DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2016.62.007
ORIGINAL
ASOCIACIÓN ENTRE CONDICIÓN FÍSICA Y ADIPOSIDAD EN ESCOLARES DE
MONTERÍA, COLOMBIA
ASSOCIATIONS BETWEEN PHYSICAL FITNESS AND
ADIPOSITY AMONG SCHOOL-AGE CHILDREN FROM MONTERIA, COLOMBIA
Lema,
L.1; Mantilla, S.C.2
y Arango, C.M.3
1 MSc.
Departamento de Cultura Física, Facultad de Educación y Ciencias Humanas,
Universidad de Córdoba, Colombia. lulema2001@gmail.com
2 MSc, PhD.
Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Pamplona, Colombia. socamato@lycos.com
3 MSc, MPH, EdD. Instituto Universitario de
Educación Física, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. carlos.arangop@udea.edu.co
Clasificación del Consejo de Europa / Council of
Europe classification: 11 Medicina del Deporte / Sport Medicine
Aceptado 28 de Junio de 2013 Accepted
June 28, 2013
Los niveles bajos de condición física se han
asociado con adiposidad elevada. Ambas condiciones pueden predecir alteraciones
cardiovasculares y metabólicas. El objetivo fue analizar la relación entre la
condición física y los indicadores antropométricos de adiposidad. Estudio
transversal, en 534 escolares de 6 a 12 años de edad del municipio de Montería.
Se midió la condición cardiorrespiratoria (CCR), flexibilidad, fuerza explosiva
de miembros inferiores (FEMI), fuerza resistencia abdominal (FRA), Índice de
Masa Corporal (IMC), masa adiposa (PMA),
y perímetro abdominal (PA). Las asociaciones entre adiposidad y la condición
física se analizaron con modelos de regresión logística. Se encontró que el
sobrepeso está asociado a baja CCR (ORa = 2,7, p<0,0001); el PA elevado está
asociado a baja FRA (ORa = 2,2, p<0,02), y a baja CCR (ORa = 3,3,
p<0,001); el PMA elevado está asociado a baja CCR (ORa = 2,7, p<0,0001).
Conclusión, la condición física está asociada a la adiposidad.
PALABRAS CLAVE: capacidad
funcional, adiposidad, infancia, salud
Low
physical fitness levels have been associated with elevated adiposity. Both
conditions may predict cardiovascular and metabolic alterations. The objective
was to analyze the associations between health-related physical fitness and
adipose. A cross-sectional study in 534 school-age children aged 6-12 in
Monteria, Colombia. Measurements included cardiorespiratory fitness (CCR),
flexibility, explosive strength of lower limbs (FEMI), abdominal strength
endurance (ASE), body mass index (BMI), percentage of adipose mass (PAM), and
waist circumference (WC). The associations between adiposity and physical
fitness were calculated by logistic regression models. Results indicate that
overweight is associated with low CCR (aOR = 2.7, p<0.0001). Elevated PA was
associated with low ASE (aOR = 2.2, p<0.02), and with low CCR (aOR = 3.3,
p<0.001). Elevated PMA was associated with low CCR (aOR=2.7, p<0.0001).
In conclusion, physical fitness is associated with adiposity.
KEYWORDS: physical fitness, adiposity, childhood, health
INTRODUCCIÓN
La condición física (CF) es un indicador del nivel de funcionamiento
orgánico del cuerpo. A través de ella se puede estimar el nivel de adaptación
estructural (anatómica) y funcional (fisiológica) de los sistemas orgánicos del
cuerpo. La CF y la adiposidad son consideradas importantes
marcadores del estado de salud y del bienestar a cualquier edad (1). Entre ellos se presenta una relación interdependiente entre
estructura-función, entendiéndose que en ambos la actividad física juega un
papel mediador, mientras se aumenta el nivel de actividad física se disminuye
la adiposidad y se incrementa la CF (2, 3). Existe evidencia que la CF de los adolescentes ha
ido disminuyendo en las últimas décadas (4-6) y que en Colombia la obesidad en niños y adolescentes se ha incrementado
cerca del 25% en el periodo comprendido entre 2.005 y 2.010 (7).
Cada componente de la CF ha sido relacionada con
diferentes aspectos de la salud. Por ejemplo, la CCR ha sido asociada con menor adiposidad (8) y
con mejor perfil cardiovascular (9) en
niños y adolescentes. Se han relacionado bajos niveles de flexibilidad con
dolor de espalda baja en adolescentes (10) y
con mayor riesgo de dolor de espalda baja en la adultez (11). En un reciente estudio se
examinó la fuerza muscular con la mortalidad por cáncer y se encontró que
aquellos sujetos ubicados en el primer tercil de fuerza presentaron mayores
tasas de mortalidad por cáncer comparados con los terciles superiores (12). De manera similar, bajos niveles de fuerza muscular en la adolescencia
están asociados con pobre perfil metabólico (1) y con enfermedad y todas las causas de muerte en la adultez (13). Por su parte, la adiposidad excesiva se ha asociado a riesgo
cardiovascular y metabólico. Por ejemplo, valores elevados de IMC en la
adolescencia han sido asociados a mayor
riesgo de diabetes y enfermedad coronaria en la adultez (14). Igualmente, niveles críticos de porcentaje de masa adiposa
(PMA) de 25% en niños y 35% en niñas, han sido asociados con niveles elevados
de lipoproteínas, colesterol y tensión arterial en niños y adolescentes (15). Y el perímetro abdominal (PA) elevado es
considerado un fuerte predictor de alteraciones
cardiovasculares y metabólicas (16, 17).
