DOI: 10.15366/rimcafd2019.76.003
ORIGINAL
ESTADO NUTRICIONAL Y CONDICIÓN FÍSICA EN
PERSONAS MAYORES ACTIVAS VS. SEDENTARIAS
NUTRITIONAL
STATUS AND PHYSICAL CONDITION IN ACTIVE VS. SEDENTARY ELDERLY PEOPLE
Moral-García,
J.E.1; Al Nayf Mantas, M.R.2; López-García, S.1;
Maneiro, R.1 y Amatria, M.1
1 Doctor en Ciencias de
la Actividad Física y del Deporte. Profesor del departamento de Ciencias
Actividad Física y Deporte, Universidad Pontificia de Salamanca (España) jemoralga@upsa.es,
slopezga@upsa.es,
rmaneirodi@upsa.es,
mamatriaji@upsa.es
2 Graduado en Ciencias de
la Actividad Física y del Deporte. Máster en Investigación y Docencia en
Ciencias de la Actividad Física y la Salud (España) ralnayfma@gmail.com
Código
Unesco / UNESCO Codes: 3206 Ciencias de la Nutrición / Nutrition Sciences; 2411.99
Actividad Física y Salud / Physical activity and health; 3210 Medicina
Preventiva / Preventive Medicine; 3212 Salud Pública / Public Health; 6310.09
Calidad de vida / Quality of Life.
Clasificación del
Consejo de Europa / Council of Europe classification:
17. Otras (Actividad física y salud; Nutrición) 7 Other (Physical
activity; nutrition)
Recibido 15 de febrero de 2015 Received February 15, 2015
Aceptado 5 de mayo de 2018 Accepted
May 5, 2018
RESUMEN
El objetivo del estudio fue conocer la
relación entre el estado nutricional, la adherencia a la dieta mediterránea y el
nivel de condición física de personas mayores. Participaron 168 personas
mayores de 65 años (grupo control=84 personas activas y grupo experimental=84
personas sedentarias). La adherencia a la dieta mediterránea fue medida con el
cuestionario MEDIS-FFQ, el nivel de práctica de actividad física mediante una
pregunta creada a tal efecto, y las diferentes pruebas físicas con los
instrumentos específicos. Los resultados revelaron que el 63.1% manifestó baja adherencia
a la dieta mediterránea y el 34.5% alta, teniendo los sujetos sedentarios mayor
adherencia que los activos (p≤0.05;
46.4% vs. 22.6%). Los sujetos activos tienen mejor condición física que los
sedentarios (p≤0.001). Por
tanto, la mayor parte de las personas mayores deben incrementar su adherencia a
la dieta mediterránea y la práctica de actividad física como mecanismo de
mejora de su salud.
PALABRAS
CLAVE:
Dieta mediterránea, Actividad física, Salud, Personas mayores.
ABSTRACT
The objective of the
study was to know the relationship between nutritional status, adherence to the
Mediterranean diet and the level of physical displacement of older people. 168
people older than 65 years participated (control group = 84 active people and
experimental group = 84 sedentary people). Adherence to the Mediterranean diet
was measured with the MEDIS-FFQ questionnaire, the level of physical activity
practice through a question created for that purpose, and the different
physical tests with the specific instruments. The results revealed that 63.1%
showed low adherence to the Mediterranean diet and 34.5% high, according to the
sedentary subject’s greater adherence than the active ones (p≤0.05, 46.4%
versus 22.6%). Active subjects have better physical income than sedentary
people (p≤0.001). Therefore, most elderly people want to increase their
adherence to the Mediterranean diet and the practice of physical activity as a
mechanism to reduce their health.
KEYWORD: Mediterranean
diet, Physical activity, Health, Older people.
