Ruiz-Barquín, R. y de la Vega-Marcos, R. (2015). Adaptación de la escala de liderazgo LSS-3 al
fútbol / LSS-3 Leadership Scale Adaptation in Soccer. Revista Internacional de
Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 15 (60) pp. 677-700.
Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista60/artadaptacion643.htm DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2015.60.005
ORIGINAL
ADAPTACIÓN
DE LA ESCALA DE LIDERAZGO LSS-3 AL FÚTBOL
LSS-3 LEADERSHIP SCALE ADAPTATION IN SOCCER
Ruiz-Barquín,
R. 1 y de la Vega-Marcos, R.2
1 Facultad
de Educación. Dpto. Interfacultativo de Psicología Evolutiva y de la Educación.
Universidad Autónoma de Madrid. roberto.ruiz@uam.es
2 Facultad de Educación.
Dpto. de Educación Física, Deporte y Motricidad Humana. Universidad Autónoma de Madrid.
ricardo.delavega@uam.es
Código UNESCO / UNESCO code: 6199. Otras especialidades
psicológicas
(Psicología
del Deporte) / Other psychological specialties: Sport Psychology
Clasificacion Consejo de Europa /
Council of Europe Classification:
15.
Psicología
del Deporte / Sport Psychology
Recibido 21 de septiembre de 2012 Received September 21, 2012
Aceptado 21 de julio
de 2014 Accepted July 21, 2014
RESUMEN
Dadas las características teóricas y empíricas del Modelo
Multidimensional de Liderazgo de Chelladurai, el presente trabajo de investigación
tiene por objetivo adaptar la escala de Liderazgo al deporte del Fútbol
(versión percepción de los propios entrenadores; LSS-3) en castellano,
analizando sus propiedades psicométricas y el grado de congruencia y
divergencia hallado en estudios precedentes. La adaptación se ha realizado a
partir de la escala de Crespo, Balaguer y Atienza (1994) en el deporte del
tenis. Los resultados muestran como no se mantiene la estructura factorial de
cinco factores propuesta por Chelladurai y Saleh (1980), si bien se obtiene de
forma significativa un importante grado de estabilidad factorial en las
dimensiones Entrenamiento e Instrucción,
Feedback Positivo y Conducta Autocrática. Asimismo, se
obtienen valores adecuados de consistencia interna en todas las escalas, a
excepción de Conducta Democrática y Conducta Autocrática. Por último, se
discuten las implicaciones prácticas y de investigación de esta escala para el
fútbol.
PALABRAS
CLAVE: Liderazgo,
Fútbol, Test, Modelo Multidimensional de Liderazgo, Entrenador.
ABSTRACT
Given the theoretical and empirical characteristics
of the Multidimensional Model of Leadership
Chelladurai, this research aims to adapt the level
of leadership to
football soccer (version perception of their own coaches, LSS-3) in Spanish,
analyzing its psychometric properties and
the degree of congruence and
divergence in previous studies. The adjustment has been made taking the scale of Crespo,
Balaguer and Atienza (1994) point of departure in tennis. The results show how the factor structure of
five factors proposed by Chelladurai and Saleh (1980)
is not kept, although one gets a
significantly high degree of stability
factor in the following dimensions:
Training and Instruction, Positive
Feedback and Autocratic
Behavior. Except for Conduct Democratic
and Autocratic Conduct, good internal
consistency values on all scales are also obtained. Finally,
we address the practical implications and research of this scale on football soccer.
KEY WORDS: Leadership, Football
soccer, Test, Multidimensional Model
of Leadership Coach.
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la última década, la atención principal de
los estudios de psicología del deporte se han centrado en la figura de los deportistas
y en las repercusiones que diversas variables psicológicas tienen en el
rendimiento (Molinero, Salguero y Márquez, 2012; De la Vega, Rivera y Ruiz,
2011, De la Vega et. al., 2011).
Circunscribiéndonos al ámbito del liderazgo en deporte, son múltiples los
estudios que han establecido relaciones entre el estilo de liderazgo del
entrenador y el rendimiento de los deportistas (Álvarez, Castillo y Falcó,
2010; Duda y Balaguer, 1999; Fenoy y Campoy, 2012; Ruiz, 2006, 2007), siendo
dos los modelos que mayor atención han recibido: por un lado, el modelo
Multidimensional de liderazgo de Chelladurai (1993) y, por otro lado, el modelo
de Mediación de liderazgo (Smith, Smoll y Curtis, 1978). Derivada del modelo de
Chelladurai, se crea la escala Leadership Scale for Sport (LSS) para evaluación
del liderazgo en el deporte, no habiendo hallado en las revisiones realizadas
adaptaciones específicas de la escala al deporte del fútbol, a excepción de los
análisis estadísticos confirmatorios realizados por Sánchez, González, García y de Nicolás (1999a, 1999b) con la
versión de “preferencia de los deportistas” (LSS-1) y “percepción de los
deportistas” (LSS-2). Esta consideración nos ha llevado a
desarrollar la adaptación de la escala al fútbol, analizando de forma específica
su estructura factorial y otras características psicométricas en la versión
“percepción de los entrenadores”
(LSS-3), con el objetivo de comparar los resultados obtenidos con otros
estudios precedentes desarrollados principalmente en nuestro país (Crespo,
Balaguer y Atienza, 1994, Mayo, 1997, Ruiz, 2007).
Respecto al concepto de liderazgo, son muchas las
definiciones halladas, destacando la realizada por Barrow (1977), como “un
proceso comportamental que intenta influenciar a los individuos y los grupos
con la finalidad de que consigan unos objetivos determinados” (p. 125, en
Alvés, 2000). El Modelo de Liderazgo Multidimensional de Chelladurai surge como
un modelo específico de Liderazgo en deporte, partiendo del supuesto de que el
rendimiento y la satisfacción de los deportistas, vendría determinado por el
grado de congruencia entre el comportamiento real del líder, el preferido por
los deportistas, y el requerido en ese contexto, dentro del que se encontraría
el entrenador. Estos tres tipos de comportamiento, son evaluados a través de la
Escala de Liderazgo para el deporte (LSS) en sus tres versiones (Cox, 2009,
Crespo, 1995; Crespo y Balaguer,
1994; Weinberg y Gould, 2010): Liderazgo
preferido por los deportistas (LSS-1), liderazgo percibido u observado por los
deportistas (LSS-2), y la propia percepción del entrenador de sus
comportamientos de liderazgo (LSS-3). Estas escalas, específicas del ámbito
deportivo, se componen de las tres escalas mencionadas de cuarenta ítems
(simétricos, mismos ítems considerados para la dos escalas de deportistas y la
escala de entrenadores), y cinco dimensiones: tres orientadas a la evaluar
comportamientos de interacción entre el entrenador y los deportistas
(Entrenamiento e Instrucción, Apoyo Social y Feedback Positivo), y dos a
evaluar los comportamientos de decisión del entrenador (Conducta Democrática y
Autocrática).
