Rentero, L.; João,
P.V. y Moreno, M.P. (2015). Análisis de la influencia del líbero en diferentes
fases del juego en voleibol / Analysis of the Influence of the Líbero in
Different Phases of Game in Volleyball. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la
Actividad Física y el Deporte vol. 15 (60) pp. 739-756. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista60/artanalisis645.htm
DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2015.60.008
ORIGINAL
ANÁLISIS DE LA INFLUENCIA DEL
LÍBERO EN DIFERENTES FASES DEL JUEGO EN VOLEIBOL
ANALYSIS OF
THE INFLUENCE OF THE LÍBERO IN DIFFERENT PHASES OF GAME IN VOLLEYBALL
Rentero, L.1; João, P.V.2 y Moreno, M.P.3
1 Licenciada en Ciencias
de la Actividad Física y del Deporte, Research Center for Sports Sciences, Health and
Human Development (CIDESD / UTAD) en la Universidad de Tras-Os-Montes e
Alto Douro. Vila Real (Portugal). larensa20@hotmail.com
2
Doctor en Ciencias
de la Actividad Física y del Deporte. Profesor en la Facultad de Ciencias del Deporte. Vila
Real (Portugal). pvicente@utad.pt
3 Doctora en Ciencias de la
Actividad Física y del Deporte. Profesora en la Facultad de Ciencias del
Deporte. Cáceres (España). Universidad de Extremadura. pmoreno@unex.es
Código UNESCO/ UNESCO Code: 6106
“Psicología experimental” / Experimental psychology.
Clasificación del Consejo de Europa/ Council of
Europe Classification: 17. Otras (Análisis del rendimiento deportivo).
Recibido 21 de
septiembre de 2012 Received September 21, 2012
Aceptado 16 de
septiembre de 2013 Accepted September 16, 2013
RESUMEN
El
objetivo del estudio fue analizar la participación y la influencia del jugador
líbero en la fase de ataque y en la fase de defensa en voleibol masculino de
alto nivel. La muestra de estudio estuvo compuesta por 1101 acciones de juego
de recepción y defensa, de los cuatro equipos masculinos mejor clasificados en
los JJOO de Pekin 2008. Las variables consideradas en el estudio fueron:
clasificación del equipo, jugador receptor/defensa, zona de recepción/defensa,
eficacia de recepción/defensa, eficacia de la colocación, zona de
ataque/contraataque, tiempo de ataque/contraataque, eficacia de
ataque/contraataque. La medida de dichas variables se realizó mediante la
observación sistemática, indirecta y externa. Se recurrió a la estadística
descriptiva y, posteriormente, se utilizaron técnicas de estadística
inferencial, basada en tablas de contingencia, valores de Chi-cuadrado y V de
Cramer. Los resultados mostraron que, en la fase de defensa, hubo asociaciones
significativas entre: el jugador que defiende y la zona de defensa,
predominando la defensa del líbero en zona 5; el jugador que defiende y la
eficacia de la defensa, siendo mejorada por parte del líbero; el jugador que
defiende y la zona de contraataque, incrementándose los ataques por zona 6
cuando defiende el líbero.
PALABRAS CLAVES: análisis del
juego, alto nivel, líbero, voleibol.
ABSTRACT
The aim of the study
was to analyse the libero’s participation and their influence in the attack and
defence phases in men's elite volleyball. The sample of this study was composed
by 1101 pass and defence game actions of the four highest-placed teams in the
2008 Beijing Olympic Games. The study’s variables include team classification,
receiving/defending player, pass/defence zone, pass/defence effectiveness,
setting effectiveness, attack/counterattack zone, attack/counterattack time,
and attack/counterattack effectiveness. These variables were measured by both
indirect and external systematic observation. A descriptive statistical study
was used, followed by inferential statistical techniques based on contingency
tables, Chi-square tests, and Cramer's V values. The results revealed that
there were significant associations during the defensive stage of the game between
the defending player and the defensive phase, the libero’s defence
predominating in zone 5; the defending player and defence efficiency, which is
improved by the libero; the defending player and counterattack, as attacks
increased in zone 6 when the libero was defending.
KEY WORDS: game analysis, high level, libero, volleyball.
INTRODUCCIÓN
Para
favorecer la comprensión de la estructura del voleibol y la dinámica de
entrenamiento, se divide clásicamente el desarrollo del juego en dos grandes fases
o complejos de juego (Mesquita, 2005). Por un lado, el ataque a partir de la
recepción del saque (Complejo KI), constituido por las acciones que persiguen
la obtención del punto cuando el saque está en posesión del adversario, también
denominado fase de cambio o recuperación del saque. Y por otro lado, la defensa
del ataque (Complejo KII) responsable de preservar el saque o, lo que es lo
mismo conseguir el punto cuando el saque está en posesión propia. Según Monge
(2003), estas dos fases del juego (fase ofensiva y defensiva) están íntimamente
ligadas al ataque, ya que mediante ellas se organiza el ataque o el
contraataque, así en el caso del Complejo KI el ataque se organiza a partir de
la recepción, y en el caso del Complejo KII el contraataque se organiza a
partir de la defensa del ataque contrario.
