Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 11 -número 44
- diciembre 2011 - ISSN: 1577-0354
Alarcón López, F.; Cárdenas Vélez, D.; Miranda León,
M.T.; Ureña Ortín, N. y Piñar
López, M.I. (2011). Influencia de un programa de entrenamiento sobre la
movilidad en baloncesto. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la
Actividad Física y el Deporte vol. 11 (44) pp. 749-766. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista44/artinfluencia258.htm
ORIGINAL
INFLUENCIA
DE UN PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO SOBRE LA MOVILIDAD EN BALONCESTO
INFLUENCE OF TEACHING MODEL ON THE MOBILITY IN BASKETBALL
Alarcón López, F.1;
Cárdenas Vélez, D.2; Miranda León, M.T.3; Ureña Ortín, N.4 y Piñar
López, M.I.5
1Doctor en Ciencias de la Actividad Física y
Deporte. Profesor de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el
Deporte. Universidad Católica San Antonio de Murcia. España. falarcon@pdi.ucam.edu
2 Doctor
en Ciencias de la Actividad Física y Deporte. Profesor de la Facultad de
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad de Granada. España.
dcardena@ugr.es
3
Doctora en Ciencias Estadísticas. Profesora de la Facultad de Ciencias de la
Actividad Física y el Deporte. Universidad de Granada. España. mtmiranda@ugr.es
4 Doctora en Ciencias de la Actividad Física y
Deporte. Profesor de la Facultad de Educación. Universidad de Murcia. España. nuriaum@um.es
5 Doctora en Ciencias Estadísticas. Profesora
de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad de
Granada. España. maribelpinar@ugr.es
Código UNESCO: 6104.01. Procesos Cognitivos
Clasificación del
Consejo de Europa: 5. Didáctica y metodología.
Recibido 28 abril de
2010
Aceptado 16 de junio
de 2010
RESUMEN
El objetivo de este estudio fue analizar la
influencia de un programa de entrenamiento constructivista sobre la toma de
decisiones relacionada con el dinamismo de jugadores y balón que mostraba un
equipo de baloncesto durante la competición. En el estudio participaron un
total de 10 jugadores Seniors con una edad media de
21 años (rango de edad de 18-26 año). La intervención
combinaba diferentes estrategias didácticas orientadas a provocar la reflexión
y descubrimiento de los principios específicos del juego colectivo que
favorecen la toma de decisiones efectiva (reglas if-then),
específicamente los que se refieren al dinamismo de los jugadores y el balón.
El programa tuvo una duración de 7 meses, con tres sesiones semanales. Para la
evaluación se diseñaron unas categorías y hoja de observación previamente
validadas (notational analysis).
Los resultados mostraron una mejora significativa de la capacidad de los
sujetos experimentales para actuar de forma dinámica.
PALABRAS CLAVE: toma de decisiones, lógica interna,
Constructivismo, Baloncesto.
ABSTRACT
The purpose of this study was to examine the influence of a
constructivist training program on a basketball team decision making about
players and ball dynamism. The participants in the study were 10 senior players
with an average age of 21 years (age range= 18-26 years). The intervention was
based on doing player to understand, through a reflection and exploration
process, the decision criteria for the collective actions, by understanding the
principles of basketball. The program lasted 7 months, with three sessions a
week. For the evaluation some notational tools were designed and validated. The
results demonstrated that the experimental subjects improved significantly
their dynamism.
KEYWORDS:
decision making, internal logic, Constructivism, Basketball.
INTRODUCCIÓN
Las
condiciones cambiantes de compañeros y adversarios en espacios reducidos y el
poco tiempo disponible durante el desarrollo de las acciones colectivas en los
deportes de equipo, determinan que la toma de decisiones sea de una gran dificultad.
Debido a estas características de las modalidades deportivas de
colaboración-oposición, existen numerosos estudios destinados al análisis de la
capacidad de los jugadores para tomar decisiones, como uno de los factores
principales que afectan al rendimiento (Araujo, Davids
y Hristovski, 2006; Allard y Burnet, 1985; Anderson, 1987; French
y Thomas, 1987; Hambrick, 2003;
Iglesias, 2006; McPherson
y Thomas, 1989; Raab, 2002; Singer y Janelle, 1999; Turner y Martinek,
1992; Williams, Davids, y Williams, 1999).
