López-Crespo, C. y
Castejón-Oliva, F.J. (2017). Mujer y pintura deportiva: la colección del
Consejo Superior de Deportes (España) / Women and Sport Painting: Collection of
Superior Counsil of Sports (Spain). Revista Internacional de Medicina y Ciencias
de la Actividad Física y el Deporte vol. 17 (65) pp. 101-119. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista65/artrepresentacion779.htm
DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2017.65.007
ORIGINAL
MUJER Y PINTURA DEPORTIVA: LA COLECCIÓN DEL
CONSEJO SUPERIOR DE DEPORTES (ESPAÑA)
WOMEN AND
SPORT PAINTING: COLLECTION OF SUPERIOR COUNSIL OF SPORTS (SPAIN)
López-Crespo, C.1
y Castejón-Oliva, F.J.2
1 Profesora Titular de
Universidad. Universidad Autónoma de Madrid (España). Departamento de Educación
Física, Deporte y Motricidad Humana. clara.lopez@uam.es
2 Profesor Titular de Universidad.
Universidad Autónoma de Madrid (España). Departamento de Educación Física,
Deporte y Motricidad Humana. javier.castejon@uam.es
Código
UNESCO/UNESCO code:
6309 Posición social de la mujer / Social position of women
Clasificación
del Consejo de Europa/Council of Europe classification: 16. Sociología del
deporte/ Sociology of sport.
Recibido 8 de abril de 2014 Received
April 8, 2014
Aceptado 18 julio de 2015 Accepted
July 18, 2015
RESUMEN
El objetivo del
presente estudio es analizar cómo es representada la mujer en la pintura
deportiva, según la selección avalada por el Consejo Superior de Deportes, que
aparece en “Deporte, arte y literatura”. El análisis cuantitativo muestra a la
mujer en un número muy reducido de obras y caracterizada como joven y delgada.
El análisis cualitativo identifica un tratamiento sexista y discriminatorio de
la mujer, pintada desde un enfoque androcéntrico: bien como objeto sexual, bien
como personaje pasivo, secundario y en función del personaje masculino. En las
escasas ocasiones en las que la mujer aparece como personaje activo y central
de la obra, aparece con énfasis estético y expresivo del movimiento, lo que
caracteriza las actividades físico-deportivas que la ideología de género
considera femeninas. En conclusión la pintura sobre el deporte ofrece una
imagen sesgada y desigual, reproduciendo los estereotipos respecto a la
masculinización del deporte y relega la presencia femenina.
PALABRAS CLAVE: Estereotipo,
desigualdad, deporte, género.
ABSTRACT
The aim of this study
is to analyse how women are represented in the sports paintings, taking as
reference a selection of works supported by the Superior Council of Sports,
collected in the publication "Sport, art and literature".
Quantitative analysis note that the female figure appears in a very small
number of works and they are represented young and thin. Qualitative analysis
allows to identify a sexist treatment and discriminatory of women, who is
painted from an androcentric perspective: a sexual object, passive character,
secondary and based on the male character. When the women appears as an active
character and central of the work, they are marked by the emphasis in the
aesthetic aspects and expressive of the movement, what defines the
physical-sports activities that the gender ideology considers to be female. In conclusion, sport painting offers an image skewed and uneven,
reproducing stereotypes regarding the masculinization of the sport and the
limited nature of female sports.
KEYWORDS: Stereotype, inequality, sport,
gender.
INTRODUCCIÓN
El deporte nos ofrece,
como cualquier otra manifestación cultural, un reflejo de la sociedad en la que
se desarrolla. A su vez, la pintura nos muestra también un perfil de los valores
e intereses del contexto social y cultural. Así, la imagen que la pintura
ofrece del deporte brinda una conjunción de representaciones que expresan una
particular forma de ver e interpretar el deporte. Un ejemplo evidente es cómo
se sexualizan las imágenes deportivas
en un buen número de deportes cuando son retrasmitidos por TV, mediante
imágenes explícitas centradas en determinadas partes del cuerpo femenino o en
poses que suelen tener un alto contenido sexual: vóley-playa, atletismo, natación… (Wanneberg, 2011). Con
esto queremos señalar que el deporte proyecta una visibilidad de la mujer que
no es únicamente la propia del deporte (competición, actividad física), sino
que además incluye un tipo de cuerpo que mezcla un ideal de belleza con un cuerpo
en movimiento y con un cuerpo que se exhibe (López-Villar, 2011).
Si bien el deporte se
presenta en nuestra sociedad como medio para potenciar valores y cualidades
tanto sociales como personales, no todas las personas acceden al mismo en
condiciones de igualdad ni, por tanto, gozan de sus beneficios (Hanson y Kraus, 1999; Klomsten, Marsh y
Skaalvik, 2005; Scofield y Heicht, 2012; Szabo, 2003). La escasez de trabajos
sobre el carácter de las representaciones de la mujer en el ámbito, y
concretamente, sobre la ideología que se desprende de dicha representación,
reclama que se realicen estudios sobre la imagen que se ofrece de la mujer en
contextos deportivos, y cómo esa imagen señala aspectos que, en muchos casos,
no tienen que ver con la práctica deportiva. Así, el hecho de que la mujer sea
o no representada practicando deporte, el escenario y el rol que se le asigne,
la indumentaria, la actitud, etc., todo ello responde a una determinada visión
de la relación de las mujeres con el deporte que, lejos de ser neutra, suele
estar cargada de prejuicios (Duncan, 1994;
Wanneberg,
2011; Weber y Carini, 2012).
La perspectiva de análisis podría abarcar diferentes ámbitos, pero por diversos
motivos que se irán presentado, nos centraremos aquí en las desigualdades derivadas
de la ideología de género y veremos el modo en el que la pintura de temática
deportiva refleja esas desigualdades.
