Urdampilleta, A.; Álvarez-Herms, J.; Martínez
Sanz, J.M.; Corbi, F. y Roche, E. (2014). Readaptación física en futbolistas
mediante vibraciones mecánicas e hipoxia / Physical rehabilitation in football
by mechanical vibration and hypoxia. Revista Internacional de Medicina y
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 14 (53) pp. 119-134. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista53/artrecuperacion432.htm
ORIGINAL
READAPTACIÓN
FÍSICA EN FUTBOLISTAS MEDIANTE VIBRACIONES MECÁNICAS E HIPOXIA
PHYSICAL REHABILITATION IN FOOTBALL BY MECHANICAL
VIBRATION AND HYPOXIA
Urdampilleta, A.1;
Álvarez-Herms, J.2; Martínez-Sanz, J.M.3; Corbi, F.4
y Roche, E.5
1 Departamento
de Educación Física y Deportiva. Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Unidad
de Asesoramiento e Investigación en Nutrición Deportiva y Entrenamiento en
Altitud. Vitoria-Gasteiz (España). aritz.urdampilleta@ehu.es
2 Licenciado
en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Investigador Departamento de
Fisiología. Ejercicio Físico e Hipoxia. Universidad de Barcelona. Barcelona
(España) jesusalvarez80@hotmail.com
3 Departamento
de Salud y Gestión Deportiva. INEFC de Lleida (España). josemiguel.ms@ua.es
4 Departamento de Salud y Gestión Deportiva. INEFC de
Lleida (España). f@corbi.neoma.org
5 Departamento de Biología Funcional. Centro de
Investigación para el Deporte. Universidad de Elche. Elche (España).eroche@umh.es
Código
UNESCO /
UNESCO Code: 2411.06.
Entrenamiento Deportivo / Sports Training
Clasificación
Consejo de Europa /
Council of Europe Classification: 6. Fisiología del ejercicio / Sport Physiology
Recibido 28 de septiembre 2011 Received
September 28, 2011
Aceptado 14 de abril de 2012 Accepted April 14, 2012
RESUMEN
Las acciones explosivas en el fútbol se triplican respecto a los años 60, llegando a las
200-215 acciones explosivas/partido. Esto
supone que la potencia muscular y la capacidad de recuperación sean factores
limitantes, pudiendo ser frecuentes las lesiones musculares. Durante la lesión
se pierden las cualidades condicionales, menos cuanto más corto sea este
periodo. Existen diversos métodos para la mejora de la fuerza y capacidad de
recuperación mediante las plataformas vibratorias y la hipoxia intermitente
(HI). Mostramos resultados de una intervención con plataforma vibratoria y HI
en futbolistas convalescientes de una rotura fibrilar. Este nuevo modelo de
entrenamiento puede permitir mejoras la fuerza máxima (p<0,05) y capacidad
de recuperación (p<0,05) ayudando en gran medida a no perder las cualidades
condicionales.
PALABRAS
CLAVE:
Plataformas vibratorias, Hipoxia intermitente, fuerza muscular, capacidad de
recuperación.
ABSTRACT
Explosive actions in football are three
times over 60 years, reaching 200-215 explosive actions /match. This means that
for an elite player, muscular power and resilience are performance limiting
factors, which may be frequent muscular injuries. During the injury,
conditional qualities are lost, the less the shorter the period. There are
several methods for improving the strength and resilience, emphasizing the body
vibration training and intermittent hypoxia (IH). In this study, results of an
intervention HI vibrating platform and players who have been convalescing from
a hamstring injury are shown. The results obtained suggest that this new
training model allows for improvements in the levels of maximum force (p
<0.05) and resilience (p <0.05). This helps keep the conditional qualities
greatly.
KEY WORDS: Body vibration, intermittent hypoxia, muscle strength, resilience.