Según Grehaigne, Godbout y Bouthier (2001), en los deportes colectivos jugar bien
significa ser capaz de elegir la acción pertinente en cada momento y llevarla a
cabo de forma eficiente y consistente durante todo el encuentro. Bajo este
enfoque sobre la pericia en el deporte French y
Thomas, (1987) y McPherson y Thomas (1989) consideran que la toma de decisiones
está mediatizada por las estructuras de conocimiento almacenadas en la memoria.
Esta aproximación intenta describir de la forma más precisa posible las
estructuras de conocimiento que subyacen al rendimiento del jugador experto
(Iglesias, 2006). Éstos parecen que poseen un conocimiento más elaborado y
sofisticado que los jugadores noveles. Los expertos no sólo saben qué hacer en
una gran variedad de situaciones, sino que también saben cómo y cuándo aplicar
este conocimiento y reproducirlo en acciones apropiadas (Singer y Janelle, 1999; Williams, Davids,
y Williams, 1999). Hambrick (2003) demostró que
aquellos jugadores de baloncesto con un mayor conocimiento del juego antes de
empezar la temporada, tomaron mejores decisiones durante ella.
Este
conocimiento no es sólo conceptual sino, sobre todo, procedimental. Coll y Valls (1992)
lo definen como “el conjunto
de acciones ordenadas, orientadas a la consecución de una meta” (p. 84),
por lo que será imprescindible para la realización de las diferentes acciones
deportivas. El jugador debe interpretar las circunstancias ambientales y elegir
la mejor opción para conseguir el objetivo perseguido en cada momento. Mediante
el aprendizaje se establecen reglas de decisión que facilitan el procesamiento
de la información y la elección eficaz. Su conceptualización se manifiesta en
términos de sistemas de producción del tipo si... entonces… (reglas
“if-then”), es decir, ante tales circunstancias es
necesario tal tipo de respuesta (Ruiz y Arruza, 2005).
En baloncesto esto significa, desde el punto de vista del
ataque, elegir la mejor acción, según las circunstancias de juego, que
posibiliten conseguir el objetivo de encestar. Para conseguir dicho objetivo
será necesario realizar diversas acciones motrices encaminadas a conseguir que
el lanzamiento se realice en las mejores condiciones posibles (Cárdenas, 1999),
generándose una lógica interna propia del baloncesto. Según Cárdenas y Alarcón,
(2009) la lógica interna “hace referencia al conjunto de leyes o principios,
modos y formas que constituyen el cuerpo de conocimientos del baloncesto, los
que le dan sentido a las acciones de juego y, como consecuencia, permitirán
interpretar y decidir correctamente”. La comprensión de la lógica interna,
es decir, de estas pautas de comportamiento, permitirán a los jugadores elegir
la mejor opción en cada momento, lo que significa que la acción motriz
específica es sólo una herramienta disponible para conseguir los objetivos
propuestos. Estas normas o principios de
juego “representan la fuente de la acción, definen las propiedades
invariables sobre las cuales se realizará la estructura fundamental del
desarrollo de los acontecimientos” (Bayer ,1992; p. 52). Como dice Antón
(1998) “los principios se convierten en las leyes principales que todo
jugador debe cumplir en todo momento” (p. 23). Estos conocimientos parecen
coincidir con los que posee el jugador experto que, según Ruiz y Arruza (2005),
es capaz de formar redes semánticas mucho más complejas y densas que los
jugadores noveles, que contienen numerosos conceptos interrelacionados, y que
además muestran una mayor interrelación entre los diferentes tipos de
conocimiento, que los tienen estructurados de un modo más jerárquico y, por
tanto más accesible (Sternberg y Horvath,
1995).
Uno de estos principios de juego es el
de dinamismo de jugadores y balón (Cárdenas y Alarcón, 2009). Con un gran
dinamismo de los jugadores se consigue que los defensores focalicen su atención
en el seguimiento de los desplazamientos del rival por el terreno de juego, lo
que evita que parte de ella se centre en la búsqueda de posibles soluciones que
puedan existir para neutralizar el ataque. Esta idea es compartida por otros
autores como Ortega, Palao, Cárdenas, Lorenzo, y Gómez (2007), quienes opinan
que el dinamismo es una característica fundamental para el estilo de juego
moderno.