1. INTRODUCCIÓN
En la actualidad existe un proceso
progresivo de envejecimiento poblacional lo cual supone un incremento constante
de personas con dependencia en décadas posteriores (García, Graciani, Guallar,
López, Rodríguez y Rodríguez, 2015). La calidad de vida que es definida como el
estado de bienestar subjetivo asociado a una buena salud y felicidad (Huiguita,
Arias y Antonio, 2015), considerando todos los ámbitos de la persona (Espada y Calero,
2015), siendo un objetivo a alcanzar por este grupo poblacional, por ello la
realización de ejercicio físico en personas mayores ha experimentado un auge en
las últimas décadas, mediante los programas de actividad física (AF)
específicos para mayores que ayudan a
que se mantengan sanos (Castañer, Süch, Prat, Camerino y Anguera, 2016), mejorando su movilidad y minimizando el
riesgo potencial de sufrir caídas o accidentes (Sherrintong, Fairball, Kirkham,
Clemson, Howard, Vogler y Sonnabend, 2016), lo cual puede contribuir a la
mejora de la calidad de vida de los mayores (Lera-López, Garrues, Ollo-López,
Sánchez, Cabasés y Sánchez, 2017).
Por otro lado, la condición física, que
determina la capacidad de afrontar una AF de la manera más eficiente (Duran, Orbegoz,
Uribe-Rodríguez y Uribe, 2008), es el factor a desarrollar y para ello existen
diferentes propuestas de programas de AF para personas mayores, siendo
necesario que sean específicos para este colectivo, donde se trabajen
cualidades como la resistencia, el equilibrio, aplicando un entrenamiento
funcional, con una frecuencia de 2-3 veces por semana y con una duración de
aproximadamente 60 minutos por sesión (Weening-Dijksterhuis, Greef, Scherder,
Slaets y Van Der Schans, 2011). Otras propuestas incluyen el entrenamiento de
fuerza con cargas, por las mejoras detectadas,
siendo más eficaz que el entrenamiento aeróbico a la hora de frenar el
declive cognitivo y motor (Bossers, Vand Der Woude, Boersma, Horobágyi, Scherder
y Van Heuvelen, 2015) o mejorar la densidad mineral ósea de todo el cuerpo (Hinton,
Nigh y Thyfault, 2015).
La influencia de la condición física
sobre la calidad de vida se puede ver ayudada cuando se conjugan la práctica
habitual de AF y una alimentación adecuada, la cual puede contribuir a retrasar
el envejecimiento (Scarmeas, Gu, Schupf, Lee, Luchsinger, Stern y Honing, 2014),
incrementando la esperanza de vida (De La Montaña, Areal y Míguez, 2009), y
ayuda a controlar el exceso de peso, reduciendo potenciales problemas de
movilidad asociados a un índice de masa corporal (IMC) tendente a la obesidad (Hergenroeder,
Brach, Otto, Sparto y Jakicic, 2011). Orientados en este sentido otros estudios hablan de la dieta mediterránea (DM) como
alternativa saludable de alimentación que previene las enfermedades (Martínez,
2016), primando el consumo de alimentos ricos en fibra (Martínez, Veiga, cobo y
Carbajal, 2011) y productos vegetales (Escaffi, Miranda, Alonso y Cuevas, 2016),
como verduras, legumbres, frutas, frutos secos y cereales como fuentes de
antioxidantes, a lo que sumar la ingesta moderada de vino (Trichopoulou,
Costacou, Vamia y Trichopoulos, 2003). Mientras que a su vez se reduce el
consumo de carnes o azúcares (Standard, 2016). Esta propuesta de alimentación
asegura un óptimo aporte calórico y nutricional, previniendo problemas como el
cáncer, lo que habitualmente se traduce en un aumento de la longevidad y mayor
calidad de vida (Lagiou, Trichopoulos, Sandon, Lagiou, Mucci, Wollk et al.,
2006). Aunque en ocasiones las enfermedades o el bajo nivel socioeconómico
pueden modificar negativamente la adherencia a la misma (Viñuales, Viñuales,
Puzo y Sanclemente, 2015).
