Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 11 - número 41 - marzo 2011 - ISSN: 1577-0354
Martínez-López, E.J.;
Redecillas Peiró, M.T. y Moral García, J.E. (2011). Grasa
corporal mediante bioimpedancia eléctrica en periodo
escolar y no escolar. Revista Internacional de Medicina y
Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 10 (41) pp. 77-94. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista41/artgrasa204.htm
ORIGINAL
GRASA CORPORAL MEDIANTE BIOIMPEDANCIA ELÉCTRICA EN PERIODO ESCOLAR
Y NO ESCOLAR
Body fat with electrical bioimpedance in the teaching and non-teaching
periods
Martínez-López, E.J.1; Redecillas
Peiró, M.T.2 y Moral García, J.E.3
1 Profesor Titular de Universidad. Departamento
de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal (Universidad de Jaén,
España. http://www4.ujaen.es/~emilioml/ emilioml@ujaen.es
2 Diplomada en Enfermería. Máster en
Investigación y Docencia en Ciencias de la Actividad Física y Salud. Hospital
San Agustín – Linares (Jaén). mayteredecillas@yahoo.es
3 Lcdo. en Ciencias de
la Actividad Física. Máster en Investigación y Docencia en Ciencias de la
Actividad Física y Salud. josevilches68@hotmail.com
Código UNESCO: 2402.04 Composición del cuerpo
Clasificación del Consejo de Europa: 9. Cineantropometría
Recibido 10 de octubre de 2009
Aceptado 17 de mayo de 2010
RESUMEN
Se pretende conocer si existen cambios
en la cantidad de grasa corporal de
los adolescentes durante el tiempo escolar y no escolar. Participaron 145 adolescentes de
educación secundaria. El 54,5% fueron varones y el resto mujeres, con un peso
medio de 59,67 ± 13,46 kg. y 60,53 ± 12,64 kg. respectivamente.
Se realizaron medidas de bioimpedancia eléctrica en tres momentos diferentes
(junio-septiembre-diciembre), utilizando para la obtención de resultados
finales la ecuación de ajuste de Deurenberg et al. (1991). La variabilidad de
grasa corporal fue tratada con análisis de varianza (ANOVA). Se encontró que
existen diferencias estadísticamente significativas en la cantidad de grasa corporal de los participantes entre junio y
septiembre, y junio y diciembre (p<0.001)
pero no entre septiembre y diciembre, con un aumento del 4,72% durante el periodo
vacacional, y de sólo un 0,41% durante el periodo escolar.
PALABRAS CLAVE: Actividad física, bioimpedancia
eléctrica, grasa corporal, obesidad juvenil, sobrepeso escolar.
ABSTRACT
This
paper study objectives are the changes at the body fat of teenagers between the
teaching and non-teaching period. 145 teenagers of two public high schools taken part in the research. 54.5% male his weight
was 13.89 ± 0.80, and the female weight
was 60.53 ± 12.64 kg. Measurements of the electrical bio impedance were
made at three different dates at June, September and December of 2007. The
results were obtained with Deurenberg et al.’s (1991)
equation. Variance analysis (ANOVA) was used for body fat variability.
Statistically significant differences in the sample’s body fat were found to
exist between June and September, and June and December (p<0.001),
but not between September and December, with a body fat increase of 4.72%
during the non-teaching period and 0.41% during the teaching period.
KEY
WORDS: Physical activity, electric bioimpedance, body fat,
juvenile obesity, school overweight.
INTRODUCCIÓN
La prevalencia de sobrepeso y obesidad en los países
desarrollados ha aumentado de forma alarmante. Según se desprende de los datos
de estudios epidemiológicos relacionados con la salud y la nutrición, durante
el año 2000 la media de prevalencia de obesidad en la población juvenil
adolescente de Estados Unidos se situaba en el 10,9%, duplicándose esta tasa
(22%) respecto al sobrepeso (Ogden et al., 2002). El anterior índice expresa
una tendencia creciente originada mucho antes, ya que en 1995 la prevalencia de
obesidad en edades juveniles se había doblado respecto a las últimas tres
décadas (Torgan, 2002; VanLandeghem, 2003).
