Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 11 -número 44
- diciembre 2011 - ISSN: 1577-0354
Sanz Arribas, I. (2011). La coordinación de socorristas
en piscinas con grandes láminas de agua. Revista
Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol.
11 (44) pp. 650-673. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista44/artcoordinacion198.htm
ORIGINAL
LA
COORDINACIÓN DE SOCORRISTAS EN PISCINAS CON GRANDES LÁMINAS DE AGUA
THE
COORDINATION OF LIFEGUARDS IN LARGE SURFACE POOLS
Sanz Arribas, I.
Ismael.Sanz@uam.es Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del
Deporte, profesor asociado del Departamento de Educación Física Deporte y
Motricidad Humana de la Universidad Autónoma de Madrid.
Código UNESCO: 53.1104 Organización de recursos humanos.
Clasificación Consejo de Europa: 1. Administración organización y gestión del deporte
Recibido 18 de septiembre de 2009
Aceptado 3 de noviembre de 2011
RESUMEN
En
este estudio se describen una serie de recomendaciones que pueden
mejorar el
nivel de atención de los socorristas, por lo tanto, también se puede incrementar
la seguridad de las piscinas.
Se
han aplicado estas indicaciones en tres piscinas municipales pertenecientes a
una localidad de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Finalmente,
se puede concluir que la inmensa mayoría de los socorristas que participaron en
esta investigación valoraron positivamente estas recomendaciones. Por otro
lado, estos trabajadores señalaron la necesidad de mejorar los recursos
materiales de las piscinas.
PALABRAS
CLAVE: Socorristas,
piscinas de gran tamaño, prevención, vigilancia, lámina de agua, ahogado,
coordinación de socorristas.
ABSTRACT
In
this study, a series of recommendations are described to improve the level of
attention of lifeguards as well as to increase safety in swimming pools.
These
instructions have been implemented at three municipal swimming pools in a town
of the Autonomous Community of Madrid.
In
the end, it is possible to conclude that the large majority of lifeguards who
participated in this investigation have positively valued from these
recommendations. On the other hand, these workers have pointed out the necessity
to improve material resources at swimming pools.
KEYWORDS: Lifeguards, large surface pools, prevention, guard,
water surface, drowned, lifeguards coordination.
1. INTRODUCCIÓN
Existe
acuerdo en que la
presencia de socorristas en las instalaciones acuáticas es una medida de
seguridad necesaria (Harrell,
2001; Pelletier & Gilchrist, 2011) y en muchos casos obligatoria. En lo
que no parece existir unanimidad, es en la manera de optimizar la plantilla,
especialmente cuando hay que vigilar una instalación grande que necesita más de
un socorrista.
En realidad, la vigilancia de las
piscinas se suele realizar en función de lo que indique la normativa a la que
esté sujeta la instalación, que en el caso de España, depende de la norma
específica de cada Comunidad Autónoma.
Estas normas establecen las
necesidades mínimas de las piscinas, el problema es que estos mínimos, suelen ser
insuficientes para garantizar la calidad del salvamento en las instalaciones y
además, con frecuencia, son planteados de forma ambigua. Esta situación provoca
problemas de diversa índole en la calidad del servicio de socorrismo prestado,
ya que únicamente se suelen indicar los requisitos mínimos para obtener la
cualificación de socorrista y el número de profesionales que debe vigilar una
piscina.
Por este motivo, generalmente la
coordinación de la plantilla de socorristas de piscinas, se limita a contratar
el número de socorristas que establezca la normativa de la que dependa esa
instalación. En este sentido, se podría caer en el error de culpar a la
normativa de todas las deficiencias del servicio de socorrismo, cuando se sabe que
las leyes no pueden regular absolutamente todo, porque cada piscina tiene sus
particularidades y las normas hablan de generalidades y de mínimos. En
consecuencia, los responsables de las piscinas deberían llegar a la conclusión
de que limitarse a cumplir con la normativa, no es garantía de tener una
instalación con un servicio de salvamento de calidad.
Por lo tanto, el objetivo de este
estudio consiste en aplicar un modelo de coordinación, cuya característica
principal es la delimitación personalizada de las responsabilidades de los
socorristas que trabajaban en piscinas de gran tamaño, y además, conocer la
opinión de estos profesionales sobre esta forma de organizar a la plantilla.
2. ESTADO DE CUESTIÓN
Para centrar el problema y dado que se
está hablando de socorristas, puede ser interesante definir las funciones y
obligaciones de este puesto de trabajo. Según Palacios, un socorrista tiene la
obligación de “velar por la seguridad de los usuarios de las piscinas e
instalaciones acuáticas, previendo situaciones potencialmente peligrosas e
interviniendo de forma eficaz ante un accidente o situación de emergencia” (Palacios,
2008).
Por lo tanto, al contrario de lo que se
suele pensar, la función de un socorrista no se limita a rescatar a los
accidentados del agua cuando se están ahogando o tienen cualquier otro
problema, sino que el socorrista debe realizar una labor de vigilancia,
prevención y control que trate de evitar accidentes en las instalaciones
acuáticas y cuando estos accidentes no han podido ser evitados, el socorrista
deberá realizar una serie de maniobras que permitan el rescate de la víctima
con el menor número de secuelas posible.
Por este y otros motivos, es tan
importante decidir acertadamente la cantidad y calidad de los recursos humanos
y materiales que deben realizar el servicio de salvamento en una piscina, así
como la optimización de estos recursos. Si estas decisiones son erróneas, la
seguridad de los bañistas estará comprometida y las intervenciones serán más
frecuentes, circunstancias que en la medida de lo posible deben ser evitadas.
Como se puede ver, los socorristas
deben hacer todo lo posible para no verse obligados a realizar un rescate acuático,
y es que los tópicos, hacen pensar que un socorrista que interviene con mucha
frecuencia, es decir, que rescata a muchos accidentados del agua, es un
socorrista que ejerce bien su labor, pero esto no necesariamente es así. De
hecho, generalmente el motivo por el que los socorristas intervienen con
frecuencia, se debe a que no realizan o no pueden realizar la labor más
importante de su trabajo, la prevención y la vigilancia en la instalación, lo
que da lugar a que se produzcan muchos accidentes, situación que como se ha comentado
anteriormente, debe ser evitada a toda costa, porque cada vez que un socorrista
se zambulle en el agua para rescatar a alguien, pone en peligro su vida y en
consecuencia también la del bañista.
