ORIGINAL
RELACIÓN
ENTRE ANSIEDAD ESTADO, AUTOCONFIANZA PERCIBIDA Y RENDIMIENTO EN BALONCESTO
RELATIONSHIP BETWEEN ANXIETY STATE, SELF-CONFIDENCE
AND PERFORMANCE IN BASKETBALL
León-Prados, J.A.1; Fuentes, I.2 y Calvo,
A.3
Doctor
en Educación Física. Profesor Contratado Doctor de la Facultad del Deporte.
Universidad Pablo de Olavide. Sevilla. España. jaleopra@upo.es.
2 Licenciada en Ciencias de la Actividad
Física y el Deporte. Profesora de la Facultad del Deporte. Universidad Pablo de
Olavide. Sevilla. ifuegar@upo.es
3 Doctora en Educación Física. Profesora Colaborador Doctor de la Facultad del Deporte. Universidad Pablo de Olavide. Sevilla. España. acalllu@upo.es.
CODIGO DE UNESCO / UNESCO Code: 6302.02 Psicología social /Social Psychology
Clasificación Consejo de Europa / Council of Europe
Classification: 15.
Psicología del deporte / Sport Psychology
Recibido 20 de diciembre de 2011 Received December 20, 2011
Aceptado 12 de junio de 2012
Accepted June 12, 2012
RESUMEN
El objetivo fue analizar la asociación
entre intensidad y direccionalidad de la ansiedad y autoconfianza y el
rendimiento competitivo en dos equipos de baloncesto de diferente sexo y nivel
competitivo (G1: 1ª Nacional femenina; G2: Provincial masculino). Se administró
el “Competitive State Anxiety Inventory 2” (CSAI-2) junto con una escala de
direccionalidad 30 minutos antes de diferentes partidos de la temporada y se
analizaron las grabaciones de los mismos, obteniéndose un índice de rendimiento
individual (IR) de cada jugador. Los resultados revelaron la existencia de una
relación en forma de “U” entre la intensidad de la ansiedad somática y el IR en
el G1 (11,4%), y una relación lineal negativa entre la intensidad de la
ansiedad cognitiva y el IR en el G2 (21,1%). No se ha encontrado relación
alguna entre las percepciones direccionales de ansiedad y autoconfianza y el IR
en ninguno de los dos grupos.
PALABRAS CLAVE: ansiedad,
autoconfianza, direccionalidad/percepción direccional, rendimiento, baloncesto.
ABSTRACT
The main
purpose of this study was to analyze the association between the intensity and direction
of anxiety and self-confidence and competitive performance on two basketball
teams of different gender and competitive level (G1: 1st National Women, G2:
Provincial male). We administered the Competitive State Anxiety Inventory 2
(CSAI-2) with a scale of directionality 30 minutes prior to every match of the
season and analyzed recordings each one, resulting in a single performance
index (RI) of each player. The results revealed the existence of a
curvilinear-U relationship between the somatic anxiety intensity and RI in G1
(11,4%), and a negative linear relationship between
the cognitive anxiety intensity and RI in G2 (21,1%). No relationship was found
between directional perceptions of anxiety and self-confidence and IR in any
both groups.
KEY WORD: anxiety, self-confidence,
directional / directional perception, performance, basketball.
INTRODUCCIÓN
El conocimiento de las emociones, sentimientos, estados
de ánimo, afectos, humores, etc., de los deportistas, junto al grado de percepción
que poseen respecto a la habilidad para realizar con éxito su inminente tarea
competitiva, les ayuda a mejorar sus resultados en competición (Cogan y Petrie, 1995; Cheung y Lo, 1996; Mace y Carroll, 1989). Por este motivo
se han llevado a cabo numerosas investigaciones que analizan el efecto de las
emociones en el rendimiento competitivo, teniendo la ansiedad una notable
presencia en las mismas (Chamberlain y Hale, 2007; Jones, Hanton,
y Swain, 1994; Kais y Raudsepp, 2004).
La ansiedad estado competitiva se define como una
situación emocional inmediata caracterizada por sentimientos de aprensión y
tensión, asociados a la activación del organismo que se produce en situaciones
de competición (Martens, 1977).
Desde la Teoría Multidimensional de la Ansiedad (MAT)
(Burton, 1988; Martens, Vealey, y Burton, 1990), esta
variable se considera como un constructo multidimensional en el que se deben
distinguir tanto aspectos cognitivos como somáticos que influirán en el
rendimiento deportivo de modo diferente (Burton, 1988; Krane,
Joyce, y Rafeld, 1994; Martens, et al., 1990): de
forma específica predice una fuerte relación lineal negativa entre ansiedad
estado cognitiva y rendimiento, y con menor fuerza, una relación de U-invertida
entre ansiedad somática y rendimiento.
