Ramos-Campo, D.J.;
Martínez, F.; Esteban, P.; Rubio-Arias, J.A. y Jiménez, J.F. (2016).
Entrenamiento en hipoxia intermitente y rendimiento ciclista en triatletas /
Intermittent Hypoxic Training and Cycling Performance in Triathletes. Revista
Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol.
16 (61) pp. 139-156. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista61/artefectos677.htm
DOI:http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2016.61.011
ORIGINAL
ENTRENAMIENTO EN HIPOXIA INTERMITENTE Y
RENDIMIENTO CICLISTA EN TRIATLETAS
INTERMITTENT
HYPOXIC TRAINING AND CYCLING PERFORMANCE IN TRIATHLETES
Ramos-Campo,
D.J.1; Martínez, F.2; Esteban, P.3;
Rubio-Arias, J.A.4 y Jiménez, J.F. 5
1 Profesor Doctor.
Facultad de Ciencias del Deporte. Grado en Ciencias del Deporte. Universidad
Católica San Antonio de Murcia. (domingojesusramos@gmail.com)
2 Becario de
Investigación. Facultad de Ciencias del Deporte de Toledo. Universidad de
Castilla la Mancha (fermasa83@gmail.com)
3Profesor Asociado.
Facultad de Ciencias del Deporte de Toledo. Universidad de Castilla la Mancha (becario.pesteban@uclm.es)
4 Profesor Contratado
Doctor. Facultad de Ciencias del Deporte. Grado en Ciencias del Deporte.
Universidad Católica San Antonio de Murcia. (jararias@ucam.edu)
4Profesor Contratado Doctor.
Facultad de Ciencias del Deporte de Toledo. Universidad de Castilla la Mancha
(josefernando.jimenez@uclm.es)
Código
UNESCO / UNESCO code:
5899 Otras
Especialidades Pedagógicas: Educación Físico-Deportiva / Other
Educational Specialties:
Sport and Physical Education.
Clasificación
del Consejo de Europa / Council of Europe classification: 17: otras
(entrenamiento deportivo) / other (sport training)
Recibido 18 de diciembre 2012 Received December 18, 2012
Aceptado 27 de enero de 2014 Accepted January 27, 2014
RESUMEN
Los deportistas
incorporan como complemento a su entrenamiento convencional, programas de
entrenamiento en altitud para incrementar el rendimiento. El objetivo del
estudio fue analizar los efectos sobre el umbral anaeróbico (Uan) producidos
por un programa de entrenamiento en hipoxia intermitente (IHT) en triatletas.
Participaron 18
triatletas divididos en un grupo de entrenamiento en hipoxia (GIHT: n=9; Edad:
26 ± 6.73 años; Talla 173.33 ± 5.94 cm; Peso: 66.38 ± 5.91 kg) y un grupo control
(GC: n=9; Edad: 29.27 ± 6.84 años; Talla 174.89 ± 4.59 cm; Peso: 71.59 ± 6.81
Kg). Se aplicó un programa de IHT, complementario al entrenamiento habitual de
7 semanas al 15-14.5% de FiO2, 2 sesiones semanales de 60 minutos en
cicloergómetro a la intensidad del Uan. Se llevó a cabo un test de umbrales
lácticos previo y otro posterior al programa. El tratamiento propuesto produce un incremento en la potencia y el esfuerzo percibido en el Uan y
disminuye la frecuencia cardiaca en el umbral aeróbico (Uae) y el Uan.
PALABRAS
CLAVE: Entrenamiento
en Hipoxia Intermitente, altitud simulada, Umbral anaeróbico, Triatlón
ABSTRACT
Athletes include
altitude training as a complement to their conventional training to improve performance.
The aim of the study was to analyze the effects on anaerobic threshold (AT)
produced by an IHT program in triathletes.
18 male trained
triathletes were divided into intermittent hypoxic training group (GIHT: n=9;
age: 26±6.73 years, height 173.33±5.94 cm, weight: 66.38±5.91 kg) and control
group (GC: n=9; age: 29.27±6.84 years, height 174.89±4.59 cm, weight:
71.59±6.81 kg). The IHT program consisted of two 60-min sessions per week at
intensities over the AT and atmospheric conditions between 14.5 and 15% FiO2.
Before and after the program, cycling performance in a lactate thresholds test
was determined. The treatment caused an improvement in the power output and
perceived exertion in AT and enhanced cardiac performance in the aerobic
threshold and AT.
