Sánchez-Sánchez, J.,
Pérez, S., Yagüe, J.M., Royo, J.M. y Martín, J.L. (2015). Aplicación de
un programa de entrenamiento de fuerza en futbolistas jóvenes / Implementation
of a Resistance Training on Young Football Players. Revista Internacional de Medicina
y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 15 (57) pp. 45-59. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista57/artaplicacion533.htm
DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2015.57.004
ORIGINAL
APLICACIÓN DE UN PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO DE
FUERZA EN FUTBOLISTAS JÓVENES
IMPLEMENTATION
OF A RESISTANCE TRAINING ON YOUNG FOOTBALL PLAYERS
Sánchez-Sánchez, J.1; Pérez, S.2; Yagüe, J.M.3;
Royo, J.M.4 y Martín, J.L.5
1 Doctor en Ciencias de la
Actividad Física y Deporte. Profesor del Grado de Ciencias de la Actividad
Física y el Deporte. Universidad Pontificia de Salamanca. España. jsanchezsa@upsa.es
2 Doctor en Pedagogía. Profesor
del Grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad
Pontificia de Salamanca. España. sperezmu@upsa.es
3 Doctor en
Psicopedagogía. Profesor de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el
Deporte. Universidad de León. España. jmyagc@unileon.es
4 Becario en el Grado de
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad Pontificia de
Salamanca. España. josemy96@hotmail.com
5 Diplomado en Educación
Física. jolumata26@gmail.com
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a los jóvenes y padres la predisposición
mostrada para el desarrollo de este estudio. También, la incondicional
colaboración del club Unión Deportiva Salamanca, materializada en la ayuda de
los técnicos y responsables de las categorías inferiores. El presente estudio
se contextualiza dentro del contexto de colaboración, establecido en el
Convenio Marco subscrito por la Fundación Unión Deportiva Salamanca y la
Universidad Pontificia de Salamanca
Código
UNESCO / UNESCO
code: 2411 Fisiología Humana / Human
physiology
Clasificación del
Consejo de Europa / Council
of Europe Classification: 6. Fisiología del Ejercicio / Exercise physiology
Recibido 23 de febrero de 2012 Received
February 23, 2012
Aceptado 17 de mayo de 2012 Accepted
May 17
RESUMEN
El
objetivo de este estudio, es comprobar el efecto de un programa de 20 sesiones
de entrenamiento específico de fuerza en futbolistas jóvenes. Participaron 38
sujetos en el estudio, divididos en un grupo experimental (GE) y un grupo
control (GC). Al GE se le administró un entrenamiento de fútbol y un trabajo
específico de fuerza; mientras el GC sólo efectuó práctica de fútbol. Ambos
fueron evaluados al inicio y al final del programa, con el objetivo de conocer
su fuerza dinámica máxima en los flexores y extensores de la rodilla; su masa muscular
en las extremidades inferiores; el porcentaje de grasa; y, por último, la
velocidad en las pruebas de 10 y 20 metros. Únicamente el GE mejora de forma
muy significativa la fuerza dinámica máxima (p<0,01). No se
encuentran diferencias en la masa muscular, ni en la velocidad. El GE y el GC
incrementan el porcentaje de grasa corporal.
PALABRAS
CLAVE: entrenamiento de
fuerza; fútbol; composición corporal; fuerza máxima; velocidad.
ABSTRACT
The aim of this study is to check the effect of a specific training
strength program on young footballers. 38 players took place in the study; they
were divided into an experimental group (EG) and a control group (CG). The EG
added a specific strength work to their football workout, whereas the CG just
practised football. Both of them were assessed at the beginning and at the end
of the program to know their maximum dynamic strength in their flexor and
extensor muscles of their knees; their muscle mass in their lower extremities;
their body mass and fat percentage; and their speed in the 10 and 20 metres
trials. Just the EG improves remarkably their maximum dynamic strength … No
differences in their muscle mass or in their movement strength are found. The EG
and the CG increase their MBRate and their body fat.
KEYWORDS: resistance training; soccer; body composition;
maximum dynamic strength; speed.
1
INTRODUCCIÓN
La fuerza muscular es una capacidad
condicionante de la motricidad en general
y del rendimiento deportivo en particular (Behringer, Vom Heede, Yue, & Mester, 2010; Cuadrado, Pablos, &
Garcia-Manso, 2006; Garcia-Manso, Navarro, & Ruiz, 1996; González, 2010;
González-Badillo & Gorostiaga, 2002). Aunque en la actualidad se acepta su protagonismo dentro
de los programas de planificación deportiva, con el fin de que el atleta pueda
expresar todo su potencial, tradicionalmente el entrenamiento utilizando carga
externa no ha sido una estrategia de gran calado, dentro de los programas de
preparación de deportistas cuya disciplina no estuviese directamente
relacionada con la fuerza.
Si la inclusión del entrenamiento
específico de la fuerza en el deporte adulto ha estado rodeada de un gran
debate, su conveniencia dentro de las etapas de formación deportiva ha sido
todavía más discutida en las últimas décadas (Behringer et al., 2010). Durante mucho tiempo se aconsejó evitar el trabajo de
fuerza en niños (Metcalf & Roberts, 1993), debido a que podía incrementar el riesgo de lesión y ser
una grave interferencia para el crecimiento (Garcia-Manso et al., 1996).
