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Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol.
12 (48) pp. 611-623 Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista48/artintervencion317.htm
ORIGINAL
INTERVENCIÓN EDUCATIVA SOBRE HÁBITOS NUTRICIONALES, HIGIENE Y
SALUD EN ALUMNOS DE PRIMARIA
EDUCATIONAL
INTERVENTION ON NUTRITIONAL, HYGIENE AND HEALTH HABITS, IN PUPILS OF ELEMENTARY
Reverter-Masía, J.1; Legaz-Arrese, A.2; Jové-Deltell, M.C.3; Mayolas Pi, M.C.4 y Vinacua Salvo, C.5
1 Doctor en Ciencias de
2
Doctor en Ciencias de
3 Doctora en Ciencias de
4María del Carmen
Mayolas Pi, Doctora en Ciencias de
2Diplomado en Enfermería. Master en Educación por la
salud. Grupo de Investigación Movimiento Humano, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, España.
alegaz@unizar.es
Agradecimientos
Agradecemos
a los responsables del Campus de Futbol de Peñíscola
y a
Código
UNESCO / UNESCO Code: 5899 Educación Física y Deporte / Physical Education and Sport
Clasificación Consejo
de Europa / Council of Europe Classification: 5 Didáctica y metodología / Teaching and methodology
Recibido 8 de
noviembre de 2010 Received November 8, 2010
Aceptado 7 de junio
de 2012 Accepted
June 7, 2012
RESUMEN
El trabajo que se presenta es una investigación
educativa fruto de una intervención en un espacio físico-deportivo con
estudiantes de
PALABRAS CLAVE: Niños,
Intervención educativa, Conducta
alimentaria, familia, Actividad física.
ABSTRACT
An educational research study based on a classroom
intervention with 6-9 year-old students (1th grade of Compulsory Primary
Education.) is presented. The fundamental aim has been to verify the possible
changes in the food ingestion, in the daily activities and in the habits of
hygiene and health, in healthy children and girls in a Summer
campus. For it we realized two educational interventions, which were including
three evaluations, a preintervention and two more evaluations after every
educational intervention. The results show that the realized interventions have
been effective and have improved, in general, the habits in the daily
activities of hygiene and of health of the children participants in the Campus.
KEYWORDS: Children, Educational intervention,
Eating behaviour, Family, Physical
activity.
1. INTRODUCCIÓN
Existe
evidencia científica de que algunos de los factores de riesgo de enfermedades
crónicas se establecen durante la infancia y la adolescencia (Moreno et al.,
2007). Así, son muchos los trabajos realizados con niños y jóvenes que
demuestran que la falta de ejercicio físico y de hábitos higiénicos y
nutricionales conlleva situaciones patológicas o prepatológicas (Chillón, et
al., 2010; Jiménez Pavón, et al., 2010; De Bourdeaudhuij, et al., 2010).
Numerosos
estudios demuestran que un alto porcentaje de niños no tiene unas adecuadas
pautas de nutrición (Hurson y Corish 1997, Savige et al., 2007) y actividad
física (Strong et al., 2005). Ambos factores son sin duda facilitadores del
elevado porcentaje de sujetos en edad infantil y juvenil en situación de
sobrepeso y obesidad (Serra et al., 2003). Al respecto, está claramente
establecido el vínculo entre obesidad, diabetes y numerosas enfermedades
cardiovasculares (Lobstein, 2004; Ara, et al., 2009). La mayoría de los
expertos están también de acuerdo en reducir las conductas sedentarias
(televisión, ordenador, etc.) (Strong et al., 2005) y en la importancia de
adquirir otros hábitos saludables, como la higiene buco-dental (Alm et al.,
2007) y la protección solar (Witt et al., 2010).
Mientras
que proliferan los estudios que demuestran que un elevado porcentaje de niños
no tiene adecuados hábitos nutricionales, de actividad física y de otras
conductas de higiene, resulta sorprendente el escaso desarrollo de
investigaciones focalizadas en determinar estrategias de prevención y su
efectividad en distintos contextos de intervención educativa.