KEYWORDS: Intermittent Hypoxia
Training, Simulated Altitude, Anaerobic Threshold, Triathlon.
INTRODUCCIÓN
La exposición
deliberada de deportistas a condiciones de hipoxia con el objetivo de incrementar
su rendimiento a nivel del mar, es un fenómeno relativamente reciente. Por un
lado encontramos los modelos tradicionales vivir y entrenar arriba (LHTH),
vivir abajo-entrenar arriba (LLTH) y vivir arriba-entrenar abajo (LHTL).
Por otro lado, existe un interés por la investigación y
utilización de métodos de hipoxia intermitente como la exposición a hipoxia
intermitente (IHE) la cual se aplica mediante la estancia pasiva en
habitaciones con ambiente hipóxico o a través de la respiración de aire con
menos concentración de O2. Además, podemos encontrar el método
utilizado en este estudio, denominado entrenamiento en hipoxia intermitente
(IHT), que consiste en entrenamiento continuo o interválico en condiciones de
hipoxia normobárica o hipobárica (Millet, Roels, Schmitt, Woorons &
Richalet, 2010). A pesar de las diferencias sustanciales entre los diferentes
métodos de hipoxia, todos tienen el mismo objetivo, inducir adaptaciones en el
organismo del deportista que incrementen su rendimiento físico a nivel del mar
(Millet, Faiss, Pialoux, Mounier & Brugniaux, 2012; Balsalobre-Fernández,
Tejero-González, del Campo-Vecino &
Alonso-Curiel, 2013).
Teóricamente, el estrés al que se somete al organismo con
un programa de entrenamiento, junto con el estímulo hipóxico, producen
adaptaciones que aumentan el rendimiento del deportista. Esta mejora se debe a
diferentes cambios bioquímicos y estructurales del sistema músculo-esquelético
que mejoran el proceso oxidativo (Zoll et al., 2006; Geiser, Vogt & Billeter,
2001).La teoría más común sobre el mecanismo para incrementar el rendimiento a
consecuencia de un programa de hipoxia, se relaciona con el aumento de la
capacidad de transportar oxígeno en sangre. Esto se produce por un cambio en
los parámetros hematológicos, fundamentalmente por el incremento de la
secreción de la hormona eritropoyetina (EPO), la hemoglobina (Hb) y los
eritrocitos (Stray-Gundersen, Chapman & Levine, 2001; Levine &
Stray-Gundersen,1997; Levine & Stray-Gundersen, 2005; Meeuwsen, Hendriksen
& Holewijn, 2001; Hamlin, Marshall, Hellemans & Ainslie, 2010). Además,
algunos estudios han observado una mejora del rendimiento anaeróbico (Hamlin et
al, 2010; Bonetti, Hopkins & Kilding, 2006; Hendriksen & Meeuwsen,
2003), justificada por un incremento de la capacidad tampón del músculo (Gore
et al., 2001) y un aumento de la actividad enzimática (Puype, Van Proeyen,
Raymarkers, Delcicque, & Hespel, 2013; Katayama et al., 2004).
Los
programas de IHT muestran ser un método eficaz para incrementar el rendimiento
aeróbico a nivel del mar (Zoll et al., 2006; Hamlin et al., 2010; Meeuwsen et
al., 2001; Czuba et al., 2011; Terrados, Melichna, Sylven & Jansson, 1998),
si bien otros estudios tan solo muestran un mantenimiento del rendimiento de
los deportistas sometidos a estudio (Morton & Cable, 2005; Truijens,
Toussaint, Dow & Levine, 2003; Roels, Bentley, Coste, Mercier & Millet,
2007). Con respecto a los estudios que utilizan el entrenamiento IHT en
triatletas, encontramos el trabajo de Vallier, Chateaou y Guezennec (1996), que
observaron un incremento del 34% del rendimiento físico en hipoxia, sin
modificación del VO2max ni las variables eritropoyéticas, tras la
aplicación de un programa de 3 semanas de duración a 4000 m de altitud
simulada. Además, encontramos el estudio de Meeuwsen y Holewijn
(2001), en el que los autores observan un incremento del hematocrito y la
hemoglobina, junto con un aumento del VO2max y de la potencia media
en un test de Wingate, tras 10 sesiones de 2 horas de duración a 2500 m de
altitud simulada. Dos años más tarde, Hendriksen y Meeuwsen (2003), aplicando
el mismo protocolo observaron un mantenimiento en el VO2max con un
aumento de la potencia generada en una prueba de 20 Km en cicloergómetro y un
aumento de la potencia media y potencia pico en un test de Wingate. Estos
resultados también los obtienen Roels et al. (2005), que aplican un protocolo
en triatletas de 14 sesiones a una fracción inspirada de oxígeno (FiO2)
del 10-14%, observando un incremento de la potencia media generada durante un
test de 10 m en cicloergómetro, un incremento del VO2max y un
mantenimiento de la economía de pedaleo.