Algunos autores como Pascual (Pascual,
1997) opinan que la vigilancia es muy importante “la labor
continuada de observación, cuidado y atención del espacio en que se desarrolla
la actividad (piscina, instalación acuática, río, embalse, playa, etc.) por
medio de la cual el socorrista acuático informa a los usuarios, previene los
problemas, percibe los accidentes e inicia las acciones para resolver
adecuadamente cualquier incidencia o accidente que pueda producirse”.
En definitiva, la vigilancia que se
realiza correctamente permite evitar gran cantidad de accidentes y por lo tanto
el socorrista no se verá obligado a rescatar. Pero la vigilancia puede estar
limitada por muchos aspectos, Pascual los agrupa en los siguientes grupos:
·
Recursos
materiales y humanos disponibles
·
Condiciones
laborales
·
Condiciones
de las instalaciones
·
Condición
física del socorrista
·
Preparación
técnica del socorrista
Efectivamente los factores que
condicionan la vigilancia, pueden estar relacionados con aspectos físicos y
psicológicos del socorrista pero también con las condiciones laborales de la
empresa en la que trabaja:
·
Relacionados
con el socorrista: sueño, distracción, desmotivación, cansancio, falta de
profesionalidad, desidia, etc.
·
Relacionados
con la gestión y coordinación de la plantilla: como pueden ser el exceso de
horas de trabajo, número insuficiente de socorristas para cubrir una piscina o
mala distribución de los mismos, ubicación inadecuada de los puestos de
vigilancia, inexistencia o escasez de material que garantice la seguridad y
salud del socorrista (crema solar, gafas de sol, gorra, facilidad para la
hidratación, material profiláctico…), malas condiciones laborales, etc.
En esta misma línea Pascual (Pascual,
1997) señala los criterios que deben seguirse para conseguir
una vigilancia eficaz, aunque se aclara que están planteados para playas:
·
La
vigilancia debe cubrir toda la zona de baño.
·
Es
necesario ubicar a los socorristas en un puesto elevado (aunque en el caso de
las piscinas, esta recomendación no siempre es necesaria).
·
Los
socorristas deben disponer de ciertos recursos materiales (prismáticos,
emisoras, etc.).
·
El
número de socorristas acuáticos y la ubicación de los puestos de vigilancia
deben establecerse en función de:
o
Las
dimensiones del espacio a vigilar.
o
Características
de la zona.
o
Número
de bañistas potenciales y reales.
o
Actividades
que se desarrollan en la zona.
o
Control
visual sobre la zona.
o
Equipamiento
existente.
o
Tipo
de vigilancia que se efectúa (estática o dinámica).
o
Riesgos
potenciales de accidentes.
·
El
puesto de vigilancia debe tener acceso directo e inmediato a la zona de baño y
a los materiales que se pueden utilizar para acercarse hacia el accidentado y
rescatarlo (tablero espinal, embarcación, flopi, aro salvavidas, tabla, etc.).
·
Debe
existir una adecuada comunicación con las siguientes fases de la cadena de
salvamento (servicio médico, ambulancia o sistema de evacuación de
accidentados, hospital).
·
El
socorrista acuático debe disponer de las mejores condiciones laborales
(materiales para su seguridad, protección y comodidad necesarios) para efectuar
la vigilancia sin perjuicio para su salud.
·
La
supervisión de todos los recursos humanos y materiales que intervienen en la
vigilancia, debe realizarse con regularidad.
·
La
vigilancia debe centrarse en las conductas y actividades potencialmente más
peligrosas, en niños y ancianos, en personas con escaso dominio del medio
acuático y no se debe olvidar a quienes, aun siendo buenos nadadores, cometen
imprudencias o se sobreestiman.
Hablar de todos y cada uno de estos
aspectos sería muy extenso y además algunos de ellos son difícilmente
controlables, por ello, en este trabajo se centrará la atención en la
distribución y optimización de la plantilla de socorristas.
El marco legal que ha servido para
desarrollar este estudio es el de la Comunidad de Madrid (Consejería
Sanidad y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, 1998), que es la Comunidad en la que se ha
llevado a cabo esta experiencia. Por lo tanto, se mostrará lo que la norma dice
en relación al número de socorristas que deben vigilar las piscinas de uso
público:
“El número de
socorristas será de un mínimo de:
a)
Un
socorrista hasta
b)
Dos
socorristas entre 500 y
c)
En
los recintos donde hayan [sic] diferentes vasos a efectos de cálculo del número
de socorristas, se sumarán todas las superficies de láminas de agua.
d)
En
el caso de que la separación física entre los vasos no permita una vigilancia
eficaz, será obligatoria la presencia de un socorrista en cada vaso.”
La norma que se ha presentado
determina los mínimos, por este motivo, hay que ser consciente de que limitarse
a su cumplimiento no garantiza la calidad del servicio de salvamento. Entre
otras razones, porque como se ha comentado anteriormente, la normativa no puede
concretar los detalles particulares de cada piscina y porque en algunos casos
puede quedar supeditada a la subjetividad de quien tenga potestad para decidir
cuántos socorristas deben trabajar en la instalación.
Algunos autores como Pascual y cols. (Pascual,
Sanz, & Barrio, 2001) mantienen una posición crítica hacia
las normativas que regulan la seguridad de las piscinas. Estos autores
realizaron un estudio en el que se valoró la calidad y la seguridad de las
piscinas de la Provincia de Segovia. El estudio concluyó que la normativa de
Castilla y León era insuficiente y puesto que son muy similares, también la de
la mayoría de las Comunidades Autónomas. En su trabajo determinaron que las
piscinas de Segovia se limitaban a cumplir las exigencias mínimas que marcaba
la normativa, dando lugar a que muchas de ellas mostrasen graves deficiencias
en seguridad y calidad, a pesar de cumplir la norma.
“El gran problema es que esos mínimos
son claramente incompletos o en la realidad las exigencias de seguridad,
parámetros constructivos, vías de evacuación, etc. no se cumplen, o se hace de
tal manera que en la práctica resultan ineficaces. Del mismo modo, muchas
instalaciones obsoletas, anticuadas, con problemas de seguridad graves, continúan
abriéndose al público sobre la base de criterios de dudosa validez…” (Pascual,
et al., 2001, p. 158).