Con especiales implicaciones en nuestro estudio, la escala
LSS fue creada por Chelladurai y Saleh (1978) para la medición del Modelo
Multidimensional de Liderazgo, con el objetivo de poder cuantificar dos
aspectos (Antunes, Serpa y Carita, 1998): La identificación de los estilos de
interacción (Entrenamiento e Instrucción, Apoyo Social y Feedback Positivo), y
los estilos de decisión (Conductas de liderazgo Democráticas y Autocráticas),
ya sea a partir de la evaluación de los deportistas de las preferencias o
percepción de los deportistas (LSS-1 o LSS-2), ya sea a partir de las
autopercepciones de los entrenadores. Antunes et al. (1998), mencionan como el grado de congruencia entre estas tres
medidas, permite identificar los comportamientos que favorecen la satisfacción
y/o el rendimiento.
Antunes et al.
(1998), destacan algunas conclusiones sobre los resultados obtenidos en las
tres escalas: a) Dentro de las
preferencias de los deportistas (LSS-1), y atendiendo a los estilos de
interacción, prefieren un estilo de liderazgo orientado al Entrenamiento e
Instrucción (Carvalho, 1991, Chelladurai y Carron, 1983, Chelladurai, Imamura,
Yamagushi, Orinuma y Miyauchi, 1988, Chelladurai y Saleh, 1980, Hastie, 1995,
Terry, 1984, Terry y Howe, 1984) y al refuerzo o Feedback Positivo
(Chelladurai, 1984, Chelladurai et al., 1988, Manso, 1996, Sanches, 1991,
y Shliesman, 1987). Considerando los estilos de decisión, las conductas que
menores puntuaciones se obtienen son las autocráticas (Chelladurai, 1984,
Hastie, 1995, Manso, 1996, Schliesman, 1987, y Terry, 1984) si bien se
describen importantes diferencias en función del sexo, obteniendo mayores
puntuaciones los deportistas masculinos (Chelladurai y Arnott, 1985,
Chelladurai y Saleh, 1978, Martin, Jackson, Weiller y Richardson, 1997, y
Terry, 1984). b) Dentro de los
resultados obtenidos con la escala de percepción de los deportistas (LSS-2), se
obtienen mayores puntuaciones en refuerzo o feedback positivo (Chelladurai,
1993, Chelladurai et al., 1988, Leitao, Serpa y Bártolo, 1995, Sanches, 1991, y
Schliesman, 1987) y en Entrenamiento e Instrucción (Caravlho, 1991, Pinard y
Lacoste, 1987, Serpa, 1995, Serpa y Antunes, 1989, Serpa, Pataco y Santos,
1989). Respecto a los estilos de
decisión, no existe uniformidad en los resultados obtenidos, dado que en
algunos son menores las puntuaciones obtenidas en comportamientos autocráticos
(Chelladurai et al., 1988; Leitao et al., 1995, Sanches, 1991, Serpa, 1995, y
Shiliesman, 1987). Por el contrario, existen numerosos estudios con bajas
puntuaciones en conductas democráticas (Carvahlo, 1991, Chelladurai et al.,
1988, Pinard y Lacaste, 1987, Serpa y
Antunes, 1989, Serpa et al., 1989). Al igual que ocurría con la escala de
preferencias del deportistas, Lopes (1995) indicaría como los deportistas
masculinos perciben con más frecuencia los estilos de decisión autocrática, y
estilos de interacción orientados al Entrenamiento e Instrucción y al feedback
positivo o refuerzo. c) Por último, y
con especiales implicaciones en nuestro estudio, los resultados obtenidos con
la escala de autopercepción del propio entrenador (LSS-3) son congruentes con
los obtenidos en los cuestionarios administrados a deportistas (LSS-1 y LSS-2).
Los entrenadores, se perciben con una alta tasa de comportamientos relacionados
con Entrenamiento e Instrucción (Caravlho, 1991, Leitao et al., 1995 y Serpa et
al., 1989), Feedback positivo y refuerzo (Horne y Carron, 1985, Liukkonen,
Salminen y Telama, 1989, y Valadares, 1990).
Por su parte, Cox (2009) destaca algunos de los principales
resultados obtenidos al considerar el grado de congruencia de las tres escalas
de evaluación: Existen estudios que confirman la relación entre el grado de
congruencia entre los tres tipos de comportamiento, y un incremento del
rendimiento y satisfacción de los deportistas (Reimer y Chelladurai, 1995,
Riemer y Toon, 2001, Vealey, Armstrong, Comar y Greenleaf, 1998). Algunos
estudios que muestran los niveles de insatisfacción por la falta de ajuste
entre las diferentes percepciones y preferencias de liderazgo son los
desarrollados por Allen y Howe (1998) y Vealey et al. (1998), mostrándose
diferencias en función de la edad y sexo (Martin et al., 1997), y el nivel de
entrenamiento (Jambor y Zhang, 1997). Por tanto, una de las conclusiones más
relevantes a las que llegan estos autores, es precisamente que las variaciones
en los niveles obtenidos en las tres subescalas, dependerían de variables
personales tales como el sexo, nivel competitivo, variables contextuales o
situacionales (objetivos impuestos por la organización, tipo de tareas a
realizar), etc. A su vez, autores como Crespo y Balaguer (1994), mencionan
otras características individuales que se relacionarían en gran medida con las
variaciones en los resultados de las diferentes escalas.
La importancia creciente de este modelo en el ámbito
deportivo, se ha visto reflejada en la creación de la escala LSS revisada
(RLSS; Zhang, Jensen y Mann, 1997), mostrando 60 ítems y seis escalas, y
manteniendo prácticamente intacta la estructura inicial de la LSS al considerar
las cinco escalas más una sexta referida a variables situacionales. Con el
objetivo de poder establecer comparaciones lo más precisas posibles entre
nuestro estudio con otros desarrollados
dentro del territorio nacional, adaptamos la escala LSS tradicional (LSS-3) de
cinco dimensiones y 40 ítems a entrenadores de fútbol. Como indican Crespo et
al. (1994), la escala de liderazgo ha sido traducida a diversos idiomas
destacando el (japonés, portugués, finlandés, francés y sueco), destacando en
castellano la propia versión realizada por estos autores al deporte del tenis.
A su vez, ya destacaba de forma significativa como en estas adaptaciones
realizadas, ha existido un mayor número de investigaciones en las preferencias
y percepciones de liderazgo de los deportistas (LSS-1 y LSS-2), en los análisis
de las consecuencias del liderazgo (Satisfacción y Rendimiento) (Chelladurai,
1984, Chelladurai et al., 1988, Chelladurai y Saleh, 1978, 1980, Isberg y Challadurai, 1990) y menos en la
percepción de los entrenadores (LSS-3) (Horne y Carron, 1985, Dweyr y Fischer,
1998, Ruiz, 2006, 2007; Ruiz y Lorenzo, 2010). Asimismo, esta escala no sólo se
ha utilizado en el deporte de rendimiento, sino también en el ámbito educativo
(Antunes et al., 1998, Chelladurai y Saleh, 1980).
