Rosety, M.A.;
Brenes-Martin, F.; Pery, M.T.; Elosegui,
S.; Rosety-Rodriguez, M.; Diaz, A.J.; Fornieles, G.; Ordoñez, F.J. y Rosety,
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discapacidad intelectual / Incidence of
Hypohidration in Athletes and Sedentary Male Adults
with Intellectual Disability. Revista Internacional
de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 16 (62) pp.487-495 Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista63/artriesgo728.htm
DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2016.63.006
ORIGINAL
RIESGO DE DESHIDRATACIÓN ENTRE DEPORTISTAS Y
SEDENTARIOS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL
INCIDENCE OF HYPOHIDRATION
IN ATHLETES AND SEDENTARY MALE ADULTS WITH INTELLECTUAL DISABILITY
Rosety,
M.A.1; Brenes-Martin, F.2; Pery, M.T.2; Elosegui,
S.3; Rosety-Rodriguez, M.2;
Diaz, A.J.2; Fornieles, G.3;
Ordoñez, F.J.3 y Rosety, I.4
1
Universidad de Cádiz. Facultad de Ciencias de la Actividad
Física y el Deporte. miguelangel.rosety@uca.es
2
Universidad de Cádiz. Departamento de Medicina. franbm93@hotmail.com, teresa.pery@uca.es, manuel.rosetyrodriguez@uca.es, antoniojesus.diaz@uca.es
3
Universidad de Cádiz. Escuela de Medicina del Deporte. medicina.deporte@uca.es, gabriel.fornieles@uca.es, franciscojavier.ordonez@uca.es
4
Universidad de Cádiz. Departamento de Anatomía y
Embriología Humana. ignacio.rosety@uca.es
Código UNESCO / UNESCO code: 3299
(Otras especialidades médicas: Medicina del deporte) / Others
(Sports Medicine)
Clasificación Consejo de Europa /
Council of Europe classification:
11. Medicina del
Deporte / Sports Medicine
Recibido 19 de agosto de 2013 Received August 19, 2013
Aceptado 19 de septiembre de 2013 Received September 19, 2013
RESUMEN
El presente estudio descriptivo de tipo transversal se
diseñó para determinar el nivel de hidratación de deportistas con discapacidad
intelectual y su comparación con adultos sedentarios con la misma discapacidad.
Participaron 22 deportistas federados que realizan el mismo
programa de entrenamiento además de 22 adultos sedentarios ajustados en sexo,
edad y cociente de inteligencia. Los parámetros ensayados fueron la densidad
urinaria determinada mediante refractómetro así como la ingesta diaria de
líquido ad-libitum. Este protocolo fue aprobado por un Comité de Ética
Institucional.
Tan solo 6 deportistas (21,6%) presentaron valores de euhidratación frente a 9 (40,9%) de los participantes
sedentarios incluidos en el grupo control. Las únicas diferencias
significativas respecto a la ingesta de líquidos se estableció
precisamente entre deportistas y sedentarios con euhidratación.
Se concluye que los deportistas con discapacidad
intelectual se encuentran en riesgo de deshidratación que podría explicarse, al
menos en parte, por una insuficiente ingesta hídrica.
PALABRAS CLAVE: Discapacidad intelectual; Deporte;
deshidratación; Densidad de orina
ABSTRACT
The current study was designed to determine hydration
status of well-trained, male athletes with ID. A secondary purpose was to
compare these results with hydration status of sedentary young adults with ID.
A total of 22 athletes with ID volunteered for this
cross-sectional, descriptive study. The control group included 22, age, sex and
IQ-matched sedentary adults with ID. Main outcome measurements were urine
specific gravity (USG) and daily fluid intake for three consecutive days.
With regard to athletes with ID, it was found that 5
participants (21.7%) stayed significantly hypohydrated,
12 athletes (52.2%) appeared hypohydrated and 6
participants (26.1%) stayed euhydrated. In fact, a
significantly lower percentage of athletes was euhydrated
when compared to sedentary matched adults with ID (26.1 vs. 40.9%;
χ2=5.67; p<001).
In conclusion, athletes with ID are at increased risk
of dehydration that may be explained, at least in part, given that ad-libitum
fluid consumption was insufficient.
