Sánchez, M.; González-Silva, J.; Fernández-Echeverría,
C.; Claver, F. y Moreno, M.P. (2019) Participación e influencia del líbero en
recepción y defensa, en voleibol juvenil / Participation and Influence of the
Libero in Recepcion and Defence, in Volleyball U-19. Revista Internacional de
Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 19 (73) pp. 45-62 Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista73/artcual984.htm
DOI: http://doi.org/10.15366/rimcafd2019.73.004
ORIGINAL
PARTICIPACIÓN E INFLUENCIA
DEL LÍBERO EN RECEPCIÓN Y DEFENSA, EN VOLEIBOL JUVENIL
PARTICIPATION AND INFLUENCE OF THE LIBERO IN RECEPCION AND DEFENCE, IN
VOLLEYBALL U-19
Sánchez, M.1; González-Silva, J.2;
Fernández-Echeverría, C.3; Claver, F.4 y Moreno, M.P.5
1 Graduada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres (España) mt_54@hotmail.com
2 Doctora
en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Facultad de Ciencias del
Deporte de Cáceres (España) gonzalezsilvajara@gmail.com
3 Profesora sustituta
interina en la Facultad de Educación de Sevilla. Universidad de Sevilla (España) Cfecheverria@us.es
4 Profesor sustituto
interino en la Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres. Universidad de
Extremadura (España) fclaver@unex.es
5 Profesora Titular de
Universidad en la Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres. Universidad de
Extremadura (España) pmoreno@unex.es
Agradecimientos:
Este estudio se ha realizado gracias a la aportación de
la Consejería de Empleo, Empresa e Innovación del Gobierno de Extremadura a
través de los fondos europeos de Desarrollo Regional.
Código UNESCO/ UNESCO Code: 5899 Otras
Especialidades Pedagógicas (Educación Física y Deporte)
Clasificación Consejo de Europa/Classification Council of
Europe: 4. Educación Física y deporte comparado/
Physical Education and sport compared.
Recibido 14 de febrero de 2017 Received
February 14, 2017
Aceptado 6 de abril de 2017 Accepted
April 6, 2017
RESUMEN
El objetivo fue conocer
la participación e influencia líbero en fase de ataque y defensa, en etapas de
formación. La muestra fueron 6948 acciones de juego, realizadas por los
jugadores de los 21 equipos del Campeonato de España Juvenil masculino. Las
variables fueron: función del receptor/defensor, zona de recepción/defensa en
profundidad y lateralidad, eficacia de recepción/defensa, zona donde se realiza
colocación en recepción/defensa, zona hacia donde se realiza la colocación en
recepción/defensa, tiempo de ataque/contraataque y eficacia de ataque/contraataque.
En recepción, existió asociación significativa entre función del receptor y
zona de recepción en profundidad-lateralidad, y zona donde se realiza la
colocación. En defensa, existió asociación significativa entre función del
defensor y zona de defensa en profundidad-lateralidad, eficacia de defensa,
zona donde se realiza la colocación, zona hacia donde se realiza la colocación
y tiempo de contraataque. La influencia del líbero, en estas etapas, se
manifiesta más en defensa que en recepción.
PALABRAS CLAVE: análisis del juego, líbero, fase de
ataque, fase de defensa.
ABSTRACT
The aim was to know the
participation and influence of the libero inside-out phase and counter-attack,
in young athletes. The sample was 6948 game actions, carried out by the players
of the 21 teams that participate in the Under-19 Spanish Championship. The
variables were: player that intervened in reception/dig, depth and laterality
reception/dig zone, reception/dig efficacy, setting zone in reception/dig,
set´s area in reception/dig, tempo of attack/counterattack and
attack/counterattack efficacy. In reception, showed significant association
between player that intervened in reception, depth-laterality reception zone
and the setting zone. In defense, showed significant association between the
player that intervened in dig and the depth-laterality dig zone, dig efficacy,
setting zone, set´s area and tempo of counterattack. The influence of the
participation of the libero, in young athletes, appeared more often in defense
than in the reception.
KEY WORDS: match analysis, libero, side-out, counterattack
fase.
INTRODUCCIÓN
El carácter cíclico del voleibol provoca la aparición de
diferentes complejos de juego (Beal, 1989; Ugrinowitsch et al., 2014), que poseen unas características específicas y
distintas (Bergeles, Barzouka & Nikolaidou, 2009; Palao, Santos &
Ureña, 2004). Entre estos complejos destacan
dos fundamentalmente, complejo 1 o KI y complejo 2 o KII (Palao et al., 2004).
El KI es conocido como fase de ataque e incluye las acciones de
recepción, colocación, ataque (Marelic,
Rešetar & Janković, 2004; Monteiro, Mesquita & Marcelino 2009;
Silva, Lacerda & Joao, 2014) y cobertura al ataque (Palao et al., 2004). El objetivo principal del mismo es
recibir óptimamente el saque para realizar la organización ofensiva y, mediante
un buen ataque (Papadimitriou, Pashali, Sermaki, Mellas & Papas, 2004), lograr
el punto y la posesión del saque (Monteiro et al., 2009). Al depender este
complejo únicamente de la acción del saque, el KI es una fase predecible y de
baja interferencia contextual (Castro, Souza & Mesquita, 2011).
