García-Concepción, M.A.; Peinado, A.B.;
Paredes Hernández, V. y Alvero-Cruz, J.R. (2015) Eficacia
de diferentes estrategias de recuperación en jugadores de fútbol de élite / Efficacy
of Different Recovery Strategies in Elite Soccer Players. Revista Internacional
de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, vol. 15 (58) pp. 355-369. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista58/arteficacia573.htm
DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2015.58.010
ORIGINAL
EFICACIA
DE DIFERENTES ESTRATEGIAS DE RECUPERACIÓN EN JUGADORES DE FÚTBOL DE ÉLITE
EFFICACY OF DIFFERENT RECOVERY STRATEGIES IN ELITE
SOCCER PLAYERS
García-Concepción, M.A.1;
Peinado, A.B.2; Paredes Hernández, V.3 y Alvero-Cruz,
J.R.1
1Licenciado y Máster en Ciencias de
2Doctora en Ciencias de
3Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad Alfonso X, Madrid, España. victorparedesh@yahoo.es
1Profesor Titular de Universidad. Departamento de Fisiología
Humana y Educación Física y Deportiva. Facultad de Medicina. Universidad de
Málaga, España. alvero@uma.es
Código UNESCO / UNESCO
code:
5899. Educación Física y Deporte o Entrenamiento Deportivo / Physical Education
and Sport or Sport Training.
Clasificación Consejo
de Europa / Council of Europe Clasiffication: 17. Educación Física y Deporte o
Entrenamiento Deportivo / Physical Education and Sport or Sport Training.
Recibido 6 de abril de 2012 Received
April 6, 2012
Aceptado 11 de octubre de 2012 Accepted
October 11, 2012
RESUMEN
Una correcta estrategia de recuperación (ER)
tras la competición o el entrenamiento de alta intensidad en fútbol ayudará a
no disminuir el rendimiento y a prevenir lesiones. El objetivo de este trabajo
fue estudiar la eficacia de diferentes estrategias de recuperación combinadas
en comparación con una simple, tras una sesión de entrenamiento específico de
fútbol. Participaron 20 jugadores de fútbol de élite y se utilizaron cuatro
estrategias de recuperación de forma aleatoria y contrabalanceada a lo largo de
4 semanas de entrenamiento. Se midió temperatura timpánica y las escalas
subjetiva Total Quality Recovery
(TQR) y Category Ratio Scale (CR10).
Los resultados exponen que ninguna de las ER estudiadas muestra ser más eficaz que
las demás. No obstante, la realización de protocolos de recuperación combinados
llevados a cabo tras la sesión de entrenamiento de fútbol, tiende a una mayor
eficacia respecto al protocolo que incluía únicamente estiramientos.
PALABRAS CLAVE: recuperación activa,
recuperación pasiva, escalas subjetivas, temperatura timpánica.
ABSTRACT
After a soccer match or high intensity training,
suitable recovery will help not to decrease performance and to prevent
injuries. The aim of this study was to test the effectiveness of different
combined recovery strategies in comparison with a simple one, after a
specific soccer training session. Twenty elite players participated in the
study. A randomized crossover design was used to determine the effect of 4 post-training
session recovery strategies. Tympanic temperature was measured, as
well as Total Quality Recovery (TQR) and Category Ratio Scale
(CR10) subjective scales. Results show that none of the recovery
strategies proved more effective than others. However, the use of combined
strategies tended to be more effective than a simple strategy after a high
intensity training session in soccer.