Sin embargo, actualmente se admite
que las repercusiones negativas del entrenamiento de la fuerza en
sujetos en edad de crecimiento son relativas, o tienen una presencia muy
reducida (Ingle, Sleap, & Tolfrey, 2006). Realmente gran parte de las lesiones que se han
relacionado con este tipo de intervención, no están vinculadas al contenido,
sino a errores en la programación del entrenamiento: ejecución técnica
incorrecta, cargas excesivas, equipamiento peligroso o falta de cualificación
de los técnicos que supervisan el trabajo (Faigenbaum et al., 2009). Un programa bien diseñado, que respete las
particularidades de la etapa evolutiva a la que va dirigida, no debería
entorpecer el crecimiento de los practicantes (Ratel, 2011), y por tanto se
convierte en una estrategia al servicio de cualquier deportista, con
independencia de su edad (Guy & Micheli, 2001; Matos & Winsley, 2007). No obstante, este tipo de entrenamientos lleva consigo un
riesgo inherente de lesión, que por otra parte no es mucho mayor del que se
puede registrar en otros deportes y actividades recreativas, en las que
regularmente participan los adolescentes (Zaricznyj, Shattuck, Mast, Robertson, & D’Elia, 1980).
También se ha dudado del entrenamiento
de fuerza durante la iniciación deportiva, aludiendo a una supuesta falta de
eficacia (Falk & Tenenbaum, 1996) vinculada a los bajos niveles de andrógenos presentes en
la etapa previa a la pubertad (Zakas, Mandroukas, Karamouzis, & Panagiotopoulou, 2007). La Amercian Academy of Pediatrics (1983) (citado en Mayorga, 2011) señalaba que el mayor
alcance del entrenamiento con cargas se obtendría a partir de la etapa
post-puberal. Sin embargo, existen estudios que demuestran mejoras en la fuerza
en sujetos en edad prepuberal, cuando eran sometidos a un trabajo con carga
externa (Da Fontoura, Schneider, & Meyer, 2004; Ingle et al., 2006; Ramsay et
al., 1990; Sadres, Eliakim, Constantini, Lidor, & Falk, 2001) .
Aunque es indudable que la fuerza
máxima es especialmente sensible a ciertos estímulos de entrenamiento entre los
20-30 años (Garcia-Manso et al., 1996), esta capacidad es entrenable en la mayoría de edades (Falk & Tenenbaum, 1996; Falk & Eliakim, 2003; Malina, 2006). Una capacidad es entrenable cuando responde a los
estímulos de entrenamiento aplicados. En el caso de la fuerza, esta respuesta
viene dada por la mejora de diversos factores, que no solo tienen que ver con
las condiciones de la carga, sino también con las propias características de
los sujetos.
Cuando nos referimos a deportistas
principiantes en el trabajo contra resistencia, los primeros incrementos de la
fuerza se deben a adaptaciones de tipo neural (Häkkinen & Komi, 1983). El desarrollo de la fuerza se ve influido por la mejora
en el reclutamiento y sincronización de unidades motrices, y por otra parte,
por la reducción de la co-activación de los músculos antagonistas. Los efectos de un entrenamiento empleando
carga externa sobre los factores de coordinación intermuscular e intramuscular,
permiten avanzar en el desarrollo de la fuerza durante el período prepuberal.
Esta adaptación al entrenamiento de fuerza es la que permite ganar fuerza,
independientemente de que no se haya ganado músculo, como consecuencia de las
limitaciones ligadas al componente estructural, propia de estas edades.
Algunos de los estudios que se han
ocupado de analizar las consecuencias del entrenamiento de fuerza en
adolescentes, señalan la importancia de este tipo de trabajo, por sus positivas
consecuencias en múltiples ámbitos. En contra de las apreciaciones negativas
ligadas al entrenamiento de la fuerza en la adolescencia, este tipo de trabajo
tiene ventajas que trascienden el rendimiento deportivo, y se materializan como
una eficaz ayuda para el crecimiento, la maduración y la salud del sujeto. Se han
descrito mejoras en la composición
corporal, el sistema esquelético y en el funcionamiento cardiovascular (Guy & Micheli, 2001). La American Academy of Pediatrics (2008) recomienda
incluir el trabajo de fuerza correctamente desarrollado y supervisado, dentro
de los programas de actividad física y deportiva de niños y adolescentes.
Un entrenamiento específicamente
dirigido a la mejora de la fuerza, puede
ser combinado dentro de la práctica específica del deporte (Alvarez-San Emeterio, Antuñano, López-Sobaler, & González-Badillo,
2011; Christou et al., 2006; Gorostiaga, Izquierdo, Iturralde, Ruesta, &
Ibáñez, 1999). Si somos capaces de
ambientar correctamente esta composición, conseguiremos que las habilidades
físico-motrices de los deportistas se vean altamente beneficiadas (Faigenbaum, 2007). Esto tiene grandes consecuencias sobre el rendimiento
deportivo presente y futuro, por lo que debe ser tenido en cuenta a la hora de
planificar los procesos de enseñanza-entrenamiento del fútbol. El trabajo de
fuerza junto con el desarrollo de un entrenamiento específico de fútbol, no
sólo es compatible, sino que da mejores resultados que una preparación
exclusivamente basada en el fútbol (Christou et al., 2006). Por lo tanto, es un error prescindir de esta combinación
o reducirla a períodos de preparación de la temporada. Durante la competición,
se pueden organizar 1 ó 2 sesiones en cada microciclo, para que sin afectar a
la competición, puedan seguir contribuyendo al desarrollo biológico y deportivo
del joven futbolista.
2 OBJETIVO DEL ESTUDIO
A partir de todo lo desarrollado, el
objetivo principal de nuestro estudio es: comprobar el efecto de un programa de
entrenamiento con carga externa, sobre la fuerza máxima dinámica, la velocidad de
aceleración y la composición corporal (masa muscular prevista, índice de masa
corporal y porcentaje de grasa), de futbolistas de 14 y 15 años sin experiencia
previa en este tipo de trabajo.