A nivel mundial, los mayores índices de sobrepeso
calculados a partir del índice de masa corporal (IMC) en adolescentes de entre
13 y 15 años se alcanzan en Groenlandia (20,7%), EEUU (18,1%) y Canadá
(15,16%); y en países europeos como Malta (18,3%), España (15,1%), Grecia
(14,7%), Italia (13,1%) y Portugal (12,3%). Aunque en España la máxima
preocupación ocupa las edades de entre 6-12 años, con índices de obesidad del 16,1%
(Serra y Aranceta, 2001), un estudio llevado a cabo por la OMS en 35 países en
2002, situó a los jóvenes adolescentes españoles en el quinto puesto de mayor
prevalencia de obesidad (Mulvihill et al., 2004), con una tasa de sobrepeso de
21,5 y 11,1% en chicos y chicas respectivamente.
Hoy día, se considera a la inactividad física como
uno de los factores de riesgo más importantes para incrementar el sobrepeso
juvenil (McManus, 2000; Katzmarzyk, 2004; Lees and Booth, 2004; Santos, 2005), y
de hecho sólo una tercera parte de la propensión hacia la obesidad actual
podría ser explicada por los factores genéticos (Speiser et al. 2005). Los
resultados en los últimos años revelan que menos de la mitad de los
adolescentes son físicamente activos, y que la frecuencia de la actividad
física (AF) semanal baja con el avance de la edad de los sujetos, siendo la
reducción más importante en las mujeres (King y Coles, 1992; Roberts et al.,
2004).
Se ha
comprobado también, que el excesivo incremento de peso en el adolescente es un
riesgo para el aumento de la obesidad en la futura madurez (Whitaker et al.,
1997), ya que la probabilidad de que un individuo obeso de 6 años llegue a la
edad adulta con obesidad supera el 50% (Downey et al.,
(2004); y Chan et al., 2005). A su vez, el niño activo físicamente tiene una
mayor probabilidad de serlo también en la madurez, manteniendo su AF durante
mayor tiempo (Malina, 1996).
Ante
este panorama, diferentes investigadores han llegado a responsabilizar a la
escuela de la obesidad infantil y juvenil. Los motivos esgrimidos hacen
referencia a la excesiva permisión hacia el acceso a la bollería industrial y
bebidas azucaradas (James et al., 2004), favorecer las actitudes sedentarias en
el niño (Nader, 2003; Blasi, 2003; Levin, 2007), inadecuado diseño y dirección de los
programas de intervención docente (Campbell et al., 2005; Brug et al., 2005; Martínez-López et al., 2009a),
escaso apoyo administrativo y ratios elevados (McBride, 1993), y más
actualmente, falta de formación específica del docente (Irwin et al., 2003) y
déficit de las actitudes adecuadas en los educadores físicos hacia el alumnado
obeso (Stelzer, 2005).
A
partir de las consideraciones anteriores, pretendimos conocer la variabilidad
de masa grasa de los adolescentes en dos periodos diferentes: el periodo
escolar y las vacaciones de verano. A estas edades la educación es obligatoria,
todos los individuos están sometidos a una misma disciplina horaria, y durante
el tiempo lectivo reciben la misma influencia, así como las mismas obligaciones
y recomendaciones a la hora de hacer por ejemplo deberes, actividad física
extraescolar, etc. Por otra parte, durante el periodo vacacional de verano los
jóvenes no están sujetos a la obligatoriedad de un horario fijo diario, ni
reciben una influencia común, por tanto la actuación del individuo goza de
mayor libertad, aunque expuesta a múltiples variables medioambientales que no
sabemos cómo pueden contribuir a provocar cambios positivos o negativos en su
grasa corporal. La comparación de los dos periodos anteriores permitiría
conocer si realmente durante el tiempo escolar la grasa corporal del niño
aumenta, y en consecuencia a la influencia escolar podría atribuírsele parte de
la responsabilidad de esta epidemia.