Una tercera variable contemplada por la MAT y considerada
factor influyente en el rendimiento deportivo es la autoconfianza, la cual se
define en el ámbito deportivo como la creencia o el grado de certeza que los
individuos poseen acerca de su habilidad para tener éxito (Vealey, 1986). Para
diversos autores la confianza que los deportistas poseen en sí mismos tiene un
efecto beneficioso sobre el rendimiento manifestado (Bejek
y Hagtvet, 1996; Jones, Swain,
y Hardy, 1993) y es considerada mejor predictor de la ejecución de la tarea que
el propio grado de activación o ansiedad (Craft, et al. (2003); Woodman y Hardy (2003); Bandura, 1977; Weiss,
Wiese, y Klint, 1989).
Estudios realizados con golfistas (Chamberlain y Hale,
2007) y nadadores (Burton, 1988) mostraban en consonancia con la MAT, que el
nivel de ansiedad cognitiva parece tener una relación lineal negativa, la
ansiedad somática una relación de “U” invertida y la autoconfianza una relación
positiva con el rendimiento. Sin embargo, otras investigaciones no concuerdan
totalmente con la misma al encontrar una relación moderada y positiva entre la
ansiedad cognitiva y el rendimiento en jugadores de baloncesto y voleibol, y no
hallando relación alguna respecto a la ansiedad somática y autoconfianza (Raudsepp y Kais, 2002; Kais y Raudsepp, 2004). En este
mismo sentido, en un estudio realizado con jugadores de baloncesto de nivel
universitario se establecía una relación lineal positiva entre la ansiedad
somática y el rendimiento, mostrando tanto la ansiedad cognitiva como la
autoconfianza una relación curvilínea (U-invertida) con el mismo (Swain y Jones, 1996).
Tras una revisión de los tests de ansiedad fue
introducido el concepto de “direccionalidad” o “percepción direccional” de la
ansiedad (Jones, 1991; Jones y Swain, 1992),
refiriéndose a la interpretación que cada deportista hace de los síntomas de
sus experiencias, así como la consideración de los mismos como agentes
facilitadores o perturbadores de su actuación competitiva. Diversas investigaciones
sostienen que esa interpretación y percepción de los síntomas proporciona una
mayor comprensión de la respuesta de la ansiedad estado precompetitiva que si
sólo se utiliza la intensidad de la misma (Chamberlain y Hale, 2007; Grobbelaar y Coetzee, 2006; Hanton, Mellalieu, y Hall, 2004;
Jones y Hanton, 2001; Jones y Swain,
1992; Jones, et al., 1993;y; Raudsepp
y Kais, 2002). No obstante, Lundqvist,
Kenttä, y Raglin (2011)
cuestionan el uso de la direccionalidad de la ansiedad como independiente de la
intensidad, lo que podría haber conducido a conclusiones incorrectas. Por otra
parte, la estabilidad de los sintomas de ansiedad y percepción direccional
percibidos parecen estar modulados por la distancia al momento de la
competición, de manera que a medida que se acerca el momento de competir el
nivel de ansiedad aumenta y sus percepciones direcionales positivas disminuyen
(Thomas, Maynard y Hanton, 2004).
Estudios realizados con jugadores de bádminton (Eubank, Smith, y Smethurst, 1995)
y gimnastas (Jones, et al., 1993) estimaron que mantener bajos niveles de
ansiedad con una percepción direccional facilitadora podría ser la respuesta
más adecuada para predecir un óptimo rendimiento en competición. En deportes
colectivos, Raudsepp y Kais (2002) determinaron en voley
playa que la direccionalidad, y no la intensidad de la ansiedad cognitiva y
somática, mantiene una relación positiva con el rendimiento y el nivel
deportivo. En la misma línea, Butt, Weinberg, y Horn (2003) en hockey hierba
destacaron el papel de la direccionalidad de la ansiedad cognitiva y de la
autoconfianza como potentes predictores del rendimiento en los dos tiempos del
partido. Finalmente respecto al deporte que nos ocupa, baloncesto, Swain y
Jones (1996) encontraron una relación lineal positiva entre la percepción
direccional de los síntomas de ansiedad, tanto somática como cognitiva, y el
rendimiento, explicando dichas variables un porcentaje de varianza compartida
mayor que sus respectivos niveles de intensidad. Estos hallazgos vienen a
reafirmar la importancia de la interpretación de los síntomas experimentados
por los deportistas a la hora de explicar el rendimiento manifestado.
Un aspecto importante a la hora de examinar la relación
entre ansiedad y autoconfianza y rendimiento deportivo es el modo de determinar
este último. En deportes individuales el rendimiento suele determinarse de
forma muy precisa, ya que en la mayoría de los casos coincide con la marca
obtenida en términos de tiempo, distancia o puntos. Por el contrario en
deportes de equipo, el rendimiento de cada jugador suele ser medido de una
forma más superficial e imprecisa, no reflejando realmente la verdadera
actuación del individuo dentro de la colectividad (Kais
y Raudsepp, 2004).
