Carrasco, L.; Espinar, J.; Carbonell, F.J.; Martínez-Díaz, I.C. (2021)
Local and General Fatigue: Effects on Knee Proprioception in Soccer Players. Revista Internacional
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DOI: https://doi.org/10.15366/rimcafd2021.84.004
ORIGINAL
FATIGA LOCAL
Y GENERAL: EFECTOS SOBRE LA PROPIOCEPCIÓN DE RODILLA EN FUTBOLISTAS
LOCAL AND GENERAL
FATIGUE: EFFECTS ON KNEE PROPRIOCEPTION IN SOCCER PLAYERS
Carrasco, L.1; Espinar, J.2; Carbonell, F.J.3
y Martínez-Díaz, I.C.1
1 Profesores del Departamento de Educación Física y Deporte, Universidad
de Sevilla (España) lcarrasco@us.es,
martinezdiaz@us.es
2 Graduado en Ciencias
de la Actividad Física y del Deporte. Sevilla Fútbol Club, S.A.D. Área de
Preparación Física (España) juanespinar96@hotmail.com
3 Graduado en Ciencias
de la Actividad Física y del Deporte. Departamento de Educación Física y
Deporte, Universidad de Sevilla (España) francarbonel1996@gmail.com
Código UNESCO / UNESCO code: 241118 Fisiología del Movimiento / Physiology of movement
Clasificación Consejo de Europa / Council of Europe
classification:
14: Fisioterapia y rehabilitación / Physiotherapy and rehabilitation.
Recibido 29 de julio de
2019 Received July 29, 2019
Aceptado 1 de mayo de
2020 Accepted May 1, 2020
RESUMEN
El objetivo del presente estudio fue contrastar
los efectos de dos tipos de fatiga, local y general, sobre la propiocepción de
la rodilla. 22 jugadores semi-profesionales de fútbol, fueron evaluados en un
dinamómetro isocinético antes y después de realizar esfuerzos que indujeron fatiga
muscular local así como fatiga general. Dicha evaluación se basó en la prueba
de reposicionamiento angular activo de la rodilla, registrando las desviaciones
absolutas y relativas respecto al ángulo diana (30º de flexión). La inducción
de ambos tipos de fatiga consiguió alterar de forma significativa la capacidad
propioceptiva de los sujetos tras valorar únicamente el error absoluto, si bien
no se observaron diferencias significativas en su contraste. En conclusión, e
independientemente de su tipología, la fatiga inducida a estos futbolistas
parece influir sobre la propiocepción de sus rodillas, aunque este efecto está
condicionado por el tipo de error angular que se considere.
PALABRAS CLAVE: propiocepción, test de reposicionamiento, fatiga, rodilla,
fútbol.
ABSTRACT
The aim of this study
was to contrast the effects of two different types of fatigue, local and
general, on knee proprioception. Twenty two male amateur soccer players were
evaluated on isokinetic dynamometer before and after exercise-induced both local
and general fatigue. This evaluation consisted of an active knee repositioning
test, in which mean absolute and relative deviations regarding target angle
(30º knee flexion) were assessed. The proprioceptive capacity of the subjects
was affectd by induction of both types of fatigue only when mean abolute error
was estimated; however, no statistical differences were found between them. In
conclusion, and regardless of their type, fatigue induced to these players seems
to influence the proprioception of the knees although
this effect is dependent on the type of angular error that is considered.
KEYWORDS: proprioception, joint repositioning
test, fatigue, knee, soccer.
1 INTRODUCCIÓN
El
fútbol se caracteriza por ser un deporte de contacto que implica constantes
esfuerzos de alta intensidad, acciones de habilidad con el balón, movimientos
explosivos y disputas con el adversario, entre otras acciones. La combinación
de éstos y otros factores externos, hacen que los jugadores estén expuestos
constantemente y de manera inevitable a un alto riesgo lesional (Adalid, 2014).
