Sáez de Ocáriz
Granja, U. y Lavega Burgués, P.
(2015). Estudio de los
conflictos en el juego en educación física en primaria / Study
of Conflicts in Games Played During Primary
School Physical Education Classes. Revista
Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol.
15 (57) pp. 29-44. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista57/artestudio555.htm DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2015.57.003
ORIGINAL
ESTUDIO DE LOS CONFLICTOS EN EL JUEGO EN EDUCACIÓN FÍSICA EN
PRIMARIA
STUDY OF CONFLICTS IN GAMES PLAYED DURING
PRIMARY SCHOOL PHYSICAL EDUCATION CLASSES
Sáez de
Ocáriz Granja, U.1 y Lavega
Burgués, P.2
1 Doctor por
la Universidad de Lleida, profesor del INEFC Barcelona, España, usaez@gencat.cat
2 Doctor en
Filosofía y Pedagogía, profesor del
INEFC Lleida, España, plavega@inefc.es
Agradecimientos
Este trabajo ha contado con
el soporte del Instituto Nacional de Educación Física de Catalunya (INEFC) de
la Generalitat de Catalunya.
Código
UNESCO / UNESCO code: 5899 Otras
especialidades pedagógicas (Educación Física y Deporte) / Other pedagogical
specialities (Physical Education and Sport).
Clasificación
Consejo de Europa / Council of Europe classification: 5. Didáctica y metodología / Curriculum and methodology.
Recibido 14 de marzo de 2012 Received March 14, 2012
Aceptado 19 de enero de 2014 Accepted January 19, 2014
RESUMEN
Este estudio investigó los conflictos
motores (CM) surgidos en los juegos realizados en clases de educación física en
un centro de educación primaria. Se examinaron los conflictos que se originaron
en cuatro clases de juegos (psicomotores, cooperación, oposición y
cooperación-oposición). Se trata de un estudio de caso único ramificado
multisujeto (n = 43 estudiantes, 21 niños y 22 niñas, de entre 8 y 11 años de
edad). El profesor compartió el rol de investigador participante y de docente.
Se aplicaron 255 juegos que originaron 747 CM. El análisis estadístico
inferencial (modelo de regresión logística univariable y multivariable)
permitió investigar el origen, la respuesta y su relación en los diferentes CM.
El estudio ha confirmado el alto nivel conflictivo del alumnado. También se ha
observado que los CM están directamente relacionados con la familia de juegos motores en las que emergen.
PALABRAS CLAVE: conflicto,
educación física, educación primaria, juegos
ABSTRACT
This study investigated the types of motor conflict arising in four kinds
of games (psychomotor, cooperation, opposition and cooperation-opposition)
played in the context of primary school physical education classes. This was a
multi-subject, single-case study (n = 43 students, 21 boys and 22 girls aged
between 8 and 11 years). The class teacher had a dual role as participant
researcher and educator. A total of 255 games were studied, in which 747 motor
conflicts arose. An inferential statistical analysis (univariate and
multivariate logistic regression) was used to investigate the origin of and
response to each motor conflict, as well as the relationship between these two
aspects. The results revealed high levels of conflict among these students. The
different types of conflict were also found to be related to the family of
motor games in which they arose.
KEY WORDS:
conflict, physical education, primary school, games
INTRODUCCIÓN
A
lo largo de toda la vida, el ser humano participa de múltiples contextos donde
debe interactuar con otras personas. Dichas interacciones forman parte de los
procesos de socialización donde se aprende a respetar los procedimientos
fundamentales que rigen la propia cultura (e.g. Deutsch, Coleman & Marcus,
2006). Entre estos procesos de socialización y de vida social es habitual la
aparición de conflictos. De hecho, el conflicto es un comportamiento inherente
al género humano, implícito en el mismo acto de vivir, inseparable de las
relaciones sociales y que se encuentra presente en todas las épocas y edades,
afectando de manera muy importante a la vida de las personas y de las
sociedades que estas conforman (Fisas, 1998; Girard & Koch, 1996; Ortega
& Del Rey, 2003).
Esta
investigación considera el marco teórico que plantea la conflictología
(Vinyamata, 2003 ), disciplina que recoge diferentes
visiones orientadas hacia el estudio del conflicto. Entre los posibles enfoques
que se sirven de esta disciplina se localizan numerosas aportaciones que lo
consideran desde un punto de vista social (Sáez de Ocáriz, 2011). Desde esta
perspectiva, el conflicto es concebido como una construcción de la sociedad,
formado por un proceso interactivo (una acción y una reacción), y que se da en
un contexto determinado (Lederach, 1995).