El objetivo de este estudio es doble: 1)
Conocer el estado nutricional y nivel de condición física de personas mayores españolas
y su relación con hábitos saludables; 2) analizar si la participación en programas
de AF se relaciona con mayor adherencia a la dieta mediterránea y mejores
valores en velocidad de la marcha, fuerza y equilibrio.
2. MATERIAL Y MÉTODO
2.1.
Muestra
Este es un estudio longitudinal de
carácter observacional y no intervencionista del estado nutricional y condición
física en personas mayores. La muestra total fue de 168 personas mayores de 65
años, de las cuales 84 personas son catalogadas como activas (GE: grupo
experimental) puesto que están inscritas a programas de AF y deporte que se
llevan a cabo en centros de día de ámbito urbano, durante 6 meses de duración,
en base al modelo de sesión establecido por Matos-Duarte, Martínez de Haro,
Sanz-Arribas, Andrade y Chagas (2017). Las otras 84 personas son completamente
sedentarias ya que no realizan ninguna actividad físico-deportiva.
El periodo objeto de análisis comprende
desde septiembre de 2016 hasta abril de 2017, ambos inclusive, donde se llevó a
cabo el periodo de inclusión de los participantes en el programa de AF.
Posteriormente, en mayo de 2017 se hizo la toma de datos de las diferentes
pruebas. Para la selección de la muestra se aplicó un muestreo aleatorio
simple, evitando posibles azarosos sobre los resultados. Se realizó un filtrado
previo del estado físico (descartando los sujetos con un moderado-elevado nivel
de dependencia) y a nivel educativo-cultural (siendo descartados las personas
que no sabían leer o escribir correctamente) que asegurase un nivel de
autonomía suficiente para el desarrollo de las distintas pruebas. Se trabajó
con un nivel de confianza del 95% y un margen de error del 3%. Las
características sociodemográficas de la muestra determinan que el 76.8% son
mujeres, todos los participantes tenían más de 65 años (73.57±5.85), el estado
civil determina que la mayor parte está casado (53%), seguidos de viudos
(26.8%), solteros (18.5%) y separados (1.8%). Y en referencia al nivel de
práctica de AF el 50% hace, al menos 150 minutos semanales de AF y el restante
permanece sedentario sin hacer ninguna actividad físico-deportiva.
2.2.
Instrumento
Se utilizaron dos cuestionarios para
analizar la adherencia a la DM, la frecuencia de consumo de alimentos y el
nivel de práctica de AF, empleándose diferentes instrumentos para analizar
parámetros relacionados con la condición física. También se recogió información
de aspectos sociodemográficos como género, edad, localidad de residencia y
estado civil.
a)
Para
valorar el grado de adherencia a la DM se empleó el cuestionario de Prevención
con dieta Mediterránea (PREDIMED), de 14 ítems y previamente validado en
población española (Papadaki y Scott, 2002). El cual los participantes debían
cumplimentar en base a sus hábitos alimenticios del último año. Para
posteriormente comparar el consumo de los distintos alimentos con las
directrices marcadas por la Fundación Dieta Mediterránea.
b)
Para
estudiar la frecuencia de consumos de alimentos se empleó el cuestionario de
alimentación validado para población mayor residente en países mediterráneos
MEDIS-FFQ (Zaragoza, Ferrer, Cabañero, Hurtado y Laguna, 2014). El cual los
participantes debían cumplimentar en base a sus hábitos alimenticios del último
año.
c)
Para evaluar el nivel de práctica de
AF, se utilizó un cuestionario en el cual los participantes eran preguntados
sobre la frecuencia semana de realización de AF. En el presente estudio se divide a los
participantes en 2 grupos: el primer grupo llamado “sedentario” en el que englobamos a aquellos sujetos cuya
práctica física es inferior a 150 minutos semanales. En el segundo grupo
denominado “activo” se introducen los sujetos que realizan AF por encima de los
150 minutos semanales. Esta división se realiza en base a las recomendaciones
estipuladas por la OMS (Organización Mundial de la Salud, 2010) sobre AF, que
indica 150 minutos semanales como la cantidad mínima recomendada.