De hecho, la aparición de lesiones en el fútbol es un aspecto que preocupa cada
vez más tanto a los propios futbolistas como a los clubes deportivos por muy
diversos factores; el tiempo de inactividad deportiva (cada jugador pierde un
promedio de 35 entrenamientos y de 4 a 8 partidos al año debido a las lesiones), la pérdida de las
capacidades físicas debido a la inactividad, las pérdidas económicas (las
cifras en el fútbol profesional alcanzan un promedio de 144.000 euros por
jugador y 3.587.000 euros por plantilla en una temporada) o los posibles miedos
al enfrentarse a situaciones futuras parecidas a las que produjeron la lesión
(Ortega, Argemi, Batista, García y Liota, 2006). Por ello, son cada vez más los
estudios que se centran en técnicas y procedimientos de prevención y
readaptación de lesiones con el fin de minimizar la influencia de todos estos
factores que perjudican esta práctica deportiva.
En cualquier caso, de las
regiones anatómicas más afectadas por las lesiones, parece
que la articulación del tobillo es la que registra una mayor incidencia
lesional (20,4% del total de lesiones de la temporada), seguida de la rodilla
(17,7%) y del muslo (14,5%). A pesar de ello, algunos autores defienden que la mayor parte de las lesiones en el fútbol se localizan
en la articulación de la rodilla (Llana, Pérez y Lledó, 2010) y que éstas son
las que revisten mayor gravedad, por lo que el período de inhabilitación
puede ser mayor (Peterson, Junge, Chomiak, Graf-Baumann y Dvorak, 2000).
En cuanto a su etiología, las
lesiones que afectan a la articulación de la rodilla se vinculan tanto con
factores de riesgo intrínsecos (lesiones
previas, rehabilitación inadecuada, capacidades condicionales y técnicas,
genética, morfología, nivel deportivo y factores psicológicos) como con factores
de riesgo extrínsecos (climatología, superficie de juego, equipamiento
deportivo, etc.). Además, las alteraciones o déficits en el sistema sensoriomotor, en el control postural, en la activación
muscular, en los mecanismos de anticipación y alteraciones, en general, en la capacidad
propioceptiva, son otros factores de consideración (Fort y Romero, 2013).
La propiocepción es la
parte del sistema somatosensorial encargada de obtener información sensitiva y
enviarla al sistema nervioso central (SNC) a fin de controlar el estado de
diferentes segmentos corporales en relación a otros (Biedert, 2000). Así, no es
de extrañar que el entrenamiento propioceptivo se incluya cada vez más en los trabajos
preventivos y de rehabilitación de lesiones en fútbol.
No obstante, uno
de los factores que pueden afectar directamente a la capacidad propioceptiva de
los futbolistas y, por ende, aumentar el riesgo lesional es la fatiga. De
hecho, un buen número de lesiones articulares y musculares ocurren cerca de la
finalización del partido o competición, especialmente en los miembros
inferiores (Augustsson et al., 2006; Bazneshin, Amiri,
Jamshidi y Vasaghi-Gharamaleki, 2015). En sentido, estudios previos han mostrado cierta
controversia, pues si bien algunas investigaciones han constatado una
alteración de la propiocepción debida a la fatiga (Vuillerme y Boisgontier,
2008; Bayramoglu, Toprak y Sozay, 2007), otras no han hallado dicho efecto
(Gurney, Milani y Pedersen, 2000; South y George, 2007; Miura et al., 2004). El
estudio de diferentes poblaciones (con diferente nivel de entrenamiento), el
análisis de diferentes articulaciones (principalmente rodilla y tobillo), la
aplicación de diferentes formas de fatiga y el uso de diferentes pruebas de
evaluación de la capacidad propioceptiva podrían justificar la discrepancia
entre los resultados hasta ahora obtenidos (Bazneshin et al., 2015). En este
caso, la fatiga experimentada por los jugadores de fútbol en su actividad
deportiva es tanto general, afectando a diferentes sistemas orgánicos, como
local, incidiendo en los músculos de los miembros inferiores, ya que son éstos los
más solicitados en dicha práctica. Por otro lado, en la evaluación
propioceptiva pueden utilizarse diferentes pruebas, entre las que destacan el umbral de detección de movimiento pasivo, la prueba de
sensación de tensión y la reproducción angular activa (Torres, Vasques, Duarte
y Cabri, 2010).