La
secuencialidad del voleibol produce que las diferentes acciones del KI estén
relacionadas entre sí. Así, la calidad de la recepción afectará a la colocación
y ésta a su vez al ataque (Eom & Schultz, 1992). Por ello,
a pesar de que con la recepción no se puede obtener punto directo (Mesquita,
Manso & Palao, 2007), es una acción de gran importancia en la construcción
del ataque (Palao, Santos
& Ureña, 2006), ya que si ésta no es
adecuada, condicionará la colocación posterior limitando el ataque, facilitando
así la acción defensiva del equipo rival (Ureña, Calvo & Lozano, 2002;
Palao et al., 2006).
El KII es
conocido como la fase de defensa, siendo el objetivo principal neutralizar y
contrarrestar el ataque del equipo contrario, posibilitando una óptima
construcción del contraataque, que permita la consecución del punto y la
continuidad en la posesión del saque (Ureña et al., 2002). Las acciones de
dicho complejo son el bloqueo, defensa en campo, colocación, contraataque y
cobertura al contraataque (Palao et al., 2004; Silva et al., 2014). A diferencia
del KI, el KII es precedido por el ataque. Al ser el ataque más inestable que
el saque, provoca que el KII sea un complejo con gran interferencia contextual
(Castro et al., 2011).
La defensa, al igual que la
recepción, es una acción intermedia (Mesquita et al., 2007) cuyo objetivo
principal es neutralizar el ataque del equipo rival (Sellinger & Ackerman,
1985). Estudios previos mostraron que los equipos que tenían una buena defensa
en campo conseguían ganar el set, demostrando que la eficacia de defensa puede
determinar el éxito o fracaso del set (Marcelino, Mesquita & Sampaio &
Moraes, 2010).
En voleibol, al igual que en
otros deportes, se ha producido una continua evolución del reglamento de juego,
a lo largo del tiempo. Concretamente, en 1998 (FIVB, 1997) se produjeron importantes
cambios entre los que se encuentran la ampliación de la zona de saque, la eliminación
del doble toque en el primer contacto, la introducción del sistema “rally point
system” y la incorporación de un nuevo jugador, el líbero. Concretamente, la introducción
de dicho jugador tuvo como objetivo equilibrar el predominio del ataque sobre
la acción defensiva (Castro et al., 2011), incrementando el potencial
defensivo y con ello, la continuidad del juego (Mesquita et al., 2007).
Pero, más allá de esta intención inicial por la que se
introdujo el líbero, dicho jugador está participando no únicamente en la fase
de defensa, sino también en la fase de ataque, concretamente en la recepción
del saque. Por tanto, se plantea el interrogante de si su incorporación
realmente favorece la fase de defensa, o contribuye a incrementar el potencial
de la fase de ataque. Diversas investigaciones han comenzado a desarrollarse
con la intención de comprobar esta cuestión (Callejón & Hernández, 2009;
Rentero, Joao & Moreno, 2015).
Así, estudios previos mostraron que el líbero estaba
influyendo más en la recepción que en la defensa (Murphy, 1999; Zimmermann, 1999), produciendo una mayor calidad en la recepción, un aumento en la
presión del jugador que saca, un crecimiento del ataque de segunda línea y un
aumento del juego defensivo combinado.
En la bibliografía existente encontramos diversos
estudios referentes al líbero, siendo la mayoría de ellos desarrolladas en alto
rendimiento (Joao & Pires, 2015; Joao, Mesquita, Sampaio & Mountinho,
2006; Mesquita et al., 2007) y un escaso número realizados en etapas de
formación (Ureña, León & González, 2013). Además de ello, dichas
investigaciones han analizado la influencia del líbero en recepción o defensa,
siendo los resultados, en ocasiones, no coincidentes. Por ello, el propósito de
nuestro estudio es conocer cuál es la participación y la influencia del jugador
líbero en la fase de ataque y la fase de defensa en voleibol masculino, en
etapas de formación.
MÉTODO
MUESTRA
La muestra del estudio estuvo compuesta por un total de 6948 acciones de
juego. Del total de acciones, 3489 fueron realizadas en la fase de ataque y
3450 en la fase de defensa, divididas en 1348 acciones de recepción, 1089
acciones de colocación en KI, 1061 acciones de ataque, 1745 acciones de
defensa, 874 acciones de colocación en KII y 831 acciones de contraataque.
Dichas acciones fueron realizadas por los 21 equipos participantes en el
Campeonato de España Juvenil masculino, celebrado en Cáceres en el 2012. Las
acciones observadas corresponden a dos partidos de cada uno de los equipos
participantes.
VARIABLES
Las
variables del estudio fueron:
Función
del receptor/defensor, definido como el rol del jugador
encargado de efectuar la recepción/defensa del saque/ataque. Las categorías
consideradas fueron: líbero y otros (Joao & Pires, 2015; Joao et al., 2006).