La relación entre la CF y la adiposidad en niños y
adolescentes ha sido reportada en la literatura científica sobre el tema. Por
ejemplo, el IMC ha mostrado una asociación negativa con la CCR (18, 19), con la fuerza explosiva (18, 20) y resistencia abdominal (19). El perímetro abdominal ha sido asociado
negativamente a valores de CCR (21, 22) y la fuerza explosiva (22). La adiposidad periférica asociada negativamente a
la CCR (23, 24) y la fuerza explosiva (22). En dos de ellos (18, 19) se valoró la flexibilidad pero las asociaciones
con la adiposidad no fueron significativas.
A pesar de estos hallazgos, la relación entre
condición física y adiposidad no es totalmente clara y requiere de más
estudios. Por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue analizar la relación entre las capacidades funcionales relacionadas con la salud y los
indicadores antropométricos de adiposidad en escolares entre seis y doce años
del municipio de Montería.
Este es un estudio cuantitativo de tipo
correlacional con diseño transversal, ya que la recolección de información se
llevó a cabo utilizando instrumentos que fueron aplicados en una sola ocasión para
cuantificar las variables de estudio. Posteriormente se procedió a establecer
asociaciones mediante procedimientos estadísticos. El presente estudio es un
análisis secundario que se realizó en el marco del proyecto titulado “Condición
física y hábitos de actividad física en escolares monterianos” implementado por
el grupo de investigación GRECIA´S de la Universidad de Córdoba, Colombia.
Para el año 2.007, la población de
la ciudad de Montería de acuerdo a datos de la gobernación de Córdoba, asciende
a 286.575
personas en la zona urbana y 92.395 en la zona rural, para un total de 378.970
habitantes, lo que representa un poco más del 20% de la población total del
departamento (25). La población
del estudio está conformada por niños escolarizados del municipio de Montería
debidamente matriculados en las instituciones educativas y de las cuales se
tiene registro en la secretaría de educación para el año 2.007. De acuerdo con
estos registros, la población escolar se estimó en aproximadamente 103.629
estudiantes (74,2% en la zona urbana), en 136 Instituciones Educativas (77,2%
localizadas en la zona urbana). El muestreo se realizó en tres etapas. Primero
se realizó el muestreo de los conglomerados de las Instituciones Educativas,
teniendo en cuenta el carácter y la localización arrojó como resultado 14
escuelas. Seguidamente se procedió a calcular el muestreo de la población de
estudiantes y se determinó el número de sujetos que conforman la muestra en
385. Finalmente, se realizó el muestreo aleatorio simple de los escolares en
las edades requeridas, con base en los registros de matrículas por institución,
con fracciones de muestreo que permitieron completar la muestra requerida para
cada grupo de edad y sexo, proporcionalmente al número total de matrículas. El
muestreo fue ampliado con el fin de garantizar el número mínimo de sujetos para
el estudio. En total, la muestra quedó conformada por 534 escolares de 6 a 12
años de edad (270 niñas, 50,6%).
Fueron incluidos aquellos escolares aparentemente sanos
entre 6 y 12 años de edad, formalmente matriculados en las Instituciones
Educativas seleccionadas, quienes sus padres aprobaran su participación
mediante la firma del consentimiento informado. Los estudiantes con
discapacidad física o mental que imposibilitara su participación en el estudio
y aquellos escolares que voluntariamente decidieron no participar en el
proyecto fueron excluidos.
Mediciones
La recolección de información se llevó a cabo
mediante la aplicación de los protocolos específicos para cada tipo de
medición. Estos incluyen las mediciones antropométricas para determinar la
adiposidad (IMC, PMA y PA) y las pruebas de campo para la valoración de la CCR,
flexibilidad, fuerza resistencia abdominal y fuerza explosiva de miembros
inferiores. Todas las mediciones fueron realizadas por profesores de educación
física previamente capacitados. Los evaluadores fueron asignados a específicas
estaciones, por lo tanto, cada evaluador midió las mismas variables en el
desarrollo de la recolección de información. Las valoraciones se realizaron en
estaciones secuenciales en el siguiente orden: peso, talla, perímetro
abdominal, pliegues cutáneos, flexibilidad, fuerza explosiva de miembros
inferiores, fuerza resistencia abdominal y capacidad cardiorrespiratoria.
