DOI: https://doi.org/10.15366/rimcafd2022.88.012
ORIGINAL
ANÁLISIS
DEL RIESGO DE AHOGAMIENTO ASOCIADO AL ENTORNO ACUÁTICO Y COMPETENCIA NATATORIA
ANALYSIS OF THE DROWNING RISK ASSOCIATED WITH AQUATIC ENVIRONMENT
AND SWIMMING ABILITY
Szpilman, D.1;
Gaino Pinheiro, A.M.2; Madormo,
S.3; Palacios-Aguilar, J.4; Otero-Agra, M.5; Blitvich, J.6 y Barcala-Furelos, R.7
1 MD. Director médico de la Sociedad Brasileña de Socorrismo (Brasil).
david@szpilman.com
2
Academia Gustavo Borges Swimming
Methodology (Brasil). apinheiro@metodologiagb.com.br
3 PE. Dirección
técnica del Instituto Nacional de Natación Infantil INATI (Brasil). sandra@viaesporte.com.br
4 PhD. Facultad de
Ciencias del Deporte y la Educación Física. Universidade
da Coruña (España) jose.palacios@udc.es
5 MsC. RN. Grupo de
Investigación REMOSS de la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte
de Pontevedra, Universidade de Vigo, Pontevedra,
(España) martinoteroagra@gmail.com
6
PhD.
School of Health Sciences and Psychology at
Federation University Australia, (Australia). jennyblitvich486@gmail.com
7 PhD. Grupo de
Investigación REMOSS de la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte
de Pontevedra, Universidade de Vigo, Pontevedra, (España).
CLINURSID Grupo de Investigacion adscrito al
Departamento de Psiquiatría, Radiología y Salud Pública, Universidad de Santiago
de Compostela, (España)
roberto.barcala@uvigo.es
AGRADECIMIENTOS
Los autores quieren agradecer a los expertos
implicados en el diseño de la matriz de riesgo y todas las personas que han
contribuido a la elaboración de este trabajo.
Código
UNESCO / UNESCO code: 3212 Salud Pública / Public Health)
Clasificación
Consejo de Europa
Otras (actividades acuáticas) / Other (water activities)
Recibido 20 de junio de 2020 Received June 20,
2020
Aceptado 25 de octubre de 2020 Acepted October 25, 2020
RESUMEN
Un alto nivel de natación puede ser un
factor protector ante el ahogamiento, sin embargo, esta relación todavía no ha
sido empíricamente demostrada, en base al nivel de habilidad y entorno
acuático. Este estudio diseñó una matriz de riesgo de ahogamiento en base al
análisis probabilístico de un cuestionario respondido por 3.181 participantes.
Se analizó la ocurrencia de Estrés/Distrés acuático (EDA) en base a 5 niveles de
competencia y tres entornos acuáticos: a) Piscina sin olas ni corrientes, b)
Lagos, embalses, ríos y playas sin olas ni corrientes, c) Ríos, playas o
piscinas con olas y/o corrientes. Los resultados se expresaron en Odds Ratio (OR). El riesgo de EDA superó el OR de 25 en el
entorno más peligroso y se incrementó para todos los escenarios conforme la
competencia acuática era peor. Tres de cada cuatro nadadores han sufrido EDA y
este evento pudo ser un incentivo para mejorar sus competencias acuáticas.
PALABRAS
CLAVE:
habilidad natatoria, ahogamiento; análisis de riesgo; seguridad acuática; estrés/distrés
acuático.
ABSTRACT
A high level of
swimming can be a protective factor against drowning, however, this
relationship has not yet been empirically demonstrated, based on water
competence level and aquatic environment. This study designed a drowning risk
matrix based on the probabilistic analysis of a questionnaire answered by 3,181
participants. The occurrence of Aquatic Stress/Distress (EDA) was analysed
based on 5 skill levels and three aquatic scenarios: a) Pool without waves or
currents, b) Lakes, reservoirs, rivers and beaches without waves or currents, c)
Rivers, beaches or pools with waves and/or currents. The results were expressed
in Odds Ratio (OR). EDA risk exceeded OR of 25 in the most dangerous
environment and increased for all scenarios as aquatic competency worsened.
Three out of four swimmers have suffered from EDA and this event could have
been an incentive to improve their water competence.
KEY WORDS: aquatic stress/distress;
drowning; risk analysis; water safety; swim.
Listado de acrónimos estadísticos y de las variables
OR:
Odds Ratio. TE: Tamaño del Efecto.