INTRODUCCIÓN
El esfuerzo físico
realizado por el jugador de futbol es básicamente de carácter intermitente,
alternando esfuerzo de alta intensidad con baja intensidad. Es importante por
ello la mejora de la recuperación de esfuerzos de alta intensidad en los
períodos de bajo esfuerzo (Mohr et al, 2010). Todo ello va a permitir mantener de
forma alternada esfuerzos explosivos y repetidos (Casamichana et al, 2012). A
la vez, Se ha visto que la acción estabilizadora de los músculos del tronco es
muy importante en el juego del futbol para coordinar movimientos rápidos,
especialmente cuando partimos de situaciones de inestabilidad.
(González-Arganda, 2010).
Las demandas y
requerimientos del fútbol han cambiado en los últimos años (Randers, 2010). El
número de sprints que se realizaban en los años 60 era mucho menor que los que
se realizan en el futbol moderno actual. De hecho, éstos se triplican,
contabilizándose unos 190 sprints (alrededor de 200-215 acciones explosivas)
(Dufour, 1990; Zubillaga, 2006), 29,5 ± 10,3 cambios de dirección bruscos y 8,5
± 3,82 saltos por partido (Castellano,
1997). Así, podemos considerar al fútbol como un deporte de esfuerzos
explosivos e intermitentes, en el que la capacidad de recuperación es esencial
para aumentar el rendimiento (Motta, 2006).
Por otro lado,
durante los periodos de convalescencia por lesión, los niveles de condición
física y la capacidad de recuperación se ven alteradas, en general sufriendo un
decremento que afecta a la mayoria de cualidades. Todo ello hace que sea
fundamental el mantener unos niveles de condición física lo más altos posibles,
como forma de acelerar el proceso de recuperación (González-Arganda, 2010). En los últimos años, el futbol profesional ha evolucionado
considerablemente en los métodos utilizados para la mejora del área
condicional, la recuperación, la preparación psicológica, la prevención de
lesiones y la rehabilitación, realizando un mejor análisis del juego del fútbol
(Randers et al, 2010).
La periodización anual en fútbol requiere de
una estructuración diferente a la utilizada en los deportes de rendimiento
individual. Aunque existen diferentes metodologías de periodización en el
fútbol en función de los diferentes métodos y sistemas de juego utilizados, es
común a todos ellos que se busque conseguir el mantenimiento de un rendimiento
alto (no máximo) durante el máximo tiempo posible, a lo largo de la temporada
con picos de forma puntuales en función de los objetivos deportivos
(Alvarez-Herms et al, 2012), es por ello que se necesitan nuevos métodos para
que la sobrecarga sea mínima y se mantenga la condición física alta a los largo
de la temporada.
Las plataformas vibratorias son instrumentos
útiles para el aumento de la flexibilidad (Fangani eta al, 2006; Sands et al,
2006), y los últimos estudios realizados muestran una tendencia a la mejora y
mantenimiento de la fuerza explosiva mediante el entrenamiento vibratorio,
aunque todavía la evidencia científica es de pobre calidad y se necesitan más
estudios en este campo con colectivos específicos (Fort-Vanmeerhaeghe et al,
2011; Rechn et al, 2007). Colson y colaboradores (2010) estudiaron la
efectividad de estos instrumentos en el baloncesto. Para ello, aplicaron en un
grupo de jugadores de baloncesto un protocolo de vibraciones verticales (40 Hz y 4 mm) realizado 3 veces por semana.
En él se realizaron ½ sentadillas estáticas con 30´´ de vibraciones y 30´´ de
descanso, durante 20´. Después de 4 semanas de entrenamiento, la fuerza máxima
isométrica aumentó. Otros autores defienden que las frecuencias de vibración a
utilizar para producir un aumento de la fuerza máxima dinámica en deportistas
entrenados deberían situarse entre los 40-50 Hz, con vibraciones verticales de
3 mm (Ronnestad, 2012). De la misma manera, Cormie y colaboradores (2006),
observaron que con este tipo de entrenamientos se observaban mejoras
significativas en el salto vertical, después de unas exposiciones agudas en
plataformas vibratorias (30-30´´ a 30 Hz y 2,5 mm). Los autores concluyeron que
las plataformas podrían ser muy válidas como método de calentamiento antes de
realizar saltos de máxima intensidad, así como forma de recuperar la potencia
después de la aparición de lesiones.