De igual forma, al cambiar
constantemente el balón de un lateral a otro, se consigue que los adversarios
estén continuamente pasando de ser defensores del lado de ayuda al lado de
balón y viceversa, teniendo que cambiar su foco atencional en un intervalo
reducido, con la dificultad que esto entraña. Todo esto va a producir que los
defensores cometan errores en la realización de las ayudas. En la tabla 1, se
puede apreciar un resumen de la influencia de este principio en el desarrollo
del juego colectivo.
Tabla 1. Principios
específicos según el dinamismo de jugadores y balón (Cárdenas y Alarcón,
2009).
PRINCIPIOS GENERALES |
PRINCIPIOS
ESPECÍFICOS |
PROCEDIMIENTOS |
||
OBTENER VENTAJA
ESPACIAL |
Creación de
desequilibrio espacial defensivo |
DINAMISMO DE
JUGADORES Y DEL BALÓN |
Cambio rápido del
rol defensivo al atacante |
Ocupación muy rápida
de espacios próximos al cesto contrario. Contraataque |
APROVECHAMIENTO Y
EXPLOTACIÓN DE |
Circulación rápida
del balón |
Generar
agrupamientos y dispersiones defensivas continuas llevando el balón desde
zonas exteriores a interiores y viceversa. |
||
Cambios constantes y
rápidos de lado del balón (pases rápidos y precisos). |
||||
MANTENER VENTAJA
ESPACIAL |
Evitar la aparición
de ayudas |
Movimiento continuo
de los jugadores |
Ocupación de
espacios libres |
|
Movimientos de
recepción simples o complejos (bloqueos) |
||||
Reemplazo constante
de los espacios libres generados por los cruces |
Los diferentes modelos de enseñanza
que buscan la mejora de la toma de decisiones del jugador, aunque con
planteamientos diferentes, se sustentan en las teorías que surgen del paradigma
cognitivo (Rink, 2001). Es el modelo constructivista
el que mejor se adapta a las necesidades de aprendizaje que tiene el jugador de
baloncesto, ya que utiliza una intervención reflexiva que ayuda al jugador a
interiorizar los conocimientos relacionados con la lógica del juego (Grehaigne, Wallian y Godbout, 2005; Ortega, Palao, y Puigcerver, 2009).
Para la evaluación de la toma de
decisiones en estos deportes se han diseñado diferentes instrumentos, siendo los
más utilizado el de Turner y Martinek (1999) y el de Oslin, Mitchell y Griffin (1998). El problema de estas
propuestas es que no abarcan todas las posibilidades que tiene el jugador de
responder en cada situación, careciendo además de un criterio definido para
evaluar las decisiones correctas. Tanto Griffin y Placek
(2001) como Tallir, Lenoir y Valcke (2007) aportaron algunas soluciones a
estos problemas, pudiéndose observar que el criterio para decidir lo que era
adecuado o no fueron los principios de juego, aunque el análisis de estos
estudios se centraban en situaciones individuales.
El objetivo de este estudio fue analizar la influencia de
un programa de entrenamiento orientado al aprendizaje de los objetivos y
principios de juego mediante una intervención reflexiva, sobre la toma de
decisiones relacionada con la capacidad de generar dinamismo de jugadores y
balón durante el juego real de un equipo de baloncesto. Así mismo se pretendía
analizar la relación entre el grado de dinamismo de jugadores y balón y la
eficacia del ataque posicional.
MATERIAL
Y MÉTODO
Muestra
Los sujetos que formaron parte de este estudio fueron los
jugadores pertenecientes al equipo de la Universidad Católica de Murcia que
militó en la 1ª División Autonómica de la Región de Murcia. Este equipo
constaba de 10 jugadores con edades comprendidas entre 18 y 26 años, con una
media de edad de 21 años. La mayoría de ellos provenían de su etapa de
formación en categoría junior, con lo que no tenían ninguna experiencia en
competición senior. El tipo de muestreo seleccionado
fue un muestreo no probabilístico de carácter opinático
(Sierra-Bravo, 1996) o deliberado, cuya característica fundamental es que los
sujetos fueron seleccionados de manera intencionada (Buendía, Colás y Hernández, 1998). Esto fue
así puesto que el estudio se realizó dentro de un marco competitivo real.