d)
Se midió la altura de los
participantes con el tallímetro portátil seca 214.
e)
Se analizó la composición corporal
mediante dos métodos: el IMC (peso/talla (metros)2, ajustados a edad
y sexo correspondiente. El otro instrumento utilizado fue la tanita, en
concreto el medidor de composición corporal modelo BC-418-MA (instrumento que
también aporta el peso de los sujetos, empleado para el IMC).
f)
Para
evaluar la velocidad de la marcha (VM) se utilizaron como instrumentos de
medida 2 células fotoeléctricas Microgate kit racetime2 light radio (Microgate,
Bolzano, Italia). Los participantes se situaban de pie dos metros antes de la
línea de salida, a la señal del investigador tenía que comenzar a andar a la
mayor velocidad posible pero sin llegar a correr e ir atravesando las células
fotoeléctricas, que medían el tiempo transcurrido entre el paso de unas a
otras. La longitud del tramo evaluado fue de 4 metros, distancia extraída de la
batería BCF específica para mayores (Avila, Gray y Payete, 2006), y cada sujeto
tenía que recorrerlo 3 veces descansando entre cada intento 1 minuto. Al
finalizar los evaluadores registraban el mejor tiempo de los 3 medidos.
g)
Las
mediciones de equilibrio se obtuvieron a partir de un test de equilibrio
monopodal empleado (Da Silva, Bilodeau, Parreira, Teixeira y Amirim, 2013) en
el cual los participantes debían aguantar el máximo tiempo posible estable
sobre una sola pierna mientras la otra permanecía elevada posteriormente
formando la articulación de la rodilla un ángulo de 90º. Para ello contaron con
3 intentos con descanso de 5 minutos entre cada uno de ellos. Posteriormente el
investigador seleccionaba la mejor de las marcas.
h)
La fuerza del tren inferior se estimó mediante
el test de la silla empleado en la batería BCF (Avila, Gray y Payete, 2006). En esta prueba los sujetos partían en bipedestación y debían
levantarse y sentarse completamente en una silla 5 veces en el menor tiempo
posible. Para ello disponían de 3 intentos (seleccionando el mejor de ellos)
separados 3 minutos entre sí para poder descansar.
i)
Para la medida de la fuerza de prensión manual,
se ha utilizado un dinamómetro manual adaptable Grip Strength Dynamometer
TKK.5101.Grip-D. Con precisión de 0.1 Kg., donde tenían que conseguir ejercer
la mayor fuerza posible en el instrumento. El sujeto en bipedestación y con los
brazos extendidos y separados lateralmente del tronco realizaba cada uno de los
3 intentos de los que disponía seleccionando el mejor de ellos para la
investigación.
2.3. Procedimiento
La totalidad de las pruebas fue evaluada
por el mismo investigador. Cada participante tuvo que realizar una sesión de
familiarización con las pruebas con el objetivo de minimizar errores por culpa
del desconocimiento sobre las mismas. La participación fue totalmente
voluntaria y anónima. Los sujetos no recibieron ninguna compensación económica
por su contribución y todos ellos firmaron un consentimiento informado aprobando
su participación. La investigación fue desarrollada siguiendo las directrices
éticas de la Declaración de Helsinki vigente, cumpliendo en todo momento con
los máximos estándares de seguridad y ética profesional para este tipo de
trabajos.
2.4.
Análisis de datos
Se realizó análisis descriptivo de datos
mediante análisis de frecuencias, utilizándose la prueba Chi-cuadrado para
analizar las diferencias de proporciones entre la variable categórica grupo
(control-experimental) y la adherencia a la DM. También se realizó análisis de
varianza ANOVA para analizar las diferencias entre la variable categórica grupo
y las variables continuas (velocidad de la marcha, fuerza y equilibrio
monopodal). Todos los datos fueron tratados de forma anónima mediante un
sistema de códigos, empleándose para todos los resultados un nivel de confianza
del 95% (p<.05). Los análisis se realizaron con el programa estadístico
SPSS, v. 21.0 para WINDOWS (SPSS Inc., Chicago, EE. UU.).