Adiposidad
Índice de Masa
Corporal: Se
utilizó una báscula Health o Meter con precisión de 200 gramos, para medir el
peso. Se pesó a los niños sin calzado y en posición de pie, erguidos y en buena
ubicación sobre la báscula, con mirada al frente y totalmente quieto, luego de
tomar la medida se registró en kilogramos.
Para la talla se utilizó un tallímetro marca
Seca, con medida en milímetros, ubicado a una altura de 2 metros sobre una
pared lisa, con el niño sin calzado y erguido, con los brazos en posición
anatómica, se procedió a colocar la base del tallímetro sobre la cabeza del
sujeto, luego de pedirle que realizara una inspiración y sostuviera el aire por
algunos segundos, se registró la medida en metros y centímetros.
El IMC se calculó con la fórmula: IMC=peso
(kg)/talla (m)2. Para la identificación de sobrepeso se utilizó el
criterio propuesto por los Centros para el Control y Prevención de las
Enfermedades (CDC) en los que se utilizan los percentiles de IMC específicos
para el sexo y la edad para identificar sobrepeso (≥P 85) (26).
Pliegues cutáneos: Para este indicador se midió los pliegues
subcutáneos utilizando el plicómetro SlimGuide. Los pliegues medidos fueron
pliegues tricipital y pierna medial, ambos del lado derecho, previamente
señalizados con lápiz dermográfico y siguiendo la secuencia de agarre,
separación y medición. El PMA se determinó de acuerdo a ecuaciones específicas
para cada sexo propuestas por Slaugther et al. (27):
PMA = 0,735 * ∑pliegue tricipital y pierna
medial + 1,0 (para hombres)
PMA = 0,610 * ∑pliegue tricipital y pierna
medial + 5,0 (para mujeres)
Los valores de PMA fueron categorizados de acuerdo
a los criterios propuestos por Welk y Blair, específicos para edad y sexo (28).
Perímetro
abdominal: El
PA se midió con una cinta métrica inextensible sobre el tronco desnudo y en la
línea media localizada entre la cresta iliaca y la última costilla, se solicitó
al sujeto que realizara una espiración, se tomó y registró la medida en
centímetros. La validez y reproducibilidad de esta medición ha sido documentada
(29, 30). Los valores de PA fueron clasificados después de
calcular los z-scores específicos para cada edad y sexo. Aquellos valores
iguales o superiores a +1,28 se categorizaron como PA elevado. Los demás
valores se categorizaron como PA normal (z-score < +1,28).
Todas las mediciones antropométricas se
realizaron en tres ocasiones. Si dos mediciones eran iguales se registraba el
valor, de lo contrario, se procedía a calcular y registrar el promedio de los
tres datos.
Condición física relacionada
con la salud
Capacidad
cardiorrespiratoria: Para
valorar la CCR se utilizó el test de Course-Navette (20 meter Shuttle run test,
20MST), el cual fue diseñado para determinar la capacidad aeróbica máxima en
niños, adolescentes y adultos saludables (31). La
prueba consiste en ir y volver entre dos líneas separadas por 20 metros,
siguiendo el ritmo de una señal auditiva que indica el momento en que se debe
tocar cada línea. La señal auditiva cambia cada minuto, de manera que el tiempo
entre las señales se reduce y por tanto el sujeto debe incrementar su
velocidad. La frecuencia de la señal inicial indica una velocidad de
desplazamiento de 8,5 km*h–1, y se incrementa cada minuto en 0,5
km*h–1. El test finaliza en el momento en que el sujeto no es capaz
de seguir el ritmo de la señal para estar en cada línea, momento en el cual se
registra la máxima etapa alcanzada por el sujeto. Esta información es útil para
predecir el consumo máximo de oxígeno (VO2max), mediante la
ecuación (31):
VO2max = 31,025 + 3,238*(V) –
3,248*(E) + 0,1536*(V*E),
donde E es la edad en años y V es la velocidad
final (V = 8 + 0,5 x última etapa completa). Este test tiene amplia validez y
reproducibilidad documentada (32,
33).
El test de Course-Navette ha sido validado en estudios previos, para la
valoración de la capacidad cardiorrespiratoria (34).
Flexibilidad:
El test de
sit-and-reach (TSR), también conocido como el test de Wells debido a que
originalmente fue propuesto por Wells y Dillon (35),
fue diseñado para medir la extensibilidad de los músculos posteriores del muslo
y las articulaciones de la espalda baja. Para realizar el test, el
sujeto se sienta sobre el piso, apoyando las escápulas, la cabeza, los hombros
y las caderas a una pared, con una angulación de 90º en la articulación de la
cadera, manteniendo las rodillas extendidas y los pies en 90°, de manera que la
planta permanezca en contacto con un cajón. El sujeto realiza una abducción
escapular con las manos juntas y los dedos extendidos sin que la cabeza, la
espalda y las caderas pierdan contacto con la pared. En esta posición el
evaluador establece el punto de referencia, localizado en el máximo alcance de
los dedos. A partir de este punto, el sujeto realiza una flexión ventral,
tratando de alcanzar la mayor distancia hacia adelante con los dedos, y
mantiene esta posición por al menos tres segundos, mientras que el evaluador
mide la distancia recorrida desde el punto de referencia, registrando el mejor de dos intentos (36).