La mujer
en el deporte moderno
Tal y como conocemos la
manifestación moderna del deporte, no es más que una expresión de la actividad
física entendida por la sociedad occidental: lo que en un principio supuso un
juego, una práctica más o menos lúdica, con el tiempo se ha convertido en un
complejo fenómeno social que incluye manifestaciones tan diferentes como el
deporte espectáculo, el deporte-salud o
el deporte competitivo (Coakley, 2004;
Hargreaves,
1994), junto a otras más vinculadas al
ocio, la cultura o la educación.
Si la fuerza o la
competitividad se asocian a la práctica deportiva masculina, cualidades como el
ritmo, la expresividad o la flexibilidad, socialmente caracterizados como
femeninos, se asocian a deportes practicados por mujeres (por ejemplo, la
gimnasia rítmica o la natación sincronizada). La preponderancia masculina en
los índices de práctica deportiva sigue siendo evidente; frente a ello, aunque
con algunas variaciones según el contexto y las modalidades deportivas, vemos
que la práctica deportiva realizada por mujeres, continúa siendo
significativamente menor y con tasas de abandono más elevadas y precoces (García y Llopis, 2011; Maguire y Mansfield,
1998; Messner y Sabo, 1990).
Un importante papel en
la visión del deporte como un comportamiento de género, lo tienen los medios de
comunicación, al ofrecer su particular manera de entender el deporte, dominada
fundamentalmente por un enfoque androcéntrico del mismo y por intereses
comerciales derivados de la falta de equidad en la información deportiva
(Bairner, 2007; Bishop, 2003). Por sus
propias características (acción, significado social, espectacularidad, etc.) se
ofrecen imágenes con una gran potencia visual y con una iconografía propia. Con
la coartada de la audiencia y la rentabilidad como primer valor, difunden y
amplifican una imagen del deporte centrada en la práctica y logros masculinos,
ignorando e invisibilizando, salvo
escasas excepciones, la práctica deportiva femenina (Weber y Carini, 2012).
El deporte en la
pintura: ¿imágenes de mujeres?
La pintura es una
representación que supone hablar o comunicar, a través de iconos, símbolos,
cuerpos, lugares, espacios y contextos (Betterton, 1987). La visión de la
pintura deportiva capta nuestra atención por la influencia cultural y social
del propio deporte. La imagen pictórica no es inocente, de forma que lo allí
presentado, los significados implícitos, merecen ser analizados.
Nuestra cultura nos
modela hacia una forma de ver y mirar que no emerge de manera espontánea, ni es
dada por la naturaleza (Bourdieu, 1991; Mitchell, 2005). La pintura ofrece un
reflejo e interpretación de la sociedad. Cuando se trata de obras cuyo tema es
el deporte, éste se ha representado tal y como la sociedad lo entiende, con
sus valores e ideología (Lynn, Walsdorf,
Hardin y Hardin, 2003; Pearson, 2001).
La descripción de la
pintura deportiva presenta un contexto, unas formas, una cultura corporal que
identificamos como propia de la práctica deportiva. Del mismo modo, esa imagen
representa a unos personajes, a quienes practican o no deporte, a quienes
asumen un rol protagonista o principal y a quienes son secundarios o meros espectadores,
y reconocemos igualmente en los modelos femeninos y masculinos que nos ofrecen,
unas creencias, una ideología al respecto. De este modo, la iconografía desvela
los modelos y estereotipos sociales a la vez que los alimenta y refuerza en la
medida que los hace visibles y legitima (Greenleaf, 2002).
La importancia de la
imagen en la trasmisión de estereotipos de género es un hecho; las imágenes
actúan de modo inconsciente, contribuyendo a generar o reforzar un determinado
modo de ver e interpretar la realidad, generalmente coincidente con los modelos
sociales dominantes. Así, analizar el mensaje trasmitido a través de las
imágenes, sean pictóricas, fotográficas, cinematográficas, etc., permite
detectar e identificar las ideas implícitas y, en su caso, el tratamiento
sexista y discriminatorio existente en ellas (Bishop, 2003; Wenner, 2013). Las
imágenes que comprenden el deporte contienen la idea, el contenido que se le
asigna (Shields, Gilbert, Shen y Said, 2004), condicionado por la realidad del
tratamiento masculino y androcéntrico del deporte (Pedersen y Whisenant, 2003).
Los estereotipos que
caracterizan el tratamiento de la mujer en la pintura ya han sido analizados
con anterioridad. La pintura nos ofrece vírgenes, santas, diosas, musas, etc.
y, si bien la historia del arte nos habla de las técnicas, los estilos o los
artistas, rara vez se detiene en analizar las características de la presencia
de la mujer: los significados, las concepciones implícitas o los estereotipos
que se transmiten. Existen algunas aportaciones sobre el tratamiento del cuerpo
de la mujer en las artes (Ecker, 1986; Pollock, 1996) que muestran y
caracterizan a la mujer en la pintura a través de distintas épocas. Sirva como
ejemplo el estudio de Chicago y Lucie-Smith (1999) en el que muestran, a lo
largo de 200 ilustraciones, las características de la representación femenina y
en el que concluyen que la presencia de la mujer es mínima, sesgada y que
habitualmente sigue la estela del dominio masculino y patriarcal en el arte (Strong,
2002). Por otro lado, hay obras que han tomado como motivo pictórico el
deporte. Un ejemplo es la de Andy Warhol y su portafolio “Athletes”, en la que aparecen 11 imágenes, de las que ocho son sólo
de hombres, una es de un hombre y una mujer, y dos imágenes son sólo mujeres.