Zona de
recepción/defensa en profundidad, definida como la zona donde
se realiza la recepción/defensa del saque/ataque, considerando la distancia a
la red desde donde se realiza la misma. Las categorías fueron: corto, medio, largo
(Afonso, Esteves, Araújo, Thomas & Mesquita, 2012, Ureña et al., 2002).
Zona de
recepción/defensa en lateralidad, definido como la zona donde
se realiza la recepción/defensa del saque/ataque, considerando la distancia a
las líneas laterales del campo donde se realiza la misma. Las categorías
fueron: pasillo de uno, pasillo de seis y pasillo de 5 (Gil, Del villar, Moreno,
García-González & Moreno, 2011).
Eficacia de la
recepción/defensa, definida como el rendimiento o
efecto obtenido con la recepción del saque o la defensa del ataque, en su caso.
Para la valoración de la eficacia de recepción y la defensa se ha empleado las
categorías del sistema FIVB adaptado de Coleman (1975). Las categorías fueron:
recepción/defensa perfecta, definida como la recepción/defensa que permite
todas las opciones de ataque; recepción/defensa buena, definida como la
recepción/defensa que no permite todas las opciones de ataque, no permitiendo
la realización de tiempos rápidos; recepción/defensa mala, definida como la
recepción/defensa que no permite el ataque, el balón pasa directamente al campo
contrario; recepción/defensa error, definida como la recepción/defensa que
supone pérdida de punto.
Zona de colocación (figura 1), definido como el lugar del campo desde donde se realiza el pase de
colocación. Las categorías fueron: zona excelente (área de 10 m2, 5 metros de
largo por 2 metros de ancho, ubicada a 1 metro de la línea lateral derecha y a
3 metros de la línea lateral izquierda), zona aceptable (área de 6 m2, 2 metros
de largo entre la zona 1 y 3, ubicado a 2 metros de la línea lateral derecha y
a 4 metros de la línea lateral izquierda), y zona no aceptable (área de juego excluido en los dos
caso anteriormente mencionados), como consideraron en su estudio Castro y
Mesquita, (2010).
Figura 1. Zona desde
donde se realiza la colocación (Castro & Mesquita, 2010).
Zona hacia donde se realiza la colocación en recepción/defensa, definida como la zona del campo donde se realiza el golpe de ataque/contraataque.
Las categorías fueron: zona zaguera,
zona dos, zona tres, zona cuatro (Papadimitriou et al., 2004).
Tiempo de ataque/contraataque, definido
como la interacción entre el momento en el que el colocador contacta con el
balón y el inicio de aproximación del atacante. Las categorías fueron: tiempos
rápidos, definido como, cuando el balón llega a las manos del colocador, al
atacante está en el aire o en su penúltimo paso de carrera; tiempos lentos,
definido como, cuando el balón llega a las manos del colocador, el atacante no
ha comenzado sus pasos de carrera (selinger & Ackermann-Blount, 1986).
Eficacia del ataque/contraataque, definida como el rendimiento obtenido con el ataque/contraataque. Para la
valoración de la eficacia se han empleado los criterios del sistema estadístico
FIVB, adaptado de Coleman (1975): ataque/contraataque directo, definido como al
ataque/contraataque que supone ganar el punto; ataque/contraataque fuerte,
definido como el ataque/contrataque que produce que no se pueda construir el
contraataque, pasando la defensa directamente el balón al campo contrario; ataque/contraataque
débil, definido como el ataque/contraataque que no permite una construcción del
contraataque con todas las opciones, no permitiendo la realización de ataques/contraataques
rápidos; ataque/contrataque malo, definido como el ataque/contraataque que
permite todas las opciones de contraataque; ataque/contraataque error, definido
como el ataque/contraataque que supone pérdida de punto.
PROCEDIMIENTO
Y RECOGIDA DE DATOS
Para la observación sistemática de las acciones
de juego se realizaron grabaciones de dos partidos de cada equipo. Las
grabaciones se efectuaron con una cámara digital SONY HDR-XR155 sobre formato
M2TS. La cámara se ubicó en uno de los fondos de la cancha
de juego a una altura de 5 metros sobre el suelo, lo cual permitió obtener un
plano similar en las diferentes grabaciones.
La
observación de las acciones de juego fue realizada por un único observador con
las siguientes características: Graduado en Ciencias de la Actividad Física y
del Deporte, y Entrenador Nacional de Nivel II. Se realizó un proceso de
entrenamiento en el que se utilizaron, en las diferentes sesiones de
entrenamiento, muestras con distintas características (partidos con diferentes
resultados, partidos de equipos con diferente posición en la clasificación
final) y superando el 10 % de la muestra total, indicado por Tabachnick y
Fidell (2014). Se alcanzaron en la observación de las distintas variables de
las acciones de juego de recepción, colocación en KI, ataque, defensa,
colocación en KII y contraataque, unos valores de Kappa de Cohen
intra-observador superiores a .81, valor a partir del cual se considera una
concordancia casi perfecta (Landis & Koch, 2003). Para garantizar la
fiabilidad temporal de la medida, se desarrolló la misma observación en dos
ocasiones, con una diferencia temporal de diez días, obteniendo unos valores de
Kappa de Cohen superiores .81.