En resumen y volviendo a la normativa
específica de la Comunidad de Madrid (Consejería
Sanidad y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, 1998), se podría decir que las directrices
que aporta, únicamente indican el número mínimo de socorristas que deben
trabajar en una instalación, dependiendo de los metros cuadrados de lámina de
agua, cuando obviamente existen muchas otras variables que pueden condicionar
una vigilancia correcta, al margen del tamaño de la instalación, por ejemplo,
no habla de cuestiones técnicas como:
a)
La visibilidad de la lámina de agua: ya se ha visto anteriormente que un
socorrista debe poder ver desde al menos un punto de la zona de playa de la
piscina, toda la superficie de agua del vaso que queda bajo su responsabilidad.
Por el contrario, hay vasos menores de 500 metros cuadrados de lámina de agua,
que tienen características arquitectónicas o decorativas (isletas, puentes,
forma del vaso, etc.) que impiden que un solo socorrista pueda ver toda la
superficie del vaso con independencia del lugar en el que se ubique. En cambio,
la norma no dice en ningún momento que un vaso menor de 500 metros cuadrados
deba tener más de un socorrista, aunque la visibilidad esté comprometida.
b) Organización
y coordinación:
Además de contar con unos recursos materiales y humanos adecuados a las
necesidades de las instalaciones acuáticas, también es necesario organizar la
plantilla de socorristas de la manera más eficiente posible (Harrell,
2001; Pelletier & Gilchrist, 2011; Schwebel, Heater, Holder, &
Marciani, 2010). La coordinación de socorristas de una piscina de gran
aforo, no debe limitarse a contratar y después enviar el número de socorristas
que necesita la instalación para ser abierta. En este sentido, muchos de los
sistemas de organización y coordinación que se plantean en las playas españolas
o en el extranjero, como las de los ayuntamientos de Port de la Selva y de
Calvia (Barné
Guerrero, 2001; Barné, 2001; Port de la Selva (Girona), 2001) galardonadas con “Bandera Azul” o por Presenda
(Presenda, 2009) en las playas de argentinas, establecen turnos de rotación en
los puestos de vigilancia y delimitación de las zonas que deben ser vigiladas
por los socorristas. Así, cada cierto tiempo los socorristas van ubicándose en
los diferentes puestos o torres de vigilancia de una playa y vigilan zonas diferentes.
Parece claro que esta es una de las mejores formas de mantener elevados los
niveles de atención de los socorristas durante más tiempo (Harrell,
2001). En cambio, si un socorrista permanece en un mismo
puesto de vigilancia durante siete u ocho horas de trabajo no puede mantener un
nivel de atención óptimo y termina por despistarse o aburrirse.
Desafortunadamente, algo tan obvio como lo que se acaba de comentar, se suele
pasar por alto en infinidad de instalaciones acuáticas, donde la consecuencia
inmediata es la pérdida de calidad en servicio de vigilancia.
c)
La distancia máxima entre los
diferentes vasos para poder ser vigilados ambos por un solo socorrista: sobre este aspecto, la norma no
concreta, sólo se dice que la vigilancia debe ser eficaz. El problema reside en
el hecho de que probablemente los criterios que deben definir una vigilancia
eficaz no siempre coinciden con los criterios que se aplican habitualmente en
las piscinas. Es decir, eficaz es un calificativo que puede ser valorado
subjetivamente. Por este motivo, cabe preguntarse si todos los inspectores y/o
gestores de piscinas, saben verdaderamente en qué consiste una vigilancia
eficaz o si manejan criterios de seguridad relacionados con la vigilancia, iguales
o similares a los presentados anteriormente por Pascual (Pascual, 1997). En
resumen, la norma no responde objetivamente a la pregunta ¿Cuántos metros de
separación entre los vasos, son el límite para que la vigilancia sea eficaz? Dando
por descontado que no exista un obstáculo que impida la visión de ambos vasos. Por
otro lado, no es sólo una cuestión de distancia, no se trata únicamente de que
el socorrista pueda ver a los bañistas de los dos vasos, también hay que valorar
las siguientes cuestiones:
i.
En
muchas instalaciones son obligatorias la presencia de vallas perimetrales que
separan los diferentes vasos de las piscinas, con lo que se obliga al
socorrista a realizar recorridos alternativos a la línea recta, que retrasan el
auxilio, o a saltar la valla con el consiguiente riesgo de caída.
ii.
También
es posible que exista pradera entre los dos vasos, esto obliga al socorrista a
esquivar posibles obstáculos (personas tumbadas, vegetación, enseres de los
usuarios, papeleras, etc.). Los obstáculos, además de retrasar al socorrista,
provocan que este aparte la mirada del accidentado. Cualquier técnico que
conozca mínimamente el protocolo de actuación en un rescate acuático, sabe que en
la aproximación a la víctima, hay que evitar perder el contacto visual con el
sujeto que está en apuros, porque si el accidentado se hunde, el socorrista
empleará más tiempo en volverle a localizar, provocando un aumento del tiempo
que la víctima permanece en apnea y por lo tanto el riesgo de muerte o secuelas
irreversibles (Andrew,
2011; Szpilman & Marcio, 2004).
iii.
Como
ya se ha comentado, una de las labores más importantes del socorrista es la
vigilancia, pero también es cierto que el socorrista debe intervenir lo más
rápidamente posible, antes de que se produzca un accidente con el fin de
evitarlo o inmediatamente después para realizar un rescate. Por lo tanto, si la
distancia que existe entre el punto en el que se encuentra el socorrista y el
lugar en el que se produce el accidente es muy amplia, las posibilidades de
solucionar el problema con éxito disminuyen, especialmente cuando se producen
sumersiones prolongadas (Andrew,
2011; Szpilman & Marcio, 2004) o
traumatismos como los de columna vertebral, donde la incorrecta manipulación de
cualquier bañista que trate de “ayudar” antes de la llegada del socorrista,
puede suponer un empeoramiento grave de la lesión (Sanz,
2010).