Sin
embargo, algunos autores han afirmado que esta técnica ofrece algunos sesgos
para aquellos individuos con desproporción entre brazos y piernas (36,
37).
Para resolver esta limitación, Hoeger et al. (36) propusieron
una modificación del TSR, la cual desplaza el punto de referencia de la regla
hasta el punto en que los dedos de la mano tienen contacto con la regla, al
tiempo que las escápulas mantienen contacto con la pared sobre la cual se apoya
la espalda en posición de sentado. Esta modificación de la prueba se aplicó en
el presente estudio y hace que los resultados siempre sean positivos, a
diferencia del protocolo original, en el cual se podrían obtener puntajes
negativos cuando el sujeto no alcanzaba a sobrepasar el punto de referencia.
Para
validar este test, Cornbleet y Woolsey (38)
compararon los resultados del TSR con la medición del ángulo de la articulación
de la cadera en 410 niños y encontraron una fuerte correlación entre las dos
mediciones (r=0,76). De igual manera, Castro-Piñero et al. (39)
midieron la flexibilidad de la cadera utilizando goniómetros y el TSR en 87
niños de 6 a 12 años de edad y encontraron asociación entre los resultados del
TSR y la flexibilidad de los músculos isquiotibiales.
Valoración
de la Fuerza: Los test frecuentemente utilizados para
valorar la fuerza explosiva y fuerza resistencia en niños son el salto largo
sin impulso y el test de repeticiones, respectivamente. El test de salto largo
(TSL) mide la fuerza explosiva de los miembros inferiores. La prueba consiste
en realizar un salto hacia adelante, desde posición
de pie e impulsándose solo con la flexión de las rodillas y movimiento de los
brazos, tratando de alcanzar la mayor distancia. Se ejecutan tres intentos y el
evaluador registra la mejor distancia alcanzada (40). Esta prueba posee adecuada viabilidad, fiabilidad y
seguridad en entornos escolares (40).
Para
el caso del test de repeticiones, se les pidió a los estudiantes realizar
ejercicios abdominales durante 30 segundos, tiempo en el que se evalúa la
fuerza y resistencia de los músculos abdominales y flexores de la cadera.
Para la prueba, el sujeto se coloca en posición decúbito dorsal, con las
rodillas flexionadas y los brazos cruzados en el pecho. El sujeto realiza
elevaciones del tronco (flexión ventral), el mayor número de veces posibles
durante 30 segundos manteniendo erguidos la cabeza y el cuello durante el
movimiento y realizando una espiración al subir y una inspiración al bajar. Se
registra el número de repeticiones completas realizadas. Para esta prueba se ha documentado
activación de los músculos abdominales mediante electromiografía (41) y
reproducibilidad con valores de coeficiente de correlación interclase de 0,59
(p<0,05) (42).
Variables
sociodemográficas: Estas variables incluyeron el sexo, grupo de
edad, localización geográfica (rural o urbano) y carácter de la institución
(público o privado).
La información fue analizada utilizando el programa
STATA v10 para aplicar los procedimientos estadísticos con un nivel de
significancia de 0,05.
En las variables continuas se calcularon la media y
la desviación estándar, las comparaciones entre subgrupos se realizaron
mediante la prueba t-student.
Para las variables categóricas se calcularon las
proporciones y las comparaciones entre subgrupos fueron hechas mediante la
prueba ji cuadrado. Se aplicaron los procedimientos del programa destinados al
análisis de muestreos complejos que contienen conglomerados (instituciones
educativas) y estratos (sexo, grupo de
edad, localización, carácter de la institución), que son útiles para la
estimación de los odds ratio en los modelos de regresión logística.
Las asociaciones entre capacidades funcionales relacionadas con la salud y los indicadores
antropométricos de adiposidad se realizaron bajo modelos de regresión logística.
Se construyeron tres modelos, uno para cada indicador de adiposidad. En cada
modelo, las variables sociodemográficas y las de condición física se ingresaron
como dicotómicas. Para las variables de condición física, el grupo de alta
condición física fue el grupo de referencia.
Los
resultados fueron agrupados en dos secciones. En la primera se describen las características
de los sujetos, y en la segunda se describe los modelos de regresión logística
a partir de la asociación entre capacidades funcionales e indicadores
antropométricos de adiposidad.
La Tabla 1 describe las características
de los sujetos estratificados por sexo. En los datos antropométricos se
encontró una diferencia significativa en el PMA siendo mayor en las niñas en
comparación con los niños (t= 5,2, IC 95%: 1,7 – 3,7, p <0.001).
Por
su parte los niños tuvieron mejor rendimiento en las pruebas físicas, excepto
en flexibilidad (sin diferencias estadísticamente significativas entre niños y
niñas). Los niños tuvieron mejores resultados en las pruebas de FEMI (t= -9,3, IC 95%: -23,5 – -15,3, p <0,001), de FRA (t= -4,8, IC 95%: -3,1 – -1,3, p <0,001), y de CRF (t= -6,6, IC 95%: -3,2 – -1,7, p <0,001), que las niñas.