Por otra parte, el
entrenamiento de hipoxia intermitente (IHT) es uno de los estímulos más
novedosos utilizados para la preparación de deportistas (Meeusen, 2001). En los
últimos años, se han publicado numerosos estudios que demuestran como los IHT
producen adaptaciones interesantes, tanto a nivel periférico como sistémico,
justificando su aplicación como forma de mejorar el rendimiento deportivo
(Geiser, 2001; Roels, 2007; Zoll, 2006).También se ha observado como con los
IHT específicos se mejoran algunas marcas en test inespecíficos (Urdampilleta,
2010; Vogt, 2010), lo cual justifica su aplicación en diferentes deportes.
Aunque no haya muchos
antecedentes, tenemos indicios de que el EHI mejora la recuperación de la
frecuencia cardiaca desde valores altos (Urdampilleta, 2011). De la misma
manera en los estudios realizados en los que se combinan ejercicios explosivos
y de hipoxia intermitente, se observa que la activación de las vía glucolítica
es mayor (Vogt, 2010), y que se necesita menos tiempo de entrenamiento para
aumentar la carga de entrenamiento (Hendriksen, 2003). En un estudio previo realizado por este grupo de investigación se constató
una mejora significativa de la frecuencia cardíaca de recuperación desde
esfuerzo máximo después de realizar un protocolo de entrenamiento de fuerza
resistencia en hipoxia intermitente (Alvarez-Herms et al, 2011). Del mismo
modo, hay indicios sobre los beneficios fisiológicos de la exposición y
entrenamiento en hipoxia podrían aumentar el rendimiento individual de los
jugadores de futbol (Alvarez-Herms et al, 2012).
Así, tal y como
señala Calbet (2006), es importante aplicar nuevos métodos de entrenamiento
intensivos que se ajusten a la realidad de nuestros deportistas y que a la vez
sean capaces de aumentar las posibilidades adaptativas de los deportistas para
seguir aumentando la forma física en diferentes situaciones. Esto nos lleva a
la hipótesis de que en deportistas recién salidos de una lesión, se pueden
mantener ciertas cualidades condicionales y parámetros fisiológicos, así como
la fuerza muscular y la recuperación cardiaca a través de medios innovadores,
utilizando sistemas que de por si aumentan las capacidades funcionales sistémicas
así como periféricas, sin que ello resulte muy traumático para el organismo.
Así el objetivo del trabajo es valorar la eficacia de la readaptación física
post lesión mediante un programa de entrenamiento con plataformas vibratorias y
estímulos de hipoxia intermitente.
MATERIAL
Y MÉTODOS
El
diseño de la investigación escogido fue de tipo experimental de intervención
mediante un programa de entrenamiento con plataformas vibratorias y estímulos
de hipoxia intermitente.
El grupo de estudio estuvo formado por 11 futbolistas (fútbol 7, todos
sexo masculino) de nivel nacional, previa firma de consentimiento informado.
Tabla
1. Características fisiológicas y antropométricas de
los subjetos estudiados
|
Grupo (n=11) |
Edad |
21,2 ± 2,0 |
Talla (m) |
1,76 ±0,09 |
Peso (kg) |
76,3 ± 4,4 |
IMC |
24,48 ±
1,31 |
FC basal |
64± 11 |
Tensión Arterial
Sistólica/Diastólica |
120 ± 9 64 ± 8 |
SaO2% |
97,7 ±0,6 |
.
Se siguieron unos criterios de inclusión para entrar en el estudio, que
fueron los siguientes: 1) No haber tenido ninguna exposición previa a la
hipoxia en los 3 meses anteriores y 2) estar lesionados en los últimos 3-4
semanas de rotura miofibrilar en el tren inferior debido al ejercicio del
futbol y 3) estar clínicamente recuperados (analizando la lesión mediante
técnicas de imagen) por el médico deportivo y 4) no tener antecedentes clínicos
de importancia.