Se utilizó el programa estadístico SPSS 19.0 como
apoyo informático para el análisis de los datos recogidos. Se realizó
un análisis inferencial con el que se comprobaron las asociaciones entre cada
una de las variables estudiadas y la función del receptor y el defensor. Este
análisis, se presenta a través de las tablas de contingencia donde se incluyen
los valores de Chi-Cuadrado y V de Cramer. El nivel de significación
estadística considerado fue de p<.05.
RESULTADOS
En recepción, el análisis estadístico
permite verificar la existencia de asociación significativa entre la función
del receptor y la zona de recepción en profundidad (ꭓ2=17,492; V de Cramer=0,114;
p<0,001). Las celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación
son: el jugador líbero con la zona de recepción largo, y el resto de jugadores
con las zonas de recepción corto y medio (Tabla 1).
En defensa, el análisis estadístico
permite verificar la existencia de asociación significativa entre la función
del defensor y la zona de defensa en profundidad (ꭓ2=42,461; V de Cramer=0,156;
p<0,001). Las celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación
son: el jugador líbero con la zona medio y el resto de jugadores con las zonas
largo y corto (Tabla 1).
Tabla 1. Tabla de
contingencia función del receptor/defensor –
zona de recepción/defensa en profundidad |
||||||||||
|
Zona de recepción/defensa en profundidad |
|||||||||
Recepción* |
Defensa** |
|||||||||
Corto |
Medio |
Largo |
Total |
Corto |
Medio |
Largo |
Total |
|||
Función del
receptor/defensa |
Líbero |
Recuento |
3 |
300 |
72 |
375 |
102 |
231 |
40 |
373 |
Frecuencia
esperada |
7.5 |
316,9 |
50,6 |
375,0 |
123,3 |
178,1 |
71,6 |
373,0 |
||
Residuos
corregidos |
-2,0 |
-2,8 |
3,8 |
|
-2,6 |
6,2 |
-4,7 |
|
||
Otros |
Recuento |
24 |
839 |
110 |
973 |
475 |
602 |
295 |
1372 |
|
Frecuencia
esperada |
19,5 |
822,1 |
131,4 |
973,0 |
453,7 |
654,9 |
263,4 |
1372,0 |
||
Residuos
corregidos |
2,0 |
2,8 |
-3,8 |
|
2,6 |
-6,2 |
4,7 |
|
||
Total |
Recuento |
27 |
1139 |
182 |
1348 |
577 |
833 |
335 |
1745 |
|
Frecuencia esperada |
27,0 |
1139,0 |
182,0 |
1348,0 |
577,0 |
833,0 |
335,0 |
1745,0 |
||
*0 casillas (0,0%) tienen una frecuencia
esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 7,51. **0 casillas (0,0%) tienen una frecuencia
esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 71,61. |
En recepción, el análisis estadístico
permite verificar la existencia de asociación significativa entre la función
del receptor y la zona de recepción en lateralidad (ꭓ2=95,772; V de Cramer=0,267;
p<0,001). Las celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación
son: el jugador líbero con el pasillo de seis, y el resto de jugadores con el
pasillo de cinco (Tabla 2).
En defensa, el análisis estadístico permite
verificar la existencia de asociación significativa entre la función del
defensor y la zona de defensa en lateralidad (ꭓ2=223,162; V de Cramer=0,358;
p<0,001). Las celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación
son: el jugador líbero con el pasillo de cinco y el resto de jugadores con el
pasillo de uno (Tabla 2).
Tabla 2. Tabla de
contingencia función del receptor/defensor–
zona de recepción/defensa en lateralidad |
||||||||||
|
Zona de recepción/defensa en lateralidad |
|||||||||
Recepción* |
Defensa** |
|||||||||
Pasillo de uno |
Pasillo de cinco |
Pasillo de seis |
Total |
Pasillo de uno |
Pasillo de cinco |
Pasillo de seis |
Total |
|||
Función del receptor/defensor |
Líbero |
Recuento |
89 |
27 |
259 |
375 |
19 |
199 |
155 |
373 |
Frecuencia
esperada |
77,9 |
96,8 |
200,3 |
375.0 |
107,5 |
98,8 |
166,7 |
373,0 |
||
Residuos
corregidos |
1,7 |
-9,7 |
7,2 |
|
-11,4 |
13,3 |
-1,4 |
|
||
Otros |
Recuento |
191 |
321 |
461 |
973 |
484 |
263 |
625 |
1372 |
|
Frecuencia
esperada |
202,1 |
251,2 |
519,7 |
973.0 |
395,5 |
363,2 |
613,3 |
1372,0 |
||
Residuos
corregidos |
-1,7 |
9,7 |
-7,2 |
|
11,4 |
-13,3 |
1,4 |
|
||
Total |
Recuento |
280 |
348 |
720 |
1348 |
503 |
462 |
780 |
1745 |
|
Frecuencia esperada |
280,0 |
348,0 |
720,0 |
1348.0 |
503,0 |
462,0 |
780,0 |
1745,0 |
||
*0 casillas (0,0%) tienen una frecuencia
esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 77,89. **0 casillas (0,0%) tienen una frecuencia
esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 98,75. |
En recepción, nuestros
resultados no muestran asociación significativa entre la función del receptor y
la eficacia de recepción (ꭓ2=4,545; V de Cramer =0,058;
p=0,208).