3
MATERIAL Y MÉTODOS
3.1
MUESTRA
La muestra participante está
compuesta por 38 jugadores varones, pertenecientes a los equipos “cadete a” y
“cadete b”, del club Unión Deportiva Salamanca. En el estudio, el equipo
“cadete a” fue utilizado como grupo experimental (GE). Estos jugadores entrenan
4 días a la semana y compiten el sábado o domingo, dentro de la liga
territorial de fútbol tutelada por la Federación de Fútbol de Castilla y León.
El equipo “cadete b”, ha participado como grupo control (GC). Los futbolistas
de este grupo también entrenan 4 días por semana, y compiten los sábados dentro
de la liga 1ª categoría provincial cadete, que organiza la Delegación
Provincial de Fútbol de Salamanca. En la Tabla 1, pueden observarse las
características generales de los grupos participantes en el estudio.
Tabla 1. Principales características de la
muestra participante en el estudio
Grupo: |
N |
Edad () |
Edad () |
Peso () |
Peso () |
Altura () |
Altura () |
GE |
20 |
14,80 años |
0,410 |
61,68 Kg |
10,683 |
171,40 cm |
7,479 |
GC |
18 |
14,06 años |
0,236 |
54,87 Kg |
7,824 |
165,44 cm |
7,048 |
Ninguno de los sujetos incluidos en
el estudio tenía experiencia previa en el trabajo de fuerza. Todos los
jugadores estaban realizando con normalidad, los programas de entrenamiento
fijados por el cuerpo técnico de cada equipo. El programa de fuerza desarrollado
por el GE, se articuló como una actividad incluida en el régimen semanal de
preparación del equipo. Aún así, tanto la dirección deportiva, como los padres
de los jugadores, dieron su consentimiento para que los futbolistas
interviniesen en el estudio.
3.2
MATERIAL
La parte experimental del trabajo ha
sido desarrollada en las instalaciones que el club Unión Deportiva Salamanca,
tiene dedicadas a sus categorías inferiores. En los vestuarios, se tomaron las
medidas de peso, índice de masa corporal (IMC), masa muscular estimada y
porcentaje de grasa, utilizando la báscula TANITA BC-418MA “segmental”. Para la
talla se empleó un tallímetro de aluminio de la marca Holtex.
En el campo de hierba artificial de segunda
generación donde los equipos desarrollan sus entrenamientos y partidos, se
llevó a cabo el test de valoración de la velocidad sobre 10 y 20 metros. Para
esta prueba utilizamos una cinta métrica de 50 metros y células fotoeléctricas
“Chrono”, incluidas en el equipo Globus Ergo System.
Para realizar el test de repetición
máxima (RM) y desarrollar el programa de entrenamiento, empleamos el gimnasio
que el club tiene a disposición del primer equipo y los conjuntos de categorías
inferiores. En el estudio empleamos las máquinas específicas de entrenamiento
de la fuerza, marca “Reebook”: extensión de rodilla (cuádriceps), flexión de
rodilla (isquiotibial), extensión de tobillo desde sentado (tríceps sural),
aproximador y abductor de cadera desde sentado (addutores y abductores de la
cadera).
Para el registro y gestión de los
datos conseguidos en cada una de las fechas de evaluación, así como para la
elaboración de los diferentes programas de entrenamiento, fue necesario un
Ordenador Portátil Acer Travel Mate 5720, con sistema operativo Windows 7.
Además fue necesario utilizar el siguiente software: Microsoft Office 2007,
SPSS v.18.0 y el programa Tesis 2008 RealPower 20.40 Test.
3.3
PROCEDIMIENTO
Para poder poner en práctica el
estudio, se pidió permiso al coordinador técnico de las categorías inferiores
del club Unión Deportiva Salamanca. Posteriormente se presentó el trabajo a los
técnicos de los equipos implicados, transmitiéndoles las funciones y
obligaciones idóneas al desarrollo de la experiencia. Antes del comienzo del
trabajo, los jugadores entregaron un documento de consentimiento informado,
firmado por sus padres o tutores, que certifica su voluntaria participación en
el desarrollo del programa de entrenamiento.
Las variables contempladas en el
estudio son:
·
Variable
dependiente: IMC, masa muscular en pierna derecha e izquierda, porcentaje de
grasa, capacidad de aceleración en 10 y 20 metros y fuerza dinámica máxima.
·
Variable
independiente: el programa de entrenamiento de fuerza (20 sesiones) y fútbol
(46 sesiones en total).
El primer paso antes del desarrollo
de la fase experimental, fue familiarizar a los sujetos del GE y del GC, con
los ejercicios específicos de fuerza. Para ello se diseñaron 4 sesiones, a lo
largo de 3 semanas, en las que los futbolistas practicaron los ejercicios
incluidos en el programa de entrenamiento. El trabajo de estas sesiones estaba orientado hacia la
fuerza resistencia.
Durante la primera sesión de la
cuarta semana se realizaron las pruebas de evaluación inicial (Pre-Test). Para
su desarrolló se dividió a cada equipo en dos grupos, con el fin de dinamizar
el proceso. El orden de desarrollo de las pruebas fue el siguiente: registro de
la altura, del peso corporal, cálculo del índice de masa corporal ) y composición corporal (masa muscular de piernas y
porcentaje de grasa); pruebas de velocidad; y test de RM. Tras aplicar el
programa de entrenamiento, se realizó la evaluación final (Pos-Test). Para la
toma de datos se mantuvieron estables las condiciones de evaluación entre el GE
y GC, y entre la prueba inicial y la final.