Diseño y variables
objeto de estudio de la investigación
Se utilizó un diseño cuasi-experimental de
caso único (n = 1) sin grupo control, en el que el grupo considerado es el
grupo experimental. En este caso la ausencia de grupo control está justificada
por el contexto real en el que se realizó el estudio. Virues
y Moreno (2008) y Thomas y Nelson (2001) creen que este diseño puede ser
adecuado para conocer mejor una realidad concreta. En el estudio se examinaron
las réplicas individuales del efecto de la intervención en cada jugador (McGuigan, 1997) con una comparación longitudinal y una
transversal (Hernández, Fernández y Baptista, 1998). La primera se dio respecto
a los cambios pre y post exposición a la intervención. La segunda entre las
medidas (variables dependientes) mostradas por los jugadores. Otros estudios
han utilizado este diseño para analizar la influencia de una intervención sobre
la muestra seleccionada (García, Rosa, Montero y ETIEDEM, 1990; Riveros, Cortázar, Alcázar y Sánchez, 2005).
Variable dependiente
Para conocer si el equipo mejoró su capacidad para jugar de forma
dinámica sin balón, se analizó el número de Medios Tácticos Colectivos Básicos
(MTCBs) que se producían por partido, en los que
existiera un reemplazo de posiciones:
§ Creación de espacios libres (CEL): acción del atacante más cercano al
que posee el balón por la cual desocupa su posición para que otro jugador la
ocupe o, para que el jugador con balón pueda realizar una penetración.
§ Creación y ocupación de espacios
libres (COEL): acción
simultanea de dos atacantes en el lado alejado del
balón, de forma que ambos intercambian posiciones.
§ Pase y recepción con reemplazo
(P-R-R): acción de
los jugadores en posiciones exteriores más alejados del balón, que realizan un
movimiento de ocupación del espacio próximo al balón para intentar recibir, sin
que estén participando en ningún otro medio, aunque no lo consigan.
§ Pase y recepción interior con
reemplazo (P-RI-R):
igual que el caso anterior, con la diferencia de que el jugador que intenta
recibir ocupa una posición interior cercana al balón.
§
Bloqueo indirecto en alejamiento (BIA):
acción en el que un jugador sin balón intenta obstaculizar al oponente de otro
para que éste obtenga una ventaja inicial en una posición exterior, aunque no
lo consiga. También se tomaron como tal
aquellas acciones de bloqueos en que un jugador sin balón se aprovecha de la posición
de un compañero, también sin balón, para obstaculizar a su adversario directo,
aunque éste no tuviera esa intención.
§
Bloqueo indirecto en profundidad (BIP): igual
que el bloqueo indirecto en alejamiento, pero en este caso el beneficio inicial
se produce hacia un espacio interior.
Para evaluar el grado de dinamismo del balón se definieron
las siguientes variables de registro:
§ Número de pases, como el número de veces que se
pasa el balón entre los miembros de un equipo durante el ataque posicional.
§ Número de inversiones de
balón. Definida
como el desplazamiento
del balón, por parte del equipo atacante, desde un lateral del terreno de juego
hasta el otro. Los laterales quedan definidos por la línea imaginaria que une
ambos cestos.
Para la
eficacia del equipo se definió la siguiente variable:
§ Eficacia
de los ataques posicionales. Las categorías fueron:
1. Ataque
no eficaz. Aquel en el que no se consigue ningún beneficio ni en puntos,
ni en faltas personales realizadas por el equipo contrario. Se considera ataque
posicional la fase del
juego que discurre a partir del transporte del balón a pista delantera, una vez
que la defensa rival se encuentra correctamente posicionada para evitar la
aproximación cómoda y rápida tanto del balón como de los jugadores hacia la
canasta y en la que no existe superioridad numérica o táctica.
2. Ataque eficaz. Cuando se consigue puntuar por
canasta convertida de dos o tres puntos, o por falta personal, con o sin tiro
libre convertidos.
Variable independiente
El programa
de entrenamiento para la mejora de cada uno de los MTCBS. Tuvo una duración de
siete meses, con tres sesiones semanales de una hora. El programa se dividió en
tres fases. En la primera se les enseñó a los jugadores, a través de los MTCBs, cuáles eran los objetivos generales del juego, así
como los principios más generales que surgen de ellos. En la segunda fase se
trabajaron todos los principios específicos. En la fase tercera, una vez que se
conocía como utilizar el medio según cada uno de los principios que le afectan,
se perfeccionó atendiendo a la actuación de los oponentes, según los criterios
de eficacia previamente establecidos.