Los deportes reflejados por el artista se ven como una manifestación puramente
masculina: boxeo, fútbol, fútbol americano, baloncesto, hockey y golf. El resto, la que incluye una representación
mixta y las dos con personajes femeninos, están dedicadas al tenis y al
patinaje.
Sin embargo, no hemos
encontrado estudios previos que se ocuparan específicamente de analizar el modo
en el que la pintura trata el deporte (tras la búsqueda en la base de datos SportDiscus y en Science Citation Index utilizando los términos pintura, género,
deporte, caracterización) ni las características de las representaciones
femeninas en este tipo de obras, por lo que, de cara a establecer el estado
actual de la cuestión y la discusión, nos referiremos a investigaciones afines,
por centrarse en el análisis desde la perspectiva de género de imágenes
deportivas, si bien sobre otro tipo de soportes. Son imágenes que se
distribuyen por distintos medios, y que no dejan de mostrar diferencias de
género (Buysse y Embser-Herbert, 2004; Ginsberg y Gray, 2006; King, 2007; Yu,
2009).
En el caso de los
libros y las figuras que aparecen en ellos, las diferencias de roles y
actividades (ámbito doméstico para la mujer, ámbito laboral y profesional para el
hombre) han sido investigadas y puestas de manifiesto (por ejemplo Anderson y
Hamilton, 2005). Lo mismo se puede decir de las imágenes reproducidas en
juguetes (Auster y Mansbach, 2012) y videojuegos (Downs y Smith, 2009;
Ramírez-Macías, 2011). En el caso particular del análisis de imágenes en los
textos sobre Educación Física, encontramos también diferencias en la proporción
de imágenes deportivas femeninas y masculinas (Moya, Ros, Bastida y Menescardi,
2013; Moya-Mata, Ruiz, Martin, Pérez y Ros, 2017; Parra, 2001; Táboas-Pais y
Rey, 2012), y de roles y caracterizaciones que asocian al hombre con una
actividad física “ruda”, en la que se resalta la acción y el esfuerzo y una
actividad física más ligera o disminuida, de contenido expresivo o rítmico, para
la mujer (López-Villar, 2011).
La institución
encargada en España de la promoción y desarrollo del deporte es el Consejo
Superior de Deportes (CSD, 2012a), éste es planteado como paradigma de valores,
lo que suele ser asumido sin apenas crítica: reclama la limpieza, la
competición entre iguales, el respeto a las reglas, el espíritu de lucha, de
superación, etc., sigue la estela del deporte presentado por los pensadores
como por ejemplo, Pierre de Coubertin, mantiene sus lemas olímpicos como “lo
importante es participar”, u otros relacionados con la salud: “mente sana en
cuerpo sano”, lo que supone mitificar la práctica deportiva como portadora “per
se”, de valores y virtudes. Por otra parte, la superación de los estereotipos
de género en la práctica deportiva y la promoción de la práctica deportiva
femenina constituye una de sus principales funciones (Manifiesto por la
igualdad y la participación de la mujer en el deporte, CSD, 2009).
El Consejo Superior de
Deportes contribuyó a la publicación de un número monográfico que en este
trabajo se analiza, en el que, a través de las imágenes ofrecidas por una
selección de obras pictóricas, podrían apreciarse los valores y significados
atribuidos al deporte (Litoral, 2004). La presentación del propio CSD asume y resalta la belleza de las obras, si
bien no analiza ni cuestiona la visión que en ellas se ofrece del deporte.
Resulta paradójico el modo de aceptar y dar por buena una determinada manera de
ver y exponer el deporte, en la que se prioriza el código estético, sin tomar
en consideración las implicaciones respecto a la reproducción de los
estereotipos de género que, desde la propia institución se pretenden superar.
La imagen y las
creencias sobre deporte, a nuestro entender, necesita de un análisis más
reflexivo y más crítico. En este sentido, y desde la perspectiva de la
igualdad, el deporte ha de ser cuestionado en tanto se aleja de los valores que
se le atribuyen. La desigualdad, cuantitativa y cualitativa, existente entre la
práctica deportiva femenina y masculina es el reflejo evidente de los
estereotipos aún presentes en el mismo.
El propósito del
presente trabajo ha sido conocer las características de la representación de la
mujer y del deporte femenino en las pinturas que presenta el CSD, que se
muestran en su propia Web (CSD, 2012b) y que ha sido publicada en la revista
Litoral (Litoral, 2004). Dicho propósito, podemos concretarlo en los siguientes
objetivos:
MÉTODO
Se plantea un estudio
de carácter descriptivo, donde por una parte se han analizado frecuencias y
porcentajes para comprobar la diferencia de la presencia de hombres y mujeres
en las pinturas de tema deportivo. Se complementa con un estudio cualitativo,
utilizando como técnica de investigación el análisis de contenido de imágenes
(pinturas en nuestro caso) (Banks, 2010).
El análisis cuantitativo
se realiza en cuanto al número total de obras, el porcentaje de obras dedicadas
a los diferentes deportes, y el de obras que incluyen representaciones de la
figura humana, tanto masculina como femenina. Por su parte, el análisis
cualitativo, se centra en la descripción de aquellas características que nos
ayudarán a identificar la presencia o no de estereotipos de género en el grupo
de obras seleccionadas. Las categorías para el análisis cualitativo se definen
en el apartado de instrumentos.