d)
Características de los puestos de
vigilancia: en las instalaciones
al aire libre, los puestos de vigilancia deben estar colocados de manera que
los socorristas que se encuentren en ellos den la espalda al sol. Por este
motivo, es más que recomendable que los puestos de la mañana se encuentren
localizados en una zona de la piscina y por la tarde en otra, de modo que en la
medida de lo posible, se evite que el socorrista se vea obligado a estar frente
al sol para vigilar el vaso. Además, los puestos de vigilancia deberían estar
colocados en lugares de visibilidad y accesibilidad preferente y cumplir con
las normas que se indiquen en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Jefatura
del Estado, 1995) para trabajos al aire libre, no se
trata de una simple sombrilla y una silla. Al mismo tiempo, los puestos de vigilancia
deben estar colocados cerca de las zonas potencialmente más peligrosas
(dependiendo de la profundidad, temperatura del agua, características
arquitectónicas, etc…). Al mismo tiempo, los socorristas deberían disponer de
puestos de vigilancia que verdaderamente faciliten su labor y no que la
dificulten (Palacios,
1997)
3. CARACTERÍSTICAS DEL
ESTUDIO
La iniciativa que se expone en este
trabajo, se ha desarrollado en las piscinas municipales de una localidad de la
Comunidad Autónoma de Madrid. En esta localidad existen tres piscinas
municipales que según la normativa de la que dependen, deben tener más de un
socorrista para poder ser abiertas, ya que todas ellas tienen más de 1.000 metros
cuadrados de lámina de agua distribuidos en varios vasos (chapoteo, infantiles,
recreo, etc.).
La puesta en práctica de esta
experiencia se desarrollo durante una temporada de verano, en la que trabajaban
40 socorristas, aunque en los meses de julio y agosto, debido al disfrute de
las vacaciones estivales de los trabajadores fijos, la plantilla disminuía
hasta aproximadamente 35.
3.1. ¿Cómo se coordinaba
la plantilla de socorristas hasta este momento?
Hasta la puesta en práctica de este
modelo de coordinación, a los socorristas que vigilaban las piscinas
municipales de esta localidad se les asignaba una instalación siguiendo los
criterios que marca la normativa vigente de la Comunidad Autónoma de Madrid (Consejería
Sanidad y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, 1998), es decir, al menos 1 socorrista por
cada
En principio, se podría pensar que una
instalación con menos de mil quinientos metros cuadrados de lámina de agua, que
tiene tres socorristas y tres puestos de vigilancia, estará correctamente vigilada,
pero la experiencia muestra que esto no es del todo cierto, por los siguientes
motivos:
a)
En
primer lugar, hay puestos de vigilancia que son más “agradables” de ocupar que
otros, por lo tanto, es fácil entender, que los socorristas quieran ocuparlos
durante más tiempo que los puestos menos favorecidos, por circunstancias como
por ejemplo, la sombra o la compañía. En consecuencia, los puestos con sombra
natural, solían ocuparse por más de un socorrista durante toda la jornada, siendo
habitual que los puestos sin sombra quedasen desatendidos.
b)
La
responsabilidad de toda la piscina quedaba asignada de manera global a toda la
plantilla del turno de socorristas, es decir, si una piscina necesita tres
socorristas, a esa instalación se le asignaban tres socorristas. No obstante,
posiblemente ningún socorrista se sintiese directamente responsable de una zona
de la piscina que pudiera quedar sin vigilar, entre otros motivos, porque nadie
les decía quién y cuándo debía estar en cada puesto y porque las
responsabilidades no estaban delimitadas ni en el espacio, ni en el tiempo para
cada socorrista. En esta misma línea, era frecuente encontrar por ejemplo, los
vasos infantiles sin vigilar, ya que son puestos considerados como “aburridos”
porque deben ser ocupados por un solo socorrista. Otra de las situaciones más
comunes, era encontrar trabajadores poco profesionales que abandonaban su
puesto injustificadamente, o no realizaban una vigilancia y prevención
correcta. En definitiva, es posible que algunos socorristas actuasen incorrectamente
porque en el caso de producirse un percance, no resultaría fácil demostrar que
son más responsables del accidente que el resto de compañeros. Quizá un ejemplo
ayude a comprender mejor esta situación: Si una piscina que tiene un vaso
infantil que requiere la presencia de un socorrista y otro vaso grande que
requiere la presencia de dos socorristas. Suponiendo que en esta instalación todos
los trabajadores decidan colocarse en el vaso grande, mientras sucede un
accidente en el vaso pequeño, ¿cuál de los tres socorristas es el que debía
vigilar el vaso pequeño?
Para intentar solucionar estos
problemas y siguiendo los criterios que marca la normativa vigente en la
Comunidad Autónoma de Madrid (Consejería
Sanidad y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, 1998) se tomaron las siguientes medidas:
3.2.
División de las zonas de vigilancia
Antes de comenzar la temporada de
verano se fotografiaron las instalaciones con el fin de realizar un dossier que
sería entregado a todos y cada uno de los socorristas. En este dossier se podía
observar que los vasos de las piscinas habían sido parcelados o divididos en
zonas de vigilancia de una superficie igual o menor a
Figura
1
ZONA “B” 500 M2 VASO DE RECREO ZONA “C” 500 M2 ZONA “A” 200 M2 VASO INFANTIL LÍMITE
DE LA ZONA DE VIGILANCIA “A” LÍMITE
DE LA ZONA DE VIGILANCIA “B” Y “C” VALLA
PERIMETRAL DEL VASO DE RECREO VALLA
PERIMETRAL DEL VASO INFANTIL PEDILUVIO PEDILUVIO PEDILUVIO
3.3.
Creación de la figura del coordinador de socorristas
Según Palacios (Palacios,
2009) cuando en una instalación acuática se dispone de un buen
coordinador de socorristas, la calidad del servicio de socorrismo será buena,
en cambio, se puede comprobar con facilidad que cuando no existe esta figura o
no realiza sus funciones correctamente, el nivel del servicio de socorrismo es
bajo. En la empresa en la que se puso en práctica esta experiencia, los
socorristas dependían de los responsables de instalaciones o de actividades
acuáticas, pero en ambos casos este personal debía dedicar su atención a otros
muchos asuntos, por lo tanto, no podían realizar un seguimiento directo del
servicio de socorrismo. Otra dificultad añadida es el disfrute de las
vacaciones estivales por parte de estos responsables. Por lo tanto, se creyó
adecuado crear una figura que se responsabilizase directamente de la
coordinación de la plantilla de los socorristas de verano y a este puesto se le
asignaron las siguientes funciones:
Dado que este es un puesto de gran
responsabilidad, se pueden seguir las recomendaciones planteadas por Palacios (Palacios,
2009) para la selección de la persona más adecuada:
·
Formación
inicial especializada.