Algunos de las principales investigaciones con la escala
LSS-3 en el ámbito del rendimiento deportivo, son las realizadas por Horne y
Carron (1985) utilizando entrenadores de diferentes modalidades, Dwyer y Fisher
(1988) con 38 entrenadores de lucha libre, etc. Dentro del ámbito nacional,
destacamos principalmente los estudios desarrollados por Crespo et al. (1994)
en el deporte del tenis, Sánchez, (1996) con 28 entrenadores pertenecientes a
distintos deportes, Gosálvez (1996) en el deporte de la natación, Nieto y
García (1999) en el deporte del Baloncesto, Ruiz (2006, 2007) en el deporte del
Judo, y Ruiz y Lorenzo (2010) con el deporte del Pádel. A estos estudios, se
suma el realizado por Mayo (1997) en el deporte del Balonmano, donde a pesar de
haber pasado las tres versiones del modelo (LSS-1, LSS-2 y LSS-3), no se
realizó el análisis factorial en la versión entrenadores al solo evaluarse 14
entrenadores. De forma específica en el deporte del fútbol, hallamos el estudio
desarrollado por Sánchez et al. (1999a y 1999b), si bien no se ha administrado
en el estudio la versión de entrenadores (LSS-3), ni tampoco el desarrollo de
análisis psicométricos específicos, exhaustivos y comparativos con otros
deportes. Algunos de los principales resultados de estos estudios donde se
revisaron la estructura factorial de las escalas son:
1.- Los resultados obtenidos en la versión al castellano de
la escala LSS-3 adaptada al deporte del tenis con una muestra de 122 sujetos,
el desarrollo del análisis factorial confirmatorio no confirma la estructura de
cinco factores propuesta por Chelladurai (Feedback Positivo, Entrenamiento e
Instrucción, Apoyo Social, Conducta Democrática y Conducta Autocrática),
llegando a un porcentaje de varianza explicada menor que el obtenido por
Chelladurai y Saleh (1980) en Educación Física (36.5% frente al 55.8%). La
aplicación del criterio de saturación de 0.30 en los análisis factoriales
desarrollados, y la aplicación de la prueba de Cattell con el objetivo de
observar en el gráfico de sedimentación qué factores son los realmente
significativos para explicar un mayor porcentaje de varianza, llegaron a la
conclusión de seleccionar cuatro factores. Estos factores son Orientación a las
Relaciones, Orientación a la Tarea, Conducta Democrática y Conducta
Autocrática. Asimismo, estos análisis llevaron a la selección final de 31 ítems frente a los 40 propuestos por Chelladurai
y Saleh (1980). Desde un punto de vista interpretativo, y considerando los
cinco factores inicialmente propuestos, los entrenadores de Tenis obtienen las
mayores puntuaciones en Feedback Positivo y Entrenamiento e Instrucción (4.4 y
4.0 puntos sobre 5), puntuaciones medias en Apoyo Social y Conducta Democrática
(3.3 y 3.2) y bajas en Conducta Autocrática (2.5).
2.- Los estudios desarrollados por Sánchez (1996) y
Gosálvez (1996) no confirmaron la estructura factorial propuesta por
Chelladurai y Saleh (1980). Mediante una selección de ítems con una saturación
de 0.45, se llegó a una nueva estructura factorial de 6 factores (Permeabilidad
a la opinión de los deportistas, Instrucción y dirección del grupo, Atención
Individual, Apoyo Social, Margen de Iniciativa del Deportista, Gestión y
previsión) y 27 ítems finales, llegando un porcentaje de varianza explicada del
66%.
3.- En el estudio desarrollado en el deporte del Baloncesto
por Nieto y García (1999) con 388 entrenadores de baloncesto, desarrollaron en
primer lugar un estudio exploratorio, extrayendo doce factores con un autovalor
mayor de uno. Ante la falta de concordancia de los resultados obtenidos con los
cinco factores propuestos por Chelladurai y Saleh (1980), desarrollaron un
análisis confirmatorio de cinco factores, llegando a un porcentaje de varianza
explicada del 43.6%, confirmándose la solidez de la estructura factorial en
tres factores: Entrenamiento e Instrucción, Apoyo Social y Feedback Positivo,
no confirmándose aquellos relacionados con los estilos de decisión (Conducta
Autocrática y Conducta Democrática). Basándose en las propuesta de Crespo et
al. (1994), desarrollaron un análisis factorial de cuatro factores con una
selección de ítems con saturación mayor de 0.40, extrayendo los siguientes
factores: Entrenamiento e Instrucción, Apoyo Social, Estilo Directivo, y
Feedback Positivo, con un porcentaje de varianza explicada del 39.2%.
Algunas de las conclusiones de estos estudios se muestran a
continuación: no se confirma la estructura factorial de cinco factores
propuesta por los autores de la escala; en la mayoría de los estudios
realizados, las escalas de Entrenamiento e Instrucción, Feedback Positivo y
Apoyo Social son más sólidas que Conductas Autocrática y Conducta Democrática; la
realización de análisis exploratorios conlleva un número muy superior a los
cinco propuestos por los autores (mínimo 9); la variación en los criterios de
selección de ítems (entre 0.30 y 0.45) y el número muestral diferencial en los
estudios desarrollados (entre 44 y 388 sujetos), podrían explicar, aunque sea
parcialmente, las diferencias en el número de factores e ítems resultantes en
las escalas finales; los estudios donde muestran los niveles de fiabilidad de
la escala global son satisfactorios (Alpha de Cronbach > 0.70), si bien
existen estudios donde no muestran la fiabilidad por subescala (Bañuelos, 1996,
Gosálvez, 1996, Nieto y García, 1999) o muestran valores reducidos en alguno de
los cinco factores, especialmente en Conducta Autocrática (Crespo et. al.,
1994, Ruiz, 2007).
Con el objetivo de ser lo más precisos posibles en la
adaptación realizada de la escala LSS-3 para entrenadores de fútbol, realizamos
la adaptación a partir de la ya realizada en el deporte del tenis por Crespo et
al. (1994). Una de las principales razones es precisamente que la escala
adaptada al deporte del tenis ya incorpora términos compatibles con el deporte
del fútbol, como es el término deportista en lugar de atleta, y de partido. Al
igual que en el estudio desarrollado por Crespo et al. (1994), realizamos un
análisis factorial confirmatorio con rotación varimax (confirmación de los
cinco factores de que se compone la escala). Por tanto, son tres los objetivos
que presentamos en el estudio: 1.- Adaptar la escala de Liderazgo para el
deporte de Chelladurai y Saleh (1980) en la versión Entrenadores (LSS-3) al
deporte del fútbol; 2- Establecer
comparaciones precisas entre los niveles de autopercepción de las conductas de
liderazgo de los entrenadores de fútbol evaluados con los valores obtenidos en
estudios previos. 3.- Analizar las principales propiedades psicométricas de la
escala adaptada y establecer comparaciones entre los niveles de fiabilidad
hallados con los obtenidos en estudios previos.
MATERIAL Y MÉTODO
Participantes
La muestra está compuesta por 129 entrenadores de fútbol
(hombres) que cursan los cursos de titulación deportiva (monitores, N=74;
entrenadores regionales; N=20;
entrenadores nacionales, N=35) en la
federación madrileña de fútbol durante los años 2008 y 2009. Respecto a la
edad, la M=32.8; DT=7.41; con un nivel de experiencia M=5.26 y una DT=4.5 años
entrenando.
Instrumentos
Se ha administrado la adaptación realizada al fútbol de la
escala de Liderazgo para el Deporte en su versión percepción de entrenadores
(LSS-3), incorporando una serie de datos personales y deportivos: Titulación
deportiva, edad, sexo, dedicación al fútbol, años de experiencia, tipo de club
y nivel deportivo de los jugadores a los que entrenas.