El conflicto sobre la
eficacia de los programas de IHT se debe al protocolo de entrenamiento
empleado, tipo de hipoxia (normobárica o hipobárica), la duración del programa
y de la sesión, la frecuencia semanal, la altitud simulada o el método de
control del efecto del estímulo sobre el organismo o carga interna. En función
de estos parámetros se pueden obtener distintos resultados (Millet, Woorons
& Roels, 2009). Por último, también existen diferencias en los resultados
en función del nivel de experiencia y deportivo de la muestra de estudio. De
este modo los entrenamientos realizados sobre sujetos con poca experiencia o
con un nivel bajo han conseguido mejoras superiores a las obtenidas en
deportistas de alto rendimiento (Macdougall et al., 1998).
A pesar de estas
divergencias, los resultados de estos estudios sugieren que la utilización de
hipoxia de corta duración con entrenamiento a intensidad cercana al umbral
anaeróbico, puede inducir una mejora en la capacidad de transportar oxígeno en
la sangre. Este incremento, deriva en la producción de adaptaciones
fisiológicas en el organismo del deportista que surgen como respuesta a la
aplicación de programas de hipoxia intermitente.
Por ello, el objetivo
general de esta investigación fue determinar los cambios producidos en el
rendimiento aeróbico en el segmento de ciclismo después de llevar a cabo un
programa de IHT de 7 semanas de duración con un protocolo de 2 sesiones a la
semana, 60 minutos por sesión al 15-14.5 % FiO2, en triatletas de
competición.
MATERIAL Y MÉTODOS
Muestra: La muestra de estudio, obtenida a través de un muestreo
no probabilístico de conveniencia, estuvo formada por 18 triatletas de
categoría élite divididos de forma aleatoria en Grupo de Entrenamiento en
Hipoxia Intermitente (GIHT) (n=9), que realizó un tratamiento de IHT
complementario a su entrenamiento y un Grupo Control (GC)(n=9) que no realizó
ningún tratamiento alternativo y realizó el entrenamiento en condiciones de
normoxia. Antes de comenzar el estudio se obtuvo un consentimiento informado al
amparo de las directrices éticas dictadas en la declaración de Helsinki de la
Asociación Médica Mundial para la investigación con seres humanos. En la tabla
1 se pueden observar las características descriptivas de la muestra.
Tabla 1. Características
descriptivas de la muestra del estudio por grupo
MME=Masa
Músculo-Esquelética; VO2 max= Consumo Máximo de Oxígeno Relativo
Diseño: Este
estudio tuvo un diseño cuasiexperimental pre-post con grupos aleatorios, en el cual
se aplicó sobre el grupo experimental un programa de intervención de 7 semanas.
Se realizó una evaluación previa y otra posterior al tratamiento. Fue aprobado
por el Departamento de Actividad Física y Ciencias del Deporte de la
Universidad de Castilla la Mancha y por el Comité de Ética de Investigación
Clínica local.
Protocolo: En cada una de las evaluaciones se llevó a cabo
un test de umbrales lácticos. Se utilizó un protocolo en rampa con incrementos
de 50 vatios cada 5 min, aplicando una intensidad durante el calentamiento de
50 vatios (Figura 1). La cadencia durante todo el test oscilaba entre las 90 y
105 rpm.
Figura 1. Protocolo del test de umbrales en
cicloergómetro.
Durante los últimos 15 s
de cada estadio se registró la frecuencia cardiaca, la percepción de esfuerzo
subjetivo percibido (RPE) y se tomó una muestra de sangre capilar del dedo
índice de la mano derecha para analizar la concentración de lactato. El test se
dio por finalizado cuando el deportista no lograba mantener la cadencia dentro
del rango delimitado o bien cuando el sujeto no podía acabar el estadio de 5
min por la fatiga alcanzada, pidiendo de forma voluntaria la finalización del
test (Carig et al., 2000). Para determinar el umbral anaeróbico se utilizó un
protocolo de lactato constante a 4 mmol/l (Kindermann, Simon & Keul, 1979).