KEY WORDS: Intellectual
disability; Sport; dehydration; urine specific gravity.
1. INTRODUCCIÓN
Pese al esfuerzo que se
lleva a cabo para educar a los deportistas sobre el impacto negativo de la
deshidratación en el rendimiento y la salud, muchos se presentan a sesiones de
entrenamiento e incluso de competición en estado de hipohidratación
(Maughan y Shirrefs, 2010).
Los efectos negativos de la deshidratación en el rendimiento han sido
ampliamente demostrados en deportistas sin discapacidad (Baker et al. 2007).
Además, también puede afectar al estado de salud del deportista (Howe y Boden, 2007).
Afortunadamente, en los
últimos años, muchos deportistas con discapacidad intelectual (DI) participan
en eventos deportivos competitivos y recreativos, como Special
Olympics (Eidelman, 2011).
Del mismo modo, existe un creciente número de trabajos de investigación
centrados en los beneficios inducidos por los programas de intervención a corto
plazo basados en ejercicio regular para personas con DI (Rosety
et al. 2010; Ordoñez et al. 2013).
Sin embargo, hasta la
fecha, la estimación del estado de hidratación en personas con DI no ha
recibido atención en la literatura científica a pesar de tener un mayor riesgo
de deshidratación (Ball et al. 2012; Lazenby, 2008). Esta situación podría ser incluso más
complicada en hombres que en mujeres, dado que las mujeres poseen un umbral
termorregulador superior y, por lo tanto, no empiezan a sudar hasta que la
temperatura central es mayor (López et al. 1994).
2. OBJETIVO
Por las razones ya
mencionadas, el presente estudio fue diseñado para determinar el estado de
hidratación en deportistas varones bien entrenados con deficiencia intelectual
(DI). Como objetivo secundario se contempla la comparación de estos resultados
con el estado de hidratación de jóvenes adultos sedentarios con DI.
3. MATERIAL Y METODOS
3.1 Participantes
Un total de 22
deportistas con DI participaron en este estudio descriptivo transversal. De
forma detallada, los criterios de inclusión de los participantes fueron: (1)
Hombre, (2) Adulto joven (18-30 años); (3) Deportistas bien entrenados que
participan en eventos competitivos; (4) Cociente intelectual (CI) en el rango
de 60 a 69, determinado por la escala de Stanford-Binet.
3.2 Parámetros objeto de estudio
Se recogió la primera orina
de la mañana para evaluar la densidad de la orina, siendo considerada el
indicador más exacto del estado de hidratación (Volpe
et al. 2009). Cada participante recibió un recipiente estéril y entregó una
muestra representativa de orina a media micción. Las muestras se recogieron y
analizaron en fresco una hora después de su recolección.
Se analizó la densidad
urinaria de las muestras de orina (USG) utilizando un refractómetro clínico
portátil (A300, ATAGO Co, Tokio, Japón). Se colocó una gota de orina sobre el
refractómetro utilizando una pipeta desechable libre de minerales. Es necesario
resaltar que el propio investigador lee y registra la densidad urinaria
correspondiente. Todas las mediciones se realizaron por duplicado, y la
densidad media urinaria se utilizó para la evaluación final de cada
participante (Volpe et al. 2009).
El refractómetro fue
calibrado antes de cada análisis utilizando agua destilada. Se definieron tres
grupos de estado de hidratación, según la densidad urinaria, los cuales han
sido tomados como válidos y seguros (Sawka et al.
2007): Euhidratado, definido como la densidad
urinaria menor de 1.020 g/l; deshidratado, 1.020-1.029 g/l; y
significativamente deshidratado, igual o más de 1.030 g/l.
El volumen total de la
ingesta de líquidos fue medido durante 3 días consecutivos (2 días laborables y
1 día de fin de semana), ya sea jueves, viernes y sábado o domingo, lunes y
martes. Los participantes y los cuidadores fueron instruidos para beber tanto
como ellos quisieran, pero únicamente de las botellas disponibles para ello.
Además, los participantes no eran conscientes de que se midió el consumo de
líquido para no afectar a la conducta de beber.