La
recepción del saque es el primer elemento del juego que tiene lugar dentro de
la secuencia del Complejo KI. Al tratarse del primer contacto que realiza un
equipo para construir su ataque, la calidad de éste tiene una importancia
extrema para el éxito del equipo (Ribeiro, 2004), porque si la recepción no
fuese realizada correctamente, la calidad del pase del colocador (segundo
contacto del equipo) se vería afectada, limitando el ataque. Sin una buena recepción
se limitan las posibilidades de ataques rápidos o múltiples, facilitando el
juego de defensa del equipo contrario (Fiedler, 1982; Ureña, 1992; Ureña, 1998;
Ureña, Calvo y Lozano, 2002; Palao, Santos y Ureña, 2006; Wegrich, 1992), sin
embargo, una recepción perfecta no es sinónimo de punto automático (Pratas,
1998) ni una mala recepción significa pérdida de punto en el side-out.
En
la fase defensiva, fase de suma importancia para alcanzar la victoria en juego,
los equipos de voleibol persiguen continuidad en el juego asumiendo la defensa
como el principio del ataque. Liskevych y Neville (1992) afirman que a pesar de
que el ataque capte la atención del público, es por la defensa por la que se
ganan partidos y campeonatos.
Haciendo
un análisis global de la evolución de las reglas en el juego de voleibol,
podemos observar que las modificaciones en las mismas han sido especialmente
importantes en los últimos 10-12 años, llevando a este deporte a poseer sus
propias características y convirtiéndose en complejos sistemas que buscan cada
día mayor especialización de los jugadores y el perfeccionamiento de los
sistemas de juego.
En
un estudio realizado por Ureña et al. (2000) se observó que las nuevas normas
implantadas en 1998 favorecían más a la defensa que al ataque. Estos cambios
que más han afectado a las características del juego de la fase de defensa,
fueron especialmente la figura del "líbero" y el "Sistema de
puntuación". Respecto al sistema de
puntuación, fue modificado con el fin de reducir la duración de los partidos,
la F.I.V.B. suprimió lo que se ha identificado siempre como "cambio de
saque", inaugurando la era de la "fase punto total" o
"Rally Point System", en la que cada jugada supone un punto (sistema
de punto por jugada). En cuanto a la inclusión del líbero, fue introducido con
el objetivo de desequilibrar la supremacía del ataque frente a la defensa,
siendo su papel principal dar calidad al primer contacto. Pero, realmente en la
puesta en práctica, muchos equipos lo emplearon no sólo en defensa sino también
en la recepción, por lo que su inclusión en el juego podría cumplir un efecto
contrario al perseguido inicialmente. Debido a ello, han sido diversos los
estudios desarrollados con la intención de analizar la intervención e
influencia del líbero en la recepción o en la defensa. Los resultados de dichos
estudios, incluso en el análisis de la misma acción de juego, recepción o
defensa, en ocasiones no son coincidentes.
Por
un lado, la participación del jugador especialista en defensa está teniendo más
repercusión sobre la recepción del saque que sobre la defensa (Bellendier,
2003; Murphy, 1999; Peña, 2000 y Zimmermann, 1999), favoreciendo el Complejo KI
(González, Ureña, Santos, Llop y Navarro, 2002) y también la construcción del
ataque, aumentando la capacidad ofensiva del equipo receptor (Callejón, 2006).
Por
otro lado, algunas investigaciones se interesan en estudiar la defensa en campo
(Mesquita, Manso y Palao, 2007). En esta línea, Mesquita et al. (2007) verificaron
que la calidad de la defensa en campo engendra mejores condiciones en la
colocación y mayor posibilidad de utilizar tiempos de ataque más rápidos
(Mesquita et al., 2002); siendo esa calidad aumentada
por el jugador líbero tras la defensa en campo en zona 6, para percibir y
evaluar mejor la situación, o en zona 5, zona donde se dirigen la mayoría de
los ataques (Velasco, 2001).
La
introducción del líbero favorece tanto en la fase de ataque como en la fase de
defensa. Así,
para Freitas (2000) la aparición del líbero provocó
una mayor calidad en la recepción, un aumento en la presión del jugador que
saca, un crecimiento del ataque de segunda línea y un aumento del juego
defensivo combinado.
Debido
a las escasas investigaciones que han analizado ambos complejos de juego, el
objetivo del presente estudio fue analizar la influencia y participación del
líbero en las fases de ataque (complejo I) y defensa (complejo II), en voleibol
masculino de máximo nivel competitivo. La intención fundamental fue tratar de
comprobar si mediante la inclusión en juego del jugador líbero, se ha
conseguido el objetivo inicial de reforzar la fase de defensa, o si por el
contrario su aportación se manifiesta más en la fase de ataque.
MÉTODO
Participantes
La
muestra del estudio estuvo compuesta por un total de 1101 acciones de juego (508
recepciones y 593 defensas), realizadas por los 4 equipos masculinos mejor
clasificados en los Juegos Olímpicos de Pekín del año 2008 (USA, Brasil, Rusia e Italia). Para este estudio fueron analizaron un total de
16 sets en 4 partidos (final, tercer y cuarto puesto, y semifinales).
Variables
Mediante
la observación sistemática de la recepción y la defensa se realizó la medida de
las siguientes variables, indicando el grado de apertura de cada una de ellas:
Clasificación
del equipo (E): Definido como los equipos mejor
clasificados en los Juegos Olímpicos de Pekín del año 2008. Se diferencian
cuatro equipos, clasificados por el lugar que ocuparon en estos Juegos
Olímpicos (USA, Brasil, Rusia e Italia): primero, segundo, tercero y cuarto,
respectivamente.