En
los centros educativos, institución social básica encargada de asumir las
obligaciones educativas, la continua emergencia de conflictos es motivo de
preocupación del colectivo docente, ya que mientras en el pasado se
consideraban incidentes anecdóticos, en la actualidad han pasado a formar parte
de la realidad de las escuelas (Ortega & Del Rey, 2003). De hecho, desde el
informe europeo “Proposal for an Action
Plan to Tackle Violence in the Schools” (Salomäki, 2001) se incide
claramente en la necesidad de contar con instrumentos y procedimientos que
actúen de forma preventiva en la mejora de la convivencia escolar.
Ejemplo
de ello son los trabajos realizados en las escuelas españolas para conocer la
influencia social y mejorar la convivencia escolar (e.g. Burguet, 1999; Cerezo,
2009; Del Rey & Ortega, 2001; Díaz-Aguado, 2006; Farré, 2004;
González-Pérez & Criado, 2004; Rodríguez-Basanta & Salarich, 2009;
Sastre & Moreno, 2002; Trianes & García-Correa, 2002; Viñas, 2004); así
como estudios específicos desde el área de educación física enfocados hacia la
prevención de conflictos (Gómez-Rijo, 2005; Kwon, 2007; López-Ros & Eberle,
2003; Tejero, Balsalobre & Ibáñez, 2011; Tejero, Ibáñez & Pérez-Alonso,
2008; entre otros) e incluso al trabajo de los conflictos en las propias clases
(Costes, 2003; Fraile, 2008; Lavega, 2001).
El conflicto
en las sesiones de educación física
Continuando
los estudios iniciados por Lavega (2001), una de las pocas perspectivas que
estudia el conflicto desde la propia educación física, se afirma la existencia
de dominios de acción motriz o familias de juegos deportivos (Parlebas, 2001)
que suscitan maneras distintas de relacionarse. Cada familia activa diferentes
procesos de naturaleza práxica que activan unas determinadas conductas
motrices. Desde este enfoque, se argumenta que los conflictos del alumnado que
acontecen en las sesiones de educación física surgen cuando sus conductas no
van en la dirección que propone la lógica interna o propiedades del juego
motor.
En las clases de educación física, el
juego motor es un auténtico laboratorio de relaciones sociales en el que
habitualmente los protagonistas viven experiencias asociadas a interacciones y
emociones que a menudo originan tensiones entre los protagonistas. Desde la
praxiología motriz, se considera que todos los juegos motores disponen de una
lógica interna que obliga a sus participantes a relacionarse de una manera
determinada con los demás, con el espacio, con el tiempo y con el material
(Parlebas, 2001). Esta disciplina propone una clasificación de los juegos
motores basada en el tipo de relaciones que se establecen entre sus
participantes y con el espacio. En función del criterio de interacción entre
los participantes se distinguen cuatro dominios de acción motriz: a) los juegos
psicomotores en los que no existe interacción motriz entre los participantes;
b) juegos cooperativos en los que dos o más personas cooperan para lograr un
objetivo común; c) juegos de oposición en el que s protagonizan relaciones de
rivalidad; d) juegos de cooperación-oposición en los que los participantes
cooperan con compañeros y se oponen a adversarios.
En
consecuencia, el juego actúa como una sociedad en miniatura (Parlebas, 2001)
sobre la que el profesorado competente encuentra un talismán de actuación para
intervenir de manera unitaria sobre la totalidad de la persona, percibiendo al
alumnado como centro de atención e interés del proceso educativo. Cuando un
alumno o alumna participa en un juego, cada una de sus respuestas motrices
además de activar determinados grupos musculares, también pone en acción, de
manera unitaria ,el resto de dimensiones que le caracterizan como persona, es
decir, sus dimensiones biológica, cognitiva, afectiva y social. Es entonces
cuando la educación física adquiere sentido, entendida esta como una pedagogía
de las conductas motrices (Lagardera & Lavega, 2005).