Los protocolos seleccionados para el
control de las variables dependientes, fueron ejecutados siempre por el mismo
evaluador, con el objetivo de asegurar la precisión de la medida. La
descripción del procedimiento de evaluación es la siguiente:
·
Variable
IMC, masa muscular de miembros inferiores y porcentaje de grasa. Con el
objetivo de asegurar la mayor exactitud en la medida, la prueba se realizó el
mismo día (martes) y a la misma hora. Los jugadores respetaron y repitieron las
siguientes condiciones para el análisis: no tomar líquidos antes de la prueba;
no tomar ningún alimento, ni consumir cafeína 4 horas antes de la prueba; no
realizar ejercicio físico antes de la prueba; haber orinado 30 minutos antes de
la prueba; no llevar en el momento de la evaluación ningún objeto metálico
(reloj, anillo, cadena, etc.), realizar la prueba en ropa interior.
·
Variable
velocidad: los jugadores partiendo desde parados, recorren lo más rápido
posible una distancia de 10 y 20 metros. Se permite ejecutar 2 intentos por
cada una de las distancias, con el suficiente tiempo de recuperación entre cada
uno de ellos. Se seleccionará el mejor tiempo obtenido en cada una de las pruebas. Esta prueba fue precedida por un
calentamiento supervisado de 12 minutos de duración: carrera continua,
estiramientos y ejercicios de movilidad articular y desplazamientos múltiples,
variando la intensidad.
·
Variable
fuerza dinámica máxima: se calculó la RM en los ejercicios de extensión y
flexión de rodillas. El test de una repetición máxima puede ser potencialmente
lesivo cuando se aplica en sujetos jóvenes (Faigenbaum, Milliken, & Westcott, 2003), por lo que optamos por utilizar el cálculo indirecto a
través de la fórmula propuesta por (Brzycki, 1993): . Los jugadores fueron organizados en parejas. El test iba
precedido por un calentamiento, donde el jugador realizaba 2 series de 12
repeticiones con una carga similar a la utilizada durante el período de
adaptación. Posteriormente el evaluador ajustaba la carga, pidiendo al sujeto
que realizase el mayor número de repeticiones posible. En todos los casos, se tomó como referencia
una resistencia con la que el deportista no hiciera más de 10
repeticiones.
3.4
PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO
El GE compuesto por los jugadores del
equipo “cadete a” de la Unión Deportiva Salamanca desarrolló durante 10
semanas, un entrenamiento de fútbol y trabajo de fuerza específico en gimnasio.
Un entrenamiento según estos parámetros, se dispondría como una 1ª fase dentro
del desarrollo de la fuerza (González, 2010). En esta etapa inicial, el objetivo fundamental será
preparar al sistema musculo-esquelético para que pueda ir asumiendo cargas de
trabajo de alta exigencia.
El programa para el desarrollo de la
fuerza, comprendía 20 sesiones de entrenamiento, realizadas con una frecuencia
de 2 sesiones por semana (lunes y miércoles). Para el diseño de nuestro
programa, nos hemos basado en el método de repeticiones III (González-Badillo & Gorostiaga, 2002), ya que los entrenamiento basados en cargas no máximas,
repetidas un número no máximo de veces, es lo más recomendado para aquellos
individuos no especializados en el trabajo de musculación (Pradet, 1999). El método de
repeticiones III, puede ser muy útil para jóvenes y principiantes y presenta
como componentes de la carga: intensidades entre el 60-75% 1RM; 6-12
repeticiones; 3-5 series; recuperación entre series de 3-5 minutos; y velocidad
de ejecución media.
El entrenamiento estaba formado por
5 ejercicios, dirigidos a 5 grupos musculares concretos: gemelos, cuádriceps,
isquiotibiales, adductores y abductores. Para el desarrollo de la sesión se
organizó al equipo en dos grupos de 10 jugadores. Cada sesión fue supervisada
por un técnico especialista, que se encargaba de dirigir el calentamiento;
controlar el desarrollo de los ejercicios, la velocidad de ejecución y la
utilización de pesos correctos; y guiar la parte final, en la que se incluían
ejercicios dirigidos a potenciar la musculatura abdominal y ejercicios activos
de elasticidad muscular.
Los lunes los jugadores que habían
jugado más minutos el fin de semana, realizaban sólo el entrenamiento de
fuerza. Pero los futbolistas no convocados y suplentes realizaban el
entrenamiento de fuerza y 30 minutos de fútbol. Los miércoles, cada grupo era
citado a una hora, realizando durante los primeros 30 minutos el entrenamiento
de fuerza en gimnasio y posteriormente 45 minutos de fútbol. Los jueves y
viernes se realizaba el entrenamiento en el campo de juego. Este entrenamiento
estaba basado en actividades globales, con alto componente táctico. Se prohibió
a los entrenadores, desarrollar contenidos específicos de velocidad y fuerza.
El GC realizó 46 sesiones de 90-120
minutos de entrenamiento específico de fútbol. Este volumen de trabajo coincide
con el realizado por el GE. En el diseño de los entrenamientos, se tuvo en
cuenta los contenidos tácticos trabajados por el GE y se eliminaron todas las
tareas vinculadas al desarrollo específico de la velocidad y la fuerza.
3.5
ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Se calcularon los estadísticos
descriptivos (media y desviación típica) de las diferentes variables
estudiadas. Para el análisis intragrupo, se compararon los datos obtenidos en
el pre-test y el pos-test a través de la prueba t Student para muestras relacionadas. En todos los casos, a efectos
de interpretación y análisis asumimos el 95% como intervalo de confianza. Las
diferencias entre los resultados serán muy significativas cuando p<0,01
y significativas cuando p<0,05.
4
RESULTADOS
Los resultados muestran que los
jugadores pertenecientes al GE, que realizan trabajo específico de fuerza en
gimnasio y entrenamiento de fútbol, han
conseguido mejorar de forma muy significativa (p<0,01) la
fuerza dinámica máxima de los extensores y flexores de la rodilla. Esta mejora significativa en la fuerza no se observa en
el GC, compuesto por jugadores que sólo hicieron entrenamiento de fútbol.