Se
planteó como objetivo principal obtener medidas de grasa corporal mediante
bioimpedancia eléctrica (BIA) durante los periodos de vacaciones de verano y
escolar. El valor potencial de las medidas de BIA segmentaria, como valor de
estimación de la composición corporal en niños, ya quedó demostrada en el
estudio de Fuller et al., (2002). Más recientemente, Wright et al., (2008)
concluyeron que BIA, como medio para estimar la masa libre de grasa, es un
método rápido, indoloro, no invasivo y barato, siendo su uso muy adecuado tanto
para el uso clínico como para uso de estudios en escolares.
MÉTODO
Participantes
Participaron 145 adolescentes de educación secundaria,
con una edad media de 13,89 ± 0,80 años. El 54,5% fueron varones y el resto mujeres,
con un peso medio de 59,67 ± 13,46 kg. y 60,53 ± 12,64 kg. respectivamente.
El índice de masa corporal (IMC) promedio de los alumnos valorados fue de 22,86
± 4,30 kg/m2, y una masa grasa corporal media del 29,02 ± 8,61%. Los
estudiantes fueron clasificados también por normopeso (60,7%) y sobrepeso (39,3%),
así como en función de su morfología, según la percepción del profesor
observador, encontrando un 29% de endomorfos, 55,8% de mesomorfos,
y 15,2% de ectomorfos.
La selección de los participantes se realizó al azar
entre seis centros educativos ubicados en una población de 80.000 habitantes
perteneciente a la Comunidad Autónoma de Andalucía. Fueron apartados del
estudio aquellos individuos que manifestaron haber estado sometidos, durante el
periodo vacacional de verano, a disciplinas que incluyeran cursos de repaso de
actividades académicas o escolares con la consiguiente supeditación a horario
similar establecido, y los que llevaron a cabo cambio u abandono del centro
escolar. El experimento se realizó durante el curso 2007/08.
Para clasificar al alumnado con peso
normal y sobrepeso se utilizó el IMC. Los criterios de
Sexo |
Edad |
IMC (P85) |
Varones |
13 – 13,9 |
23,9 |
14 – 14,9 |
24,5 |
|
15 – 15,9 |
25,1 |
|
Mujeres |
13 – 13,9 |
22,6 |
14 – 14,9 |
23,1 |
|
15 – 15,9 |
23,6 |
Tabla 1. Puntos de corte
para clasificación de población juvenil española con sobrepeso a partir del
percentil 85. Fuente: Índice de masa corporal de la población infantil y
juvenil española. Estudio EnKid 1998-2000. Datos suavizados (Serra y Aranceta,
2004).
Para la clasificación del alumnado según su morfología
corporal (Sheldon, 1940), al profesorado colaborador
se le instruyó convenientemente y se les mostró una serie de dibujos de hombres
y mujeres que presentaban diferente morfología con objeto de que seleccionaran
el que a su juicio se correspondía con cada adolescente (Fig. 1).
|
|
|
|
|
|
Endomorfo |
Mesomorfo |
Ectomorfo |
Fig. 1. Clasificación de la
morfología establecida por Sheldon (1940) (elaboración propia).
Aparatos
El IMC es una medida que necesita del peso y la talla
para llevar a cabo su cálculo, se utilizó báscula ASIMED tipo B - clase III, y
tallímetro portátil SECA 214, ambas medidas se realizaron con el individuo
descalzo y ropa ligera. El contenido de grasa y masa libre de grasa se obtuvo
mediante medidas de BIA. Se utilizó el analizador corporal tetrapolar de
multifrecuencias DualSysten – SanoCare Human Systen,
con corriente < 1Ma y 7 frecuencias fijas de 1kHz hasta 150 kHz. DualSysten
incluye un rango de medida entre 20 y 200 omhnios, suficientemente amplio
para medir personas muy obesas, muy
delgadas, incluso enfermos de todo tipo, los cuales pueden tener valores de
resistencia fuera de la curva normal; además ha demostrado una precisión de la
impedancia muy alta, con un error de medida casi despreciable (0,2% a 1kHz y
Para el ajuste de las medidas de BIA al grupo de sujetos,
se ha utilizado una ecuación de regresión específica para poblaciones
inferiores a 15 años, con un coeficiente de correlación del 0,97 (Deurenberg et
al., 1991). La ecuación es la siguiente: MM= 0,406 x 104 x T2 (m) / R
+ 0,360 P + 5,580 T + 0,56 Sexo – 6,48.