3. RESULTADOS
La tabla 1 refleja los datos relativos
al complimiento de las recomendaciones alimentarias en base al patrón
establecido en la pirámide de la DM de Fundación Dieta Mediterránea, seguido en
un reciente estudio (Zaragoza,
Ferrer, Cabañero, Hurtado y Laguna, 2014), relacionados con el GC y GE en personas
mayores de Salamanca. En general, existe un alto seguimiento de las
recomendaciones en el consumo de alimentos, sobre todo en legumbres (96.4%),
patatas (90.5%), aceite (89.9%), pescado (83.9%) y cereales (72.6%). Por el
contrario, bajos niveles de seguimiento se encuentran en carne procesada (8.3%)
y carne roja (14.9). Según el grupo de pertenencia existen diferencias
significativas (p≤0.05), presentando mayor cumplimiento el GE que en el
GC, en alimentos como frutas (72.6 vs. 32.1), aceite (97.6 vs. 82.1) o frutos
secos (48.8 vs. 32.1). En cambio, obtiene el GC mayor seguimiento que el GE en
consumo de verduras (89.3 vs. 67.9) o huevos (46.4 vs. 8.3).
Tabla 1. Cumplimiento con las recomendaciones según la
pirámide de DM de la Fundación de Dieta Mediterránea y grado de adherencia a
la DM según el cuestionario PREDIMED. Clasificación por nivel de práctica de
AF (GC y GE). |
||||||
|
Grupo de pertenencia |
|
|
Muestra |
||
|
GC n (%) |
GE n (%) |
p |
Total n (%) |
||
Frecuencia consumo
alimentos (extraídos del cuestionario MEDIS-FFQ) Consumidos dos veces al día |
|
|
|
|
|
|
Frutas |
|
27
(32.1) |
61 (72.6) |
.000 |
88
(52.4) |
|
Verduras
|
|
75
(89.3) |
57 (67.9) |
.001 |
132
(78.6) |
|
Aceite |
|
69
(82.1) |
82 (97.6) |
.001 |
151
(89.9) |
|
Cereales |
|
60
(71.4) |
62 (73.8) |
.863 |
122
(72.6) |
|
Consumidos cada día |
|
|
|
|
|
|
Lácteos
y derivados |
|
48
(57.1) |
46 (54.5) |
.877 |
94
(56.0) |
|
Frutos
secos |
|
27
(32.1) |
41 (48.8) |
.041 |
68
(40.5) |
|
Consumidos semanalmente |
|
|
|
|
|
|
Carne
blanca (2 raciones) |
|
42
(50) |
28 (33.3) |
0.42 |
70
(41.7) |
|
Pescado
(≥2 raciones) |
|
75
(89.3) |
66 (78.6) |
.092 |
141
(83.9) |
|
Carne
roja (<2 raciones) |
|
3
(3.6) |
22 (26.2) |
.000 |
25
(14.9) |
|
Carne
procesada (≤1 ración) |
|
9
(10.7) |
5 (6.0) |
.403 |
14
(8.3) |
|
Huevos
(2-4 raciones) |
|
39
(46.4) |
7 (8.3) |
.000 |
46
(27.4) |
|
Legumbres
|
|
81
(96.4) |
81 (96.4) |
1.00 |
162
(96.4) |
|
Patatas
(≤3 raciones) |
|
72
(85.7) |
80 (95.2) |
.063 |
152
(90.5) |
|
Dulces |
|
18
(21.4) |
11 (13.1) |
.220 |
29
(17.3) |
|
Grado
de adherencia a la dieta mediterránea (extraído del PREDIMED) |
|
|
|
.138 |
|
|
Bajo
(0-8) |
|
45
(53.6) |
65 (77.4) |
|
110
(65.5) |
|
Alto
(≥9) |
|
39
(46.4) |
19 (22.6) |
|
58
(34.5) |
La valoración global de la DM arroja una
puntuación media de 6.79±1.98, de los cuales el 63.1% manifestó tener una
adherencia baja y el 34.5% alta. Los resultados promedio determinan que las
personas mayores del GC (7.32±2.16) tienen más adherencia a la DM que el GE
(6.26±1.62), evidenciándose diferencias significativas (F(2,167)=6.37; p≤0.01).