Jugador
receptor/defensa (JR/JD): Definido como el rol o función en
juego del jugador al que es dirigido el saque/ataque para su recepción/defensa.
Se diferencian dos funciones de juego: líbero, el saque/ataque es dirigido y
recibido/defendido por el jugador líbero; y otros jugadores, el saque/ataque es
dirigido y recibido/defendido por jugadores con funciones de juego diferentes
al líbero.
Zona
de recepción/defensa (ZR/ZD): Definido como la zona donde
se realiza la recepción/defensa del saque/ataque. Se diferencian seis zonas de
juego: zona 1, la recepción/defensa se realiza en la zona de 3 metros de ancho
por 6 de largo ubicado en la parte trasera derecha del campo; zona 2, la
recepción/defensa se realiza en la zona de 3 metros de ancho por 3 de largo
ubicado en la parte delantera derecha del campo; zona 3, la recepción/defensa
se realiza en la zona de 3 metros de ancho por 3 de largo ubicado en la parte
delantera central del campo; zona 4, la recepción/defensa se realiza en la zona
de 3 metros de ancho por 3 de largo ubicado en la parte delantera izquierda del
campo; zona 5, la recepción/defensa se realiza en la zona de 3 metros de ancho
por 6 de largo ubicado en la parte trasera izquierda del campo y zona 6, la
recepción/defensa se realiza en la zona de 3 metros de ancho por 6 de largo
ubicado en la parte trasera central del campo.
Eficacia
de recepción/defensa (ER/ED): Definido como el
rendimiento o efecto obtenido con la recepción/defensa. Para la valoración de
la eficacia se ha empleado el sistema estadístico FIVB, adaptado de Coleman
(1975), diferenciando los siguientes valores. Error
(0): el receptor/defensor controla el balón pero tan deficiente que los
compañeros de equipo no pueden mantenerlo o continuar el juego, suponiendo
punto para el equipo que realizó el saque. El jugador defensa no toca el balón,
incidiendo éste directamente en la superficie, suponiendo punto para el equipo
contrario. Débil (1): Recepción/defensa que imposibilita la construcción del
ataque y supone el envío de un free ball. El jugador que recibe/defiende
controla el balón, pero éste pasa directamente al campo del equipo contrario.
Aceptable (2): Recepción/defensa que limita las opciones de construcción del
ataque, no permitiendo la realización de ataques rápidos. Buena (3):
Recepción/defensa que posibilita la construcción de cualquier tipo de ataque.
Excelente (4): La recepción/defensa permite la realización de un pase de
colocación en salto, sin implicar desplazamiento del colocador, posibilitando
el juego con los tres tiempos de ataque en las mejores condiciones
Eficacia
de la colocación (EC): Rendimiento de la colocación en
relación al número de bloqueadores (Mesquita et al., 2007). Para la valoración
de la eficacia se ha empleado el sistema estadístico FIVB. Error (0): La
colocadora comete falta en el contacto o su contacto no posibilita la
continuidad del juego. No ataque (1): La colocación permite la continuidad pero
imposibilita que la jugada termine en ataque. Colocación no precisa (2):
Colocación imprecisa que permite el ataque pero no en las mejores condiciones.
Aceptable (3): Colocación precisa que permite un ataque cómodo pero ante un
bloqueo doble o triple. Buena (4): La colocación es precisa y permite un ataque
cómodo ante un bloqueo individual o sin bloqueo.
Zona
de ataque/contraataque (ZA/ZC): zona de la red o de la
línea de ataque por donde se realiza el ataque/contraataque, dividida en tres
tercios de 3 metros cada una. Zona 2: El ataque/contraataque se realiza en la
zona de 3 metros de ancho de la red ubicado en la parte derecha del campo. Zona
3: El ataque/contraataque se realiza en la zona de 3 metros de ancho de la red
ubicado en la parte central del campo. Zona 4: El ataque/contraataque se
realiza en la zona de 3 metros de ancho de la red ubicado en la parte izquierda
del campo. Zona 5: El ataque/contraataque se realiza en la zona de 3 metros de
ancho de la línea de ataque ubicada en la parte izquierda del campo. Zona 6: El
ataque/contraataque se realiza en la zona de 6 metros de ancho de la línea de
ataque ubicada en la parte central del campo. Zona 1: El ataque/contraataque se
realiza en la zona de 6 metros de ancho de la línea de ataque ubicada en la
parte derecha del campo.
Tiempo
de ataque/contraataque (TA/TC): velocidad de
ataque/contraataque, concebido como la relación que se establece entre el
momento en que el colocador toca el balón y el momento de salto del atacante.
Para la clasificación de los tiempos recurrimos a los criterios designados por
Selinger (1992). Se diferencian tres momentos: Primer tiempo (1): El rematador
se encuentra en el aire cuando el balón sale de las manos del colocador.
Segundo tiempo (2): El rematador está en su penúltimo paso de la carrera cuando
el balón sale de las manos del colocador. Tercer tiempo (3): El rematador no ha
iniciado su carrera cuando el balón sale de las manos del colocador.
Eficacia
de ataque/contraataque (EA/ECa):
rendimiento obtenido con el ataque/contraataque. Para la
valoración de la eficacia se ha empleado el sistema estadístico FIVB: Error
(0): El atacante golpea incorrectamente, suponiendo punto para el oponente.
Malo (1): El oponente logra el control total del balón atacado, teniendo todas las
opciones de preparación del contraataque con grandes condiciones para el mismo.