Aunque la fuerza mejora levemente en los futbolistas del equipo “cadete b”, la
comparación entre los datos conseguidos en el pre-test y el pos-test en la
prueba de RM, no puede ser considerada estadísticamente significativa. En la
Tabla 2, están recogidos los estadísticos descriptivos de las dos pruebas de
evaluación, en cada uno de los grupos musculares analizados. También se puede
observar el p-valor (sig.) obtenido tras la comparación de los valores
del test RM a través de la prueba t Student para muestras relacionadas.
Tabla 2. Estadísticos descriptivos y comparación de medias
para los valores de RM en el GE Y GC, al comienzo y al final del entrenamiento
Grupo: |
Variable dependiente |
Pre-Test () |
Pos-Test () |
Sig. |
GE |
RM (Kg) Extensor de
rodilla |
112,50 ± 20,40 |
121,67 ± 24,80 |
0,008** |
RM (Kg) Flexor de
rodilla |
70,26 ± 14,42 |
78,28 ± 17,66 |
0,000** |
|
GC |
RM (Kg) Extensor de
rodilla |
72,18 ± 15,36 |
74,51 ± 15,60 |
0,074 |
RM (Kg) Flexor de
rodilla |
53,97 ± 53,97 |
54,18 ± 10,48 |
0,783 |
**Diferencia estadísticamente muy significativa, p<0,01
(Sig.)
En la Tabla 3, pueden observarse los
efectos del entrenamiento, sobre las variables vinculadas a la composición
corporal de los jugadores. El entrenamiento de fuerza unido a las sesiones de
fútbol, no ha conseguido incrementar de forma significativa (p>0,05),
la masa muscular de las extremidades inferiores de los futbolistas incluidos en
el GE. La masa del tejido magro sin hueso evoluciona de forma similar en el GC,
puesto que la mejora de esta variable no tiene relevancia desde el punto de
vista estadístico.
Por otra parte, tanto en el GE como
en el GC se observa un aumento en el IMC al final del programa de
entrenamiento. Esta diferencia en la comparación de los valores registrados en
el pre-test y el pos-test, es significativa en los jugadores que realizaron
entrenamiento de fuerza y de fútbol (p<0,05), y muy significativa en
aquellos que sólo entrenaron a través del fútbol (p<0,01). Con
respecto a la grasa corporal estimada a través de la TANITA, se comprueba un
aumento muy significativo (p<0,01) en el porcentaje del peso
total del cuerpo que corresponde al tejido graso, en los dos grupos analizados.
En los jugadores del GE el incremento en el porcentaje de grasa, es más elevado
que en los futbolistas del GC que sólo hicieron fútbol.
Tabla 3. Estadísticos descriptivos y comparación de medias para
los valores de masa muscular prevista en la pierna derecha e izquierda, IMC y %
de grasa corporal, al comienzo y al final del entrenamiento
Grupo: |
Variable dependiente |
Pre-Test () |
Pos-Test () |
Sig. |
GE |
Masa muscular pierna
derecha (Kg) |
8,95 ± 1,54 |
8,95 ± 1,52 |
1,000 |
Masa muscular pierna
izquierda (Kg) |
8,63 ± 1,57 |
8,60 ± 1,51 |
0,700 |
|
|
IMC |
20,93 ± 2,25 |
21,29 ± 2,21 |
0,018* |
|
% Grasa corporal |
15,84 ± 2,70 |
17,10 ± 2,89 |
0,000** |
GC |
Masa muscular pierna
derecha (Kg) |
8,10 ± 1,40 |
8,20 ± 1,40 |
0,111 |
Masa muscular pierna
izquierda (Kg) |
7,70 ± 1,30 |
7,74 ± 1,31 |
0,115 |
|
|
IMC |
19,55 ± 2,32 |
20,00 ± 2,42 |
0,000** |
|
% Grasa corporal |
15,60 ± 2,79 |
16,52 ± 2,58 |
0,000** |
*Diferencia estadísticamente significativa, p<0,05
(Sig.)
**Diferencia estadísticamente muy significativa, p<0,01
(Sig.)
Los resultados en los test de velocidad sobre
10 y 20 metros, muestran como el programa de entrenamiento de fuerza, consigue
mejorar levemente la capacidad de aceleración. Los sujetos que entrenaron sólo
fútbol a través de actividades globales de alto contenido táctico, tampoco
mejoran lo suficiente en esta capacidad física. La comparación entre los resultados
del pre-test y el pos-test en cada prueba realizada, arroja una diferencia no
significativa (p>0,05) en el GE y en el GC. Todos estos datos pueden
comprobarse en la Tabla 4.
Tabla 4. Estadísticos descriptivos y comparación de medias
para los valores de velocidad en los test de 10 y 20 metros, al comienzo y al
final del entrenamiento
Grupo: |
Variable dependiente |
Pre-Test () |
Pos-Test () |
Sig. |
GE |
Velocidad 10 metros
(segundos) |
1,864 ± 0,105 |
1,835 ± 0,113 |
0,434 |
Velocidad 20 metros
(segundos) |
3,248 ± 0,203 |
3,170 ± 0,292 |
0,336 |
|
GC |
Velocidad 10 metros
(segundos) |
1,965 ± 0,086 |
1,951 ± 0,085 |
0,324 |
Velocidad 20 metros
(segundos) |
3,433 ± 0,196 |
3,370 ± 0,152 |
0,087 |
5
DISCUSIÓN
Un programa de entrenamiento
empleando cargas externas, que haya sido diseñado correctamente, debe ser entendido
como una estrategia segura y eficaz para el desarrollo de la fuerza del jugador
(Faigenbaum, 2000). Una intensidad y un volumen de la carga suficiente, junto
con un número mínimo de sesiones de entrenamiento, provocarán un efecto
positivo sobre los valores de fuerza (García-Manso et al., 1996). En nuestro estudio, la utilización de intensidades del
60% y 70% sobre la RM registrada en el pre-test, combinando 6-12 repeticiones
por 3-5 series, ha conseguido efectos positivos sobre la fuerza máxima
dinámica. Esto mismo ha sido observado en otros estudios que plantearon
parámetros de carga similares (Faigenbaum et al., 2002; Faigenbaum, Westcott, Loud, &
Long, 1999; Ingle et al., 2006; Ozmun, Mikesky, & Surburg, 1994). Por lo tanto, es
posible que con futbolistas jóvenes, utilizar cargas medias, sea suficiente
para conseguir interesantes resultados sobre la fuerza (García et al., 2005).