Protocolo de hipoxia
intermitente: Un
día después de la finalización de la primera evaluación comenzó el programa de
IHT. El protocolo utilizado durante el programa tuvo una duración de 7 semanas,
en las cuales el porcentaje de FiO2 fue progresivamente disminuyendo
y la duración de la sesión se mantuvo estable (60 min) (Millet et al., 2010).
La frecuencia semanal del programa de hipoxia fue de 2 días semanales (Martes y
Jueves). La saturación de oxígeno monitorizada a través de un pulsioxímetro
colocado en el dedo índice de la mano izquierda del deportista, se utilizó como
factor de control de la carga interna del programa de hipoxia, ajustándose al
ratio de 78-85%, disminuyendo este parámetro de forma progresiva a medida que
avanzaba el programa de entrenamiento.
Durante la realización
del programa de IHT, cuyas características se observan en la tabla 2, el GC
realizaba las mismas sesiones de entrenamiento en condiciones de normoxia. La
intensidad de la sesión de entrenamiento del programa de hipoxia se estableció
de forma individual mediante un test
submáximo (Campbell, 2001), determinando la frecuencia cardiaca y la potencia
generada en cada una de las altitudes simuladas durante el estudio.
Tabla 2. Protocolo de entrenamiento en hipoxia
intermitente utilizado durante el estudio
Duración
(min). % FIO2y método de entrenamiento utilizado, junto con la tarea
realizada en cada sesión de entrenamiento
Variables de estudio: Las variables medidas a través del test
de umbrales fueron la Potencia a 2.5, 4 y 8 mmol/l de lactato (W), la
Frecuencia cardiaca a 2.5, 4 y 8 mmol/l de lactato (bpm), el esfuerzo percibido
a 2.5, 4 y 8 mmol/l de lactato y la Potencia relativa al peso a 2.5, 4 y 8
mmol/l de lactato (W/kg).
Instrumentos: Para la realización del
test de umbrales lácticos se utilizó un cicloergómetro Monark 839E (Monark
Exercise, Vansbro. Suecia), el analizador de lactato Dr.Lange LP-20 (Bruno
Lange, Alemania) para determinar la concentración de lactato y el pulsómetro
Suunto T3C (Suunto Ov, Vantaa, Finlandia) para medir la frecuencia cardiaca.
Para determinar el esfuerzo percibido durante el test se utilizó la escala de
Borg en la versión cuyos valores oscilan entre 6 y 20.
Durante el tratamiento
de hipoxia intermitente se utilizó el cicloergómetro Monark 839E y el pulsómetro Suunto T3C, junto con un
dispositivo Hipoxicator GO2 altitude (Biomedtech Australia. Melbourne. Australia) asociado a un set de
ejercicio compuesto por un saco de Douglas de 120 l de capacidad GO2altitude,
junto con una mascarilla adaptable que posibilitaba la realización de actividad
física.
Programa de Entrenamiento: El estudio se llevó a
cabo durante el primer macrociclo de la temporada de los triatletas
participantes en el estudio, que tuvo una duración de 32 semanas. El modelo de
planificación utilizado fue el paralelo-complejo, que utiliza cargas de
entrenamiento regulares (Matveiev, 1985).El programa de IHT se ubicó en los
mesociclos de pre-competición I y competición I. El mesociclo de precompetición
I estaba compuesto de 4 microciclos (Carga-Impacto-Carga-Recuperación)
orientados como objetivo principal al desarrollo del umbral anaeróbico y que
tenía como objetivos secundarios el desarrollo del umbral aeróbico, el ritmo de
competición y la resistencia a la fuerza aeróbica. El mesociclo de competición,
estuvo formado por otros 4 microciclos (Ajuste-Carga-Activación-Competición)
con el objetivo principal del trabajo del ritmo de competición y que tenía como
objetivos secundarios el mantenimiento del umbral anaeróbico y aeróbico del
deportista, así como el trabajo de resistencia a la fuerza aeróbica.
La intensidad de las sesiones de entrenamiento en ciclismo en
condiciones de normoxia se estableció en función de los resultados del test de umbrales lácticos. La intensidad se
controló mediante frecuencia cardiaca y potencia. Del mismo modo, cada sujeto entrenó de
forma individualizada el segmento de carrera o de natación, utilizando las
zonas de entrenamiento delimitadas en función de un test inicial y establecidas
en la literatura (Navarro, 1998). Después
de cada sesión los sujetos rellenaban un diario
en el que detallaban el entrenamiento realizado para comprobar si la
carga realizada correspondía con la previamente programada.