La
implantación de medidas preventivas y educacionales desde edades tempranas
puede frenar la aparición de la obesidad así como numerosas complicaciones
físicas y psicológicas asociadas (Burke, et al., 2003; Ara, et. al., 2006;
Reynolds y Spruijt-Metz 2006). Sin embargo, los resultados de la mayor parte de
las intervenciones diseñadas para prevenir la obesidad en la infancia a través
de la dieta, actividad física y/o cambios en los estilos de vida y apoyo social
se muestran poco efectivos (Kain, et al., 2008; Martínez Vizcaíno, et al., 2008; Summerbell et al., 2005, Sahota et al., 2001).
La mayoría de los estudios son de corta duración y las mejoras encontradas no
son muy significativas, sin embargo, en algunos casos se muestran pequeños
logros positivos en la prevalencia de sobrepeso y en los hábitos dietéticos o
de actividad física (Martínez Vizcaíno et al. 2008, Doak et al., 2006).
La
utilización de material educativo inadecuado puede ser una de las causas de la
poca efectividad de las intervenciones con el objetivo de adquirir hábitos
saludables. Los hábitos de educación para la salud de niños y adolescentes
deben de seguir un modelo diferente al de los adultos evitando la cultura de la
prohibición de alimentos a ingerir y de forzar el ejercicio y favoreciendo, en
cambio, la cultura de alimentos que se deben de tomar, en mayor o menor
cantidad, y la comprensión de la importancia del ejercicio físico. En este
contexto, en nuestro conocimiento la primera “Pirámide de estilo de vida
saludable” para niños y adolescentes se desarrolló recientemente
(González-Gross 2008) y únicamente se ha testado su efectividad en un estudio
(Ruiz et al., 2009). Este estudio además estuvo limitado por el escaso número
de sujetos y por la ausencia de un grupo control. Por ello, es objeto de este
trabajo cuantificar a corto y largo plazo la efectividad que sobre diferentes
hábitos saludables tiene en niños un programa de intervención educativa basado
en la explicación y comprensión de la “Pirámide de estilo de vida saludable”.
2. MÉTODO
Participantes
Un
total de 102 sujetos (8.1 ± 0.9 años, 74% chicos) integrados en el campus de
fútbol de verano de Peñíscola (2010) participaron en el estudio. Ningún sujeto tenía
dificultades de aprendizaje ni problemas de comportamiento.
Diseño
Se
estableció un estudio longitudinal prospectivo con una evaluación previa y dos
evaluaciones posteriores a dos intervenciones educacionales (figura 1).
Previamente la dirección del campus mostró su conformidad con el plan de
trabajo. Los niños fueron distribuidos aleatoriamente en grupo experimental (n
= 72) y grupo control (n = 30). Al grupo control sólo se les indicó la
frecuencia con la que debían acudir al centro para realizar la encuesta.
Al
inicio del campus, el grupo experimental y el grupo control fueron sometidos a
una encuesta de hábitos dietéticos, actividades diarias y de higiene y salud
(Ruiz et al., 2009). Al día siguiente se hizo la primera intervención educativa
con el grupo experimental. A los 7 días, ambos grupos (experimental y control)
contestaron nuevamente la encuesta basal con el objetivo de estudiar cambios a
corto plazo. Al día siguiente se realizó una nueva intervención educativa de
recuerdo con el grupo experimental con las mismas características que la
primera intervención. A los 2 meses de finalizar el campus tanto el grupo
experimental como el grupo control fueron sometidos nuevamente a la misma
encuesta al objeto de verificar posibles cambios a largo plazo.
Figura
1. Diagrama de flujo |
||||
5 de julio |
6 de julio |
12 de julio |
13 de julio |
23 de septiembre |
Encuesta basal |
1ª
Intervención educacional |
1ª
Encuesta post intervención |
2ª
Intervención educacional |
2ª
Encuesta post
intervención |
Intervención
La
intervención se realizó en grupos de 10 niños mediante 2 sesiones de 50 min de
comprensión, debate y conclusiones de la “Pirámide del estilo de vida saludable”
diseñada para niños y adolescentes (González-Gross et al., 2008). La pirámide
tiene cuatro caras (objetivos dietéticos diarios, actividades diarias, pirámide
tradicional de alimentos adaptada a niños y adolescentes, hábitos de higiene y
salud) y una base con consejos de nutrición, actividad física y deporte para
crecer con salud.