En cuanto a
sobrepeso, se halló una prevalencia general de 13,5%, (CDC 2000) siendo marginalmente superior en los niños, 16,3%. La
prevalencia de PA elevado ( z-score ≥ de +1,28) y de PMA elevado
(FITNESSGRAM), fue 11,6% y 10,3%, respectivamente, y no se hallaron diferencias
entre niños y niñas. De manera similar son los resultados de bajo nivel de
condición física, no se hallaron diferencias significativas marcadas por el
sexo.
Tabla 1. Características de los sujetos
del estudio de acuerdo al sexo
Características |
Todos (n=534) Media y DE |
Niñas (n=270) Media y DE |
Niños (n=264) Media y DE |
p – valor |
Edad (años) |
9,7 ± 2,0 |
9,6 ± 2,0 |
9,8 ± 2,0 |
0,43 |
Peso (kg) |
30,8 ± 9,7 |
30,4 ± 9,8 |
31,1 ± 9,6 |
0,40 |
Talla (cm) |
132,6 ± 13,4 |
132,4 ± 13,6 |
132,7 ± 13,2 |
0,86 |
IMC (kg/talla2) |
17,1 ± 2,9 |
16,9 ± 2,7 |
17,4 ± 3,1 |
0,08 |
Perímetro abdominal (cm) |
60,0 ± 8,7 |
59,1 ± 8,9 |
60,4 ± 8,3 |
0,07 |
Porcentaje de masa adiposa |
15,2 ± 6,1 |
16,6 ± 5,9 |
13,9 ± 6,0 |
0,001 |
Flexibilidad (cm) |
29,2 ± 5,8 |
29,4 ± 5,8 |
28,7 ± 5,8 |
0,17 |
FEMI (cm) |
130,4 ± 25,9 |
120,9 ± 22,8 |
140,4 ± 25,2 |
0,001 |
FRA (repeticiones) |
16,2 ± 5,4 |
15,1 ± 5,3 |
17,3 ± 5,3 |
0,001 |
CCR (VO2máx) |
44,2 ± 4,4 |
43,0 ± 4,0 |
45,5 ± 4,5 |
0,001 |
Prevalencia de sobrepeso (%) |
13,5 |
10,7 |
16,3 |
0,06 |
Prevalencia de PA elevado (%) |
11,6 |
11,5 |
11,7 |
0,92 |
Prevalencia de PMA elevado (%) |
10,3 |
9,6 |
11,0 |
0,60 |
Prevalencia de baja FLX (%) |
38,4 |
38,5 |
38,3 |
0,51 |
Prevalencia de baja FEMI (%) |
37,6 |
36,7 |
38,6 |
0,35 |
Prevalencia de baja FRA (%) |
33,5 |
34,8 |
32,2 |
0,30 |
Prevalencia de baja CCR (%) |
40,4 |
41,1 |
39,8 |
0,41 |
DE: desviación estándar; PA: perímetro abdominal; PMA: porcentaje de masa
adiposa; FLX: flexibilidad; FEMI: fuerza explosiva de miembros inferiores; FRA:
fuerza resistencia abdominal; CCR: capacidad cardiorrespiratoria.
Las
asociaciones entre los indicadores antropométricos de adiposidad y las
capacidades funcionales relacionadas con la salud se calcularon mediante la
construcción de modelos de regresión logística, ajustados por sexo, grupos de
edad, localización y carácter de la institución, y las capacidades funcionales.
Se construyeron tres modelos, uno para cada indicador antropométrico de
adiposidad.
En
la Tabla 2 se muestran los resultados de la regresión logística para sobrepeso.
Los valores de OR ajustado para este modelo, revelan una significativa
asociación del sobrepeso con baja CCR. El riesgo de sufrir de sobrepeso se
incrementa en los sujetos con baja CCR (ORa = 2,72, IC 95%: 1,6 – 4,6, p<0,0001), independientemente de las
demás variables incluidas en el modelo.
Tabla 2. Regresión logística de sobrepeso y capacidad
funcional en 534 niños de 6 a 12 años.