EDA:
Estrés/Distrés Acuático. NCA: Nivel de Competencia Acuática. EA: Entornos
Acuáticos. N (1-5): Nivel categorizado de competencia acuática [1 la mayor – 5
la peor]. CF:
Condición Física
1. INTRODUCCIÓN
Está ampliamente aceptado que un alto
nivel de natación puede ser un factor protector ante el ahogamiento,1-3 especialmente
si el aprendizaje comienza en la infancia.4 No obstante, la relación
entre la competencia natatoria y ahogamiento nunca ha sido demostrada científicamente.5
Tradicionalmente el término ahogamiento se ha entendido como sinónimo de
muerte, sin embargo, el ahogamiento es un proceso por el que se experimenta una
dificultad para respirar motivada por la sumersión o inmersión en un líquido6,
con dos consecuencias posibles; muerte (ahogamiento mortal) o supervivencia
(ahogamiento no mortal). La supervivencia a un incidente acuático puede deberse
a la capacidad de la víctima para salir del peligro (con o sin ayuda) o por los
cuidados post rescate (primeros auxilios).
Actualmente el ahogamiento está
considerado un problema de salud pública por la Organización Mundial de la
Salud (OMS)7 y dada su magnitud todavía desconocida se ha comparado
con la “metáfora del iceberg”.8 Se sabe que provoca el fallecimiento
de más de 350.000 personas anualmente7,9, la mayoría son hombres,
ocurre habitualmente en lugares sin vigilancia10
y suelen ser por causas prevenibles11, en cambio, poco se sabe de los
incidentes no mortales. Un estudio brasileño reveló que por cada ahogado que
requirió cuidados sanitarios, otros cinco bañistas sufrieron algún incidente acuático
sin aspiración de líquido (no ahogamiento).12 En Nueva Zelanda, por
cada joven fallecido por ahogamiento, 27 personas fueron rescatadas.13 En
España, en el bienio 2016/2017, un total de 1.175 personas fallecieron por
ahogamiento.14
La fase previa o paralela al proceso de
ahogamiento es la de estrés o distrés acuático (EDA)15. El estrés
acuático es un estado de desequilibrio fisiológico o de las condiciones
psicológicas causadas por la percepción de riesgo de muerte por ahogamiento. Es
en sí, un incidente en el que la víctima puede manejar la situación por sí misma
o con ayuda de otros (p. ej. verse envuelto en una corriente de retorno y
dejarse ir, sin nadar en contra, hasta que la fuerza del flujo de agua pueda
ser vencida y salir de la situación potencialmente peligrosa). En cambio, el
distrés comienza cuando una persona no tiene la habilidad racional para
gestionar la situación estresante (p. ej. una víctima que agarra al socorrista
que intenta salvarlo). El término denominado EDA como un evento percutor a una
situación de rescate y/o ahogamiento es la piedra angular para abordar el
problema.
Habitualmente, las estrategias de
prevención del ahogamiento suelen ser dos: a) las intervenciones proactivas,
realizadas principalmente por los socorristas y cuya finalidad es la de
reducción del riesgo del entorno y b) las intervenciones preventivas reactivas
cuya finalidad es modificar el comportamiento de los bañistas, enseñándoles a
discriminar las situaciones potencialmente peligrosas y a tener un mejor
conocimiento de sus competencias acuáticas.5,15
En esta última consideración se
encuentra el foco de nuestro estudio, que tiene como objetivo el análisis de la
relación entre la competencia natatoria, el entorno acuático y la probabilidad
de un evento de EDA. La finalidad es crear una herramienta útil para la auto-valoración del riesgo de ahogamiento.
2. MATERIAL Y MÉTODOS
2.1.
CREACIÓN DE UNA TABLA
DE RIESGO DE AHOGAMIENTO
Doce expertos internacionales en
natación y prevención acuática fueron invitados para elaborar una matriz de riesgo que contemplase los
factores más influyentes en el ahogamiento. Los expertos fueron seleccionados
basándose en su experiencia profesional y científica acreditada por sus
contribuciones académicas y actividades divulgativas. Para el diseño de la
matriz se siguió el método Delphi en un formato mixto (vía email y en persona)
y consistió en tres fases.
Fase 1: Los expertos consideraron las dos
variables con más importancia en el riesgo de ahogamiento; el nivel de
competencia acuática y los diferentes espacios acuáticos. Estos factores
previamente ya han sido considerados como relevantes por otros autores.5,12,16
Para el diseño preliminar de la matriz de riesgo, se establecieron cinco
niveles de competencia acuática (NCA) y tres entornos acuáticos (EA).
Los NCA fueron:
· Nivel 1 la mejor
competencia: Nadador con análisis de riesgo y con conocimientos de rescate.
· Nivel 2: Capaz de nadar
4 técnicas –crol, espalda, braza, mariposa-.
· Nivel 3: Capaz de nadar
con más de un estilo y con habilidades avanzadas de flotación.
· Nivel 4: Habilidades de
flotación básica.
· Nivel 5 la peor
competencia: No tiene habilidades de natación ni de flotación.
Los EA con diferentes condiciones fueron:
· Piscinas sin olas ni
corrientes.