La escala está compuesta por 40 ítems que deben contestarse
en una escala de cinco opciones de respuesta (siempre, a menudo,
ocasionalmente, raras veces y nunca). Las cinco dimensiones que componen la
escala son (Chelladurai y Saleh, 1980, Crespo et al., 1994; Weinberg y Gould, 2010):
1.- Entrenamiento e Instrucción: Dimensión referida a los
comportamientos orientados a la mejora del rendimiento de los deportistas
mediante instrucciones y entrenamientos de carácter técnico, táctico y físicos.
2.- Conducta Democrática: Conjunto de comportamientos
orientados a permitir una mayor participación de los deportistas en todas las
decisiones.
3.- Conducta Autocrática: Comportamiento encaminados a
enfatizar una toma decisiones unilateral e independiente basada fundamentalmente en la autoridad
personal.
4.- Apoyo Social: Dimensión referida a la preocupación por
el bienestar de los deportistas, buscando armonía y un clima de trabajo
positivo, mediante el desarrollo de
buenas relaciones interpersonales entre los miembros del grupo.
5.- Feedback Positivo: Comportamientos orientados al
refuerzo positivo y reconocimiento ante la buena ejecución o rendimiento del
deportista.
Si bien en el apartado resultados se determinan los niveles
de fiabilidad obtenidos en el presente estudio con muestra de entrenadores de
fútbol, es importante destacar que la adaptación al castellano realizada Crespo
et al. (1994) con entrenadores de tenis (n=120)
dispone de los siguientes niveles de fiabilidad: Entrenamiento e Instrucción,
α=0,75; Conducta Democrática, α=0,68; Conducta Autocrática,
α=0,50; Apoyo Social, α=0,68; Feedbak Positivo, α=0,45.
Considerando los estudios de Dwyer y Fisher (1988) con
entrenadores de lucha libre, se obtuvieron los siguientes valores (n=38): Entrenamiento e Instrucción,
α=0,86; Conducta Democrática, α=0,67; Conducta Autocrática,
α=0,04; Apoyo Social, α=0,57; Feedbak Positivo, α=0,75
Procedimiento
Tras la realización de la revisión de trabajos realizados con
la escala LSS-3, desarrollamos la adaptación principalmente a partir de la
desarrollada por Crespo et al. (1994). Las similitudes semánticas halladas
entre el deporte del tenis y el fútbol, eran superiores a las adaptaciones
desarrolladas en otros deportes como el Judo (Ruiz, 2007).
Los
ítems finalmente adaptados fueron los que se presentan a continuación (Tabla
1):
Tabla 1: Ítems adaptados de la
escala LSS-3 adaptada al fútbol.
Escala LSS-3 adaptación al deporte del Tenis |
Escala LSS-3 adaptación al deporte del Fútbol |
5.- Explico a cada jugador las técnicas y las
tácticas del tenis 36.- Me relaciono amistosamente con los
jugadores fuera de la pista |
5.- Explico a cada jugador las técnicas y las
tácticas del fútbol 36.- Me relaciono amistosamente con los
jugadores fuera del campo |
Una vez realizada la adaptación, aplicamos el cuestionario
a una muestra piloto de 37 entrenadores que estaban cursando el curso
monitores-instructores de fútbol en la Federación Madrileña de Fútbol. La adecuada
comprensión semántica del cuestionario nos llevó a incrementar la muestra hasta
el total de 129 entrenadores participantes. Todos los participantes fueron
informados de los objetivos de la investigación, la confidencialidad de los
datos, y carácter voluntario de su realización.
Respecto al diseño empleado en esta investigación, es un
estudio descriptivo y correlacional (factorial), de carácter transversal
(Montero y León, 2007).
RESULTADOS
Con relación al primer objetivo, a continuación se presentan
los datos descriptivos obtenidos en nuestro estudio, junto a la comparación con
los estudios más relevantes realizados con esta escala (Tabla 2).
Tabla 2: Comparación de los análisis descriptivos de
nuestro con estudios precedentes.
|
Dwyer y Fischer (1988) N=38 Lucha libre |
Horne y Carron (1985) N=9 Diferentes modalidades |
Crespo et al. (1994) N=120 Tenis |
Ruiz (2007) N=26 Judo |
Presente estudio N=129 Fútbol |
|||||
M |
DT |
M |
DT |
M |
DT |
M |
DT |
M |
DT |
|
Feedback Positivo |
4.50 |
.40 |
4.40 |
.50 |
3.80 |
.30 |
4.22 |
.71 |
4.04 |
.43 |
Entrenamiento e Instrucción |
3.90 |
.50 |
4.00 |
.50 |
4.00 |
.20 |
3.91 |
.46 |
2.62 |
.41 |
Apoyo Social |
3.60 |
.50 |
3.30 |
.60 |
3.60 |
.50 |
4.05 |
.54 |
2.66 |
.51 |
Conducta Democrática |
3.20 |
.60 |
3.20 |
.60 |
3.30 |
.20 |
3.16 |
.52 |
3.47 |
.51 |
Conducta Autocrática |
2.30 |
.40 |
2.40 |
.40 |
2.30 |
.30 |
2.34 |
.49 |
3.94 |
.61 |
Los análisis descriptivos muestran cómo en el presente
estudio, se obtienen las mayores puntuaciones en Feedback Positivo y Conducta Autocrática,
puntuaciones bajas en Entrenamiento e Instrucción y Apoyo Social, y puntaciones
medias en Conducta Autocrática. En todas las escalas la desviación típica
obtiene valores similares en las cinco escalas.
A continuación se desarrollan los análisis de normalidad
mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Los resultados muestran como las
dimensiones de Feedback Positivo (Z=.738;
p= .647), Entrenamiento e Instrucción
(Z=1.062; p= .209) y Conducta Democrática (Z=1.273; p= .078),
cumplen los supuestos de normalidad (p>0.05).
Sin embargo, las dimensiones Apoyo Social (Z=1.481;
p= .025) y Conducta Autocrática (Z=1.640; p= .009), no se distribuyen de forma normal (p< .05),
rechazándose la hipótesis de distribución normal.
Atendiendo al tercer objetivo, se analizan las principales
características psicométricas de la escala. Para ello, en primer lugar, se
realiza un análisis factorial confirmatorio, para posteriormente continuar con
un análisis factorial exploratorio, un análisis correlacional entre dimensiones,
y finalmente un análisis de fiabilidad. Aplicando la prueba de
Kaiser-Meyer-Olkin, se obtiene un valor de .656, y en la prueba de Esfericidad
de Barlett, se obtiene un valor de X2
780 = 1615,405 con una p<
.0001. Estos datos indican que existe un nivel medio de adecuación de los datos
y muestra para la realización de un análisis de componentes principales (medida
Kaiser-Meyer-Olkin> .500 y < 1.000), así como la adecuación de los datos
para la realización de este análisis al verificarse que las variables
consideradas se encuentran correlacionadas. Al igual que se realizó en estudios
precedentes, desarrollamos un análisis factorial exploratorio, basándonos en el
criterio de selección factorial con autovalores mayores de 1 (Tabla 3).
Tabla 3: Varianza total explicada. Análisis de Componentes Principales.