Fuente de
datos
En el caso particular
de nuestro estudio, la información detallada de la muestra analizada se
encuentra en la página web del Consejo Superior de Deportes (CSD, 2012b) y fue
publicada en la revista Litoral (2004). La elección de esta revista se debe al
interés que supone el hecho de que recoja una colección del CSD, que avala esta
publicación como referencia del deporte en las artes gráficas. La selección
está compuesta por un conjunto amplio de pinturas de diversa autoría y estilos
(otras alternativas semejantes puede verse en Kühnst, 1996). La revista
presenta las pinturas en ocho grandes apartados: Cuero, Aire, Fuego, Corazón,
Rugidos, Agua, Nieve y Tierra, y todas ellas corresponden mayoritariamente al
siglo XX. Se incluyen en este monográfico un conjunto de textos literarios
breves que también tienen como eje temático el deporte pero que no son objetivo
de análisis del presente trabajo.
Instrumentos
A partir de una primera
revisión exploratoria, y apoyándonos en las propuestas realizadas en estudios
previos (López-Villar, 2011; Parra, 2001; Táboas y Rey, 2011) se identificaron
las dimensiones y categorías que serían válidas para los objetivos de este
estudio.
En primer lugar, para
el análisis cuantitativo, se estableció un listado de características (Tabla 1)
validadas por un equipo de trabajo constituido por profesorado universitario
especializado en deporte, o bien especializado en estudios de género. El grupo
de personas expertas consultadas fueron un total de cuatro (dos hombres y dos mujeres),
todas ellas con más de diez años de experiencia docente en el ámbito tanto del
deporte como en el de los estudios de género y autores y autoras de
publicaciones relacionadas con el estudio aquí tratado. Tras ser consultadas,
accedieron a colaborar en el estudio de modo desinteresado. El listado de
características utilizadas para el análisis cuantitativo, se incluyó en una
hoja de registro en Excel para obtener los porcentajes y frecuencias.
Tabla 1. Categorías
para el análisis cuantitativo de las pinturas analizadas.
Característica |
Elementos de cada característica |
Figura humana |
Mujer, Hombre, Ambas |
Tipo de deporte |
Individual,
Adversario o Colectivo |
Representación según modalidad deportiva |
Representación figura
femenina Representación figura masculina |
Actitud |
Activa, pasiva |
Quién practica |
Hombre, Mujer, Ambos |
En segundo lugar, para
el estudio cualitativo llevado a cabo mediante la técnica de análisis de
contenido (Banks, 2010; Krippendorff, 1990; Riffe, Lacy y Fico, 2005; Sex
Roles, 2010), se ha utilizado como instrumento una planilla u hoja de registro
elaborada a partir de las dimensiones y categorías referidas en otros estudios
(López-Villar, 2011; Ramírez-Macías, 2011; Táboas y Rey, 2011), que se
adaptaron o completaron por el consenso entre las personas expertas citadas
anteriormente, en cuanto a su significatividad y claridad de su definición
(Tabla 2) y que definen un conjunto de dimensiones, categorías y subcategorías
que se han empleado en las obras seleccionadas.
Tabla 2. Dimensiones,
categorías y términos para el análisis de contenido de los cuadros
seleccionados.
Dimensión |
Categorías |
Subcategorías |
Características
físicas |
Edad |
Niña |
Joven |
||
Adulta |
||
Anciana |
||
Somatotipo |
Ectomorfo |
|
Mesomorfo |
||
Endomorfo |
||
Indumentaria |
Desnuda |
|
Ropa Deportiva |
||
Otra |
||
Rol |
Zona de la imagen |
Central |
Periférica |
||
Espacio ocupado |
Interior |
|
Exterior |
||
No se aprecia |
||
Actitud |
Activa |
|
Pasiva |
||
No se aprecia |
||
Estereotipo |
Ninguno |
|
Objeto sexual |
||
Acompañante, novia, esposa |
||
Feminidad |
Características Físicas. Es una dimensión que incluye los
aspectos físicos de las mujeres representadas, definidos por su aspecto o
presencia física, donde se incluyen las categorías: (a) edad, establece la etapa cronológica aproximada en la que se
encuentra la imagen representada y que incluye las posibles diferencias en las
que socialmente se asumen las distintas edades: niña, joven, adulta, y anciana,
(b) morfotipo, establece las
características morfológicas de las mujeres representadas en las obras de la
muestra, en función del predominio óseo, graso o muscular que suele utilizarse
en los análisis biológicos que se denominan: ectomorfo, formas alargadas o longilíneas y finas, con poco
desarrollo muscular y graso; endomorfo,
formas redondeadas y formación de grasa; y mesomorfo,
formas angulosas y cuerpo musculado, y (c) indumentaria,
entendemos que la indumentaria es un elemento importante en el deporte, bien
por las propias circunstancias en las que se desarrolla (montaña, agua, etc.),
bien por distinción entre equipos, rivales, etc., y se concreta en: desnuda,
representaciones en las que la figura femenina aparece sin ningún tipo de
vestimenta que cubra total o parcialmente su cuerpo; adecuada o propia para la
práctica de cualquiera de las modalidades deportivas reflejadas en la colección
analizada; y un apartado de otras, donde se incluye cualquier otra indumentaria
que no aluda expresamente a la práctica de actividad físico-deportiva alguna.