La
metodología utilizada para el desarrollo del programa de entrenamiento, es
decir, el cómo hacerlo, estuvo basada en la propuesta de intervención realizada
por Alarcón (2008), siendo ésta una ampliación de la propuesta de Cárdenas
(1999). Concretamente, en cada una de las fases se realizó la siguiente
intervención:
1. Planteamiento inicial. El entrenador estableció los principios de
juego a desarrollar durante la sesión, dando información al jugador sobre qué
medio se trabajaría, y del que se lleva trabajado hasta ese momento. Esta
información pudo darse con una intención descriptiva o explicativa.
2. Libre exploración. Fase en la cual el jugador
jugó de manera libre. El entrenador focalizó la atención tanto en los objetivos
planteados inicialmente, como en el medio con el que se trabajó para
conseguirlos. Se pudieron llevar a cabo en situaciones reducidas de juego como
2x2, 3x3 ó 4x4.
3. Reflexión. Fase en la cual se le hizo reflexionar
al jugador con la intención de que descubriera el por qué del contenido que se estuvo trabajando, mediante preguntas concretas. El objetivo fue
activar el conocimiento conceptual del jugador o hacerle comprender la
necesidad de modificar sus conceptos para dar solución a los problemas del
juego. La elección de uno y otro dependió del momento. Si fue en el inicio del
proceso de enseñanza-aprendizaje, se persiguió el primer objetivo; si fue
durante el proceso se pretendió el segundo.
4. Provocación. Fase en la que se buscó tanto
activar los conocimientos procedimentales previos, como provocar el conflicto
al jugador y conseguir el aprendizaje del medio táctico colectivo que permitía
el cumplimiento del principio que se estaba utilizando. Para conseguir ambos
objetivos se utilizaron técnicas de reforzamiento, tanto positivas como
negativas.
•Provocación Individual. Dentro de la fase de
provocación, durante la cual la intervención era dirigida al grupo, hubo una
sub-fase en la que se dirigía al individuo, teniendo como objetivo la mejora de
su conducta atendiendo los oponentes, para ser capaz de cumplir con los
principios de actuación. Durante esta fase, el feedback
suministrado pretendía inducir la reflexión ante los errores de los jugadores
para encontrar soluciones a los problemas, basándose en el cumplimiento de los
principios de juego.
5. Presentación de nuevas alternativas. Después de
la provocación con orientación individual, al jugador se le presentaban las
mejores respuestas ante las diferentes alternativas de acción de los oponentes
que intentaban neutralizar el MTCB. Durante la tarea siempre se planteaban dos
o más actuaciones defensivas para que tuviera que elegir la respuesta correcta.
6. Reforzamiento específico. El reforzamiento que se
utilizó en el programa de entrenamiento buscó la automatización de una
conducta, por parte de los jugadores atacantes, que diera respuesta a una
actuación defensiva concreta. Para ello el grado de libertad de los defensores
fue mínimo, teniendo sólo una posibilidad.
7. Perfeccionamiento técnico. En esta fase lo que se
pretendió fue perfeccionar las habilidades específicas que aparecían en los
MTCBS en un entorno cerrado, sin estímulos exteriores (sin oponentes).
8. Contrastación. Fase en la que se llevó al juego
real lo aprendido con anterioridad. En ésta el entrenador pudo focalizar la
atención sobre qué medios debían usar para jugar.
9. Visualización. Una vez, al final de cada mesociclo el proceso de enseñanza-aprendizaje se centró en
lo estrictamente cognitivo, sin que existieran conductas motrices. En esta fase
los jugadores visualizaban un resumen de sus actuaciones, grabadas en vídeo
durante los partidos disputados en ese periodo, en las que aparecían
situaciones relacionadas con los medios y los principios trabajados en ese mesociclo. A la vez que se visualizaba el vídeo, el
entrenador formulaba preguntas a los jugadores para provocar la reflexión e
implicación cognitiva de los sujetos.
Para evaluar la capacidad táctica del equipo relacionada
con este principio se diseñó un instrumento de observación basado en un sistema
de categorías, considerado por Anguera (1993) como el
instrumento básico de medida en la investigación observacional (notational analysis). Se
definieron las variables de forma que fuesen cuantificables y pertinentes con
respecto al problema de investigación. Se construyó una hoja de registro en las
que se registraba las diferentes categorías de observación, asociadas cada una
a un código con un valor numérico. El proceso de validación lo realizó un grupo
de expertos formados por doctores en Educación Física y especialistas en
deportes de equipo.