· Embalses, lagos, ríos y
playas sin olas ni corrientes.
· Ríos, playas o piscinas
con olas o corrientes.
Fase 2: Los expertos cuantificaron el
riesgo en base a su experiencia previa relacionada con la enseñanza de la
natación y/o el rescate acuático. La categorización inicial se ordenó en tres
niveles: alto (rojo), medio (amarillo) y bajo (verde). La clasificación de
riesgo fue basada en la tabla de predicción de riesgo de Messner et al.17
Fase 3: Se elaboró una primera matriz
piloto, que integró NCA, EA y los niveles de riesgo (Figura 1).
Figura 1. Matriz de riesgo del ahogamiento (versión preliminar)
2.2.
COLECCIÓN DE DATOS Y
VARIABLES
Para verificar la adecuación de la matriz
de riesgo a la probabilidad de EDA, los expertos elaboraron un cuestionario de
7 preguntas, sobre el que los participantes debían responder en relación a su NCA;
los EA que habían frecuentado; si habían experimentado alguna situación de EDA
y, si lo habían experimentado, en qué EA ocurrió; y cuál era su NCA y condición
física (CF) en el momento de sufrir un evento de EDA. Los participantes también
identificaron su género. El cuestionario está disponible en castellano https://forms.gle/79b1oPk3WE32VxiN6 y portugués https://forms.gle/79b1oPk3WE32VxiN6.
Las variables analizadas fueron: a) NCA;
b) EA; c) EDA, con opción Sí y No; d) NCA durante EDA; e) EA durante el evento EDA
y f) CF (“Condición física buena”; Condición física regular”; “Condición física
baja”) durante el evento de EDA.
2.3.
PARTICIPANTES
Figura 2.
Diagrama
de flujo de los pasos de la investigación
El cuestionario fue elaborado en la
plataforma “Google Forms” y distribuido mediante redes
sociales (Facebook, WhatsApp, Twitter e Instagram). Este método fue elegido con
el objetivo de conseguir el mayor número de respuestas y un perfil de
participantes lo más heterogéneo posible. No se requirió ningún criterio de
inclusión, más que el de ceder los datos anonimizados con fines de
investigación. Un total de 3.202 personas contestaron el cuestionario. Se
excluyeron 21 debido a respuestas inconsistentes (al menos una respuesta
incompatible con otra). El número total incluido en el análisis fue de 3.181,
de los cuales 1.482 (46,6%) fueron contestadas en castellano y 1.699 (53,4%) en
portugués. La Figura 2 resume el desarrollo, reclutamiento, implementación y análisis
del cuestionario.
2.4.
ANÁLISIS DE DATOS
Se realizó un análisis descriptivo de
las diferentes variables estratificado por género, NCA y EA. Se utilizó el
software IBM SPSS para Windows versión 21 (IBM Corp., Armonk,
NY, EEUU). Para el análisis en función del género, se utilizó el test Chi
Cuadrado, y en las comparaciones con resultados significativos se calculó el
tamaño del efecto (TE) con el test V de Cramer. Los siguientes valores se
usaron para medir la intensidad del efecto: Pequeña (0,06 – 0,18); Mediana
(0,18 – 029); Grande (> 0,29).18 El cuestionario incluyó la
opción “seleccione todos los EA que haya experimentado (no restringido a una
opción)”. Para este análisis se consideró; ninguno, uno o combinado.
Se realizó un análisis descriptivo
comparar el NCA antes y después del evento de EDA, para determinar si el
incidente provocó alguna variación en la competencia acuática de la víctima.
Para analizar la matriz de riesgo en
cada NCA y para cada EA, las frecuencias relativas y los “Odds
Ratio” (OR) se utilizaron para clasificar el riesgo en diferentes niveles y
colores. El OR fue calculado para cada NCA en los tres EA, de acuerdo con las
respuestas de la pregunta 6 (ver cuestionario en material suplementario). El
nivel más alto de competencia (nivel 1: Sabe nadar, analizar el riesgo y rescatar)
y el escenario con menor riesgo hipotético (piscina sin olas ni corrientes)
fueron tomados como referencia (OR = 1,00). La variación estadísticamente significativa
entre los casos fue utilizada para modificar la tabla piloto desarrollada por
el consenso de expertos (Figura 1) hacia una nueva tabla corregida (Figura 3)
basada en el análisis de las respuestas del cuestionario, utilizando las
probabilidades de riesgo descritas en la literatura para el OR: Trivial (<
1,5); Bajo (1,5 – 3,5); Medio (3,5 – 9,0); Alto (> 9,0).19
3. RESULTADOS
Un total de 3.181 cuestionarios fueron analizados.