Desde
la dimensión social, se identifican cuatro tipos de conductas motrices
(Lagardera & Lavega, 2005; Lavega, 2004): a) conductas motrices ajustadas,
que originan relaciones sociales orientadas hacia lo que pide la lógica interna
del juego (e.g. pasar el balón correctamente a un compañero en un juego por
equipos); b) conductas motrices desajustadas, desviadas respecto al tipo de
relaciones que exige esa lógica interna del juego (e.g. no pasar el balón al
compañero, por ser demasiado individualista e interferir al conseguir el
objetivo común del equipo); c) conductas motrices perversas, cuando no se siguen
las reglas (e.g. utilizar los pies para pasar el balón cuando solo esta
permitido hacerlo con las manos, o empujar al contrario para quitarle el
balón); y d) conductas verbales asociadas al pacto, cuando se establecen
acuerdos sobre pautas ya indicadas (e.g. conducta ajustada de pacto: llegar a
un acuerdo con el resto de compañeros para compartir una estrategia de juego;
conducta desajustada de pacto: discutir evitando el pacto; conducta perversa de
pacto: romper el pacto golpeando a los compañeros).
Cuando
se trata de transformar los conflictos interpersonales del alumnado, la
educación física debería intentar favorecer su convivencia escolar. Por ello,
para educar las relaciones entre los alumnos, resulta de máximo interés emplear una clasificación de los juegos motores que
estipule como criterio las relaciones motrices que se establecen entre sus
participantes. También va a ser de gran utilidad fijarse en el tipo de conducta
motriz o verbal que protagoniza el alumnado.
Con base en la definición del conflicto,
proceso formado por una acción y una reacción (Lederach, 1995), el conflicto
motor en las sesiones de educación física (Sáez de Ocáriz, 2011) aparecerá
durante el juego como consecuencia de una conducta
motriz perversa (e.g. pegar un golpe al adversario tras ser capturado en el
juego de ‘polis y cacos’), de una conducta
motriz desajustada (e.g. empujar de manera involuntaria a otro compañero al
intentar no ser atrapado) o durante un desacuerdo
verbal en el pacto de reglas (e.g. no estar de acuerdo con la manera en la
que ha sido apresado). Si la conducta motriz es ajustada al tipo de relación
que solicita la lógica interna del juego no se producirá ninguna situación de
conflicto motor (e.g. liberar a un compañero sin ser capturado por el
adversario). A su vez, la acción conflictiva tendrá como respuesta por parte
del alumno perjudicado una agresión verbal, física o mixta (verbal y física
simultáneamente) sobre el alumno generador de dicha acción.
De esta manera, el conflicto motor
estará formado por una conducta conflictiva, acción de origen, y por una
reacción ante tal estímulo, respuesta conflictiva. La transformación de los
conflictos motores deberá considerar tanto el origen como la respuesta. En la
tabla 1 se muestra una posible categorización de los conflictos motores
teniendo en cuenta el origen y la respuesta del proceso conflictivo
generado.
Tabla
1. Clasificación
de los conflictos motores en función del proceso
CONFLICTO MOTOR |
|
ORIGEN |
+ |
RESPUESTA |
Tipo
I |
|
Conducta verbal
asociada al pacto conflictiva |
|
Agresión verbal |
Tipo
II |
|
Conducta verbal
asociada al pacto conflictiva |
|
Agresión física |
Tipo
III |
|
Conducta verbal
asociada al pacto conflictiva |
|
Agresión mixta |
Tipo
IV |
|
Conducta motriz
desajustada conflictiva |
|
Agresión verbal |
Tipo
V |
|
Conducta motriz
desajustada conflictiva |
|
Agresión física |
Tipo
VI |
|
Conducta motriz
desajustada conflictiva |
|
Agresión mixta |
Tipo
VII |
|
Conducta motriz
perversa conflictiva |
|
Agresión verbal |
Tipo
VIII |
|
Conducta motriz
perversa conflictiva |
|
Agresión física |
Tipo
IX |
|
Conducta motriz
perversa conflictiva |
|
Agresión mixta |
Este
estudio se propuso estudiar los conflictos motores originados en las clases de
educación física de un centro educativo de primaria. De acuerdo con Salomäki
(2001) se pretende ofrecer recursos pedagógicos para que el profesorado pueda
optimizar los procesos de enseñanza-aprendizaje de su alumnado.
Los
objetivos estudiados fueron los siguientes:
1)
Identificar
los diferentes conflictos motores que emergen en los juegos motores
introducidos en un proyecto pedagógico de educación física en un centro
educativo de primaria de la ciudad de Lleida.
2)
Estudiar
el comportamiento de los conflictos motores en cada una de las familias de
juegos motores empleados en dicho proyecto pedagógico de educación física.