También ha sido analizado el estado
nutricional de las personas mayores, de las cuales el 51.8% tiene sobrepeso y
el 27.4% obesidad, encontrándose diferencias significativas en los valores
promedio en el género (p=0.043), teniendo las mujeres un IMC más elevado que
los hombres (28.45 vs. 26.96). Con respecto al tipo de grupo de pertenencia, se
han encontrado diferencias significativas (p=.001) puesto que las personas
mayores del GE presentan valores de normopeso más elevados que el GC (32.1% vs.
9.5%), incrementándose el sobrepeso y obesidad sobre todo en el GC. En relación
al porcentaje de grasa corporal se han encontrado diferencias significativas
(p>0.05) por género y tipo de grupo, teniendo los hombres y las personas
mayores del GE menores porcentajes de grasa corporal total y en cada uno de los
segmentos corporales analizados (tabla 2).
Tabla 2. Valoración del estado nutricional. |
||||||||
|
|
Comparación por
género |
|
Comparación por grupo
práctica |
||||
|
|
Hombre |
Mujer |
p |
GC |
GE |
p |
|
IMC |
Total (promedio) |
26.96 ±2.76 |
28.45 ±4.27 |
.043 |
28.56 ±3.60 |
27.64 ±4.37 |
.139 |
|
Normopeso (%) |
23.1 |
20.2 |
.115 |
9.5 |
32.1 |
.001 |
||
Sobrepeso (%) |
61.5 |
48.8 |
60.7 |
42.9 |
||||
Obesidad (%) |
15.4 |
31.0 |
29.9 |
25.0 |
||||
Grasa corporal |
MG Total (%) |
27.88 ±5.65 |
37.43 ±6.33 |
.000 |
37.24 ±5.84 |
33.19 ±8.19 |
.000 |
|
MG Tronco (%) |
24.67 ±4.72 |
38.37 ±8.31 |
.000 |
36.88 ±7.63 |
33.50 ±10.96 |
.021 |
||
MG Pierna D (%) |
23.56 ±5.71 |
42.83 ±5.43 |
.000 |
41.73 ±6.90 |
34.98 ±11.12 |
.000 |
||
MG Pierna I (%) |
30.84 ±6.30 |
33.47 ±7.07 |
.039 |
34.19 ±6.12 |
31.54 ±7.54 |
.014 |
||
MG: masa grasa;
D:Derecha; I: Izquierda |
Tras el análisis descriptivo de los
resultados se puede observar como las personas del GE presentan mejor nivel de
condición física en las diferentes pruebas analizadas en comparación al GC. En
la tabla 3 se aprecia como son los sujetos del GE tienen una velocidad de la
marcha superior al GC (2.463s vs. 10.749s.) (F(1,166)=147.291; p= .000),
mejores puntuaciones en test de la silla (8.327s. vs. 17.251s.)
(F(1,166)=225.728; p= .000), más fuerza de prensión manual (15.309 vs. 8.571)
(F(1,166)=46.410; p= .000), y mejor
equilibrio (30.057 vs. 2.516) (F(1,166)=75.464; p= .000).