En baloncesto, a pesar de que se ha desarrollado un
sistema que proporciona una única medida del rendimiento combinación de algunas
de las acciones más determinantes del juego: “composite of overall playing performance” o “PERF” (Sonstroem y Bernardo, 1982), existen estudios que recurren
a medidas subjetivas del rendimiento basadas en las autoevaluaciones de los
propios jugadores (“he jugado mucho peor/mejor de lo que normalmente
juego”(Edwards y Hardy, 1996), o en las evaluaciones realizadas por el primer y
segundo entrenador (Kais y Raudsepp,
2004), atribuyendo la mayor idoneidad de estas últimas a la “condición de
experto” de la figura del entrenador.
A pesar de que el PERF supone un paso adelante en el
estudio de la relación entre ansiedad y rendimiento deportivo, frente a los
sistemas de evaluación subjetiva anteriormente comentados y a aquellos que se
basan únicamente en la estadística de una sola acción específica (por ejemplo
el total de puntos anotados), consideramos necesario el desarrollo de sistemas
de determinación del rendimiento que contemplen el tiempo real de juego del
jugador, aspecto de vital importancia a la hora de expresar su verdadero
rendimiento o eficacia individual.
La consideración anterior unida a la diversidad de
resultados obtenidos en los estudios que analizan la asociación entre ansiedad
estado y rendimiento, sugieren la necesidad de desarrollar nuevos estudios que
confieran a la MAT un mayor apoyo empírico para poder realizar predicciones más
precisas y consistentes.
La presente investigación pretende analizar la relación
establecida entre el nivel de intensidad y direccionalidad de ansiedad y
autoconfianza percibida y el rendimiento competitivo en baloncesto, cuando éste
se determina mediante un Índice de Rendimiento Individual (IR) que contempla
las acciones o indicadores más determinantes en este deporte, así como el
tiempo de participación real del jugador con el fin de que ello contribuya a un
análisis más válido de dichas relaciones.
También se pretenden valorar las diferencias en las relaciones
establecidas cuando el rendimiento se establece de dos formas distintas (IR y
total de puntos anotados), con el fin de comprobar si las relaciones obtenidas
cuando se utiliza el IR explican un porcentaje mayor de la varianza del
rendimiento que cuando se utiliza el total de puntos anotados.
MATERIAL
Y METODO
Atendiendo a
aspectos como la manipulación de variables, naturaleza de los datos, dimensión
cronológica, objetivo y enfoque, temporalización y número de sujetos, el diseño
seleccionado en este estudio ha sido no experimental, cuantitativo,
descriptivo, explicativo, longitudinal e intragrupo. Con el fin de conseguir y
clarificar los objetivos propuestos, se seleccionaron 18 sujetos pertenecientes
a dos equipos de baloncesto, de diferente sexo, edad y nivel competitivo (Tabla 1).
Las variables
explicativas del estudio fueron la intensidad de la ansiedad cognitiva (CA),
ansiedad somática (SA), autoconfianza (SC), y sus respectivas percepciones
direccionales (dCA, dSA y dSC, respectivamente). Por su parte, las variables de
criterio hacen referencia al rendimiento competitivo del jugador expresado a
través del Índice de Rendimiento Individual (IR) y a través del Total de Puntos
Anotados.
Los registros de
ansiedad, autoconfianza percibida y rendimiento competitivo se tomaron durante
la temporada 2010-2011: para el G1, se registraron un total de 6 partidos;
cuatro pertenecientes a liga regular, y dos a la eliminatoria para jugar la
fase de ascenso a Liga Femenina 2. En el caso del G2 las mediciones se
realizaron en un total 4 partidos de liga regular.
Tabla 1. Media (M),
Desviación típica (DT) y coeficiente de variación (CV) de los datos más
representativos de la muestra.
G1 (mujeres; n=9) |
G2 (hombres; n=9) |
|||||
1ª Nacional Femenina |
Provincial Infantil A |
|||||
M |
DT |
CV(%) |
M |
DT |
CV(%) |
|
Edad (años) |
22 |
2,45 |
11,14 |
13 |
0 |
0 |
Experiencia en nivel competitivo actual (años) |
3,22 |
0,67 |
20,81 |
1,89 |
0,33 |
17,46 |
Experiencia competitiva total (años) |
7,44 |
0,73 |
9,81 |
3,89 |
0,33 |
8,48 |
Todos los
jugadores completaron el cuestionario Competitive State Anxiety Inventory 2,
CSAI-2 (Martens, et al., 1990) junto con una escala de direccionalidad (Jones y
Swain, 1992) 30 minutos antes de cada partido y en
presencia del investigador. Los diferentes partidos fueron filmados y
posteriormente se analizaron para obtener el Índice de Rendimiento Individual
de los jugadores en cada partido.