Component |
Initial
Eigenvalues |
Extraction
Sums of Squared Loadings |
||||
|
Total |
% of
Variance |
Cumulative
% |
Total |
% of
Variance |
Cumulative % |
1 |
6.081 |
15.203 |
15.203 |
6.081 |
15.203 |
15.203 |
2 |
3.112 |
7.781 |
22.984 |
3.112 |
7.781 |
22.984 |
3 |
2.255 |
5.637 |
28.621 |
2.255 |
5.637 |
28.621 |
4 |
1.984 |
4.961 |
33.582 |
1.984 |
4.961 |
33.582 |
5 |
1.785 |
4.463 |
38.045 |
1.785 |
4.463 |
38.045 |
6 |
1.663 |
4.157 |
42.202 |
1.663 |
4.157 |
42.202 |
7 |
1.560 |
3.900 |
46.102 |
1.560 |
3.900 |
46.102 |
8 |
1.529 |
3.823 |
49.925 |
1.529 |
3.823 |
49.925 |
9 |
1.375 |
3.438 |
53.362 |
1.375 |
3.438 |
53.362 |
10 |
1.350 |
3.376 |
56.738 |
1.350 |
3.376 |
56.738 |
11 |
1.262 |
3.156 |
59.894 |
1.262 |
3.156 |
59.894 |
12 |
1.102 |
2.754 |
62.648 |
1.102 |
2.754 |
62.648 |
13 |
1.066 |
2.665 |
65.313 |
1.066 |
2.665 |
65.313 |
14 |
1.020 |
2.550 |
67.863 |
1.020 |
2.550 |
67.863 |
15 |
.947 |
2.366 |
70.229 |
|
|
|
16 |
.906 |
2.264 |
72.493 |
|
|
|
17 |
.887 |
2.217 |
74.710 |
|
|
|
18 |
.790 |
1.976 |
76.686 |
|
|
|
19 |
.744 |
1.860 |
78.546 |
|
|
|
20 |
.727 |
1.819 |
80.365 |
|
|
|
21 |
.690 |
1.724 |
82.089 |
|
|
|
22 |
.654 |
1.635 |
83.724 |
|
|
|
23 |
.616 |
1.540 |
85.265 |
|
|
|
24 |
.577 |
1.443 |
86.707 |
|
|
|
25 |
.524 |
1.311 |
88.018 |
|
|
|
26 |
.515 |
1.287 |
89.306 |
|
|
|
27 |
.479 |
1.197 |
90.503 |
|
|
|
28 |
.456 |
1.141 |
91.644 |
|
|
|
29 |
.412 |
1.031 |
92.675 |
|
|
|
30 |
.376 |
.940 |
93.615 |
|
|
|
31 |
.361 |
.902 |
94.517 |
|
|
|
32 |
.320 |
.800 |
95.317 |
|
|
|
33 |
.309 |
.773 |
96.090 |
|
|
|
34 |
.292 |
.731 |
96.820 |
|
|
|
35 |
.257 |
.643 |
97.463 |
|
|
|
36 |
.245 |
.612 |
98.075 |
|
|
|
37 |
.223 |
.558 |
98.633 |
|
|
|
38 |
.206 |
.514 |
99.147 |
|
|
|
39 |
.198 |
.494 |
99.641 |
|
|
|
40 |
.144 |
.359 |
100.000 |
|
|
|
Los resultados nos muestran la extracción de 14
factores que explicarían una varianza del 67.86%. Estos resultados son
convergentes con los obtenidos en estudios precedentes. Al igual que en el estudio
desarrollado por Crespo et. al (1994) y Nieto y García (1996), se
desarrolla la prueba de Cattel mostrando
el gráfico de sedimentación de los factores (Figura 1).
Figura 1: Gráfico de Sedimentación.
Los resultados
muestran los tres factores que mayor varianza explican. Si nos centramos en el porcentaje de
varianza explicada, podemos observar como sólo superan un 4% de varianza
explicada los seis primeros factores, así como es a partir de la diferencia
entre el factor 5 y 6 de varianza explicada no es mayor de un .5%. Si
consideramos los cinco factores teóricos que propone el modelo, obtenemos un
porcentaje de varianza explicada de 38%. El análisis factorial confirmatorio
realizado, y la agrupación de ítems por factor y cargas factoriales vienen
determinadas en la tabla 4, habiendo sido rotada la matriz con 11 iteraciones.
Tabla 4: Matriz de componentes rotada. Aplicación de método Varimax, forzando cinco
factores y aplicando la regla de Kaiser.
|
Componentes |
||||
|
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
lss35 |
.614 |
|
|
|
|
lss38 |
.588 |
|
|
|
|
lss31 |
.574 |
|
|
|
|
lss329 |
.555 |
|
|
|
|
lss323 |
.550 |
|
|
|
|
lss332 |
.549 |
|
|
|
|
lss320 |
.544 |
|
|
|
|
lss325 |
.525 |
|
|
|
|
lss37 |
.522 |
|
|
|
|
lss39 |
.496 |
|
|
|
|
lss326 |
.492 |
|
|
|
|
lss313 |
.472 |
|
|
|
|
lss321 |
.463 |
|
|
|
|
lss311 |
.454 |
|
|
|
|
lss338 |
.421 |
|
|
|
|
lss33 |
.410 |
|
|
|
|
lss317 |
.364 |
|
|
|
|
lss331 |
|
.702 |
|
|
|
lss334 |
|
-.674 |
|
|
|
lss322 |
|
.628 |
|
|
|
lss336 |
|
.622 |
|
|
|
lss319 |
|
.526 |
|
|
|
lss328 |
|
|
.666 |
|
|
lss34 |
|
|
.646 |
|
|
lss337 |
|
|
.546 |
|
|
lss335 |
|
|
.543 |
|
|
lss310 |
|
|
.432 |
|
|
lss315 |
|
|
.383 |
|
|
lss316 |
|
|
.382 |
|
|
lss339 |
|
|
|
.647 |
|
lss32 |
|
|
|
.599 |
|
lss318 |
|
|
|
.577 |
|
lss314 |
|
|
|
.459 |
|
lss330 |
|
|
|
.427 |
|
lss333 |
|
|
|
.380 |
|
lss312 |
|
|
|
|
.540 |
lss36 |
|
|
|
|
.507 |
lss327 |
|
|
|
|
.346 |
lss340 |
|
|
|
|
.325 |
lss324 |
|
|
|
|
.268 |
Según la regla de Kaiser, se propone en el análisis factorial sólo aceptar las
cargas superiores a 0.30. Como se puede observar, sólo el ítem 24 no llegar a este
valor criterial (carga factorial de .268). A continuación presentamos una tabla
resumen donde se pueda observar el grado de convergencia de los ítems y
factores, comparando la estructura inicial propuesta por Chelladurai y Saleh
(1980) y seguida por Crespo et al. (1994) (Tabla 5).
