ORIGINAL
ACTIVIDAD
FÍSICA Y OCIO Y SU RELACIÓN CON EL ÍNDICE DE RUFFIER EN ADOLESCENTES
PHYSICAL ACTIVITY AND LEISURE HABITS AND RELATION WITH
RUFFIER INDEX IN ADOLESCENTS
Rodríguez Cabrero, M.1; García Aparicio, A.1;
García Pastor, T.1; Salinero, JJ.1; Pérez González, B.1;
Sánchez Fernández, J.J.1; Gracia, R.2; Robledo, S.2
e Ibáñez Moreno, R.2
1 GIDECS. Instituto de Ciencias del Deporte.
Universidad Camilo José Celamarchiviris@hotmail.com;
amainef_77@hotmail.com;
tgarcia@ucjc.edu;
jjsalinero@ucjc.edu;
benitoperezgonzalez@gmail.com; septum4@gmail.com;
2 Deporte y Salud. Ayuntamiento de
Leganés (Madrid, España) rgracia@leganes.org;
srobledo@leganes.org;
ribanez@leganes.org
Agradecimientos a la Delegación Territorial de Enseñanza
y al Ayuntamiento de Leganés, así como todos los institutos implicados en el
estudio.
Código
UNESCO / UNESCO Code: 5899 Educación Física y Deporte Physical Education and Sport
Clasificación
Consejo de Europa / Council of Europe Classification: 17 Actividad Física y
Salud / Physical Activity and Health
Recibido 9 de marzo de
2012 Received March 9, 2012
Aceptado 18 de mayo de 2012 Accepted May 18, 2012
RESUMEN
El objetivo del estudio fue medir y
correlacionar la práctica de actividad física y con el Índice de Ruffier (IR)
en adolescentes. A
un total de 884 alumnos (edad=16,4±0,8 años) se les midió la
actividad física con la Versión modificada del Assessment of Physical Activity
Level Questionnaire (APALQ) y se evaluó la capacidad de adaptación al esfuerzo
mediante el Test Ruffier. La media del Índice de Ruffier fue 11,1±4,6
y el Índice de actividad física (IAF) 13,8±4,4. Las
relaciones entre IAF y el IR, y entre horas de ocio sedentario e IR resultaron
ser significativas aunque débiles (r=-0,31; p=0,000). En
el IR los chicos presentaron valores superiores (t= -8,78; p= 0,000) a las chicas. También destinan más tiempo a la práctica
de AF y estas diferencias fueron significativas en AF reglada y no reglada
y en
participación en competición (p=0,000), mientras que las chicas destinan más tiempo a actividades
sedentarias como leer y estudiar (p=0,000).
Es necesario promover la práctica de actividades físico-deportivas,
especialmente entre las chicas.
PALABRAS
CLAVE:
actividad física, adolescentes, condición física, actividad sedentaria.
ABSTRACT
The aim of the study
was to assess and correlate physical activity practice and fitness level in
adolescents. A total of 884 students (age=16,4±0,8 years) answered the modified
version of the “Assessment of Physical Activity Level Questionnaire (APALQ)”
and aerobic capacity was assessed through the Ruffier Test. The mean Ruffier
Index (IR) was 11,1±4,6 and the mean Physical Activity Index (IAF) was
13,8±4,4. The relationship between IAF and IR, and between sedentary activities
in leisure time and IR, was significant (r=-0,31; p=0,000). although weak.
Boys showed higher physical fitness values (t= -8,78; p= 0,000) and spent more time practicing physical activity. These
differences were significant for both regulated and not regulated physical
activity and for participation in competition (p=0.000). Girls spent more time
in sedentary activities like reading and studying (p=0.000). It is necessary to promote physical activity and sport practice,
especially among girls.
KEY WORDS: physical activity, adolescents,
fitness level, sedentary behavior.