3)
Corroborar
la funcionalidad de la clasificación de los conflictos motores como recurso que
pueda contribuir a que el profesorado de educación física en primaria pueda
optimizar el trabajo con su alumnado.
MATERIAL Y
MÉTODOS
Participantes
Este
estudio se realizó con 43 estudiantes, 21 niños y 22 niñas (M = 21,5; DT = 0,5), de entre 8 y 11 años de edad (M = 9,35; DT = 1,07) de
un centro educativo de primaria de la ciudad de Lleida (Cataluña), de los
cuales 23 eran estudiantes de ciclo medio (11 chicos / 12 chicas) y 20 de ciclo
superior (10 chicos / 10 chicas).
En
todo momento se garantizaron los principios de beneficencia (los participantes
no sufrieron riesgo alguno, no hubo interferencia entre los objetivos y se
compartieron los resultados), de respeto a la dignidad humana (dignidad
personal y privacidad), y de justicia (trato equitativo, confidencialidad y
anonimato) (Howe & Moses, 1999; Mesía, 2007).
Contextualización
del Estudio
En
este estudio, la población escolar elegida estaba formada por alumnado de un
nivel socioeconómico y cultural muy bajo (en su gran mayoría de etnia gitana e
inmigrantes del Norte de África y del Este de Europa), que a menudo tenían como
característica común problemas de desestructuración familiar provocada por
factores como la prisión, el alcoholismo, las drogas, la ausencia de trabajo,
la falta de recursos sociales y el analfabetismo.
En consecuencia, esta investigación
responde a una intervención solicitada por ese centro. A esta escuela se le
concedió un plan de autonomía de centro, para intentar reducir la violencia y
el absentismo escolar del alumnado. El programa incluía acciones desde el ámbito
de la educación física y la educación plástica. En el caso de la educación
física el programa se basó en juegos tradicionales. Dado que la finalidad
pedagógica iba dirigida a transformar las relaciones interpersonales del
alumnado, la programación de las sesiones de diseñó a partir de la introducción
de juegos de diferentes dominios de acción motriz (ver Tabla 2).
Tabla
2. Programa de intervención basado en juegos tradicionales
Trimestre |
JUEGOS |
PSICOMOTORES |
SOCIOMOTORES |
||
Cooperación |
Oposición |
Cooperación-Oposición |
|||
1º |
83 |
12 / 14,5% |
18 / 21,7% |
18 / 21,7 % |
35 / 42,1% |
2º |
124 |
7 / 5,6% |
69 / 55,7% |
12 / 9,7 % |
36 / 29% |
3º |
48 |
4 / 8,3% |
30 / 62,5% |
2 / 4,2 % |
12 / 25% |
En
la experiencia se propusieron un total de 255 juegos motores, divididos en 42 sesiones
de educación física de una hora de duración llevadas a cabo dos veces por
semana a lo largo de un curso escolar. Se introdujeron 23 (9%) juegos psicomotores (que no exigían ningún
tipo de interacción motriz) y 232 (91%) juegos sociomotores que solicitaban al
alumnado interactuar motrizmente entre ellos, distribuidos del siguiente modo:
117 (45,8%) de cooperación, 32 (12,6%) de oposición, y 83 (32,6%) de
cooperación-oposición. Como se puede
observar se emplearon mayoritariamente juegos sociomotores ya que su lógica
interna permitió poner a prueba a sus protagonistas, al solicitarles diferentes
tipos de relaciones motrices en cada uno de los tres dominios de acción motriz.
Procedimiento
Como
afirma Stenhouse (1987), toda investigación educativa debería ser aplicada por
profesores si lo que realmente se busca es la mejora del proceso de
enseñanza–aprendizaje. Teniendo presente dicha afirmación, en este estudio el
profesor de educación física asumió simultáneamente el doble rol de maestro y
de investigador, es decir, en su condición de educador seleccionó e impartió
los juegos motores del programa, y tras finalizar cada sesión, en el rol de
investigador, describió de una manera rigurosa, minuciosa y pormenorizada cada
uno de los juegos propuestos y los procesos de conflicto motor identificados.
El
procedimiento elegido para observar y describir lo que ocurrió en las sesiones
de educación física fue la observación participante, ya que el objetivo
fundamental de dicha observación era la descripción del grupo social estudiado
con el fin de captar su propia realidad para posteriormente reconstruir la
globalidad del fenómeno (Aguirre, 1995; García-Ferrando, Ibáñez & Alvira,
1992; Goetz & LeCompte, 1988; Quivy & Campenhoudt, 2000; Ruiz-Olabuenaga,
1999).