Tabla 5: Coeficientes
de correlación ítem-factor de nuestro estudio, considerando la estructura
factorial extraída por Chelladurai y Saleh (1980).
|
|
F-I |
F-II |
F-III |
F-IV |
F-V |
F-I |
lss31 |
.574 |
.100 |
.131 |
-.040 |
.247 |
lss35 |
.614 |
-.050 |
.024 |
.312 |
.014 |
|
lss38 |
.588 |
-.139 |
.055 |
.087 |
-.024 |
|
lss311 |
.454 |
-.086 |
.170 |
-.115 |
.120 |
|
lss314 |
-.006 |
-.181 |
.293 |
.459 |
-.201 |
|
lss317 |
.364 |
-.064 |
.011 |
-.306 |
-.050 |
|
lss320 |
.544 |
-.077 |
.128 |
.246 |
-.279 |
|
lss323 |
.550 |
.255 |
.073 |
-.048 |
.140 |
|
lss326 |
.492 |
.127 |
.261 |
.162 |
.171 |
|
lss329 |
.555 |
-.100 |
.133 |
.247 |
.231 |
|
lss332 |
.549 |
.010 |
.171 |
-.158 |
-.226 |
|
lss335 |
.358 |
-.207 |
.543 |
.000 |
-.043 |
|
lss338 |
.421 |
-.188 |
.332 |
.178 |
-.132 |
|
F-II |
lss32 |
.079 |
.078 |
-.140 |
.599 |
.211 |
lss39 |
.496 |
-.019 |
.137 |
-.155 |
.095 |
|
lss315 |
.220 |
.060 |
.383 |
.032 |
-.209 |
|
lss318 |
.153 |
.202 |
.077 |
.577 |
-.301 |
|
lss321 |
.463 |
.051 |
-.207 |
.194 |
.184 |
|
lss324 |
.006 |
.143 |
.022 |
.237 |
.268 |
|
lss330 |
.272 |
.068 |
.053 |
.427 |
-.011 |
|
lss333 |
-.370 |
.089 |
.095 |
.380 |
-.158 |
|
lss339 |
-.098 |
.140 |
-.026 |
.647 |
.188 |
|
F-III |
lss36 |
.113 |
.025 |
-.091 |
-.158 |
.507 |
lss312 |
.121 |
.123 |
.051 |
-.051 |
.540 |
|
lss327 |
.031 |
-.041 |
-.021 |
.219 |
.346 |
|
lss334 |
.035 |
-.674 |
.307 |
-.128 |
.165 |
|
lss340 |
-.058 |
-.213 |
.128 |
.178 |
.325 |
|
F-IV |
lss33 |
.410 |
.234 |
.041 |
.070 |
-.256 |
lss37 |
.522 |
.034 |
-.060 |
.037 |
.035 |
|
lss313 |
.472 |
.247 |
.053 |
.002 |
-.358 |
|
lss319 |
-.107 |
.526 |
.279 |
.151 |
.000 |
|
lss322 |
.264 |
.628 |
.248 |
.007 |
-.034 |
|
lss325 |
.525 |
.049 |
.251 |
-.088 |
-.248 |
|
lss331 |
-.063 |
.702 |
.014 |
.147 |
.220 |
|
lss336 |
-.075 |
.622 |
.271 |
.027 |
.040 |
|
F-V |
lss34 |
.010 |
.167 |
.646 |
.049 |
.030 |
lss310 |
.238 |
.295 |
.432 |
-.126 |
-.047 |
|
lss316 |
.070 |
-.053 |
.382 |
.366 |
-.001 |
|
lss328 |
.006 |
.200 |
.666 |
.037 |
.235 |
|
lss337 |
.356 |
.348 |
.546 |
.020 |
-.078 |
Al igual que en los resultados de Crespo et al. (1994),
Nieto y García (1999), Bañuelos (1996) y Gosálvez (1996), no se confirma la estructura factorial
propuesta por Chelladurai y Saleh (1980). Centrándonos fundamentalmente en el
estudio de Crespo et al. (1994), muchas de las cargas factoriales obtenidas no
superan el valor de .30 (ítems 1, 14, 17, 21, 24, 6,10, 40, 22,10, 28 y 37),
solo llegándose a cargas factoriales máximas de .60 con un ítem (38). Si se
considera que el número muestral de nuestro estudio es similar, se observa que,
por un lado, sólo un ítem no llega al valor 0.30 (ítem 24; carga factorial de
.268); por otra parte, se obtienen cargas factoriales superiores a 0.60 en
varios ítems (35, 39, 34, 22, 36, 34, 28) lográndose una saturación .703 con el
ítem 31; y, en última instancia, en el estudio de Crespo et al. (1994) se
observa como muchos ítems presentan saturaciones similares en varios factores,
indicando que, además de no replicarse la estructura factorial propuesta por
Chelladurai y Saleh (1980), existen problemas de generación de nuevas
estructuras del cuestionario alternativas, problemas solventados en nuestro
estudio, como se puede apreciar en la Tabla 5.
Con el objetivo de definir más
claramente el grado concordancia entre ítems y factores, se presenta una tabla
resumen de los resultados obtenidos
(Tabla 6).
Tabla 6: Grado de concordancia entre
la escala original y la escala LSS-3 versión Fútbol.
|
Chelladurai |
Fútbol |
Entrenamiento
e Instrucción |
F-I (13
ítems) |
F-I. 11 ítems de concordancia (84.6%) F-III. 1 ítem (7.7%) F-IV. 1 ítem. (7.7%) |
Conducta Democrática |
F-II (9 ítems) |
F-IV. 5 Ítems de concordancia
(55.6%) F-I. 2 ítems de concordancia (22.2%) F-III. 1 ítem de concordancia.
(11.1%) F-V. 1 ítem de concordancia (11.1%) (no saturación mínima de 0.30 en ítem 24) |
Conducta
Autocrática |
F-III (5
ítems) |
F-V.
4 ítems de concordancia (80%) F-II. 1 ítem de concordancia (20%) |
Apoyo
Social |
F-IV (8
ítems) |
F-I.
4 ítems de concordancia (50% de concordancia) F-II.
4 ítems de concordancia (50% de concordancia). |
Feedback
Positivo |
F-V (5
ítems) |
F-III.
5 ítems de concordancia (100%) |
Una importante convergencia con el estudio de Crespo et al.
(1994) consiste en la mayor estabilidad del factor Entrenamiento e Instrucción.
Sin embargo, en nuestro estudio existe un total grado de concordancia en las
saturaciones obtenidas con el factor Feedback Positivo, si bien en nuestro
análisis factorial rotado aparecería como factor V en lugar del III. Por otra
parte, se observa una importante concordancia del factor Conducta Autocrática,
pasando del factor III al V en nuestro estudio, si bien esta no es total. Por
último, Conducta Democrática presentaría la estructura menos unitaria, si bien
la mayor parte de estructura se agrupa en la dimensión de Apoyo Social. Por
tanto, son los factores Entrenamiento e Instrucción, Feedback Positivo y
Conducta Autocrática, los que muestran una mayor estabilidad factorial y
convergencia. A su vez, destacamos como entre los factores Conducta Democrática
y Apoyo Social muestran un importante grado de solapamiento entre ellos (ambos
relacionados con orientación a las relaciones) (Hersey y Blanchard, 1977). Es
importante destacar como Crespo (1995) desarrolla en su trabajo en tenis sólo
los análisis con las dos escalas que le ofrecían consistencia: Entenamiento e
Instrucción y Apoyo Social. Asimismo, este autor destaca cómo Chelladurai y
Carron (1983) sólo utilizaron las subescalas de Entrenamiento e Instrucción y
de Apoyo Social en el análisis de la investigación con las LSS-1 (liderazgo
preferido de los deportistas) y la madurez de los deportistas. Asimismo,
Crespo et al. (1994) destaca cómo
Summers (1983), al realizar su estudio entre habilidad percibida y cohesión
percibida del equipo en las interacciones entrenador-deportistas, sólo utilizó
las escala de Entrenamiento e Instrucción, Apoyo Social y Feedback Positivo,
existiendo u importante grado
convergencia con nuestro estudio.