Todos ellos se encontraban en la última fase de la recuperación de una
rotura fibrilar de 1 cm (cuádriceps, sóleo o bíceps femoral). La frecuencia de
los entrenamientos que hasta entonces realizaban, era de 2 sesiones semanales,
a las que debe añadirse el partido y sin hacer otro tipo de ejercicio físico
añadido. Estos jugadores competían en la modalidad de futbol siete en el 1º
grupo de la Liga Vasca de la Federación Vasca durante la temporada 2010-11.
Todos ellos estuvieron 3 semanas sin entrenar con el equipo debido a la
lesión y el periodo de recuperación necesario. Ninguno de los participantes en
el estudio recibió recompensa económica o en especie por su participación en el
estudio.
Para la intervención, se utilizó una plataforma vibratoria VibraLaster,
que permite realizar vibraciones mecánicas entre los 10 y los 60 Hz y a una
aceleración vertical máxima de 4 mm.
Los entrenamientos se realizaron en una situación de hipoxia intermitente
dentro de una tienda de hipoxia GO2Altitude (Biometech, Australia). Esta tienda
utiliza la separación molecular por membrana para extraer
oxígeno y así convertir aire hipóxico, disminuyendo la concentración de oxigeno
en el interior de la tienda (hipoxia normobaria). El sistema no provoca
aumentos de temperatura, ni de humedad (si no se realiza ejercicio físico
dentro), ni de CO2 del aire hipóxico. Para generar aire hipoxico se
utilizaron los compresores ERA II y como apoyo, el compresor Hypoxicator
Portatil Plus.
Imagen
1. Material utilizado para el estudio. Plataforma
vibratoria BibraLaster (Biolaster).
Imagen 2. Material utilizado para el estudio. Tienda de hipoxia GO2Altitude
(izquierda). Compresor Hypoxicator portatil Plus (medio). Tienda de hipoxia
preparada para los entrenamientos en hipoxia con plataforma vibratoria
BibraLaster (derecha).
Los registros de la frecuencia cardiaca se realizaron con el pulsómetro
Polar, serie RS300. Para la valoración de los niveles de fuerza se
utilizó una plataforma Ergo Jump Bosco System compuesta por una alfombrilla de
contactos de 1,75 m de longitud, separados entre si cada 5 cm.
El programa de
entrenamiento consistió en la realización de 3 sesiones semanales
(Lunes-Miércoles-Viernes) de vibraciones mecánicas dentro de la tienda de hipoxia normobárica, siguiendo el protocolo
de entrenamiento planteado por Colson y colaboradores (2010). Dicho protocolo,
fue ligeramente adaptado siguiendo las indicaciones de Ronestad (2009), a la
vez que se añadieron 2 sesiones de hipoxia intermitente pasiva (sin realizar
ninguna actividad física) de 60´, los Martes y Jueves. Así, en total, los
participantes en el estudio entrenaron 5 días a la semana.
Tabla 2. Estructuración de los entrenamientos
semanales en el grupo control (C) y grupo experimental (H).
Plan
de entrenamiento en el grupo C y grupo H |
Lunes |
Martes |
Miércoles |
Jueves |
Viernes |
Entrenamiento con el equipo |
|
C H |
|
C H |
C H |
Sesiones de plataforma vibratoria |
C |
|
C |
|
C |
Sesión de hipoxia intermitente
activa |
H |
|
H |
|
H |
Sesiones en hipoxia intermitente
pasiva (Post entrenamiento con el equipo) |
|
H |
|
H |
|
El protocolo
utilizado en la plataforma vibratoria
consistió en la realización de 8-14 series de 30’’, a una frecuencia de 40 Hz y
una amplitud de 3-4 mm. La recuperación inter-series fue de 60´´ (1º semana). La
frecuencia de vibración fue aumentada a 50 Hz a partir de la 2º semana. En
total, se realizó un volumen de entrenamiento entre 12-21´ de trabajo por
sesión (aumento de 1 serie de trabajo por cada sesión, a partir de la 2º
semana). El ejercicio utilizado en las sesiones de entrenamiento fue la media
sentadilla. La intensidad de los entrenamientos en la plataforma vibratoria, se
controló según carácter del esfuerzo (CE) individual (Gonzalez Badillo, 2002),
por esto se propusieron unos rangos de entrenamientos con la máquina
vibratoria.