|
ORa |
IC 95% |
Error Standard |
p-valor |
Sexo |
|
|
|
|
Mujeres |
1,0 |
1,0 |
0,43 |
0,065 |
Hombres |
1,63 |
0,97 – 2,73 |
||
Grupos de edad |
|
|
|
|
6 - 9 |
1,0 |
1,0 |
0,09 |
0,510 |
10 - 12 |
1,06 |
0,89 – 1,26 |
||
Localización |
|
|
|
|
Rural |
1,0 |
1,0 |
0,50 |
0,464 |
Urbano |
1,32 |
0,63 – 2,77 |
||
Carácter de la Institución |
|
|
|
|
Público |
1,0 |
1,0 |
0,62 |
0,192 |
Privado |
1,64 |
0,78 – 3,43 |
||
Flexibilidad |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
0,18 |
0,107 |
Baja |
0,63 |
0,36 – 1,10 |
||
Fuerza explosiva miembros inferiores |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
0,36 |
0,330 |
Baja |
1,31 |
0,76 – 2,26 |
||
Fuerza resistencia abdominal |
|
|
|
|
Alto |
1,0 |
1,0 |
0,35 |
0,378 |
Baja |
1,30 |
0,74 – 2,20 |
||
Condición física cardiorrespiratoria |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
0,74 |
0,0001 |
Baja |
2,72 |
1,60 – 4,64 |
ORa: Odds ratio
ajustados por todas las variables incluidas en el modelo
El modelo de regresión
construido para la adiposidad central (Tabla 3) muestra que los sujetos con
mayor riesgo de tener adiposidad central elevada son los niños de 10 a 12 años
(ORa = 1,33, IC 95%: 1,08 – 1,64, p<0,008),
aquellos quienes estudian en instituciones de carácter privado (ORa = 4,94, IC
95%: 2,3 – 10,5, p<0,001),
aquellos con baja fuerza resistencia abdominal (ORa = 2,18, IC95%: 1,15 – 4,14,
p<0,02), y aquellos con baja CCR
(ORa = 3,32, IC 95%: 1,74 – 6,32, p<0,001).
Tabla 3.Regresión
logística de adiposidad central elevada y capacidad funcional en 534 niños de 6
a 12 años.
|
ORa |
IC 95% |
Error Standard |
p-valor |
Sexo |
|
|
|
|
Mujeres |
1,0 |
1,0 |
0,33 |
0,785 |
Hombres |
1,09 |
0,59 – 1,99 |
||
Grupos de edad |
|
|
|
|
6 - 9 |
1,0 |
1,0 |
0,14 |
0,008 |
10 - 12 |
1,33 |
1,08 – 1,64 |
||
Localización |
|
|
|
|
Rural |
1,0 |
1,0 |
1,1 |
0,222 |
Urbano |
1,98 |
0,66 – 5,92 |
||
Carácter de la Institución |
|
|
|
|
Público |
1,0 |
1,0 |
1,9 |
0,001 |
Privado |
4,94 |
2,33 – 10,49 |
||
Flexibilidad |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
0,20 |
0,126 |
Baja |
0,60 |
0,31 – 1,16 |
||
Fuerza explosiva miembros inferiores |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
0,53 |
0,121 |
Baja |
1,64 |
0,88 – 3,09 |
||
Fuerza resistencia abdominal |
|
|
|
|
Alto |
1,0 |
1,0 |
0,71 |
0,017 |
Baja |
2,18 |
1,15 – 4,14 |
||
Condición física cardiorrespiratoria |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
1,09 |
0,001 |
Baja |
3,32 |
1,74 – 6,32 |
ORa: Odds ratio
ajustados por todas las variables incluidas en el modelo
Por último, el modelo de
regresión logística construido para el PMA elevado, mostrado en la Tabla 4,
indica que los niños con baja CCR tienen 2,7 veces más de riesgo de tener PMA
elevada comparados con aquellos que tienen PMA normal (IC 95%: 1,6 – 4,6, p<0,0001).
Tabla 4.
Regresión logística de porcentaje de masa adiposa elevada y capacidad
funcional en 534 niños de 6 a 12 años.
|
ORa |
IC 95% |
Error Standard |
p-valor |
Sexo |
|
|
|
|
Mujeres |
1,0 |
1,0 |
0,43 |
0,065 |
Hombres |
1,63 |
0,97 – 2,73 |
||
Grupos de edad |
|
|
|
|
6 - 9 |
1,0 |
1,0 |
0,09 |
0,510 |
10 - 12 |
1,06 |
0,89 – 1,26 |
||
Localización |
|
|
|
|
Rural |
1,0 |
1,0 |
0,50 |
0,464 |
Urbano |
1,32 |
0,63 – 2,77 |
||
Carácter de la Institución |
|
|
|
|
Público |
1,0 |
1,0 |
0,62 |
0,192 |
Privado |
1,64 |
0,78 – 3,43 |
||
Flexibilidad |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
0,18 |
0,107 |
Baja |
0,63 |
0,36 – 1,10 |
||
Fuerza explosiva miembros inferiores |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
0,36 |
0,330 |
Baja |
1,31 |
0,76 – 2,26 |
||
Fuerza resistencia abdominal |
|
|
|
|
Alto |
1,0 |
1,0 |
0,35 |
0,378 |
Baja |
1,30 |
0,74 – 2,20 |
||
Condición física cardiorrespiratoria |
|
|
|
|
Alta |
1,0 |
1,0 |
0,74 |
0,0001 |
Baja |
2,72 |
1,60 – 4,64 |
ORa: Odds ratio
ajustados por todas las variables incluidas en el modelo
DISCUSIÓN
Este estudio analizó la relación
entre componentes de la condición física relacionada con la salud (el
estructural y el funcional) y la adiposidad en una muestra de 534 estudiantes
con promedio de edad de 9,7 años del municipio de Montería.