La cuantificación de la
carga de entrenamiento se llevó a cabo mediante TRIMPS (Training Impulse)
(Banister, 1991). Este método tiene en cuenta la duración y la intensidad del
ejercicio, expresándose cuantitativamente el nivel de carga realizada. Esta
unidad ha sido utilizada para cuantificar la carga de entrenamiento en
diferentes trabajos de investigación con deportes de resistencia de larga
duración (Padilla, Mujika, Orbañanos & Angulo, 2000; Padilla et al., 2001;
Ramos et al., 2011).
Análisis estadístico: El análisis de los datos se realizó
usando el paquete estadístico para las ciencias Sociales (SPSS para Windows
v.19.0, SPSS, Inc., Chicago, IL. USA). Inicialmente
se realizo el análisis de los datos a través de los descriptivos de media, desviación
estándar, máximo, mínimo y rango de todas las variables estudiadas.
Posteriormente se realizaron las pruebas de Kolmogorov-Smirnof y Shapiro-Wilk
para comprobar si se cumplía la hipótesis de normalidad y de homocedasticidad
de varianzas.
Finalmente, en las
variables paramétricas, se realizó una Anova de dos factores (grupo x momento)
de medidas repetidas con post hoc de Bonferroni para determinar la efectividad
del programa de hipoxia intragrupo e intergrupo. En las variables no
paramétricas se utilizó la prueba U de Mann Whitney para determinar si existían
diferencias significativas intergrupo para posteriormente realizar el test de
Wilcoxon para analizar las diferencias intragrupo. El nivel de significación
para todas las variables del estudio se estableció en p<0.05.
RESULTADOS
Al analizar los datos
obtenidos del test de umbrales lácticos en cicloergómetro antes y después del programa
de IHT, en función del grupo, podemos apreciar que existen diferencias
estadísticamente significativas entre los dos momentos de evaluación en el GIHT
en la frecuencia cardiaca a 2.5 mmol/l (Fc2.5; p=0.033), en la
potencia absoluta y relativa generada a 4 mmol/l (P4; p=0.012;
Prelat4; p=0.012) yen el esfuerzo percibido a 4 mmol/l (RPE4;
p=0.023).
En el GC no existen
diferencias significativas en ninguna de las variables entre los diferentes
momentos del estudio (Tabla 3). Por otro
lado, se observa un mantenimiento en el GIHT en los valores de frecuencia
cardiaca a 4 mmol/l y a 8 mmol/l de lactato. La potencia a 2.5 mmol/l se mantiene mientras que a 8 mmol/l aumenta
un 25.64 %, siendo este valor no significativo. Si relativizamos la potencia al
peso, observamos que una tendencia al aumento de forma no significativa a 2.5,
4 y 8 mmol/l de lactato, oscilando este aumento entre un 9 y un 25%. Además,
observamos como el esfuerzo percibido se mantiene a 2.5, 4 y a 8 mmol/l de
lactato.
En el GC se produce un mantenimiento de la potencia y
de la percepción de esfuerzo percibido en todas las concentraciones de lactato
medidas. La frecuencia cardiaca se mantiene observando una tendencia al
descenso a todas las intensidades entre un 1% y un 4%.
Para finalizar, si
observamos los valores de potencia, se aprecia que al inicio del programa, el
GC parte con valores absolutos superiores que el GIHT. En valores relativos,
observamos que es el GIHT el que tiene valores superiores. Al finalizar el
tratamiento, la potencia a 4 y 8 mmol/l aumenta en el GIHT y hace que sus
valores sean superiores a los del GC. Lo mismo sucede en los resultados de
potencia relativa, la cual aumenta en todas las concentraciones de ácido
láctico en el GIHT, produciendo que los valores del GIHT sean mayores que los
del GC.
Tabla 3. Valores medios de potencia, frecuencia cardiaca y
esfuerzo percibido en el test de umbrales
Valor medio ±
desviación estándar
GIHT: Grupo Entrenamiento hipoxia; GC:
Grupo control; Pre: Evaluación antes de IHT; Post: Evaluación después de IHT; PX=
potencia a x mMol; FcX= frecuencia cardiaca a x mMol; RPEx= esfuerzo percibido a x mMol;
Prelati= potencia relativa al peso a 2.5,4 y 8 mMol; w= vatio; ppm= pulsaciones
por minuto. w/Kg= vatio por kilogramo
Al analizar los datos y compararlos por grupos,
observamos que no existen diferencias significativas entre los grupos del
estudio en ninguno de los momentos medidos. Se observa como ambos grupos
inician el estudio con valores similares, manteniéndose estos valores en el
momento posterior al tratamiento.