Además, en nuestro estudio se observa que 2
días de entrenamiento a la semana, son suficientes para desarrollar el bloque
de introducción a la fuerza. Esto mismo ha sido demostrado por otros trabajos
que utilizando esta frecuencia de entrenamiento semanal con una muestra
parecida, consiguieron también mejoras sobre esta capacidad física (Faigenbaum, Milliken, Moulton, & Westcott, 2005; Sadres et al., 2001). Parece que 2 sesiones específicas por semana es la medida
idónea. Incrementar la frecuencia semanal tendría similares consecuencias sobre
el desarrollo de la fuerza (Mayorga, 2011), y reducir el trabajo a una sesión minimizaría el efecto
de la carga sobre la ganancia de fuerza (Faigenbaum et al., 2002).
Durante la pubertad, los factores
fisiológicos implicados en el crecimiento están en continuo cambio, de manera
que estas modificaciones estructurales influyen en el propio desarrollo de las
capacidades físicas (Faigenbaum et al., 2009). Es necesario que el programa de entrenamiento tenga la
duración suficiente, para que las mejoras puedan asociarse al trabajo
desarrollado. Lo más conveniente para que la carga logre el efecto deseado, es
que el entrenamiento dure al menos entre 6-8 semanas (Faigenbaum et al., 2002, 1999; Ozmun et al., 1994). Por esta razón, pensamos que las mejoras de fuerza
conseguidas por los futbolistas de nuestro estudio, son debidas al efecto de
las 10 semanas de entrenamiento, y no sólo a razones de tipo evolutivo. Además,
el GC sometido a un volumen de entrenamiento similar al desarrollado por el GE,
no obtuvo mejoras en la fuerza, por lo que podemos descartar que la evolución
de esta capacidad esté relacionada con variables ajenas al propio
entrenamiento.
El GE obtuvo mejoras en la fuerza
máxima dinámica de la musculatura extensora y flexora de la rodilla, tal y como
está descrito en otros trabajos, desarrollados con deportistas en la etapa
puberal (Alvarez-San Emeterio et al., 2011; Gorostiaga et al., 1999; Lillegard,
Brown, Wilson, Henderson, & Lewis, 1997) y prepuberal (Da Fontoura et al., 2004; Ingle et al., 2006; Sadres et al., 2001). Sin embargo, el entrenamiento sólo de fútbol, no
consiguió que los futbolistas mejorasen en esta variable. Por lo tanto, para
conseguir el desarrollo de una capacidad tan interesante como la fuerza, es
preciso articular programas de entrenamiento con estímulos específicos. Este
tipo de entrenamiento, puede ser eficaz desde los 14-15 años, tal y como
demuestran los resultados obtenidos tras la aplicación de nuestro programa.
Al igual que sucede en estudios
previos (Ozmun et al., 1994; Ramsay et al., 1990), la ganancia de fuerza no parece implicar un desarrollo
manifiesto de la masa muscular. Esto certifica que la mejora de la fuerza
máxima no depende sólo de elementos ligados al desarrollo del músculo, sino que
existen factores cualitativos vinculados al funcionamiento neuronal, muy
implicados en la mejora de esta capacidad, cuando se trata de sujetos
principiantes en el trabajo de contra resistencia (Falk & Eliakim, 2003; Häkkinen & Komi, 1983).
El desarrollo de una cualidad física
puede provocar el progreso de otras (Pradet, 1999). En este
sentido, algunos estudios ha señalado en muestras de edades similares a la
nuestra, una buena transferencia del entrenamiento con carga externa a la
velocidad sobre 30 metros (Christou et al., 2006; Lillegard et al., 1997). Sin embargo, los resultados de este estudio señalan que
no existe una correspondencia entre la mejora de la fuerza y el tiempo de
carrera en las pruebas de 10 y 20 metros. Aunque con el desarrollo de los
ejercicios propuestos se puede mejorar la coordinación intramuscular, los
resultados obtenidos subrayan que no se ha optimizado la interacción entre los
diferentes grupos musculares implicados en el gesto deportivo. Por esto creemos
que el trabajo de fuerza en el gimnasio, debe acompañarse de otras estrategias
que mejoren paralelamente las condiciones físico-coordinativas del deporte.
Algunos trabajos indican que la inclusión de ejercicios pliométricos, puede
facilitar la traslación de las ganancias de fuerza a la carrera (Faigenbaum et al., 2007). Además, en modalidades como el fútbol, es necesario
vincular las capacidades físicas y las acciones técnicas, al contexto que marca
la táctica.
La mala respuesta del GE con
respecto a la velocidad también puede estar provocada por el aumento del porcentaje en masa grasa registrado en los sujetos
participantes en el entrenamiento de fuerza. En nuestro estudio los sujetos
participantes en el entrenamiento de la fuerza han incrementado el porcentaje
de grasa corporal. Pensamos que esta respuesta al entrenamiento, perjudica la
eficacia mecánica, y por lo tanto influirá negativamente sobre la velocidad de
desplazamiento.