Estas pruebas evalúan diferentes ámbitos de la propiocepción, pues atienden al
posicionamiento articular o a la propia activación muscular, pudiéndose
efectuar, además, de forma pasiva o activa.
Teniendo en
cuenta lo expuesto anteriormente, parece lógico que los resultados hallados en investigaciones
previas resulten ciertamente contradictorios, no permitiendo alcanzar
conclusiones válidas. Es el caso del estudio realizado por Bazneshin et al.
(2015) quienes analizaron en jóvenes sanos el efecto de la fatiga muscular
local (cuádriceps) sobre la propiocepción de la rodilla a través de la prueba
de reposicionamiento (ángulo diana: 45º). Tras administrar el protocolo de
fatiga, estos autores observaron importantes desviaciones respecto al ángulo
diana (aumentos en el error absoluto y constante). En esta misma línea, Torres
et al. (2010) observaron cómo la capacidad de reproducir ciertas posiciones
angulares en la rodilla (30º y 70º) se vio disminuida durante 48 h después de
aplicar un protocolo de fatiga que sometió al cuádriceps con múltiples activaciones
excéntricas hasta el agotamiento. En otro estudio de características similares
a los anteriores, pero en el que se evaluó a personas mayores, Ribeiro, Mota y
Oliveira (2007), observaron una alteración de la propiocepción de la rodilla
tras un esfuerzo que indujo fatiga muscular local, lo que se tradujo en un
aumento significativo del error angular absoluto en la prueba de
reposicionamiento angular. Más recientemente, Allison, Sell, Benjaminse y Lephart (2016), tras la aplicación de un esfuerzo conducente a
provocar fatiga muscular local no observaron ninguna alteración significativa
en la capacidad propioceptiva de sujetos sanos sobre sus rodillas al evaluar la
sensación de tensión de los músculos vinculados a esta articulación. Por su
parte, Miura et al. (2004) compararon los efectos de la fatiga muscular local y
de la fatiga general sobre la propiocepción de la rodilla en un grupo de
sujetos sanos. La inducción de fatiga local, utilizando sucesivas
flexo-extensiones de rodilla bajo una activación isocinética máxima, no produjo
alteraciones significativas en la capacidad de reposicionamiento articular tras
medir el error angular absoluto; no obstante, los sujetos experimentaron un
aumento en dicho error tras correr durante 5 minutos en tapiz rodante (fatiga
general).
De cualquier
forma, las investigaciones efectuadas con población activa o deportista son más
reducidas en número. Así, son dos los estudios que han centrado su atención en
la práctica del fútbol. Carrasco, Nadal y Rodríguez (2005), evaluaron a un
grupo de futbolistas semi-profesionales tras someterlos a un protocolo de
fatiga muscular local, no encontrando ningún efecto sobre el reposicionamiento
angular de sus rodillas. Por último, Salgado, Ribeiro y Oliveira (2015),
estudiaron los efectos de la fatiga muscular general (la provocada por la
participación complete en un partido de fútbol) sobre la propiocepción de la
rodilla. Tras el esfuerzo, los futbolistas semi-profesionales evaluados
mostraron una alteración significativa en su capacidad de reposicionamiento
angular en dicha articulación.
Así, y considerando,
por una parte, que la rodilla y los músculos que a ella se vinculan son las
estructuras más solicitadas en la práctica del fútbol, siendo, a la vez, las
que mayor incidencia lesional presentan, y teniendo en cuenta, por otro lado,
la controversia existente en los resultados que se han obtenido en los estudios
efectuados hasta el momento, el objetivo del presente estudio fue aclarar si la
fatiga, bien de carácter general o local, altera la capacidad propioceptiva de
la rodilla en futbolistas.
