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DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2016.61.008
ORIGINAL
ACTIVIDAD FÍSICA, ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN
PACIENTES SOMETIDOS A HEMODIÁLISIS
PHYSICAL
ACTIVITY, ANXIETY AND DEPRESSION IN HEMODIALYSIS PATIENTS
Cuesta-Vargas, A.I.1
y Vertedor Corpas, C.2
1. Doctor por la
Universidad de Málaga. Profesor del Área de Fisioterapia de la Universidad de
Málaga, España. acuesta@uma.es
2. Master por la Universidad de Málaga. Enfermera del
Servicio Andaluz de Salud, Málaga, España karmen747@hotmail.com
Clasificación UNESCO / UNESCO code: 3213.11 Ciencias
Médicas. Fisioterapia / Medical Sciences. Physiotherapy
Clasificación del
Consejo de Europa / Council of Europe classification: 14. Fisioterapia y
rehabilitación/ Physiotherapy and rehabilitation; 16. Sociología del deporte /
Sport Sociology
Recibido 12 de noviembre de
2012 Received November 12, 2012
Aceptado 10 de diciembre de
2013 Accepted December 10, 2013
RESUMEN
Objetivo:
En este estudio descriptivo transversal analítico queremos analizar la relación
que pueda existir entre la prevalencia de depresión y ansiedad en pacientes que
realizan ejercicio físico habitual y los que no lo realizan, para identificar
que la actividad física es un factor protector a la hora de sufrir depresión o
trastornos ansiosos. Metodología: Para ello se ha aplicado el inventario de
depresión de Beck (BDI-II), el inventario de ansiedad estado rasgo (STAI), y el
cuestionario internacional de actividad física (IPAQ) a 50 pacientes de un
centro de hemodiálisis, que cumplían unos criterios de inclusión y exclusión
determinados. Resultados: Los pacientes que realizan ejercicio físico tienen
una menor prevalencia de padecer depresión y ansiedad (p= 0,015, r= -0,341 y p=0,047,
r= -0,283) respectivamente. Revisando la bibliografía publicada y a nuestro
entender, éste el primer estudio que se realiza para demostrar la existencia de
dicha relación.
PALABRAS
CLAVE
Ejercicio físico, hemodiálisis, depresión, ansiedad, actividad física,
insuficiencia renal.
ABSTRACT
Purpose: In
this analytical cross-sectional study we analyze the
relationship that may exist between the prevalence of depression and
anxiety in patients who take regular exercise and those who do not, in
order to identify which physical activity is a protective
factor at the time of depression or anxiety disorders.
Methods: The method involved applying Beck Depression Inventory (BDI-II),
the State Trait Anxiety Inventory (STAI), and the international
physical activity questionnaire (IPAQ) to 50 patients in
the hemodialysis center who met certain inclusion
and exclusion criteria. Results: The patients who exercise have
a lower prevalence of depression and anxiety (p= 0,015, r=
-0,341 and p=0,047, r= -0,283) respectively. Having
reviewed the published literature, we believe that this is the first
study performed to demonstrate the existence of such a
relationship.
KEYWORDS: Physical exercise, hemodialysis,
depression, anxiety, physical activity, renal failure.
INTRODUCCIÓN
La
Insuficiencia Renal es una enfermedad crónica no transmisible la cual no está
exenta de padecerla ningún grupo etario, ni sector de la sociedad, con efectos
desastrosos para el que la padece en su calidad de vida por su morbilidad y
alta mortalidad (1). En el mundo, por cada millón de habitantes, existen de
3.500 a 4.000 personas que padecen Insuficiencia Renal Crónica (IRC). En España
2.200.000 personas tienen una enfermedad renal y no lo saben, por este motivo
6.000 nuevas personas tienen que someterse cada año a un tratamiento renal
sustitutivo inmediato y éstas se suman a las 24.000 que ya lo llevan a cabo hoy
día. 22.600 españoles se someten a hemodiálisis mientras que 2.400 lo hacen en
diálisis peritoneal. En Málaga alrededor de 310 personas se
someten a pre-diálisis, 850 personas a hemodiálisis y tan sólo 52 optan por la
diálisis peritoneal.