Tabla 3. Características de
los entrenamientos de fuerza con vibraciones mecánicas.
Entrenamientos
Plataforma vibratoria |
Series-Recuperaciones |
Frecuencia
vibraciones |
Amplitud |
Semana 1 |
8 x 30´´//
60´´ |
40 Hz |
3-4 mm |
Semana 2 |
11 x
30´´// 60´´ |
40-50 Hz |
4 mm |
Semana 3 |
14 x
30´´// 60´´ |
40-50 Hz |
4 mm |
El entrenamiento en
el grupo H, se realizó en el interior de la tienda de hipoxia normobarica (1,80x 1,80x 1,80m) que simulaba
entre 4000-5000m (FiO2 =
12.5-11%), aumentando la exposición hipoxica 500m de altitud/ semana
(disminución de 0,5% de oxigeno en el aire ambiente). Los entrenamientos se
realizaron de dos en dos y después de terminar el entrenamiento de fuerza con
la plataforma vibratoria, los sujetos reposaban tumbados hasta cumplir los 60´.
Los Mártes y Jueves,
todos empezaron a entrenar con el equipo, realizando ejercicios específicos de
futbol, partidos, así como al final de las sesiones ejercicios con autocargas y
zancadas para fortalecer el tren inferior. Después de los entrenamientos, los
del grupo H reposaban 60´ en hipoxia a 4000-5000m. En total realizaron 15 horas
de hipoxia intermitente, durante 3 semanas (cada semana, 3 sesiones específicas
con la plataforma vibratoria y 2 sesiones reposando en hipoxia intermitente).
Esta carga de entrenamientos hipoxico utilizada los justificamos porque
recientemente un estudio ha demostró que 15 horas de exposición a la hipoxia
son suficientes para mejorar el rendimiento deportivo (Bonetti, 2009).
Tabla
4. Frecuencias semanales de entrenamientos en el grupo
control y experimental.
Frecuencia/
semanal |
Grupo Control (C) n=5 |
Grupo Experimental (H) n=6 |
Entrenamientos
con el equipo |
2 |
2 |
Entrenamientos
con vibraciones mecánicas |
3 |
3 |
Entrenamientos
en hipoxia activa |
0 (No) |
3 |
Entrenamientos
en hipoxia pasiva |
0 (No) |
2 |
Para la valoración de los resultados del entrenamiento, para la medición de
la capacidad de salto se utilizaron los tests de SJ y CMJ, ambos pertenecientes
a la batería de saltos propuesta por Bosco (1983). Previamente a la realización
de los tests se realizó un calentamiento. Además, se presto una especial
atención a la realización técnica de los diferentes tipos de tests.
Imagen 3. Test de Bosco (SJ y
CMJ) y material utilizado, Plataforma Ergo Jump Bosco System
compuesta por una alfombrilla de contactos de 1,75 m de longitud, separados
entre sí cada 5 cm.
Antes y después de la intervención, los futbolistas fueron evaluados con
un test indirecto de 1 RM con media sentadilla. Para controlar bien la media sentadilla,
se puedo un banco suizo en la que en cada repetición tenían que tocarlas con el
glúteo. Realizaron 20 repeticiones a un ritmo de 1 rep/2 seg. con el máximo
peso que podían soportar. La fórmula utilizada para el cálculo de 1RM fue la
propuesta por Epley (1985): 1RM= (0.0333 x rep x kg) + kg.
Después del test indirecto de 1RM, y estando el sujeto sentado, se
recogieron las pulsaciones de recuperación (1’, 2’ y 3’) y se calculó el índice
de recuperación (IR), mediante la fórmula descrita por Lamiel-Luengo (Aros et
al, 2000; Calderón et al, 2002): IR= FCmáx-FC 1,2,3/ FCmáx teórica/ FC máx
alcanzada.
La herramienta utilizada para el análisis estadístico de los datos fue el
programa Excel 2003, así como el paquete estadístico SPSS 175.0 para Windows.