Se
descartó el uso de recursos audiovisuales por las condiciones en que se debía
de trabajar, por las características de la población y el centro educativo en
el que se realizó la experiencia, y debido a que el estudio consideró el
registro y análisis de unidades de información molares en las que el único
requisito imprescindible era tener calidad de información correspondiente al
tipo de práctica motriz realizada y a cada uno de los conflictos que
protagonizará el alumno al jugar.
Instrumentos
La
acción de observar no se puede restringir a una simple percepción pasiva de los
hechos, sino que es necesario registrar toda la información para posteriormente
poderla organizar (Del Rincón, Arnal, Latorre & Sans, 1995). Por este
motivo, buscando la coherencia con el procedimiento elegido en este estudio, se
optó por la utilización de sistemas narrativos como las notas de campo,
constituidas por descripciones concretas y amplias del fenómeno observado con
el fin de explicar los procesos en desarrollo e identificar las pautas de
conducta observadas.
Dichas
notas de campo se registraron nada más terminar cada una de las sesiones para
evitar los problemas de registro derivados de la observación de fenómenos de
tipo social (Del Rincón et al., 1995). Por ello, con el fin de describir
detalladamente dichos procesos, se utilizó una hoja de observación definida por
variables relativas al juego y al conflicto.
Análisis de
los datos
Se
realizaron dos tipos de análisis estadísticos de los datos obtenidos; por un lado,
un análisis descriptivo para las tres variables: tipo de juego (dominio de
acción motriz), origen y respuesta; y por otro, un análisis inferencial por
medio del modelo de regresión logística univariable y multivariable para estudiar la vinculación existente entre el
origen y la respuesta. Todos los procedimientos estadísticos se realizaron
mediante el paquete informático Statistical Package for the Social Sciencies
(SPSS) versión 15.0 para Windows.
RESULTADOS
De
acuerdo con el marco teórico de referencia, cada familia de juegos motores
originó un conjunto de experiencias motrices que activaron en los alumnos
relaciones motrices, procesos y problemas motores de naturaleza social
parecida. Además, se partía de la consideración teórica de que según las
características de la lógica interna de dichas experiencias motrices se iban a
poder desencadenar diferentes tipos de conflictos motores. Por ello, los datos
que se presentan muestran las consecuencias que originaron las prácticas
motrices realizadas en relación a dichos conflictos. Para ello, los datos son
organizados en función de la conducta motriz originadora del conflicto motor,
la respuesta conflictiva ante tal estímulo, y la vinculación de ambas que, como
se ha explicado en el marco teórico, forman parte del conflicto motor.
De
los 255 juegos motores realizados durante la experiencia, se detectó algún tipo
de conflicto motor (CM) en 158 de ellos (62%), identificándose un total de 747
conflictos. Atendiendo el origen de estos CM: 87 (11,65%) fueron producidos por conductas verbales
conflictivas asociadas al pacto, 310 (41,50%)
por conductas motrices conflictivas desajustadas, y 350 (46,85%) por
conductas motrices conflictivas perversas. En relación a la respuesta que
originaron esas conductas conflictivas se observó que 302 (40,43%)
correspondieron a agresiones verbales, 215 (28,78%) a agresiones físicas, y 230
(30,79%) a agresiones mixtas.
El
análisis de frecuencias de cada tipo de relaciones conflictivas (en función del
origen y de la respuesta derivada del mismo) mostró la siguiente distribución
de los conflictos motores (CM): a) Tipo I: 66 CM (8,84%); b) Tipo II: 10 CM
(1,34%); c) Tipo III: 11 CM (1,47%); d) Tipo IV 107 (14,32%); e) Tipo V:122 CM
(16,33%); f) Tipo VI: 81 (10,85%); g)Tipo VII: 129 (17,27%); h)Tipo VIII: 83
(11,11%); Tipo IX: 138 (18,47%).