2 MATERIAL Y MÉTODOS
2.1
PARTICIPANTES
Un
total de 22 jugadores semi-profesionales de fútbol participaron voluntariamente
en el estudio. Las características de estos sujetos se resumen en la Tabla 1.
Los sujetos no padecían lesiones en el momento de ser evaluados y no mostraron
enfermedades ni antecedentes lesionales o quirúrgicos que pudieran comprometer
su participación en el estudio. Se excluyeron los sujetos con antecedentes de
lesiones en las extremidades inferiores en los últimos 6 meses y se les informó
la necesidad de no realizar ejercicio físico 48 h antes de su participación en
la investigación. En todo caso, los sujetos firmaron el correspondiente
consentimiento después de que fueran completamente informados sobre las
características y las pretensiones del estudio, cuyo protocolo, ajustado a lo
dispuesto en la Declaración de Helsinki de 1964 y posteriores, fue examinado y
aprobado por el Comité de Ética de la Universidad de Sevilla.
Tabla 1. Características generales de los participantes
|
Valores media (dt) |
Edad (años) |
24 (2,7) |
Estatura (cm) |
179 (5,4) |
Masa Corporal (kg) |
77,1 (12,7) |
Índice de masa
corporal (kg/m2) |
23,8 (3,7) |
Experiencia (años) |
15,8 (2,2) |
Volumen de entrenamiento al año (h) |
261,9 (74,3) |
3.2
PROCEDIMIENTO
Figura
1. Visión frontal de la posición adoptada en el
dinamómetro.
El
resumen de todo el procedimiento desarrollado en el estudio se recoge en la
Figura 2.
Figura 2. Esquema resumen del diseño y procedimiento de la investigación.
4 RESULTADOS
4.1
INDUCCIÓN DE FATIGA LOCAL Y GENERAL
4.2
REPOSICIÓN ANGULAR DE LA RODILLA EN SITUACIÓN DE FATIGA
|
Fatiga local |
Fatiga general |
|||||
Error absoluto |
Error relativo |
Error variable |
Error absoluto |
Error relativo |
Error variable |
||
Media |
3,1 |
1,6 |
2,7 |
4,4 |
1,6 |
1,9 |
|
dt |
2,3 |
3,6 |
1,1 |
2,3 |
4,9 |
1,2 |
|
5 DISCUSIÓN
El
principal objetivo de este estudio fue comprobar si la fatiga relacionada con
el ejercicio puede afectar a la capacidad propioceptiva de la rodilla en
jugadores de fútbol, diferenciando, al mismo tiempo, qué tipo de fatiga (local
o general) es que podría causar una mayor afectación sobre dicha capacidad.
La
evaluación de la capacidad propioceptiva en los jugadores de fútbol participantes
en el estudio se aplicó a través de la prueba de reposicionamiento articular
activo, en su variante de cadena cinética abierta sobre un ángulo diana (30º de
flexión) que fue determinado previamente de forma pasiva (Ribeiro et al., 2007)
en la pierna dominante de estos sujetos. La utilidad de esta prueba se basa en
su fiabilidad, que ha sido constatada previamente con las variables utilizadas
en el presente estudio (error relativo promedio, error absoluto promedio y
error variable; Salgado et al., 2015).
En
cualquier caso, los resultados obtenidos en el estudio muestran cómo la fatiga,
independientemente de su tipología, afecta a la reposición del ángulo diana en
la articulación de la rodilla de los jugadores de fútbol evaluados. No obstante,
es importante considerar que dicho efecto ha sido únicamente observado a través
del error absoluto promedio, no apreciando tal afectación cuando es considerado
el error relativo promedio. Esta circunstancia es de gran trascendencia, pues tomar
como principal variable uno u otro tipo de error podría significar obtener resultados
diametralmente opuestos. Tal es así que, al igual que en el presente estudio,
investigaciones recientes han valorado ambos tipos de error al evaluar los
reposicionamientos articulares. Éste es el caso de los estudios desarrollados
por Bazneshin et al. (2015) y Salgado et al. (2015). Al igual que ocurriera en
estos trabajos previos, el error absoluto promedio registrado en el presente
estudio adquirió valores superiores a los alcanzados por el error relativo
promedio, si bien este último presentó una mayor dispersión dada la
bidireccionalidad que le caracteriza.