Se encontró una prevalencia de
sobrepeso de 13,5%, cifra por encima de la prevalencia a nivel nacional de 10,3%
reportada en la Encuesta Nacional de Situación Nutricional llevada a cabo en
Colombia en el año 2005 en sujetos entre 10 y 17 años (ENSIN 2005) (43). Sin embargo, en la más reciente ENSIN (2010) (7) se encontró una prevalencia nacional de sobrepeso en niños entre 5 y 17
años es de 17,5%, indicando un incremento nacional de la prevalencia de
sobrepeso en estas edades.
El promedio del perímetro
abdominal fue de 60,4 cm. en niños y de 59,1 cm. en niñas, valores inferiores a
los encontrados en niños estadounidenses de la misma edad, 64,5 cm. en niños y
64,7 cm. en niñas (44), aunque esta comparación es algo limitada teniendo en cuenta que los
niños colombianos tienen menos talla que los estadounidenses, al igual que
tienen diferentes patrones de comportamiento en actividad física y
alimentación.
En cuanto al PMA, se encontraron
mayores valores en niñas, resultados que tienen consistencia con estudios
documentados previamente (24, 45), y en los que se ha medido la adiposidad mediante
la antropometría.
Debido a la heterogeneidad
metodológica entre estudios que han medido la CF y el uso de diferentes puntos
de corte para clasificar la CF, se hace necesario interpretar y comparar los
resultados de forma orientativa y aproximada. Los resultados de éste estudio
muestran que no hay diferencias estadísticamente significativas en la prueba de
flexibilidad entre niños y niñas, lo cual es contradictorio con otros estudios (18, 46). Probablemente, la declinación en los niveles de
participación en actividad física de las niñas pueda estar afectando su
condición física. En las demás variables de CF medidas, los niños tuvieron
mejor desempeño que las niñas, resultados que son consistentes con la
literatura (18, 24, 47, 48). No se encontraron diferencias
entre niños y niñas en las prevalencias de baja flexibilidad (38,4%), bajo
nivel de FEMI (37,6%), baja FRA (33,5%), y baja CCR (40,4%).
A nivel global, se tiene
conocimiento que los niveles de CF en niños y adolescentes han venido
disminuyendo. Así se encontró en una amplia revisión de estudios llevados a
cabo en 27 países, Tomkinson y Olds (4) documentaron declinación secular en CCR entre 1958 y 2003, los
resultados muestra un incremento hasta la década de los 70s, luego de lo cual
la declinación es consistente. Hasta aproximadamente 1990, se reportaron
incrementos en fuerza muscular y esto fue atribuido a mejoras en estatura, masa
corporal y maduración temprana (49). Sin embargo, recientes estudios han encontrado una disminución de la
fuerza muscular en niños ingleses en un periodo de diez años (6).
Estos cambios se han dado en un
breve periodo de tiempo y por lo tanto no deben atribuirse a cambios en la
composición genética, sino a factores ambientales y comportamentales que han
conducido a una disminución de los niveles de actividad física (50), provocando con ello la reducción de la CF y el incremento de la
adiposidad.
Al realizar los análisis de
acuerdo a la clasificación del IMC, la adiposidad central y el PMA, se halló
que los sujetos clasificados con exceso de adiposidad, en los tres indicadores,
tuvieron significativo menor desempeño en las pruebas de fuerza explosiva de
miembros inferiores y capacidad cardiorrespiratoria. Similares resultados han
sido reportados por otros estudios que muestran menor rendimiento físico en
niños con sobrepeso (8, 46), con adiposidad central elevada (8), y con mayor PMA (51). Este menor desempeño en niños y niñas con elevada adiposidad corporal
puede deberse al hecho de que el exceso de adiposidad representa una sobrecarga
para su cuerpo, exigiendo mayor esfuerzo al momento de desplazarse,
característica de ambas pruebas, de hecho, en las otras dos pruebas de CF, en
las que no se requiere desplazamiento, no se encontraron diferencias
significativas.
Los modelos de regresión
logística indican que el sobrepeso está asociado a baja CCR. Similares
hallazgos han sido documentados (20, 45). Así mismo, se encontró que la adiposidad central
elevada se asocia a baja FRA y a baja CCR, mostrando consistencia con estudios
previos (21, 24); por último, el PMA elevado está asociado a baja
CCR, esto es consistente con previos resultados (23, 52). De acuerdo con los resultados de los modelos de
regresión, la CCR juega un papel importante en la acumulación de tejido
adiposo, de allí que sea considerado como un fuerte predictor de enfermedad
cardiovascular y metabólica (53, 54). Aun no existe un consenso generalizado para la
detección de obesidad central en niños, lo que dificulta la comparación de
estas prevalencias a nivel internacional.