KEY WORDS: active recovery,
passive recovery, subjective scales, tympanic temperature.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad el nivel y la cantidad de
competiciones en las cuales están inmersos los equipos de fútbol les hacen
jugar muchos partidos en un corto espacio de tiempo. Además, la propia
competición requiere unas demandas físicas muy altas que generan grandes
niveles de fatiga, observándose incluso una disminución de la frecuencia con
que los jugadores realizan esfuerzos de alta intensidad a medida que avanza el
partido (1, 2). Estos aspectos hacen que
las estrategias de recuperación (ER) después de las competiciones cobren especial
importancia. Además, en función de la planificación existen sesiones de
entrenamiento de alta intensidad que van a requerir de igual forma de ER
eficaces, de cara a llegar en las mejores condiciones posibles al entrenamiento
siguiente, ya que una pobre recuperación podría llevar a un descenso en el
rendimiento en posteriores competiciones (2-4),
a un sobreentrenamiento a corto plazo o a incrementar el riesgo de lesiones (Barnett 2006)(3, 5). Está
demostrado que cuando se realiza una adecuada recuperación tras los
entrenamientos de alta intensidad o la competición, los atletas pueden entrenar
antes y con mejor calidad que cuando no se realiza ningún tratamiento de
recuperación o bien las prácticas efectuadas son inadecuadas (6). La relevancia de esta temática queda
patente al observar la creciente cantidad de publicaciones al respecto,
específicas de fútbol o de otros deportes (2-5,
7-12), siendo múltiples las ER empleadas. Estas incluyen técnicas
basadas en recuperaciones activas mediante ejercicios aeróbicos de baja
intensidad (1, 11, 13); estiramientos (2, 14), crioterapia (15, 16) o baños de contraste (6,
12, 17), que según algunos autores es una de las técnicas de
recuperación más común entre los atletas de élite (5). Por otro lado la recuperación pasiva suele utilizarse en los
diferentes estudios de investigación como técnica control (2, 4, 6, 13).
A pesar de esto, no existen evidencias en la
literatura científica para aseverar qué estrategia es más eficaz de cara a la recuperación de
los deportistas. No obstante, parece ser que las estrategias basadas en la
combinación de diferentes técnicas, como pudieran ser crioterapia y
recuperación activa, pueden acrecentar los resultados del proceso de
recuperación (1, 3). Sin embargo, este
aspecto aún debe ser investigado de manera más exhaustiva (3). Por otro lado, todavía se desconocen los
efectos de las diferentes ER tras tareas específicas de entrenamiento, debido a
la falta de estudios llevados a cabo en condiciones de campo o reales (4). Por
lo anteriormente expuesto, el objetivo de este trabajo fue comparar la eficacia
de diferentes ER combinadas en comparación con una simple, tras una sesión de
entrenamiento específico de fútbol en jugadores de élite.
MATERIAL Y MÉTODOS
Muestra
Un total de 20 futbolistas varones (tabla I) de
un equipo de 2ª división B de la liga española formaron parte del estudio.
Todos ellos llevaban como mínimo 5 años de entrenamiento sistematizado de
fútbol al menos 4 días por semana. Cada
uno de ellos firmó previamente al estudio un consentimiento informado aprobado
por el Comité de Ética de
1. Participar de forma completa en las sesiones
de entrenamiento.
2. No recibir masaje ni aplicación de otras
técnicas de recuperación extras a las del estudio.
3. No practicar actividad física fuera de los
horarios de entrenamiento.
Tabla I. Datos
descriptivos de la muestra estudiada (n=20) |
||||
|
|
Media |
|
DT |
Edad (años) Peso (kg) Altura (cm) IMC (kg/m2) Grasa (%) Masa muscular (kg) |
21,8 |
± |
1,9 |
|
70,6 |
± |
6,8 |
||
175,5 |
± |
5,9 |
||
22,9 |
± |
1,3 |
||
7,5 |
± |
2,2 |
||
29,8 |
± |
9,2 |
||
IMC: Índice de masa corporal. |
Diseño
Se
utilizó un diseño cruzado y randomizado para
comparar los efectos de cuatro técnicas diferentes de recuperación post
entrenamiento. El estudio se llevó a
cabo durante cuatro semanas, entre los meses de enero y febrero de la temporada
2010-2011. Cada semana constaba de dos sesiones de recogida de datos (jueves y
viernes), siendo la primera de ellas donde se llevaban a cabo las ER tras el
entrenamiento. El grupo fue divido de forma aleatoria en cuatro subgrupos de 5
jugadores. Así, el jueves cada uno de ellos realizaba una estrategia distinta a
la de los demás, rotando cada semana, de forma que todos los grupos pasaron por
todas las ER una vez transcurridas las 4 semanas.
Procedimiento
Cada
jueves los jugadores llegaban a las instalaciones 30 minutos antes de comenzar
el entrenamiento (pre-entrenamiento: pre-e).
A medida que iban llegando y antes de cambiarse de ropa, se les pedía que indicaran
su estado de recuperación respecto al día anterior mediante el test subjetivo Total Quality Recovery (TQR) (18)
y el dolor músculo-esquelético (de miembros inferiores) percibido mediante la
escala Category Ratio Scale (CR10)
(19).