Cuestionario Competitive
State Anxiety Inventory 2, CSAI-2 (Martens, et al., 1990) junto con una
escala de direccionalidad (Jones y Swain, 1992)
Consta de 27
items correspondiendo 9 a cada subescala: ansiedad cognitiva, ansiedad somática
y autoconfianza percibida. Las respuestas a los ítems quedaron reflejadas en
una escala tipo Likert con un rango de respuesta de 1 a 4, (1 “nada”, 2 “algo”,
3 “moderadamente” y 4 “mucho”). Con los que las puntuaciones de intensidad
posibles en cada subescala oscilan entre 9 a 36. Los participantes también
completaron una escala de direccionalidad para cada subescala del CSAI-2 donde
indicaban el grado en que consideraban que la intensidad de los síntomas
experimentados facilitaba o perturbaba su rendimiento en una escala de -3 (“muy
perturbador”) a +3 (“muy facilitador”), con lo que las puntuaciones posibles de
direccionalidad en cada subescala van de -27 a +27.
Instrumento de observación de las Técnicas y Eficacia Individual
en Baloncesto (TEBAL)
Se trata de una
planilla de observación sistemática que contempla los indicadores considerados
relevantes para la determinación del rendimiento individual del jugador de
baloncesto, proporcionando una medida única, global y objetiva que puede tomar
valores positivos, teniendo únicamente como límite inferior el valor 0. Ese
valor numérico resulta de la suma de otras medidas parciales del rendimiento
del jugador en cada uno de los cuatro cuartos del partido: Índice de Rendimiento
individual del cuarto (IRQ). Así pues el IR se obtiene de la siguiente suma: IR = IRQ1+IRQ2+IRQ3+IRQ4
El índice de
rendimiento individual del cuarto (IRQ) se calcula mediante la siguiente
fórmula:
IRQ = (∑ acciones Q x COEF_Q x CoeDQ x % Aciert_Q) /TQ
Donde ∑
acciones Q = sumatorio de los valores correspondientes a las acciones o
indicadores de rendimiento realizadas durante el cuarto; COEF_Q = coeficiente
que pondera la importancia de cada cuarto; CoeDQ =
coeficiente resultante de la diferencia de puntos entre ambos equipos al
finalizar el cuarto; % Aciert_Q = porcentaje de
aciertos del cuarto; y TQ = tiempo real de juego del jugador en el cuarto
(minutos).
Los indicadores de
rendimiento que se registraban eran los siguientes: Tiro Libre (T+/T-), Tiro
campo de 2 puntos (T2+/T2-), Tiro campo de 3 puntos (T3+/T3-), Tapón (T+/T-),
Asistencia (A), Recuperación (R), Rebote Ofensivo (RO), Rebote Defensivo (RD),
Bloqueo de Rebote (BR) y Pérdida (P). Las acciones realizadas con acierto o
positivas en sí mismas tomaban el valor 1, a excepción del tiro de 2 y de 3 que
tomaban el valor 2 y 3, respectivamente. Las acciones falladas o negativas en
sí mismas tomaban el valor 0.
El coeficiente
del cuarto (COEF_Q) es un factor cualitativo que ofrece la posibilidad de
conceder a una misma acción una mayor o menor importancia en función del cuarto
en el que se realizan. Meter tres canastas seguidas en una misma situación de
igualdad numérica puede tener consecuencias muy diferentes en Q1 o en Q4, por
lo que la importancia de esas mismas acciones puede diferir, y con ello la
valoración del rendimiento del jugador que las realiza. El instrumento permite
la posibilidad de ponderar la importancia de las acciones desde un punto de
vista técnico-táctico, en relación al cuarto en que se realizan, pero eneste estudio, se decidió conceder la misma importancia a
todos los cuartos, multiplicando al coeficiente de cada uno de ellos por el
mismo valor: 1.
El coeficiente de
la diferencia de puntos del cuarto (CoeDQ) es un factor cualitativo que permite
asignar a una misma acción una mayor o menor importancia en el IR. La
relevancia de encestar y conseguir 1,2 ó 3 puntos disminuye cuanto mayor es la
diferencia de puntos entre los equipos, ya que la presión a la que va a estar
sometido el jugador que consigue los puntos generalmente es menor. Por tanto,
este coeficiente se calcula en función de la diferencia de puntos de los
equipos en cada cuarto (DIF_PQ): a menor diferencia absoluta de puntos el
coeficiente será mayor (y las acciones tendrán mayor influencia en el IR) y
viceversa.
Para valorar la
fiabilidad y validez del CSAI-2 se realizó un estudio de la consistencia
interna de las medidas (Alpha de Cronbach) cada vez que se pasó el cuestionario
(Tabla 2). Se estudió la relación existente entre cada variable explicativa y
cada variable criterio a través del coeficiente de correlación de Pearson para
variables cuyas medidas mostraban una distribución normal y correlación de
Spearman en aquellas cuyas medidas seguían una distribución no normal. Todo
ello con un nivel de significación estadística de α=0,05.
RESULTADOS
La Tabla 2 refleja la alta consistencia interna que
tuvieron las diferentes subescalas evaluadas en cada uno de los momentos en que
se autoadministró el cuestionario.