En la literatura se han
postulado mecanismos por medio de los cuales la adiposidad en exceso se asocia
a una baja CCR. La CCR está determinada por el máximo consumo de oxígeno, VO2máx,
es decir, la capacidad del cuerpo para tomar, distribuir y utilizar el oxígeno
en la transformación de energía en la vía metabólica aeróbica al interior de la
mitocondria, fundamentalmente de células musculares (55), de allí que en los sujetos con alta adiposidad
el consumo de oxígeno en valores relativos al peso sea menor que en sujetos con
menos adiposidad. Otro mecanismo sugiere que el comportamiento sedentario puede
estar mediando la asociación. Es sabido que el sedentarismo está asociado a una
mayor ingesta calórica (56), al tiempo que desplaza el tiempo para la
realización de actividad física (57), conduciendo a una reducción de la CCR (8, 58), y a un incremento de la adiposidad (59). La composición genética es otro mecanismo
propuesto, sugiere que la composición genética explica en parte la asociación
entre adiposidad excesiva y baja CCR, y se basa en la presencia de un
polimorfismo genético para adiposidad y capacidad física, de hecho, ya se han
encontrado genes relacionados con la CCR (60) y con la adiposidad en exceso (61).
De particular importancia es
el hecho que estos factores de riesgo desarrollados durante la infancia y la
adolescencia tienden a persistir durante la adultez. Por ejemplo, adolescentes
con obesidad son más propensos a continuar como adultos obesos que los
adolescentes con peso normal (62). Algunos estudios han encontrado que la CCR en
la infancia es un buen predictor de actividad física (63), condición física (64) y de perfil de riesgo cardiovascular en la
adultez (65).
Adicionalmente, los resultados
muestran que los niños que estudian en colegios privados tienen 4,9 veces más
de riesgo de presentar adiposidad central elevada, y esto podría deberse a que
la capacidad de adquisición y compra de los estudiantes de estas instituciones
es mayor y al mismo tiempo los productos vendidos en las caferías de un colegio
privado son diferentes a los ofrecidos en los colegios públicos, siendo además
de alto contenido calórico.
Por todo lo anterior, se hace
necesaria la implementación de políticas públicas, desde el sector de la
educación y de la salud, con miras a mejorar los entornos, incrementar la
calidad y programas de promoción de la salud, y tener especial interés en la
población desfavorecida. Desde la Educación Física, es necesario replantear
contenidos y metodologías, trascendiendo más allá de la clase. Obviamente, con
la intensidad horaria que caracteriza a la educación física, es irrisorio
esperar cambios sustanciales en condición física a partir de las clases, pero los
aprendizajes que se forman en los espacios pedagógicos pueden reflejarse en la
actividad física que se realice en el tiempo libre de los escolares, y por
tanto, impactar positivamente en el peso corporal y la condición física. Sin
embargo se podría sugerir un proyecto transdisciplinario que incluya áreas como
las ciencias sociales y las biológicas para desarrollar proyectos de escuelas
saludables y poder modificar no solo hábitos de actividad física sino
alimentarios y de otros comportamientos que pueden incidir sobre la salud;
además de estipular metas que se puedan cumplir teniendo en cuenta las
estrategias planteadas por la OMS en el documento de Estrategia Mundial Sobre
Régimen Alimentario, Actividad Física y
Salud.
El presente estudio presenta
algunas limitaciones que merecen ser mencionadas. El diseño de investigación es
transversal, con lo que es imposible establecer relaciones de causalidad entre
adiposidad y capacidad funcional. El estudio no incluyó el análisis de
variables de comportamiento en actividad física y sedentarismo, tampoco incluyó
la medición de factores sociodemográficos como nivel educativo y nivel
socioeconómico de los padres con lo que se hubiese podido enriquecer los
modelos de regresión. Las pruebas físicas para medir la condición física
requieren un alto grado de motivación por parte de los participantes, en el
estudio no se aplicó ninguna técnica para monitorear la motivación y se partió
del supuesto que los sujetos realizaron su máximo esfuerzo en la ejecución de
los test.
Dentro de las fortalezas del
estudio cabe mencionar el diseño muestral con lo que se garantizó la
representatividad de la muestra; los modelos fueron ajustados por variables
consideradas importantes predictores de adiposidad; las mediciones fueron
realizadas por personal debidamente capacitado siguiendo los protocolos
específicos y aunque las variables fueron
medidas utilizando técnicas indirectas, las estimaciones son consistentes.
Los resultados del presente
estudio indican que el sobrepeso está asociado a baja capacidad
cardiorrespiratoria, la adiposidad central elevada fue asociada a baja fuerza
resistencia abdominal y a baja capacidad cardiorrespiratoria y el porcentaje de
masa adiposa elevada está asociado a baja capacidad cardiorrespiratoria. En
términos generales, es urgente iniciar programas de vigilancia y control de la
actividad física en los niños para formular estrategias de intervención desde
la escuela, para generar conciencia y hábitos sobre la importancia de la
actividad física como un elemento importante en el desarrollo y mantenimiento
de la salud de todos los individuos.
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- vol. 16 - número 62 - ISSN: 1577-0354