El primer análisis estadístico que llevamos a cabo fue el descriptivo. Dado que la muestra
cumplía los criterios de normalidad realizamos
la prueba estadística paramétrica (PRUEBAS T) para muestras relacionadas. Las
variables estudiadas fueron: pre-test y post-test de CMJ, SJ y 1RM. El segundo
análisis llevado a cabo fue un análisis de correlación. Realizamos la prueba de
correlación bivariada de Pearson, ya que deseabamos conocer la asociación entre
la intervención y las variables de la recuperación de la frecuencia cardiaca.
Para el cálculo del
índice de recuperación, se realizó un t-test para el mismo grupo (pre-post
entrenamiento) en los minutos 1, 2 y 3 de la recuperación. También se aplicó el
test (Shakiro-Wilk) en todos los casos. El nivel de significación empleado fue
de P < 0,05.
RESULTADOS
Tabla 5. PRUEBAS T muestras
relacionadas CMJ.
Diferencias
relacionadas |
|||||||
1 CMJ Pre- test Post- test |
Media |
DT |
Error
típico |
95%
intervalo de confianza |
t |
P (bilateral) |
|
-0.015 |
Inferior |
Sup. |
|||||
0.003 |
0.009 |
-0.035 |
0.004 |
-1.697 |
0.117 |
Tabla 6. PRUEBAS T muestras
relacionadas SJ.
Diferencias
relacionadas |
|||||||
1 SJ Pre- test Post- test |
Media |
DT |
Error
típico |
95% intervalo
de confianza |
t |
P (bilateral) |
|
-0.023 |
Inferior |
Sup. |
|||||
0.027 |
0.007 |
-0.039 |
0.006 |
-3.048 |
0.058 |
Tabla 7. PRUEBAS T muestras
relacionadas 1RM.
Diferencias
relacionadas |
|||||||
1 RM Pre- test Post- test |
Media |
DT |
Error
típico |
95%
intervalo de confianza |
t |
P (bilateral) |
|
-0.023 |
Inferior |
Sup. |
|||||
0.027 |
0.007 |
-0.039 |
0.006 |
-3.048 |
0.039* |
Tabla 8. Recuperaciones de la frecuencia
cardiaca después de la prueba máxima de 10 RM con ½ sentadilla.
FC |
PRE-TEST |
POST-TEST |
P |
FC final |
170,2 ± 1,72 |
175,5 ± 2,43 |
NS |
Rec-1 |
137,8 ± 13,1 |
126,8 ± 12,6 |
<0,05 |
Rec-2 |
119,7 ± 10,6 |
104,5 ± 8,9 |
<0,05 |
Rec-3 |
102,32± 9,8 |
97,3 ± 5,5 |
NS |
Grafico 1. Índice de
recuperación de la Frecuencia Cardíaca (IRFC) en los minutos 1, 2 y 3 después
de realzar las sentadillas, en el grupo control (C) e hipoxia (H), antes (pre) y
después de la intervención (post).
DISCUSIÓN
En relación a la
capacidad de salto, en el estudio no se hallaron diferencias
significativas entre el antes y el
después de la aplicación del protocolo
en el test de CMJ (P=0.117) (Tabla 1).
Sin embargo, aunque no se ha obtenido un resultado estadísticamente
significativo, sí se ha producido una mejoría general en los resultados del
CMJ, comparando con el grupo control, lo cual siempre es interesante. Algunas
de las razones por las que no se han observado mejoras significativas podrían
ser, 1) la falta de coordinación observada entre los jugadores durante la
realización de la prueba o 2) la falta de volumen de entrenamiento relacionado
con el componente elástico (Bompa, 2004). En relación al test de SJ, tampoco se
observaron diferencias significativas al comparar las prestaciones de salto
antes y después de la aplicación del protocolo (P=0.058) (Tabla 6). No obstante, al igual que sucedió en el test
anterior, también se observó una leve mejoría en las prestaciones de salto.