·
Experiencia
profesional.
·
Formación
continuada.
·
Preparación.
·
Capacidad
de liderazgo.
3.4.
Asignación de zonas de vigilancia
El modelo de coordinación que se
aplicó se basó en las recomendaciones propuestas por Presenda, Harrel y
Schewebel y cols.(Harrell,
2001; Presenda, 2009; Schwebel, et al., 2010), en los que se recomienda la rotación de los puestos de
vigilancia y donde cada uno de los socorristas que trabajaba en una
instalación, debe asumir la responsabilidad de todas las incidencias que
pudieran ocurrir en una zona de vigilancia igual o menor a
Por otro lado, (como se podrá ver más
adelante en el cuestionario de valoración realizado a la plantilla) los
socorristas valoraron muy positivamente la asignación de zonas de vigilancia, porque
de este modo sabían que sólo eran responsables de su propia parcela y lo que
ocurriese fuera de los límites de esa zona, sería responsabilidad de otro
compañero dentro de los límites que marca el sentido común.
3.5.
Rotación de las zonas de vigilancia
Se decidió establecer un turno
rotativo de las zonas de vigilancia, con la finalidad de evitar las siguientes
situaciones:
1.
Disminución
de los niveles de atención y motivación del socorrista (Harrell,
2001).
2.
Aparición
de la monotonía y acomodación (se da por hecho que nunca pasa nada).
3.
Fatiga
psicológica y aburrimiento.
4.
Sentimiento
de inequidad: Los sistemas de rotación deben ser equitativos y garantizar que
cada uno de los socorristas de la instalación, vigilen durante exactamente el
mismo tiempo todas y cada una de las parcelas de la piscina.
Continuando con el ejemplo de la
figura 1, la piscina que se muestra tiene tres zonas de vigilancia y tres
socorristas, por lo tanto, se establecería un turno de rotación en el que cada uno
de los socorristas estaría en las tres zonas de vigilancia durante el mismo
tiempo.
3.6.
Cartas de responsabilidad y dossier con las fotos
Para asignar las parcelas de vigilancia se redactaron
unas “cartas de responsabilidad” donde se informaba al socorrista de manera
personalizada, de la instalación, zonas y horarios que le correspondía vigilar
y controlar. Esta carta se entregaba en mano a los socorristas, y a su vez ellos
devolvían una copia firmada al coordinador de los socorristas. En definitiva,
el socorrista certificaba con su firma que había sido informado de las responsabilidades
que le correspondían.
Para que este método se pudiera poner en práctica de
manera efectiva, era imprescindible que el coordinador de los socorristas conociera
todos y cada uno de los cambios de turno, horario, bajas, ausencias,
vacaciones, etc., que los socorristas solicitaban a lo largo de todo el verano,
de no haber sido así, las cartas de responsabilidad no podrían haberse
personalizado y este modelo de coordinación carecería de sentido.
En consecuencia, una de las labores más importantes del
coordinador de socorristas, es la entrega de las cartas con las zonas de
responsabilidad, antes del comienzo de la jornada. El objetivo primordial de
esta labor es que todos los socorristas sepan exactamente la instalación, zonas
y horarios que quedan bajo su responsabilidad antes del comienzo de la jornada.
3.6.1. Las cartas de
responsabilidad
Para facilitar la comprensión de este modelo de
coordinación de socorristas, se continúa con el ejemplo de la figura 1 y así se
podrá ver como quedaría vigilada esta hipotética piscina por tres socorristas.
A continuación se muestra una carta de
asignación de zonas de responsabilidad, como las que fueron entregadas a lo
largo de esta experiencia.
“Don / Dña. Socorrista nº1
asume la responsabilidad de ejercer como socorrista del Patronato Deportivo
Municipal de XXXXXX , desde el día 5 de Junio de 20XX hasta nuevo aviso, en la
instalación, zonas y horarios que a continuación se detallan.
·
Zona
“A” de 15:15 hasta 16:45
·
Zona
“B” de 16:45 hasta 18:35
·
Zona
“C” de 18:35 hasta 20:15
Nota: Para poder identificar las zonas que
quedan bajo su responsabilidad, deberá observar las fotografías de las
instalaciones incluidas en el dossier “socorristas de verano 20XX” que le fue
entregado el día ……...
Fdo.
Recibí
Coordinador
de socorristas El socorrista: Socorrista
nº1
_____________________________________________________________
Evidentemente,
se deberían entregar otras dos cartas más para el socorrista nº2 y el nº3 de
modo que en la misma hora cada socorrista ocupase una zona diferente. Por lo
tanto, el cuadrante quedaría de la siguiente manera:
Para
el socorrista nº 2
·
Zona
“B” de 15:15 hasta 16:45
·
Zona
“C” de 16:45 hasta 18:35
·
Zona
“A” de 18:35 hasta 20:15
Para
el socorrista nº 3
·
Zona
“C” de 15:15 hasta 16:45
·
Zona
“A” de 16:45 hasta 18:35
·
Zona
“B” de 18:35 hasta 20:15
Con estas rotaciones se consigue que
todos los socorristas que trabajan en esta instalación permanezcan durante el
mismo tiempo en todos los puestos de la piscina.
Siguiendo con ejemplo de la figura 1,
cabe preguntarse ¿cómo sabe el socorrista que la zona llamada “A” es la zona correspondiente
al vaso infantil? Para aclarar este asunto, se recuerda que en el apartado de
la división de las zonas de vigilancia, se comentó que antes de empezar la
temporada se debían realizar fotografías de las instalaciones, para la elaboración
de un dossier que posteriormente sería entregado a la plantilla de socorristas.
En este dossier, debían aparecer delimitadas las zonas de vigilancia de la
instalación, de manera que los socorristas supiesen cual es la zona llamada “A”,
“B” o “C”.
Como se puede observar, estas cartas
delimitaban de un modo muy preciso, qué socorrista debía vigilar una
determinada zona y en qué día y horario debía hacerlo. Del mismo modo, cuando
se producía algún cambio de turno o baja de algún socorrista, se hacía imprescindible
que el socorrista sustituto recibiese antes de comenzar su jornada, una carta
en la que se le informase de todos estos aspectos, de otro modo, este método de
coordinación perdería su sentido.