Con R2 = 0,97, y EEE = 1,68 kg., donde MM: masa magra (kg.); T:
talla (cm.); R: resistencia (ohms); P: peso (kg.); EEE: error estándar de
estimación; Sexo: masculino = 1, femenino = 2; Edad: años.
Procedimiento
Cada individuo fue medido en tres ocasiones separadas por
tres meses. Para evitar la contaminación de los dos periodos comparados, las
medidas se llevaron a cabo en el mismo día de la tercera semana de junio
(medida I) septiembre (medida II) y diciembre (medida III), es decir, justo con
el comienzo del periodo vacacional de verano, comienzo escolar de septiembre, y
trascurridos los tres primeros meses escolares respectivamente. La medida III
tuvo carácter de control y fue decisiva para comprobar que el posible
incremento de grasa corporal durante el periodo vacacional de verano (II-I) no fue
debido a otros factores como por ejemplo la maduración del individuo.
En nuestra primera y segunda comunicación a padres/madres
(junio y septiembre) no informamos de la subsiguiente fase de medición debido a
razones de método en la investigación, la razón principal era evitar posibles
modificaciones de comportamiento en los niños, por ejemplo cambios de rutinas
sedentarias, de actividad física, o dieta del adolescente durante los
siguientes periodos vacacional y escolar.
Todas las medidas se llevaron a cabo
en dos Centros Educativos, donde se habilitaron dos salas con una camilla y el
equipo de medición. Las pruebas se aplicaron en el siguiente orden: peso,
talla, e impedancia eléctrica. Se contó con la autorización del Centro Escolar
y el consentimiento informado a los padres y/o tutores legales de los menores.
Todos los procedimientos estaban de acuerdo con la Declaración de Helsinki (2008).
En la aplicación de BIA se estableció
un protocolo que incluyó la necesidad de atender a varios requisitos previos a
la prueba, como no beber grandes cantidades de agua, no hacer deporte 12 horas
antes, o no ingerir alcohol las 24 horas previas; así mismo, el sujeto debía
desprenderse de todo objeto metálico, y fueron excluidos los alumnos/as que se
encontraban en proceso de medicación. La preparación del joven en el momento
del análisis partía de la posición decúbito supino sobre una camilla de
superficie no metálica, cuerpo relajado, miembros extendidos, y palmas de las
manos sobre la cama y cerca del cuerpo. Se utilizaron cuatro electrodos de
superficie, que se colocaron en la mano y pie izquierdos y con la siguiente
ubicación: un electrodo a nivel de las articulaciones metacarpofalángicas, el
segundo entre las apófisis estiloides cubital y radial; el tercero a nivel de
las articulaciones metatarsofalángicas y el cuarto entre los maléolos lateral y
medial del tobillo. La duración media de cada prueba BIA fue de 2 minutos (Fig.
2).
Fig. 2. Posición del cuerpo
y ubicación de electrodos en la pruebas de bioimpedancia eléctrica (elaboración
propia).