Por otro lado, sí se
constataron diferencias significativas en el test indirecto de 1RM (P=0,039) (Tabla 7). Los
resultados encontrados coinciden con los obtenidos por Colson y colaboradores
(2010) quienes justifican las mejoras obtenidas por una mejora de la
coordinación inter e intramuscular de los músculos del tren inferior.
Aunque
algunos autores (Cormie et al, 2006; González-Badillo, 2002; Rechn et al, 2006)
constatan la existencia de una relación entre la mejora de la fuerza máxima y
la mejora de la fuerza explosiva, en nuestro estudio, pese a constatar mejoras
en los niveles de fuerza máxima, no hemos encontrado mejoras significativas en
la fuerza explosiva, aunque sí una cierta tendencia hacia ella. Algunos autores
constatan que estas mejorías en la fuerza explosivas pueden ser debidos a las
mejorar en la flexibilidad de los deportistas (Fort-Vanmeerhaeghe et al, 2011;
Sands et al, 2006).
En
relación a la frecuencia cardiaca de recuperación se constata una mejora significativa
(P<0.05) de la frecuencia cardiaca
en los dos primeros minutos de recuperación, después de un ejercicio máximo de
fuerza (Tabla 8). Estos datos llaman la atención, ya que sin apenas trabajar el
componente aeróbico, se ha mejorado la recuperación de la frecuencia cardiaca
después de una intervención de 15 horas en hipoxia intermitente, y realizando
ejercicios de fuerza con una plataforma vibratoria. Estos datos confirman los
resultados obtenidos en otros estudios sobre la mejora de la recuperación en la
frecuencia cardíaca después de ejercicio máximo en los primeros 3 minutos
(Alvarez-Herms et al, 2011; Urdampilleta et al, 2011). Todo ello, parece indicar que entrenar en hipoxia intermitente genera
adaptaciones moleculares y fisiológicas que permiten acelerar los procesos de
recuperación tras la realización de esfuerzos máximos que en sí mismos tienen
un soporte energético de origen anaeróbico (Roels, 2007; Wilber, 2007).
El hecho de que la
exposición intermitente a la hipoxia aumente en mayor medida la frecuencia
cardiaca máxima (FCmax), puede resultar muy interesante en deportes de larga
duración, así como en deportes de esfuerzos intermitentes como el futbol, ya
que como consecuencia de los grandes volúmenes de entrenamiento desarrollados a
intensidades bajas, suele darse una
tendencia a que la FC máxima baje (Jouven et al, 2005). Así la utilización de
los estímulos de HI podría ser interesante en la fase de puesta a punto o antes
de las competiciones principales, ya que podría ser un estímulo de
entrenamiento anaeróbico interesante a la vez que ayudaría a mejorar la
capacidad de recuperación recuperación. El estudio de la variabilidad de la
frecuencia cardiaca resulta ser más que interesante para la valoración
funcional en los deportes de equipo (Rodas et al, 2008).
Los efectos
fisiológicos a la hora de competir en hipoxia son notables. Se ha analizado la
respuesta orgánica fisiológica con la intención de obtener información que
permita llegar a un posicionamiento (Federation Internationale de Football
Association. Bartch et al, 2008). Se ha descrito que competir en fútbol en
altitud moderada y sin aclimatación previa, reduce el desempeño físico y
aumenta la percepción subjetiva de esfuerzo, pudiendo influir negativamente en
la vertiente psicológica del deportista (Demo et al, 2007). Levine y
colaboradores (2008) describieron que en el jugador de futbol, como en
cualquier atleta, existe un descenso en su Vo2max (potencia aeróbica)
compitiendo en altitud moderada, aumentando la intensidad relativa de esfuerzo
y manifestando una menor capacidad de recuperación de la vía de los fosfágenos.
Este aspecto mejoraría la capacidad para realizar acciones repetidas de alta
intensidad, siendo clave dada la naturaleza de la ejecución específica en el
futbol, donde gran parte de estas acciones tendrán un importante componente
técnico.