En definitiva, de lo que se trata, es
de evitar que un socorrista se presente en una instalación y no sepa dónde debe
colocarse o qué zona debe vigilar.
4.
METODOLOGÍA
Cuando se pone en práctica un nuevo
proyecto que afecta a un colectivo determinado, es necesario comprobar de la
manera más objetiva posible los resultados de este ensayo. Por esta razón, se
realizó un cuestionario de valoración en el que se obtuvo información directa
sobre las impresiones generadas en la plantilla.
El cuestionario que se presentó tenía
cuatro preguntas tipo test y una quinta de tipo abierto. El objetivo principal
del mismo, era conocer la opinión que los socorristas tenían de este modelo de
coordinación.
Este cuestionario fue entregado a la
mayor parte de la plantilla de socorristas (no se pudo entregar a los que estaban
de vacaciones, bajas médicas, etc.).
4.1 Cuestionario
1. Valoro positivamente la
coordinación realizada por los coordinadores de socorristas.
·
De
acuerdo
·
Indiferente
·
En
desacuerdo
2. La empresa me ha suministrado el material
necesario para desarrollar mi labor profesional.
·
De
acuerdo
·
Indiferente
·
En
desacuerdo
3. Valoro positivamente la asignación de zonas de
vigilancia y sus rotaciones.
·
De
acuerdo
·
Indiferente
·
En
desacuerdo
4. En
general, mis condiciones laborales son buenas
·
De
acuerdo
·
Indiferente
·
En
desacuerdo
5. ¿Cómo
cree que podría mejorar su situación laboral?
5.
RESULTADOS
5.1 Resultados del test
Los resultados obtenidos en las
cuestiones objetivas de respuesta cerrada (cuatro primeras preguntas) fueron
los siguientes:
Número de la muestra:
33 sujetos encuestados
|
De acuerdo
|
Indiferente
|
En desacuerdo
|
Pregunta Nº 1
|
29 (87’8%) |
2 (6%) |
2 (6%) |
Pregunta Nº 2
|
11 (33%) |
2 (6%) |
20 (60’6%) |
Pregunta Nº 3
|
27 (81’1%) |
4 (12’1%) |
2 (6%) |
Pregunta Nº 4
|
23 (69’6%) |
5 (15’1%) |
5 (15’1%) |
5.1.1 Discusión pregunta
número 1
Antes
de la aplicación de este modelo de coordinación no existía la figura de un
coordinador de socorristas directo, por lo que pareció interesante preguntar la
opinión que generó la creación de esta nueva figura. En un principio, es
posible que alguno de los socorristas opinase que la creación de este cargo,
supondría un incremento del control y las restricciones durante el trabajo, lo
cual generalmente suele verse como un aspecto negativo. Por el contrario, la
razón por la que se creó este puesto, fue intentar que el trabajo fuese
desarrollado de la manera más equitativa posible, con la intención de que todos
los socorristas realizasen su función correctamente (Pelletier
& Gilchrist, 2011; Schwebel, et al., 2010) y trabajasen exactamente igual. Con
independencia de la intencionalidad, en la pregunta número 1 se trató de
averiguar la opinión que produjo en los socorristas que participaron en el
estudio, el trabajo desarrollado por los coordinadores de socorristas. Como
puede verse casi el 90 % de los encuestados valoraron de manera positiva la
presencia de un coordinador de socorristas.
Efectivamente,
la presencia de un responsable de socorristas no supone un problema para el
trabajador que cumple con sus funciones, de hecho, los buenos profesionales
agradecen que exista un control sobre aquellos que sistemáticamente incumplen
con sus obligaciones, ya que generalmente, el socorrista que cumple, termina
asumiendo el trabajo del socorrista que incurre en la dejación de sus
obligaciones.
5.1.2 Discusión pregunta
número 2
Como
se podrá ver más adelante, el suministro de material es uno de los aspectos que
más preocupan a los socorristas. La normativa sólo exige tener en las piscinas
un material que está muy lejos de ser el mínimo necesario para mantener un
servicio de salvamento de calidad. En parte, esta puede ser la razón por la que
la mayor parte de los socorristas que participaron en el estudio, consideraron
que el material suministrado era insuficiente. Lo cierto es que las empresas
que gestionan las piscinas, se limitan a abastecer a sus instalaciones con el
material que les obliga la norma, por el contrario, los socorristas reciben
cada vez más y mejor formación que incluye el manejo de materiales, que luego
no encuentran en su puesto de trabajo. Un ejemplo claro, pueden ser las mascarillas
que se utilizan en la reanimaciones cardio-pulmonares (RCP). Estas mascarillas
son un económico método profiláctico, por el que se impide que un socorrista
que realiza una RCP, corra el riesgo de contagiarse con alguna enfermedad que
padezca la víctima durante las insuflaciones. Pero desafortunadamente, la
normativa no obliga a que las piscinas estén provistas de este material, y el
resultado es que algunos gestores deciden que los 10 € que supone una
mascarilla pediátrica y otra para adultos se pueden invertir en otras cosas.
Otro
de los posibles motivos por el que los socorristas consideraron insuficiente el
material específico de salvamento suministrado, pudo deberse a que al principio
de la temporada se realizó un taller práctico, en el que se enseñó o recordó a
la plantilla a utilizar materiales como el tubo de rescate o el tablero espinal
para lesionados de columna vertebral (Schwebel,
et al., 2010). Probablemente los socorristas interpretasen
esta circunstancia como incoherente, porque en este taller se pudieron ver los
beneficios que aporta disponer de este tipo de materiales (prestados por una
entidad colaboradora para la realización del taller), y que luego la empresa
municipal en la que se desarrolló el estudio no suministró.
5.1.3 Discusión pregunta
número 3
Más del
80% de los encuestados valoraron positivamente la asignación de las zonas de
vigilancia y sus rotaciones. Posiblemente porque este modelo de coordinación no
aumenta las responsabilidades de los socorristas, únicamente las delimita. En
consecuencia, nunca se asigna al trabajador más responsabilidad de la que debe
asumir. Es decir, el trabajo se desarrolla en equipo, pero cada uno de los
socorristas sabe cuáles son sus obligaciones individuales y esto parece haber
sido del agrado de los socorristas encuestados. No hay que olvidar que los
socorristas deben velar por la vida de los bañistas y esta es una
responsabilidad tan importante (Schwebel,
2007), que muchos socorristas no quieren correr el riesgo de
compartirla con compañeros que incurren en la dejación de funciones.