Tal como observamos en la tabla 4 no
existen diferencias significativas en la cantidad de entrenamiento realizado
por el GIHT y el GC, ya que los valores de p se encuentran a lo largo de los 7
microciclos entre los 0.746 y los 0.896.
Tabla
4. Valores medios de trimps de cada microciclo por grupo
Valor
medio ± desviación estándarTRIMPS= training impact. GIHT: Grupo Entrenamiento
hipoxia; GC: Grupo control
DISCUSIÓN
En esta investigación
se ha medido la potencia, la frecuencia cardiaca y el esfuerzo percibido en el
umbral anaeróbico, establecido a una concentración constante de 4 mmol/l y a
los 2.5 y 8 mmol/l a cuyas concentraciones se sitúan las zonas aeróbico lipolítica
o umbral aeróbico y la zona de aeróbico intenso o de capacidad aeróbica
respectivamente. Como se ha podido comprobar a lo largo de este artículo, el
hallazgo más importante se relaciona con que un programa de hipoxia
intermitente de 7 semanas de duración con un protocolo de 2 sesiones a la
semana, 60 minutos por sesión al 15-14.5 % FiO2, en triatletas
produce un incremento significativo del 8.54 % de la potencia generada en el
umbral anaeróbico del GIHT, que lleva asociado un incremento significativo del esfuerzo
percibido a esa intensidad (RPE4Pre=14.93±0.78; RPE4Post=15.89±1.07).
El aumento de la potencia en esta zona, se incrementa más aun al relativizarla
al peso (9.86%). Estas variables se mantienen estables en el GC. Además, existe
un descenso significativo de la frecuencia cardiaca a 2.5 mmol/l que no se
produce en el GC (Fc2.5:-12.01% en GIHT; -1.9% en GC).
El
entrenamiento en hipoxia intermitente es utilizado para incrementar la
capacidad aeróbica y el rendimiento aeróbico del deportista de resistencia al
nivel del mar por los diferentes procesos adaptativos que producen en el
organismo del atleta. Sin embargo, las conclusiones de los estudios realizados
en los últimos años en este campo son discordantes (Czuba et al., 2013). Los
trabajos previos que comprueban los efectos en el umbral anaeróbico producidos
por los programas de IHT aprecian una clara mejora del rendimiento asociado a
esta variable y por lo tanto, están en consonancia con los resultados obtenidos
en nuestra investigación. Así, Dufour et al.(2006) observaron una
mejora del 4 % en el umbral anaeróbico
en atletas de resistencia de alto nivel después de 12 sesiones de 1 hora de
duración al 14.5 % de FIO2. Estos resultados también coinciden con
Czuba et al. (2011) que observaron mejoras en el umbral anaeróbico de ciclistas
élite después de 3 semanas realizando 3 sesiones de 1 hora de duración al 15.2
% del FiO2. Este incremento puede verse justificado por la
optimización en la capacidad de producir y soportar lactato durante el
ejercicio (Hendriksen & Meeuwsen, 2003; Mizuno, Juel & Bro-Rasmussen,
1990; Saltin, Kim & Terrados, 1995). Esta adaptación se lleva a cabo a
través de una hiperventilación que hace que se reduzca la PCO2 y que
deriva en un incremento del pH. Como consecuencia se observa un incremento en
la secreción renal de bicarbonato que sirve para reducir los iones H+ y
amortiguar la concentración de ácido láctico. Esto produce un incremento del
5-18 % en la capacidad tampón del músculo (Mizuno et al., 1990; Saltin et al., 1995).