El oponente bloquea el balón enviándolo al campo del equipo atacante, y este no
logra controlar el balón para preparar otro ataque. Débil (2): El oponente
controla el ataque, permitiéndole el contraataque pero sin todas las opciones
de contraataque. Fuerte (3): El oponente no puede controlar el balón, pero
sigue el juego, enviándolo al equipo que efectuó el ataque de antebrazos o
dedos mediante un free-ball. El balón toca en el bloqueo de los contrarios, y
el equipo atacante tiene la posibilidad de preparar otro ataque con toda
comodidad. Directo (4): El oponente toca el balón en primera o segunda línea,
pero tan mal que los compañeros de equipo no pueden mantenerlo en juego,
consiguiendo punto el equipo ejecutor.
Medida e instrumentos
Este
estudio se centró en el análisis de acciones de recepción y de defensa a partir
del saque, el ataque y el contraataque del adversario. Para ello se utilizó la
observación indirecta y externa. Mediante la observación sistemática de la
recepción y la defensa se realizó la medida de las variables indicadas
anteriormente.
Se
accedió a la muestra a través de grabaciones en DVD de las retransmisiones ofrecidas por televisión de
los partidos de voleibol de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. La cámara de
vídeo estaba ubicada en uno de los laterales del terreno de juego. No obstante
el protocolo de retransmisión mostraba la repetición de las jugadas desde un
plano de visión diferente al anterior.
Fiabilidad de la observación
Para
garantizar la fiabilidad de la observación, un
observador, con experiencia en
esta función y
conocedor del voleibol,
realizó un proceso de entrenamiento en el que se superó el 10% de la
muestra total, indicado por Tabachnick
& Fidell (2007). Se alcanzaron en la observación de todas las variables unos
valores de Kappa de Cohen intra-observador
superiores a 0,81, en la cuarta sesión de entrenamiento, valor a partir
del cual se considera una concordancia
casi perfecta (Landis y Koch, 1977). Para garantizar la fiabilidad temporal de
la medida, se desarrolló la misma codificación en dos ocasiones, con una
diferencia temporal de diez días, obteniendo unos valores de Kappa de
Cohen superiores a 0,81.
Procedimientos estadísticos
Los
datos fueron tratados en una fase inicial a través de técnicas de estadística
descriptiva y, posteriormente, se utilizaron técnicas de estadística
inferencial, basándonos para estas últimas, en las tablas de contingencia, los
valores de Chi-cuadrado y V de Cramer. Mediante ellas, accedimos a conocer las
posibles asociaciones existentes entre las diferentes variables consideradas en
el estudio y el jugador que recibe o defiende en las diferentes fases de juego.
El
nivel de significación estadística considerado fue de p ≤ 0,05 o grado de
confianza del 95%.
RESULTADOS
El
análisis descriptivo realizado sobre la fase de ataque, puso de manifiesto que
de un total de 502 recepciones (tabla 1), el primer clasificado fue el que más
recibió con un 30,9%, siendo los líberos de los equipos primer y cuarto
clasificado los que reciben con más frecuencia (40,6% y 39,1%,
respectivamente). Estos datos deben ser considerados con cautela debido a que,
por problemas técnicos de la grabación, un set del encuentro entre el segundo y
tercer clasificado no pudo ser analizado.
Respecto al
análisis inferencial, la tabla 1 muestra los datos correspondientes al análisis
de la relación existente entre el jugador que recibe y la clasificación del
equipo. Este análisis permitió verificar la existencia de una asociación
significativa entre ambas variables (x2= 8.297; V de Cramer=.129; p=
.040), contribuyendo de manera positiva a esta asociación el jugador libero del
equipo mejor clasificado y otros jugadores del equipo tercer clasificado. Las
celdas que contribuyen negativamente a esta asociación son las contrarias.
TABLA 1. Tabla de contingencia jugador que recibe–clasificación del equipo
|
Equipo |
Total |
|||||
Primero |
Segundo |
Tercero |
Cuarto |
||||
Jugador que recibe |
Libero |
Recuento |
63 |
32 |
40 |
36 |
171 |
Frecuencia esperada |
52,8 |
35,8 |
51,1 |
31,3 |
171,0 |
||
% dentro de equipo |
40,6% |
30,5% |
26,7% |
39,1% |
34,1% |
||
Residuos
corregidos |
2,1 * |
-,9 |
-2,3 * |
1,1 |
|
||
Otro
jugador |
Recuento |
92 |
73 |
110 |
56 |
331 |
|
Frecuencia esperada |
102,2 |
69,2 |
98,9 |
60,7 |
331,0 |
||
% dentro de equipo |
59,4% |
69,5% |
73,3% |
60,9% |
65,9% |
||
Residuos
corregidos |
-2,1 * |
,9 |
2,3 * |
-1,1 |
|
||
Total |
Recuento |
155 |
105 |
150 |
92 |
502 |
|
Frecuencia esperada |
155,0% |
105,0% |
150,0% |
9,.0% |
502,0 |
||
% del
total |
30,9% |
20,9% |
29,9% |
18,3% |
100,0% |
0 casillas
(0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5 y la frecuencia mínima
esperada es 31,34
En
términos generales, el líbero recibió con menos frecuencia que el resto de
jugadores con un 34.1% del total de acciones, mientras que otros jugadores en
conjunto recibieron un 65.9%. No se encontraron diferencias significativas
entre el jugador que recibe y la eficacia de la recepción.