Además, se les medía la temperatura timpánica (TAT) y se les informaba de
Inmediatamente
después de la recuperación (post-R) se les tomaba por última vez
Figura 1. Diseño experimental
de una semana tipo. ER: estrategias de recuperación; RC: recuperación control;
EE: estiramientos y elevación de piernas; CEL: carrera continua y elevación de
piernas; CET: carrera continua y estiramientos; Pre-e: pre entrenamiento;
Post-e: post entrenamiento; Post-R: post recuperación; Post-24: 24 horas
después.
Entrenamientos
específicos de fútbol
El estudio se llevó a cabo durante las sesiones
de entrenamiento de un equipo de fútbol semi-profesional en fase competitiva.
Durante el diseño del mismo se llegó a un acuerdo con el cuerpo técnico para
realizar las ER los días que realizaran un entrenamiento específico de fútbol
de alta intensidad, siendo los jueves los días en los que este equipo realizaba
este tipo de tareas, que fueron las siguientes: calentamiento de 20 minutos con
un trabajo de técnica integrado, 20-25 minutos de ejercicios en los que se
trabajaban situaciones tácticas específicas en tres tercios del terreno de
juego y 35-45 minutos de partido 11 contra 11. Durante los cuatro jueves en los
que se llevó a cabo el estudio la estructura de la sesión fue la que se ha
señalado. Para comprobar que la intensidad del entrenamiento en los días
registrados fue la misma se llevó a cabo una medición de la frecuencia cardiaca
(FC) y se tomó
Estrategias de
recuperación
Se emplearon 4 estrategias diferentes de
recuperación durante el estudio, con una duración total de 16 minutos (22). Las técnicas de recuperación empleadas en
cada ER se describen a continuación:
Carrera
continua – Estiramientos (CET). Consistió en realizar 8 minutos de carrera
continua a una intensidad del 60-70% de
Carrera
continua – Elevación piernas (CEL). Consistió en realizar 8 minutos de carrera
continua a la intensidad descrita anteriormente y 8 minutos de elevación de
piernas (decúbito supino sobre una esterilla con piernas apoyadas en un banco,
con flexión de caderas y rodillas formando un ángulo de 90º).
Estiramientos
– Elevación piernas (EE). Esta estrategia combinó 8 minutos de estiramientos
estáticos como se ha descrito en CET y 8 minutos de elevación de piernas
siguiendo la metodología de CEL.
Recuperación
control (RC).
Esta estrategia es la recuperación rutinaria que realizaba el equipo durante la
temporada. Se tomó como control por la imposibilidad de realizar recuperación
pasiva (sentados 16 minutos) por indicaciones del cuerpo técnico. Es una ER
simple (no combinada) de una duración total de 5 minutos. Consistió en la
realización de 20 segundos de estiramientos de los siguientes grupos
musculares: gemelos, aductores, cuádriceps, psoas, glúteos, isquiotibiales y
musculatura lumbar.
Variables registradas
En cuanto a las variables fisiológicas se
registraron FC y TAT. La primera variable sirvió para determinar la intensidad
de trabajo de cada sesión de entrenamiento, tal y como se ha hecho en otros
trabajos de fútbol a la hora de controlar la carga de trabajo (25, 26). Para ello todos los jugadores
utilizaron monitores de FC Polar® (Polar Electro, Kempele,
Finlandia) durante el tiempo de entrenamiento y también durante la
recuperación.