En defensa, el análisis estadístico
permite verificar la existencia de asociación significativa entre la función
del defensor y la eficacia de la defensa (ꭓ2=22,920; V de Cramer=0,115;
p<0,001). Las celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación
son: el jugador líbero con defensas que permiten la realización de todas las
opciones de ataque y el resto de jugadores con defensas que no permiten la
realización de todas las opciones de ataque (Tabla 3).
Tabla 3. Tabla de
contingencia función del defensor –
eficacia de la defensa |
|||||||
|
Eficacia de la defensa |
||||||
Defensa perfecta |
Defensa buena |
Defensa mala |
Defensa error |
Total |
|||
Función del defensor |
Líbero |
Recuento |
108 |
86 |
45 |
134 |
373 |
Frecuencia
esperada |
77,0 |
109,9 |
45,7 |
140,4 |
373,0 |
||
Residuos
corregidos |
4,5 |
-3,1 |
-.1 |
-.8 |
|
||
Otros |
Recuento |
252 |
428 |
169 |
523 |
1372 |
|
Frecuencia
esperada |
283,0 |
404,1 |
168,3 |
516,6 |
1372,0 |
||
Residuos
corregidos |
-4,5 |
3.1 |
0,1 |
0,8 |
|
||
Total |
Recuento |
360 |
514 |
214 |
360 |
360 |
|
Frecuencia esperada |
360,0 |
514,0 |
214,0 |
360,0 |
360,0 |
||
0 casillas (0,0%) tienen una frecuencia
esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 45,74. |
En recepción, el análisis estadístico
permite verificar la existencia de asociación significativa entre la función
del receptor y la zona donde se realiza la colocación (ꭓ2=7,264; V de Cramer=0,082;
p<0,001). Las celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación
son: el jugador líbero con la zona excelente, y el resto de jugadores con la
zona aceptable (Tabla 4).
En defensa, el análisis estadístico
permite verificar la existencia de asociación significativa entre la función
del defensor y la zona donde se realiza la colocación (ꭓ2=22,278; V de Cramer=0,160;
p<0,001). Las celdas que contribuyen de manera positiva a esta asociación
son: el jugador líbero con la zona excelente y el resto de jugadores con la
zona aceptable (Tabla 4).
Tabla 4. Tabla de
contingencia función del receptor/defensor – zona desde donde se realiza la
colocación. |
||||||||||
|
Zona desde donde se realiza la colocación |
|||||||||
Recepción* |
Defensa** |
|||||||||
Zona excelente |
Zona aceptable |
Zona no aceptable |
Total |
Zona excelente |
Zona aceptable |
Zona no aceptable |
Total |
|||
Función del
receptor/defensor |
Líbero |
Recuento |
216 |
37 |
59 |
312 |
108 |
44 |
42 |
194 |
Frecuencia
esperada |
198,8 |
50,1 |
63,0 |
312,0 |
80,1 |
64,6 |
49,3 |
194,0 |
||
Residuos
corregidos |
2,4 |
-2,4 |
-0,7 |
|
4,6 |
-3,6 |
-1,4 |
|
||
Otros |
Recuento |
478 |
138 |
161 |
777 |
253 |
247 |
180 |
680 |
|
Frecuencia
esperada |
495,2 |
124,9 |
157,0 |
777,0 |
280,9 |
226,4 |
172,7 |
680,0 |
||
Residuos
corregidos |
-2,4 |
2.4 |
.7 |
|
-4.6 |
3.6 |
1.4 |
|
||
Total |
Recuento |
694 |
175 |
220 |
1089 |
361 |
291 |
222 |
874 |
|
Frecuencia esperada |
694,0 |
175,0 |
220,0 |
1089,0 |
361,0 |
291,0 |
222,0 |
874,0 |
||
*0 casillas (0,0%) tienen una frecuencia
esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 50,14. **0 casillas (0,0%) tienen una frecuencia
esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es 49,28. |
En
recepción, nuestros resultados no muestran asociación significativa entre la función del receptor
y la zona hacia donde se realiza la colocación (ꭓ2=4,851; V de Cramer =0,068;
p=0,183).
En defensa, el análisis estadístico
permite verificar la existencia de asociación significativa entre la función
del defensor y la zona hacia donde se realiza la colocación (ꭓ2=11,081; V de Cramer=0,115;
p<0,001). La celda que contribuye de manera positiva a esta asociación es el
jugador líbero con la zona tres (Tabla 5).