Tabla 3. Análisis descriptivo y de varianza de las diferentes variables
analizadas que analizan la condición física según el GC y GE. |
||||||||||
Prueba |
Descriptivos |
|
ANOVA |
|||||||
Grupo |
Media |
Desv. típica |
Error
típico |
Suma de
cuadrados |
Gl (D,N) |
Media
cuadtrática |
F |
Sig |
||
Velocidad de la
marcha (seg.) |
GC |
10.749 |
6.193 |
.675 |
2883.661 |
1, 166 |
2883.661 |
147.291 |
.000 |
|
GE |
2.463 |
.889 |
.097 |
3249.950 |
19.578 |
|||||
Fuerza tren inferior (seg.) |
GC |
17.251 |
4.829 |
.526 |
3344.555 |
1, 166 |
3344.555 |
225.728 |
.000 |
|
GE |
8.327 |
2.511 |
.273 |
2459.577 |
14.817 |
|||||
Fuerza prensión
manual (kgs.) |
GC |
8.571 |
6.336 |
.691 |
1906.881 |
1, 166 |
1906.881 |
46.410 |
.000 |
|
GE |
15.309 |
6.482 |
.707 |
6820.524 |
41.087 |
|||||
Equilibrio (seg.) |
GC |
2.516 |
2.576 |
.281 |
31857.170 |
1, 166 |
31857.170 |
75.464 |
.000 |
|
GE |
30.057 |
28.942 |
3.157 |
70076.881 |
422.150 |
4. DISCUSIÓN
Esta investigación presenta como
objetivos fundamentales conocer el estado nutricional y analizar si la
participación en programas de AF se relaciona con una mayor adherencia a la
dieta mediterránea y mejores valores en velocidad de la marcha, fuerza y
equilibrio. En general, más de un tercio de la muestra presenta una alta
adherencia a la DM (34.5) un resultado bastante positivo y común en la
población de mayor edad, ya que como apuntan (Norte y Ortiz, 2011) la población
de edad avanzada habitualmente lleva una dieta más saludable. En este estudio
el grupo sedentario presento mayor adherencia, al igual que otra investigación
donde los sujetos con mayor adherencia a la DM presentaban niveles medios-bajos
de AF (Talegawkar et al., 2012). Analizando la ingesta de alimentos, las
personas mayores del GE son los que consumen fruta y frutos secos con más
frecuencia. Esta tendencia ha sido analizada anteriormente asociándose este
consumo a un mayor nivel de práctica de AF (Conklin, Forouhi, Suhrcke, Surtees,
Wareham y Monsivais, 2014; Mäkinen et al., 2012). En el caso de los frutos
secos (Hernández y Goñi, 2015), un 25% de los ancianos españoles los consumen
semanalmente, datos son similares a los de nuestro GC (32%) superados
significativamente (p=.041) por de los del GE (49%). Lo cual resulta muy
importante por la relación existente entre el consumo de estos alimentos y el
descenso de riesgo de sufrir enfermedades cardiacas (Scwingshackl, Hoffmann,
Misshach, Stelmach Y Boeing, 2016).
Si examinamos otros ítems de
cuestionario, en el GE resalta el
consumo inferior a 2 raciones semanales de carne roja y procesada (26.2% y 6%
respectivamente), factor que determina una correcta DM (Ortiz, Norte, Zaragoza,
Fernández y Davo, 2012). También se ha de tener presente que la promoción del
ejercicio puede actuar como incentivo en un aumento de micronutrientes (Martínez,
2016). Tal es así que en el GE se aprecia una alta ingesta de frutas (72.6%) y
verduras (67.9%), por lo que según
algunos autores (Martínez, 2016) son cubiertas las necesidades de
micronutrientes tales como vitaminas A, C y D entre otros. Estos datos cobran
más relevancia al compararlos con los obtenidos en otro estudio anterior (Martí,
Cascales, Martínez, Sánchez y Pérez, 2015), quienes empleando el mismo
cuestionario en personas mayores activas observaron una baja ingesta de frutas
(15%) y verduras (55%) comparada con la obtenida en el actual estudio. Pero si
una ingesta bastante mayor de carnes rojas y procesadas, las cuales ingerían
con asiduidad alrededor del 50% de su muestra.