INTRODUCCIÓN
En el intento de mejorar la calidad de vida de nuestra sociedad,
existe actualmente una importante preocupación por la adquisición y adherencia
de hábitos de vida saludables en las distintas etapas de la vida. Los elevados
índices de obesidad e inactividad física actuales hacen necesaria una revisión
de los estilos de vida de jóvenes y adultos (Piéron y Ruíz Juan, 2010), especialmente entre niños y adolescentes por ser el futuro de la
sociedad y por encontrarse en un momento vital crucial único para la creación de
hábitos de vida saludables que influirán sobre su salud futura (Beltrán Carrillo, Beltran Carrillo, y
Valenciano Valcárcel, 2008; Serra Majem, et al., 2002). Por este motivo, destacamos especialmente la importancia de la
actividad física (AF) para la salud (Vállez Troyano, 2003), siendo un factor claramente relacionado con el IMC en estas edades (Hands, et al., 2011).
El estado de salud durante la niñez es un indicativo de salud adulta, y el estado
de salud de los niños se ve condicionado por sus hábitos de actividad física,
por tanto, la actividad física que se practica durante la infancia será un
condicionante de la salud adulta (Twisk, 2001). Tanto
a nivel nacional como internacional existen estudios que demuestran que los
adolescentes que practican actividad físico-deportiva monitorizada fuera del
horario escolar tienen menos grasa corporal e igualmente menor sobrepeso (Ara, et al., 2006; De Hoyo Lora y Sañudo Corrales, 2007). Estudios anteriores ponen de manifiesto
que el tiempo empleado delante de diferentes tipos de pantalla (televisión,
ordenador, etc.) es predictor del IMC en las edades de la adolescencia (Hands, et al., 2011). En nuestro país se ha analizado la práctica de
actividad física en la población escolar
y los resultados muestran que la AF disminuye con la edad, y que los
chicos, a todas las edades, son más
activos que las chicas (CSD, 2010; Chillón, Tercedor, Fernández, y
González-Gross, 2002; Hernández-Álvarez, et al., 2007).
La mejora de la condición física sigue siendo uno de los principales
determinantes dentro del desarrollo del adolescente (Martínez López, 2004) y la evaluación de las capacidades físicas básicas contribuyen
asimismo al desarrollo global o integral del alumno, contribuyendo a las
dimensiones de su personalidad cognitiva, motriz y social (Santiago Ruiz, 2010). Las recomendaciones de actividad física históricamente se han basado
en capacidad cardiorrespiratoria, ya que puede ser una herramienta que examina
el enlace entre AF y estado de salud (Ullrich-French, Power, Daratha,
Bindler, y Steele, 2010).
Las pruebas de valoración de la capacidad
cardiorrespiratoria permiten evaluar el nivel de rendimiento del individuo en
el desarrollo de sus capacidades y poder pronosticar sus posibilidades. En este
sentido el Test de Ruffier es una prueba de resistencia (Santiago
Ruiz, 2010) que valora la aptitud
cardiovascular (Martínez
de Haro, Álvarez Barrios, Cid Yagüe, y Muñoa Blas, 2005) mediante la adaptación
cardiovascular al esfuerzo (Litwin
y Fernández, 1995). La recuperación tras un
esfuerzo será más rápida y eficaz para las personas con buen nivel
cardiovascular, mientras que una recuperación lenta indica un nivel de
adaptación insuficiente (Barbany,
2002).
En la actualidad aún no se ha clarificado la relación entre la capacidad cardiovascular y los hábitos
sedentarios y de actividad física de los adolescentes (Ullrich-French,
et al., 2010) y son escasas las investigaciones en las que
estudien la relación entre la participación en actividades deportivas
organizadas, actividad física y condición física en adolescentes (Beets y
Pitetti, 2005; Kristensen, et al., 2010; Phillips y Young, 2009). Los resultados que los estudios publicados
desprenden es que existe una correlación de débil a moderada entre las dos
variables. Esto da lugar a debate ya que siempre se ha pensado que la práctica
de actividad física tiene una relación directa con el fitness aeróbico (Kristensen, et
al., 2010). Desde un punto de vista científico, es
importante clarificar la relación entre estas dos variables ya que son factores
de riesgo de una gran variedad de enfermedades durante la edad adulta.
Dado que la práctica habitual de actividad
física puede ser una manera de mantener los niveles de fitness, salud y composición corporal de los adolescentes, el
objetivo de este estudio fue medir la práctica de actividad física, los hábitos
de ocio y la adaptación cardiovascular al esfuerzo de los adolescentes de la
ciudad de Leganés y encontrar la relación entre estos componentes. Como
objetivo secundario, se analizan los resultados en función del sexo.