Tabla 2. Análisis de consistencia
interna de la intensidad en cada subescala del CSAI-2 en cada una de las
competiciones.
|
n=18 (G1) |
n=9 (G2) |
||||
Competiciones (C) |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
CA |
0,696 |
0,730 |
0,639 |
0,857 |
0,909 |
0,939 |
SA |
0,448 |
0,581 |
0,744 |
0,843 |
0,815 |
0,757 |
SC |
0,880 |
0,860 |
0,885 |
0,930 |
0,909 |
0,905 |
A continuación se muestran las relaciones obtenidas entre
la intensidad y direccionalidad de la ansiedad estado y autoconfianza percibida
y el rendimiento competitivo medido a través del Índice de Rendimiento (IR).
|
Figura 2. Relación
entre la Intensidad de la CA y el IR en el G2. |
A continuación se presentan las relaciones obtenidas entre
la intensidad y direccionalidad de la ansiedad estado y autoconfianza percibida
y el rendimiento competitivo expresado como total de puntos anotados.
|
|
|
Figura 5. Relación
entre la SC y el Total de Puntos Anotados en el G2.
DISCUSION
En el G1 (Tabla 1) se ha
encontrado una relación curvilínea en forma de “U” entre la SA y el IR que explica
el 11,4% de la varianza, indicando que los jugadores con niveles moderados de
SA eran los que menos rendían frente a aquellos con niveles bajos y altos que
mostraban mayor rendimiento. Estos resultados difieren de las investigaciones
que sostienen que niveles moderados de SA se corresponden con una óptima
disposición para el rendimiento al establecer relaciones en forma de “U”
invertida (Burton, 1988; Chamberlain y Hale, 2007; Gould,
Petlichkoff, Simona, y Vevera,
1987).
El hecho de que estos resultados
no concuerden con los resultados de Burton (1988) y Gould (1987), podría
deberse a que estos estudios se han realizado en deportes con tareas motrices
de corta duración y características muy concretas (natación y tiro con pistola,
ambos deportes individuales) que podrían hacerlos especialmente sensibles a las
variaciones en los niveles de SA. En baloncesto sin embargo, al tratarse de un
deporte colectivo, tal y como refiere Craft et al. (2003), puede
ser que cuando un deportista compite junto a otros o en equipo la presión es
menor que cuando actúa sólo, , y además al ser un deporte de mayor tiempo de
implicación que los anteriormente mencionados, la influencia potencial de la
respuesta fisiológica puede ir disminuyendo a medida que se disipan los síntomas
de ansiedad una vez que se ha iniciado el partido y los jugadores “van
entrando” en él. En el G2 (Figura 2) se ha
encontrado una relación lineal negativa entre la CA y el IR, indicando que los
jugadores que manifestaban menores niveles de CA eran los que mostraban mayor
rendimiento en competición. Estos resultados además de ir en la línea de la
MAT, concuerdan con algunas investigaciones realizadas en deportes colectivos
como el fútbol (Rodrigo, Lusiardo, y Pereira, 1990) y
el hockey (Davids y Gill, 1995), y otros individuales
como el golf (Chamberlain y Hale, 2007), natación (Burton, 1988) y triathlon (Hammermeister y
Burton, 1995).Sin embargo no van en la línea de otras investigaciones
realizadas en baloncesto que han encontrado relaciones positivas (Kais y Raudsepp, 2004) y
curvilíneas en forma de “U” invertida (Swain y Jones,
1996) entre la CA y el rendimiento. Estas diferencias podrían deberse a cuestiones
metodológicas, ya que la forma de determinar el rendimiento individual del
jugador en nuestro estudio difiere de la utilizada en los trabajos citados, los
cuales optan por autoevaluaciones subjetivas y el “composite
of overall playing
performance” o PERF.
Parece que las relaciones entre
ansiedad y rendimiento en deportes que utilizan habilidades abiertas o que se
realizan en un medio en constante cambio son mayores que las existentes en
deportes con habilidades cerradas o realizadas en un medio sin modificaciones
(Craft et al., 2003). En este estudio no se ha mostrado una clara tendencia de
ello.
Respecto a la autoconfianza, no
se ha encontrado relación entre la intensidad de esta variable y el IR en
ninguno de los grupos; en estos sujetos, los niveles moderadamente altos y
altos de SC manifestados no se relacionaron con mejor rendimiento. Resultados
éstos que no van en la línea de los estudios que determinan que la SC que los
deportistas poseen en sí mismos tiene un efecto beneficioso sobre el
rendimiento manifestado (Bejek y Hagtvet,
1996; Chamberlain y Hale, 2007; Jones, et al., 1993), ni en la de aquellos que
la consideran mejor predictor de la ejecución de la tarea que el propio grado
de activación o ansiedad (Bandura, 1977; Weiss, et al., 1989; Craft et al.,
2003). Por otra parte, la ausencia de relación entre autoconfianza y
rendimiento puede ser debida al carácter global del cuestionario, o lo que es
lo mismo, a la falta de especificidad de los ítems incluidos (Craft et al.,
2003).