Este aumento en el porcentaje de
grasa no ha sido descrito en otros estudios consultados (Westcott, Tolken, & Wessner, 1995). El mayor aumento
en la adiposidad del GE con respecto al GC, puede ser debido a que el
entrenamiento de fuerza y fútbol, reduce la carga de entrenamiento aeróbica, puesto que la sesión del lunes y parte del
entrenamiento del miércoles se dedica al trabajo de fuerza. Este factor nos
obliga a prestar especial atención a la alimentación de nuestros deportistas.
6 CONCLUSIONES
A la luz de los
resultados obtenidos en nuestra investigación, podemos pensar que un programa
de entrenamiento con carga externa, aplicado a futbolistas de 14 y 15 años sin
experiencia previa en este tipo de trabajo, provoca un incremento en la fuerza
dinámica máxima de la musculatura extensora y flexora de la rodilla, este
incremento de la fuerza se produce sin que exista un aumento de la masa muscular
de las extremidades inferiores. Nuestro programa de fuerza, no provoca una
mejora en la velocidad de aceleración sobre distancias de 10 y 20 metros. Por
otra parte, esta intervención ha incrementado el % de grasa corporal en los
sujetos de estudio.
Las características de nuestra muestra nos hacen mantener un grado de prudencia, por lo que no pretendemos alcanzar conclusiones universales, sino generar el máximo conocimiento relativo a un contexto singular.
7
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Álvarez-San
Emeterio, C., Antuñano, N. P.-G., López-Sobaler, A. M., & González-Badillo,
J. J. (2011). Effect of strength training and the practice of Alpine skiing on
bone mass density, growth, body composition, and the strength and power of the
legs of adolescent skiers. Journal of strength and conditioning
research/National Strength & Conditioning Association, 25(10), 2879-2890.
doi:10.1519/JSC.0b013e31820c8687
http://dx.doi.org/10.1519/JSC.0b013e31820c8687
American
Academy of Pediatrics (2008). Strength training by children and adolescents. Pediatrics,
121(4), 835-840. doi:10.1542/peds.2007-3790 http://dx.doi.org/10.1542/peds.2007-3790
Behringer,
M., Vom Heede, A., Yue, Z. & Mester, J. (2010). Effects of resistance
training in children and adolescents: a meta-analysis. Pediatrics, 126(5),
1199-1210. doi:10.1542/peds.2010-0445 http://dx.doi.org/10.1542/peds.2010-0445
Brzycki,
M. (1993). Strength Testing Predicting a One-Rep Max from Reps to Fatigue. The
Journal of Physical Education, Recreation & Dance, 64, 88-90. http://dx.doi.org/10.1080/07303084.1993.10606684
Christou,
M., Smilios, I., Sotiropoulos, K., Volaklis, K., Pilianidis, T. &
Tokmakidis, S. P. (2006). Effects of resistance training on the physical
capacities of adolescent soccer players. Journal of
strength and conditioning research / National Strength & Conditioning
Association, 20(4), 783-791. doi:10.1519/R-17254.1 http://dx.doi.org/10.1519/R-17254.1
Cuadrado,
G., Pablos, C. & Garcia-Manso, J. M. (2006). Aspectos metodológicos y
fisiológicos del trabajo de hipertrofia muscular. Sevilla: Wanceulen.
Da
Fontoura, A. S., Schneider, P. & Meyer, F. (2004). Effect of the muscular
strength detraining in prepubertal boys. Revista Brasileira de Medicina do
Esporte, 10(4), 285-288.
Faigenbaum,
A. D. (2000). Strength training for children and adolescents. Clinics in Sports
Medicine, 19(4), 593-619. http://dx.doi.org/10.1016/S0278-5919(05)70228-3
Faigenbaum,
A. D. (2007). Resistance Training for Children and Adolescents: Are There
Health Outcomes? American Journal of Lifestyle Medicine, 1(3), 190-200.
doi:10.1177/1559827606296814
http://dx.doi.org/10.1177/1559827606296814
Faigenbaum,
A. D., Kraemer, W. J., Blimkie, C., Jeffreys, I., Micheli, L. J., Nitka, M.
& Rowland, T. W. (2009). Youth Resistance Training: Updated Position
Statement Paper. Journal of Strength and Conditioning Research, 0(0), 1-20.
Faigenbaum, A.
D., Mcfarland, J. E., Keiper, F. B., Tevlin, W., Nicholas, A., Kang, J. &
Hoffman, J. R. (2007). Effects
of a short-term plyometric and resistance training program on fitness
performance in boys age 12 to 15 years. Journal of Sport Science and Medicine,
6, 519-525.
Faigenbaum, A.
D., Milliken, L. A. & Westcott, W. L. (2003). Maximal Strength Testing in Healthy
Children. Journal of Strength And Conditioning Research, 17(1), 162-166.
Faigenbaum, A.
D., Milliken, L. A., Loud, R. L., Burak, B., Doherty, C. L. & Westcott, W.
L. (2002). Comparison of 1 and
2 days per week of strength training in children. Research Quarterly for
Exercise and Sport, 73(4), 416-424.
http://dx.doi.org/10.1080/02701367.2002.10609041
Faigenbaum, A.
D., Milliken, L. A., Moulton, L. & Westcott, W. L. (2005). Early muscular fitness adaptations in
children in response to two different resistance training regimens. Pediatric
Exercise Science, 17, 237-248.
Faigenbaum, A.