Tabla 5. Tabla de
contingencia función del defensor –
zona hacia donde se realiza la colocación |
|||||||
|
Zona hacia donde se realiza la colocación |
||||||
Zona zaguera |
Zona dos |
Zona tres |
Zona cuatro |
Total |
|||
Función del defensor |
Líbero |
Recuento |
34 |
40 |
33 |
74 |
181 |
Frecuencia
esperada |
41,8 |
38,1 |
21,1 |
79,9 |
181,0 |
||
Residuos
corregidos |
-1,6 |
0,4 |
3,1 |
-1,0 |
|
||
Otros |
Recuento |
158 |
135 |
64 |
293 |
650 |
|
Frecuencia
esperada |
150,2 |
136,9 |
75,9 |
287,1 |
650,0 |
||
Residuos
corregidos |
1,6 |
-0,4 |
-3,1 |
1,0 |
|
||
Total |
Recuento |
192 |
175 |
97 |
367 |
831 |
|
Frecuencia esperada |
192,0 |
175,0 |
97,0 |
367,0 |
831,0 |
||
0 casillas (0,0%)
tienen una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es
21,13. |
Función
del receptor/defensor – tiempo de ataque/contraataque
En recepción, nuestros
resultados no muestran asociación significativa entre la función del
receptor y el tiempo de ataque (ꭓ2=0,289; V de Cramer =0,016;
p=0,591).
En defensa, el análisis estadístico
permite verificar la existencia de asociación significativa entre la función
del defensor y el tiempo de contraataque (ꭓ2=13,127; V de Cramer=0,126;
p<0,001). Las celdas que contribuyen de manera
positiva a esta asociación son: el jugador líbero con los tiempos rápidos y el
resto de jugadores con los tiempos lentos (Tabla 6).
Tabla 6. Tabla de
contingencia función del defensor –
tiempo de contraataque |
|||||
|
Tiempo de contraataque |
||||
Tiempos
rápidos |
Tiempos
lentos |
Total |
|||
Función
del defensor |
Líbero |
Recuento |
33 |
148 |
181 |
Frecuencia
esperada |
19,6 |
161,4 |
181,0 |
||
Residuos
corregidos |
3,6 |
-3,6 |
|
||
Otros |
Recuento |
57 |
593 |
650 |
|
Frecuencia
esperada |
70,4 |
579,6 |
650,0 |
||
Residuos
corregidos |
-3,6 |
3.6 |
|
||
Total |
Recuento |
90 |
741 |
831 |
|
Frecuencia esperada |
90,0 |
741,0 |
831,0 |
||
0 casillas (0,0%)
tienen una frecuencia esperada inferior a 5. La frecuencia mínima esperada es
19,6. |
Tanto en
recepción como en defensa, nuestros resultados no muestran asociación significativa
entre la función del receptor/defensor y la eficacia de ataque (ꭓ2=5,170; V de Cramer =0,070;
p=0,270)/contraataque (ꭓ2=2,141; V de Cramer =0,051;
p=0,710).
DISCUSIÓN
Desde la
introducción del jugador líbero en voleibol el interrogante que ha estado
presente es si se ha conseguido el objetivo con el que se incluyó en el
reglamento de juego. A lo largo del tiempo esta cuestión se ha tratado de
comprobar con diversas investigaciones en voleibol de alto nivel. Pero, en
etapas de formación son escasos los estudios realizados sobre este tópico, a
pesar de que el uso del líbero es frecuente en dichas etapas. Por ello, el
objetivo de nuestra investigación fue conocer cuál es la participación y la
influencia del jugador líbero en la fase de ataque y en la fase de defensa en
voleibol masculino, en etapas de formación.
En recepción,
en relación a la participación del jugador líbero y otros jugadores, las
variables que mostraron asociación significativa con la función del receptor
fueron la zona de recepción en profundidad y la zona de recepción en
lateralidad.
Concretamente, nuestros resultados mostraron que en la asociación entre la
variable función del receptor y zona de recepción en profundidad es más
frecuente de lo esperado por el azar que, cuando el líbero reciba lo haga en
zona larga, y cuando reciba otro jugador, la recepción se realizase en zona
corta o media. Además, en la asociación entre la función del receptor y la
recepción en lateralidad, nuestros resultados mostraron que es más frecuente de
lo esperado por el azar que cuando reciba el líbero lo haga en el pasillo de
seis, mientras que cuando la recepción la realicen otros jugadores esta se
produzca en el pasillo de cinco.
En relación
a la zona de recepción en lateralidad, Maia y Mesquita (2006) encontraron
resultados que van en línea con los nuestros, obteniendo que jugador líbero
recibía, frecuentemente, en el pasillo de seis. En el caso de la zona de
recepción en profundidad, no hemos encontrado estudios en los que se relacione
la función del receptor y esta zona, aunque sí existen investigaciones que dejan
de manifiesto que el mayor número de recepciones se producen en la zona central
del campo (Gil, Moreno, García-González & del Villar, 2010; Joao &
Pires, 2015).