Por último, respecto la
percepción direccional de la ansiedad y autoconfianza, señalar que las
percepciones facilitadoras de las dimensiones de ansiedad y autoconfianza
manifestadas por estos jugadores y jugadoras no se han relacionado con su
rendimiento competitivo expresados a través del IR. Esto no concuerda con los
estudios que sostienen que la intensidad absoluta de las reacciones afectivas o
físicas no es tan importante como el modo en que son percibidas e interpretadas,
sugiriendo que los síntomas individuales de ansiedad percibidos pueden
proporcionar una mayor comprensión de la respuesta de la ansiedad estado
precompetitiva que si sólo se utiliza la intensidad de la misma(Chamberlain y
Hale, 2007; Jones y Hanton, 2001; Jones, et al.,
1994; Jones, et al., 1993; Lundqvist, et al., 2011; Mellalieu,
Hanton, y O'Brien, 2004; O'Brien, Hanton,
y Mellalieu, 2005).
Los resultados obtenidos en la
búsqueda de asociación entre las diferentes variables explicativas y el IR,
para determinar la contribución relativa de la ansiedad y autoconfianza en la
explicación del rendimiento en cada uno de los grupos, apoyan débil y
parcialmente lo establecido en la teoría multidimensional de la ansiedad.
Con el fin de comprobar si las
relaciones encontradas cuando el rendimiento se determina a través del IR
explican un porcentaje diferente de la varianza del rendimiento que las
encontradas cuando se utiliza el total de puntos anotados, se analizó la
relación de la intensidad y direccionalidad de la ansiedad estado y
autoconfianza percibida con el rendimiento competitivo expresado como el total
de puntos anotados.
En la ¡Error! No se encuentra el origen
de la referencia. se muestra una relación curvilínea en forma de
“U” entre la dSA y el total de puntos anotados en el G1, que explica el 13,3%
de la varianza del rendimiento. Estos resultados no van en la línea de las
investigaciones que han encontrado una relación lineal positiva entre la dSA y
el rendimiento (Raudsepp y Kais,
2002; Swain y Jones, 1996). Teniendo en cuenta la
distribución de la nube de puntos, si se elimina el registro de una jugadora
que presenta un valor de dSA muy inferior al resto, parece existir una
tendencia hacia una relación lineal positiva significativa que explicaría el
7,8% de la varianza e iría más en la línea de los estudios a los que se ha
hecho referencia. A pesar de ello, dado el bajo porcentaje que explica, la
capacidad predictiva o explicativa de esta relación es muy baja y debe
interpretarse con cautela.
En el G2 (¡Error! No se encuentra el origen
de la referencia.) se ha encontrado una relación lineal negativa entre
la CA y el total de puntos anotados que representa el 17,5% de la varianza
explicada. Esta relación coincide con la hallada para la CA cuando el
rendimiento se expresa a través del IR, pero explica un porcentaje de varianza
algo menor. En este mismo grupo (¡Error! No se encuentra el origen
de la referencia.) también se ha encontrado una relación
curvilínea en forma de “U” entre la SC y el total de puntos anotados que
representa el 26,8% de la varianza. No obstante también ha resultado
significativa, aunque en menor grado (p=0,018), una relación lineal positiva
entre estas dos variables representando el 15,4% de la varianza. Estos
resultados apuntan a que no existe una tendencia claramente definida en la
relación entre la SC y el rendimiento expresado como total de puntos anotados.
De forma general, se puede
decir que las relaciones encontradas entre la intensidad y direccionalidad de
la ansiedad y autoconfianza con el rendimiento cuando éste se determina mediante
el IR y mediante el total de puntos anotados son distintas. Únicamente se ha
encontrado coincidencia en el caso de la CA en el G2, en el que se establece
una relación lineal negativa que explica un porcentaje de la varianza mayor
cuando el rendimiento se expresa mediante el IR. Esto podría sugerir que
determinar el rendimiento del jugador de baloncesto a través del IR podría
resultar un sistema más preciso y adecuado que el total de puntos anotados. No
obstante, atendiendo a que las diferencias en cuanto a porcentaje de varianza
explicado son pequeñas, serían necesarios nuevos estudios con una muestra mayor
que corroborasen dicha sugerencia.