El
papel del instructor variaba dependiendo del momento de cada sesión: descripción
de la pirámide, argumentación y explicación de los contenidos, moderación y
dinamización de debates, focalización de la atención en aspectos concretos,
planteamiento de preguntas y conceptualización de respuestas.
Al
final de la primera intervención se repartió a todos los niños fotocopias de la
“Pirámide del estilo de vida saludable” para que además de leerla la comentaran
con sus padres y así aumentar el impacto de la información suministrada.
El
instrumento de prospección y el diseño de investigación fueron aprobados por el
Comité de Ética de Biomédica del Gobierno de Aragón.
Análisis
estadístico
El análisis
estadístico fue realizado con el programa Statistical Package for Social
Sciences, Versión 15.0. Los datos fueron expresados en porcentajes. Los tests
de Chi-cuadrado y Fisher fueron aplicados para establecer diferencias entre el
grupo experimental y el grupo control, así como para controlar los cambios en
el tiempo de ambos grupos en las distintas variables analizadas. El nivel de a fue
situado en 0.05.
3. RESULTADOS
El número
de niños evaluados en la encuesta basal y en la primera post-intervención fue
de 102, reduciéndose a 98 y 90 niños, respectivamente, para la segunda y
tercera encuesta post-intervención.
La
tabla 1 muestra los resultados obtenidos en los hábitos alimentarios. Antes de
la primera intervención educativa no se observaron diferencias significativas
en la ingesta de alimentos entre el grupo experimental y el grupo control. En
ambos grupos un elevado porcentaje de sujetos (~70-80) consume mantequilla,
embutidos y dulces; mientras que no tienen una adecuada ingesta de cereales,
frutas y frutos secos. En el grupo experimental, después de la primera
intervención, se observó una reducción significativa en la ingesta de leche
entera, embutidos y dulces; así como un incremento del consumo de frutas y
cereales (p < 0.001). Los cambios observados en frutas y cereales no se
mantuvieron después de la segunda intervención. Para ninguna de las dos
intervenciones se observaron cambios en el consumo de mantequilla y frutos
secos. En el grupo control no se observaron cambios significativos.
Tabla
1 Porcentaje
de consumo de alimentos previos a la
intervención con la primera y segunda encuesta post-intervención |
||||||
|
1ª
Encuesta pre-intervención |
2ª
Encuesta post-intervención |
3ª
Encuesta post-intervención |
|||
|
Grupo
Intervención n
= 72 |
Grupo
Control n
= 30 |
Grupo
Intervención n
= 70 |
Grupo
Control n
= 28 |
Grupo
Intervención n
= 68 |
Grupo
Control n
= 26 |
Leche entera |
60 |
57 |
24* |
57 |
25* |
58 |
Mantequilla |
79 |
73 |
71 |
71 |
69 |
69 |
Embutidos |
79 |
80 |
21* |
86 |
29* |
81 |
Frutos secos |
29 |
23 |
33 |
25 |
28 |
23 |
Frutas |
21 |
20 |
67* |
21 |
28 |
19 |
Cereales |
7 |
10 |
56* |
11 |
54* |
12 |
Dulces |
81 |
83 |
21* |
82 |
71 |
81 |
Los
datos son expresados en porcentajes. *
Diferencias significativas respecto a los valores observados en la 1ª
encuesta pre-intervención. |
Los
resultados encontrados para las actividades diarias de higiene y salud son
mostrados en la tabla 2. Previo a la intervención no se observaron diferencias
significativas entre el grupo experimental y el grupo control. Para ambos
grupos un elevado porcentaje de sujetos (~80.90%) manifestó lavarse las manos
antes de comer y cepillarse los dientes (83-88%). Únicamente se observaron
cambios significativos con el tiempo en el baño después de comer, tanto en el
grupo experimental (a corto y largo plazo), como en el grupo control (a largo
plazo) (p < 0.001).