La
alteración de la función renal afecta prácticamente a todos los sistemas del
organismo y suelen aparecer con más frecuencia alteraciones en el sistema
cardiovascular y en el aparato locomotor, también siendo frecuente la aparición
de alteraciones psicosociales (2). Los
pacientes que deben someterse a tratamientos sustitutivos altamente invasivos
sufren cambios de vida en los ámbitos físico, psicológico y social tanto para
ellos como para su familia (2).
Las distintas modalidades de
tratamiento renal sustitutivo (hemodiálisis y diálisis peritoneal), tienen
diferentes repercusiones en las personas. Para los pacientes en hemodiálisis
(HD), estos cambios implican grandes restricciones y adversidades, ante las
cuales las personas ponen en marcha acciones para afrontarlas. Unos consiguen
encontrar una vida más o menos satisfactoria mientras que otros se sumen en el
pesimismo y el abandono (3).
Los pacientes con IRC sufren
alteraciones psicosociales debido a la enfermedad crónica que padecen que les
crea dependencia de una máquina para poder vivir (1). La depresión aparece
como la segunda condición de comorbilidad en pacientes con insuficiencia renal
grave que requieren hemodiálisis
(1,4,5). La prevalencia de los trastornos psicológicos difiere según los
diversos autores entre el 25 y el 50% y algunos llegan hasta el 70%. Los
factores que explican tanta variabilidad pueden ser las diferencias en el
proceso de selección de los pacientes y los métodos de cribado y diagnóstico
utilizados. La ansiedad es un estado afectivo de
temor, inseguridad, tensión o alerta tanto en presente como en futuro. La
depresión, al contrario, es la consecuencia de experiencias que tienen que ver
con el pasado, normalmente con pérdidas. La presencia de ansiedad y depresión
no es, por si misma, síntoma de trastorno mental alguno; lo que si puede ser
anómalo es cuando su intensidad y duración es desproporcionada al estímulo que
las desencadena (7). Los problemas psicológicos de los enfermos renales
no siempre se toman en consideración e influyen en la producción de síntomas
corporales y en su calidad de vida (7).
Desde el punto de vista de enfermería, donde se invierte mucho tiempo con este
tipo de pacientes crónicos no debe ser difícil advertir la presencia de estos
síntomas y poner en marcha las medidas oportunas que mejoren el estado anímico
(8). La depresión y ansiedad pueden tratarse con intervenciones tanto físicas
(fármacos) como psicosociales, siendo estas últimas incluso más efectivas a
largo plazo (9,10).
El
segundo gran grupo de alteraciones presentes en los pacientes con IRC son las
alteraciones del aparato locomotor, siendo éstas los factores limitantes más
importantes de su capacidad funcional (2). El ejercicio físico se viene
utilizando como herramienta para mejorar la salud de estos pacientes desde 1980
(13). En estudios realizados posteriormente intuyen la hipótesis de la relación
entre la capacidad de ejercicio y la depresión, y señalan que se obtuvieron
buenos resultados al relacionar la actividad física en paciente sometidos a HD
y la disminución de niveles de ansiedad y depresión (11,14), pero no aportan pruebas de una relación significativa
entre actividad física y presencia de depresión y ansiedad en este tipo de
pacientes. Por tanto el objetivo de este estudio es determinar si existe una
relación inversa entre la evolución de la depresión y la ansiedad y la práctica
de actividad física, en pacientes sometidos a hemodiálisis.
MÉTODO
Se
realizó un estudio descriptivo transversal con el informe favorable del Comité
ético de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga, en el
cual 56 pacientes de un centro de hemodiálisis en Málaga, España, fueron
seleccionados para participar en este estudio. Los criterios de inclusión
fueron: pacientes mayores de 18 años que estén sometidos a HD en plenas facultades
mentales con un mínimo de 6 meses de tratamiento y los criterios de exclusión
fueron: presentar trastornos psicóticos, neurológicos o descompensación del estado
físico.
De los 56
pacientes se excluyeron 6 por no adaptarse a los criterios citados anteriormente
y fueron 50 los incluidos, los cuales firmaron previamente el consentimiento
informado. Como variables sociodemográficas se estudiaron la edad,
sexo, peso, situación laboral y estado civil.