Variables dependientes y
análisis estadístico
Se utilizó como variables dependientes las medidas de BIA
(I = junio, II = septiembre, y III = diciembre) utilizando como variables
independientes la tipología corporal (normopeso y
sobrepeso), la edad (13,14 y 15 años), morfología
percibida (endomorfo, mesomorfo,
y ectomorfo) y el género. Se fijó cada una de las variables independientes,
considerando prioritario ofrecer información de las interacciones relacionadas
con la variable tiempo (I,II, III), y no los efectos
intersujetos como por ejemplo edad * sexo ya que este análisis utiliza el
promedio de I, II, III sin precisar los cambios entre las diferentes medidas en
el tiempo. El análisis de medidas repetidas se realizó mediante el Modelo
Lineal General. La variabilidad de grasa corporal fue tratada con análisis de
varianza (ANOVA), utilizando como ajuste del intervalo de confianza en el
análisis post hoc la prueba de diferencias mínimas significativas (DMS). El
criterio de rechazo fue establecido en p<0,05.
RESULTADOS
El análisis de los resultados de BIA, mediante la
ecuación de Deurenberg et al., de las tres medidas repetidas expresó un efecto
principal con diferencias significativas en I, II, III, F(2,276)
= 12,03, media cuadrática del error (MCE) = 9,77, p<0,001. De una forma más detallada, se encontró que existen
diferencias estadísticamente significativas en la grasa corporal de los
participantes entre junio y septiembre, y junio y diciembre (p<0.001) pero no entre septiembre y
diciembre (Fig. 3). Se encontró un aumento de la GC del 4,72% durante el
periodo vacacional, y de sólo un 0,41% durante el siguiente periodo escolar.
Fig. 3.- Variabilidad de grasa corporal de los adolescentes en
los tres momentos temporales. Resultados generales.
El análisis de varianza por Tipología, reveló un efecto de
interacción de la variable Tiempo (I, II, III) F(2,154)
= 7,71 MCE (7,60) en los sujetos normopeso. Más detalladamente, se encontraron
diferencias entre junio y septiembre (p<0,01)
y junio y diciembre (p<0,001) pero
no entre septiembre y diciembre (Fig. 4). Quedó de
manifiesto que los adolescentes normopeso incrementan en mayor medida (6.9%) su
porcentaje graso a lo largo del periodo vacacional, reduciéndose este hasta el
-0.11% al final del periodo escolar siguiente. Este aumento estival de GC es
superior al que sufren los estudiantes con sobrepeso, los cuales, aún sin ser
estadísticamente significativo (p=0,200),
incrementaron la GC sólo un 3,20%. En los sujetos sobrepeso no se halló
ninguna diferencia significativa entre medidas I, II y III ni respecto a la
edad ni al sexo.
Fig. 4.- Variabilidad de grasa corporal del alumnado
normopeso en los tres momentos temporales.
Con respecto al sexo, aunque hubo
un aumento más acelerado de la GC durante el verano, con un 5,17 y 5,40% en
chicos y chicas respectivamente, y de sólo un 0,45 y -0,14% durante el periodo
escolar, las diferencias solo fueron estadísticamente significativas entre junio y diciembre, y no entre los
periodos de interés (vacacional y escolar) (Tabla 2).
Con respecto a la edad, en los individuos de 14 años se
encontró un efecto principal Tiempo F(2,90) = 6,64 (MCE
= 12,24) con diferencias entre II-I y III-I (Tabla 2). En la anterior edad, se
obtuvieron los mayores incrementos de grasa corporal
durante el periodo vacacional (7,47%) con un aumento neto de 2,03 puntos de GC.
También se halló una
interacción Tiempo * Tipología F(2,102) = 5,80 MCE = 4.81,
y más concretamente en los alumnos de 13 años normopeso (n=37), F(2,70) = 6,58
(MCE = 4,57) con diferencias significativas entre II (25,32 ± 7,64) y I (23,31
± 6,37) (p<0,01) y entre III
(23,86 ± 6,66) y II (p<0,05). En
términos porcentuales, se comprobó que el aumento de grasa durante el periodo vacacional
fue más acelerado (7,9%), desapareciendo casi en su totalidad (-6,12%) durante
el siguiente periodo escolar (Fig. 5).
Fig. 5.- Variabilidad de grasa corporal durante los tres
momentos temporales en los alumnos de 13 años normopeso.