Tabla 3. Distribución de los conflictos motores en función de la familia de juegos
donde aparecen
|
JUEGOS PSICOMOTORES |
JUEGOS SOCIOMOTORES |
||
COOPERACIÓN |
OPOSICIÓN |
COOPERACIÓN OPOSICIÓN |
||
Total Juegos (n = 255 ) |
23 |
117 |
32 |
83 |
Juegos Conflictivos (n = 158) |
12 |
64 |
19 |
63 |
Total Conflictos (n = 747) |
38 |
319 |
77 |
313 |
Porcentaje de Conflictos (en cada familia juegos) |
52,2% |
54,7% |
59,4% |
75,9% |
Los conflictos psicomotores fueron originados en
un 15,8% (6) por conductas motrices conflictivas desajustadas y en un 84,2%
(32) por conductas motrices conflictivas perversas (M = 1,84; DT = 0,370);
mientras que las respuestas conflictivas fueron en un 15,8% (6) a través de
agresiones verbales, en un 15,8% (6) mediante agresiones físicas y en un 68,4%
(26) motivadas por agresiones mixtas (M
= 2,00; DT = 0,569).
La
relación entre el origen y la respuesta de los conflictos psicomotores se
estudió aplicando la prueba estadística de regresión logística. Se observó que
las conductas motrices conflictivas perversas provocaron mayor cantidad de
agresiones mixtas, y que las conductas motrices conflictivas desajustadas
produjeron menos agresiones mixtas (p <
0,05; Chi2 = 4,060) (ver
Tabla 4).
Tabla 4. Tabla de contingencia entre Origen y Respuesta
ORIGEN |
|
RESPUESTA |
||
Física |
Mixta |
Verbal |
||
Conducta motriz desajustada |
Recuento |
2 |
2 |
2 |
Residuos corregidos |
1,3 |
-2,0 |
1,3 |
|
Conducta motriz perversa |
Recuento |
4 |
24 |
4 |
Residuos corregidos |
-1,3 |
2,0 |
-1,3 |
Nota:
en
fondo gris se muestran las relaciones significativas.
Los
conflictos sociomotores de cooperación fueron originados por los siguientes tipos
de conductas conflictivas: 16,6% (53) por conductas verbales asociadas al
pacto, 33,3% (106) por conductas motrices desajustadas, y 50,1% (160) por
conductas motrices perversas (M =
2,17; DT = 0,903). Estas conductas
provocaron las siguientes respuestas conflictivas: 53,3% (170) por agresiones
verbales; 16% (51) por agresiones físicas; y 30,7% (98) por agresiones mixtas
(M = 2,37; DT = 0,745).
La
prueba estadística de regresión logística permitió estudiar la relación entre
el origen y la respuesta en los conflictos sociomotores de cooperación. Los resultados permiten realizar tres
afirmaciones (p < 0,05; Chi2 = 25,911): a) las
conductas motrices conflictivas desajustadas provocaron mayor cantidad de
agresiones verbales y menor agresiones mixtas; b) las conductas motrices
conflictivas perversas causaron más agresiones mixtas y menos verbales; y
c) las conductas verbales conflictivas
asociadas al pacto produjeron más agresiones verbales y menos agresiones mixtas
(ver Tabla 5).
Tabla 5. Tabla de contingencia entre
Origen y Respuesta
ORIGEN |
|
RESPUESTA |
||
Física |
Mixta |
Verbal |
||
Conducta motriz desajustada |
Recuento |
18 |
23 |
66 |
Residuos corregidos |
,3 |
-2,5 |
2,1 |
|
Conducta motriz perversa |
Recuento |
29 |
67 |
66 |
Residuos corregidos |
,9 |
4,2 |
-4,6 |
|
Conducta verbal asociada al pacto |
Recuento |
4 |
8 |
38 |
Residuos corregidos |
-1,7 |
-2,5 |
3,5 |
Nota:
en
fondo gris se muestran las relaciones significativas.
Los
conflictos sociomotores de oposición fueron originados por los siguientes tipos
de conductas conflictivas: 49,4% (38) por conductas motrices desajustadas, y
50,6% (39) por conductas motrices perversas (M = 1,51; DT = 0,503).
Estas conductas provocaron las siguientes respuestas conflictivas: 32,5% (25)
por agresiones verbales; 37,7% (29) por agresiones físicas; y 29,9% (23) por
agresiones mixtas (M = 1,95; DT = 0,841).
La
prueba estadística de regresión logística permitió estudiar la relación entre
el origen y la respuesta en los conflictos sociomotores de oposición. Los resultados permiten realizar dos
afirmaciones (p < 0,05; Chi2 = 12,869): a) las
conductas motrices conflictivas desajustadas provocaron 20 veces más de
agresiones físicas que verbales (OR =
20,32; IC 95% [3,46 – 119,25]); b)
las conductas motrices conflictivas perversas originaron más agresiones
verbales y menos agresiones físicas (ver Tabla 6).