Para la visualización de los partidos seleccionados y la
toma de datos se seleccionó un grupo de
alumnos de
Una vez diseñados los instrumentos y
entrenados a los observadores se pasó al proceso de evaluación, para el cual se
realizó el análisis de un partido de pretemporada y otro de la fase final del
campeonato como test inicial y final, además de otros 8 partidos tomados de
manera aleatoria durante el transcurso de la temporada (uno por mesociclo). Con esta medida se pudo paliar el posible
efecto contaminador del diferente nivel de rendimiento de los equipos a los que
se enfrentaron los jugadores del estudio.
El
procedimiento empleado para el análisis de los datos fue Tablas de
Contingencia. A través del Test de Chi-Cuadrado se obtuvo tanto la
significación unilateral como bilateral que se produce en el cruce de
variables. En todas ellas se consiguió la condición
de validez que debe cumplirse para poder aplicar el Test de Chi-Cuadrado, es
decir, que no exista ninguna frecuencia esperada menor que uno, y que no haya
más del 20% de las casillas de la tabla con frecuencias esperadas menores que
cinco. En el caso de variables continúas se utilizó la correlación de Pearson, al ser éstas variables que se rigen por una
normalidad.
RESULTADOS
Como se puede observar en la tabla 2, los medios en los que
existió movilidad del jugador sin balón fueron mucho más utilizados en el postest que en el pretest,
encontrándose diferencias altamente significativas (p = 0.000). En el pretest éstos no pasaron del 10% mientras que en el postest se convirtieron en casi la mitad de los utilizados
(45.7%). Esto se refleja en la estimación de riesgo que fue de 9.470, es decir,
que la relación entre medios sin movilidad y con movilidad fue casi 10 veces
mayor en el pretest que en postest.
Tabla 2. Incidencia del programa de intervención sobre los MTCBs que tienen movilidad.
|
|
MTCBs con
movilidad |
|||
Test |
- |
+ |
Total |
||
|
Pretest |
Recuento |
315 |
28 |
343 |
|
|
Frecuencia
esperada |
255.9 |
87.1 |
343.0 |
|
|
% de
partido |
91.8% |
8.2% |
100.0% |
|
|
Residuos
corregidos |
10.8 |
-10.8 |
|
|
Postest |
Recuento |
158 |
133 |
291 |
|
|
Frecuencia
esperada |
217.1 |
73.9 |
291.0 |
|
|
% de
partido |
54.3% |
45.7% |
100.0% |
|
|
Residuos
corregidos |
-10.8 |
10.8 |
|
Total |
Recuento |
473 |
161 |
634 |
|
|
Frecuencia
esperada |
473.0 |
161.0 |
634.0 |
|
|
% de
partido |
74.6% |
25.4% |
100.0% |
Corrección por
continuidad de Chi-Cuadrado. Significación: p = .000. Calculado sólo para
una tabla 2x2. Estimación de riesgo de 9.470.
En los resultados obtenidos tras el análisis de estos medios a lo
largo de los macrociclos se aprecia una tendencia a
la mejora en la utilización de los MTCBs que
implicaron una mayor movilidad de sus jugadores a medida que trascurrió el
programa de intervención. En el primer macrociclo
estos medios sólo significaron el 25% del total; en el segundo subió hasta el
32.2% para terminar en el último macrociclo con el
39.2%.
Figura 1. Resultados sobre los MTCBs con movilidad
durante los macrociclos de la temporada.
En la figura 2, se puede apreciar cómo, al igual que ocurre con la
movilidad de los jugadores, existe una mejora progresiva desde el inicio de la
temporada hasta su finalización, con respecto a la eficacia de los ataques
posicionales, es decir, a medida que pasaban los partidos, el equipo conseguía
realizar más ataques en los que se consiguiera canasta o falta personal a
favor.
Figura 2. Porcentajes de eficacia de los ataques posicionales durante la
temporada.