Sin
embargo, esta mejora en el rendimiento no es tan clara en programas de
exposición a hipoxia intermitente, observando en numerosos casos tan sólo un
mantenimiento del umbral anaeróbico o un desplazamiento no significativo de la
curva de lactato a la derecha, lo que sugiere una posible adaptación positiva
al entrenamiento y al programa de hipoxia. Es el caso del estudio de Bonetti et
al. (2006), que observan un mantenimiento de la potencia del umbral anaeróbico
tras aplicar un programa de 15 sesiones de una hora de duración al 76-90% de la
SpO2 en 10 remeros. Lo mismo sucede en el estudio de Hinckson, Hopkins, Downey y Smith (2006) en el que se aplicó un programa de 14
sesiones de 90 minutos de duración entre el 80-92% de la SpO2 en
remeros. También existen otras investigaciones previas (Calbet et al, 2003;
Consolazio, Nelson, Matoush & Hansen, 1996; Wolfel, Groves & Brooks,
1991; Tadibi, Dehnert, Menold & Bartsch, 2007) que utilizan la exposición a
hipoxia intermitente como estímulo, donde el umbral anaeróbico no se modificó o
incluso descendió tras un programa de altitud simulada (Katayama, Matsuo,
Ishida, Mori & Miyamura, 2003; Lundby, Nielsen & Dela, 2005). Los
resultados de nuestra investigación son compartidos por Bonetti et al. (2009)
que observaron un incremento del 6.5% en la potencia generada en el umbral
anaeróbico de 18 triatletas y ciclistas después de 15 sesiones de 60 minutos de
duración a una SpO2 del 76-90% o por Friedmann et al
(2005) que observaron un incremento del 3 % en la velocidad del umbral
anaeróbico tras un programa de IHE de 4 horas diarias al 15 % del FiO2
en 16 nadadores. Estos resultados concuerdan con los que obtienen Rodríguez,
Ventura y Casas (2000) que observaron un incremento significativo en la
potencia desarrollada en el umbral anaeróbico en ciclistas después de tres
semanas de exposición a hipoxia intermitente a 5500 m, durante 3 horas, 3 veces
por semana.
Además, recientes
publicaciones (Girard et al., 2013; Millet, Faiss, Brocherie & Girard, 2013) sugieren que
los programas de hipoxia intermitente también pueden producir beneficios en el
rendimiento de deportes intermitentes, corroborando los resultados de Wood, Dowson y Hopkins
(2006) que apreciaron un incremento del 3,7 % en la velocidad del umbral
anaeróbico después de aplicar en deportes colectivos un programa de 15 sesiones
entre el 70-100% de la SpO2. Morton & Cable (2005) muestran un
mantenimiento del umbral anaeróbico en jugadores de deportes colectivos después
de 4 semanas de IHT, 3 veces por semana, 30 minutos por sesión.
Fundamentalmente, estos
resultados tan divergentes se justifican con la diversidad de protocolos en los
programas administrados. De este modo, la duración del programa o de la sesión
puede modificar el grado de adaptación del individuo, siendo la duración mínima
de la sesión para que esta sea un estímulo que supere el umbral de adaptación y
produzca una reacción aguda de 90 min en los programas de IHE (Rodríguez et
al., 2000) y de 60 min en los de IHT (Millet et al. 2010). Hay que tener
también en cuenta la frecuencia semanal, la altitud simulada o el tipo de
hipoxia (hipobárica o normobárica), ya que son elementos que inciden en la
variabilidad de los resultados y que deben de esclarecerse para una correcta aplicación
de estos métodos (Millet el al., 2010). Además, también es clave la intensidad
de la sesión, que debería ser cercana al umbral anaeróbico, así como la
duración del estimulo o serie, que debe de completar unos 20-45 minutos (Millet
et al., 2009). A esto hay que sumar que se observan diferencias individuales
producidas por estos programas, que probablemente están relacionadas con
aspectos genéticos (Gómez-Gallego et al., 2009), llegando en algunos casos a
producir unas mejoras similares a las obtenidas con la administración de
eritropoyetina exógena (Sanchís-Gomar et al., 2009) lo que genera que exista un
debate sobre su legalidad (Hinghofer-Szalkay, 2010).
La mejora del umbral
anaeróbico tras la aplicación de un programa de hipoxia intermitente se produce
por un descenso en la frecuencia cardiaca submáxima y un desplazamiento de la
curva de lactato a la derecha (Casas, Casas & Pages, 2000). En esta
investigación se observa un descenso significativo de la frecuencia cardiaca a
2.5 mmol/l (Pre= 131.01 ± 12.03; Post= 115.27 ± 14.67 ppm) y una tendencia no significativa al descenso en
el umbral anaeróbico (Pre= 153.4 ± 12.5; Post= 148.66 ± 12.7 ppm) en el GIHT.