El análisis de varianza tras
segmentar la muestra en función de la morfología autopercibida, expresó
diferencias significativas en los mesomorfos F(1,75) = 21,85 (MCE = 7,53) entre el periodo junio y
septiembre, pero no entre septiembre y diciembre (Tabla 2). Se encontró que
estos aumentaron un 6,49% (p<0,001)
su grasa corporal durante el verano, y sólo un 1,08 (p>0,05) durante el posterior periodo escolar (Fig. 6). No se
hallaron diferencias significativas en los sujetos endomorfos ni ectomorfos.
Fig. 6.- Variabilidad de grasa corporal durante los tres
momentos temporales en los alumnos mesomorfos.
En la Tabla 2 se incluyen los
valores promedios generales de grasa corporal con BIA y desviación estándar a
partir de la ecuación de Deurenberg et al. (1991), los resultados diferenciados
por género, tipología, edad y morfología, así como el diferencial de grasa
corporal en cada periodo.
% Grasa corporal (BIA) (ecuación de Deurenberg et al., (1991) |
JUNIO (I) |
SEPTIEMBRE (II) |
DICIEMBRE (III) |
VARIABILIDAD DE GRASA CORPORAL |
|||||
MEDIA |
DT |
MEDIA |
DT |
MEDIA |
DT |
II-I |
III-II |
III-I |
|
Grasa
corporal (n=145) |
28,06 |
9,22 |
29,45 |
9,18 |
29,57 |
8,85 |
1,38*** |
0,12 |
1,51*** |
Chicos (n=78) |
23,12 |
6,42 |
24,38 |
6,83 |
24,49 |
6,81 |
1,26 |
0,11 |
1,37** |
Chicas (n=67) |
33,97 |
8,60 |
35,91 |
7,61 |
35,77 |
6,90 |
1,93 |
- 0,13 |
1,80** |
Normopeso (n=86) |
23,55 |
7,59 |
25,3 |
7,73 |
25,27 |
7,82 |
1,75** |
- 0,03 |
1,72*** |
Sobrepeso
P85 (n=56) |
34,61 |
7,54 |
35,72 |
7,67 |
36,23 |
5,40 |
1,11 |
0,51 |
1,62 |
13 años (n=55) |
26,91 |
7,60 |
27,90 |
7,66 |
27,20 |
7,50 |
0,99 |
- 0,70 |
0,30 |
14 años (n=50) |
25,13 |
8,03 |
27,16 |
7,87 |
27,93 |
7,45 |
2,03* |
0,77 |
2,77** |
15 años (n=37) |
33,73 |
11,00 |
35,22 |
10,92 |
36,05 |
9,42 |
1,47 |
0,85 |
2,32 |
Endomorfos (n=42) |
35,01 |
8,51 |
35,65 |
8,96 |
35,86 |
6,61 |
0,64 |
0,21 |
0,85 |
Mesomorfos (n=76) |
25,64 |
7,75 |
27,42 |
7,83 |
27,72 |
8,13 |
1,78*** |
0,30 |
2,08*** |
Ectomorfos (n=21) |
22,54 |
8,21 |
24,69 |
8,58 |
24,43 |
8,36 |
2,15 |
- 0,26 |
1,89 |
Tabla 2. Valores promedio de grasa corporal y
desviación estándar a partir de bioimpedancia eléctrica. Resultados generales y
diferenciados por género, tipología
(normopeso, sobrepeso), edad y morfología percibida. *p<0,05, **p<0,01,
***p<0,001.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Los resultados de bioimpedancia
eléctrica obtenidos en el presente estudio expresaron un aumento acumulado de
grasa corporal de los escolares de 1,51 puntos porcentuales entre los meses de
junio y diciembre, de los cuales, casi la totalidad (1,38 unidades) se
adquirieron durante el periodo vacacional de verano. Así mismo, se comprobó que
este hecho afecta por igual a chicos y chicas, y en mayor medida a los
adolescentes normopeso, que alcanzaron un incremento de GC durante el periodo
vacacional de 0,58 unidades de grasa/mes frente a las -0,01 unid/mes del
periodo escolar, y a los adolescentes clasificados como mesomorfos.