MATERIAL Y MÉTODO
MUESTRA
Tomaron parte en el
estudio un total de 884 participantes de 15 a 18 años, repartidos en 15 centros
de secundaria de la ciudad de Leganés. Las características físicas de la
muestra pueden observarse en la tabla 1.
Tabla 1. Características
físicas de la muestra (Media + dt)
Edad |
IMC(kg/m2) |
Peso (kg) |
Talla (cm) |
|
Total |
16,4 ± 0,8 |
21,1 ± 2,7 |
61,2 ± 10,4 |
1,70 ± 8.6 |
Chicos |
16,4 ± 0,9 |
21,6 ± 2,8 |
66,5 ± 9,7 |
1,75 ± 7,0 |
Chicas |
16,3 ± 0,8 |
20,5 ± 2,4 |
55,1 ± 7,4 |
1,64± 5,7 |
INSTRUMENTOS
Los materiales
utilizados para llevar a cabo la toma de datos fueron:
·
28
pulsómetros Polar Fs2c
·
Versión modificada del Assessment
of Physical Activity Level Questionnaire (APALQ) (Ledent, Cloes, y Piéron, 1997)
·
Hojas
de trabajo del Test de Ruffier.
PROCEDIMIENTO
Para la valoración de
la actividad física se utilizó el APALQ.
Este cuestionario permite la definición de tres parámetros: frecuencia
de la actividad, intensidad de la actividad y las actividades de la vida
diaria. Las horas de sueño no son incluidas dentro del APALQ. Para asegurar la
precisión de la traducción se empleó un procedimiento de doble control (Sperber, Devellis, y Boehlecke, 1994).
El cuestionario tiene
cinco preguntas con cuatro posibles respuestas en una escala de cuatro puntos:
1. Participación en
actividad deportiva organizada fuera de la escuela.
2. Participación en actividades deportivas no
organizadas fuera de la escuela.
3. Días a la semana en
que participa en actividad físico-deportiva durante al menos 20 minutos.
4. Horas a la semana en
las que participa en alguna actividad física de intensidad elevada (aquellas
que te obligan a respirar deprisa o con dificultad y hay sudoración).
5. Participación en
competiciones deportivas.
Las respuestas eran
codificadas en una escala de Likert de 1 a 4, donde 1 era la más baja y 4 la
más alta. Finalizado el cuestionario la máxima puntuación era 20 puntos. Para
conocer el nivel de AF de los participantes se obtuvo un Índice de Actividad
Física (IAF). Este procedimiento ha sido validado previamente (Zaragoza, et al., 2011).
Además,
se empleó el Test de Ruffier, una prueba de resistencia que
valora la adaptación cardiovascular al esfuerzo (Litwin y Fernández, 1995). Esta prueba, fue utilizada para la
valoración de los deportistas en numerosos estudios en Francia en los años 80 (Martínez López, 2004). Sin embargo, el test de Ruffier se sigue empleando en la actualidad para la valoración
de la condición física de adolescentes y deportistas, como podemos ver en
diferentes estudios de reciente publicación (Bruneau, et al., 2009;
Hernández-Álvarez, et al., 2007; Hernández-Álvarez, Velázquez-Buendía,
Martínez-Gorroño, Garoz-Puerta, y Tejero, 2011; Martínez López, 2004; Piquet,
et al., 2000; Vállez Troyano, 2003).
El protocolo de la prueba fue el siguiente:
- Se
le colocaba un pulsómetro a cada uno de los estudiantes y permanecieron cinco
minutos de reposo. Finalizado ese tiempo anotaban en la hoja de registro el
dato que refleja su pulsómetro (p0).
-
Realizaban 30 sentadillas completas en
45 segundos.
-
Finalizado el ejercicio anotaron la frecuencia cardiaca (p1).
-
Después de un minuto volvían a consultar la frecuencia cardiaca que indica su
pulsómetro (p2).