Las variables clínicas utilizadas fueron el Tiempo
en HD, nº sesiones semanales de HD, nº de fármacos que toman,
Ktv (eficacia de la diálisis) y como variables psicológicas se escogió la
depresión y ansiedad. De los 50 pacientes, el 33,3 % eran
hombres y el 30,8% mujeres, con edad media de 57,3 ± 16,08 años.
Para medir el
ejercicio físico, la depresión y ansiedad se utilizaron 3 instrumentos:
cuestionario IPAQ (17) para el ejercicio físico (versión corta), el inventario
de Beck (15) para la depresión (versión española por Sanz J, Vázquez C 2003) y
el Inventario STAI (16) para determinar el grado de ansiedad.
El cuestionario
internacional de actividad física (IPAQ) comprende
una serie de 4 cuestionarios. Las versiones disponibles son: Largo (5 campos de
actividad sobre los que se pregunta individualmente) y Cortos (4 ítems
genéricos) para ser utilizados por vía telefónica o auto administrados. En
nuestro estudio se usó la versión corta. La finalidad de estos cuestionarios es
proporcionar instrumentos comunes que puedan usarse para obtener información sobre
la actividad física relacionada con la salud. La fiabilidad para el IPAQ
versión corta oscila alrededor de 0’65 y la validez de r=0’67 (17).
El cuestionario
para la depresión de Beck (BDI-II) es un cuestionario auto-informado de 21 ítems
que evalúa un amplio espectro de síntomas depresivos. Se
sistematizan 4 alternativas de respuesta para cada ítem, que evalúan la
gravedad / intensidad del síntoma y que se presentan igualmente ordenadas de
menor a mayor gravedad. El marco temporal hace referencia al momento actual y a
la semana previa. Sus índices psicométricos han sido estudiados
mostrando una buena consistencia interna (alfa de Cronbach 0,76-0,95). La
fiabilidad test- retest oscila alrededor de r = 0,80 (15).
El
inventario de ansiedad Spielberg (STAI) es una medida
de la ansiedad extensamente utilizada y que consta de dos escalas separadas de
20 ítems cada una, para medir la ansiedad estado – STAI-E (situacional) y la
ansiedad rasgo – STAI-R (como un rasgo de personalidad). Utiliza una escala
likert de calificación de 4 puntos (0 – 3), con una puntuación global que puede
oscilar entre 0 y 60 en cada escala y donde altas puntuaciones indican mayores
niveles de ansiedad (estado – rasgo). Este instrumento ha sido estandarizado para distintas poblaciones, una de
ellas es la realizada para la población española desarrollada por Bermúdez
(1978). Dicha validación indica valores de consistencia interna para muestras,
tanto normales como clínicas, similares a las obtenidas en los estudios
originales y que oscilan entre 0,82 y 0,92, al igual que los valores
test-retest, entre 0,70 y 0,80 (16). Las demás
variables se recogieron analizando la historia clínica de cada paciente y
anotándolas en un cuaderno de datos previamente elaborado.
Tanto los
cuestionarios como las variables de estudio se recogieron durante las sesiones
de HD de forma totalmente anónima y previa firma del consentimiento informado
de cada participante en el estudio.
Los datos se
procesaron en hojas de cálculo Microsoft Excel y el análisis estadístico se
realizó con el paquete estadístico SPSS para Windows. Se realizó un análisis
descriptivo de todas las variables mediante media y desviación estándar para
variables cuantitativas y frecuencias absolutas y porcentajes para las
cualitativas. Se estableció un intervalo de confianza al 95%.
Se realizó la prueba de Kolmogorov-smirnov para determinar la normalidad de la
muestra. Las correlaciones bivariadas fueron analizadas mediante la correlación
de Pearson.
RESULTADOS
El tiempo medio en HD fue de 55,4 meses (4 años y 6 meses) con una
desviación típica de 66,7 meses y el nº de sesiones semanales fue 2,78 ±
0,46. El número medio de fármacos era
7,26 ± 2,85. La media del peso fueron 70,15 Kg con una desviación típica de
11,4 Kg. El Ktv medio se fijó en 1,61 ± 0,32.