Crespo et al.
(1994) destacan cómo las dimensiones de Conducta Democrática y Conducta
Autocrática ofrecen una menor consistencia, debido a que se conforman como modelos
específicos de toma de decisión que no corresponderían específicamente a las
conductas de liderazgo. Esta diferenciación ha sido reflejada por estudios
posteriores de toma de decisión desarrollados por Chelladurai y Haggerty
(1989). Por tanto, los análisis factoriales confirmatorios en nuestro estudio,
nos indican los siguientes resultados:
1.-
No se replica de forma exacta la estructura propuesta por Chelladurai respecto
a la escala adaptada a entrenadores de fútbol.
2.-
A pesar de no confirmarse la escala, se observan importantes concordancias en
la estructura factorial en tres factores (Entrenamiento e Instrucción, Feedback
Positivo y Conducta Autocrática).
3.-
Los factores que menos se ajusten a la estructura factorial propuesta por Chelladurai
son Conducta Democrática y Apoyo Social.
Desde una perspectiva correlacional (Tabla 7), las
correlaciones halladas muestran valores significativos pero con valores
moderados y bajos, no superándose en ningún caso correlaciones superiores a un
valor de .40. Es destacable cómo los mayores valores correlacionales son los
obtenidos entre Feedback Positivo, Entrenamiento e Instrucción y Conducta
Autocrática, constituyéndose las tres escalas como elementos que reflejan el
comportamiento del entrenador orientado fundamentalmente a la tarea y no a las
relaciones. Por otra parte, son destacables las correlaciones entre Conducta
Autocrática y Conducta Democrática, donde este solapamiento moderado de los
constructos, puede indicar una falta de diferenciación clara entre ellos.
Tabla 8: Matriz de
correlacionales entre las cinco dimensiones que componen la escala LSS-3
versión fútbol.
|
EI |
CD |
CA |
AS |
FP |
Entrenamiento e Instrucción |
1.000 |
.342** |
.213* |
-.059 |
.361** |
Conducta Democrática |
|
1.000 |
.351** |
-.128 |
.328** |
Conducta Autocrática |
|
|
1.000 |
.092 |
.394** |
Apoyo Social |
|
|
|
1.000 |
.178* |
Feedback Positivo |
|
|
|
|
1.000 |
*p<
.05; ** p< .01
Los bajos niveles correlacionales hallados entre Apoyo Social
y Feedback Positivo, son congruentes con las observaciones desarrolladas por
Horne y Carron (1985). Estos autores mencionan como es el Feedback Positivo el
que se relacionaría directamente con el Rendimiento, y no Apoyo Social. Otra
consideración relevante es que la matriz de correlaciones apoyaría los
supuestos de Chelladurai y Carron (1983), de que el factor Entrenamiento e
Instrucción correspondería a la “Orientación a la Tarea” del líder y Apoyo
Social a la “Consideración”, relacionándose directamente con la distinción
realizada en psicología social por los autores Hersey y Blanchard (1977)
referidos a los estilos de liderazgo de orientación a la tarea y orientación a
las relaciones.
Respecto a la fiabilidad, en la Tabla 8 se presentan los
diferentes niveles de consistencia interna de las cinco dimensiones,
manteniendo la estructura de ítems propuesta inicialmente por Chelladurai y Saleh (1980).
Tabla 8: Tabla resumen
correspondiente a los análisis de fiabilidad (Coeficientes alfa) realizados para
la adaptación de la escala LSS-3 para entrenadores de fútbol en comparación con
otros estudios (utilizando la estructura de ítems y dimensiones propuestas inicialmente por Chelladurai y
Saleh, 1980).
ESCALA LSS CINCO FACTORES |
Factores introducidos |
Factor I E.I. |
Factor 2 C.D. |
Factor 3 C.A.
|
Factor 4 A.S. |
Factor 5 F.P. |
Fútbol |
Factores sin reducir |
.78 |
.48 |
.31 |
.65 |
.67 |
Judo (2007) |
Factores sin reducir |
.80 |
.72 |
.55 |
.84 |
.84 |
Dwyer y Fischer (1988) |
Factores sin reducir |
.86 |
.67 |
.04 |
.57 |
.75 |
Factores reducidos |
.86 |
.77 |
.36 |
.61 |
.75 |
|
Crespo, Balaguer y Atienza (1994) |
Factores sin reducir |
.74 |
.68 |
.50 |
.68 |
.45 |
Factores reducidos |
.75 |
.73 |
.54 |
.72 |
.57 |
Se puede apreciar como la escalas Entrenamiento e Instrucción,
Apoyo Social y Feedback Positivo obtienen valores aceptables, superando o
próximas a .70 según Nunnally (1978). Sin embargo, obtenemos bajos niveles de
consistencia interna en las escalas de Conducta Autocrática y Conducta
Democrática. Por tanto, en comparación con estudios precedentes, los valores
obtenidos son similares, si bien existen diferencias entre estudios en las
escalas con valores más reducidos.
A la hora de considerar los niveles de fiabilidad del test
a nivel global, destacamos algunos estudios previos: Sánchez (1996) obtiene con
una muestra de 28 entrenadores una fiabilidad de .79; Gosálvez, obtiene con una
muestra de 44 entrenadores de natación una fiabilidad de .78; Nieto y García (1999), con una muestra de 388
entrenadores de baloncesto obtienen valores de .76; Ruiz (2006) con una muestra
de 26 entrenadores de judo, obtiene valores de .84. Considerando el presente
estudio, se obtiene una fiabilidad en el test en su conjunto de .80,
constituyéndose un valor satisfactorio y similar a los niveles alcanzados en
los estudios previamente descritos.
DISCUSIÓN
La adaptación de la escala LSS-3 al deporte del fútbol, nos
ha permitido describir las características de una muestra de entrenadores, pudiendo
establecer comparaciones con otros estudios y deportes a nivel descriptivo y
psicométrico. En comparación con otros estudios desarrollados de forma
precedente (Crespo et al., 1994; Dwyer y Fischer, 1988; Horne y Carron, 1985,
Ruiz, 2007), se muestran valores similares en Feedback Positivo y Conducta
Democrática, mayores en Conducta Autocrática, y menores en Entrenamiento e
Instrucción y Apoyo Social. Las puntuaciones diferenciales obtenidas pueden
deberse a diferentes interpretaciones:
a) Pueden existir diferencias específicas de liderazgo en
función de las características del deporte. A pesar de que sería aconsejable
desarrollar estudios donde considerasen las diferentes partes del modelo de
Chelladurai (1993) tales como nivel de rendimiento de los deportistas, edad,
experiencia, etc. Crespo y Balaguer (1994) ya indican como las preferencias de
los deportistas dependiendo del tipo de disciplina (Chelladuai y Carron, 1978)
y tipo de deporte (individual vs. colectivo; Cheladurai y Saleh, 1978), varían
en las preferencias del liderazgo, pudiendo afectar al liderazgo finalmente
ejercido, y por tanto a la autopercepción del liderazgo como entrenador.
b) En el deporte del fútbol, las altas puntuaciones en
Conducta Autocrática obtenidas podrían asociarse, además de la mayor
posibilidad de entrenar a deportistas con mayor experiencia y los deportistas
pertenecer a categoría masculina (Crespo y Balaguer, 1994), a la necesidad de
realizar un control del entrenamiento con un número muy elevado de jugadores, dificultándose
un estilo de dirección grupal predominantemente democrático.
c) Respecto a las menores puntuaciones obtenidas en
Entrenamiento e Instrucción, es difícil desarrollar una interpretación
específica. Sin embargo, puede constituirse en nuestro estudio como un motivo
de formación a los instructores sobre la importancia de esta dimensión del
liderazgo en el entrenamiento, especialmente con jóvenes deportistas. Por su
parte, las bajas puntuaciones en Apoyo Social podrían asociarse a que en este
deporte, el entrenador considera que existen fuentes de apoyo dentro del propio
equipo (todo el grupo o una parte de éste), diversificando esta función con
otros líderes del grupo como puede ser el capitán del equipo.