Aunque los parámetros
fisiológicos alcanzados en un partido de fútbol no son tan elevados en
comparación con los alcanzados en algunos deportes individuales. La mejora que
se obtendría con los beneficios del entrenamiento en hipoxia podría hacer
aumentar la competencia técnica-táctica del jugador por un aumento en la
capacidad. En este caso, Helgerud y colaboradores (2001) estudiando jugadores
juveniles de la selección Noruega de futbol observaron que una mejora en el 10%
del Vo2max se correlacionaba con un incremento del 20% en la distancia
recorrida en el partido y de un 100% en el número de sprints realizados.
Independiente a las
aplicaciones de la hipoxia intermitente en la capacidad de recuperación, hay
evidencia que cuando se compite a altitudes superiores a los 2000m, entrenar
anteriormente en situaciones de hipoxia mejora el rendimiento deportivo en los
deportes mixtos y prioritariamente aeróbicos (Calbet et al, 2007; Meeusen et
al, 2001; Roels et al, 2007; Tabidi et al, 2007; Rodriguez et al, 2002; Vogt y
Hoppeler, 2010). Es por ello que sería interesante a integrar entrenamientos en
hipoxia, tanto para la readaptación física de los futbolistas así como para la
optimización de rendimiento deportivo (mejora de la capacidad de recuperación).
Existen jugadores
profesionales que han utilizado tiendas normobáricas (exposición intermitente)
en la búsqueda de la mejora del rendimiento individual. Es obvio señalar que su
utilización debe ser bajo una supervisión profesional. Los posibles beneficios
buscados a partir de una exposición a hipoxia intermitente (activa o pasiva) se
obtendrían en la mejora del rendimiento en resistencia (parámetros centrales
(cardiovasculares – respiratorios) y periféricos (musculares – enzimáticos),
aumentando tanto la capacidad aeróbica como anaeróbica. A tal efecto, también
cabe destacar la posibilidad de que existan sujetos con mala tolerancia o baja
sensibilidad (malos respondedores) a la hipoxia. En este caso el efecto no
sería positivo, aunque no se han descrito efectos negativos sobre la salud,
aunque se han descrito diferentes modelos de exposición intermitente a hipoxia
(intensos y breves o largos y ligeros) que han resultado igualmente eficaces al
menos en la inducción de respuestas hematopoyéticas (Casas et al, 2000).
No obstante, parece
ser que la clave está en la dosis hipoxica mínima que se necesita para tales
efectos en cada deportista (Wilber et al, 2007).
CONCLUSIONES
En un grupo de 11 futbolistas (futbol 7) de nivel nacional después de
realizar un programa de entrenamiento de 15 horas de hipoxia intermitente, durante 3
semanas (cada semana, 3 sesiones específicas con la plataforma vibratoria y 2
sesiones reposando en hipoxia intermitente, cada una de una duración de 60´) se
han obtenido las siguientes conclusiones:
1.
Se
ha producido una mejora significativa en los niveles de fuerza máxima (1RM), en
el test de ½ sentadilla (P <0,05).
2.
Se
observa una mejora significativa en la recuperación de la frecuencia cardiaca
en los 2 primeros minutos tras un esfuerzo máximo de fuerza-resistencia (P <0,05).
3.
Se
observa una ligera tendencia en la mejora de la fuerza explosiva y de la
frecuencia cardiaca máxima.
Sería
interesante añadir otro grupo control, sin realizar ningún tipo de
entrenamiento añadido, aparte de los entrenamientos con el equipo (de carácter
técnico-táctico). Queda claro que las mejoras se deben a los estímulos de
hipoxia pasiva y activa realizados (característica diferencial en cuanto al
entrenamiento entre el grupo control e hipoxia), pero no se ha investigado en
el estudio qué efectos se obtienen solamente realizando entrenamiento con
plataformas vibratorias en la readaptación física.
Se necesitaría una muestra más elevada y más estudios
aplicados de campo en deportes colectivos que se integren dentro de la
periodización de entrenamiento y en su aplicación en deportistas lesionados
como estímulo superior para mantener estados de forma lo antes posible y seguir
entrenando con el resto de los compañeros del equipo.
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Referencias
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 14 - número 53
- ISSN: 1577-0354