De los 50 pacientes del estudio, presentaron algún trastorno de depresión
según la escala de Beck 18 pacientes. El 15,4 % fue trastornos de depresión
leve y el 7,7% depresión moderada. Con respecto a la ansiedad según STAI, el
51,3 % presentaban ansiedad leve frente al 12,8% que sufrían ansiedad moderada.
El total de pacientes
que realizaba ejercicio físico de algún tipo, (moderado o activo) fueron 22.
|
|
Frecuencia |
Porcentaje |
Género |
Hombre Mujer |
26 24 |
33,3% 30,8% |
Situación Laboral |
Activo No activo |
5 45 |
6,4% 57,7% |
Estado Civil |
Casado Soltero, Viudo… |
36 14 |
46,2% 17,9% |
Actividad física (IPAQ) |
Sedentario Moderado Activo |
28 17 5 |
35,9% 21,8% 6,4% |
Depresión (Beck) |
No depresión Depresión Leve Depresión Moderada |
32 12 6 |
41% 15,4% 7,7% |
Ansiedad (STAI) |
Ansiedad Leve Ansiedad Moderada |
40 10 |
51,3% 12,8% |
Una vez hecho el análisis
descriptivo nos planteamos explorar las posibles influencias o relaciones de
determinados factores o variables.
Se acepta la Hipótesis que
planteábamos en el estudio, que existe una correlación entre realizar ejercicio
físico según el IPAQ y el tener una menor prevalencia de algún trastorno
depresivo y ansioso según Beck y STAI (p=0,015
y 0,047 r= -0,341 y -0,283) respectivamente. No es una correlación de gran
magnitud pero sí que en esta muestra de pacientes es significativa e inversa (p<= 0,05).
Hemos obtenido que el
nivel de ejercicio físico se relaciona con la edad ya que los pacientes con
edad más avanzada obtienen puntuaciones más bajas en el IPAQ (p=0,015, r= -0,341) pero la edad no es
un dato significativo a la hora de padecer depresión o ansiedad. Lo que si
encontramos es que existe una correlación significativamente alta entre
depresión y ansiedad.
La situación laboral se relaciona
con la actividad física de manera positiva, los pacientes activos laboralmente
obtienen puntuaciones más altas en el IPAQ que los no activos. (p=0,005, r=0,392).
El tiempo en diálisis tiene que ver
con las sesiones semanales, a más tiempo en HD mas número de veces por semana
de tratamiento sustitutivo (p= 0,047,
r=0,282) y además está también correlacionado negativamente con la actividad
física: un mayor tiempo en HD disminuye la realización de ejercicio físico (p=0,041, r= -0,290).
El número de fármacos tiene una
relación positiva con la edad (p=0,020,
r=0,329). Observamos que un peso mayor hace que el Ktv sea menor y éste a su
vez disminuya también a edades más avanzadas (p=0,037, r= -0,296).
Tabla 2. Coeficiente de Correlación de Pearson (r) y nivel de significación (p)
entre las variables del estudio
|
Tiempo HD |
Nº sesiones |
Nº Fármacos |
Score Beck |
Score STAI |
|
|
|
|
|
|
Nº sesiones |
0,282* 0,047 |
|
|
|
|
Nº fármaco |
0,114 0,432 |
-0,440** 0,001 |
|
|
|
Score Beck |
-0,164 0,254 |
-0,313* 0,027 |
0,264 0,064 |
|
|
Score STAI |
-0,163 0,258 |
-0,257 0,071 |
0,157 0,278 |
0,744** 0,000 |
|
Score IPAQ |
-0,290* 0,041 |
-0,157 0,275 |
-0,157 0,277 |
-0,341* 0,015 |
-,0283* 0,047 |
DISCUSIÓN
Actualmente no hemos encontrado
evidencias que identifiquen la relación de prevalencias entre el ejercicio
físico según IPAQ, depresión según Beck y ansiedad según STAI. A nuestro
entender, este estudio es el primero que se realiza para ver posibles influencias
entre ellas e identificar si el realizar ejercicio físico habitual influye de
manera significativa a la hora de padecer más o menos estos dos trastornos
psicológicos.