Con las
tres medidas se obtenía el Índice de Ruffier (IR) con la aplicación de la
siguiente fórmula:
La
valoración de la prueba se realiza de acuerdo al siguiente baremo:
0 |
Excelente |
1-5 |
Muy bueno |
6-10 |
Bueno |
11-15 |
Mediocre |
16-20 |
Débil |
ANÁLISIS DE DATOS
El tratamiento
estadístico de los datos se realizó con el Software Statistical Package for
Social Sciences (SPSS) versión 18.0 ® y el nivel de confianza se
estableció al 95%. Se calcularon estadísticos descriptivos y pruebas t para el contraste
de medias entre sexos en las variables cuantitativas. Se calcularon
frecuencias y chi cuadrado en las
variables cualitativas. Se empleó el coeficiente de correlación de Pearson para
analizar la relación entre variables.
En la tabla 2, se muestran los
resultados obtenidos en las diferentes variables por la muestra objeto de
estudio y el contraste por sexo.
Tabla 2. Índice de Ruffier e Índice de Actividad Física
|
Total |
|
Chicos |
|
Chicas |
|
|
Dif. sexos |
|
Media |
dt |
Media |
dt |
Media |
dt |
t |
p |
Índice de Ruffier |
11,1 |
4,6 |
9,9 |
4,2 |
12,5 |
4,6 |
-8,78 |
0,000 |
Índice AF |
13,8 |
4,4 |
15,8 |
3,8 |
11,8 |
4,0 |
16,4 |
0,000 |
Horas sentado
(estudio/lectura) |
1,88 |
1,25 |
1,49 |
0,99 |
2,3 |
1,36 |
-10,0 |
0,000 |
Horas TV |
2,07 |
1,19 |
2,08 |
1,15 |
2,07 |
1,23 |
0,14 |
0,890 |
Como podemos observar,
los jóvenes obtienen un valor en torno a 11 en el test de Ruffier, si bien
existen diferencias significativas entre sexos (t= -8,78; p=0,000), alcanzando los chicos un resultado sensiblemente mejor.
De la misma forma, en el IAF, el valor obtenido por los chicos es
significativamente superior al obtenido por las chicas (t=16,4; p=0,000). Si hablamos de horas empleadas
en actividades sedentarias, siguen apareciendo diferencias significativas entre
sexos en las horas que pasan sentados, en actividades como el estudio o la
lectura (t= -10,0; p=0,000), en este
caso son las chicas las que más tiempo destinan a esta actividad. Sin embargo,
no hay diferencias entre sexos en las horas diarias viendo televisión. Ambos
sexos ocupan en torno a dos horas diarias en este tipo de actividad.
El test de Ruffier
puede categorizarse en niveles de capacidad cardiovascular según el resultado
obtenido (Fig. 1).
Sig. chi2=
0,000
Fig. 1. Porcentaje de chicos y chicas dentro de cada categoría de resultados
del test de Ruffier.
Podemos observar como
la mayoría de los chicos obtienen resultados buenos o medios, mientras que en
el caso de las chicas esta distribución tiende más hacia resultados más bajos
(chi2: 72,71; p=0,000).
En la tabla 3, se muestra
la relación entre el índice de Ruffier y el resto de variables objeto de
estudio.
Tabla 3. Relación entre el
índice de Ruffier, IAF y horas de ocio sedentario
|
IAF |
Horas TV |
Horas sentado estudio/leer |
|||
Índice
Ruffier |
Total |
Correlación
Pearson |
-0,310 |
-0,009 |
0,152 |
|
Sig.
bilateral |
0,000 |
0,788 |
0,000 |
|||
Chicos |
Correlación
Pearson |
-0,330 |
0,052 |
0,130 |
||
Sig.
bilateral |
0,000 |
0,278 |
0,008 |
|||
Chicas |
Correlación
Pearson |
-0,129 |
-0,074 |
0,018 |
||
Sig.
bilateral |
0,009 |
0,153 |
0,734 |
Hay correlación significativa
entre el índice obtenido en la prueba de Ruffier y el IAF. Esta correlación
presenta signo negativo, lo que indica que los sujetos que obtienen un mayor
índice de actividad física, obtienen una menor puntuación en el IR, por lo que
presentan un mejor resultado en esta prueba. El IR, presenta una correlación
muy débil aunque significativa (r= 0,15; p=0,000)
con las horas que los jóvenes pasan sentados, siendo inferior en los que
consiguen un mejor resultado en el test de Ruffier. Diferenciando por sexo,
observamos que la correlación es más fuerte entre IAF y IR en el caso de los
chicos, si bien en ambos es significativa. En el caso de las horas sentado,
esta relación sólo se aprecia en el caso de los chicos (r=0,13; p=0,008).