Aunque la gran cantidad de criterios utilizados para
definir la obesidad juvenil hacen muy difícil la comparación de los diferentes
estudios (Murray, 2007; Wang, 2002), los resultados expuestos
anteriormente corroboraron los obtenidos por Hippel et al. (2007), donde el
aumento de grasa corporal de los participantes fue mayor durante las vacaciones
de verano, de hecho, aumentó dos veces más rápido que durante el periodo
escolar, pasando de 0,020 unidades de IMC/mes a 0,076 durante las vacaciones de
verano. No obstante, aunque el objetivo principal del anterior estudio coincide
con el presente, hay también grandes diferencias ya que Hippel et al. utilizaron como medida de comparación exclusivamente el IMC,
y se llevó a cabo no con adolescentes sino con niños de primera infancia.
Nuestras
estimaciones de grasa corporal mediante BIA, han puesto de relieve que los
sujetos con sobrepeso y características endomorfas se regulan mejor durante el
verano que los adolescentes con normopeso. Este resultado es divergente con las
conclusiones de Hippel et al, aunque la diferencia de edad de las muestras
implican múltiples variables físicas y psicológicas que estarían por estudiar,
y podrían ser clave para encontrar una explicación, ya que en las primeras
edades la masa libre de grasa constituye el 85% del peso del cuerpo y varía
considerablemente en la maduración (Maynard et al., 2001). Además, durante la
adolescencia se producen importantes cambios corporales como aumentos
considerables de grasa en unos o materia magra en otros, sin embargo no siempre
se modifica la altura. Esto genera imprecisión en la interpretación del IMC que
las medidas de BIA solventan ya que la estimación del índice de carne magro y
grasa se ajustan al tamaño del cuerpo del individuo (Wright et al., 2008).
Para alcanzar una explicación de este hecho, sería
necesario atender a variables relacionadas con las diferencias estacionales,
que pueden afectar al deseo y oportunidades para la actividad física (AF) al
aire libre; variaciones en el metabolismo derivadas de la temperatura ambiental;
alimentación etc. También es necesario considerar la inclinación de las
respuestas que el alumnado con sobrepeso realiza respecto a cuestiones
relacionadas con su imagen corporal, salud y bienestar, actividad física, o sedentarismo.
En cualquier caso, consideramos que la principal diferencia que separa el
periodo vacacional del resto del año está determinada por la escuela y todos
los condicionantes que conlleva, sobre todo la regulación de la actividad
física escolar y extraescolar.
Aunque no abundan los estudios llevados a cabo sobre el
papel de
Sin embargo, hay que añadir que aunque está ampliamente
aceptado que el bajo nivel de actividad física juega un papel importante en la
patogénesis de la obesidad, la realización de ejercicio físico, de forma
exclusiva, no es suficiente para perder peso (Lawton, 1993; Whitaker et al.,
1997), siendo más recomendable en jóvenes adolescentes una acción simultánea de
dieta y ejercicio, con pérdidas de peso de entre 5 y 10% durante un periodo de
4-6 meses. La Conferencia Ministerial Europea para el estudio
de la obesidad (2006), reconoció como una norma, en el estilo de vida, la dieta
y
La adquisición más acelerada de grasa
corporal de los adolescentes durante el periodo vacacional es un hallazgo que
podría liberar a la influencia escolar de ser en buena medida responsable, tal
y como han defendido varios autores (McBride, 1993; Nader, 2003; Blasi, 2003; Irwin
et al., 2003; James et al., 2004; Campbell et al., 2005; Brug et al., 2005; Stelzer, 2005; Levin, 2007) de
esta epidemia. Sin embargo, aunque consideramos
que estos resultados pueden contribuir en buena medida a hacer justicia
y a reforzar positivamente el trabajo realizado desde la Educación Física hacia
la prevención y tratamiento del niño obeso, hay que ser cautos al interpretar
los datos, sobre todo con aspectos relacionados con la fiabilidad de la medida.