Finalmente, respecto a los
estudios en los que se han determinado relaciones entre la ansiedad estado y el
rendimiento expresado a través de acciones específicas de juego (Abenza, Alarcon, Pinar, y Ureña, 2009; Parfitt
y Pates, 1999; Sonstroem y Bernardo, 1982),
consideramos que esas relaciones podrían haberse establecido de una manera más
precisa. Desde nuestro punto de vista, la forma de determinar el rendimiento no
refleja realmente la eficacia individual del jugador al no tener en cuenta el
tiempo de participación del jugador, o basarse solamente en los puntos anotados
por el mismo. El total de puntos anotados por un jugador en un partido puede
verse influenciado por su posición dentro del equipo y por el juego
desarrollado por los compañeros, además de suponer sólo una de las muchas
habilidades o acciones que componen el juego del baloncesto. Así pues, las
anteriores consideraciones apuntan hacia una posible línea de investigación
futura en el estudio de la ansiedad en el deporte, desarrollando sistemas de
evaluación del rendimiento más precisos y específicos para cada deporte, que
ayuden a esclarecer la asociación entre ansiedad estado pre-competitiva,
autoconfianza y el rendimiento.
CONCLUSIONES
Se encontró una relación lineal negativa entre la
intensidad de la ansiedad cognitiva y el IR en el G2 que representa el 21,1% de
la varianza, una relación curvilínea en
forma de “U” entre la intensidad de la SA y el IR en el G1 (11,4%); y no se
encontró relación alguna entre la intensidad de la SC y el IR en ninguno de los
dos grupos.
Respecto a la interpretación individual de los síntomas
de ansiedad y autoconfianza como facilitadores o perturbadores de la actuación
competitiva, no se ha encontrado ninguna relación entre
la percepción direccional de los mismos y el IR en ninguno de los dos grupos
participantes.
Finalmente, sólo en el G2 se ha encontrado una relación lineal
negativa entre la CA y el rendimiento, tanto cuando se determina a través del
IR, como cuando se expresa como total de puntos anotados, explicando un
porcentaje de varianza mayor cuando el rendimiento se expresa mediante el IR.
Son necesarios nuevos estudios que refuercen las
cualidades psicométricas del instrumento.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Abenza, L., Alarcon, F., Pinar, M. I.,
& Ureña, N. (2009). Relationship
between the anxiety and performance of a basketball team during competition.
Revista De Psicologia Del Deporte, 18, 409-413.
Bandura,
A. (1977). Self-efficacy: Toward a unifying theory of behaviour change.
Psychological Review, 84(2), 191-215.
Bejek, K., & Hagtvet, K. A. (1996). The content of pre-competitive state anxiety in top and lower level
of female gymnasts. Anxiety, Stress & Coping, 9(1), 19-31.
Burton,
D. (1988). Do Anxious Swimmers Swim Slower? Reexamining the
Elusive Anxiety-Performance Relationship. Journal of
Sport & Exercise Psychology, 10(1).
Butt, J., Weinberg, R., & Horn, T. (2003).
The intensity and directional interpretation of anxiety: fluctuations
throughout competition and relationship to performance. Sport Psychologist,
17(1), 35-54.
Chamberlain, S. T., & Hale, B. D. (2007).
Competitive state anxiety and self-confidence: Intensity and direction as
relative predictors of performance on a golf putting task. Anxiety, Stress and
Coping, 20(2), 197-207. DOI: 10.1080/10615800701288572
Cheung, S., & Lo, C. (1996). Psychological profiles and stress management training for Hong Kong
national gymnasts. Journal of the International Council for Health,
Physical Education, Recreation, Sport & Dance, 32(4), 61-64.
Cogan, K. D., & Petrie, T. A.
(1995). Sport consultation: an evaluation of a season-long
intervention with female collegiate gymnasts. Sport Psychologist, 9(3),
282-296.
Craft, L.L., Magyar, T.M., Becker, B.J., & Feltz,
D.L. (2003). The relationship between the competitive state
anxiety inventory-2 and sport performance: A meta-analysis. Journal of Sport
and Exercise Psychology 25 (1): 44-65
Davids, K., & Gill, A. (1995).
Multidimensional state anxiety prior to different levels of sport competition:
some problems with simulation tasks. International Journal of Sport Psychology,
26(3), 359-382.
Edwards, T., & Hardy, L. (1996). The interactive effects of intensity and direction of cognitive and
somatic anxiety and self-confidence upon performance. Journal of Sport
& Exercise Psychology, 18(3), 296-312.
Eubank, M. R., Smith, N. C., & Smethurst, C. J.
(1995). Intensity and direction of multidimensional
competitive state anxiety: relationships to performance in racket sports.
Journal of Sport Sciences, p. 30,
Gould, D., Petlichkoff, L., Simona, J., & Vevera,
M. (1987). Relationship between competitive
state anxiety inventory-2 subescale scores and pistool shooting performance.
Journal of Sport Psychology, 9(1), 33-42.
Grobbelaar, H. W., & Coetzee, B. (2006).
Intensity and direction of anxiety and self-confidence among elite South
African crawl stroke swimmers and its relationship to performance. Journal of
Human Movement Studies, 50(5), 321-337.
Hammermeister, J., & Burton, D. (1995).
Anxiety and the ironmen: Investigating the antecedents and consequences of
endurance athlete´s state anxiety. Sport Psychologist, 9, 29-40.