Tabla 6. Tabla de contingencia entre
Origen y Respuesta
ORIGEN |
|
RESPUESTA |
||
Física |
Mixta |
Verbal |
||
Conducta motriz desajustada |
Recuento |
19 |
14 |
5 |
Residuos corregidos |
2,2 |
1,3 |
-3,6 |
|
Conducta motriz perversa |
Recuento |
10 |
9 |
20 |
Residuos corregidos |
-2,2 |
-1,3 |
3,6 |
Nota: en fondo
gris se muestran las relaciones significativas.
Por último, los conflictos sociomotores de cooperación-oposición
fueron originados por los siguientes tipos de conductas conflictivas: 11,8%
(37) por conductas verbales asociadas al pacto; 50,8% (159) por conductas
motrices desajustadas, y 37,4% (117) por conductas motrices perversas (M = 1,87; DT = 0,931). Estas conductas provocaron las siguientes respuestas
conflictivas: 32,3% (101) por agresiones verbales; 41,2% (129) por agresiones
físicas; y 26,5% (159) por agresiones mixtas (M = 1,91; DT = 0,854).
La
prueba estadística de regresión logística permitió estudiar la relación entre
el origen y la respuesta en los conflictos sociomotores de
cooperación-oposición. Los resultados
permiten realizar tres afirmaciones (p
< 0,05; Chi2 = 45,450):
a) las conductas motrices conflictivas desajustadas provocaron más agresiones
físicas y menos verbales; b) las conductas motrices conflictivas perversas
originaron menos agresiones físicas; y c) las conductas verbales conflictivas
asociadas al pacto suscitaron 3 veces más de agresiones verbales que físicas (OR = 0,304; IC 95% = [0,101 - 0,917]) y 7 veces más de agresiones verbales que
mixtas (OR = 0,136; IC 95% = [0,032 - 0,580]). (ver Tabla 7)
Tabla 7. Tabla de contingencia entre
Origen y Respuesta
ORIGEN |
|
RESPUESTA |
||
Física |
Mixta |
Verbal |
||
Conducta motriz desajustada |
Recuento |
83 |
42 |
34 |
Residuos corregidos |
4,0 |
,0 |
-4,2 |
|
Conducta motriz perversa |
Recuento |
40 |
38 |
39 |
Residuos corregidos |
-2,0 |
1,8 |
,3 |
|
Conducta verbal asociada al pacto |
Recuento |
6 |
3 |
28 |
Residuos corregidos |
-3,3 |
-2,7 |
6,0 |
Nota:
en fondo gris se muestran las relaciones significativas.
DISCUSIÓN
Este
trabajo se planteó estudiar los conflictos motores en diferentes familias de juegos motores correspondiente a un proyecto pedagógico de
educación física en un centro educativo de primaria de la ciudad de Lleida. Se
ha podido confirmar la utilidad de esta clasificación de los juegos en el
estudio de los conflictos motores, igual que se ha constatado en otros estudios
que se han basado en esta clasificación para estudiar aspectos relacionados con
la transferencia de aprendizajes (Parlebas, 2001); o con la vivencia de
diferentes tipos de emociones (Lavega, March & Filella, 2013). Se ha
observado que en cada familia de juegos motores los conflictos presentan
particularidades en su origen y reacción.
El origen
del conflicto se produce mayoritariamente mediante conductas motrices perversas
en todos los dominios (excepto al jugar por equipos). Estas conductas conflictivas
implican infringir la regla, es decir, no respetar las normas de convivencia
acordadas al iniciar el juego (Lavega, 2004). Este hallazgo constata el perfil
conflictivo del alumnado estudiado.
En
relación a las respuestas ante el conflicto, las agresiones con contacto físico (agresiones
físicas o mixtas) están principalmente presentes en todos los dominios excepto
en la cooperación. En esta familia de juegos ante cualquier conflicto se
responde sobre todo con la agresión verbal, de menor intensidad. Una
explicación sea que este tipo relaciones no están muy presentes en sus juegos
más habituales, y por tanto estos
retos no les afecta tanto como los juegos de otros dominios (Sáez de Ocáriz,
2011).