Rol o Papel Asignado. Se corresponde con la dimensión de papel
asignado a las mujeres representadas, definida por categorías como: (a) zona de la imagen, referida al lugar que
la figura femenina ocupa dentro de la propia obra, y que puede ser: central, si
la figura ocupa la zona central de la imagen; o periférica, si la figura
femenina ocupa las zonas próximas a los bordes de la imagen, bien sean los
laterales o los bordes superior e inferior, (b) espacio ocupado, cuando alude a las características del espacio en
el que la figura femenina es representada, definido por ser: exterior, si la
obra representa un espacio abierto, sea natural o construido; e interior, si la
obra representa un espacio o recinto cerrado, (c) actitud, la cual alude al estado de pasividad o actividad de la
figura femenina, que también se subdivide en: activa, si la figura representa
la ejecución de algún movimiento; y pasiva, si la figura no representa la
realización de ningún movimiento, bien estando de pie, tumbada o en reposo, y
(d) estereotipo, en cuanto a lo que
las mujeres representadas simbolizan, y que incluye: objeto sexual, si
corresponde a la representación de la mujer, generalmente desnuda o
parcialmente vestida, mostrando principalmente los atributos sexuales y
despersonalizada, es decir, reducida a
su cuerpo y, en ocasiones, a fragmentos del mismo (generalmente, también los
atributos sexuales): acompañante, novia, esposa, referida a las
representaciones en las que la mujer aparece al lado de la figura masculina que, generalmente, es la que protagoniza o se
asocia a la acción (bien porque explícitamente la está realizando o porque su
indumentaria así lo sugiere); feminidad, referida a cualidades que, como la
belleza, el estilo, la delicadeza o la fragilidad, nuestra cultura atribuye al
rol tradicional de la mujer; se incluye un elemento más, definido como ninguno,
cuando no representa estereotipo alguno.
Procedimiento
En primer lugar se
realizó un conteo de todos los cuadros que aparecen en la revista. Se
seleccionaron aquellos que contenían imágenes de hombres y mujeres
indistintamente y se desecharon las que no contenían esa presencia, como campos
de deporte o material deportivo. También se desecharon los que tenían
representaciones simbólicas y no exponían figuras humanas. Los seleccionados se
incluyeron en una plantilla Excel para facilitar el porcentaje del análisis
cuantitativo que se utilizó para esta fase del estudio y que incluye aspectos
como la existencia de figuras humanas, la representación de personajes
femeninos o masculinos, el tipo de deporte representado, la actitud activa o
pasiva de los personajes. A continuación se seleccionaron los cuadros en los
que había presencia de figuras femeninas, separando aquellos en los que éstas
aparecían solas, de aquellos otros en los que aparecían junto a figuras
masculinas; con esta selección se realizó el análisis cualitativo siguiendo el
listado de dimensiones y categorías antes señaladas.
ANÁLISIS DE DATOS
Se han realizado dos tipos
de análisis, en primer lugar, un análisis descriptivo de todas las obras, con
porcentajes y frecuencias que indiquen la proporción de obras con presencia
femenina y la caracterización de acuerdo con las variables que se exponen en
los instrumentos. En segundo lugar un análisis cualitativo que caracteriza la
representación de la figura femenina en las obras en las que la mujer está
presente.
El número total de
cuadros que aparecen en la revista son 181, pertenecientes a 150 artistas,
entre ellos el 11,3% aparecen más de una vez. Seis piezas constan como
anónimas. La mayoría se ubican, principalmente, entre finales del siglo XVIII
hasta la actualidad. Hay algunas imágenes difíciles de situar, como un jarrón
del siglo V a. c., o autores/as anteriores a la época en la que se origina lo
que actualmente entendemos por deporte moderno, como por ejemplo Hieronymus
Bosh (1450-1516). En el estudio hemos considerado sólo aquellas obras que
tienen una presencia de figuras humanas (141 pinturas), descartando aquellos
que representan, por ejemplo, trofeos o material deportivo como balones o
similar (40 pinturas). También se han descartado las obras no figurativas, por
no poder interpretarse de acuerdo a los objetivos de este estudio.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Si bien, como se
comentó anteriormente, no hemos encontrado estudios previos que se hayan
ocupado específicamente de analizar las características de la representación de
los personajes femeninos en pinturas relacionadas con el deporte, sí podemos
referirnos, para la discusión, a los resultados de investigaciones que han
analizado aspectos similares en otro tipo de contextos y soportes (Buysse y
Embser-Herbert, 2004; López-Villar, 2011; Parra, 2001; Ramírez Macías, 2011;
Táboas y Rey, 2011; Táboas-Pais y Rey-Cao, 2012; Yu, 2009).
Análisis
cuantitativo
Figura humana. De las 141 pinturas con figuras humanas, el
número de cuadros con presencia exclusivamente femenina es del 8,5%, el resto
de pinturas representan sólo figuras masculinas (80,8%) o ambas (10,6%). Es
decir, la gran mayoría de los cuadros que representan figuras humanas lo hacen
de figuras masculinas. Se puede afirmar que esta desproporción ilustra de modo
muy significativo la imagen del deporte como un comportamiento de género.
Los trabajos que han
tratado este tema, si bien en libros de texto (Parra, 2001; Táboas y Rey, 2008)
llegan a conclusiones similares, pues señalan que aparecen deportes en los que
hay un predominio masculino y, a diferencia del hombre, la presencia de la
mujer se caracteriza fundamentalmente por ser pasiva.
Tipo de deporte. En cuanto a los deportes que aparecen en las
pinturas de la muestra (ver Tabla 3) el análisis de la frecuencia con la que
los distintos tipos de deporte son representados, establece grandes diferencias
(ver, por ejemplo, Pedersen y Whisenant, 2003).
Tabla 3. Porcentaje de obras que representan las
diferentes modalidades deportivas.