Hanton, S., Mellalieu,
S. D., & Hall, R. (2004). Self-confidence and anxiety interpretation: A
qualitative investigation. Psychology of Sport and Exercise 5 (4): 477-495.
DOI: 10.1016/S1469-0292(03)00040-2
Jones,
G. (1991). Recents developments and current issues in competitive
state anxiety research. The Sport Psychologist, 4, 152-155.
Jones,
G., & Hanton, S. (2001). Pre-competitive feeling states
and directional anxiety interpretations. Journal of Sports Sciences,
19(6), 385-395. DOI: 10.1080/026404101300149348
Jones, G., Hanton,
S., & Swain, A. (1994). Intensity
and interpretation of anxiety symptoms in elite and non-elite sports
performers. Personality and Individual Differences, 17, 657-663.
Jones, G., & Swain, A. (1992). Intensity and direction as dimensions of competitive state anxiety
and relationships with competitiveness. Perceptual & Motor Skills,
74(2), 467-472.
Jones, G., Swain, A., & Hardy, L. (1993). Intensity and direction dimensions of competitive state anxiety and
relationships with performance. Journal of Sports Sciences, 11(6),
525-532.
Kais, K., & Raudsepp, L. (2004). Cognitive and somatic anxiety and self-confidence in athletic
performance of beach volleyball. Perceptual and Motor Skills 98 (2),
439-449.
Krane, V., Joyce, D., & Rafeld, J. (1994). Anxiety, situation criticality, and collegiate softball
performance. The Sport Psychologist, 8, 58-72.
Lundqvist, C., Kenttä, G., & Raglin, J. S. (2011).
Directional anxiety responses in elite and sub-elite young athletes: intensity
of anxiety symptoms matters. Scandinavian Journal of Medicine and Science in
Sports, 21 (6), 853-862. DOI: 10.1111/j.1600-0838.2010.01102.x
Mace, R. D., & Carroll, D. (1989).
The effect of stress inoculation training on self-reported stress, observer's
rating of stress, heart rate and gymnastics performance. Journal of Sports
Sciences, 7(3), 257-266.
Martens, R. (1977). Sport competition anxiety test. Champaign, Ill.; United
States: Human Kinetics Pub.
Martens, R., Vealey, R. S., & Burton, D. (1990). Competitive anxiety in sport. Champaign, Ill.; United
States: Human Kinetics Publishers.
Mellalieu, S. D., Hanton, S., &
O'Brien, M. (2004). Intensity and direction of
competitive anxiety as a function of sport type and experience.
Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports, 14(5), 326-334. DOI:
10.1111/j.1600-0838.2004.00389.x
O'Brien, M., Hanton, S., &
Mellalieu, S. D. (2005). Intensity and
direction of competitive anxiety as a function of goal attainment expectation
and competition goal generation. J Sci Med
Sport, 8(4), 423-432. DOI: 10.1016/S1440-2440(05)80057-X
Parfitt, G., & Pates, J. (1999). The effects of cognitive and somatic anxiety and self-confidence on
components of performance during competition. Journal of Sports
Sciences, 17(5), 351-356. DOI: 10.1080/026404199365867
Raudsepp, L., & Kais, K. (2002). The relationship between state anxiety and performance in beach
volleyball players. Journal of Human Movement Studies, 43(5), 403-416.
Rodrigo, G., Lusiardo,
M., & Pereira, G. (1990). Relationship
between anxiety and performance in soccer players.
International Journal of Sport Psychology, 21(2), 112-120.
Sonstroem, R. J., & Bernardo, P. (1982).
Intraindividual Pregame State Anxiety and Basketball Performance: A
Re-examination of the Inverted-U Curve. Journal of Sport Psychology, 4(3),
235-245.
Swain, A., & Jones, G. (1996). Explaining performance variance: The relative contribution of
intensity and direction dimensions of competitive state anxiety. Anxiety
Stress and Coping, 9(1), 1-18.
Thomas, O, Maynar,
I., & Hanton, S. (2004). Temporal aspects of competitive anxiety and
self-confidence as a function of anxiety perceptions.
Sport Psychologist 18 (2): 172-187
Vealey,
R. S. (1986). Conceptualization of sport-confidence and
competitive orientation. Preliminary investigation and
instrument development. Journal of Sport Psychology, 8, 318-336.
Weiss, M. R., Wiese, D. M., & Klint, K. A. (1989). Head over heels with success: the relationship between
self-efficacy and performance in competitive youth gymnastics. Journal of
Sport & Exercise Psychology, 11(4), 444-451.
Woodman,
T., & Hardy, L. (2003). The relative impact of cognitive
anxiety and self-confidence upon sport performance: A meta-analysis. Journal of
Sports Sciences 21 (6): 443-457. DOI: 10.1080/0264041031000101809
Referencias Totales/Total references: 38
(100%)
Referencias propias de la revista/Journal´s
own references: 0
Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 14 - número 55 - ISSN: 1577-0354