Análisis estadístico
Los resultados se expresan como media ±
desviación estándar (D.E.). Se realizó un ANOVA de medidas repetidas con factor
intrasujeto momento y factor intersujeto técnica de recuperación, para comparar
los cambios producidos por las diferentes técnicas de recuperación en las
variables TQR, CR10 y TAT. Un ANOVA de un factor se utilizó para evaluar el
cambio en el RPE y en
RESULTADOS
Con respecto a
En la tabla II podemos ver el comportamiento de
la variable TAT. Entre las técnicas de recuperación no hubo diferencias
significativas (F3,68 = 1,096; p = 0,357), excepto en el momento post-R, mientras que entre momentos sí
hubo diferencias significativas (F3,204 = 40,332; p<0,05). Una
vez finalizado el entrenamiento (post-e)
En la tabla III se muestran los resultados de
la variable CR10. Al igual que con
Tabla II. Media ± D.E. de |
||||||||||||
|
RC EE CEL CET |
|||||||||||
TATpre-e (ºC) |
36,3 |
± |
0,5 |
36,2 |
± |
0,5 |
36,4 |
± |
0,3 |
36,5 |
± |
0,4 |
TATpost-e (ºC) |
35,6 |
± |
0,9a |
35,4 |
± |
1,1a |
35,8 |
± |
1,0 |
35,6 |
± |
0,9a |
TATpost-R
(ºC) |
36,4 |
± |
0,5b |
36,7 |
± |
0,4a,b,* |
36,7 |
± |
0,2b |
36,3 |
± |
0,4b,#,$ |
TATpost-24
(ºC) |
36,2 |
± |
0,3 |
36,3 |
± |
0,2b,c |
36,4 |
± |
0,3 |
36,3 |
± |
0,4b |
*Diferencias significativas con RC. #Diferencias
significativas con EE. $Diferencias significativas con CEL. aDiferencias
significativas con TATpre-e. bDiferencias
significativas con TATpost-e. cDiferencias
significativas con TATpost-R. |
Tabla III. Media ± D.E. del
CR10 en función del momento de medida y la técnica recuperación |
||||||||||||
|
RC EE CEL CET |
|||||||||||
CR10 pre-e |
1,7 |
± |
1,0 |
1,5 |
± |
1,1 |
2,2 |
± |
0,8 |
1,7 |
± |
0,8 |
CR10 post-e |
2,8 |
± |
2,2 |
3,9 |
± |
2,1a |
2,7 |
± |
1,4 |
3,0 |
± |
1,8a |
CR10 post-R |
2,7 |
± |
1,7a |
2,9 |
± |
1,4a,b |
2,3 |
± |
0,9 |
2,4 |
± |
1,1 |
CR10 post-24 |
1,7 |
± |
0,9b,c |
2,1 |
± |
1,0a,b |
2,0 |
± |
0,6 |
1,3 |
± |
0,8a,b,c,# |
*Diferencias significativas con RC. #Diferencias
significativas con EE. $Diferencias significativas con CEL. aDiferencias
significativas con CR10pre-e. bDiferencias
significativas con CR10post-e. cDiferencias
significativas con CR10post-R. |
Por último en la tabla IV se muestran los
resultados de
Tabla IV. Media ± D.E. del
TQR en función del momento de medida y la técnica recuperación |
||||||||||||
|
RC EE CEL CET |
|||||||||||
TQR pre-e |
15,9 |
± |
1,6 |
15,8 |
± |
2,3 |
16,4 |
± |
2,1 |
16,4 |
± |
2,2 |
TQR post-R |
14,9 |
± |
1,4 |
12,9 |
± |
3,9a |
15,0 |
± |
2,1 |
15,0 |
± |
1,8 |
TQR post-24 |
16,0 |
± |
1,6 |
15,4 |
± |
1,6b |
15,6 |
± |
1,6 |
15,9 |
± |
1,7 |
*Diferencias significativas con RC. #Diferencias
significativas con EE. $Diferencias significativas con CEL. aDiferencias
significativas con TQRpre-e. bDiferencias
significativas con TQRpost-R. |
DISCUSIÓN
Diversos autores comentan que la utilización de
estrategias de recuperación que combinen diferentes técnicas puede llegar a ser
más eficaz que la utilización de estrategias simples (1, 3, 32). El principal hallazgo del
presente estudio fue comprobar que ninguna de las ER estudiadas provocó
cambios en las variables analizadas que puedan concluir como más eficaz a
ninguna de estas estrategias. Sin embargo, la realización de protocolos de
recuperación combinados (EE, CET y CEL), llevados a cabo tras la sesión de
entrenamiento de fútbol, muestran una mayor tendencia a la eficacia respecto al
protocolo de recuperación simple (RC) sobre las variables TAT y CR10, mientras
que para la variable TQR no hay una técnica que muestre ser más eficaz que
otra. Estudios precedentes avalan la eficacia de diferentes ER sobre parámetros
relacionados con el rendimiento. El uso de la crioterapia (inmersión en agua
fría a
Existen diferentes opiniones acerca de la
conveniencia de utilizar en el deporte
La disminución de
En este estudio se utiliza la escala
CR10 para medir la sensación de dolor muscular general de miembros inferiores
tras el entrenamiento, tal y como hizo en su estudio Copadoglio (2001) (42), aunque en la bibliografía encontramos
varios estudios que utilizan esta escala para medir dolor localizado a nivel
muscular (19, 43, 44). No obstante, no se
han encontrado estudios que utilicen esta escala para valorar el proceso de