Al
mismo tiempo, el modelo de coordinación presentado podría disuadir a aquellos
socorristas que mantienen hábitos inadecuados en el trabajo (llegar tarde,
ausentarse del puesto, etc.) por la sencilla razón de que si ocurre un
accidente en la zona que tienen asignada en ese momento, ellos serán quienes
deban responder por ello, en lugar de que la responsabilidad quede diluida
entre toda la plantilla.
5.1.4 Discusión pregunta
número 4
Las
condiciones laborales que disfrutan los socorristas en la empresa municipal en
la que se realizó el estudio son bastante buenas. Entre otras características se
destaca un salario que está muy por encima de la media, junto con una jornada laboral
máxima de 35 horas semanales y dos días seguidos de descanso.
Sin
duda, en esta y en cualquier otra profesión es importante proporcionar unas buenas
condiciones laborales que permitan fidelizar a los empleados. Este aspecto
debería ser cuidado por todas las empresas, porque si las condiciones laborales
no son buenas, tarde o temprano los trabajadores más válidos y con más
experiencia, verán reconocidos sus méritos en otras entidades y se marcharán.
En este
sentido, se comenta que todas las empresas proporcionan servicios similares,
pero las personas que forman parte de la plantilla de las diferentes empresas,
son distintas y el cliente lo sabe y lo valora. Por lo tanto, un buen
empresario debería priorizar el cuidado de su capital humano, porque este
factor, es uno de los más importantes a la hora de valorar la calidad de las
empresas.
5.2 Resultados de la
pregunta abierta
Puesto
que la pregunta 5 es abierta, las respuestas de los socorristas encuestados
fueron muy diversas, pero aun así, hubo coincidencias. En este sentido, hay que
indicar que se ha tenido que realizar una interpretación subjetiva de las
respuestas, puesto que las contestaciones de esta pregunta hacían referencia a
cuestiones más o menos genéricas. Por lo tanto, y con la intención de facilitar
la interpretación de los resultados, se han encasillado en un mismo grupo, a
todas aquellas respuestas que hacían referencia a un mismo aspecto susceptible
de mejora. Por otro lado, los socorristas podían responder a la pregunta con
más de una respuesta, es decir, tenían la posibilidad de indicar todos aquellos
aspectos que en su opinión debían ser mejorados. Así, y por orden de
repetición, estos fueron los resultados:
¿QUÉ
SE PUEDE MEJORAR? |
NÚMERO
DE SOCORRISTAS QUE LO INDICAN COMO ASPECTO A
MEJORAR |
Material
de Salvamento (camillas, mascarillas, etc.) |
17 |
Seguridad
en el trabajo (riesgo de agresiones) |
15 |
Pocos
cambios de turno |
13 |
Estado
de los puestos de vigilancia (sombrillas, sillas) |
7 |
Taquillas,
ropa y vestuario |
7 |
Comunicación
con Servicio Médico o (interfonos) |
6 |
Crema
solar y o gafas de sol |
4 |
Número
de socorristas |
4 |
Actualización
de las normas |
4 |
Estabilidad
laboral |
1 |
Poder
entrenar |
1 |
No
consumir tanto papel |
1 |
5.2.1
Discusión
de la pregunta abierta
5.2.1.1. Material de salvamento (camillas,
mascarillas)
Como se ha comentado anteriormente, los socorristas realizaron un taller
práctico en el que se les recordó o enseñó el manejo del material específico de
salvamento acuático (tableros de salvamento para lesionados de columna
vertebral, tubos de rescate y mascarillas de RCP), por el contrario la empresa
municipal en la que estaban trabajando no facilitó este material, es por ello
que parece lógico que los socorristas consideren mejorable el material recibido
por la empresa, ya que ésta se limitó a suministrar el material que obliga la
norma.
5.2.1.2. Seguridad en el puesto de trabajo (riesgo
de agresiones)
Desgraciadamente durante la temporada de verano, alguno de los
socorristas sufrió agresiones verbales e incluso en algún caso, se llegó a las
agresiones físicas por parte de los usuarios. Estos sucesos tan desafortunados,
no deben tener cabida en ningún ámbito laboral, especialmente cuando las
agresiones son motivadas por el cumplimiento de las obligaciones del
trabajador, es decir, resulta inconcebible que un socorrista sufriese una
agresión física por indicar a un grupo de usuarios que no podían bañarse con
ropa de calle.
Por este motivo resulta imprescindible la presencia de vigilantes de
seguridad o puntualmente visitas de patrullas policiales que en estos casos
puedan ayudar a mantener el orden e incrementar la sensación de seguridad en
las instalaciones. Además los usuarios y trabajadores, agradecen las rondas o
visitas de estos colectivos porque no son pocas las ocasiones en las que
desaparecen objetos personales en estos recintos.
Otro aspecto muy
importante a destacar dentro del apartado de seguridad, ha sido la entrada de
menores de 14 años a la instalación sin la compañía de mayores de 18 años. A
pesar de que el acceso a la piscina está prohibido para los niños que no van
acompañados de un mayor de edad, lo cierto es que estos menores, pasan entregando
el dinero de la entrada a un adulto desconocido que acceda a la instalación y
que asegura al taquillero que se hará responsable del menor o menores que tiene
a su lado. Por el contrario, la realidad es que el adulto se desentiende del
niño o niños después de pasar por taquilla y finalmente los menores pululan por
la piscina sin ningún control. Dicho esto, los menores sin acompañar son un
auténtico problema para los socorristas (Schwebel,
2007), al menos por dos motivos:
I.
En
primer lugar, porque al no estar acompañados de adultos, los menores suelen realizar
actividades peligrosas, que provocan accidentes al resto de los bañistas o a
ellos mismos (Pelletier
& Gilchrist, 2011).
II.
En
segundo lugar, porque en ocasiones lo que accede a la instalación son bandas de
menores, cuya intención es delinquir, con la relativa impunidad que les otorga
su minoría de edad.
Para tratar de paliar
este problema, se realizó un formulario con la intención de disuadir a los
adultos de comprar las entradas a los menores de 14 años que no sean conocidos.