Deportes |
% |
Deportes |
% |
Atletismo |
2,8 |
Fútbol |
32,4 |
Automovilismo |
8,6 |
Golf |
1,9 |
Aviación |
0,9 |
Hípica |
0,9 |
Bádminton |
0,9 |
Patinaje |
0,9 |
Béisbol |
2,8 |
Rugby |
3,8 |
Boxeo |
14,3 |
Tenis |
7,6 |
Equitación |
0,9 |
Vela |
1,9 |
Ciclismo |
8,6 |
Indefinido |
3,8 |
Coches |
1,9 |
Multideporte |
3,8 |
Esgrima |
0,9 |
|
|
El fútbol es el deporte
más representado, con aproximadamente un tercio de las pinturas dedicadas a esta
modalidad deportiva, lo que probablemente se deba a la influencia del citado
deporte en la sociedad actual y a su protagonismo en los medios de
comunicación. El siguiente deporte que aparece más representado es el boxeo,
seguido del automovilismo, el ciclismo y el tenis. Todos estos deportes no son
precisamente los que más participación femenina tienen en la práctica real
(García y Llopis, 2011). No ya el boxeo que ha quedado, en general, como un
deporte marginal, aunque con presencia masculina en exclusiva (en los JJOO de
2012 hubo ya tres categorías de boxeo femenino), o el automovilismo donde la
presencia de la mujer es todavía casi anecdótica pero sí deportes como el
fútbol, que tiene una participación creciente de la mujer (la primera copa
mundial se celebró en 1991, y la presencia del fútbol femenino en los JJOO
comenzó en 1996). Es en ciclismo y en tenis donde hay una mayor representación
de la participación femenina en las obras analizadas. En el resto de los
deportes representados tiene una aparición testimonial.
Los hombres son los que
se encuentran representados en mayor proporción, y además lo hacen realizando
actividades deportivas como fútbol, atletismo o baloncesto, es decir, los que gozan de un mayor prestigio social o más
práctica como ya se había mostrado (Pedersen y Whisenant, 2003). Por el
contrario, las mujeres generalmente aparecen representadas realizando
actividades expresivas (por ejemplo en Táboas y Rey, 2008) o danza y natación
(López-Villar, 2011).
Proporción masculina-femenina en función de la modalidad
deportiva. Analizamos
aquí (Tabla 4) el tipo de práctica deportiva que aparece en los cuadros, con la
que mostrar la proporción de presencia femenina respecto de la masculina.
Tabla 4. Proporción
masculina-femenina en función de la modalidad deportiva.
Deporte |
% Hombres |
% Mujeres |
Fútbol |
97,1 |
2,9 |
Boxeo |
100 |
- |
Ciclismo |
77,8 |
22,2 |
Automovilismo |
88,9 |
11,1 |
Tenis |
50 |
50 |
Otros (14 deportes) |
73,3 |
26,7 |
Para el análisis de este
aspecto hemos revisado, por un lado, los deportes más representados, y por
otro, se han agrupado aquellos con una menor presencia. De nuevo, los
resultados ponen de manifiesto que el porcentaje de obras que incluyen figuras
masculinas es significativamente mayor en todas las modalidades deportivas
representadas, salvo en el caso del tenis con una proporción similar de
personajes femeninos y masculinos presentes. Hay deportes, como el boxeo, que
es uno de los mayoritarios, en cuyas obras no incluyen ninguna imagen femenina
practicando ese deporte. En cualquier caso, incluso en los deportes
minoritarios de la muestra, la imagen femenina podría considerarse casi
ausente, salvo en las obras dedicadas a la natación que, como en el caso del
tenis, incluyen una proporción similar de obras con presencia masculina y
femenina.
Actitud. Los resultados muestran que, en las obras en las que la
única figura representada es femenina, en el 58% de los casos ésta aparece
ejercitándose, y en el 42% restante, pasiva. Sin embargo, en las pinturas con
presencia únicamente masculina, sólo el 13,7% representan personajes que no
hacen ejercicio, mientras que en el 76,2% restante, aparece realizando la
actividad propia del deporte. Resulta obvio, pues, que cuando se representan mujeres
en las pinturas deportivas, ellas no siempre aparecen haciendo deporte,
mientras que cuando son los hombres, mayoritariamente la hacen realizando
deporte.
Quién practica. En las obras que incluyen presencia de
mujeres y hombres, encontramos que los hombres son mostrados realizando
actividad deportiva en todos los casos, mientras que, en el caso de las
mujeres, sólo el 52% aparece practicando alguna modalidad deportiva. En el
resto de las pinturas, los personajes femeninos asumen un papel pasivo que, en
muchos casos, resalta el papel activo o vinculado a la práctica deportiva de
los personajes masculinos.
Análisis
cualitativo
Como ya se ha
mencionado, el número de obras que componen esta selección que incluyen figuras
femeninas es muy reducido. Así, este análisis se ha realizado sobre un total de
27 pinturas (19,1% del conjunto de obras con representación de figuras
humanas). De ese reducido número, hay un 44,4% de cuadros que representan
únicamente figuras femeninas, y un 55,5% en los que aparece en compañía. Como
se ha dicho, en este análisis se aborda una interpretación de las
características de dicha figura, aplicando el conjunto de dimensiones y
categorías que anteriormente se han definido en el apartado de instrumentos.
Cada cuadro se ha señalado por el número de página de la obra, y se añade una
letra a ese número en caso de que exista más de un cuadro en la página. De esta
forma, cada una de las obras se puede ubicar por el número de página, por
ejemplo, cuando se diga 22, significa que el cuadro se encuentra en la página
22 de la revista (ver Tabla 5). En el caso de que el cuadro ocupe dos páginas,
se unirán los números por un guion, por ejemplo 122-123. En el caso de que haya
más de una obra en una misma página se pondrá una letra en el número de página,
siguiendo un orden de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, por ejemplo,
126a, 126b.
Tabla 5. Número
de página del documento analizado donde aparecen los cuadros con presencia
femenina.