En las tablas 4 a 8, se
muestran las frecuencias relativas de cada uno de los ítems incluidos en el
IAF.
Tabla 4. Práctica de actividad
deportiva organizada
Actividad deportiva organizada |
Todos (%) |
Chicos (%) |
Chicas (%) |
Nunca |
34,9 |
21,7 |
48,5 |
Menos
de 1 vez/semana |
2,9 |
2,3 |
3,6 |
Por
lo menos una vez a la semana |
22,2 |
19,8 |
24,9 |
Casi
todos los días |
40,0 |
56,2 |
23,0 |
Tabla 5. Práctica de actividad
deportiva recreativa
Actividad deportiva recreativa |
Todos (%) |
Chicos (%) |
Chicas (%) |
Nunca |
21,1 |
7,3 |
36,1 |
Menos de 1 vez/semana |
13,9 |
11,9 |
1,2 |
Por lo menos 1 vez a la semana |
42,9 |
49,1 |
36,3 |
Casi todos los días |
22,1 |
31,6 |
11,4 |
Tabla 6. Práctica de 20 minutos
seguidos durante las clases de Educación Física
20 minutos seguidos durante clases de Educación
física |
Todos (%) |
Chicos (%) |
Chicas (%) |
Nunca |
5,1 |
2,6 |
7,8 |
Una vez al mes |
9,1 |
6,7 |
11,9 |
Entre 1 vez al mes y 1 vez a la semana |
26 |
23,4 |
29,1 |
Dos o tres veces por semana |
53,5 |
57,9 |
48,7 |
Cuatro veces por semana o más |
6,3 |
9,4 |
2,6 |
Tabla 7. Práctica de actividad
intensa extraescolar
Actividad intensa extraescolar |
Todos (%) |
Chicos (%) |
Chicas (%) |
Nunca |
23,6 |
10,3 |
38 |
Entre media hora y 1 hora |
27,6 |
25,6 |
29,9 |
De 2 a 3 horas |
21,1 |
24,8 |
17,1 |
De 4 a 6 horas |
16,2 |
21,5 |
10,4 |
7 horas o más |
11,4 |
17,8 |
4,6 |
Tabla 8. Participación en
competición
Competición deportiva |
Todos (%) |
Chicos (%) |
Chicas (%) |
Nunca he participado |
15,6 |
7,3 |
24,3 |
No, pero he participado en el pasado |
38,6 |
27,6 |
50,3 |
Sí, a nivel escolar |
8 |
6,8 |
9,1 |
Sí, en un club |
37,9 |
58,3 |
16,2 |
Existen diferencias entre sexos en las cinco variables constitutivas
del IAF, en todos los casos son los chicos los que participan en mayor medida.
En cuanto a la realización de actividad física de forma organizada (chi2=122.9;
p=0,000),más de la mitad de los
chicos realizan actividades de estas características casi todos los días
(56.2%) mientras que un 48.5% de las chicas no la realiza nunca. Las
actividades deportivas que se realizan en ambientes recreativos también atrae
más a los chicos que a las chicas (chi2=156,2; p=0.000). También existen diferencias en la frecuencia con que en
las clases de Educación Física dicen realizar actividades intensas durante más
de 20 minutos seguidos (chi2=45.3;p=0.000), en la práctica de actividad física extraescolar de intensidad
elevada (chi2=146.2;p=0.000),
así como en la competición deportiva (chi2=197.7;p=0.000).
DISCUSIÓN
Nuestros resultados
sitúan a los alumnos de Leganés en un mejor nivel de CF al compararlo con
alumnos de la ESO de 13 años madrileños, sin embargo, debemos destacar la
diferencia de edad entre ambas muestras. El 42.8% de los alumnos de 13 años de
la ESO alumnos de un municipio de la Comunidad de Madrid (Tres Cantos)
presentaba un nivel de condición física entre bueno (2.9%) y muy bueno (40%)
mientras que el del 57.2% se encontraba entre medio (28.6%) y bajo (28.6%) (Vállez Troyano, 2003). Sin embargo, si comparamos nuestro trabajo con el del
Hernández Álvarez et al. (2007) los resultados de los
estudiantes de Leganés son inferiores a la media de los alumnos de la Comunidad
de Madrid en el IR cuyos resultados para los chicos fueron 12,71±4,17 frente a
nuestros resultados de 9,9±4,2 y para las chicas sus resultados fueron
16,57±4,34 frente a 12,5±4,6.
