el análisis de casos, utilizando para ello el “cubo de la salud”.
¿Qué profesionales pueden evaluar a la persona para
situarla en el cubo de la salud?
Evidentemente muchos,
pero en este artículo vamos a señalar las evaluaciones y funciones que puede
realizar el técnico de la actividad física y el deporte y los profesionales que
pueden prestarle un mayor apoyo. Empecemos por estos últimos.
En primer lugar se
sitúa el médico; este profesional puede evaluar en profundidad el estado de
salud de su paciente determinando qué sistemas orgánicos puede utilizar de
forma óptima y qué sistemas debe evitar mover y cómo se puede obtener el máximo
rendimiento del sujeto para que éste sea saludable, la valoración será
subjetiva y objetiva. La valoración que realizará deberá ser lo más precisa
posible, y no sólo en el ámbito orgánico sino también en el ámbito psicosocial.
Evidentemente, consideramos que el especialista más cualificado dentro de la
medicina para hacer esta valoración encaminada a la realización de ejercicio
físico es el médico deportivo. Por medio de la anamnesis, la exploración
física, kineantropometría, espirometría,
EEG en reposo, analítica y pruebas de esfuerzo.
En el ámbito
psicológico, los profesionales de la psicología y psiquiatría tienen
herramientas óptimas para hacer una buena evaluación.
Desde el punto de
vista social, los profesionales que mejores herramientas tienen y mayor
conocimiento del ámbito son los diplomados en trabajo social, asistentes
sociales y los sociólogos, que podrían facilitar magníficos informes sobre la
persona con la que se trabaja.
Pero es evidente que
el profesional de
En primer lugar puede
hacer una valoración “no médica” del estado de salud de la persona para valorar
posibles riesgos y limitaciones, mediante los numerosos cuestionarios
existentes para ello.
Mediante la
entrevista personal y con los conocimientos propios del técnico deportivo, y
sin entrometerse en competencias profesionales ajenas, puede realizar un somero
perfil psicosocial, para conocer los objetivos y metas de la persona que quiere
realizar actividad física.
Las herramientas que
sí posee y domina el técnico deportivo es la valoración de la aptitud física
saludable (desde nuestro punto de vista, las capacidades físicas básicas:
fuerza, resistencia, flexibilidad y velocidad), las capacidades condicionadas
en relación a la salud (coordinación, lateralidad y equilibrio) e incluso ludogramas
para conocer el papel de la persona analizada en nuestro grupo de actividad
física.
Con estos informes,
se sitúa a los sujetos en el cubo de la salud, establecemos el programa y las
metas, los riesgos y las medidas preventivas y de seguridad. A continuación
para facilitar el entendimiento de lo expuesto anteriormente, se muestra una
ejemplificación.
EJEMPLIFICACIÓN DEL USO DEL CUBO POR PROFESIONALES
DE LA ACTIVIDAD FÍSICA
a. El caso del deportista de élite
¿Ha visto a un decatleta olímpico en el podium o
compitiendo? ¿Diría que está enfermo? Si se reciben los informes de salud de
ese deportista olímpico, nos dirán que su salud orgánica es excelente, su
autoestima después de la medalla es óptima y su éxito social evidente. ¿Cuál es
el problema? El riesgo de lesión es muy alto por la exigencia de la actividad
física. El objetivo es obtener sistemas orgánicos con una adaptación máxima al
esfuerzo y pueden surgir problemas. Sin embargo una buena planificación del
programa de actividad física y un control exhaustivo de los riesgos, observando
el cubo, puede evitar muchas sorpresas. Este deportista, se encontraría
representado en el primer cuadrante en valores muy positivos, la línea de
actividad física es corta porque es muy difícil que alcance mejores valores de
salud, pero el vector riesgo es muy alto con lo que hay que poner mucha
atención en la prevención.
b. El caso de una mujer de 65 años, abuela y ama de
casa
Es muy probable que padezca una o varias enfermedades
crónicas propiciadas por la edad, pero estará diagnosticada y tratada y se
encuentra bien, pudiendo realizar las actividades cotidianas. En el cubo de la
salud se encontraría seguramente dentro de la curva de normalidad. El programa
de actividad física se centraría en mejorar un poquito su estado de salud
evitando la hipocinesia y utilizando la actividad física para mejorar su
sistema orgánico y psicosocial. El riesgo, a priori, es la posibilidad de
caídas con importantes repercusiones sobre el esqueleto, por lo que la
prevención debe centrarse en evitar actividades que puedan propiciar éstas. Se
representaría con un punto situado respecto al ámbito físico hacia el centro y
positivo en los otros dos ámbitos, con un vector de actividad física moderado y
con un vector de riesgo mínimo compensado con las medidas preventivas.