recuperación tras el ejercicio o tras la aplicación de estrategias de recuperación. En nuestro caso, tras el entrenamiento (post-e) la variable CR10 aumentó en
todos los grupos, lo cual indica que el dolor muscular general percibido
en los miembros inferiores aumentó al finalizar el entrenamiento. Este tipo de
valoraciones y resultados coinciden con el estudio de Capodaglio (2001) en el
que valoran cada 4 minutos mediante la escala CR10 el dolor de los miembros
superiores, durante y tras una prueba máxima en ergómetro de brazos. Además en las técnicas de recuperación RC, EE y CET
los valores post-24 descendieron
significativamente respecto a los valores post-e,
lo que puede ser indicador de que tras 24 horas de recuperación estas 3
técnicas muestran ser igualmente eficaces en cuanto a la disminución del dolor
muscular. Por su parte CEL también descendió el valor de CR10 post-24 respecto a post-e, siendo probable que con una mayor cantidad de muestra en el
estudio este descenso también hubiera sido significativo. En cuanto a la comparación de los valores post-e con post-R los resultados muestran que EE es la única estrategia
combinada en la que CR10 sufrió una disminución significativa, mientras que las otras
técnicas combinadas que incluyeron carrera continua no reflejaron esta
disminución significativa. Es posible que la realización de la carrera
continua durante 8 minutos en la recuperación haya influido negativamente en la
sensación/percepción de dolor muscular, en comparación con estrategias donde se
realizan técnicas de relajación-estiramiento y no se realiza actividad motriz
alguna. Además EE consta de reposo tendido supino con elevación de piernas, lo
que podría ayudar a favorecer el retorno venoso (45)
y mejorar la sensación de dolor en miembros inferiores, lo que puede justificar
la diferencia con RC (que tampoco tiene actividad motriz).
En cuanto a la variable TQR únicamente
la estrategia EE mostró variaciones en los diferentes momentos que fueron
significativas. Así, parece haber una tendencia negativa de EE respecto a las
demás ER de nuestro estudio en el momento post-R,
aspecto que concuerda con otro trabajo en el que una
estrategia de recuperación similar a EE, en la que realizaron 7 minutos de
estiramientos estáticos y 2 minutos de elevación de piernas, fue la que peor
puntuación obtuvo en comparación con una estrategia de baños de contrastes (9
minutos) y otra que combinaba contrastes con recuperación activa en
cicloergómetro (9 minutos) (46). Por otro
lado, Rey (2011) comparó recuperación pasiva
(descanso sentados 25 minutos) con recuperación activa (12 minutos de carrera
continua al 65% de la velocidad aeróbica máxima y 3 series de 30 segundos de
estiramientos estáticos de miembro inferior) en jugadores profesionales tras un
entrenamiento de fútbol, no encontrando diferencias significativas en ninguna
de las estrategias en el momento post-24,
coincidiendo estos con nuestros resultados.
La tendencia negativa que se encuentra
del TQR en EE contradice lo obtenido en la escala CR10, ya que para esta última
la estrategia EE fue la más eficaz. Cabe reseñar que TQR mide la valoración del
proceso de recuperación (18, 28) mientras
que CR10 estima el dolor muscular percibido (19).
La diferencia entre estrategias combinadas podría estar, como decíamos antes,
en la parte activa de la recuperación que podría influir negativamente en CR10,
mientras que a nivel general (físico y psicológico) la carrera continua podría
incidir de forma positiva a nivel mental, aspecto que podría explicar los
resultados contradictorios obtenidos
para la estrategia EE.
Este estudio cuenta con la ventaja de
haber sido realizado en 4 microciclos (4 semanas completas) de competición de
un equipo de la 2ª división B del fútbol español, de forma que los datos se
refieren a cargas específicas reales. Esto unido a la posibilidad de
monitorizar las variables de forma estructurada y estandarizada refuerza aún
más las conclusiones extraídas en este trabajo. El hecho de trabajar en un
contexto real precisamente hace que la muestra sea limitada y que el número de
variables estudiadas sea reducido.
CONCLUSIÓN
Podemos concluir que ninguna de las ER
estudiadas muestra una eficacia mayor que las demás, tras el entrenamiento
específico en jugadores de fútbol, en la muestra de futbolistas estudiados.