La Tabla 1 resume los resultados descriptivos del cuestionario. Un 62,3% de los
participantes fueron hombres y un 37,3% fueron mujeres. Los hombres indicaron
poseer el NCA más alto en N1 (H 58,6% vs M 26,1%; p < 0,001), mientras que
en el resto de los niveles (N2 – N5) las mujeres tienen porcentajes superiores
(p
El análisis de los EA muestra que sólo un
0,2% de los participantes nunca entró en el agua y que más de la mitad habían
experimentado los tres EA. Un 63,9% de los participantes indicaron haber
sufrido algún evento de EDA, en uno o más EA (por cada 2 personas que
experimentaron EDA, una no lo hizo). Los hombres sufrieron EDA en mayor medida
que las mujeres (H 66,6% vs M 59,5%; p < 0,001). En el análisis de los EA y
su uso (no restringido a uno solamente), 2.251 (70,8%) indicaron como preferente
piscinas sin olas ni corrientes, 2.120 (66,6%) lagos, presas, ríos y playas sin
olas ni corrientes y, 2.695 (84,7%) lagos, presas, ríos y playas con olas y/o
corrientes. El
análisis de la ocurrencia de EDA en relación con el NCA, se encontró en el
nivel 1 (saber nadar, analizar el riesgo y rescatar), mayor proporción de
hombres que de mujeres (H 33,6% vs M 13,6%; p < 0,001).
La segunda mayor diferencia entre
géneros para aquellos que habían sufrido EDA, ocurrió en el nivel más bajo de
competencia acuática (no saber nadar) (M 24.8% vs H 16.2%, p <0.001).
Se encontraron diferencias
significativas en los EA cuando se produjo evento de EDA: El entorno acuático
en el que ocurrió con mayor frecuencia un evento de EDA fue el teóricamente más
peligroso (lagos,
presas, ríos y playas con olas y/o corrientes), especialmente para los hombres (total
72.4%; M 69.3% vs H 74.0%, p = 0.023). En contraste, las mujeres informaron
mayoritariamente de EDA en el entorno teóricamente con menor riesgo; Piscina
sin olas ni corrientes (M 15.7% vs H 9.9%, p <0.001).
Alrededor de la mitad de los
participantes indicaron estar en una condición física óptima en el momento del
evento de EDA (total 48,0%; H 49,5% vs M 46,7%; p = 0,234). Sólo cuando la condición
física fue baja se encontraron diferencias significativas entre géneros (M
21,9% vs H 15,7%; p < 0,001).
Tabla 1: Datos descriptivos de
NCA, EA y EDA
Variable |
Opciones |
Total 3.181 (100,0%) |
Mujer 1.199 (37,7%) |
Hombre 1.982 (62,3%) |
p valor |
Asociación |
|
X7 |
Cramer |
||||||
NCA |
N1 |
1.475 (46,4%) |
313 (26,1%) |
1,166 (58,6%) |
< 0,001** |
362,03** |
0,34 Grande |
N2 |
515 (16,2%) |
226 (18,8%) |
289 (14,6%) |
0,002* |
|||
N3 |
755 (23,7%) |
390 (32,5%) |
365 (18,4%) |
< 0,001** |
|||
N4 |
255 (8,0%) |
141 (11,8%) |
114 (5,8%) |
< 0,001** |
|||
N5 |
181 (5,7%) |
129 (10,8%) |
52 (2,6%) |
< 0,001** |
|||
EA |
EA1 |
153 (4,8%) |
66 (5,5%) |
87 (4,4%) |
< 0,001** |
90,51** |
0,17 Pequeño |
EA2 |
204 (6,4%) |
117 (9,8%) |
87 (4,4%) |
0,211 |
|||
EA3 |
654 (20,6%) |
200 (16,7%) |
454 (22,9%) |
< 0,001** |
|||
EA1
y EA2 |
123 (3,9%) |
71 (5,9%) |
52 (2,6%) |
< 0,001** |
|||
EA1
y EA3 |
248 (7,8%) |
120 (10,0%) |
128 (6,5%) |
< 0,001** |
|||
EA2
y EA3 |