c. Situación 3. Niño de 8 años escolarizado
Todos los niños a partir de los 6 años tienen la
obligación de estar escolarizados y su pediatra es el que realiza el
seguimiento de su estado de salud. Normalmente su salud suele ser buena, salvo
que se haya emitido un informe médico que contradiga esta afirmación, por lo
que el profesional de la actividad
física debe aplicarse en realizar programas saludables de actividad física y
con pocos riesgos, que faciliten el desarrollo y crecimiento, fácilmente
evaluables en el cubo de la salud.
d. Situación 4. Joven de 16 años que padece diabetes
infanto-juvenil
En este caso tenemos un joven, enfermo crónico,
diagnosticado y tratado. Gracias a su médico conocerá las pautas de
administración de insulina, dieta adecuada y régimen de actividad física. El
técnico de actividad física debe asegurarse, antes de empezar la sesión, que el
joven sigue correctamente las pautas de medicación y que previenen las crisis hipoglucémicas que podría padecer durante el ejercicio.
Esta persona estaría en el ámbito físico, por debajo del límite inferior de
normalidad. Es decir, entre los sujetos enfermos, controlado por su médico. La
actividad física será moderada, el riesgo alto y la prevención debe ser alta.
La actividad física regular tiene múltiples efectos
beneficiosos para las personas que sufren esta patología (16).
e. Situación 5. Mujer de 45 años que padece
hipertensión arterial y con antecedentes cardiovasculares
En este caso, esta mujer, se sitúa aún más en el
lado descendente del ámbito físico del cubo de la salud. Es una persona que
tiene más riesgo y requiere un mayor control, pero en el que indudablemente el
ejercicio regular moderado ejerce una influencia positiva sobre su estado de
salud (16). Tanto en el caso anterior como en éste, el vector
actividad física es el que contrarresta al vector riesgo. El riesgo evidente es
que se desencadene un problema cardiovascular.
La prevención debe ser importante.
f. Situación 6. Joven de 22 años practicando deportes
de riesgo.
Esta situación que se plantea es la de una persona
dentro de la normalidad, que ha pasado un exhaustivo reconocimiento
médico-deportivo, hace deporte con alto riego de accidente (escalada, barranquismo, parapente…), por la emoción que ello conlleva,
aunque no busca ganar a otros, sino superarse a sí mismo.
En este caso la actividad física no es la que
contrarresta el factor riesgo, son las medidas de prevención (p.e. medidas de seguridad con la cuerda en escalada).
CONCLUSIONES
- El “cubo de la salud” se convierte en un
instrumento de valoración del nivel de salud, que permite situar a cualquier
persona en un momento determinado según las evaluaciones realizadas (médicas,
psicológicas, sociales, actividad física) para conocer el nivel inicial de
partida. De esta manera el profesional de la actividad física tiene como punto
de referencia el lugar de partida de una persona para poder programar o
determinar qué tipo de ejercicio o actividad física puede realizar.
- Mediante el “vector actividad” es posible
controlar el efecto de la actividad física programada y realizada teniendo en
cuenta todos los ámbitos de la salud y poniendo atención en que en ninguno de
los ámbitos se produzca un efecto negativo. Se podría situar un nuevo punto que
llamaríamos “punto de objetivos”, que sería el lugar al que queremos desplazar
al sujeto una vez aplicado el programa de actividad física.
- Mediante el “vector riesgo”, se pueden prevenir
dos tipos de riesgo que pueden alterar la actividad física:
+ Los riesgos inherentes al estado de la persona
(edad, enfermedades, lesiones)
+ Y los riesgos propios de la actividad (lugar de
realización, tipo, intensidad, volumen...)
Se presenta, por tanto, un diseño gráfico
tridimensional, representando la definición de salud de
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Referencias propias de la
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte-
vol. 11 -número 43 - septiembre 2011 - ISSN: 1577-0354