Uno de los objetivos del presente
estudio ha sido el de evaluar la condición física de los participantes.
Erigiéndose la velocidad de la marcha como una variable notablemente útil a la
hora de predecir el riesgo de defunción (Hardy, Perera, Roumani, Chandler y
Studenski, 2007). En el presente estudio se obtuvieron diferencias
significativas (p= .000) entre ambos
grupos en lo que se refiere a velocidad de la marcha, presentando una mejor
velocidad aquellos pertenecientes al GE. Dichos datos concuerdan con otros
investigadores quienes además afirman que en personas mayores la velocidad de
la marcha incrementa en gran medida con la práctica de AF (Barbat, Varvalho,
Rolland, Vellas y Aubertin, 2016). No en vano, se afirma (Dodson et al., 2015)
que existe más posibilidad de sufrir accidentes si se tienen niveles de
velocidad de la marcha pobres (-0.8m/s).
La fuerza del tren inferior en la actual
investigación evidenció diferencias significativas (p=.000) entre ambos grupos,
siendo el GE quién presentan mejores valores. Tendencia similar a la encontrada
por otros investigadores los cuales hallaron diferencias significativas
(p=.002), presentando las personas mayores activas mejores puntuaciones (Possamai,
Zogo, Boni, Jacques, Dorst y Dorst, 2015).
Por otro lado la fuerza de prensión
manual hallada con dinamómetro, manifiesta diferencias significativas (p= .000), con resultados favorables al
GE con respecto al GC. No obstante, la media del GE (15.3) se sitúa por debajo
de la adecuada para Sallinen et al. (2010) quienes hablan de que por debajo de
21 kg. el riesgo de padecer algún problema de movilidad aumenta.
El equilibrio monopodal, refleja
diferencias significativas (p= .000), siendo el GE quién tiene mejores valores
medios (30.057) en comparación al GC (2.516), obteniendo una puntuación similar
a otro studio con personas mayores activas (Da Silva, Bilodeau, Parreira,
Teixeira y Amorin, 2013). También se ha comprobado (Nicholson, Mckean y Burkey,
2015) que el equilibrio monopodal de los participantes mayores de 55 años que
realizaron un programa basado en trabajo de resistencia mejoró en un 24%
mientras que en el grupo inactivo en el mismo periodo de tiempo se observó un
declive de -7% (p=.006).
5.
CONCLUSIONES
Este estudio no estuvo libre de
limitaciones, como la posibilidad de que algunos de los ítems o pruebas
pudieran ser malinterpretados, con o sin intención, por parte de las personas
mayores. Aunque, este riesgo queda reducido,
probablemente, debido a que en todo el proceso se garantizó el anonimato
de las respuestas emitidas (en el caso del cuestionario), y también porque
todas las pruebas fueron ejemplificadas y contaron con la supervisión
permanente del investigador responsable. En lo referente a las futuras líneas
de investigación afines a la temática, podría resultar interesante incluir una
valoración cuantitativa de los hábitos alimentarios, para así compensar las
posibles debilidades del cuestionario carente de esta información. De igual
manera, podría ser interesante aplicar una batería de test en diferentes
momentos, proyectando así un estudio longitudinal de mayor duración.
En conclusión, más de un tercio de las
personas mayores presenta niveles óptimos de adherencia a la DM, siendo los
sujetos activos (GE) los que secundan más la DM en los niveles medios de
adherencia. Además, las personas mayores activas (GE) tienen mejor nivel de condición
física que las sedentarias (GC).
6. REFERENCIAS
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Número de citas totales / Total referentes: 39(100%)
Número de citas propias de la revista / Journal’s
own referentes: 2 (7,8%)
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vol. 19 - número 76 - ISSN: 1577-0354