Tabla
2 Porcentaje
de actividades diarias, de higiene y
de salud, previas a la intervención respecto a la primera y segunda encuesta
post-intervención |
||||||
|
1ª
Encuesta pre-intervención |
2ª
Encuesta post-intervención |
3ª
Encuesta post-intervención |
|||
|
Grupo
Intervención n
= 72 |
Grupo
Control n
= 30 |
Grupo
Intervención n
= 70 |
Grupo
Control n
= 28 |
Grupo
Intervención n
= 68 |
Grupo
Control n
= 26 |
Lavar manos antes
de comer |
81 |
80 |
89 |
79 |
88 |
81 |
Sol sin protector |
50 |
53 |
53 |
54 |
40 |
54 |
Baños después de
comer en playa |
49 |
50 |
9* |
46 |
7* |
12* |
Cepillado de dientes |
88 |
83 |
91 |
82 |
90 |
92 |
Los
datos son expresados en porcentajes. *
Diferencias significativas respecto a los valores observados en la 1ª
encuesta pre-intervención. |
En
ambos grupos, experimental y control, se observó a largo plazo una reducción
significativa en las horas dedicadas a ver la televisión (p < 0.05). En el
grupo experimental, se observó además un incremento significativo de actividad
física a corto (p = 0.014) y largo plazo (p = 0.002) (Tabla 3).
Tabla
3 Porcentaje de frecuencias de actividades diarias, de higiene y de
salud, previas a la intervención respecto a la primera y segunda encuesta
post-intervención |
||||||
|
1ª
Encuesta pre-intervención |
2ª
Encuesta post-intervención |
3ª
Encuesta post-intervención |
|||
|
Grupo
Intervención n
= 72 |
Grupo
Control n
= 30 |
Grupo
Intervención n
= 70 |
Grupo
Control n
= 28 |
Grupo
Intervención n
= 68 |
Grupo
Control n
= 26 |
Televisión > de 15 h/semana
(horas) |
93 |
90 |
83 |
89 |
52* |
54* |
Deporte > de 5 h/semana
(frecuencia) |
72 |
73 |
89* |
71 |
93* |
89 |
Los
datos son expresados en porcentajes. *
Diferencias significativas respecto a los valores observados en la 1ª
encuesta pre-intervención. |
4. DISCUSIÓN
Las
intervenciones educativas en edad escolar pueden ser un adecuado instrumento
para adquirir hábitos saludables que ayuden a prevenir la obesidad y
enfermedades cardiovasculares. Este trabajo representa el primer estudio controlado
que determinar la eficacia que sobre hábitos saludables tiene en niños un
programa educativo basado en la explicación y comprensión de la “Pirámide de
estilo de vida saludable”. Los resultados demuestran la efectividad de la
intervención con cambios significativos en algunos hábitos saludables.
En
relación a los hábitos diarios de alimentación es importante reseñar el elevado
porcentaje de sujetos que en la encuesta basal indicaron la ingesta de leche
entera, mantequilla, embutidos y dulces y el escaso porcentaje con adecuada
ingesta de frutas y cereales. Estos datos, que confirman los encontrados en un
estudio previo con el mismo instrumento de medida (Ruiz et al., 2009), así como
en numerosos estudios (Martinez-Gomez, et al., 2010; Moliner-Urdiales, et al.,
2010a; Gracia-Marco, et al., 2010) son además de preocupantes, indicativos de
que en la práctica todavía no se ha conseguido concienciar a los padres de la
importancia que tiene una adecuada nutrición en la edad infantil para la
prevención de la obesidad y de las enfermedades cardiovasculares en la edad
adulta. Probablemente estos resultados también son correlativos con el elevado
porcentaje de población infantil y juvenil con problemas de sobrepeso y
obesidad (Serra, et al., 2003; Lobstein, 2004).