D., Westcott, W. L., Loud, R. L. & Long, C. (1999). The effects of different resistance
training protocols on muscular strength and endurance development in children. Pediatrics,
104(1), 1-7.
http://dx.doi.org/10.1542/peds.104.1.e5
Falk,
B. & Tenenbaum, G. (1996). The effectiveness of resistance training in
children. A meta-analysis. Sports Medicine, 22(3), 176-186. http://dx.doi.org/10.2165/00007256-199622030-00004
Falk,
B. & Eliakim, A. (2003). Resistance training, skeletal muscle and growth. Pediatric
Endocrinology Reviews, 1(2), 120-127.
Garcia-Manso,
J. M., Navarro, M., & Ruiz, J. A. (1996). Bases teóricas del entrenamiento
deportivo. Barcelona: Gymnos.
García,
J., Oliveira, J., Carrizo, E., Sanagua, J., Sarmiento, S., Cappa, D., Herrera,
J., Acosta, G. & Aparicio, F. (2005). Efectos del entrenamiento de fuerza
integrado dos veces por semana. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de
la Actividad Física y el Deporte, 5, 30-38.
González
Badillo, J. J. & Gorostiaga, E. (2002). Fundamentos del entrenamiento de la
fuerza. Barcelona: INDE.
González,
J. M. (coor). (2010). Fundamentos del entrenamiento deportivo. Sevilla:
Wanceulen.
Gorostiaga,
E., Izquierdo, M., Iturralde, P., Ruesta, M. & Ibá-ez, J. (1999). Effects
of heavy resistance training on maximal and explosive force production,
endurance and serum hormones in adolescent handball players. European Journal
of Applied Physiology, 80, 485-493. http://dx.doi.org/10.1007/s004210050622
Guy, J.
& Micheli, L. (2001). Strength training for children and adolescents. J Am
Acad Orthop Surg, 9, 29-36.
Häkkinen,
K. & Komi, P. V. (1983). Electromyographic changes during strength training
and detraining. Medicine and science in sports and exercise, 15(6), 455-460. http://dx.doi.org/10.1249/00005768-198315060-00003
Ingle, L., Sleap, M. & Tolfrey, K. (2006). The effect of a complex training and
detraining programme on selected strength and power variables in early pubertal
boys. Journal of Sports Sciences, 24(9), 987-997. doi:10.1080/02640410500457117
http://dx.doi.org/10.1080/02640410500457117
Lillegard, W., Brown, E., Wilson, D., Henderson, R.,
& Lewis, E. (1997). Efficacy
of strength training in prepubescent to early postpubescent males and females. Pediatric
Rehabilitation, 1(3), 147-157.
Malina,
R. M. (2006). Weight training in youth-growth, maturation, and safety: an
evidence-based review. Clinical journal of sport medicine: official journal
of the Canadian Academy of Sport Medicine, 16(6), 478-487.
doi:10.1097/01.jsm.0000248843.31874.be http://dx.doi.org/10.1097/01.jsm.0000248843.31874.be
Matos, N.
& Winsley, R. J. (2007). Trainability of young athletes and overtraining. Journal
of Sports Science and Medicine, 6, 353-367.
Mayorga,
D. (2011). Efecto del entrenamiento resistido sobre la fuerza y resistencia
muscular en escolares prepúberes sanos una revisión sistemática. Revista de
Transmisión del Conocimiento Educativo y de la Salud, 3(1), 33-54.
Metcalf, J. A. & Roberts, S. O. (1993). Strength training and the immature
athlete: an overview. Pediatric nursing, 19(4), 325-332.
Ozmun,
J. C., Mikesky, A. E. & Surburg, P. R. (1994). Neuromuscular adaptations
following prepubescent strength training. Medicine and Science in Sports and
Exercise. 26(4), 510-514. http://dx.doi.org/10.1249/00005768-199404000-00017
Pradet, M.
(1999). La preparación física. Barcelona: INDE.
Ramsay, J. A., Blimkie, C. J., Smith, K., Garner, S.,
MacDougall, J. D. & Sale, D. G. (1990). Strength training effects in prepubescent boys. Medicine
and Science in Sports and Exercise, 22(5), 605-614. http://dx.doi.org/10.1249/00005768-199010000-00011
Ratel, S.
(2011). High-intensity and resistance training and elite young athletes. Medicine
and Sport Science, 56, 84-96. doi:10.1159/000320635
Sadres,
E., Eliakim, A., Constantini, N., Lidor, R. & Falk, B. (2001). The Effect
of Long-Term Resistance Training on Anthropometric Measures Muscle Strength,
and Self Concept in Pre-Pubertal Boys. Pediatric Exercise Science, 13(4),
357-372.
Westcott, W. L., Tolken, J. & Wessner, B. (1995). School-based conditioning programs for
physically unfit children. Strength And Conditioning, 17, 5-9. http://dx.doi.org/10.1519/1073-6840(1995)017<0005:SBCPFP>2.3.CO;2
Zakas, A., Mandroukas, K., Karamouzis, G. & Panagiotopoulou,
G. (2007). Physical
training, growth hormone and testosterone levels and blood pressure in
prepubertal, pubertal and adolescent boys. Scandinavian
Journal of Medicine & Science in Sports, 4(2), 113-118.
doi:10.1111/j.1600-0838.1994.tb00412.x http://dx.doi.org/10.1111/j.1600-0838.1994.tb00412.x
Zaricznyj, B., Shattuck, L. J., Mast, T. A.,
Robertson, R. V. & D'Elia, G. (1980). Sports-related
injuries in school-aged children. The American Journal of Sports Medicine,
8(5), 318-324. http://dx.doi.org/10.1177/036354658000800504
Referencias totales / Total references: 38
(100%)
Referencias propias de la revista / Journal's
own references: 1 (2,63%)
Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte
- vol. 15 - número 57 - ISSN: 1577-0354