66 (2,1%) |
20 (1,7%) |
46 (2,3%) |
< 0,001** |
|||
EA1,
EA2 y EA3 |
1.727 (54,3%) |
602 (50,2%) |
1.125 (56,8%) |
0,154 |
|||
Nunca
entró en el agua |
6 (0,2%) |
3 (0,3%) |
3 (0,2%) |
0,534 |
|||
EDA |
SÍ |
2.033 (63,9%) |
713 (59,5%) |
1.320 (66,6%) |
< 0,001** |
16,48** |
0,07 Pequeño |
NO |
1.148 (36,1%) |
486 (40,5%) |
662 (33,4%) |
||||
Variable |
Sólo los que respondieron SI en EDA |
Total 2.033 (100,0%) |
Mujer 713 (59,5%) |
Hombre 1.320 (66,6%) |
p valor |
Asociación |
|
X7 |
Cramer |
||||||
NCA durante EDA |
N1 |
541 (26,6%) |
97 (13,6%) |
444 (33,6%) |
< 0,001** |
101,72** |
0,22 Pequeño |
N2 |
289 (14,2%) |
104 (14,6%) |
185 (14,6%) |
0,725 |
|||
N3 |
501 (24,6%) |
203 (28,5%) |
298 (22,6%) |
0,003* |
|||
N4 |
311 (15,3%) |
132 (13,6%) |
179 (18,5%) |
0,003* |
|||
N5 |
391 (19,2%) |
177 (24,8%) |
214 (16,2%) |
< 0,001** |
|||
EA durante EDA |
EA1 |
243 (12,0%) |
112 (15,7%) |
131 (9,9%) |
< 0,001** |
17,36* |
0,09 Pequeño |
EA2 |
203 (10,0%) |
66 (9,3%) |
137 (10,4%) |
0,421 |
|||
EA3 |
1.471 (72,4%) |
494 (69,3%) |
977 (74,0%) |
0,023† |
|||
EA1
and EA2 |
7 (0,3%) |
2 (0,3%) |
5 (0,4%) |
0,718 |
|||
EA1
and EA3 |
54 (2,7%) |
23 (3,2%) |
31 (2,3%) |
0,240 |
|||
EA2
and EA3 |
33 (1,6%) |
10 (1,4%) |
23 (1,7%) |
0,563 |
|||
EA1,
EA2 and EA3 |
22 (1,1%) |
6 (0,8%) |
16 (1,2%) |
0,441 |
|||
CF durante EDA |
Buena
CF |
986 (48,5%) |
333 (46,7) |
653 (49,5%) |
0,234 |
12,31* |
0,08 Pequeño |
CF
regular |
684 (33,6%) |
224 (31,4%) |
460 (34,8%) |
0,118 |
|||
Baja
CF |
363 (17,9%) |
156 (21,9%) |
207 (15,7%) |
< 0,001** |
|||
Variables |
Sólo los que respondieron NO en EDA |
Total 1.148 (100,0%) |
Mujer 486 (42,3%) |
Hombre 662 (57,7%) |
p valor |
Asociación |
|
X7 |
Cramer |
||||||
NCA en personas que
nunca sufrieron un evento de EDA |
N1 |
505 (44,0%) |
128 (26,3%) |
377 (56,9%) |
< 0,001** |
125,31** |
0,33 Grande |
N2 |
222 (19,3%) |
101 (20,8%) |
121 (18,3%) |
0,289 |
|||
N3 |
273 (23,8%) |
161 (33,1%) |
112 (16,9%) |
< 0,001** |
|||
N4 |
97 (8,4%) |
58 (11,9%) |
39 (5,9%) |
< 0,001** |
|||
N5 |
51 (4,4%) |
38 (7,8%) |
13 (2,0%) |
< 0,001** |
|||
Nivel de competencia
acuática (NCA); Niveles: Nadador con análisis de riesgo y formación en
rescate (N1), Nada 4 estilos (N2), Nada más de un estilo con habilidades de
flotación avanzada (N3), Habilidades de flotación acuática básica (N4), No
sabe nadar ni flotar (N5). Escenario Acuático (EA): Escenarios: Piscinas sin
Corrientes ni olas (EA1), Embalses, lagos, ríos o playas sin Corrientes ni
olas (EA2), Ríos, playas o piscinas con Corrientes u olas (EA3). Distrés/Estrés
Acuático (EDA). Condición Física (CF). Valor de p para Chi Cuadrado = 0,05. *
comparación significativa con p < 0,01. ** comparación significativa con p
< 0,001. Valor de asociación con valor de V de Cramer: Pequeño (0,06 -
0,18); Mediano (0,18 - 0,29); Grande (> 0,29) |
Tras sufrir un evento de EDA, se
incrementó significativamente el NCA (p < 0,01). Esta mejora influyó
aproximadamente uno de cada dos nadadores en N1, N2 y N4, y uno de cada tres en
N3 (Tabla 2).