En cuanto
a las demás variables, la eficacia de la recepción y la colocación más
frecuentada fue la eficacia 3 con un 41.4% y 52.9%, respectivamente. Los
resultados muestran que la zona de ataque por la que se realizaron más ataques
fue la zona 4, con un 40% del total, seguida de la zona 3 con un 23.6% y la
zona 1 con un 21%. El análisis inferencial, nos permitió verificar que no
existe asociación significativa entre el jugador que recibe y la eficacia de la
recepción así como en la eficacia de la colocación y la zona de ataque.
Con
respecto al tiempo de ataque más usado fue el segundo tiempo en un 46.8%.
Finalmente, la eficacia de ataque 4 fue la que más se dio con un 53.7% del
total. Referente a las variables tiempo de ataque y eficacia del ataque,
respecto al jugador que recibe, no se encontraron diferencias significativas.
Con
relación al análisis descriptivo de la fase de defensa, el jugador libero
defendió con menor frecuencia (22.1%) que los otros jugadores (77.9%), siendo
el mejor equipo clasificado el que realizó más defensas con un 33.8% del total.
No se encontró asociación significaba entre el jugador que defiende y la
clasificación del equipo.
En cuanto
a la zona de defensa, las zonas 1 y 6 fueron las más defendidas con un 29.2% y
28.3% respectivamente (tabla 2). El análisis inferencial nos permite verificar
la existencia de una asociación significativa entre el jugador que defiende y
la zona de defensa (x2= 49.230; V de Cramer=.291; p= .000). Las
celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación son: el jugador
líbero con la zona de defensa 5, otro jugador con la zona de defensa 1; y otro
jugador con la zona de defensa 3. Las asociaciones negativas obtenidas fueron
las contrarias a las anteriormente indicadas.
TABLA 2. Tabla de contingencia jugador que defiende – zona de defensa
|
Zona de defensa |
Total |
|||||||
Zona 1 |
Zona 2 |
Zona 3 |
Zona 4 |
Zona 5 |
Zona 6 |
||||
Jugador que recibe |
Libero |
Recuento |
17 |
4 |
3 |
7 |
57 |
41 |
129 |
Frecuencia esperada |
37,6 |
6,0 |
8,0 |
10,0 |
31,0 |
36,5 |
129,0 |
||
% dentro de jugador
defensa |
13,2% |
3,1% |
2,3% |
5,4% |
44,2% |
31,8% |
100,0% |
||
% dentro de la zona
de defensa |
10,0% |
14,8% |
8,3% |
15,6% |
40,7% |
24,8% |
22,1% |
||
Residuos
corregidos |
-4,5 * |
-,9 |
-2,1 * |
-1,1 |
6,1 * |
1,0 |
|
||
Otro jugador |
Recuento |
153 |
23 |
33 |
38 |
83 |
124 |
454 |
|
Frecuencia
esperada |
132,4 |
21,0 |
28,0 |
35,0 |
109,0 |
128,5 |
454,0 |
||
% dentro
de jugador defensa |
33,7% |
5,1% |
7,3% |
8,4% |
18,3% |
27,3% |
100,0% |
||
% dentro de la zona
de defensa |
90,0% |
85,2% |
91,7% |
84,4% |
59,3% |
75,2% |
77,9% |
||
Residuos
corregidos |
4,5 * |
,9 |
2,1 * |
1,1 |
-6,1 * |
-1,0 |
|
||
Total |
Recuento |
170 |
27 |
36 |
45 |
140 |
165 |
583 |
|
Frecuencia esperada |
170,0 |
27,0 |
36,0 |
45,0 |
140,0 |
165,0 |
583,0 |
||
% del
total |
29,2% |
4,6% |
6,2% |
7,7% |
24,0% |
28,3% |
100,0% |
0 casillas
(0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5 y la frecuencia mínima
esperada es 5,97.
Como nos
muestra en la tabla 3, la eficacia defensiva 0 fue la más frecuente con un
42.4%, seguida de la eficacia 2 con un 33.5%. La siguiente tabla muestra los
valores de la relación entre las variables jugador que defiende y la eficacia
de la defensa, llegando a ser una asociación significativa (x2=16.060;
V de Cramer =.166 p=.003). Las casillas que contribuyen a esta asociación de
manera positiva son: el jugador libero con eficacia 4, y otro jugador con
eficacia 0. Existe asociación negativa en las casillas contrarias a las
anteriormente indicadas.
TABLA 3. Tabla de contingencia jugador que
defiende – eficacia de la defensa
|
Eficacia de la defensa |
Total |
||||||
0 |
1 |
2 |
3 |
4 |
||||
Jugador que recibe |
Libero |
Recuento |
37 |
11 |
49 |
16 |
16 |
129 |
Frecuencia esperada |
54,7 |
9,5 |
43,2 |
12,0 |
9,5 |
129,0 |
||
% dentro de eficacia defensa |
15,0% |
25,6% |
25,1% |
29,6% |
37,2% |
22,1% |
||
% dentro de jugador
defensa |
28,7% |
8,5% |
38,0% |
12,4% |
12,4% |
100,0% |
||
Residuos
corregidos |
-3,6 * |
,6 |
1,2 |
1,4 |
2,5 * |
|
||
Otro jugador |
Recuento |
210 |
32 |
146 |
38 |
27 |
453 |
|
Frecuencia
esperada |
192,3 |
33,5 |
151,8 |
42,0 |
33,5 |
453,0 |
||
% dentro
de jugador defensa |
46,4% |
7,1% |
32,2% |
8,4% |
6,0% |
100,0% |
||
% dentro
de eficacia defensa |
85,0% |
74,4% |
74,9% |
70,4 |
62,8% |
77,8% |
||
Residuos
corregidos |
3,6 * |
-,6 |
-1,2 |
-1,4 |
-2,5 * |
|
||
Total |
Recuento |
247 |
43 |
195 |
54 |
43 |
582 |
|
Frecuencia
esperada |
247,0 |
43,0 |
195,0 |
54,0 |
43,0 |
582,0 |
||
% del
total |
42,4% |
7,4% |
33,5% |
9,3% |
7,4% |
100,0% |
0 casillas
(0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5 y la frecuencia mínima
esperada es 9,53.