El carácter
cíclico del voleibol (Beal, 1989; Buscá & Febrer, 2012; Ugrinowitch et al.,
2014) produce que las acciones de juego estén interrelacionadas. Esto hace que
la eficacia del saque afecte al rendimiento de la recepción, condicionando la
calidad de ésta y por tanto el posterior ataque (Papadimitriu, et al., 2004).
En etapas de formación, los jugadores realizan la mayoría de los saques a la
zona central del campo (Gil et al., 2010), ya que es una zona más segura. Al
ser esta zona el lugar de mayor incidencia de los saques, los entrenadores
deberían plantearse colocar en esta zona del campo al jugador con mayor
eficacia en recepción, el líbero, justificando esto los resultados de nuestro
estudio.
En
recepción, en relación a la influencia del jugador líbero y otros jugadores, la
variable que mostró asociación significativa con la función del receptor fue la
zona donde se realiza la colocación, de tal manera que, es más frecuente de lo
esperado por el azar que, cuando reciba el líbero el balón llegue a una zona
excelente mientras que, cuando la recepción la realice otro jugador, éste llegue
a una zona aceptable.
En línea
con nuestros resultados, Afonso et al. (2012) obtuvieron, en un estudio
realizado en alto rendimiento, que cuando la recepción era realizada por el
jugador líbero, se incrementaban los balones enviados a zona excelente.
A través de
la recepción los jugadores tienen que ser capaces de dirigir el balón hacia un
área concreta, favoreciendo esto la acción del colocador. Al afectar la
recepción a las acciones posteriores (Marelic et al., 2004), la introducción de una figura especializada en dicha acción puede favorecer
tanto la propia acción (Joao et al., 2006), como la posterior,
al hacer que un mayor número de balones llegue a una zona excelente de
colocación, tal y obtuvimos en nuestros resultados
En defensa,
en relación a la participación del líbero y otros jugadores, las variables que
mostraron asociación significativa con la función del defensor fueron la zona
de defensa en profundidad y la zona de defensa en lateralidad.
Concretamente,
nuestros resultados mostraron que en la asociación entre la función del
defensor y la defensa en profundidad, es más frecuente de lo esperado por el
azar, que el líbero defienda en zona media, mientras que cuando la defensa la realice
otro jugador, se produzca en zona corta o larga. Respecto a la defensa en
lateralidad, nuestros resultados mostraron una asociación significativa entre
la función del defensor y la defensa en lateralidad, de tal manera que es más
frecuente de lo esperado por el azar que cuando defienda el líbero lo haga en
el pasillo de cinco, mientras
que cuando la defensa la realice otro jugador, se produzca en el pasillo de
seis.
En línea
con nuestros resultados, estudios como el de Rentero et al. (2015), realizado
en alto rendimiento, obtuvieron que el jugador líbero defendía frecuentemente
en la zona cinco.
Mesquita et al. (2007) mostraron que la zona donde más ataques se dirigen
son la zona uno, cinco y seis, zonas traseras, buscando el atacante crear
incertidumbre entre los jugadores defensores. En etapas de formación el ataque
más predominante es por zona cuatro (Gouvêa & Lopes, 2008), por ser donde
habitualmente se sitúa el jugador principal y más regular del equipo. Unido a
ello, el ataque más fácil y usual es el que se realiza en la misma dirección de
la carrera de ataque, siendo lugar frecuente de envío la zona cinco del campo
contrario (Mesquita et al., 2007). En zona cinco es donde se sitúa con mayor
frecuencia el líbero, tal y como se muestra en los resultados de nuestro
estudio.
En defensa,
en relación a la influencia del jugador líbero y otros jugadores, las variables
que mostraron asociación significativa con la función del defensor, fueron la
eficacia de defensa, la zona donde se realiza la colocación, la zona hacia
donde se envía la colocación y el tiempo de contraataque.
En la
asociación entre la variable función del defensor y la eficacia de la defensa,
nuestros resultados mostraron una asociación significativa entre ambas variables.
De tal manera que, es más frecuente de lo esperado por el azar que, cuando defienda
el líbero existan todas las opciones de contraataque, mientras que cuando la
defensa la realice otro jugador, los contraataques sean sin primeros tiempos.
Coincidiendo
con nuestros resultados, Mesquita et al. (2007), obtuvieron que en aquellas
ocasiones en las intervenía el líbero, la defensa resultante era una defensa
excelente, favoreciendo esto el contraataque posterior.
El KII es un complejo de juego donde existe un alto déficit de tiempo en la
realización de la acción de defensa, producido por la alta velocidad que
caracteriza al ataque (Castro et al., 2011). Este aspecto incrementa la
dificultad en la consecución de defensas perfectas. Estudios como el de
Mesquita et al. (2007) y Palao et al. (2006) mostraron que tras la participación
del líbero se producía un incremento en el rendimiento de la defensa. Por
tanto, tanto nuestros resultados, como los de estudios previos muestra que la
introducción de un especialista en defensa (FIVB, 1997), ayuda a mejorar la
eficacia de dicha acción.