Sin
olvidar lo anterior, no parece que uno u otro tipo de fatiga (local o general)
afecte en mayor medida a la capacidad propioceptiva de estos sujetos ya que, independientemente
del tipo de error sometido a contraste, no se observaron diferencias significativas
al comparar los efectos de los dos tipos de fatiga inducidos. Así, nuestro
estudio coincide, aunque parcialmente, con el estudio desarrollado por Torres et al. (2010),
en el que se constató una disminución de la capacidad propioceptiva necesaria
para un correcto reposicionamiento de la rodilla tras la inducción de fatiga
muscular local (repetidas activaciones excéntricas del cuádriceps hasta el agotamiento).
Además, cabe resaltar que dicha capacidad propioceptiva se mantuvo alterada
hasta 48 h después de la inducción de fatiga. Esta alteración propioceptiva
también fue observada por Ribeiro et al., (2007), quienes observaron una
alteración de la propiocepción de la rodilla tras aplicar un esfuerzo inductor
de fatiga local y valorar el error angular absoluto.
Sin
embargo, nuestros resultados difieren, en cierta medida, con los obtenidos por
Miura et al., (2004), quienes no encontraron ningún efecto de la fatiga local
(cuádriceps) sobre la propiocepción de la rodilla que sí se vio afectada con la
fatiga general (5 minutos de carrera intensa sobre tapiz rodante). La falta de
un criterio objetivo para certificar el estado de fatiga, así como la elección
de un ángulo aleatorio entre 10 y 80º, dificultan la comparativa. En este
último caso, el establecimiento de determinados ángulos diana (cerca de los
límites de este intervalo) implica que la información propioceptiva generada
por los ligamentos juegue un rol crucial en la acción de reposicionamiento
activa, pudiendo compensar, en cierta forma, la fatiga muscular que pudiera
afectar directamente a otras zonas del cuádriceps. Al margen de este último
estudio, Carrasco
et al. (2005) no encontraron diferencias significativas al comparar la
desviación provocada por la fatiga local (protocolo de inducción de fatiga
similar al aquí aplicado) con la registrada de forma previa en el
reposicionamiento angular de la rodilla. También en esta línea se encuentran
los resultados obtenidos por Allison et al. (2016), quienes, en lugar de
analizar el efecto de la fatiga muscular local sobre la capacidad propioceptiva
de la rodilla con la prueba de reposicionamiento angular, analizaron la
sensación de tensión de los músculos vinculados a esta articulación.
Los efectos de la fatiga
local parecen tener como objetivo los husos musculares. Según Torres et al.
(2010) sus fibras intrafusales generan una señal aferente distorsionada que
compromete el resposicionamiento posterior en un determinado ángulo diana. Además,
según estos autores, los mecanorreceptores ubicados en el tendón (órgano de
Golgi) también podrían modificar del mismo modo su señal aferente, provocando
un procesamiento de información propioceptiva errónea. En la misma línea se
sitúan Forestier, Teasdale y
Nougier (2002), quienes afirman que la fatiga muscular local activa los
receptores de dolor a partir del aumento en la concentración de metabolitos
producto de un elevado metabolismo muscular. Estos metabolitos afectan también
al patrón de descarga de los husos musculares, resultando en un aumento de su
umbral excitatorio, lo cual conlleva una reducción de la señal aferente
(Sogaard, Gandevia,
Todd, Petersen y Taylor, 2006). De hecho, se ha llegado a señalar que la falta de
precisión en el reposicionamiento angular en situación de fatiga muscular aguda
podría estar originada tanto por la reducción de la sensibilidad como de la
señal emitida por fibras aferentes de los grupos III y IV (Yaggie y Armstrong,
2004).