Debido al tamaño de la muestra utilizada las conclusiones no pueden ser
generalizables al resto de la población.
No obstante, la realización de
protocolos de recuperación combinados (EE, CET y CEL) llevados a cabo tras la
sesión de entrenamiento de fútbol, apunta a una mayor eficacia respecto al
protocolo RC, que incluía únicamente estiramientos.
APLICACIÓN PRÁCTICA
El estudio muestra que no existe un
beneficio sustancial al inducir ER combinadas respecto a las simples al menos
en las variables estudiadas, pero sí una tendencia positiva de las primeras en
la percepción de la recuperación. Por tanto, atendiendo a esta variable, el uso
de estrategias combinadas parece ser más aconsejable tras el entrenamiento.
FUTURAS LÍNEAS DE
INVESTIGACIÓN
En base a los resultados del estudio las
futuras líneas de investigación que se proponen son las siguientes:
1.
Realizar
la comparación de estrategias simples y combinadas aportando otros tipos de
técnicas comunes en este ámbito del deporte, como puedan ser la crioterapia o
baños de contraste.
2.
Realizar
la comparación entre estrategias simples y combinadas en periodos de
pretemporada, donde las cargas de entrenamiento son más elevadas y continuadas.
3.
Llevar
a cabo el estudio de las diferentes ER tras la realización de partidos de
amistosos o de competición.
4.
Aumentar
los tiempos de recuperación
REFERENCIAS
1. Kinugasa T, Kilding AE. A comparison of post-match
recovery strategies in youth soccer players. J Strength Cond Res. 2009 Aug;
23(5):1402-7. http://dx.doi.org/10.1519/JSC.0b013e3181a0226a
2. Reilly T, Ekblom B. The use of recovery methods
post-exercise. J Sports Sci. 2005 Jun; 23(6):619-27. http://dx.doi.org/10.1080/02640410400021302
3. Barnett A. Using recovery modalities between training
sessions in elite athletes: does it help? Sports Med. 2006; 36(9):781-96. http://dx.doi.org/10.2165/00007256-200636090-00005
4. Tessitore A, Meeusen R, Cortis C, Capranica L. Effects
of different recovery interventions on anaerobic performances following
preseason soccer training. J Strength Cond Res. 2007 Aug; 21(3):745-50.
5. Cochrane D. Alternating hot and cold water immersion
for athlete recovery: a review. Physical Therapy in Sports. 2004; 5:26-32. http://dx.doi.org/10.1016/j.ptsp.2003.10.002
6. Gill ND, Beaven CM, Cook C. Effectiveness of
post-match recovery strategies in rugby players. Br J Sports Med. 2006 Mar;
40(3):260-3. http://dx.doi.org/10.1136/bjsm.2005.022483
7. McAinch AJ, Febbraio MA, Parkin JM, 14: ea. Effect of
active versus passive recovery on metabolism and performance during subsequent
exercise. Int J Sports Nutr Exerc Metab. 2004; 14:185-9.
8. Lau S, Berg K, Latin RW, al e. Comparison of active
and passive recovery of blood lactate and subsequent performance of repeated
work bouts in ice hockey players. J Strength Cond Res. 2001; 15 367-71.
9. Thiriet P, Gozal D, Wouassi D, al e. The effect of
various recovery modalities on subsequent performance, in consecutive
supramaximal exercise. J Sports Med Phys Fitness. 1993; 33:118-29.
10. Coffey V, Leveritt M, N. G. Effect of recovery
modality on 4-hour repeated treadmill running performance and changes in
physiological variables. J Sci Med Sport. 2004; 7:1-10. http://dx.doi.org/10.1016/S1440-2440(04)80038-0
11. Cheung K, Hume P, Maxwell L. Delayed onset muscle
soreness: treatment strategies and performance factors. Sports Med. 2003;
33(2):145-64. http://dx.doi.org/10.2165/00007256-200333020-00005
12. Sayers M, Calder A, Sanders G. Effect of whole body
contrast therapy on recovery from intense exercise of short duration. Eur J
Sport Sci. 2011; 11(4):293-302. http://dx.doi.org/10.1080/17461391.2010.512365
13. Suzuki M, Umeda T, Nakaji S, Shimoyama T, Mashiko T, Sugawara
K. Effect of incorporating low intensity exercise into the recovery period
after a rugby match. Br J Sports Med. 2004 Aug; 38(4):436-40. http://dx.doi.org/10.1136/bjsm.2002.004309
14. McHugh MP, Cosgrave CH. To stretch or not to stretch:
the role of stretching in injury prevention and performance. Scand J Med Sci
Sports. 2010 Apr; 20(2):169-81.