La
eficacia de la colocación 2 fue la más frecuente con un 45.4% seguida de la
eficacia 3 con un 32.2%. Se obtuvo un escaso error en colocación (1.6% del
total) pero no se encontró una asociación significativa entre la variable
jugador que defiende y la eficacia de la colocación.
La zona
por la que más contraataques se realizaron después de la acción defensiva fue
la zona 4 con un 50.5% del total, seguida de la zona 1 con un 21.4% y la zona 2
con un 11.9%. La menos contraatacada fue la zona 6 con un 6.4%. La zona 3 fue
contraatacada un 9.8% del total. Por zona 5 no se realizó ningún contraataque.
El
análisis inferencial (tabla 4) muestra la existencia de asociación
significativa entre el jugador que defiende y la zona de contraataque (x2=
10.664; V de Cramer=.190; p= .031). Las casillas que contribuyen a esta
asociación de manera positiva son: jugador libero con zona 6, asociándose
negativamente la celda: otro jugador con zona 6.
TABLA 4. Tabla de contingencia jugador que
defiende – zona de
contraataque
|
Zona de contraataque |
Total |
||||||
Zona 1 |
Zona 2 |
Zona 3 |
Zona 4 |
Zona 6 |
||||
Jugador que recibe |
Libero |
Recuento |
23 |
5 |
8 |
35 |
9 |
80 |
Frecuencia
esperada |
17,1 |
9,5 |
7,9 |
40,4 |
5,2 |
80,0 |
||
% dentro
de zona de contraataque |
36,5% |
14,3% |
27,6% |
23,5% |
47,4% |
27,1% |
||
Residuos
corregidos |
1,9 |
-1,8 |
,1 |
-1,4 |
2,1 * |
|
||
Otro jugador |
Recuento |
40 |
30 |
21 |
114 |
10 |
215 |
|
Frecuencia esperada |
45,9 |
25,5 |
21,1 |
108,6 |
13,8 |
215,0 |
||
% dentro de zona de
contraataque |
63,5% |
85,7% |
72,4% |
76,5% |
52,6% |
72,9% |
||
Residuos
corregidos |
-1,9 |
1,8 |
,0 |
1,4 |
-2,1 * |
|
||
Total |
Recuento |
63 |
35 |
29 |
149 |
19 |
295 |
|
Frecuencia
esperada |
63,0 |
35,0 |
29,0 |
149,0 |
19,0 |
295,0 |
||
% del
total |
21,4% |
11,9% |
9,8% |
50,5% |
6,4% |
100% |
0 casillas
(0%) tienen una frecuencia esperada inferior a 5 y la frecuencia mínima
esperada es 5,15.
Se observó
que el 57.4% de los contraataques se hicieron en tercer tiempo y un 31.4% del
total en segundo tiempo. Aun así, la eficacia 4 fue la más frecuente en el
contraataque con un 31.5%, seguida de la eficacia 2 (27.4%). Entre las
variables jugador que defiende y tiempo de contraataque no se demostraron diferencias
significativas. Como tampoco entre el jugador que defiende y la eficacia del
contraataque.
DISCUSIÓN
En
relación a la fase de ataque, la presente investigación muestra que el líbero
ejecuta menos recepciones en la fase de ataque que el resto de jugadores (34.1%
y 65.9% respectivamente). Esto puede ser debido al hecho de que los jugadores
oponentes que realizan el servicio no suelen servir para el líbero, ya que es
el jugador especialista en recepción y defensa que ha demostrado mejorar la
calidad de la recepción saque (Afonso et al. 2012). Resultados similares fueron
obtenidos por Ureña et al. (2002) en la Liga Española Masculina de División de
Honor donde se verificó que un 32.9% del total de recepciones fueron efectuadas
por el líbero y 67.1% por el resto de jugadores. Semejantes resultados se
obtuvieron por João, Mesquita, Sampaio y Moutinho (2006) en la Liga Mundial
Masculina de 2001, donde el 33.8% del total de recepciones fueron efectuadas
por el líbero y el 66.2% por el resto de jugador. Callejón y Hernández
(2009) obtuvieron resultados parecidos
en la Liga Mundial de 2003 y la fase final del Campeonato de Europa del mismo
año. Por tanto, el jugador líbero no tiene una participación alta en el juego
en la fase de recepción del saque (De Hoyo, Sañudo y París, 2007; González et
al., 2002; João et al., 2006; Maia y Mesquita, 2006). En relación al análisis
inferencial, encontramos una asociación significativa entre el jugador que
recibe y la clasificación del equipo. Contribuyendo positivamente a esta
asociación el líbero del primer clasificado con valores por encima de los
esperados por el azar (estos resultados deben ser considerados con cautela). En
el estudio de Lozano (2007) también se observó una asociación significativa
entre el nivel de clasificación y la función receptora, concluyendo que cuanto
más nivel había más protagonismo tenía la jugadora líbero en la recepción. Por
el contrario, cuanto más descendía el nivel, menos participaba la líbero en
recepción.