Página donde se encuentran
los cuadros con mujeres solas |
22, 95,
122-123, 126b, 168, 183, 187, 189, 193, 197, 203, 209 |
Página donde se
encuentran los cuadros con mujeres acompañadas |
1, 23,
108, 125, 126a, 128, 133, 138-139, 166, 175, 200, 202, 220a, 220b, 232 |
Características físicas. El análisis de esta
dimensión, muestra que, respecto a la edad, las obras mayoritariamente
representan a mujeres jóvenes (1, 22, 23, 95, 108, 122-123, 125, 126a, 128,
133, 138-139, 166, 168, 187, 189, 193,
197, 200, 203, 209, 220a y 220b). No hay representación de niñas, adultas ni
ancianas. Los resultados son similares a los descritos por Táboas y Rey (2008),
y López-Villar (2011) en sus estudios sobre las imágenes presentes en los
libros de texto de educación física.
En cuanto al somatotipo o morfología corporal, es el ectomorfo el único representado (1,
108,122-123, 125, 126b, 128,138-139, 168, 187, 189, 193, 197, 200, 203,
209, 220a y 220b). En ningún caso la
figura femenina es representada con somatotipo
endomorfo o mesomorfo. No se han encontrado
estudios en los que se analice este aspecto diferenciado por géneros, así
Táboas y Rey (2008), en su análisis no encuentran un claro predominio de una u
otra tipología corporal. Por su parte, López-Villar (2011) describe en su
estudio la existencia de un modelo corporal dominante, principalmente
masculino, blanco, joven, con ropa deportiva y en actividades de competición en
la naturaleza o exterior.
Por último, respecto a
la indumentaria, la mujer es mayoritariamente representada con una indumentaria
no deportiva, si bien, en alguna de ellas, la figura aparece llevando algún
material para la práctica deportiva (por ejemplo, en 22, 23 y 126a). Por otra
parte, encontramos un grupo de pinturas que reproducen a la mujer con ropa que
podemos considerar adecuada para la práctica deportiva, lo que ocurre
especialmente en el capítulo denominado “Agua”, que incluye varias obras
dedicadas a la natación y en las que las nadadoras aparecen con traje de baño
(183, 187, 189, 193, 197 y 200).
Asimismo, en el capítulo denominado “Nieve”, la figura femenina se
representa con ropa de patinadora (202 y 203). Tampoco hemos encontrado
resultados de otros estudios, referidos a este aspecto, diferenciado por
género. Así por ejemplo, Táboas y Rey (2008), señalan en su estudio, que existe
un porcentaje mayoritario de imágenes en las que la indumentaria que predomina
es la deportiva (como se ha dicho, no se
especifica si esto es así también en el
caso de los personajes femeninos). Por último, es representada desnuda en cuatro
de las obras (1, 95, 126a y 168), sin que ello tenga relación alguna con el
contexto. En ningún caso hay personajes masculinos representados desnudos en
las pinturas del estudio. Como afirma López-Villar (2011), la mujer se
representa más veces desnuda, generalmente porque es su cuerpo el que
constituye el foco de atención, por ejemplo, cuando se utiliza como reclamo
publicitario, y en la misma forma es representada en otros formatos visuales
como se apuntó en otros estudios (Yu, 2009).
Rol. Referido en este caso al papel, protagonista o
secundario, asignado a las mujeres representadas. Respecto a la zona de la
imagen ocupada, prácticamente en la totalidad de las obras (24 de las 27
analizadas), la figura femenina ocupa un lugar central o está en primer plano,
al margen de que su rol, respecto a la acción que se desarrolla, sea o no de
protagonista. En las dos obras restantes, la posición es periférica.
En cuanto al espacio en
el que la mujer es representada es, en 13 de las obras, claramente un espacio
exterior, abierto (sea natural o construido). En otro grupo de obras, un total
de cuatro, el cuadro representa un espacio interior, y en el resto, no es
posible apreciarlo claramente.
Prácticamente la mitad
de las obras reproducen a mujeres en una actitud pasiva (un total de 12
pinturas), bien como espectadoras de un juego de tenis (pintura 128) o de golf
(pintura 133), posando de pie con una raqueta en la mano (pinturas 22 y 126b),
mostrando un cristal (pintura 166) o bien reposando, ya sea tendida (pintura
189), sentada (pintura 187) o de pie (pinturas 108 y 209). Por otra parte, encontramos representaciones en
la que la figura femenina aparece realizando algún tipo de actividad (actitud
activa) como correr (pintura 1), jugar al croquet (pintura 23), al bádminton
(pintura 122-123), o al tenis (pinturas 125 y 126a), danzando (pinturas
138-139, 220a y 220b), nadando (pintura 183), saltando desde un trampolín
(pinturas 193 y 200), patinando (pinturas 202 y 203) y paseando (pintura 232).
En ningún caso aparecen con actitud activa en las pinturas dedicadas al fútbol
(mayoría en la selección total de pinturas), ciclismo, automovilismo o boxeo.
Similares resultados describe López-Villar (2011), en su estudio realizado
sobre las imágenes publicitarias presentes en una selección de revistas donde
contrasta la pasividad femenina, frente al dinamismo masculino, y en la misma
línea Buysse y Embser-Herbert (2004) lo presentan en los trabajos sobre
fotografía y la presencia de la mujer en el deporte.
Por último, respecto a los estereotipos que las mujeres
representadas simbolizan, la selección analizada incluye obras en las que la
mujer aparece como un personaje que podemos considerar secundario (en el
sentido de que el personaje de referencia es el masculino en la medida que
protagoniza claramente la relación con la actividad deportiva
simbolizada), en el papel de lo que
hemos denominado acompañante-novia, que tal y como se ha definido
anteriormente, encontramos en las obras 108, 128 y 133. Algunos de estos
aspectos corroboran los resultados citados por López-Villar (2011) cuando
señala que la mujer es mera acompañante, y el hombre el protagonista.