15. Dykstra JH, Hill HM, Miller MG, Cheatham CC, Michael
TJ, Baker RJ. Comparisons of cubed ice, crushed ice, and wetted ice on
intramuscular and surface temperature changes. J Athl Train. 2009 Mar-Apr;
44(2):136-41. http://dx.doi.org/10.4085/1062-6050-44.2.136
16. Eston R, Peters D. Effects of cold water immersion on
the symptoms of exercise-induced muscle damage. J Sports Sci. 1999 Mar;
17(3):231-8. http://dx.doi.org/10.1080/026404199366136
17. Hamlin MJ. The efffect os contrast temperature
contrast therapy on reapeted sprint performance. J Sci Med. 2007; 10:398-402.
18. Kentta G, Hassmen P. Overtraining and recovery. A
conceptual model. Sports Med. 1998 Jul; 26(1):1-16. http://dx.doi.org/10.2165/00007256-199826010-00001
19. Borg G. Borg's Perceived Exertion and Pain Scales. Champaign,
IL: Human Kinetics. 1998.
20. Alvero Cruz JR, Caba-as Armesilla MD, Herrero de Lucas
Á, Martínez Riaza L, Moreno Pascual C, Porta Manza-ido J, et al. Protocolo de
valoración de la composición corporal para el reconocimiento médico-deportivo.
Documento de consenso del Grupo Espa-ol de Cineantropometría de la Federación
Espa-ola de Medicina del Deporte. Arch Med Deporte. 2009; XXVI(131):166-79.
21. Lee R, Wang Z, Heo M, Ross R, Janssen I, Heymsfield S.
Total-body skeletal muscle mass: development and cross-validation of
anthropometric prediction models. Am J Clin Nutr 2000; 72(796-803).
22. Dadebo B, White J, George KP. A survey of flexibility
training protocols and hamstring strains in professional football clubs in
England. Br J Sports Med. 2004 Aug; 38(4):388-94. http://dx.doi.org/10.1136/bjsm.2002.000044
23. Tanaka H, Monahan KD, Seals DR. Age-predicted maximal
heart rate revisited. J Am Coll Cardiol. 2001 Jan; 37(1):153-6. http://dx.doi.org/10.1016/S0735-1097(00)01054-8
24. Marins J, Marins N, Fernández M. Aplicaciones de la
frecuencia cardiaca máxima en la evaluación y prescripción de ejercicio. Apunts
Med Esport. 2010; 45(168):251-8. http://dx.doi.org/10.1016/j.apunts.2010.04.003
25. Bangsbo J, Mohr M, Krustrup P. Physical and metabolic
demands of training and match-play in the elite football player. J Sports Sci.
2006 Jul; 24(7):665-74. http://dx.doi.org/10.1080/02640410500482529
26. Hoff J, Helgerud J. Endurance and strength training
for soccer players: physiological considerations. Sports Med. 2004;
34(3):165-80. http://dx.doi.org/10.2165/00007256-200434030-00003
27. Brink MS, Nederhof E, Visscher C, Schmikli SL, Lemmink
KA. Monitoring load, recovery, and performance in young elite soccer players. J
Strength Cond Res. 2010 Mar; 24(3):597-603. http://dx.doi.org/10.1519/JSC.0b013e3181c4d38b
28. Rey E. Efectos de la recuperación activa y la
recuperación pasiva sobre la fatiga neuromuscular aguda post-entrenamiento en
futbolistas profesionales. Vigo: Universidad de Vigo; 2011.
29. Grant S, Aitchison T, Henderson E, Christie J, Zare S,
McMurray J, et al. A comparison of the reproducibility and the sensitivity to
change of visual analogue scales, Borg scales, and Likert scales in normal
subjects during submaximal exercise. Chest. 1999 Nov; 116(5):1208-17. http://dx.doi.org/10.1378/chest.116.5.1208
30. Borg E, Kaijser L. A comparison between three rating
scales for perceived exertion and two different work tests. Scand J Med Sci
Sports. 2006 Feb; 16(1):57-69. http://dx.doi.org/10.1111/j.1600-0838.2005.00448.x
31. Zamuner A, Moreno M, Camargo T, Graetz J, Rebelo A,
Tumburús. Assessment of subjective perceived exertion at the anaerobic
threshold with the Borg CR-10 scale. J Sports Sci Med. 2011; 10:130-6.