Nuestro
programa de intervención tuvo efectos positivos en algunos hábitos
nutricionales. Concretamente se observó a corto y largo plazo una reducción en
la ingesta de leche entera y de embutidos y un incremento en el consumo de
cereales. Probablemente el efecto inmediato conseguido con la primera
intervención es consecuencia de la sencillez y facilidad de comprensión del
material educativo entregado, así como por la facilidad que existe para
modificar los hábitos de compra. La mayor probabilidad de comida en familia
durante la época estival también puede explicar parcialmente el éxito en el
cambio de ingesta de estos alimentos debido a que estudios previos han
resaltado su efecto positivo sobre hábitos nutricionales positivos (Gillman et
al., 2000; Kusano-Tsunos et al., 2001). En este sentido, parece claro que los
padres entendieron la importancia de adecuados hábitos de alimentación.
Desconocemos
los motivos por los que nuestro programa de intervención educativa no tuvo un
efecto positivo sobre el consumo de mantequilla. Es necesario profundizar en
este aspecto debido a que el consumo en exceso de mantequillas y derivados
produce un aumento de grasa corporal que además ha estado asociado a una menor
capacidad cardiovascular (Moliner-Urdiales, et al., 2010b).
También
requiere un análisis específico el hecho, de que al igual que en el único
estudio previo de similares características (Ruiz et al., 2009), el efecto
inmediato positivo de un incremento en el consumo de frutas y una reducción en
la ingesta de dulces no se mantuviese estable 2 meses después de finalizar el
campus. Estos resultados son indicativos de que la intervención tuvo efectos
positivos que sin embargo no pudieron mantenerse en el tiempo, bien por un
déficit en el material educativo o más probablemente debido al efecto
estacional asociado a cambios en la rutina de vida.
En
relación a las actividades diarias de higiene y salud es de resaltar, que al
igual que en otros estudios (Gonzalez, 1996; Angora, et al., 2002), previamente
al programa de intervención, la mayoría de sujetos tenía adquiridos hábitos
positivos en el lavado de manos (81%) y cepillado de dientes (86%). Estos datos
contrastan con el bajo porcentaje de sujetos que tenía adquiridos otros hábitos
saludables, como no bañarse después de comer (50%) y no tomar el sol sin
protección (51%). Estos resultados son de interés para que Instituciones y
profesionales del ámbito educativo pongan mayor énfasis en la concienciación y
educación de estos hábitos. En este sentido hay que resaltar que nuestro
programa de intervención tuvo un efecto positivo sobre el baño después de
comer, pero no sobre tomar el sol con protección. Estos datos son preocupantes
si consideramos que numerosos estudios ponen de manifiesto el alto incremento
de patologías en la piel debido a los rayos solares (Witt et al., 2010). El
menor porcentaje de tiempo dedicado a la concienciación de la importancia de
tomar el sol con protección y el coste económico que supone la adquisición de
cremas protectoras pueden ser factores asociados a estos resultados y que
deberían ser controlados en futuros programas educativos.
Varios
estudios revelan que algunas actividades recreativas, como los deportes, al
contrario de otras conductas sedentarias (ver televisión, escuchar música, etc.)
son preventivas de hábitos nocivos como fumar (Sasco, et al., 2003; Laure et al., 2008). En este sentido
nuestro programa de intervención no tuvo éxito en reducir las horas de
televisión a corto plazo. Es cierto, que ambos grupos, control y experimental,
mostraron un descenso significativo en las horas de televisión después de la
segunda intervención, consecuencia lógica del inicio del curso académico y no
de la efectividad del programa educativo. Sin embargo, el programa educativo si
tuvo efectos inmediatos sobre el porcentaje de sujetos con elevada práctica de
actividad física. Estos resultados deben considerarse muy positivos debido a la
importancia que tienen el incremento de actividades físico-deportivas sobre la
prevención de la obesidad (Ara, et al., 2007; Strong y cols. 2005), y de
enfermedades crónicas (Lobstein, 2004), el incremento de masa ósea
(Vicente-Rodriguez, et al., 2005) e incluso sobre el incremento de rendimiento
académico (Daley y Ryan 2000).
5. CONCLUSIONES
Nuestros resultados demuestran que una intervención
educativa basada en la explicación y comprensión de la “Pirámide del estilo de
vida saludable” puede inducir, en el contexto de un campus de verano, a
modificaciones significativas a corto y largo plazo en los hábitos de salud de
niños de
6.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol.12
- número 48 - ISSN: 1577-0354