3.3 Ética y Estadísticas
La presente
investigación se ha llevado a cabo en total conformidad con las normas éticas
en deporte e investigación científica del ejercicio (Harris y Atkinson, 2011). Se obtuvo el consentimiento oral y escrito
de los participantes y sus representantes legales. Además, este protocolo fue
aprobado por el Comité Institucional de Ética.
En cuanto al análisis
estadístico, se utilizó la prueba de Chi cuadrado (χ2) para
determinar la prevalencia de deshidratación en adultos bien entrenados con DI.
Además, se utilizó la misma prueba para comparar el estado de hidratación del
grupo bien entrenado con el del grupo de adultos sedentarios con DI. Es
necesario señalar que el nivel alfa de significación se estableció a priori en
0,05.
4. RESULTADOS
En cuanto a los
deportistas con DI, se encontró que 5 participantes (21,7%) estuvieron
significativamente deshidratados (USG = 1,032 ± 0,003g/l), 12 (52,2%)
estuvieron deshidratados (USG = 1,026 ± 0,002 g/l) y finalmente 6 (26,1%)
estuvieron euhidratados (USG = 1,014 ± 0,004 g/l).
Estos resultados están recogidos en la tabla 1.
Tabla 1. Nivel de hidratación, densidad urinaria e
ingesta diaria de líquidos en varones adultos deportistas y sedentarios con
discapacidad intelectual (DI).
|
DEPORTISTAS CON DI |
CONTROLES CON DI |
||||
|
Porcentaje |
USG |
Ingesta |
Porcentaje |
USG |
Ingesta |
Deshidratación significativa |
21,7% |
1,032 (0,002) |
1150 (309) |
13,6% |
1,031 (0,001) |
1072 (282) |
Deshidratación |
52,2% |
1.026 (0,002) |
1298 (386) |
45,5% |
1,024 (0,003) |
1184 (318) |
Euhidratación |
26,1% a |
1,014 (0,004) |
1511 a (472) |
40,9% |
1,017 (0,002) |
1392 (404) |
Nota: DI: Discapacidad intelectual. USG:
Densidad urinaria expresada en g/ml. Ingesta diaria de líquidos expresada en
ml/día. Ambos valores expresados como media (sd). a p<0,05 respecto a controles.
Nuestros resultados
también demostraron que un porcentaje significativamente menor estaba euhidratados cuando se compararon con los adultos
sedentarios emparejados con DI (26,1 vs. 40,9-%; χ2 = 5,67;
p<0,01). Por último, en cuanto a la ingesta de líquidos, se encontraron
diferencias significantes entre los deportistas euhidratados
y los adultos sedentarios con DI (1511 ± 472 vs. 1392 ± 404 ml; χ2
= 7,60; p=0,02).
5 DISCUSIÓN
Hasta donde sabemos,
éste es el primer estudio en el que se pone de manifiesto que deportistas con DI
tienen un riesgo elevado de sufrir deshidratación. De forma más detallada, este estudio también
ha demostrado que su riesgo era mayor en comparación con adultos jóvenes
sedentarios con DI. Del mismo modo, el porcentaje de euhidratación
entre deportistas con DI era menor que el porcentaje observado entre los
deportistas no discapacitados (Volpe et al. 2009).
Cabe destacar que este estudio se realizó en primavera (abril), por lo que la
situación podría empeorar en verano.
Nuestros resultados
sugieren que el alto porcentaje de deshidratados entre deportistas con DI
debería ser explicado debido a su reducida ingesta de líquidos en comparación
con deportistas no discapacitados (Beis et al. 2001; Rodríguez-Pérez et al.
2012). De hecho, es incluso menor que el volumen de líquido consumido sólo
durante los partidos por parte de algunos jugadores de la NBA en las
competiciones (Osterberg et al. 2009). De acuerdo con
estudios previos centrados en deportistas sin DI (Stover
et al. 2006), volúmenes de agua prescritos podrían ser más eficaces para
prevenir la deshidratación que la ingestión de agua “ad libitum”. Como consecuencia, los deportistas y sus entrenadores
y cuidadores deberían estar educados acerca de las técnicas adecuadas de
hidratación, además de fomentar el diseño y aplicación de programas de
hidratación adecuados.