32. Monedero J, Donne B. Effect of recovery interventions
on lactate removal and subsequent performance. Int J Sports Med. 2000 Nov;
21(8):593-7. http://dx.doi.org/10.1055/s-2000-8488
33. Daanen HA. Infrared tympanic temperature and ear canal
morphology. J Med Eng Technol. 2006 Jul-Aug; 30(4):224-34. http://dx.doi.org/10.1080/03091900600711613
34. Brinnel H, Cabanac M. Tympanic temperature is a core
temperature in humans. J Therm Bio. 1989; 14:47-53. http://dx.doi.org/10.1016/0306-4565(89)90029-6
35. Dobnikar U, Kounalakis SN, Mekjavic IB. The effect of
exercise-induced elevation in core temperature on cold-induced vasodilatation
response in toes. Eur J Appl Physiol. 2009 Jun; 106(3):457-64. http://dx.doi.org/10.1007/s00421-009-1035-4
36. Otani H, ishigaki T, Kaya M, Tsujita J, Hori S.
Comparison of tympanic membrane temperatures measured by contact and concontact
tympanic thermometers during prolonged exercise in the heat. Environmental
Ergonomics. 2005; Elsevier Ltd.
37. Lim CL, Byrne C, Lee JK. Human thermoregulation and
measurement of body temperature in exercise and clinical settings. Ann Acad Med
Singapore. 2008 Apr; 37(4):347-53.
38. Ganio MS, Brown CM, Casa DJ, Becker SM, Yeargin SW,
McDermott BP, et al. Validity and reliability of devices that assess body
temperature during indoor exercise in the heat. J Athl Train. 2009 Mar-Apr;
44(2):124-35. http://dx.doi.org/10.4085/1062-6050-44.2.124
39. Smorawinski J, Mlynarczyk C, Ziemba AW, Mikulski T,
Cybulski G, Grucza R, et al. Exercise training and 3-day head down bed rest
deconditioning: exercise thermoregulation. J Physiol Pharmacol. 2005 Mar;
56(1):101-10.
40. Kistemaker JA, Den Hartog EA, Daanen HA. Reliability
of an infrared forehead skin thermometer for core temperature measurements. J
Med Eng Technol. 2006 Jul-Aug; 30(4):252-61. http://dx.doi.org/10.1080/03091900600711381
41. Benzinger TH. Peripheral cold- and central
warm-reception, main origins of human thermal discomfort. Proc Natl Acad Sci U
S A. 1963 Jun; 49:832-9. http://dx.doi.org/10.1073/pnas.49.6.832
42. Capodaglio EM. Comparison between the CR10 Borg's
scale and the VAS (visual analogue scale) during an arm-cranking exercise. J
Occup Rehabil. 2001 Jun; 11(2):69-74. http://dx.doi.org/10.1023/A:1016649717326
43. Merino R, Fernández E, Iglesias P, Mayorga D. The
effect of Kinesio taping on calf's injuries prevention in triathletes during
competition. Pilot experience. J Hum Sport Exer. 2011; 6(2). http://dx.doi.org/10.4100/jhse.2011.62.10
44. Kuukkanen T, Malkia E, Kautiainen H, Pohjolainen T.
Effectiveness of a home exercise programme in low back pain: a randomized
five-year follow-up study. Physiother Res Int. 2007 Dec; 12(4):213-24. http://dx.doi.org/10.1002/pri.378
45. Keller G, Desebbe O, Benard M, Bouchet JB, Lehot JJ.
Bedside assessment of passive leg raising effects on venous return. J Clin
Monit Comput. 2011 Aug; 25(4):257-63. http://dx.doi.org/10.1007/s10877-011-9303-3
46. Andersen LL, Andersen CH, Mortensen OS, Poulsen OM,
Bjornlund IB, Zebis MK. Muscle activation and perceived loading during
rehabilitation exercises: comparison of dumbbells and elastic resistance. Phys
Ther. 2010 Apr; 90(4):538-49. http://dx.doi.org/10.2522/ptj.20090167
Número de citas totales / Total references: 46 (100%)
Número de citas propias de la revista / Journal's own references: 0 (0%)
Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte
- vol. 15 - número 58 -
ISSN: 1577-0354