Los
juegos de oposición introducen al alumnado en un escenario de relaciones
adversas; todos los participantes actúan como rivales a los que hay que superar. El
contrario más que ser un aliado de la aventura lúdica es un adversario, al que
es necesario derrotar (Lagardera & Lavega, 2005; Parlebas, 2001). Por este
motivo la oposición puede ser un escenario desencadenante de emociones
negativas (Lavega et al., 2013) que originan conflictos. En esta situación el
conflicto origina los tres tipos de reacciones posibles (agresión física,
verbal y mixta). Además se observa que cuando los juegos exigen interactuar con
adversarios (dominios de oposición y cooperación-oposición) la persona que
empieza el conflicto recibe una agresión física (e.g., empujón, bofetada o
patada). Una posible interpretación podría ser que este tipo de desafíos
sociales están muy presentes en los juegos de los alumnos estudiados, en los
que la convivencia con los
demás suele estar acompañada de relaciones hostiles (Molina, 2005; Sáez de
Ocáriz, 2011).).
En
los juegos psicomotores los conflictos surgieron principalmente de conductas
motrices perversas. En este dominio, la lógica interna de los juegos no permite
que los jugadores interactúen entre ellos ya que actúan en zonas paralelas o a
turnos (Parlebas, 2001). El conflicto provoca una interacción negativa (e.g.,
no respetar la distancia de separación entre jugadores e interferir el
desplazamiento de otro; o no respetar el turno al esperarse en una fila). Estas
relaciones conflictivas originan agresiones mixtas (verbales y físicas simultáneamente).
La existencia de conflictos motores en esta familia de juegos da testimonio de
una clara limitación de competencias sociales de los protagonistas (Sáez de
Ocáriz, 2011).
La
investigación ha constatado que se trata de un grupo altamente conflictivo ya
que ha protagonizado conflictos motores en más de la mitad de los juegos
realizados. Además, éstos han sido mayoritariamente del Tipo IX (originados por
conductas motrices perversas de infracción de reglas y respondidos con
agresiones mixtas). Este hallazgo
reafirma que el grupo estudiado necesitaba una intervención pedagógica
orientada a la transformación de esos conflictos motores y por tanto a la
optimización del proceso de enseñanza-aprendizaje (Burguet, 1999; Costes, 2003;
Díaz-Aguado, 2006; Fraile, 2008; González-Pérez & Criado, 2004; Sáez de
Ocáriz, 2011; Stenhouse, 1987).
A
pesar de que la propuesta de clasificación se encuentra en fase de desarrollo,
se trata de un recurso que puede ayudar al profesor de educación física a
transformar las conductas motrices conflictivas de sus alumnos (Lagardera &
Lavega, 2005). De esta manera, tal como solicita Salomäki (2001), se aportan
instrumentos y procedimientos que pueden actuar de forma preventiva en la
mejora de la convivencia escolar.
CONCLUSIONES
El
juego es un auténtico laboratorio de relaciones interpersonales. A través de la
aplicación de los dominios de acción motriz se puede introducir un repertorio
variado de experiencias motrices. Dado que cada familia de juegos origina una
vivencia motriz y social distinta, los conflictos pueden tener un origen y una
reacción distinta en cada caso. La praxiología motriz es una disciplina
científica de gran interés y utilidad para el profesor de educación física.
La
educación física puede concebirse como la pedagogía de las conductas motrices,
en este caso, conductas motrices interpersonales. El conflicto motor como un
proceso formado por una acción y por una reacción derivada del estímulo
inicial, que se ha de estudiar tanto en su globalidad como en su parcialidad.
Dicha perspectiva debe de considerar el origen del conflicto motor a través de
la conducta motriz conflictiva (CMC) que lo provoca (conducta verbal
conflictiva asociada al pacto, CMC desajustada o CMC perversa) y la reacción
por medio de los diferentes tipos de respuestas ante el estimulo conflictivo
(agresión verbal, agresión física o agresión mixta).
En
consecuencia, la clasificación de los
conflictos motores podría ser un recurso de interés para el profesor de
educación física en primaria que se plantee cómo mejorar las conductas
conflictivas de sus alumnos. Una vez identificados los diferentes tipos de
conflictos motores es posible diseñar un programa específico de EF para
intentar transformar, reducir o eliminar los conflictos que en ellas aparecen.
Una
de las principales limitaciones con las que cuenta el trabajo de investigación
es que responde a un estudio de casos llevado a cabo con un grupo de
estudiantes de primaria pertenecientes a un contexto sociocultural
desfavorecido. En un futuro se pretende realizar este estudio con otros grupos
de alumnado. Pensamos que un buen complemento a la clasificación de los
conflictos motores utilizada puede ser introducir un índice de conflictividad
de los conflictos motores en función de la intensidad en el origen y en la
respuesta.
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