Por una parte, debido a la incosistencia de los índices segmentarios, ya que
estos podrían ser sólo representativos de los segmentos particulares aunque
expresan valores para la composición de todo el cuerpo; la existencia de una
gran variación tanto inter-individual como respecto a variables como peso o
talla, etc… (Fuller et al., 2002); y la dificultad de colocar los electrodos en
el sitio más adecuado (Cornish et al., 1999). Además, algunos autores coinciden
en que en el método BIA, utilizando un aparto portátil, se pueden obtener un
menor porcentaje de adolescentes con obesidad que cuando se compara con otras
medidas como pliegues cutáneos (Hannon et al., 2006). Por otra parte, los
resultados finales de BIA pueden estar mediatizados en buena medida por el tipo
de ecuación utilizada. Aunque en este caso se ha empleado formula de Deurenberg et al (1991)
por su buen ajuste a las edades de los participantes, sin embargo son muy
variadas las formulas de uso común en investigaciones (Cordain et al, 1988;
Schaefer et al., 1994; Houtkooper et al, 1996). Finalmente,
al no existir una ecuación de uso universal, que pueda ser utilizada
independientemente de la edad, sexo, origen étnico o estado nutricional del
sujeto investigado, las mediciones de masa grasa determinadas por los
diferentes aparatos de impedaciometría bioeléctrica, podrían ser válidas tan
solo para la población en que fueron obtenidas.
A
pesar de estas limitaciones anteriores, también son muchos los autores que
recomiendan el uso BIA para evaluar la GC en estudios epidemiológicos,
considerando que esta última tiene una
alta precisión, con la ventaja de no estar sujeta al error del
examinador, además de ser una técnica simple, rápida y con gran aceptabilidad
en niños (Tyrrell, et al, 2001; Parker et al., 2003; Meredith & Welk, 2005;
Hannon et al., 2006). Además, debido
a que los elevados índices de mortalidad están asociados a la proporción de GC
del individuo, y no tanto a los resultados de IMC (peso/talla2), el
análisis con impedanciómetro han adquirido una relevancia progresiva,
demostrando su potencial en la estimación de grasa corporal en estudios con
jóvenes y adolescentes.
En conclusión.
Las vacaciones de verano son un periodo de riesgo serio en los adolescentes que
contribuye al aumento del sobrepeso. Este acumulo de grasa corporal afecta
principalmente a los individuos con peso normal y con características
mesomorfas, obteniendo una mayor regulación los adolescentes con sobrepeso y
los clasificados como endomorfos.
Durante el
periodo escolar se produce una desaceleración del incremento de grasa corporal
en los adolescentes respecto al periodo no escolar, no encontrándose
diferencias en este periodo entre los miembros se ambos géneros y edades, así
como en los normopeso y sobrepeso, y los clasificados en función de la morfología
percibida.
Podríamos
afirmar que la escuela no solo ayuda a combatir el complejo problema de la
obesidad juvenil, sino que en buena medida este problema sería aún mayor si no
fuera por esta.
Sin embargo,
quedan aún por investigar muchos aspectos que podrían contribuir a aproximarnos
a la solución real. Por ejemplo, iniciar estudios longitudinales y comparativos
con nuevas fórmulas de ajuste en bioimpedancia, y medidas adicionales como IMC,
pliegues cutáneos, cintura-cadera…; utilizar muestras mayores y representativas
de poblaciones; obtener información, en periodos escolar y no escolar,
relacionada con los comportamientos de los adolescentes, tipo de dieta,
utilización del tiempo libre, prejuicios sociales percibidos, satisfacción de
vida, imagen corporal, etc; y finalmente, estudios de meta análisis y revisión
de acciones programadas por la administración y la educación física en los
países desarrollados para combatir la obesidad.
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Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte- vol. 11 - número 41 - marzo 2011 - ISSN: 1577-0354