Por
otra parte, y en relación con los efectos de la fatiga general, nuestros
resultados, expresados a través del error absoluto promedio, coinciden con los
que reportan otras investigaciones previas. Entre ellas destaca la desarrollada
por Miura et
al. (2004) quienes observaron una disminución de la capacidad de
reposicionamiento articular tras un esfuerzo intenso de carrera en tapiz rodante.
No obstante, uno de los estudios de mayor especificidad fue el realizado por
Salgado et al. (2015), quienes evaluaron la capacidad propioceptiva sobre la
articulación de la rodilla en futbolistas tras su participación en un partido
de futbol. Expuestos a una fatiga mayormente general, los errores tanto absoluto
como relativo aumentaron de forma significativa en la reposición angular de
rodilla. Además, en el presente estudio, se registró un efecto del protocolo de
inducción de fatiga general sobre el error absoluto que no se observó en el
resto de errores y tampoco en el caso de la fatiga local (Figura 3). Dicho
efecto implica una mayor distorsión de la capacidad de reposición articular
(error absoluto) que se mantuvo, además, a lo largo de las tres evaluaciones practicadas
después de inducir la fatiga a los sujetos participantes en el estudio. Bajo
esta consideración, podría especularse que la fatiga general podría afectar en
mayor medida a la capacidad propioceptiva que la fatiga local. Sin embargo, son
varias las limitaciones que podrían comprometer esta afirmación, pues
diferencias en el protocolo utilizado para inducir fatiga general (intensidad,
duración, tipo de ejercicio…) así como el uso o no de criterios válidos para
verificar el estado de fatiga conseguido dificultan la comparativa entre
investigaciones y la puesta en común de sus resultados y conclusiones. En este
sentido, y a diferencia de los estudios anteriores, en este estudio se aplicó
una prueba de carácter continuo (carrera sobre tapiz rodante) de intensidad
variable hasta el agotamiento; además, dicho estado de fatiga pudo constatarse
a través de la FC alcanzada en la prueba (95% sobre la FC máxima teórica) y una
puntuación promedio de 19 puntos en la escala clásica de Borg (puntuación
máxima: 20 puntos). Aunque este protocolo, con un promedio de 20 minutos de duración,
no resulte tan específico como el planteado por Salgado et al. (2015), permite
valorar a todos los sujetos de forma homogénea, pues el esfuerzo desarrollado,
así como el nivel de fatiga alcanzado de forma individual, fue similar, lo cual
es difícil de conseguir con un partido de fútbol, donde no todos los jugadores
tienen la misma implicación y/o se ejercitan y fatigan de igual forma. En
cualquier caso, y de forma complementaria al efecto de la fatiga local, la
fatiga general puede alterar otros mecanismos en el procesamiento de la
información propioceptiva a nivel del sistema nervioso central más que
interferir en la señal aferente de origen muscular. En este sentido, esfuerzos
de carácter máximo, como el aplicado en este estudio, son proclives a la
inducción de fatiga central, que, a su vez, reduce la precisión en el control
motor y la eficiencia del movimiento, lo cual puede comprometer la estabilidad
de articulaciones como la rodilla (Miura et al., 2004; Salgado et al., 2015). Así,
Hiemstra,
Lo y Fowler (2001) afirman que la disminución experimentada en la capacidad
propioceptiva tras la inducción de fatiga general (sin que exista una
afectación muscular concreta) puede ser debida a una deficiencia en el
procesamiento de la información propioceptiva, es decir, a causa de la
denominada fatiga central. Sin embargo, en opinión de Allen,
Leung y Proske (2010), los efectos vinculados a la fatiga muscular local
(periféricos) también pueden ejercer su influencia sobre la propiocepción a
nivel central; no obstante, resulta difícil concretar, en este caso, qué
factores pueden tener un mayor peso específico en la alteración de la capacidad
de reposicionamiento articular (Abd-Elfattah, Abdelazeimb y Elshennawy, 2015; Salgado et al. 2015).