En todos los trabajos podemos observar como la
adaptación al esfuerzo es peor en el caso de las chicas respecto a los chicos.
Se encontraron diferencias significativas en el IR entre ambos sexos. Una mayor
aptitud física en los varones ha sido descrita en adolescentes utilizando
distintas pruebas para su valoración a excepción de pruebas de flexibilidad (Serra Majem, et al., 2002).
En cuanto a la realización de actividad física de forma organizada (en
un club o escuela deportiva) muestran unos hábitos de práctica superiores a los
presentados en el estudio enKID con población nacional entre 2 y 24 años, en el
que se mostraba que el 60% de los chicos y el 75% en el caso de las chicas no
practicaban ejercicio o bien lo realizaban menos de 2 veces a la semana (Serra Majem, et al., 2002). Similares resultados
encontramos en el estudio de Hernández Álvarez et
al. (2007) en el que trabajaron
con una población semejante a la nuestra. En este trabajo los varones de
Leganés son menos los que nunca practican AF organizada (21,7% frente a 26,8%)
mientras que las chicas de Leganés mostraron un sedentarismo superior (48,5%
frente a 42,7%). Esta tendencia a participar en
actividades organizadas es muy superior a la registrada en la encuesta nacional
de hábitos deportivos de españoles entre 15 y 24 años del 2010, quienes tienden
a realizar más actividades deportivas por su cuenta seguido luego de la forma
organizada (Centro de Investigaciones
Sociológicas, 2010)
y superior a los resultados de escolares españoles de entre 16 y 18 años
publicados por el CSD (2010).
En ambos sexos, el porcentaje de alumnos que practican casi todos los
días es mayor cuando se trata de una práctica organizada, por ello, nos unimos
a la propuesta de animar a la participación y creación de oferta de actividades
físico-deportivas organizadas (Garrido Pastor, García Aparicio, y
Alonso Ojembarrena, 2008; Román Viñas, Serra Majem, Aranceta Bartrina, Ribas
Barba, y Pérez Rodrigo, 2006).
La competición deportiva presentó de nuevo diferencias entre ambos
sexos. Nuestros resultados absolutos superan el nivel de participación en competiciones
de la encuesta de hábitos de los españoles, quienes tienden a no competir o no
preocuparse por la competición en un 75%
(Centro de Investigaciones
Sociológicas, 2010),
en nuestro caso el 37.9% de los alumnos compite en un club y el 8% en
competiciones escolares siendo ellos quienes más participan en competiciones
deportivas. Debemos tener en cuenta el rango de edad manejado en ambos casos
(la encuesta nacional tiene en cuenta mayores de 15 años y ambos sexos). Si nos
comparamos con los trabajos publicados por el Consejo Superior de Deportes (CSD, 2010) podemos contemplar que en Leganés, tanto chicos como chicas, se
encuentran por debajo del porcentaje de práctica de deporte de competición
entre los 16 y los 18 años (chicos 65,1% vs 70%, chicas 25,3% vs 64%), desde
luego que esta diferencia es mucho más importante entre las féminas.
A nivel general, la tendencia a participar en actividades físicas y/o
deportivas tiende a disminuir conforme aumenta la edad de las personas
entrevistadas (Rodríguez Romo, Mayorga García, Merino
Jiménez, Garrido Muñoz, y Fernández del Valle, 2005), además, debemos prestar atención al período de la adolescencia,
especialmente a las chicas, por los cambios en las motivaciones, intereses y
tipos de práctica (Garrido Pastor, et al., 2008;
Rodríguez Romo, et al., 2005; Román Viñas, et al., 2006) ya que la participación en programas de AF durante la adolescencia
parece tener un impacto significativo en la continuación de la práctica durante
la edad adulta (Alfano, Klesges, Murray, Beech, y
McClanahan, 2002; Kuh y Cooper, 1992; Telama, Yang, Laakso, y Viikari, 1997).