Tabla 2: Evolución del NCA desde el evento de EDA |
|||||||
|
NCA durante el
evento de EDA |
Total |
Asociación |
||||
Tenía el mismo nivel |
Tenía peor nivel |
Tenía mejor nivel |
ꭓ7 |
Cramer |
|||
NCA en el momento de
la realización del cuestionario |
N1 |
497 (51,2%) |
473 (48,8%) |
0 (0,0%) |
970 (47,7%) |
198,14** |
0,22 Mediano |
N2 |
139 (47,4%) |
132 (45,1%) |
22 (7,5%) |
293 (14,4%) |
|||
N3 |
291 (60,4%) |
162 (33,6%) |
29 (6,0%) |
482 (23,7%) |
|||
N4 |
87 (55,1%) |
54 (34,2%) |
17 (10,8%) |
158 (7,8%) |
|||
N5 |
116 (89,2%) |
0 (0,0%) |
14 (11,8%) |
130 (6,4%) |
|||
|
Total |
1.130 (55,6%) |
821 (40,4%) |
82 (4,0%) |
2.033 (100,0%) |
||
Nivel de competencia acuática (NCA); Niveles: Nadador con análisis de
riesgo y formación en rescate (N1), Nada 4 estilos (N2), Nada más de un
estilo con habilidades de flotación avanzada (N3), Habilidades de flotación
acuática básica (N4), No sabe nadar ni flotar (N5). Escenario Acuático (EA):
Valor de p para Chi Cuadrado = 0,05. * comparación significativa con p <
0,01. ** comparación significativa con p < 0,001. Valor de asociación con
valor de V de Cramer: Pequeño (0,06 - 0,18); Mediano (0,18 - 0,29); Grande
(> 0,29) |
La Figura 3 muestra la modificación de
la matriz de riesgo inicial, por una actualizada, en base a la información que
proporcionaron los participantes. Esta nueva matriz se basa en la clasificación
de probabilidades de riesgo descrita por Cohen.19 La actualización
consistió en una subdivisión de la categoría de alto riesgo en dos niveles:
Alto riesgo (descrita en naranja) y Riesgo Crítico (descrita en rojo). Todos
los análisis fueron realizados tomando como referencia (OR = 1) a los valores
del primer nivel (Saber nadar, analizar riesgo y rescatar) en el EA Piscina sin
olas ni corrientes. En piscinas sin olas ni corrientes, los primeros tres
niveles (N1 – N3) mostraron porcentajes menores al 10% y OR < 1,5. Cuanto
menor sea el NCA, mayor es el riesgo en este espacio acuático: riesgo medio en el
nivel 4 (Posee desplazamiento y flota en vertical; 15,9%; OR = 3,41) y riesgo
crítico en N5 (No sabe nadar; 34%; OR = 9,24). En el segundo EA (Lagos,
embalses, ríos y playas sin olas ni corrientes) se observa un patrón similar,
cuanto menor sea el NCA, mayor es el riesgo. En el tercer EA (con olas y/o
corrientes), los porcentajes presentaron valores críticos en todos los niveles,
con el menor riesgo en el primer nivel de la competencia acuática (48,1%; OR =
16,65) y el riesgo más alto para el cuarto nivel (62,0%; OR = 29,31). Todos los
OR en ríos, playas o piscinas con olas y/o corrientes fueron superiores a 9
(riesgo alto descrito por Cohen19), indicando que los valores más
altos de NCA no suponen un factor de protección absoluta para el entorno con
mayor peligro aparente (en presencia de olas y corrientes). En los restantes EA
analizados (piscinas o entornos sin olas/corrientes), cuanto menor es el NCA,
mayor será el riesgo de EDA, especialmente en piscinas; una persona que no sabe
nadar tiene una probabilidad 9 veces más alta de sufrir EDA comparada con un
buen nadador que además tenga análisis de riesgo. El mayor riesgo (29 veces
superior) se encuentra en EA3. Los mejores nadadores (los ubicados en el primer
nivel) apenas sufren eventos de EDA en piscinas y espacios acuáticos sin olas o
corrientes, pero su riesgo se incrementa de manera muy importante en cuando
desarrollan su actividad con olas o corrientes (OR 16,65). El riesgo más alto
en una piscina para las personas que no saben nadar (N5) (OR = 9,24), es más
bajo que el riesgo para los mejores nadadores, en el escenario más peligroso (olas
y corrientes) (OR = 16,65).
Figura 3. Matriz de riesgo del ahogamiento
(versión definitiva). Los colores de las celdas representan los Odds Ratio (OR). Los niveles para los rangos fueron los
siguientes: Bajo riesgo (Verde): 0 –
9,9% de casos de EDA. Riesgo medio (Amarillo):
10 – 19,9% de casos de EDA. Alto riesgo (Naranja):
20 – 29,9% de casos de EDA. Riesgo crítico (Rojo):
> 30% de casos de EDA.