Respecto a la subcategoría que alude a representaciones en
las que la figura resalta por lo que hemos definido como “feminidad”, la
encontramos en obras en las que la figura es representada resaltando la belleza
o con una indumentaria cuidada, con múltiples adornos, llamativa (pinturas 22,
23, 128, 133, 209 y 232), o bien componiendo una pose delicada, armoniosa (pinturas 108, 125, 128, 200, 202, 203, 220a
y 220b). En cuanto a la subcategoría definida como objeto sexual, podemos
identificarla en pinturas en las que la mujer se representa desnuda, fuera de
contexto y ante una presencia masculina (la figura masculina vestida) que
observa (pinturas 1 y 126), en aquellas en las que se focaliza la atención en
los atributos sexuales (pinturas 1 y 95),
reproduciendo un cuerpo femenino fragmentado (pintura 95), o
explícitamente convertido en objeto o máquina sexuada (pintura 168). También en
esta categoría existe un grupo de obras (siete en total), en las que no se ha
identificado claramente un tratamiento estereotipado de la figura femenina.
CONCLUSIONES
La caracterización de la mujer en la pintura deportiva
analizada presenta un significativo sesgo de género, tanto por la desproporción
entre el número de figuras masculinas y femeninas, como por las diferentes
características de la representación de la imagen masculina y femenina.
Dando respuesta a los objetivos planteados en este estudio,
y después de establecer un conjunto de categorías e indicadores que nos ayuden
a caracterizar la imagen femenina, que han sido: recuento de las figuras
humanas (femeninas y masculinas), recuento de modalidades deportivas, recuento
de las figuras humanas en función del deporte representado, recuento de los
personajes en función de su actitud (activa o pasiva), descripción de las
características físicas de los personajes femeninos, rol (protagonista o secundario) de los
personajes femeninos, descripción de las
características de la actitud de los personajes femeninos y descripción de los
estereotipos identificados en los
personajes femeninos. Del estudio se desprende que el deporte más representado,
con diferencia, es el fútbol, seguido del boxeo, ciclismo y automovilismo. El
resto de modalidades deportivas tienen una representación significativamente
menor. En todas estas representaciones del deporte, la presencia masculina
supera ampliamente a la femenina; esta
presencia masculina refuerza la imagen de la fortaleza del hombre frente a la
debilidad y delicadeza de la mujer.
Respecto a cuánto y cómo está representada la figura de la
mujer en las obras seleccionadas (objetivo 1), las conclusiones del estudio son
las siguientes: La figura femenina está sub-representada. La gran mayoría de
las obras muestran figuras masculinas practicando diferentes deportes: fútbol,
boxeo, atletismo, automovilismo, tenis, etc., mientras que la mujer apenas
aparece practicando algún deporte, encontrándose particularmente en las
modalidades deportivas representados de modo minoritario, como natación y
tenis. Cuando hay presencia conjunta de figuras masculinas y femeninas, los
personajes masculinos son mayoritariamente representados en actitud activa, es
decir practicando el deporte al que se alude en la obra. Igualmente, cuando
aparecen figuras masculinas en solitario, los personajes se representan en
actitud activa. En el reducido número de obras que sí incluyen representación
femenina, la mujer aparece en similar proporción en actitud activa (practicando
deporte) y pasiva; tanto en las obras en las que aparece sola o junto a figuras
masculinas. Prácticamente todas las figuran femeninas representan a mujeres
jóvenes. No hay representación de niñas, adultas ni ancianas. Igualmente, todas
las figuras femeninas representadas, corresponden al somatotipo ectomorfo. Los personajes femeninos son mayoritariamente
representados con una indumentaria no deportiva, con la excepción de la serie
de obras dedicadas a la natación, en las que aparece en traje de baño. Aunque
minoritario, existe un grupo de obras en las que la figura femenina se presenta
desnuda, sin que ello tenga relación con práctica deportiva alguna. Ninguna
obra incluye personajes masculinos desnudos.
En cuanto a los
estereotipos representados en las imágenes, que corresponde con el segundo
objetivo del estudio, podemos concluir que en varias de las obras, se
identifica una representación estereotipada y sexista de la figura femenina:
bien apareciendo explícitamente como objeto sexual en unas ocasiones, bien como
como personaje secundario o acompañante del personaje masculino quien aparece
como referencia en otras, o bien vinculado a un determinado canon de belleza y
feminidad.
Como señalábamos al principio, estos datos sirven para
ilustrar la desigualdad, respecto al género, existente en el deporte. Si hay
poca presencia de la mujer en el deporte, así lo reflejan las pinturas
analizadas. Si domina una imagen estereotipada de la mujer, en general, y
respecto a la práctica deportiva femenina, en particular, así queda reflejado
en esta muestra. Tal y como es tratada en las obras de esta selección
presentada por el CSD para este monográfico, la imagen de Deporte representada
es paradigmática de la brecha de género existente, proyectando una imagen del
mismo y de su práctica, androcéntrica y excluyente.
Las limitaciones de este estudio y de sus conclusiones
deben entenderse respecto de la propia selección, es decir, estar referidas a una
muestra restringida a las obras que incluye la publicación analizada, si bien
con el interés añadido de estar presentadas o avaladas por una institución como
el CSD, entre cuyas funciones está la promoción de la práctica deportiva de
mujeres y hombres; es probable que similares estudios con selecciones
diferentes podrían matizar el análisis de nuestro estudio. Existen otras
colecciones de la institución, por ejemplo de fotografía (CSD 2012b), que quizá
también sería interesante analizar y ser objeto de futuros estudios o líneas de
trabajo.
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