A pesar de los grandes
beneficios para la salud que supone la actividad física, está ampliamente
aceptado que se asocia a un riesgo inherente de sufrir lesiones relacionadas
con el deporte, como aquellas debidas a la deshidratación (Howe
y Boden, 2007). Estudios previos también han puesto
de manifiesto que el riesgo de lesiones puede complicarse al existir una
discapacidad previa (Ramirez et al. 2009). Esto es de interés particular debido
a que las lesiones y molestias relacionadas con el deporte representan serias
limitaciones para la actividad física que pueden conducir a los deportistas a
interrumpir sus programas de entrenamiento (Mahy et
al. 2010). Además, Hillman et al. (2001) observaron que
la deshidratación producida por el ejercicio puede resultar en un incremento
del estrés oxidativo. En este sentido, cabe señalar que las personas con DI
presentan un estrés oxidativo mayor en comparación con los controles sin
discapacidad, lo que ha sido a con un envejecimiento precoz, inmunosupresión, neurodegeneración, etc. (Pagano and Castello, 2012).
Las razones ya
mencionadas justifican la importancia de evaluar el estado de hidratación en
este grupo no sólo como tarea de investigación, sino también en la práctica
diaria con estos deportistas. Afortunadamente, hay diversos métodos para
evaluar y supervisar el estado de hidratación del deportista. En este sentido,
la densidad urinaria se utilizó en este estudio por ser una técnica precisa,
rápida, sencilla y válida (Volpe et al. 2009).
Otras técnicas para
evaluar el estado de hidratación incluyen el uso de cartas de color de orina,
aunque el color de la orina puede ser modificado por la ingesta de suplementos
vitamínicos (Holway y Spriet,
2011). En este sentido, cabe señalar que los suplementos dietéticos para
mejorar ya sea la función cognitiva o el desarrollo psicomotor son tomados
normalmente por personas con DI a pesar de que una revisión sistemática de la
literatura científica sugiere resultados controvertidos (Salman, 2002). La
extracción sanguínea de todos los participantes no habría sido factible debido
al número de participantes y los gastos del análisis de la osmolaridad
plasmática (Maughan, 2003). Además, el miedo a los
procedimientos médicos en general, y a las agujas en particular, puede ser un
reto clínico difícil para asegurar una atención sanitaria eficaz para los
individuos con DI (Wolff y Symons, 2013).
Por último, se ha
validado y demostrado que los instrumentos del estudio y las medidas
perceptivas tienen una alta fiabilidad en registrar signos y síntomas comunes
relacionados con el ejercicio con calor y deshidratación en deportistas no
discapacitados (Coris et at. 2006; Cleary et al.
2012; O’Neal et al. 2011). Sin embargo, hasta la fecha, estas cuestiones no
están resueltas en la literatura científica para personas con DI. En
consecuencia, aún se requieren nuevos estudios sobre este tema con el fin de
proporcionar una evaluación más fácil, rápida y barata del estado de
hidratación en este grupo.
Finalmente, entre las
fortalezas de este estudio destacan la muestra homogénea y de tamaño
suficiente, que permitió a los autores detectar diferencias significantes entre
deportistas y adultos sedentarios con DI. Por otra parte, la presencia de un
grupo control compuesto por adultos con DI emparejados por edad, sexo y CI
puede reducir el sesgo de selección de los controles sanos. Por otra parte, una
limitación importante fue que los datos con respecto a la ingesta de líquidos
fueron proporcionados por los cuidadores y familiares. A pesar de que todos
ellos estaban bien entrenados por los investigadores para realizar esta tarea
con precisión, no se puede descartar el riesgo de sub/sobreestimación. Otra
limitación de nuestro estudio fue que no nos centramos en la educación del
cuerpo técnico y los cuidadores en relación a la hidratación. En este sentido, Volpe et al. (2009) refirieron que la educación y el cambio
de comportamiento de los entrenadores puede ser tan
beneficioso en la prevención de la deshidratación como educar a los propios
deportistas.
6. CONCLUSIÓN
En nuestro estudio, los
deportistas con DI tienen un mayor riesgo de deshidratación que puede
explicarse, al menos en parte, debido a que el consumo ad libitum de líquidos era insuficiente. Futuros trabajos dirigidos
a examinar el consumo de agua y el estado de hidratación durante la competición
en este grupo son aún necesarios.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 16 -
número 63 - ISSN: 1577-0354