4. DISCUSIÓN
El objetivo de esta investigación fue evaluar
la ocurrencia de un evento de EDA con la finalidad de desarrollar una
herramienta de fácil comprensión, para que las personas puedan conocer su
riesgo en la práctica de actividades acuáticas en diferentes EA. La matriz de
riesgo de EDA demuestra que, incluso, nadadores avanzados tienen peligro
potencial de ahogarse. La percepción realista de las limitaciones y no
sobreestimar las capacidades propias, combinado con una valoración correcta del
riesgo, es crucial para la prevención del ahogamiento.20
Lo cierto es que los entornos acuáticos
son espacios muy populares para la recreación o la salud16 y prueba
de ello, es que sólo un 0,2% de los participantes en este estudio, respondió
que jamás utilizó alguno de estos entornos. No obstante, todavía existe un
conocimiento científico limitado en el análisis de los factores que pueden ser
protectores y cuáles precipitan el ahogamiento en las personas adultas.21
Es destacable cómo la mayoría de los participantes, en algún momento, han
estado expuestos a situaciones de riesgo; 8 de cada 10 han experimentado el EA3,
independientemente del NCA, algo que ya ha sido reseñado en otros estudios.16-22
“Aprende cómo nadar” ha sido la
principal propuesta educativa para reducir ahogamientos.1-3 Este
estudio mostró que a mayor NCA la ocurrencia de EDA fue menor en los tres EA,
con algunas excepciones (En el NCA 2, en lagos, embalses, ríos y playas sin
olas ni corrientes y NCA 5, en presencia de olas y corrientes). Sotés et al3 indicó que la educación en el medio
acuático, información de peligro y una mayor percepción de seguridad, podría
disminuir los fallecimientos en la playa, sin embargo, nuestro estudio ha
mostrado que la competencia acuática no elimina completamente la
vulnerabilidad. Nuestros datos defienden que los nadadores con un buen NCA y
buena condición física tienen mayor protección en ambientes acuáticos de menor
riesgo (como piscinas y playas sin olas o corrientes), pero que el riesgo sigue
siendo muy alto cuando las condiciones del entorno acuático son peligrosas. En
este sentido, la buena condición física no elimina el alto riesgo cuando se
enfrentan a olas o corrientes, el 48,5% de los nadadores indicaron que estaban
en una condición física excelente cuando sufrieron el evento de EDA,
especialmente aquellos que su competencia era mayor. En este análisis también
debe tenerse en cuenta la exposición personal al riesgo. Adquirir las mejores
competencias natatorias implica mayor número de horas en el medio acuático, y
por tanto puede incrementarse el riesgo de EDA.23
En nuestro estudio, casi dos tercios de
los participantes señalaron haber experimentado EDA al menos una vez. Nadadores
con “análisis de riesgo y entrenamiento como rescatador” fueron los que más
frecuentemente presentaron una experiencia de EDA (26,6%) seguido de cerca por
los nadadores que dominan más de un estilo y tiene habilidades avanzadas de
flotación, con un 24,6%. Los resultados obtenidos inciden en la idea de que el
riesgo aumenta por el mayor tiempo de exposición. Los nadadores expertos
probablemente han tenido que pasar más tiempo para alcanzar ese nivel y por
tanto han vivido más situaciones de peligro durante su proceso formativo. Otro
aspecto relevante es que suelen nadar distancias más largas, de forma más
frecuente y durante más tiempo.16 Lo cierto es que ríos, playas o
piscinas con olas y/o corrientes es el entorno en el que mayor número de
respuestas indicaron eventos de EDA (72,4%) y es concordante con la literatura
científica sobre el incremento de riesgo por oleaje, maneras o corrientes de
retorno.3,24 Las corrientes representan uno de los mayores riesgos
para cualquier nadador, ya que la velocidad de su flujo puede alcanzar los 2
m/s en 100 m.3,25 Solo nadadores con un nivel muy alto puede nadar a
una velocidad de 2 m/s; por ejemplo, la velocidad media del récord mundial de 100
m en estilo libre es de 2,22 m/s. Un estudio británico mostró que los
socorristas no superan 1 m/s cuando alcanzan la zona de surf25, esto
es la mitad de la velocidad punta de una corriente de retorno. Parece razonable
concluir que, en circunstancias extremas, incluso los nadadores con los niveles
más altos de experiencia en agua podrían verse envueltos en un evento de EDA.
La diferencia entre hombres y mujeres
también es un factor a destacar en la categoría Saber nadar, analizar riesgo y
rescatar; Los varones indicaron tener el NCA más alto, pero en este nivel, por
cada EDA que sufre una mujer, los hombres tienen una probabilidad de 2,5 veces
más. Esta circunstancia puede deberse a que los nadadores en comparación con
las nadadoras, disfrutan de un mayor tiempo de exposición26, nadan
en espacios acuáticos naturales más frecuentemente, en solitario y/o por la
noche.26 Las mujeres han mostrado ser más prudentes en su percepción
de riesgo de ahogamiento, identificando mejor sus vulnerabilidades y, en
general, optando por evitar o prevenir el riesgo en mayor medida que los
hombres.21 Esta diferencia de género es susceptible de mayor
investigación.