En nuestro estudio hemos corroborado
la hipótesis que nos planteábamos. Las personas que realizan ejercicio físico
tienen menos tendencia a la depresión y trastornos ansiosos que los pacientes
sedentarios. El hallazgo obtenido con respecto a la relación entre ejercicio y
depresión que (p=0,015) es apoyado
por Kouidi E. et al (11) que
realiza un estudio donde
establece 2 grupos, uno control y otro que sigue un programa de ejercicios
durante un año. Los resultados que se obtienen de manera significativa son una
mejoría en el VO2 pico, una disminución de la puntuación en el
inventario de depresión de Beck (p=0,001),
y una disminución de la frecuencia cardíaca antes y después del ejercicio.
Estos resultados coinciden también con Levendoğlu F et al (12) que establece un programa de ejercicios
de 12 semanas en el que se comprueba que hay una reducción significativa de la
puntuación de la depresión (p=0,001)
y una aumento del VO2 pico y de la calidad de vida en el
cuestionario SF-36.
Van Vilsteren M.C.B.A et al (18) en su estudio realiza un análisis tipo
MANOVA que demuestra que la participación en un programa de ejercicio de
intensidad baja-moderada vinculados al asesoramiento de ejercicios produce un
aumento significativo en el cambio de comportamiento, un tiempo de reacción
menor, aumento de la fuerza muscular y el Ktv y mejora 3 componentes del
cuestionario de calidad de vida (vitalidad, auto percepción y frecuencia
cardiaca), mientras que no hay efectos significativos en el grupo control. En
nuestro estudio, a diferencia de éste, no hemos encontrado hallazgos
significativos en nuestros pacientes de que el Ktv (eficacia de la
hemodiálisis) aumente en las personas activas físicamente (p=0,81), pero sí que hemos obtenido que el Ktv disminuye
significativamente al tener una edad (p=0,037)
y un peso mayor (p=0,000).
La correlación estadística entre los
resultados de las escalas utilizadas es muy significativa a la hora de
establecer una relación positiva entre los síntomas ansiosos y depresivos (p=0,000,
r=0,744). Moreno et al (7) establece la misma correlación que en nuestro
estudio utilizando la escala de ansiedad de Hamilton y el inventario de
depresión de Beck (p=0,001, r=0,578)
y obtiene que las
variables como el tiempo en diálisis, el número de sesiones o el sobrepeso no
influyen de manera negativa a la hora de sufrir depresión y ansiedad. En
nuestro estudio sí que encontramos una relación significativa entre el número
de sesiones de HD y la depresión. Podemos deducir que en el momento de pasar de
2 sesiones semanales a 3, la persona sufre un impacto emocional debido a que lo
relaciona con el empeoramiento de su salud y con la ineficacia del tratamiento.
También apoya que el sexo y la edad son factores influyentes a la hora de
sufrir depresión o ansiedad, lo que dichos resultados no se corresponden con
los obtenidos en nuestro estudio.
Páez et al (19) concluye en su estudio con que el 56,7% de los
participantes manifestó algún grado de depresión y también obtiene que los
niveles de ansiedad estado correlacionaron positivamente con los de depresión
al igual que en nuestro estudio. Además, sostiene que el grado de depresión fue
mayor en los pacientes sin actividad laboral y de edad superior a la media pero
en los participantes con nefropatía crónica hemodializados de nuestro estudio
que no eran activos laboralmente no se encuentran diferencias ante un mayor
grado de depresión y ansiedad frente a los que eran activos.
Lo
que sí hemos obtenido es que los pacientes activos laboralmente son los que
obtienen mayor puntuación en IPAQ, lo que podemos interpretar es que
probablemente sea por la edad, ya que también obtuvimos que a una edad más
avanzada los pacientes de nuestro estudio son menos activos.