En relación con la dirección
o sentido del reposicionamiento articular (valor adquirido por el error
relativo promedio), e independientemente del tipo de fatiga aplicada, los
resultados del presente estudio difieren con gran parte de las investigaciones realizadas
con anterioridad. En dichos trabajos se registraron valores negativos en dicho
error, lo que se traduce en posiciones más cercanas a la flexión completa de la
rodilla (tras la inducción de fatiga los sujetos no alcanzaron el ángulo diana
propuesto; Allen et al., 2010; Givoni, Pham, Allen, Proske, Salgado et al., 2015). Algunos
de estos autores responsabilizan a la fatiga muscular local, más en concreto, a
la experimentada por los músculos flexores de la rodilla, como factor decisivo
en el sentido del error relativo promedio; sin embargo, Givoni et al. (2015),
quienes fatigaron de forma exclusiva la musculatura extensora de la rodilla,
también hallaron errores relativos promedio de signo negativo, lo cual hace
pensar que la dirección de dicho error podría ser independiente ya no sólo del
tipo de fatiga inducida, sino también del grupo muscular que se quiere fatigar
(fatiga local).
De
cualquier forma, es necesario reconocer varias limitaciones en el presente
estudio. En primer lugar, únicamente se registró el torque máximo del
cuádriceps en el protocolo aplicado para la inducción de fatiga local (y en
especial, el descenso de su valor por debajo del 50%) no siendo medida su
máxima capacidad para generar tensión en el protocolo utilizado en para inducir
fatiga general. Aunque se obtuvieron distintos parámetros para certificar el
correspondiente estado de fatiga, el registro de la capacidad funcional del
cuádriceps hubiera permitido un contraste alternativo entre los dos tipos de
fatiga aplicados. Por otro lado, y al igual que se ha planteado en estudios
previos, la reposición angular fue evaluada a través de un movimiento de
extensión de la rodilla, con la principal activación del cuádriceps, lo cual focaliza
la atención en los efectos de la fatiga sobre este grupo muscular y los
mecanorreceptores distribuidos entre sus fibras, si bien es posible que exista
interferencia sobre dichos receptores en los músculos flexores de la rodilla,
máxime cuando éstos se elongan en el movimiento de extensión que sirvió para
alcanzar el ángulo diana. Además, los músculos isquiotibiales también fueron
sometidos a fatiga local y general pudiendo ser esta afectación sumativa a la
experimentada por el cuádriceps. Por último, se podría cuestionar la aparición
de un error progresivo (aprendizaje) al someter a los mismos sujetos a un mismo
ángulo diana en dos evaluaciones consecutivas y siendo practicados en ellas
varios registros relativos al reposicionamiento angular. Sin embargo, la
aplicación de un orden aleatorio en la aplicación de uno u otro tipo de
protocolo de fatiga, la ignorancia, por parte de cada sujeto analizado, de los
resultados conseguidos en cada registro (no se dio a conocer en ningún caso el
valor del error en el reposicionamiento angular) así como la estabilidad del
error absoluto a consecuencia de la fatiga general, no refrendan esta
posibilidad.
6 CONCLUSIONES
Finalmente,
son varias las conclusiones alcanzadas con este estudio. En primer lugar, los
efectos provocados por la fatiga en la capacidad propioceptiva de estos
futbolistas sólo pueden ser expresados a través del error absoluto promedio,
condicionando así no sólo el resto de conclusiones de este estudio sino también
la de otros en los que únicamente se contemple el error relativo como principal
variable. Bajo esta perspectiva, ambos tipos de fatiga alteraron la capacidad
propioceptiva de estos deportistas sobre sus rodillas, si bien la alteración
causada por la fatiga general parece ser más estable. Teniendo en cuenta todas
estas circunstancias, la evaluación, así como el entrenamiento propioceptivo específico,
adquiere una especial relevancia desde un punto de vista preventivo al permitir
una mayor estabilidad en articulaciones claves para este tipo de población.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 21 - número 84 - ISSN: 1577-0354