Estas adaptaciones se deben a una mayor eficiencia del sistema cardiovascular
que se relaciona con un aumento del tamaño del ventrículo izquierdo que deriva
en un incremento del volumen sistólico, junto con una mayor contractilidad del
miocardio (Spina, 1999). Este descenso de la frecuencia cardiaca a intensidades
submáximas que se produce en nuestro estudio ya ha sido descrito por otras
investigaciones. Svedenhag, Piehl-aulin, Skog y Saltin (1997) observaron un
descenso de la frecuencia cardiaca a intensidades máximas y submáximas en
esquiadores que entrenaban a 1900 m de altitud. Wood et al. (2006) también
observaron un aumento de la frecuencia cardiaca en el umbral anaeróbico después
de un programa de 15 sesiones entre el 70-100% de la SpO2 con
jugadores de deportes colectivos.
En la frecuencia
cardiaca a 8 mmol/l se observa una tendencia al aumento (Pre= 170.45 ± 14.46;
Post= 174.66 ± 10.12 ppm) que puede deberse a un incremento de la descarga del
sistema nervioso simpático junto a la concentración de catecolaminas
circulantes y al aumento del retorno venoso (Spina, 1999). Estos datos
concuerdan con los obtenidos por Rodríguez et
al. (2007)
en la frecuencia cardiaca a máxima intensidad después de un programa de IHE de
4 semanas de duración en nadadores y corredores. Del mismo modo, Hamlin y
Hellemans (2007) observaron un aumento de la frecuencia cardiaca máxima en un
test de carrera después de un programa de 3 semanas de exposición a hipoxia
intermitente.
La frecuencia cardiaca
se adapta de manera individual, acentuándose estas diferencias por efecto de la
hipoxia. La dinámica de adaptación podría estar vinculada a las capacidades de
rendimiento de cada uno de los sujetos y a su capacidad de respuesta a la
altura (respondedores o no respondedores) (Funes et al., 2010). Para ajustar la
carga de entrenamiento la frecuencia cardiaca tiene que ser determinada
individualmente (Friedmann et al., 2005), de modo que para obtener los mismos
valores de frecuencia cardiaca en hipoxia y normoxia, la intensidad relativa
del esfuerzo es mayor en condiciones de altitud (Friedmann, Bauer, Menold &
Bartsch, 2004), por lo que la mejor forma de adaptar la carga de entrenamiento
es a partir del cálculo del umbral anaeróbico individual del sujeto en cada una
de las altitudes utilizadas (Millet et al., 2010).
Para finalizar, podemos
afirmar que se corrobora la teoría que asevera que los programas IHT
incrementan el umbral anaeróbico de los triatletas que llevaron a cabo este
tratamiento. Tenemos que tener en cuenta, que las modificaciones que producen
estas herramientas son pequeñas y los sistemas a los que influyen son difíciles
de alterar, requiriendo tiempo para que se desarrollen. Además, este tipo de
programas, no sólo afectan al rendimiento del deportista, ya que también se
están utilizando como medio de recuperación y de asimilación de cargas de
entrenamiento, así como para mejorar la salud, la calidad de vida y para
prevenir enfermedades asociadas a la altitud a través de la preaclimatación
(Millet el al., 2010). Por ello, como recomendaciones generales los programas
de entrenamiento en hipoxia intermitente orientados al deportista de alto nivel
deben de ubicarse en la fase competitiva de la temporada, llevando a cabo dos
sesiones de IHT a la semana a una altitud entre los 2500-3000 m y a una
intensidad próxima al umbral anaeróbico. Además, estos estímulos se pueden
complementar con 4-5 exposiciones a hipoxia intermitente semanales de 3 horas
de duración (Millet et al., 2010).
CONCLUSIÓN
Se ha
podido comprobar cómo un programa de entrenamiento en hipoxia de 7 semanas de
duración, 60 minutos por sesión, 2 veces por semana al 14.5-15% de FiO2,
es un método eficaz para incrementar el rendimiento aeróbico al nivel del mar
en los triatletas participantes en esta investigación. Este
programa provocó en la muestra de estudio mejoras significativas en los
umbrales de lactato, causando un incremento en la potencia generada y el
esfuerzo percibido en el umbral anaeróbico y aumentando la eficiencia del
funcionamiento cardíaco en el umbral aeróbico. Las discrepancias sobre la
efectividad de los programas de entrenamiento en hipoxia
intermitente sobre el rendimiento aeróbico de los estudios previos se
justifican por la aplicación de protocolos dispares que hacen que la respuesta
al estímulo hipóxico sea diferente.
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