Cobo
J.L et al (3) explica que el 49% de sus participantes
estaban ansiosos/deprimidos en distinto grado. Al igual que lo obtenido en
nuestro estudio, ni el sexo ni el nivel de estudios se correlacionó con ningún
parámetro del Euroqol-5D con respecto a la calidad de vida. Los casados
presentaron peor puntuación en ansiedad/depresión (p=0,002) y una peor percepción de su estado de salud. Para nuestros
pacientes no existe relación entre un distinto estado civil y los grados de
ansiedad o depresión.
Letchmi
et al (20) identifica en su
investigación lo contrario a nuestro estudio, mediante el inventario de fatiga,
depresión, ansiedad y estrés observa que existe una relación positiva entre la
edad avanzada y la mayor sensación de fatiga debido a los cambios psicológicos
que se producen con la edad. También establece una relación significativa entre
el tiempo de tratamiento y la sensación de fatiga, los que llevaban más de 2
años en tratamiento experimentaban una mayor fatiga. Llevar varios años con el
tratamiento sustitutivo hace que la sensación de fatiga que sienten los
pacientes se acentúe más y por tanto tienden a tener una menor predisposición a
la realización de ejercicio debido a esa sensación de cansancio más fuerte.
Para nuestros pacientes no se corrobora este resultado, no obtenemos relación
entre el tiempo de diálisis y el grado de ansiedad y depresión, pero sí que
existe una relación negativa entre llevar más tiempo con el tratamiento
sustitutivo y la puntuación en el IPAQ. Los que más años llevan con la
hemodiálisis son más sedentarios.
En
el estudio de Segura E. et al (2) se
informa de que existen importantes evidencias de que el ejercicio físico a
corto plazo tiene un efecto positivo para la calidad de vida. Estableciendo un
programa de ejercicios a un grupo y comparándolo con otro grupo control,
obtienen que en relación a la calidad de vida medida con el cuestionario SF-36,
el componente mental mostró un incremento significativo en los sujetos que
realizaron la intervención. Estos resultados apoyan nuestra hipótesis acerca de
la relación positiva existente entre ejercicio y trastornos depresivos y
ansiosos.
Por
tanto concluimos con la idea de que la realización de una actividad física
habitual disminuye la posibilidad de sufrir depresión y trastornos de ansiedad
de un manera significativa y el perfil de pacientes más activos físicamente
corresponde a los pacientes con edades menos avanzadas, activos laboralmente y
que llevan un menor tiempo con el tratamiento sustitutivo.
Podemos decir que el padecimiento de la
depresión y ansiedad van relacionadas y los pacientes más propensos a sufrirlas
son los que mayor número de sesiones de hemodiálisis realizan a la semana. En
el presente estudio, a diferencia de bibliografía revisada, no encontramos
relación entre los factores sociodemográficos (edad, peso, género, situación
laboral y estado civil) y la posibilidad de sufrir depresión o ansiedad, ni
tampoco lo relacionamos con otros factores como el nº de fármacos, Ktv o el
tiempo que llevan en HD.
Fomentar el ejercicio físico entre los
pacientes que se dializan podría reducir de manera significativa los trastornos
depresivos y ansiosos que de forma común sufren este tipo de pacientes.
Con
respecto a las debilidades del estudio, cabe destacar la naturaleza subjetiva
de los instrumentos auto informados. Futuros estudios podían incluir otros
instrumentos objetivos para cuantificar la actividad física. La objeción
fundamental con respecto al diseño de éste estudio sería no haber utilizado
procedimientos de monitorización automática de la actividad física, ya que
éstos están sometidos a menos sesgos que los que derivan de los procedimientos
autoinformados (21). Para que la muestra fuera más representativa a la
población podríamos haber clasificado a los pacientes según los distintos
estadios de la enfermedad y realizar unos criterios de exclusión más estrictos
incluyendo por ejemplo la comorbilidad. Sin embargo este es el primer estudio
que se realiza para ver la relación existente entre ejercicio y trastornos
psicológicos como depresión y ansiedad en el que se han encontrado hallazgos
significativos con una muestra de 50 pacientes, y deja las puertas abiertas a
futuras investigaciones sobre esta relación y
la influencia que puedan tener las variables no identificadas en este
estudio.
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Referencias totales /
Total references: 21
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Referencias propias
de la revista / Journal's own
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- vol. 16 - número 61 - ISSN: 1577-0354