Si se relacionan estas dos variables, es decir, la eficacia de los
ataques posicionales con el dinamismo de los jugadores durante estos ataques,
se comprueba que esta correlación es positiva, con un grado de significación
del 0.01. Como se aprecia en la figura 3, cuando los ataques resultaron eficaces
(se consigue encestar o falta personal) el porcentaje de medios colectivos con
movilidad con respecto al total fue mayor (33.1%) que cuando no se consiguió
eficacia (28.3%).
Figura 3. Porcentajes de eficacia de los ataques posicionales según
dinamismo de los jugadores.
En la tabla 3 se analiza cómo afectó el programa de intervención
sobre las inversiones de balón durante los ataques posicionales, agrupando sus
valores en: ninguna inversión y en una o más inversiones. Las diferencias que
se encontraron entre los test inicial y final fueron altamente significativas (p
= 0.001), pasando de 18 ataques con una o más inversiones en el pretest (36.7%) a 30 ataques en el postest
(75%). En este caso el parámetro que dio la mejora, es decir la estimación de
riesgo, fue de 5.167; un valor elevado.
Tabla 3. Incidencia del programa de intervención sobre las inversiones de
balón.
|
|
Inversiones de balón |
|||
Test |
0 |
1 o más |
Total |
||
|
Pretest |
Recuento |
31 |
18 |
49 |
|
|
Frecuencia
esperada |
22.6 |
26.4 |
49.0 |
|
|
% de
partido |
63.3% |
36.7% |
100.0% |
|
|
Residuos
corregidos |
3.6 |
-3.6 |
|
|
Postest |
Recuento |
10 |
30 |
40 |
|
|
Frecuencia
esperada |
18.4 |
21.6 |
40.0 |
|
|
% de
partido |
25.0% |
75.0% |
100.0% |
|
|
Residuos
corregidos |
-3.6 |
3.6 |
|
Total |
Recuento |
41 |
48 |
89 |
|
|
Frecuencia
esperada |
41.0 |
48.0 |
89.0 |
|
|
% de
partido |
46.1% |
53.9% |
100.0% |
Chi-Cuadrado. Corrección
por continuidad. Significación: p = .001. Calculado para una tabla 2x2. Estimación
de riesgo de 5.167.
Si se desglosa la variable de inversión de balón por categorías
(figura 4), se puede ver cómo en todos los casos, excepto cuando no existió
inversión, los resultados del postest son superiores
a los del pretest, siendo las diferencias muy
significativas (p = 0.004). Así, los ataques con una inversión representan el
18,7% del total en el pretest y en cambio en el postest aumentan hasta el 52.5%. Los ataques con dos
inversiones suponen un 8.2% en el pretest y 15% en el
postest y, por último, sólo se observa un 2% de
ataques con tres inversiones en el pretest frente al
7.5% del postest.
Figura 4. Incidencia del programa de intervención sobre los números de
inversiones de balón.
Al igual que con el dinamismo de jugadores, se ha intentado
analizar la relación de esta variable con la eficacia de los ataques
posicionales (figura 5). La correlación muestra una tendencia a la
significación (p= 0.079). Cuando
se produjeron dos o cuatro inversiones de balón por ataque, el número de
ataques eficaces fue superior al de los no eficaces.
Figura 5. Relación entre el número de inversiones de balón y la eficacia de
los ataques posicionales.
En relación con el número de pases por ataque, se puede observar
en la tabla 4 que existió un número mayor de ataques posicionales en el postest que en el pretest en los
que se dieron entre 4-6 pases. En cambio existieron menos ataques posicionales
en el postest que en el pretest,
en el que se dieron entre 1 y 3 pases, encontrándose que las diferencias entre
ambos test tienden a la significatividad.
Tabla 4. Incidencia del programa de intervención sobre el número de pases
por ataque posicional.
|
|
PASES AGRUPADOS |
|||
|
|
1-3 |
4-6 |
Total |
|
|
Pretest |
Recuento |
43 |
6 |
49 |
|
|
% de
Partido |
87.8% |
12.2% |
100.0% |
|
|
Residuos
corregidos |
1.8 |
-1.8 |
|
|
Postest |
Recuento |
29 |
11 |
40 |
|
|
% de
Partido |
72.5% |
27.5% |
100.0% |
|
|
Residuos
corregidos |
-1.8 |
1.8 |
|
Total |
Recuento |
72 |
17 |
89 |
|
|
Frecuencia
esperada |
72.0 |
17.0 |
89.0 |
|
|
% de
Partido |
80.9% |
19.1% |
100.0% |
Chi-Cuadrado. Corrección
por continuidad. Significación: p = ,121. Calculado para una tabla 2x2.