Un hallazgo fundamental en este estudio
es que, tras sufrir una situación de EDA, un gran número de participantes
mejoraron su NCA, esto sugiere que la situación de estrés/distrés quizá haya
actuado como un desencadenante para mejorar sus habilidades acuáticas. Es
también posible que, en algunos casos, esto pudiera afectarles negativamente y
estas personas hayan decidido no entrar en el agua de nuevo como reacción al
evento traumático experimentado u, optasen por nadar en espacios más seguros.
Factores como la edad16 o la educación3 pueden mejorar la
percepción del riesgo y esto puede motivar a los nadadores en el incremento de
su competencia acuática. Numerosos estudios sugieren que los niños y jóvenes
adultos pueden obtener mejoras significativas de las habilidades con 10-20
lecciones de natación en un intervalo de 8 a 12 semanas.21,27
Participar en programas de natación es reconocido como una estrategia para
conseguir mejores NCA en niños28,29 lo que puede reducir el riesgo
de ahogamiento o sobrevivir cuando se encuentran en una situación de EDA, sin
embargo, también pueden incrementar la frecuencia de eventos de EDA.
Habitualmente el aprendizaje de la natación se realiza en aguas tranquilas
(como piscinas). Sus habilidades iniciales podrían provocar una falsa sensación
de seguridad, al no ser suficientes para enfrentarse a condiciones acuáticas
más complejas, propias de otros EA. La prevención es la estrategia más eficaz
para un disfrute de un baño seguro. Por todo esto es necesario incluir el
concepto seguridad acuática en el marco educativo30,31 que debería
complementarse con la adquisición de la mejor competencia acuática posible,
escoger entornos vigilados e implementar un plan nacional para la prevención
del ahogamiento ante el vacío legislativo existente en muchas comunidades.32
4.1.
IMPLICACIONES PRÁCTICAS
DEL ESTUDIO
En este estudio se han investigado las
experiencias de estrés/distrés acuático de un gran grupo de personas. A través
del desarrollo de una simple matriz de percepción de riesgo, es posible
demostrar que, en piscinas sin olas ni corrientes, una persona con un menor
nivel de competencia tiene un riesgo de 9,24 más de EDA que una persona con el
mayor nivel de competencia; mientras que, en embalses, lagos, ríos o playas con
olas y/o corrientes, el riesgo se incrementa en todos los niveles. Esta
información es muy importante para ilustrar el riesgo de los eventos de EDA y
la posibilidad de ahogamiento en diferentes entornos acuáticos. La Figura 3 es
la aplicación práctica más relevante de nuestro estudio. El diagrama muestra el
riesgo de EDA, para cada nivel de competencia acuática en cada espacio acuático.
Figura 4. Probabilidad
de EDA basada en el NCA y el EA.
4.2.
LIMITACIONES
Existen limitaciones en este estudio que
deben ser señaladas. El reclutamiento de los participantes se realizó mediante
redes sociales. Esta circunstancia puede provocar una brecha en personas de
mayor edad o en lugares con un acceso a internet más restringido. Las
respuestas obtenidas han sido de las personas que han sobrevivido a un evento
de EDA, sin embargo, este estudio no puede ofrecer las circunstancias que han
envuelto los EDA con resultado de muerte o morbilidad severa. En el
cuestionario no se ha preguntado por el tiempo de exposición a cada entorno
acuático. Futuras investigaciones deberían incluir este constructo ya que
posiblemente sea el factor explicativo de la alta incidencia de EDA en
nadadores expertos. Finalmente reseñar que los participantes señalaron su nivel
de competencia “percibido” y este podría no corresponderse a las habilidades
indicadas. Es posible que los participantes hubiesen, en algunos casos, sub o
sobreestimar su competencia actual o infravalorarla.
5. CONCLUSIÓN
El riesgo de ahogamiento está siempre presente
en cualquier entorno acuático y afecta a todos los bañistas en mayor o menor
medida. Este estudio encontró que tres de cada cuatro personas han
experimentado, en algún momento, una situación de estrés y/o distrés en el
agua, con riesgo real de ahogamiento.
En piscinas o espacios acuáticos
naturales sin olas ni corrientes, a mejor competencia acuática, menor riesgo de
ahogamiento. Sin embargo, el nivel de competencia acuática o condición física
no descartan el riesgo en entornos con olas y corrientes, y podrían generar una
situación de falsa seguridad, especialmente en los hombres. En los bañistas con
peores habilidades, el riesgo se incrementa exponencialmente conforme el
entorno acuático es más peligroso. El conocimiento de sus limitaciones es posiblemente
una de las mejores herramientas de prevención. Los nadadores que en algún
momento de su vida sufrieron un evento de estrés o distrés acuático, tienen una
tendencia a incrementar su nivel de competencia natatoria. La matriz de riesgo
del ahogamiento puede ser una herramienta importante en la prevención del
ahogamiento a través de una escala simple, accesible y visual.
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Número de
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Total references: 32 (100%)
Número de
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - vol. 22 -
número 88 - ISSN: 1577-0354