Las zonas
más utilizadas para la recepción del saque fueron la zona 6, con un 51.4%,
seguida de la zona 5, con un 30.5%. Estos resultados son próximos a los
encontrados por Maia et al., (2006) en el campeonato de Europa de voleibol
femenino de 2005 donde fue la zona 6 la más requerida con 48.6%, seguida de la
zona 5 con 28.4% de recepciones. Igualmente, estas zonas se han manifestado
como las más empleadas para la recepción del saque en diversos estudios
realizados en alto nivel (Callejón et al., 2009; Mesquita, et al., 2007;
Zimmermann, 1999). El elevado porcentaje de empleo de zona 6 para la recepción
de saque también se ha reflejado en estudios como el de Lima, Mesquita y
Pereira (2008); Lozano, Calvo, Cervelló y Ureña (2003); Moreno, García, Moreno,
Molina y Santos (2007), justificándose este hecho porque los jugadores opten
por realizar un saque seguro o menos arriesgado que los realizados a los
laterales del terreno de juego. Respecto al análisis inferencial, no
encontramos asociación significativa entre el jugador que recibe y la zona de
recepción.
En la
mayoría de las acciones se obtuvo una buena eficacia de recepción que permitía
todos los ataques (41.4%). Por el contrario, la eficacia excelente se dio en un
menor porcentaje (15.7%). Esto puede ser debido a la gestión de riesgos que los
equipos de voleibol masculino de alto nivel toman como estrategia en un momento
crítico del partido (Marcelino, Mesquita & Sampaio, 2011). Resultados muy
similares fueron obtenidos en el estudio de Rocha y Barbatani (2004). Por otra
parte, encontramos estudios con valores superiores al nuestro que permitían
todas las acciones de ataque (Moraes, Mesquita & Costa, 2008; Palao et al.,
2006). Tras el análisis inferencial, observamos que no existe asociación
significativa entre el jugador que recibe y la eficacia de la recepción, pero
en otros estudios si se confirmó la influencia del líbero, a diferencia de
otros jugadores, en el incremento de la calidad de la recepción del saque
(Callejón, 2006; Callejón et al., 2009; João et al. 2006; Lozano, 2007; Maia et
al., 2006).
Respecto a la colocación, en este estudio la
colocación precisa que enfrentaba al atacante contra dos o tres bloqueadores
fue la más frecuente con un 52.9%, seguida de la colocación no precisa con
24.1% del total de acciones. Estos datos son similares a los que se obtuvieron
en el estudio de Lozano (2007) en la Superliga Femenina. En el análisis
inferencial, no se encontró asociación significativa entre el jugador que
recibe y la eficacia de la colocación, por lo que podemos indicar que ni el
líbero, ni otros jugadores, condicionan con su recepción el rendimiento de la
colocación posterior.
La zona
del campo más empleada en el ataque fue la zona 4 con un 40%, seguido de las
zonas 3 y 1 con un 23.6% y 21% respectivamente. En otros estudios en voleibol
de élite, tanto en equipos masculinos como femeninos, también fue la zona 4 la
más utilizada en ataque (Afonso y Mesquita, 2005; Lozano, 2007; Palao et al.,
2006). En el análisis inferencial no se encontró asociación significativa entre
la zona de ataque y el jugador que recibe.
En lo que
se refiere al tiempo de ataque, se dio un alto porcentaje de ataques en segundo
tiempo (46.8%), datos similares a los obtenidos por Palao et al., (2006) y que
difieren de los obtenidos por Lozano (2007) en una muestra diferente (equipos
femeninos españoles), siendo en este caso el tercer tiempo el más utilizado.
Respecto al análisis inferencial, no se encontró asociación significativa entre
el tiempo de ataque y el jugador que recibe.
De los
datos obtenidos sobre la eficacia del ataque, podemos confirmar que una alta
frecuencia de ataques acaban en punto directo (53.7%). Aunque también es
relevante el porcentaje de errores que se dieron en el ataque (13.3%).
Encontramos estudios con valores próximos al nuestro en cuanto a la eficacia
excelente, es decir, aquellas jugadas que acaban en punto directo (Frönher y
Zimmermann, 1996; Rocha et al., 2004). Por otra parte, en otros estudios se
obtuvieron valores inferiores a los nuestros (Mesquita et al., 2007; Monteiro,
Mesquita y Marcelino, 2009). Haciendo referencia al análisis inferencial, no
existe una asociación significativa entre el jugador que recibe y la eficacia
del ataque.
Por tanto,
podemos concluir indicando que el líbero además de no tener una participación
alta en la recepción del saque, tampoco supone variación en el rendimiento en
esta acción ni en el resultado de la jugada (De Hoyo et al., 2007; João et al.,
2006; Lozano, 2007; Murphy, 1999; Peña, 2000; Ureña et al., 2000, 2001, 2002;
Zimmermann, 1999).