A pesar de haber desarrollado estas posibles
interpretaciones, debemos considerar las limitaciones de la propia escala,
debido fundamentalmente a los reducidos niveles de fiabilidad obtenidos en las
escalas de Conducta Democrática y Conducta Autocrática. Basándonos en los análisis factoriales
desarrollados, al igual que los estudios precedentes (Crespo et al., 1994) no
se confirma la estructura inicial propuesta por Chelladurai y Saleh (1980). Las
dimensiones que tienen que ver con conductas de orientación a la tarea (Hersey
y Blanchard, 1977) como son las dimensiones de Entrenamiento e Instrucción,
Feedback Positivo y Conducta Autocrática, muestran una mayor convergencia
factorial entre nuestro estudio y la propuesta por Chelladurai y Saleh (1980).
Sin embargo, las dimensiones relacionadas con un estilo de liderazgo orientado
a las relaciones (Hersey y Blanchard, 1977) como son Apoyo Social y Conducta
Democrática, no muestran esta convergencia, encontrándose entremezcladas
factorialmente.
Considerando los análisis psicométricos realizados y los
porcentajes de varianza explicada los análisis factoriales exploratorios
realizados, los resultados obtenidos revelan un número muy superior a los cinco
factores iniciales, hallando en nuestro estudio catorce factores con un
autovalor mayor de uno. Mediante un análisis factorial confirmatorio forzando
cinco factores, llegamos a un 38% de varianza explicado. Si consideramos que
Crespo et al. (1994) obtuvieron con entrenadores
de tenis un porcentaje de varianza explicada del 36.5%, Chelladurai y Saleh (1980) un 41.2% con una
muestra de estudiantes de educación física (41.2%), y un 39,3% con una muestra
de deportistas (ambos estudios con la LSS-1, versión preferencias de los deportistas),
llegando en esta última muestra al 55.8% en la versión percepciones del
entrenador, los valores obtenidos son muy similares a estos estudios.
Si consideramos las cargas factoriales extraídas, a
diferencia de otros considerados, las saturaciones obtenidas entre el ítem y
factor son mayores, encontrando valores por encima de .70. Este dato, nos
indica cómo a pesar de que para algunas dimensiones, puede no estructurarse
según la propuesta de Chelladurai y Saleh (1980), existe una importante
relación entre los ítems y el factor al que se asocian. Este elemento, se
relaciona con que a excepción de un ítem, todos saturan por encima de la carga
factorial .30. Es necesario destacar en este apartado como existen importantes
diferencias en los estudios considerados en las saturaciones factoriales
mínimas consideradas entre el ítem y el factor, pudiendo oscilar desde el valor
.30 al valor .45. Este elemento diferencial afecta directamente a la selección
de los ítems en las escalas finales, así como consecuentemente a los análisis
factoriales, pudiendo explicar en cierta medida las diferencias entre estudios.
Con relación a la diferenciación realizada por Chelladurai
y Saleh (1978) y destacada por Antunes et al. (1998), de dividir las conductas
de liderazgo en estilos de interacción (Entrenamiento e Instrucción, Feedback
positivo y Apoyo Social), y de estilos de dirección (Conducta Autocrática y
Conducta Democrática), estos últimos muestran valores más reducidos de
fiabilidad. Los resultados obtenidos en la dimensión Conducta Autocrática
concuerdan con los obtenidos en anteriores estudios (Crespo et al., 1994; Dwyer y Fischer, 1988; Ruiz, 2007) si
bien en nuestro caso, la escala de Conducta Democrática obtiene valores
sensiblemente inferiores a otros estudios (Crespo et al., 1994; Dwyer y Fischer, 1988; Ruiz, 2007).
Sin embargo, las tres escalas restantes, superan o se aproximan a valores de
fiabilidad aceptables propuestos por Nunnally (1978). Si consideramos la escala
global, la fiabilidad obtenida de la escala es elevada, siendo superior a los
estudios revisados a excepción de los hallados en Judo (Ruiz, 2007).
Los reducidos niveles de fiabilidad obtenidos en nuestro
estudio en los estilos de dirección, pueden tener diversas interpretaciones:
Una de ellas es que los comportamientos relacionados con los estilos de
interacción (Entrenamiento e Instrucción, Feedback Postivo y Apoyo Social)
podrían asociarse a comportamientos o conductas fácilmente observables,
delimitadas y operativizadas, mientras que las conductas recogidas en la escala
LSS-3 referidas a los estilos de dirección (Conducta Democrática y Conducta
Autocrática), pueden constituirse como comportamientos complejos con una mayor
dependencia del contexto situacional en que se ejecuten, siendo más compleja y
difícil su delimitación. Relacionada con esta primera interpretación, en la
autovaloración y percepción de los propios entrenadores de su comportamiento,
los estilos de dirección podrían estar más influenciados por valoraciones
personales y subjetivas de lo que es un comportamiento democrático y
autoritario, constituyendo las restantes escalas aspectos más objetivos y
concretos, pudiendo estar estos menos sometidos a la subjetividad del propio
entrenador.
A pesar de haber evaluado a una muestra representativa de
entrenadores de fútbol en cuanto a su número muestral, se recomienda que en
posteriores estudios los análisis factoriales con la escala LSS-3 se incremente
(al menos 200 sujetos). La asignación entre cinco y diez casos por cada ítem
considerado (Hair, Anderson, Tatham y Black, 2000), podría ofrecer una mayor
estabilidad factorial en algunas de la escalas consideradas. De cara a posibles adaptaciones futuras de la
escala, y a pesar de ya existir nuevas versiones de esta (RLSS, Zhang, Jensen y
Mann, 1997), deberían reformularse o incluso añadir ítems que reflejasen
conductas y comportamientos más específicos asociados a los estilos de
dirección (Conducta Democrática y Conducta Autocrática). Asimismo, con la
aplicación de la escala en fútbol, podrían desarrollarse análisis psicométricos
específicos que reformulasen algunos de los factores analizados, pudiendo
reducir el test a cuatro factores (Crespo et al., 1994), o incluso
incrementarlo (Bañuelos, 1996, Gosálvez, 1996). Por último, sería aconsejable
desarrollar análisis específicos donde se considerasen algunas de las
características deportivas y personales más relevantes del entrenador (edad,
experiencia, nivel, etc.; Crespo y Balaguer, 1994; Ruiz, 2007) con el objetivo
de determinar perfiles diferenciales de liderazgo dentro de un mismo deporte.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol.15 - número 60 - ISSN: 1577-0354