En realidad, no se dispone de una valoración estadística, que muestre los
resultados de esta iniciativa, pero se puede intuir que surtió efecto, porque
no se recogió firmado ni un solo formulario como el que se muestra a
continuación:
“Don/ Dña _______________________________________ mayor
de edad, con D.N.I. _______________ asume totalmente la responsabilidad y
tutela de todo cuanto les pueda suceder, o puedan provocar los menores de 14
años que a continuación se detallan.
1.
_________________________________________
2.
_________________________________________
3.
_________________________________________
4.
_________________________________________
5.
_________________________________________
XXXXXXXXX
a _____ de ________________ de 20XX
Firmado:_________________________________”
Estos formularios han
realizado una función disuasoria para el adulto, porque a pesar de que en ellas
únicamente se está solicitando un compromiso por escrito, de algo que antes se
hacía oralmente, el público es muy reticente a firmar documentos por los que
luego tenga que responder. En consecuencia, se ha disminuido considerablemente
el número de menores que accede a la piscina sin la compañía de un adulto.
5.2.1.3 Pocos cambios de turno o poder doblar la
jornada
Muchos fueron los socorristas que señalaron la escasez de cambios de
turno o la imposibilidad de doblar la jornada. Efectivamente se puso límite a
los cambios de turno por los siguientes motivos:
a) En
temporadas anteriores, los socorristas contratados para el verano realizaban
tal número de cambios de turno, que en algún caso llegaron a trabajar
ininterrumpidamente dos meses seguidos y después libraban ininterrumpidamente
durante casi un mes. Esta es una situación que posiblemente pueda verse como
una ventaja para el socorrista, pero en realidad lo que se evidencia, es que si
se ha contratado a un socorrista para trabajar durante tres meses y no es
necesario suplirle o cerrar la piscina cuando falta un mes seguido, es probable
que al año siguiente se prescinda de un puesto de trabajo.
b) Por otro
lado, anteriormente se ha comentado que uno de los problemas más habituales
para desarrollar correctamente la vigilancia, es la fatiga (Palacios, 2009; Pascual, 1997). En esta misma línea, parece
obvio que un socorrista que trabaja cinco días y libra dos, acumula menos
fatiga que un socorrista que trabaja tres semanas seguidas sin descanso. De este
modo, permitir un número indefinido de cambios de turno, implicará que algunos
socorristas acumulen largos periodos de trabajo sin descanso, lo que provocará
que el servicio de salvamento no sea el correcto por la acumulación de fatiga.
c) Por fortuna,
el convenio específico de la entidad en la que se desarrolló el estudio, obliga
a la empresa a que los periodos de descanso y de trabajo, permitan que los
trabajadores no acumulen una fatiga excesiva durante su vida laboral. En este
sentido, es fundamental que las condiciones laborales adquiridas tras muchos
años de esfuerzo por parte de los trabajadores se respeten y mantengan.
5.2.1.4. Estado de los puestos de vigilancia
(sombrillas, sillas)
Los puestos de vigilancia que se entregaron en esta empresa consistían en
una silla de plástico, una sombrilla de tela y un pie o peso para sujetarla. En
este caso, los criterios económicos a corto plazo prevalecieron sobre los
técnicos y sobre todo, sobre la salud del trabajador. Se ha dicho a corto
plazo, porque las sombrillas y sillas se rompían con el viento o el uso, al
poco de ser entregadas. En consecuencia, todos los veranos hay que gastar
dinero en comprar nuevas sombrillas y sillas de plástico, en lugar de comprar
material sólido y de buena calidad una sola vez. Respecto a la salud, es
importante que la tela de la sombrilla o toldo no permitan el paso de los rayos
del sol (Gies, Glanz, O´Riordan, Elliot, & Nehl, 2009;
Glanz, Shigaki, Isnec, Sun, & Maddock, 2011), y que las sillas, sean de
mejor calidad.
5.2.1.5. La comunicación con el servicio
médico (interfonos)
Es fundamental que la cadena de salvamento no se interrumpa en el rescate
del socorrista, de hecho, la coordinación y conexión entre el servicio médico y
los socorristas debe estar garantizada. Al principio de la temporada se
realizaron simulacros, en los que el servicio médico y los socorristas
simulaban una evacuación de un accidentado grave, pero finalmente la empresa no
suministró los intercomunicadores. Esto puede explicar que los socorristas lo
señalaran como un aspecto a mejorar.
5.2.1.6. Las cremas solares y gafas de sol
Los socorristas son un colectivo que sufre la exposición prolongada al
sol (Gies, et al., 2009; Glanz, et al., 2011), por lo tanto, la empresa
debería suministrar el material necesario para que la exposición a un agente
perjudicial no produzca daños sobre la salud. Puesto que la empresa no
suministró este material, los trabajadores lo señalaron como aspecto a mejorar.
5.2.1.7 Número de socorristas
Algunos socorristas indicaron que deberían contratarse más socorristas,
especialmente en los fines de semana que es cuando el número de bañistas es
mayor. Se recuerda que el número de socorristas que trabajaron en estas
instalaciones se ajustó a la norma. No obstante, siempre es deseable que el
número de socorristas sea el mayor posible (Harrell, 2001), pero no hay que olvidar que los
recursos económicos no son ilimitados.
5.2.1.8. Actualización de las normas y carteles
Las normas, que habitualmente son indicadas por los socorristas, deberían
estar escritas en carteles informativos en lugares muy visibles de la
instalación y además contribuir a su difusión a través de la megafonía. Estas
medidas sirven de refuerzo a la labor de los socorristas que trabajan en
piscinas de grandes aforos (Pelletier & Gilchrist, 2011).
6.
CONCLUSIONES
Una vez
expuestos y analizados los resultados de este estudio, se presentan las
siguientes conclusiones:
3. La mayoría de los socorristas que participaron en este estudio opinaron
que las condiciones laborales de la empresa eran buenas (69’9%). No obstante,
los aspectos más importantes que debían ser mejorados según el criterio de los
socorristas encuestados, fueron los siguientes.
·
El material de salvamento (camillas, mascarillas,
interfonos, profilaxis).
·
La seguridad en el puesto de trabajo (riesgo de
agresiones, robos).
·
Pocos cambios de turno o posibilidad de doblar la
jornada.
·
Mal estado de los puestos de vigilancia (sombrillas,
sillas, taquillas).
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- diciembre 2011 - ISSN: 1577-0354