Respecto a
la fase de defensa, verificamos que la
participación del líbero es inferior respecto a la fase de ataque (Bellendier,
2003; Mesquita et al., 2007), siendo las zonas más solicitadas en defensa la
zona 1 (29.2%) y la zona 6 (28.3%), seguidas de la zona 5, con un 24%. Las
zonas delanteras fueron escasamente empleadas para la defensa en campo. Sin
embargo, el análisis inferencial realizado muestra una asociación significativa
entre la zona de defensa y el jugador que defiende, contribuyendo positivamente
a esta asociación la participación del líbero en zona 5 y la participación de
otros jugadores en zona 1. Resultados similares en relación a la participación
prioritaria del líbero en zona 5 fueron obtenidos en estudios precedentes (Bellendier,
2003; Mesquita et al., 2007; Zimmermann, 1999). Enfatizando aún más este
aspecto, el estudio de Callejón (2006) puso de manifiesto que la zona de
defensa del líbero está perfectamente definida, siendo la zona 5 la más
defendida por este jugador con un 71.7%, mientras que en zona 6 supone solo el
15.9%. Estos resultados tienen su justificación desde el punto de vista táctico, considerando que el líbero es
colocado en la zona 5 para cubrir la mayor área de defensa, con especial
atención a los ataques de segundo toque (Zimmermann, 1999), así como la zona
donde se dirigen la mayoría de los ataques (Velasco, 2001).
En cuanto
a la eficacia defensiva, los resultados mostraron un alto porcentaje de
errores, obteniendo valores del 42.4% de pérdida de punto y un 33.5% de
defensas que permitían el contraataque sin todas las opciones de ataque. Este
elevado porcentaje en error puede deberse a que los ataques en la fase de
defensa traen consigo mayor imprevisibilidad que en la fase de ataque, debido a
las múltiples combinaciones que se construyen para dificultar la defensa y el
desconocimiento del tiempo y el espacio del último toque, es decir, que no se
sabe si el ataque será culminado en el primero, segundo o tercer toque, ni la
zona de donde éste parte. Estos resultados son similares a los obtenidos por
Callejón (2006), y difieren de otros estudios también desarrollados en voleibol
de alto nivel donde se obtuvieron porcentajes más elevados de errores en
defensa (Moreno, Moreno, Julián y Del Villar, 2005; Rocha et al., 2004). Estos
datos nos permiten afirmar la superioridad del ataque en relación a la defensa,
en voleibol masculino de alto nivel (Beal, 1989; Fröhner y Zimmermann, 1996;
Ureña, 1998; Mesquita et al., 2007; Palao et, 2005; Zimmermann, 1999). Sin embargo,
podemos constatar a través de nuestros resultados, que el líbero presenta
índices de error más bajos que el resto de jugadores.
De este
modo, el análisis inferencial mostró una asociación significativa entre el
jugador que defiende y la eficacia defensiva, apreciándose un incremento del
número de defensas excelentes tras la participación del líbero. Por el
contrario, la defensa del resto de jugadores produjo mayor número de errores en
la defensa (pérdida de punto). Estudios de Mesquita et al. (2007) y Palao et
al. (2006) corroboran esta asociación, mostrando un aumento del número de
defensas excelentes tras la participación del líbero. Estos datos indican que
la participación del líbero en defensa incrementa el rendimiento de la defensa,
y como consecuencia, este hecho puede influir en el desarrollo de las acciones
posteriores. Por otro lado, el estudio de Monteiro et al. (2009), desarrollado
durante la Copa del Mundo de Voleibol en 2007, puso de manifiesto que aunque la
eficacia de la defensa no está significativamente asociada con el resultado
conjunto, los equipos ganadores cometen menos errores en las acciones de la
defensa.
La zona
más utilizada para el contraataque fue la zona 4 con el 50.4% del total de
acciones. Estos resultados son próximos a los obtenidos en los estudios de
Mesquita et al. (2007), Palao et al. (2006) y Zimmerman (1999), donde se obtuvo
un predomino de empleo de la zona 4 para el contraataque, aunque con
porcentajes inferiores a los extraídos en nuestro estudio. El análisis inferencial
muestra una asociación significativa entre la zona de contraataque y el jugador
que defiende, favoreciendo positivamente esta asociación el contraataque por
zona 6 tras la participación del líbero en defensa. Este hecho puede deberse a
que al realizar el líbero defensas de calidad, usualmente desde zona 5, las
mismas facilitan la realización de combinaciones rápidas de ataque con el
jugador de zona 6 (pay o pipe), incrementando con ellas la dificultad e
incertidumbre en la defensa del contrario.
CONCLUSIONES
En
voleibol masculino de alto nivel, la introducción de la figura del jugador
líbero contribuye al incremento de la eficacia defensiva y por tanto a la
intención de equilibrio entre las fases de ataque y defensa, con la que fue
incluida la posibilidad de empleo de este jugador en el reglamento de juego.
La
participación del líbero en defensa es significativamente superior al resto de
sus compañeros en zona 5, zona de relevancia fundamental en la defensa en campo
(Callejón, 2006; Velasco, 2001; Zimmermann, 1999).
Pese a no
manifestarse influencia de la intervención del líbero en la eficacia del
contraataque, sí se aprecia la influencia significativa de la participación del
líbero en defensa en la posterior zona de contraataque empleada, incrementándose los contraataques por zona 6 tras la
defensa del líbero. Este hecho puede estar relacionado con la calidad de su
actuación defensiva, así como con su zona frecuente de intervención (zona 5),
posibilitando ambos aspectos el empleo de combinaciones rápidas de ataque que
generan mayor incertidumbre y dificultad defensiva para el contrario.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol.15 - número 60 - ISSN: 1577-0354