Tras analizar la posible influencia de esta variable con la
eficacia de los ataques posicionales, se encontró que existía una relación
negativa entre ambas (p= 0.009), es decir, que a medida que aumentaba el número
de pases más probabilidades existían de no conseguir eficacia en el ataque. Si
se agrupan los números de pases por categorías, como se aprecia en la figura 6,
se puede comprobar que cuando se dieron entre 4 y 6 pases, el número de
ataques eficaces fue mayor que el de
ataques sin eficacia, encontrándose una tendencia a la significación.
Figura 6. Relación entre el número de pases agrupados y la eficacia de los
ataques posicionales.
DISCUSIÓN
El
objetivo de este estudio fue valorar si, tras el programa de entrenamiento,
existía una mejora de la toma de decisiones del jugador en relación con generar
dinamismo de los jugadores y el balón. A su vez, como segundo objetivo, se
intentó analizar la influencia de estas variables sobre el rendimiento del
equipo. Con respecto a la toma de decisiones de los sujetos, relacionada con su
movilidad durante los ataques, los resultados han mostrado que el programa de
intervención pudo influir positivamente en que el equipo seleccionado jugara de
manera más dinámica, ya que éstos, al finalizar el programa, utilizaron más medios
colectivos en los que los jugadores cambiaban de posición durante los ataques,
que antes de empezarlo, existiendo también una mejora progresiva durante toda
la temporada. Ésta fue acompañada de una mejora de la eficacia de los ataques
posicionales. Además cuando el equipo utilizaba más medios colectivos dinámicos
durante los ataques posicionales, la probabilidad de que éstos fueran eficaces
era mayor. Esto pudo deberse a la importancia que tiene esta variable para
generar incertidumbre en el rival y aprovechar así las ventajas que se generan
en el juego. Así lo creen autores como Ortega, Piñar, y Cárdenas (1999) o De
En
relación con el dinamismo del balón, los datos muestran una mejora del equipo
en las inversiones de balón después del programa de intervención, no siendo así con el número de pases, cuyas
diferencias entre ambos test tendieron a la significatividad.
Esto pudo deberse a dos motivos: que los ataques posicionales durante toda la
temporada tuvieron una duración relativamente corta, con lo que el número de
pases no pudo ser muy elevado en ningún momento; y que esta variable no es tan
importante para el rendimiento del equipo, como así lo demuestra la correlación
negativa encontrada entre ambas variables. Esto se contradice a estudios como
los de Fernández, Ducoing
y Ortega (2008) que encontraron que los equipos ganadores tenían un juego con
mayor movilidad del balón (nº de pases) que los perdedores.
Si se
comparan estos resultados con los de investigaciones que parten de un
planteamiento reflexivo, basado en un modelo constructivista (Harvey, Bryan, Weigs, González, y Van der Mars,
2006; Iglesias, Sanz, García, Cervelló y Del Villar,
2005; Tallir et al., 2007), se encuentra que los
resultados son similares, ya que éstos mostraron mejoras en la toma de
decisiones en aspectos de juego individuales, encontrándose diferencias
significativas entre estos modelos y los más tradicionales. Otros estudios que
no se centraron tanto en la lógica de juego, y que no utilizaron una
metodología constructivista (Chirosa, L.J, Ponce y Chirosa, I.J., 2003; García
y Ruiz, 2003; Wright, Mcneill, Fry
y Wang, 2005), no encontraron mejoras en la toma de decisiones de los sujetos
experimentales.
CONCLUSIONES
Los
resultados que aquí se ofrecen permiten pensar que la utilización de una
instrucción basada en una metodología constructivista, basada en la comprensión
de la lógica del juego, pueda ser eficaz para mejorar la capacidad de los
jugadores de decidir y actuar en relación con el principio de “máximo dinamismo
de jugadores y balón”. No obstante es necesario mantener un grado elevado de
prudencia al proceder con una muestra de características concretas, lo que
incita a replicar el estudio variando el perfil de los sujetos y el tipo de
diseño buscando un mayor control experimental.
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Referencias totales: 44 (100%)
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 11 -número 44
- diciembre 2011 - ISSN: 1577-0354