Encontramos que el tiempo que pasan las chicas sentadas para leer y
estudiar tanto en días laborables como en festivos es superior al de los
chicos, superando en más de 30 minutos el tiempo que destinan ellos a dichas
actividades. En ambos sexos, el tiempo medio dedicado a ver la televisión es de
2.1 horas diarias, a las que además debemos sumar otro tipo de actividades sedentarias
como jugar a videojuegos, leer, etc. En la actualidad, en este sentido se están diseñando estrategias orientadas a
la disminución del tiempo sedentario en la población (Canadian Society for Exercise
Physiology, 2010)
fundamentalmente a través del control del tiempo ante diferentes tipos de
pantalla (Garrido Pastor, et al., 2008).
Hemos encontrado una correlación
significativa, aunque débil, entre la práctica habitual de AF y el IR. Lo mismo
concluyen los autores del estudio con alumnos de 13 años al encontrar que los
alumnos que realizaban una actividad deportiva regular presentaban una mejor
adaptación cardiovascular (Vállez Troyano, 2003). Si valoramos otros trabajos desarrollados con otras
pruebas de valoración de la condición física vemos la misma correlación con chicos
de 11, 12 y 14 años (Thomas, Nelson, y Church, 1991), mientras que otros autores ha encontrado una correlación
de débil a moderada (Boreham, Twisk, Savage, Cran, y Strain, 1997; Dencker, et al., 2006;
Ekelund, et al., 2001; Hands, Larkin, Parker, Straker, y Perry, 2009;
Katzmarzyk, Malina, Song, y Bouchard, 1998; Kristensen, et al., 2010; Morrow y
Freedson, 1994; Pate, Dowda, y Ross, 1990; Rowlands, Eston, y Ingledew, 1999;
Sallis, McKenzie, y Alcaraz, 1993). Se sugieren diferentes explicaciones a estos
resultados: a) los niveles de actividad física en niños no alcanza una intensidad
elevada durante un prolongado periodo de tiempo, b) el fitness aeróbico está determinado genéticamente, c) realmente no
hay, o es limitada, una relación entre AF y capacidad aeróbica en niños (Klissouras,
1971, 1997; Malina y Katzmarzyk, 2006; Martinez-Vizcaino y Sanchez-Lopez, 2008;
Morrow y Freedson, 1994).
Podemos destacar que nuestro trabajo cuenta con una muestra
significativa, pero el tamaño de la misma limita una evaluación objetiva de la
AF con el empleo de técnicas como la acelerometría. En la actualidad se
recomiendan los cuestionarios para evaluar la actividad física de muestras
grandes, siempre que estos sean fiables y validados con la población objetivo,
en nuestro caso se utilizó el APALQ que cumple los requisitos antes descritos
con adolescentes.
En cuanto a la evaluación de la condición física con el test de
Ruffier, sabemos que algunos autores lo consideran un índice arbitrario pues
explora la frecuencia cardiaca en un periodo inestable (Guillet y Genéty, 1984) pero no se busca un interés funcional, sino evaluar la respuesta
cardiovascular al esfuerzo en situaciones breves e intensas que encontramos
representadas en el modo natural de jugar. Es posible que en futuros estudios
fuera interesante la ampliación de las pruebas de valoración de la condición
física, no solo con valoración de la capacidad cardiovascular, sino también la
capacidad muscular de los adolescentes basándonos en baterías de pruebas
específicas para ese grupo de edad como el Fitnessgram creado por el Instituto
Cooper (Welk y Meredith, 2008).
Se ha mostrado una relación significativa positiva, aunque débil,
entre el índice de Actividad física y el Índice de Ruffier.
El nivel de adaptación al esfuerzo cardiovascular de los adolescentes
de Leganés es “medio” según la valoración realizada con el test de Ruffier. Los
resultados en el IR de los chicos es significativamente mejor que el de las
chicas.
El tiempo destinado a actividades frente a algún tipo de pantalla es
similar entre ambos sexos, sin embargo, la práctica de AF de las chicas, fuera
del horario escolar y en deporte de competición, es significativamente inferior
a la de los chicos.
El tiempo dedicado a la práctica de actividad física en las clases de
Educación Física resulta insuficiente para cumplir las recomendaciones actuales
de actividad física para adolescentes.
Es necesario complementar y promover la práctica de actividades
físico-deportivas, especialmente entre las chicas.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 15 - número 57 - ISSN: 1577-0354