En la asociación
entre la variable función del defensor y la zona donde se realiza la
colocación, nuestros resultados mostraron una asociación significativa entre
ambas variables. De tal manera que, es más frecuente de lo esperado por el azar
que, cuando defienda el líbero el balón llegue a una zona excelente, mientras que cuando la defensa la realice
otro jugador, el balón llegue a una zona aceptable.
El envío de
la defensa a una zona excelente de colocación permitirá al colocador realizar
colocaciones con todas las opciones de ataque (Afonso, Mesquita, Marcelino
& Silva, 2010). Con el líbero se incrementa la eficacia de la defensa
(Mesquita et al., 2007; Palao et al., 2006), aumentado las situaciones en la
que se permiten todas las opciones de ataque. La secuencialidad de las acciones
que se produce en voleibol, hace que la colocación se vea afectada por las
acciones precedentes (Mesquita & Graça, 2002). Por ello, en aquellas
situaciones en las que intervenga el líbero, es más probable que los balones lleguen
a una zona excelente de colocación.
En la
asociación entre la variable función del defensor y la zona hacia donde se
envía la colocación, nuestros resultados mostraron una asociación significativa
entre ambas variables. De tal manera que, es más frecuente de lo esperado por
el azar que cuando defienda el líbero el balón se envíe a zona tres.
Mesquita et
al. (2007), en un estudio en alto nivel, no encontraron resultados similares a
los nuestros ya que, no obtuvieron asociación significativa entre la función del
defensor y la zona hacia donde se envía la colocación.
En la bibliografía encontramos que la zona por donde se realizan mayor
número de ataques, en categoría juvenil, es la zona cuatro (Gouvêa & Lopes,
2008). Esto puede ser debido a que, como dijimos anteriormente, en etapas de
formación, la zona cuatro es el lugar por donde suele atacar el jugador más
seguro y principal del equipo. Unido a ello, la colocación hacia esta zona es la más segura y la más automatizada por el colocador (Costa,
Mesquita, Geco, Ferreira & Moraes, 2010). Además, al no tener los
colocadores un nivel técnico adecuado, las colocaciones hacia zona tres las
realizan cuando las condiciones de juego son óptimas (Afonso et al., 2010).
Para ello, es fundamental que la eficacia de defensa sea perfecta, eficacia que
se obtiene frecuentemente cuando la defensa la realiza el líbero (Mesquita et
al., 2007; Palao et al., 2006). Por ello, ante la intervención de este jugador
el número de colocaciones hacia zona tres es mayor.
En la
asociación entre la variable función del defensor y el tiempo de contraataque,
nuestros resultados mostraron una asociación significativa entre ambas
variables. De tal manera que, es más frecuente de lo esperado por el azar que,
cuando defienda el líbero se incrementen las opciones de contraataque en
tiempos rápidos, mientras que cuando la defensa la realice otro jugador, se
incrementen las opciones de contraataque en tiempos lentos.
Mesquita et
al. (2007) obtuvieron, al igual que en el presente estudio, que cuando el
jugador líbero defendía aumentaban las posibilidades de que se realizasen
tiempos rápidos, disminuyendo éstos cuando la defensa la realizaban otros
jugadores.
Los tiempos rápidos suelen realizarse en situaciones en las que la defensa es
perfecta (Asterios, Kostantinos, Athanasios & Dimitrios, 2009), el
colocador está situado en una zona ideal (Afonso et al., 2010), la colocación
se realiza en salto (Marelic et al., 2004) y el atacante central está
disponible para realizar el ataque (Afonso et al., 2010). Por todo ello, un
jugador especialista en defensa, el líbero, aumenta la posibilidad de que se
den todas estas condiciones, y que, por tanto, exista mayor frecuencia de
ataques rápidos que dificulten la defensa del equipo contrario.
CONCLUSIONES
En categoría juvenil
masculino, la participación del líbero es diferente en fase de ataque y en fase
de defensa. Así, concretamente, las zonas donde participa significativamente
con mayor frecuencia el líbero, en recepción y defensa, son: recepción en zona
larga y pasillo de seis; defensa en zona media y pasillo de cinco. Por lo
tanto, en el proceso de entrenamiento sería conveniente entrenar al líbero
separando su función en el complejo de ataque y de defensa, realizando
ejercicios lo más similares posibles a la situación real de juego.
En relación a la
influencia de la intervención del líbero, ésta es mayor en fase de defensa que
en fase de ataque. Así, en recepción, tras su intervención se incrementan las
colocaciones desde zona excelente. En defensa, en las ocasiones en las que defiende el líbero, es más
frecuente que se produzcan defensas perfectas, colocaciones desde zona
excelente, hacia zona tres y a tiempos rápidos. Estos resultados ponen de
manifiesto que en este nivel de juego se cumple el objetivo con el que se propuso
este cambio reglamentario.
Por ello, sería
recomendable que en el proceso de entrenamiento de la defensa, y
específicamente en el entrenamiento del jugador líbero de categoría juvenil
masculino, se incida en optimizar y controlar la calidad de su actuación, para
que pueda tener una apropiada influencia en el juego.
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